Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Partida] 3.0: La Isla Misteriosa

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04/07/2016, 11:42
Seltyiel

Avanzaron según el orden acordado, Selt cada vez más tenso y preocupado. Había demasiados detalles que no cuadraban, demasiadas cosas anómalas. Por alguna razón aquello le trajo a la mente a Nheran. Extraño. Había pensado más en él desde que se uniera al grupo de la capitana que en todos los años anteriores desde que huyera de su supuesta muerte.

¿Qué era lo que decía Nheran? "A cuanto más realidad enfrentamos, más nos damos cuenta de que la irrealidad es el programa principal del día". Je. Oportuno, en aquellas circunstancias tan bizarras.

Selt intenta desligarse mentalmente de aquellas distorsiones, ya habían sufrido daños más que suficientes hasta ahora. Aquello no tenía sentido, no, pero… mira de reojo a la capitana, para ver si ella le encontraba sentido.  Estaba pálida, decidida y preciosa. Selt podía admirar a gente con aquel carácter. Los ojos de Selt se desvian hacia Marcus. Otro que tal, era de esa clase de gente tan rara de encontrar en Puerto Enigma. Selt podía admirar eso también. Hacía falta ser una persona especial para mantener ese carácter viviendo en una ciudad así. Pero el reverso de aquello es que al humano le faltaba la perspectiva de los que habían visto su vida acorralada de verdad. Selt no sabía mucho de la capitana, pero había algo duro en ella, detrás de todos esos escrúpulos y compasión, que le daba la impresión de que ella sí entendía esa parte de la vida.

-Algún día -le dice a Naewen, aunque aun miraba a Marcus-, tienes que explicarme por qué escogiste este tipo de vida. Podrías estar en cualquier parte, y diría que casi todas serían mejores que sitios como éste.

Pero entonces Marcus les da el alto y señala una serie de runas escritas con sangre. Selt se pone tenso, el recuerdo de Nheran estaba demasiado reciente, pero enseguida se da cuenta de que no estaban escritas en aklo. Magia varisia, magia corriente. Aun tenían un poco poder en ellas, no mucho, apenas el eco de un eco. Pero lo milagroso era que aun retuviesen algo, después de tantos años. Las runas varisias no eran como las thassilonianas. Selt había visto runas del antiguo imperio que retenían todo su poder incluso después de miles de años, aguardando en antiguos monumentos al arqueólogo o aventurero imprudente. La magia actual no era así y menos aquel tipo de runas, que parecían escritas en caliente en respuesta a una amenaza, no pensadas para perdurar y menos resistir años, no eran símbolos de permanencia.

No hubo tiempo para más consideraciones ni análisis más detallados. A pesar de que no había bajado la guardia, aquel nuevo reflejo, o lo que fuera, le golpeó con fuerza. Selt se encoge en un reflejo instintivo, observando la escena. Aquella Morta, vaya carácter. Selt sonríe a su pesar, una sonrisa de la que no se da ni cuenta. Era como Naewen o Marcus. Leal hasta la muerte. A Selt no le gustaban las traiciones, creía que eran ineficientes y sentaban malos precedentes, pero no creía que tuviera esa fuerza de voluntad, esa fortaleza para morir por sus compañeros. Claro estaba que Selt no tenía a nadie que le importara de verdad desde hacía décadas. ¿Si lo tuviera sería capaz de aquello? Selt no estaba seguro de ello, valoraba en mucho su propio pellejo. Pero podía admirar aquello en otros, je. Al menos eso sí.

Mientras pensaba aquello no dejaba de observar, y por un lado sentía que su pulso se aceleraba en simpatía con lo que estaba sufriendo aquella gente del pasado, por otro ansiaba que avanzase la escena, que no se cortaba demasiado pronto, que progresara hasta lo que sin duda iba a ser una horrible conclusión para que ellos pudieran entender lo que estaba pasando allí. Pero Selt tiene que apartar la vista cuando… aquello… aquel horror… carga contra la barrera rúnica. Selt de nuevo siente aquella disociación que había sentido antes, y esta vez la reconoce, era cómo se sentía cuando ayudaba a Nheran en algunos de sus extraños rituales. Pero peor, mucho peor. Selt se lleva las manos a la cabeza, ansiando que el dolor cese, lamentando haber deseado ver el final de aquella escena, maldiciendo a la cosa esa, pero todavía más maldiciendo a su propia ignorancia.

Selt siente un impulso oscuro, arrollador, de cargar contra la barrera. Una influencia externa, bien sabía él cómo cuando se jugaban con cosas como las que estaban pasando allí (vuelve a pensar en Nheran una vez más, cada vez de peor humor), se te podían meter pensamientos y deseos en la cabeza. Pensamientos, je, nada coherentes y racionales. Algunas veces de rondón, como ladrones furtivos, pero otras veces, como aquella… con la fuerza de un ariete golpeando contra su sentido común. Selt se cierra en banda. No, no, no. Se había vuelto un experto en negación cuando estuvo con Nheran. Había tantas cosas entonces que no le gustaban un pelo.

El impulsó pasa, y Selt se queda débil y tembloroso como un gatito recién nacido. Maldita sea. Marcus les mira a todos. Selt le devuelve la mirada, queriendo insistir que lo mejor sería marcharse de allí. Pero ante aquella mirada, Selt se raja, un poco fastidiado por la entereza del humano.

-¿Qué… está… pasando… aquí? -jadea, casi escupiendo las palabras, cuando todo aquello pasa, dejando tan solo un leve dolor de cabeza, mucho estrés y la tensión por las nubes. Ah sí, y el estomago revuelto otra vez. Traga saliva, decidido a no volver a vomitar. Además, ya no había nada que echar para afuera-. Si fuéramos gente sensata saldríamos por patas de aquí lo más rápido que pudiéramos. Esto va a acabar con nosotros. Cada vez va a peor. Hay algo que se ha roto en este lugar. Es como si las leyes de la realidad no funcionaran bien.

Pero Selt sabía que la capitana no renunciaría, era esa clase de personas que llevarían hasta el final lo que habían empezado. Ya era raro que hubiera aceptado no seguir a los drows allá en la isla. Claro que aquello había sido un desafío de los drows, una invitación descarada a seguirles a su propio terreno. Naewen era curiosa, no estúpida. Pero esto, esto era un misterio, algo que ella no entendía. Y ella querría entender, siempre. Por muy peligroso que fuera.

Vuelve a maldecir en voz baja, pero sigue a sus compañeros a la siguiente habitación. -Esto es una puñetera locura -le dice a la semiorca, casi exhausto emocionalmente. Pero aprieta los labios. Si Marcus podía hacerlo, él también podía.

Ah. Selt se para en seco al entrar en la siguiente habitación, una habitación que mostraba signos de la misma violencia devastadora que habían podido presentar antes. Intenta no pensar en qué clase de criatura era la que podría haber producido esos garrazos en las paredes, qué clase de criatura era la que casi había acabado con su racionalidad sólo por entreverla un momento. Era una criatura que no querría conocer, definitivamente. Pero allí estaba el misterioso amigo de la cubierta, en compañía de dos tipos más.

A Selt no le gustaron nada, pero que nada.

Hubiera preferido no acercarse, pero Naewen acepta la invitación sin dudarlo. Cómo no. Visto lo visto, la sigue con presteza, poniéndose a su lado. Para defenderla, en parte, para… no ser menos que otros, en parte.

"No me gustáis, amigos", piensa, con la vista fija en los desconocidos. Pero al menos obtendrían respuestas. Ya iba siendo hora de enterarse de qué estaba pasando allí.

Notas de juego

espero a que colgueis la conversacion para poner mis impresiones de eso

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04/07/2016, 14:42
Naewen

-Puedo preguntar... ¿dónde aprendiste de estos temas? -inquirió Seltyiel.

Naewen suspiró ante aquella pregunta. -No es momento para hablar del pasado. Pero aprendí en Nex. Ya te dije que mi Viaje me llevó hacia el sur. Me enseñó una mujer llamada Kamaljit, aprendí mucho de ella en esa época, no sólo de estas cosas. Es… -corrigió su frase-: De ella obtuve una de mis copias del Sombras de lo fue y será, la más completa.

El tono de la maga indicaba que no quería hablar de ello. El nombre de Kamaljit había salido durante la conversación con Roth, a propósito del Libro de Serpientes, Cenizas y Semillas: sombras de lo fue y será, pero ni entonces había querido expandirse sobre ella, ni quería hacerlo ahora. Su expresión se cerró, nublándose, pero acarició distraídamente a su familiar, que le estaba mordiendo la oreja en uno de sus ademanes de ánimo. Se sintió aliviada cuando la conversación cambió de dirección.

La elfa se encogió de hombros ante lo del sueño lúcido. Quizá sí, quizá no. En el fondo no creía que fuera eso, pero quien sabía.

-¿Qué cuernos es eso? ¿Puede ser nigromancia, una muy poderosa? ¿Leng?, ¿sueños lúcidos? ¿Me estáis tomando el pelo? -preguntó Air'his, evidentemente superada por aquella situación. Aerilaya sonrió con un poco de ironía, porque ella no la entendía mucho mejor que la semiorca.

-"Eso" es la luna que pende sobre Leng, un plano de confluencia donde los sueños y las pesadillas tienen mucha influencia. Normalmente no se llega a Leng físicamente, sino en sueños, de ahí la hipótesis de Seltyiel. Podría ser, pero… no creo. Y no, esto no es necromancia. Ojalá fuera necromancia -añadó, enigmáticamente-. Sería más fácil de arreglar.

Se puso en camino, obligando con ello a que Marcus lo hiciera también, ya que iba a ser la nueva vanguardia del grupo. Tenía curiosidad por saber qué pasaba allí. Era peligroso, sin duda, pero a menudo los misterios más fascinantes lo eran. Una no podía dejar que el miedo se interpusiera en el camino del aprendizaje. Y aquello era algo realmente extraño; nunca había visto algo así. Las anormalidades y detalles extraños empezaban a amontonarse, y Aerilaya se fue sintiendo cada vez más recelosa, aunque, también, fascinada.

Algo en aquello, no sabía qué, le quería recordar algo. No podía precisar el qué; no lograba traerlo a la mente, pues era más bien como una impresión vaga y apenas rememorada, algo así como la huella que deja un sueño justo tras despertar: fragmentos de impresiones y emociones rápidamente evanescentes. No era algo como lo que estaba pasando allí, eso lo sabía aunque no lograra recordarlo, pero… era algo igualmente extraño y anómalo. Aerilaya casi quiso llorar de frustración, porque la impresión que le dejaba era de una intensa pena y urgencia, pero no tenía nada para explicarla, solo recuerdos fragmentarios que ya se habían desvanecido de su memoria. Maldita fuera su muerte y la amnesia que la había seguido. Aerilaya odiaba, realmente odiaba, no poder recordar. Y más porque las cosas que realmente hubiera querido olvidar seguían grabadas a fuego en su cerebro, inalteradas por aquella amnesia tan irritante. De tener que perder parte de su pasado, ¿no podía ser la parte que tanto detestaba?

La maga apartó a un lado aquellos pensamientos y emociones. No era momento para intentar recordar lo que había olvidado, ni para sentir frustración por ello, o peor, para recordar lo que sí habría querido olvidar, incluido quien había sido la causante de su muerte. Y hubiera o no un paralelismo distante con aquellos fragmentos de recuerdos y la situación actual, dudaba que nada en su experiencia pudiera explicar lo que estaba pasando allí. Era demasiado extraño.

Aerilaya frunció el ceño. Seltyiel se la había traído a la mente con su pregunta, pero hubiera sido inevitable pensar igualmente en Kamaljit. ¿No le había hablado en una ocasión sobre desgarros en el tejido de la realidad? Aerilaya se preguntó si no era lo que estaría pasando allí. Tal vez no estuvieran ante destellos del pasado, meros reflejos de lo que había pasado allí. Tal vez estuvieran ante momentos del pasado. Una posibilidad inquietante, pues eso indicaría que al menos una constante universal habría recibido un buen golpe, uno lo suficientemente grande para que se deformase ligeramente. Pero la más mínima deformación era inquietante cuando se trataba de uno de los pilares que sostenían la realidad.

Si era el tiempo lo que funcionaba de forma anómala, estaban fastidiados… Aerilaya deseó estar siendo paranoica, y que todo aquello fueran extraños reflejos psíquicos. Seguro que habría alguna rara condición que ella no conocía y que permitiera que se apilasen de forma absurda; ella no era una experta en eso. Sí, que fuera eso…

"Por mucho que desees algo no se va a hacer realidad, ¿sabes?", le pinchó Aerel en su mente, en privado. "Aunque te estás precipitando en construir hipótesis sin datos suficientes. Eso es verdad"

"Cuando no hay datos para una teoría auténtica, tenemos que conformarnos con simples hipótesis, pequeño. Pero me pregunto qué pintaba ahí el azlanti. Seguimos sin tener la más mínima de idea acerca de eso", le respondió Aerilaya, aunque agradeció la intervención de Aerel. Nadie sabía centrarla como él.

-Algún día tienes que explicarme por qué escogiste este tipo de vida. Podrías estar en cualquier parte, y diría que casi todas serían mejores que sitios como éste -le dijo Seltyel, y Aerilaya sonrió, agradeciendo esta vez la pregunta. Era mejor que romperse la cabeza intentando desentrañar aquel embrollo.

-La escogí porque quería el mundo, todo el mundo, sin trabas ni cortapisas. Mi vida entre los elfos habría sido… limitada. Si me hubiera enraizado en una sociedad humana, hubiera sido una piedra rechinante, alguien que no encajaría tampoco. Pero esta vida me permite lo que siempre he deseado: aprender, ir más allá, descubrir.

La maga se volvió para sonreír a Seltyiel. -Es peligrosa, sí. A veces es un asco. Pero es la única vida donde cada vuelta de esquina es un nuevo descubrimiento, donde llegas a sitios donde nadie ha estado antes. Es la única vida que te permite recuperar lo que se ha perdido con el tiempo, y ver cosas tan extrañas que te permiten pensar en lo que nadie, o muy pocos, han pensado antes. Es una vida de descubrimientos, Seltyiel, antiguos y nuevos. Es una vida que me permite innovar. Por eso la escogí.

Aerilaya vuelve a centrarse en el camino ante ellos. -Incluso esta situación, tan mala y estresante como es, tan peligrosa… entender lo que pasa aquí me permitirá entender algo nuevo. Estoy segura. Solo por esa oportunidad, ya merece la pena el viaje hasta aquí.

Y entonces Marcus les señaló aquellas runas varisias…

Aerilaya se las quedó mirando. No tenía experiencia en la magia varisia, dado que sus viajes la habían llevado por lugares bastante más distantes, pero podía interpretarlas gracias a sus estudios más recientes. La maga se volvió hacia Seltyiel, aunque antes de que pudiera decirle nada, otra visión irrumpió, y ella se concentró en observar y al mismo tiempo, intentar que no la afectase mentalmente. Aunque era portentosa la forma que ella estaba resistiendo, a juzgar por el desgaste y la tensión que veía en los rostros de sus compañeros.

Sintió solidaridad ante aquella pobre gente condenada, pero le gustó la forma en que reaccionaron, a la manera de los mejores grupos aventureros que había conocido. Podría decirle a Seltyiel que aquella era otra de las razones por las que había escogido aquella vida. Aquella clase de vínculos… solo se creaba con una vida como aquella, donde la vida de todos dependía de la de los demás. Pero no lo dijo. Aerilaya observó en silencio, intentando ser objetiva y mantener su empatía a raya. Y dando un respingo sobresaltado cuando aquel horror apenas entrevisto cargó contra la barrera rúnica.

Aerilaya lanzó un suspiro de alivio cuando la visión se rompió, pero se recuperó casi de inmediato. Se dio cuenta que no así sus compañeros, que parecían mucho más afectados que ella. Aunque aquello todavía no había terminado. La maga se tensó al ver activarse las runas, y buscó frenéticamente la fuente de la que estaban extrayendo su energía. Peor, la sensación que se coló en su mente, aquel impulso apremiante… Aerilaya se sintió repentinamente irritada. Odiaba que intentaran controlarla. Rechazó aquel impulso con más rabia que fuerza de voluntad.

El impulso pasó, y las runas estallaron de forma inocua. Aerilaya recuperó su serenidad.

-Bien… eso ha sido interesante, lo admito. Supongo que eso es lo que está detrás de todas estas rarezas y la matanza que hemos podido observar. Ahora queda encontrar qué es lo que hay detrás de ese bicho horrendo.

Siguieron. De alguna manera, Aerilaya no se sintió sorprendida por los seres que les estaban esperando en la habitación. Después de todo, estaban esperando encontrarse con el que habían visto antes. Aunque la invitación resultó ser… sorprendentemente civilizada. Agradablemente civilizada, aunque, claro, engañosa.

Aerilaya sonrió, una sonrisa que no tenía nada de diversión y ni siquiera estaba destinada a aquellos seres. Era más bien autocomplaciencia. Respuestas, al fin.

Se adentró en la habitación sin dudarlo, aceptando la invitación. Su rostro recuperó una expresión serena e insondable. A pesar de que estaba presta a reaccionar a una amenaza, no sería ella quien desperdiciase aquella oportunidad. Se sintió complacida cuando Marcus la imitó, situándose a su lado en actitud protectora.

-Buenos días, caballeros -saludó con desenvoltura, aunque no pudo menos que sentirse sorprendida cuando el último hombre la interpeló usando su nombre.

¿Así que jugando con ventaja, mm? Aerilaya sonrió, y se dispuso a intentar obtener toda la información que pudiera.

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04/07/2016, 18:49
Director

CHARLA del jueves 30/06/2016

[Tercer_hombre] - ¿Les apetece entrar y charlar un rato damas y caballeros?- Os preguntó con su rostro completamente con una educación y una amabilidad impecable que os pusieron la piel de gallina.

* Marcus lanza un rápido vistazo a Naewen y espera que ella decida si hablar o no con esos tres hombres, aunque supone cuál será la reacción de la elfa.

* Naewen se adelanta un paso, mirando con semblante impasible a los tres extraños... y tan extraños. Aunque por dentro arde de curiosidad y sabe que allí va a haber tomate...

‹Naewen› -Buenos dias, caballeros.

[Tercer_hombre] - Naewen Mystivvin, como siempre fiera y de cabeza al enigma.- Dijo sonriente.

‹Naewen› -Siempre he preferido el dialogo a alternativas más... bastas.

‹Naewen› -Veo que nos conocéis, aunque yo al menos no puedo presumir de lo mismo.

[Tercer_hombre] - Pero pasen pasen, aunque ya nos disculparán por el desorden, me temo que venia con la sala.

‹Naewen› -¿Podemos esperar una presentación, al menos?

* Naewen mira a Marcus, como indicando que estuviera alerta, pero pasa al interior con osadía.
* Marcus se adelanta otro paso situándose junto a Naewen. No hace ademán de envainar su arma pero la baja para intentar no resultar amenazante.

[Tercer_hombre] - Solo por referencias, después de todo has hablado antes con los nuestros. Y Kamaljit nos dejo saborear tu nombre.

‹Seltyiel› -¿Tu misteriosa maestra? -mira a Naewen- ¿Que pinta ella aquí?

‹Marcus› - Parece que se nos han adelantado.- Dice Marcus dirigiéndose a Naewen, Selt, Airhis y Breol.

* Naewen tiene que controlarse para no demostrar sorpresa ante aquella mención.

[Tercer_hombre]
- Y el siempre cauto Seltyiel. Pase, esta entre amigos, después de todo hicimos muy buenas migas con su maestro.

‹Naewen›
-Eso me gustaría saber, compañero.

‹Naewen› -¿Así que conocéis a Kamaljit?

* Seltyiel tuerce el gesto.

‹Seltyiel› -Nheran murió hace unos cuantos años ya.

* Naewen le mira de reojo, eso explica algunas cosas...

[Tercer_hombre] - Nombres querida. Vuestros nombres los entregasteis al Misterio Silencioso ¿Como no íbamos a conoceros?

* Marcus trata de mostrar una postura relajada pero realmente permanece alerta a cualquier movimiento sospechoso de cualquiera de los tres hombres.

‹Naewen› -Parece que ellos saben más de nosotros, que nosotros mismos. -Dice divertida.

[Tercer_hombre] - Murió.- dijo entre risas el hombre.- ¿Oye eso Señor Gris?

‹Naewen› -¿Misterio Silencioso? ¿Que es eso?

[Tercer_hombre] - Me temo que a sus amigos no los conozco.

‹Seltyiel› -¿No murió entonces?

[Tercer_hombre] - ¿Puedo ofrecerles algo?- Pregunto a Marcus y Airhis.- Una venganza, riquezas, el deseo mas oscuro de sus almas, poder?

‹Seltyiel› -¿Y solo el Señor Gris tiene nombre... si se le puede llamar asi?

[Tercer_hombre] - Nadie que se entrega muere jamas Seltyiel.

‹Seltyiel› -No, gracias, creo que el precio será más que el que quiera pagar -dice divertido.

‹Naewen› -¿Entregarse, como?

‹Seltyiel› -Te dije que teníamos que haber hablado. -dice Selt divertido a la capitana.

‹Naewen› - Ya bueno, un poco tarde.

[Tercer_hombre] - Oh, por supuesto. El imperturbable es el Señor Gris, el callado del sillón el Señor Amarillo y a mi pueden llamarme Señor Blanco.

* Marcus ni respondió. Sólo negó con la cabeza ante la oferta tentadora de aquel hombre.

[Señor_Blanco] - No sea tan miedoso caballero.- Dijo a Marcus.- Créame que cumplimos siempre los deseos. Aunque diría que no han venido aquí a por deseos si no por... curiosidad.- Dijo mirando a Naewen.

‹Naewen› -No estáis resultando muy charlatanes, para haber sido vosotros quienes ofrecisteis dialogar -dice divertida- ¿Que eso del Misterio Silencioso? ¿Y cuando he entregado yo mi nombre?

‹Seltyiel› -El equipo arcoiris. Podíais inventaros mejores nombres...

‹Marcus› - Supongo que debo considerarme afortunado de no haber incluido mi nombre en ese Misterio, sea lo que sea. - Interviene Marcus.

[Señor_Blanco] - Hace sesenta y siete años, cinco meses y cuatro días. Sacrificaste el cordero, el niño y la tumba a Aquel-que-No-Debe-ser-Nombrado.

[Señor_Blanco] - Una ceremonia tosca, aunque imagino que es lo mejor que Kamaljit consiguió en tus circunstancias.

[Señor_Blanco] - Cierto, podríamos señor Seltyiel, pero los nombres son peligrosos si no se usan con cuidado. Pero también son armas.

[Señor_Blanco] - El Misterio Silencioso es la Verdad absoluta, aquello que explica y desmiente a todo y a todos.

‹Marcus› - No hay ninguna verdad absoluta. La verdad siempre es relativa... está supeditada a la realidad de cada uno. - Dice Marcus muy serio.

‹Naewen› -En mis circunstancias...

* Naewen recuerda donde había estado hace 67 años, y tuerce el gesto.

[Señor_Blanco] - Si que la hay caballero. Pregúnteles a ellos, no la conocen ni la comprenden pero aun asi la temen.- Respondió a Marcus.

‹Naewen› -Son.... hablan de algo diferente a conceptos filosóficos, Marcus. -Explica, un poco tensa.

‹Naewen› -Temo todo lo relacionado con vosotros, caballeros.

[Señor_Blanco] - El temor es bueno.- Dijo el señor blanco.- Sabroso y suculento.

‹Marcus› Los ojos de Marcus recorren toda la estancia hasta volver a posarse en aquellos tres "hombres".

‹Seltyiel› -Sabia que Nheran acabaría metiéndome en líos. -Murmuró Selt.

[Señor_Blanco] - Pero ansias las respuestas, amiga mía. Y todas ellas conducen a la Verdad.

‹Marcus› - ¿El temor os alimenta? - Pregunta Marcus enarcando una ceja.

‹Naewen› - Ah, suculento. Los ajenos soléis ser tan divertidos -dice sombría-, y más los de vuestra cuerda.

[Señor_Blanco] - No, no nos alimenta, a la mayoría.

[Señor_Blanco] - Oh vamos, solo le consiguió algunos contactos, señor Seltyiel.

‹Naewen› -Sí, ansio respuestas. Aunque algo me dice que debería ser cauta con ellas.

‹Seltyiel› -Se olvidó de darme vuestra tarjeta de visita.

[Señor_Blanco] - Las autenticas respuestas no nos dan lo que queremos, si no lo que son.

‹Naewen› -¿Que hacéis aquí? ¿Que queréis de nosotros? -pregunta directamente.

[Señor_Blanco] - ¿La quieres Seltyiel? Es fácil de solucionar ese asunto... una pequeña marca y...- Dijo el ser dejando en suspenso la frase.

* Marcus se prepara por si alguno de los tres hace ademán de tocar a alguno de sus compañeros.

[Señor_Blanco]
- ¿Que hacemos? Lo mismo que ustedes claro, saquear. Aunque en nuestro caso el objetivo es algo que realmente nos pertenece.

[Señor_Blanco] - ¿Y de... vosotros?- Pregunto el Señor Blanco de una forma anodina aunque os puso los pelos de punta.- Todo. Pero si se refiere en esta situación solo presentarnos y colaborar.

‹Naewen› -No, yo creo que puedo pasar sin una tarjeta. -Dice divertida.

‹Naewen› -¿Y que es lo que consideráis que os pertenece? Este barco era de la Sociedad.

‹Naewen› -¿Que era ese sistema de transporte que iba a ser tan revolucionario?

[Señor_Blanco] - El barco de la encantadora señora Athena y una vez declarada muerta de sus herederos legales. La Sociedad no tiene mucha base según los sistemas legales de vuestro mundo.- Dijo el señor Blanco demostrando que tenía bastante mundo.

[Señor_Blanco] - Nosotros solo queremos a un niño perdido. La sombra del eco de un despertar abortado.

‹Naewen› -Lo que sea, pero seguro que no sois sus herederos legales. -Dijo divertida.

‹Director› - No, pero si que nos quitaron algo.

‹Marcus› - ¿Un niño perdido?

* Naewen arqueó una ceja, sintiendo que al fin llegaban a algo.

[Señor_Blanco] - Si caballero, un niño solo y travieso atrapado en la grotesca telaraña de su realidad.

‹Naewen› -¿Que pasó? Será mejor que expliquen desde el principio...

[Señor_Blanco] - Oh ¿Ahora quieres respuestas de nosotros Naewen?

‹Naewen› -¿No dije antes que las quería?

**********

‹Marcus› - Necesitaremos esas respuestas si queremos plantearnos ayudarles o no. -
‹Naewen› -¿Por que, esa historia viene con un precio?
[Señor_Blanco] - Jugaron con cosas que no estáis bastante evolucionados para entender. Que y como ni lo se ni me importa. Pero el caso es que aquí esta atrapado algo que pertenece a un Elevado y que ha quedado anclado debido a la deliciosa conjunción de acontecimientos que vive vuestro mundo.
[Señor_Blanco] - Quizás uno pequeño, uno que no importe pagar.
* Naewen iba a decir que por ella se llevaran todos los fragmentos del otro lado adonde pertenecian, pero arquea de nuevo una ceja ante lo ultimo
‹Marcus› - ¿Y si no quisiéramos o no pudiéramos ayudar?
‹Naewen› -¿Por que siempre sale caro hablar con vosotros? Solo que esta vez diria que sois vosotros los que queréis algo
‹Naewen› -¿Que precio estáis buscando?
[Señor_Blanco] - Lo que les pedimos es que no interfieran. Pedirles ayuda seria... poco apropiado.
‹Naewen› -¿Y que significa esa no-interferencia? ¿que vais a hacer?
[Señor_Blanco] - Oh, según lo que quieras Naewen, no te cobraríamos de mas. Después de todo alguien con tu potencial debe ser mimado.
[Señor_Blanco] - Que no nos molesteis mientras recuperamos al niño.
* Marcus no exterioriza nada pero ese trato le da muy mala espina
‹Naewen› -Mi potencial -dice, secamente. Su potencial no había dejado de meterla en problemas
‹Naewen› -¿Y como vais a recuperar a ese "niño"?
[Señor_Blanco] - Si, eres tan deliciosamente destructiva y cruel cuando te sueltas querida.- Dijo el hombre con algo parecido al respeto.
* Naewen le mira mal
[Señor_Blanco] - ¿Como se recupera a un niño díscolo? Se trae a su padre para que lo abrace.
‹Naewen› -Esa idea no me gusta nada
‹Naewen› -¿Y luego el padre decide hacer una visita turística?
‹Marcus› - ¿Ese niño díscolo tiene nombre? -
[Señor_Blanco] - Por supuesto que no ¿De verdad crees que un Elevado querría pasear por esto que llamais mundo?
[Señor_Blanco] - No, y te recomendaría que no se lo dieses.- Dijo divertido.
* Marcus mira a Naewen por el rabillo del ojo. Espera atento cualquier señal por parte de cualquier compañero del grupo y confía en que el resto estén atentos por si hay que atacar
‹Naewen› -Desde luego, por lo que a mi respecta cualquier fragmento que no pertenece a esta realidad estaría mejor de vuelta allá donde pertenece. Pero no me gusta vuestra solución. ¿No hay otra forma de llevaros a vuestro "niño"?
[Señor_Blanco] - Oh por supuesto, podrían darle forma y entidad unas criaturas de este mundo y adoptarlo. Supongo que seria una solución en su defecto buena para todos.
‹Seltyiel› -¿Forma y entidad? ¿adoptarlo? ¿que significa eso?
‹Naewen› -Nada que nos guste, diría yo
[Señor_Blanco] - No lo entenderías aunque te lo dijese Seltyiel.
‹Seltyiel› -Esa es la historia de mi vida. siempre recibo esa respuesta
‹Marcus› Marcus mira a Naewen y lanza una rápida mirada de advertencia a Seltyiel... Si alguien está suficientemente loco como para hacer lo que proponen esos tres tipos, ésa es Naewen
[Señor_Blanco] - No, en esta ocasión eres tu quien se niega a entender Seltyiel. Si solo te abrieses un poco a las posibilidades...
[Señor_Blanco] - Pero aun no estas maduro. Quizás en un futuro, si sigues en la senda que te has marcado.
‹Seltyiel› -¿Que senda? Rompí con Nheran hace tiempo
‹Naewen› -Sabia que tú también sabias más de lo que debías -dijo Naewen divertida, después de todo Selt la habia acusado varias veces de eso mismo...
[Señor_Blanco] - Los caminos hacia la Verdad son infinitos Seltyiel.
‹Seltyiel› -Eso suena a sofisma barato... -se cruza de brazos, preocupado
[Señor_Blanco] - Pero si estas atrevido, si quieres impresionar a la salvaje y atroz Naewen, abre tu mente a las Palabras.
[Señor_Blanco] - A eso suena, pero es difícil expresar algo con este torpe remedo de lenguaje que teneis. Piensa que todo lo que es viene de lo que no es y ahí volverá.
* Seltyiel mira de reojo a Naewen ante aquellas palabras
* Marcus enarca una ceja sin comprender muy bien
‹Seltyiel› Pero dice desenfadado: -Vaya palabras para describir a una dama.  ¿Salvaje y atroz?
‹Naewen› -Dudo que hayan aprendido a escribir poesía -dice con sequedad
‹Naewen› -Dejalo estar, Selt. son adjetivos adecuados. En cierta manera
[Señor_Blanco] - Tu no la has visto liberarse... desplegar todo su potencial sin esas absurdas cadenas de moralidad, compasión, realidad...- Dijo el Señor Blanco que parecia un autentico admirador de la elfa.
* Seltyiel les mira con escepticismo
‹Seltyiel› -Naewen es increiblemente blanda. Tiene escrúpulos por todo
[Señor_Blanco] - No se apure señor. No entender esto no es importante, no para usted ¿Pero que me dice de sus deseos?
‹Seltyiel› - No sobreviviría tres días sola en Puertoenigma
[Señor_Blanco] - No, no lo es. Solo se esconde ahí dentro. En tres días le sobrarían noches para arrasar esa aldea.- Dijo el hombre
‹Seltyiel› -Mis deseos son sorprendentemente sencillos, caballeros
* Seltyiel mira a Naewen sin poderlo evitar
[Señor_Blanco] - Hablaba con el caballero sin identificar Seltyiel querido. Tu sabes lo bastante como no necesitar recurrir a deseos carnales.
* Naewen aprieta los labios, mostrando una mezcla de rabia, miedo y frustración
‹Seltyiel› -Te habla a ti -le dice a marcus
‹Seltyiel› -Y no le regales tu nombre....
‹Marcus› - Tengo deseos, como todo el mundo... Pero no me parece sensato revelárselos a usted. - Responde Marcus
[Señor_Blanco] - ¿No? ¿Por que teme que se conozca lo que guarda en su interior o por que teme que podria hacerse realidad?
‹Marcus› - Ni lo uno ni lo otro. No temo a que se sepa lo que guardo en mi interior... Pero sí me preocupa lo que otros pueden llegar a utilizar en mi contra. -
‹Naewen› -Sea lo que sea que te ofrezcan, no merece la pena el precio
[Señor_Blanco] - ¿Y por que cree que iba a usarlo en su contra?
* Marcus mira a Naewen y luego la señala
‹Marcus› - Me fío de su criterio -
[Señor_Blanco] El hombre sonrió divertido.
‹Marcus› - Ella dice que hay un precio, y no quiero pagarlo. -
[Señor_Blanco] - ¿Es impresionante verdad? Cuesta no caer a sus pies.
[Señor_Blanco] - Claro que hay precio, si no no tendría valor. Pero podemos acordar algo insignificante, nimio, algo que nunca recordara.
‹Marcus› - Uy... eso de no recordar tampoco me atrae demasiado. -
[Señor_Blanco] - Los mortales siempre olvidan aquello que no les importa, ni para bien ni para mal ¿Que cree que tiene de malo?
‹Marcus› - Si uno olvida cosas es fácil de manipular... - Indica Marcus... - No me gusta que me manipulen. -
[Señor_Blanco]- La manipulación es absurda, nosotros tratamos con la verdad. No hay manipulación ahí.
‹Naewen› -digamos que no le interesa lo que le pueden ofrecer, caballeros
‹Marcus› - Buen resumen.
‹Naewen› -volvamos al pequeño asunto de vuestro niño. Las dos soluciones que nos habéis ofrecido... son poco satisfactorias
[Señor_Blanco] - En realidad solo te hemos ofrecido una. La otra era una alternativa que podíais tomar ¿Que harás entonces Naewen? ¿Seguirás bajando a ciegas?
‹Naewen› -Aun no lo he decidido
[Señor_Blanco] Has visto a un miembro de la tripulación ¿Quieres que le pase lo mismo a ese cachorro humano?- Indicó señalando a Marcus.
‹Naewen› -Obviamente no. Pero si el hijo crea esos problemas, no quiero ni imaginar los que creará el papi
‹Naewen› -¿Donde esta vuestro niño?
[Señor_Blanco] - ¿Donde esta? Lleváis revolcándoos en sus entrañas desde que habéis subido a estar embarcación, Naewen.
‹Marcus› - Somos cinco. - Interviene Marcus mirando a Naewen. Él, ella, Seltyiel, Airhis y Breol...- ¿Votamos? - Propone el humano
* Naewen mira fijamente a los lengitas, todas las opciones le parecen malas, demasiado arriesgadas... una locura
‹Naewen› -Quien me iba a decir que echaria de menos a Kamaljit. -Por primera vez en años deseaba tenerla alli. A pesar de lo que eso significaría
* Naewen piensa... O a Sombra... "Ojala estuvieras aquí, Elastara"
‹Marcus› A Marcus no le gusta nada por dónde está dirigiéndose la conversación. Sabe que puede desenvainar lo suficientemente rápido como para tratar de degollar a uno de los tres tipos raros antes de que lance algún conjuro... pero duda si podrán enfrentarse a los tres a la vez
‹Naewen› -Supongamos que nos hacemos a un lado y dejamos que traigáis a vuestro papaito. ¿Que pasará con nosotros? Si el hijo no nato ya está socavando nuestra salud mental...
[Señor_Blanco] - ¿Pides que nos hagamos cargo de vosotros Naewen?
‹Marcus› - ¿Cuanto tiempo tardará el papaito en llegar aquí? No tendríais por que haceros cargo de nosotros si tenemos tiempo de marcharnos.
[Señor_Blanco] - El tiempo es una invención de vuestras mentes.
‹Naewen› -Digo que vuestra propuesta me parece muy poco saludable
[Señor_Blanco] - Es posible, si.- Respondió a Naewen.
‹Naewen› -No lo es. Es una constante en nuestra dimensión. Aunque funciona diferente en otras
‹Naewen› -Entenderás que no me atraiga demasiado esa opción
[Señor_Blanco] - Puedo entenderlo, y hasta podría ayudarte.
‹Naewen› -¿Ayudarme? ¿como?
[Señor_Blanco] - Déjame guarecerte y protegerte. Instruirte y mejorarte. O... por un precio justo nos ocuparemos de vuestra integridad física.
‹Marcus› - Ni se te ocurra tocarla. - Advierte Marcus dando un paso al frente
‹Naewen› -Ahh precios precios. Tal vez tengáis que preocuparos más por vosotros y menos por nosotros -dice bruscamente
[Señor_Blanco] - ¿Que habría de preocuparme? - Preguntó divertido a su vez a Naewen.
[Señor_Blanco] - Oh, no pienso tocarla ¿Y tu? ¿Te atreverás? - Preguntó a Marcus.
‹Marcus› - ¿Atreverme? ¿A que? -
‹Naewen› -Digamos que la gente que ha querido instruirme y mejorarme ha resultado ser un poco demasiado lesiva -dice con sequedad
‹Marcus› La mirada de Marcus se desvía de repente hacia Naewen y parpadea un par de veces, confuso
[Señor_Blanco] - Lo se querida y por eso no te he hecho una oferta de verdad.
* Marcus gira el rostro y se encara con el tipo que habla
‹Marcus› - ¿Qué me has hecho? - Pregunta enfurecido pero controlando su ira
[Señor_Blanco] - Lo que deseas.- Dijo el hombre con una sonrisa.- Pero no te atreves a alcanzar.
‹Naewen› -¿Que te pasa? -pregunta preocupada
‹Marcus› - Te estaba viendo desnuda hace un momento. - Explica Marcus sin mirar en dirección a Naewen, ni siquiera de reojo.
‹Marcus› - ¿Cómo sabes si deseo eso? - Pregunta Marcus al hombre de Leng
‹Naewen› -Ah. Bueno, recuerda que el cuerpo es algo natural -dijo Naewen sin inmutarse-, solo tabues culturales lo convierten en algo prohibido o vergonzoso.
[Señor_Blanco] - Eres trasparente en ese sentido.- Dijo el hombre a Marcus.
‹Seltyiel› -Suertudo -dice divertido Seltyiel
[Señor_Blanco] - Además es tan fácil desearla.- Dijo con mirada a la elfa completamente normal pero que os heló la sangre a todos.
‹Marcus› Esta vez Marcus sí giró el rostro hacia Selt y le sonrió a su compañero. Pero luego volvió a centrar su atención en aquellos hombres que consideraba a todas luces enemigos
* Naewen le devuelve a aquel ser una mala mirada. -Deja de jugar con ellos
[Señor_Blanco] - No he jugado con nadie. Es lo que desea, los deseos son algo que es difícil de rehuir.
‹Naewen› -Puedes ayudar a hacerlo sin remover esos deseos, y que sea él que los manfieste cuando y si desea hacerlo
* Naewen cambia de tema
[Señor_Blanco] - ¿Le dejarías tu manifestarlos cuando y como desee?
‹Naewen› -Eso no es asunto vuestro
‹Marcus› - Esta conversación tiene que terminarse ahora. - Increpa Marcus
[Señor_Blanco] - Es solo una pregunta, Naewen.
‹Naewen› -Creo que traer aqui a uno de esos Elevados es peligroso para nuestro mundo. Hagamos una cosa. Dejadnos a nosotros intentar devolver a ese "niño" a donde ha venido
‹Naewen› -Después de todo, si fracasamos, siempre podéis volver
[Señor_Blanco] - Preferiría verlo desde aqui la verdad.
‹Naewen› -Una pregunta que no es de vuestra incumbencia.
‹Naewen› -¿Y lo veríais sin interferir? -dice divertida
[Señor_Blanco] - ¿Por que íbamos a interferir?
‹Naewen› -Igualmente puedo preguntar por qué no vais a hacerlo
‹Naewen› -Os gusta contestar con otras preguntas o con tentaciones. Fea costumbre
[Señor_Blanco] - Todos tenemos nuestras costumbres que parecen feas a otros. No hemos venido aqui a impedir nada Naewen.
‹Marcus› - Si sólo están aquí para observar no perdamos más el tiempo. - Pide Marcus. - Encontremos a ese crío y hagamos que se marche. -
[Señor_Blanco] - Piensa- dijo el ser a Marcus- que apenas habéis rozado el contorno del no nato.
‹Marcus› - No tenemos muchas opciones. - Responde Marcus. - Además Naewen es muy lista, seguro que ya tiene un plan en la cabeza. - Augura convencido
‹Naewen› -Me temo que esta situación me desborda
‹Naewen› -Apenas he tocado los bordes de todo lo relacionado con estos temas
[Señor_Blanco] - Puedo expandir tu información cuanto quieras.- Dijo el hombre.
* Marcus parece frustrado.
‹Naewen› -¿Sin un precio? Cuanto lo dudo
[Señor_Blanco] - Por un precio.- Especifico el ser.
‹Naewen› -Como de costumbre. Qué aburridos sois, queridos
‹Marcus› - Me estoy cansando de esto. - Dice Marcus.
[Señor_Blanco] - La diversión se paga Naewen
‹Naewen› -No creo que nuestro concepto de diversion coincida
* Naewen sonríe. -aunque sois simpáticos. A vuestra manera espeluznante
[Señor_Blanco] - No hay por que no serlo.- Dijo el hombre.
‹Marcus› - ¿Nos vamos? - pregunta Marcus a Naewen sin poder evitar mirarla al dirigirse hacia ella. De nuevo al percatarse de los efectos del conjuro vuelve a apartar la mirada maldiciendo entre dientes.

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07/07/2016, 15:45
Naewen

Aquel ser conocía su nombre. ¿Cómo? El espionaje no era una posibilidad, ninguno de sus compañeros había usado su apellido aquel día. Aerilaya indagó sobre aquello y solicitó una presentación reciproca. No se sintió sorprendida cuando aquel ser dio nombres falsos. De todas formas los nombres que entregaban a los mortales nunca eran los verdaderos; estos sólo lo eran de forma más evidente, eso era todo. A ella le bastaba con tener una denominación para pensar en ellos y apelarles.

Pero lo que dijo sobre que habían oído hablar de ella por referencias… se sintió incómoda. No le gustaba que su nombre hubiera trascendido tanto que fuera conocido por referencias. Había esperado que no hubiera trascendido a los contactos particulares que había hecho.

Aunque claro, también cabía preguntarse cómo conocían su nombre actual. No era Naewen en los tiempos…  en aquellos tiempos pasados.

Pero aquello podía esperar un momento más. La maga reprimió la tentación de sacudir la cabeza cuando el Señor Blanco apeló también a Seltyiel de una forma tan familiar. Así que su maestro Nheran había sido un mago de vacío, puede que incluso un auténtico cultista. No es que fuera una sorpresa, por supuesto que no; aquello era sólo una confirmación. Como se habían acusado mutuamente unas horas antes en la cubierta de su propio barco, ambos reconocían demasiado de aquel tema para tener las manos limpias acerca de él. Pero aquella confirmación daba una perspectiva diferente a la confesión de él de que su maestro había acabado mal en una convocación fallida de un ser peligroso. Jugar con criaturas del Tapiz Oscuro era suicida…

¿Cuánto habría enmarronado Nheran a Seltyiel? No parecía que demasiado; Seltyiel no parecía tener un conocimiento extensivo de la magia del Vacío. El Señor Blanco se rió ante la idea de que Nheran hubiera muerto. Naewen frunció los labios, entendiendo las implicaciones de aquello

La mención a Kamaljit la incomodó también. Maldición, ella intentando no pensar en su pasado, y los acontecimientos conspirando para traerlo a la memoria cada dos por tres. Pero ella había hecho muchas cosas con o para Kamaljit, y no todas las había entendido, sobre todo al principio de su aprendizaje. Indagó sobre aquello, aunque no le gustaba hacerlo ante público. Aerilaya parpadeó ante la respuesta, brutalmente precisa, perfectamente ubicada cronológicamente. "Hace sesenta y siete años, cinco meses y cuatro días. Sacrificaste el cordero, el niño y la tumba a Aquel-que-No-Debe-ser-Nombrado". Torció el gesto, recordando.

Una mirada de reojo a sus compañeros le permitió darse cuenta que ni Marcus ni Air'his habían comprendido las implicaciones de aquella respuesta. Seltyiel sí, a juzgar por su rápida mirada sorprendida. Desde luego; él también habría pasado por parecidos preliminares.

De todas formas aquello eran digresiones, digresiones inquietantes e incómodas, pero digresiones al fin y al cabo. Aerilaya encaminó la discusión a lo importante, lo que querían aquellos seres y lo que había pasado allí. La maga parpadeó ante la revelación de lo que era, y empezó a atisbar lo que habían hecho aquellos inconscientes con la Dama. “Aquí esta atrapado algo que pertenece a un Elevado y que ha quedado anclado debido a la deliciosa conjunción de acontecimientos que vive vuestro mundo”. Una revelación en el transporte, por el amor a la Canción de las Esferas. Aquellos insensatos de la Sociedad… ¿Qué demonios hacían, jugando con el Tapiz Oscuro? ¿En qué pensaban? ¿O habían sido tan inconscientes, tan ignorantes, que no habían entendido con lo que jugaban?

Decidió que era probable que fuera aquello último. Quizá les habían vendido algo, tal vez algo de o robado a la Liga Técnica o a quien sabía, y no habían entendido las raíces últimas de aquel tipo de tecnomagia. Una vez más pensó en Kamaljit, y se sintió más frustrada por su propia ignorancia que por el recuerdo de su antigua mentora. Kamaljit le había enseñado mucho, era verdad, pero apenas le había mostrado los bordes de aquel mundo. Insistía en que no estaba preparada todavía, y en aquella época incluso la curiosidad de Aerilaya había encontrado el punto de saturación, algo que nunca habría creído que sucedería. Lo que Kamaljit le había enseñado de los estudiosos de aquellos temas había acabado de quitarle cualquier chispa de curiosidad que pudiera quedar. De los treinta y dos eruditos cuyos trabajos le había mostrado (aunque no dejado leer), trabajos que formaban parte de su colección, treinta habían acabado total, irremediablemente locos. Algunos de esos se habían suicidado; otros habían acabado en sanatorios mentales. Y también estaban los habían desaparecido -sin dejar rastros- en escenarios que hablaban de una carnicería salvaje, sangrienta. Kamaljit parecía haber encontrado incluso divertida la inconsciencia de aquellos supuestos sabios, que se habían dejado atrapar por sus propias ansias de conocimientos. Divertida, claro, en la medida que Kamaljit parecía capaz de sentir emociones, una medida que podía considerarse patológicamente baja.

Mientras Aerilaya pensaba en esto, mantenía parte de su atención fija en la conversación. El Señor Blanco era bueno, a su manera, aunque no de los mejores, diría ella. Pero oh sabía cómo ir tirando puntadas y sembrando su camino. Les estaba tanteando a todos, uno por uno, y pulsaba bien las cuerdas, aunque era evidente que aun no sabía qué esperar de Marcus y de Air’his. Debía ser uno de esos que Kamaljit llamaba comerciantes. Aerilaya miró a los otros dos, deduciendo que si estaban tan callados, es que no compartían esa faceta con el Señor Blanco. Se preguntó a qué se dedicarían esos dos, cual era su fuerte.

Ah, precios. Aerilaya contestó al señor blanco suave, cortés, pero desestimando los intentos del ajeno. Podía conocer poco, pero ese poco más que suficiente para no caer en esa trampa. No obstante, el comentario sobre mimar a alguien de su potencial no le gustó nada, y probablemente el Señor Blanco sabía también que no le gustaría aun antes de mencionarlo.

La elfa no pudo menos que torcer el gesto. En cuántos problemas le había metido su supuesto potencial, un potencial que ni siquiera acababa de entender. Lo que parecía buscar en ella la gente que valoraba ese supuesto potencial no parecía ser lo mismo que los puntos fuertes que ella reconocía en sí misma.

-Sí, eres tan deliciosamente destructiva y cruel cuando te sueltas, querida -afirmó el ajeno con algo parecido al respeto, y Aerilaya sintió una vez rabia y frustración ante aquellas palabras. Y también, algo de miedo. Aquellos seres sabían demasiado sobre ella.

Cosa extraña, sin embargo, el respeto del Señor Blanco parecía genuino. No es que eso importara, pero normalmente aquellos seres, los comerciantes, eran más de fingir lo que creían que convenía para halagar o embaucar a sus interlocutores.

Aerilaya no sintió halagada. Se sintió furiosa, aunque no lo demostró externamente.

Siguió indagando. Cuanto más le contaban de su plan, menos conforme estaba. ¿Dejar traer allí a un Elevado? ¿Acaso se pensaban que eran estúpidos? No quería ni imaginar lo que eso podría suponer.

Pero ante un comentario dedicado a Seltyiel, Aerilaya tuvo que dejar en suspenso eso durante unos segundos. “Si sigues en la senda que te has marcado…” Seltyiel negó seguir ningún camino, pero el Señor Blanco siguió en su posición de superioridad.

La elfa entendió. Ah, ah… Evitó mirar a Seltyiel, pero entendió. Así que había sido formado en las sendas del vacío. Ya le había parecido a ella encontrar algunos detalles disonantes en su forma de conjurar, aunque no les había prestado mayor atención hasta aquel momento. Una senda que sin duda había rechazado tras morir su mentor, pero ah, ah… las raíces estaban ahí. El lugar al que apelaba para energizar sus conjuros era el que era.  “Ah, Seltyiel, tú puedes querer abandonar ese mundo, pero ese mundo no te querrá abandonar a ti…”

Seltyiel parecía muy verde en aquellos temas, sin embargo. Tal vez ese tal Nheran no le había pringado demasiado, aunque eso podía ser una desventaja si quería alejarse de aquellos peligros, irónicamente. Cuando se jugaba con temas relacionados con el Tapiz la ignorancia era tan peligrosa como un conocimiento profundo. La primera conducía a errores. Lo segundo, a la locura.

Pero más le intrigaba lo que había dicho el Señor Blanco después. “Pero si estás atrevido, si quieres impresionar a la salvaje y atroz Naewen, abre tu mente a las Palabras”

Pasó por alto los adjetivos que le dedicaba. Las Palabras… no pudo menos que pensar en Sombra Carmesí. Aquello sonaba a aquello que ella practicaba, al extraño mundo de palabras de poder entre las que se movía, y se preguntó si sería lo mismo o parecida cosa. Volvió a sentir frustración por su ignorancia, y por la negativa de Sombra Carmesí a enseñarle. Una disciplina muy desequilibrante, había dicho. Aerilaya odiaba que la tratasen como si estuviera enferma o algo peor. ¿Por qué no podía entender nadie que había sobrevivido, y eso era lo importante? Estaba bien.

Pero Seltyiel no parecía haberse impresionado por aquella mención a las Palabras. Aerilaya no pudo menos que notar la forma en que él la miró cuando el Señor Blanco la describió como “atroz y salvaje”, y mencionó que Seltyiel no la había visto soltarse. Marcus y Air’his, en cambio, seguían sin entender. Afortunados ellos. Por una vez, se atrevía a pensar aquello. Afortunados por su ignorancia, por su bendita, feliz, ignorancia.

Seltyiel la volvió a mirar, evidentemente sin poder evitarlo, cuando el Señor Blanco mencionó que le sobrarían noches para acabar con todo Puerto Enigma. Aerilaya sintió rabia, y más porque en alguna parte de su ser sabía que el Señor Blanco tenía razón. Y que podría disfrutar con ello.

Reencauzó la conversación al tema que importaba, el fragmento del Tapiz Oscuro atrapado en aquella realidad. Al menos el Señor Blanco tenía razón en que la forma en que había llegado allí era lo de menos en aquel momento. Pero esbozó una sonrisita burlona cuando él le ofreció instruirla y mejorarla, demostrando sin palabras al comerciante de lo que pensaba de su oferta. No era una oferta seria, lo sabía. El Señor Blanco parecía conocerla lo suficiente para saber que ella sabía demasiado para caer en esa trampa, y que en ese momento no estaba tan acuciada por la curiosidad para mandar el sentido común a tomar vientos.

Entonces el comerciante se centró en Marcus. Un intento tosco, demasiado típico. Pero claro, él no conocía nada de Marcus, así que tenía que apelar a deseos comunes. La lujuria era una tentación estándar, y más en las culturas que la convertían en algo tabú, y por tanto, aun más deseable. Como tentación perdía gran parte de su atractivo cuando la convertías en una necesidad natural que sabías que desaparecería una vez satisfecha, y no tenías incomprensibles escrúpulos a la hora de buscar esa satisfacción.

Aerilaya sintió un poco de compasión por el apuro de Marcus, pero en realidad le dio igual cómo la veía él. El cuerpo era algo natural, y las ropas no estaban para ocultar, sino para proteger, para realzar, para insinuar. Eran un logro de la civilización, eso era todo; era absurdo verlas como una armadura ante la vista de otros. Y no tenía de malo un poco de deseo. Formaba parte de lo que significaba estar vivo. Calistria bendita, qué reparos más estúpidos tenían las culturas humanas.

Se sintió más complacida al ver que Marcus evitaba la trampa de revelar más de sí mismo. No era bueno entregar más leña al fuego. La elfa miró al Señor Blanco imperturbable, pensando que el comerciante iba a encontrar más bien poco material útil en Marcus. Contestó con firmeza y desinterés a la pregunta del ajeno acerca de si dejaría al humano satisfacer sus deseos con ella. Otra maniobra tosca, pero era evidente que incomodaba a Marcus, y esta incomodidad era la auténtica razón de aquella pregunta.

En fin. Supuso que era bueno que no fuera ya tan irremediablemente ingenua como para no ver aquellas cosas, aunque fueran cosas tan lamentablemente obvias.

-Dejémonos de diversiones. Podéis preferir quedaros aquí, pero yo os aconsejaría salir por piernas, queridos. Podría no ser bueno para vuestra salud no hacerlo –dijo ella, mirando a los tres, y esta vez más interesada en los otros dos. La función del comerciante eran las palabras. Los que reaccionarían y decidirían, supuso ella, serían los otros dos.

Ahora que entendía el terreno en el que se movía Aerilaya se sentía más segura, y podía darse el lujo de descartar sus vacilaciones. Siempre era así con ella. Necesitaba tiempo para pensar en opciones y demoraba la toma de decisiones, pero una vez que encontraba su terreno seguro, no escatimaba en esfuerzos para ver cumplida su resolución.

-Antes de decidir quiero haceros unas cuantas preguntas –señala ella llanamente-. Antes has mencionado una deliciosa conjunción de acontecimientos en nuestro mundo, Señor Blanco. ¿A qué te refieres con eso, de qué conjunción hablas?

Esbozó una sonrisa que casi tenía un punto cómplice y juguetón, sin apartar la vista de los ajenos y ahora muy especialmente del Señor Blanco. -¿Por quienes habláis, señores? ¿Por el Dominio, o por seres más antiguos e incomprensibles?

Y no era lo mismo, oh no, aunque a veces ahí hubiera confluencias y convergencias. Pero no dejaban de ser puntos de contacto ocasionales, tangencias ocasionales en caminos divergentes.

O eso había querido entender ella… aquel mundo era tan confuso, tan desconocido, tan impenetrable. Tan peligroso de entender.

-¿Y ese azlanti que hemos visto en esos destellos del pasado? ¿Quién era, qué pinta en esta historia?

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07/07/2016, 16:35
Naewen

No parecía haber más que hablar con aquellos seres.

-Tenemos que hablar entre nosotros. Reitero mi ofrecimiento. Marcharos ahora que podáis -les dijo a los tres ajenos.

Aerilaya se dio media vuelta y salió de la estancia. Una vez lejos de los seres, aunque si tenían razón, aun dentro de aquel… aborto impensable… se volvió hacia los otros. Aunque primero miró a Seltyiel.

-Un mago del vacío -le dijo, con una sonrisita cansada-, las sorpresas que nos da la vida. ¿Sabías en lo que te estaba metiendo Nheran cuando empezaste a estudiar con él?

Y a todos:

-A mi entender tenemos dos opciones. Una de ellas es la fácil. Es también la opción segura, aunque no estoy segura de que sea la más responsable. Y esa opción es dar la espalda a este asunto. Destruimos el barco, dejamos que se hunda. Eso no hará nada a esa criatura del vacío, pero por el momento la pondrá lejos de hacer daños mayores. Y tendremos que matar a esos tres ajenos; hundir el barco no es garantía de que no traigan a su Elevado. Pero si los matamos, dudo que vengan otros en un periodo de tiempo corto.

Hizo una pausa, antes de explicar con énfasis:

-Esta solución es temporal. La criatura del Vacío seguiría estando ahí y seguiría pudiendo hacer daños. Tarde o temprano atraería alguien. Tarde o temprano conrrompería a criaturas marinas o a elfos acuaticos, y os aseguro que el ecosistema marino es más complejo de lo que parece. Incluso podría atraer a servidores de… bueno, da igual, a seres problemáticos. O vendrán los amiguitos de esos tres tipos. Hacer eso implica que tendríamos que volver, con más conocimientos, o transferir este asunto a alguien más capacitado que nosotros. Aunque ahora mismo no sé quien podría ser ese alguien.

Sombra Carmesí, claro. Más capacitada estaba. ¿Querría tomarse la molestia? Eso ya era más peliagudo de saber. Aerilaya tenía que reconocer que no la entendía, que nunca la había entendido, y Sombra mismo se había reído de sus intentos de humanizarla, de intentar encuadrarla en algo que le resultase medianamente comprensible. No solo no sabía si querría asumir la responsabilidad; ni siquiera sabía cómo se tomaría la petición. Después de lo de Nadara, de su reacción exagerada a lo que ella había creído una petición que no la obligaba a nada, no podía menos que ir pisando huevos con Sombra.

Pero si no era Sombra, ¿quién? ¿La Sociedad? Casi quiso reír. ¿Su raza? Ni se molestarían por algo tan lejano, tan ajeno a ellos. ¿Los señores arcanos de Nex? Ja, aun podía imaginarse a Nerubian queriendo usar aquello; no, era una opción demasiado incierta, demasiado corrupta. ¿El señor Kusasfa de Eurythnia? Bien, era poderoso, sin duda, pero… ¿qué sabía ella de él? Nada, esa era la realidad. Nada…

-No se me ocurre quién. Podría preguntar a cierta persona, pero no sé si querrá... -suspiró Aerilaya-. La otra opción…

Sacó un anillo que llevaba colgado del cuello por una cadena. Era un aro de platino con un diamante enorme flanqueado por otros dos más pequeños, uno de ellos, curiosamente opaco, y más cuando los otros dos tenían una cualidad prístina, casi rutilante.

-Esto es un Anillo de Tres Deseos. Sí, como las leyendas populares que corren por ahí. Magia capaz de alterar la realidad. Bien, técnicamente ahora es un "anillo de Dos Deseos", pero bueno… podemos usar esta magia que altera la realidad para expulsar de nuestra realidad ese fragmento de no-realidad que es esa criatura del Vacío. En verdad, no se me ocurre ningún uso mejor para este tipo de magia, y casi me hace lamentar haber usado una de sus posibilidades para… algo mucho más trivial.

Casi, pero no del todo. No se arrepentía de haber salvado a Sinvanoshei. Y, visto cómo había resultado aquella reformulación de la realidad, se alegraba del aprendizaje que le había brindado. Tal vez ahora pudiera hacerlo mejor. Esto parecía ser más complejo.

Más complejo, aunque se preguntó si más difícil. Después de todo el Tapiz Oscuro se mezclaba mal con la realidad. Tal vez hubiera algo en la propia telaraña de la realidad que ansiase deshacerse de aquella astilla ajena, clavada en ella de forma tan dolorosa y distorsionadora.

Suspiró. Odiaba, realmente odiaba, su propia ignorancia.

-El problema de esta opción es que esta clase de magia no está exenta de riesgos. Estaremos jugando con la realidad misma. Habrá… algún tipo de rebote, de reacción a lo que intentemos. No os puedo decir cuáles serán las consecuencias, sólo que habrá algunas. Y que probablemente sean malas. ¿Peores que dejar ahí hundida a esa criatura de Vacío? No lo sé, sinceramente no lo sé.

Volvió a suspirar, frustrada, con temor.

-Mucha gente preferiría la primera opción. Es la fácil, la segura... al menos a corto plazo. Aunque si no encontramos ayuda para echar a esa cosa, al final recurriré al Deseo igualmente. A la gente no le importa lo que pase en el mar, pero son unos necios. No sólo porque hay criaturas ahi que pueden verse corrompidas... -Aerilaya piensa con rabia que a pocos humanos les importaría un bledo si varios clanes de elfos acuáticos se veían afectados-, sino porque hay peligros muy preocupantes en las profundidades marinas. Y tal vez estemos dándoles un arma peligrosa.

Meneó la cabeza.

-Ambas opciones son inciertas, eso es lo único que podemos tener seguro. Sólo sé que dejar a la criatura en esta realidad me da miedo, y usar el Deseo, también me lo da. Ambas opciones tienen un riesgo evidente. Ambas opciones son malas. Pero el resto, son peores. Descarto totalmente dejar que traigan a su Elevado… si el hijo es malo… ¡imaginaros el papaíto!... y también la "adopción". Así que, en mi opinión, si descartamos las opciones terribles, tenemos que escoger entre dos opciones malas y saber que decidamos lo que decidamos, va a haber consecuencias.

Suspiró, y de pronto sonríe a Marcus. -¿Ves lo que te decía sobre que siempre me meto en líos terribles? ¿Aun sigues queriendo seguirme a mi siguiente loc… aventura? -Por un momento dirigió una mirada a la semiorca, que había estado inusualmente callada, animándola a hablar también.

Y tras una pausa: -Si sobrevivimos a esto…

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07/07/2016, 18:15
Señor Blanco

- Nuestra salud no es algo importante querida Naewen.- Respondió el señor Blanco.- Aun así te aseguro que no esta para nada en peligro.- Dijo de nuevo con una de esas sonrisas anodinas que uno esperaría ver en un burócrata sin imaginación humano pero que aun así os ponían la piel de gallina.

- Estamos aquí como “facilitadores” del preocupado padre, Naewen.- Dijo como si fuese algo obvio.

- Y me temo que el azlanti no es parte de nuestra historia aquí. Pero podría conseguirte la información...- Dijo sin terminar la frase por que todos sabíais que había un precio y que Naewen lo rechazaría.

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07/07/2016, 21:34
Seltyiel

Explicaciones, al fin. Selt las llevaba deseando bien de rato. Aunque con las explicaciones vinieron aparejadas también las sorpresas.

Nheran, maldito sea. Sabía, realmente sabía, que acabaría metiéndole en problemas. Incluso después de que le diera por muerto y huyera, había temido, en algún rincón de su mente, que algún día su sombra volvería para darle problemas.

¿Qué si quería su tarjeta de visita? Ja. Él era un hombre práctico, no un alucinado como Nheran.

Solo una cosa de lo que le dijo el ajeno le incomoda. Que si seguía por la senda que se había marcado acabaría por entender. Sendas, maldita sea. Él creía que había dado la espalda a Nheran y sus idiotas búsquedas de misterios perdidos durante la Era de la Oscuridad y sus no menos problemáticos estudios que solo traían consigo peligros y cosas chungas. Por no hablar de sus problemáticos amigotes, que dejaban chicos a los mafiosos de Puerto Enigma. Pero algo de curiosidad sí que tenía. Y… maldita sea, no quería nada que ver con todo aquello que aguardaba en la negrura entre las estrellas, pero…

Pero sí valoraba su magia. Sí quería aprender más. Y él reconocía el vínculo, sus conjuros podían no ser los de Nheran, pero sí la forma en que entendía cómo formularlos.

Raro e incomodo todo aquello. Claro que más sorprendente aun era lo que iba apareciendo sobre la capitana. Una insinuación tras otra y ella no las negaba. Se enfadaba, pero no las negaba. Selt suspira, en realidad lo sabía, sabía que ella conocía demasiado de esos temas, sabía que su curiosidad era demasiado voraz, peligrosamente voraz.

Aun así resultaba difícil de creer. ¿Cruel? ¿Destructiva? ¿Amoral? ¿Falta de compasión? ¿Estaba hablando de la misma mujer a la que casi habían tenido que arrastrar lejos del condenado Roth, que hubiera querido ayudarlo aun a pesar de saber que compartiría la persecución a la que era objeto? ¿Qué no había querido hundir unos barcos llenos de unos tipejos que eran escoria moral y que no les deseaban ningún bien? ¿Qué detestaba la idea de destruir el ecosistema de la Isla del Diablo, un ecosistema que no tenía formas de vida superiores? ¿Qué se había compadecido de unos fantasmas con mala uva? ¿Qué odiaba la violencia? Ni siquiera había matado a su inútil prisionero drow, con todo lo que odiaba a aquella raza. Ni matado, ni torturado, ni un cachetito por ser mal chico. ¿Dónde en cualquier lenguaje podía compaginarse eso con cruel, destructiva, amoral y falta de compasión?

¡Venga ya!

Algo allí no cuadraba nada.

Y aun así, ella no negaba…

Entonces el blanquito empezó a meterse con Marcus. Selt se siente divertido y celoso, Marcus se estaba llevando la parte divertida en aquel jueguecito de tentaciones. Le hace gracia el comentario del blanquito "sabes lo suficiente para no necesitar recurrir a tentaciones de la carne". Hombre claro, solo que éstas eran más divertidas y más si Naewen estaba implicada de por medio. Cachis, otra cosa que reprocharle a Nheran.

-Suertudo -le dice a Marcus y el joven le devuelve una sonrisa cómplice. Le caía bien aquel humano, tenía que reconocerlo.

Pero las explicaciones resultaron aclarativas, al menos eso sí que sacaron. Vaya jaleo. Selt se siente francamente alarmado por las "soluciones" que propone el incoloro ese. No hacía falta ser un experto, ni siquiera saber algo sobre el tema, para saber que eran propuestas terribles. Pasando.

No se sorprende de que a sus compañeros tampoco les guste la idea. Lo raro sería otra cosa. Selt deja que la capitana haga la mayor parte de las preguntas, a ella le gusta y se le daba bien. Es bueno tener un líder preguntón, je. Pero observa que el blanquito esquiva una pregunta de Naewen.

-Yo también quiero saber qué conjunción es de la que estás hablando -interviene Selt, apoyando a la capitana. No parecía un comentario ocioso por parte del blanquito. Era como si el ajeno creyera que estaba pasando algo importante en el mundo. Pero si era así, él no lo veía. Lo más excepcional que conocía que hubiera sucedido últimamente era el retorno de esos thassilonianos y eso difícilmente podía considerarse algo que afectase a escala mundial. Varisia estaba en el culo del mundo, para ser realistas. Y el resto de Golarion, por lo que él sabía, seguía como siempre. Hecho un asco en muchos sitios, pero como siempre. Puerto Enigma era una ciudad pirata, las noticias acababan llegando allí.

Marcus quería atacar. Conforme más avanzaba la conversación Selt menos razones veía para no hacerlo. Aquellos tipos no iban a ser una ayuda, al revés, acabarían siendo un estorbo y tal vez un peligro. Selt vigila sobre todo a los callados. No creía que Blanquito fuera tan gran peligro, los problemáticos eran los que no abrían la boca. Se preguntaba qué habilidades tendrían, qué grado de peligro supondrían.

Selt deja a la capitana lo de decidir qué hacer con el aborto del infierno (bueno, no, del infierno no… de lo Oscuro, je) Por su parte sabía reconocer que cuándo un tema le superaba. Pero ella parecía igual de desbordada, y peor, frustrada en grado sumo. A Selt no le gusta verla así, es magnífica cuando arde de entusiasmo y vitalidad. La curiosidad podía serle peligrosa, pero le sentaba bien, je.

Se siente aliviado cuando ella decide poner fin a la reunión, aunque no entiende que decida marcharse en vez de atacar o proponer una solución. Le gusta la advertencia que les hace al equipo arcoiris. Le da un aire de chica dura, a Selt le gustan las chicas duras. Pero aun así seguía siendo una advertencia, una oportunidad para que salven sus pellejos. Sin compasión, sí, claro. Destructiva… cómo se comía eso. Selt no les hubiera advertido. Por él que se comieran el marrón que tuviera planeado, y si eran destruidos, mejor para todos.

Aunque qué marrón había pensado ella no lo veía, ni claro ni oscuro. Esperó expectante a que dijera algo, pero cuando se paró lo primero que hizo fue un comentario cansado hacia él. Selt sonríe irónico y no niega lo obvio.

-No, no lo sabía. No sabía nada de magia cuando acepté seguir a Nheran en sus viajes. Ni de magia ni del universo ni de temas raritos. Tampoco imaginé que sería un tipejo con aficiones tan… problemáticas. A simple vista parecía un sibarita con algo de sobrepeso, tendencias narcisistas y obsesiones por coleccionar libros raros y viejos.

La mira directamente. -¿Y tú, sabías donde te estaba metiendo esa maestra tuya, esa tal Kamaljit?

Niega con la cabeza algo confuso. -Pero eso que ha dicho el incoloro bocazas… Naewen, ¿cómo es posible? No te pega nada… ¿por qué no le has cerrado la boca?

Ante la exposición de ella de sus opciones, asiente. Está de acuerdo con que las opciones del equipo arcoiris son a cual peor. Tampoco se le ocurre nada mejor que lo que Naewen propone.

-Si escogemos la primera opción quizá podríamos recurrir a alguna iglesia de las que gustan de enmarronarse contra cosas chungas. Iomedae, Sarenrae, Shelyn… no sé. Aunque no sé donde tendrían gente con conocimientos y experiencia para hacerse cargo de esa cosa. Y la gente importante de Iomedae está ocupada en la Herida del Mundo o vigilando al Tirano Susurrante, que yo sepa.

Selt tenía que reconocer que no confiaba demasiado en los sacerdotes, aunque su madre hubiera sido una, pero los meapilas tenían una mentalidad muy particular, sobre todo los de deidades buenosas. Pero era una opción. Selt no tenía la menor idea de a quien podrían recurrir si no.

-En cuanto a la segunda opción… jod… por la jarra de Caiden Caylean, capitana. ¿De donde sacas esas cosas? Un anillo de Deseos. La leche, yo medio creía que esos cuentos eran pura ficción. Nunca había imaginado que vería algo así. Pero, ¿sabes lo rara que eres? No conozco ningún cuento en que el protagonista no haya usado los Deseos para caprichos propios. Y tú los guardas para marrones como éste. Tócate las narices.

Selt sopesa las opciones. -Diría de usar el Deseo. Sí, vale, es peligroso, pero ¿a quien carajo vamos a recurrir para que nos ayude a expulsar a la cosa esa? En el fondo no me imagino que ninguna iglesia tenga más idea que nosotros de cómo echar a esa cosa. Nadie sabe nada del Tapiz, solo los cultistas que juegan con él. Los pocos eruditos que se han metido con eso han acabado mal, siempre. 

Se encoge de hombros. -Y para dejar que los clérigos creen un desastre, bien podemos crearlo nosotros -añade con ironía.

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08/07/2016, 00:24
Señor Blanco

- La "conjunción" como la llama Seltyiel no es otra que la de la cantidad de magia activa en esta parte del mundo, que coincidiese espacial y temporalmente la Dama Velada por aquí, una gran cantidad de noqual bloqueando su ruta y dos alteraciones cronotemporales en puntos equidistantes espacial y temporalmente.- Explicó el señor Blanco que ahora si parecía un profesor de los aburridos.

- Parece mentira como esta pequeña bola de barro, guijarros e insectos puede animarse.- Añadió con otra de sus sonrisas espeluznantes.

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08/07/2016, 00:47
Naewen

Durante la conversación con el Sr. blanco

-¿"Dos" alternaciones espacio-temporales? -Naewen frunció el ceño. ¿Qué dos? La de Shalast y… a saber, creía que lo de allí era cosa del bicho del Tapiz.

Pero se encogió de hombros. -Deja, seguro que pides un precio que no estaré dispuesta a pagar -le dice con una sonrisita al ajeno-. ¿Verdad que no me equivoco?

 

Conversación con el grupo

Miró a Seltyiel. -¿Si sabía donde me metía Kamaljit? Sí, sí lo sabía. Mi error fue anterior a ese -dijo con voz queda.

Sonrió amargamente ante la afirmación de él.

-¿Por qué no lo he rebatido? Porque es verdad lo que dijo, Seltyiel. Aunque no creo que puedas entenderlo… pero no te asustes de mí. Es… complicado de explicar.

Y miró a Marcus, casi esperando que se sintiera espantado. Por no hablar de cómo reaccionaría la druida…

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08/07/2016, 00:48
Señor Blanco

- ¿Me estas preguntando el precio por esa información Naewen?- Pregunto el ser mirando a la elfa.

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08/07/2016, 00:51
Naewen

-A decir verdad ni siquiera sé si la quiero. Pero di, que lo solicites no significa que vaya a entrar en tu juego -respondió divertida

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08/07/2016, 00:52
Señor Blanco

- Dejémoslo en algo cómodo para todos ¿Te parece adecuado la información a cambio de que disipes la curiosidad de tu acompañante humano? Ya sabes, algo de sexo. No es problema para los elfos ¿No?

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08/07/2016, 00:56
Naewen

Se echó a reír. -¿En serio? Os creía interesado en otras cosas. No, no es problema para mí, aunque como intento para diluir los vínculos de este grupo es un poco pobre, ¿no? Además esas cosas, querido, deben nacer de las ganas, no de imposiciones -dijo divertida.

Miró a Marcus por un momento. -Tampoco es que la perspectiva fuera desagrable, conste -le dijo, sonriendo. Y al Señor Blanco de nuevo-: No es que ganes mucho con esa petición...

 

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08/07/2016, 10:32
Marcus

Conversación con los raros

Marcus se había mantenido en silencio durante el intercambio de preguntas y respuestas entre ambos elfos y el señor Blanco. No dijo nada y se limitó a controlar su creciente ira.

Cuando las insinuaciones del señor Blanco se dirigieron hacia los apetitos o gustos sexuales del propio Marcus y Naewen, el humano esperó todo lo que pudo pero finalmente intervino.

- Me parece que hay algo que no entiende.Dijo mirando al Señor Blanco. Lo que hagamos Naewen y yo referente al sexo es cosa nuestra… no para alimentar su extraña curiosidad.Dijo con voz firme.Puede intentar convencerla a ella... pero parece olvidarse de mí. indicó frunciendo el ceño.Mi opinión también cuenta, ¿no? Y por mucho que pudiera querer, no voy a hacer nada por el mero hecho de satisfacerle a usted y a sus amigos, o por conseguir respuestas a unas preguntas. -

Respiró hondo. - Parece un ser inteligente… No continúe por ese camino.Avisó sin intención alguna de mostrarse hostil.

No pensaba ceder. Aquello no estaba bien. No era correcto.

Aun con todo, devolvió la sonrisa a Naewen procurando centrarse en mirarle a los ojos y no bajar la mirada.

- Le pido de una forma amable que deje de manipularme.Dijo de nuevo al Señor Blanco refiriéndose claramente al conjuro que hubiera usado para obligarle a ver a Naewen desnuda.Si tengo que volver a pedirlo no seré amable. -

Conversación con el grupo

Tras una, demasiado para su gusto, alargada conversación, Marcus siguió a Naewen cuando ésta se alejó de la estancia de los tres tipos extraños. No le había gustado nada cómo había ido la conversación… Se había sentido tentado en numerosas ocasiones de emplear la violencia, aunque suponía que no era la opción más sensata.

Cuando escuchó la primera de las opciones que la elfa explicó, su corazón gritó apesadumbrado. No era una buena idea. No, para nada… Ni siquiera sabía por qué Naewen se lo planteaba. Algo en el interior de Marcus clamaba por una extraña dualidad: huir y alejarse lo más rápido de aquel lugar y aquellos seres… o buscar una solución definitiva que los hiciera desaparecer de la faz de Golarion.

Entonces llegó la segunda opción.

- Un Anillo de Tres Deseos… - Repitió lentamente. No es algo banal.Dijo observando la belleza del anillo.

- No me gusta el riesgo. – Dijo Marcus. – Pero creo que usar ese anillo es la mejor de nuestras opciones. Por muy malo que sea lo que venga… Dejar a ese ser en nuestro mundo está mal. No podemos permitirlo. – Dijo firmemente.

- Tener miedo es algo natural. – Continuó. – Aunque temamos ambas opciones hay que hacer lo correcto. – Dijo como si fuera lo más obvio. Sonrió ante el comentario de la elfa sobre los líos terribles en los que le metería.

Negó con la cabeza y mostró una sonrisa.

- No hay elección alguna que hacer. Sólo tenemos un camino. – Explicó. No le preocupaba estar tomando una mala decisión. Para el humano no había decisión, ni había nada que escoger.

Escuchó la opinión de Seltyiel y no pudo evitar una leve carcajada pese a la situación. Para que los clérigos crearan un desastre, mejor que lo causaran ellos. Irrebatible. El elfo le caía bien.

El intercambio posterior de preguntas entre ambos elfos acerca de sus antiguos maestros no espantó a Marcus. Todo el mundo tenía un pasado y en muchas ocasiones o no había elección, o se cometían malas decisiones. Era la naturaleza humana… Bueno, humana, elfa, orca… La naturaleza de las personas. Se equivocaban. La clave estaba en cómo reaccionaban a ello. En si se levantaban para aprender de lo ocurrido, y si era necesario, volver a equivocarse. En si intentaban hacer lo correcto a pesar de los errores pasados.

Así pensaba Marcus y por mucho que averiguara del pasado de sus nuevos compañeros no creía que fuera a cambiar su parecer.

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08/07/2016, 10:53
Señor Blanco

- Estan siendo innecesariamente infantiles a causa de sus exagerados recelos.- Dijo el señor Blanco a todas luces divertido por la reacción de Naewen y Marcus.

- Para comenzar si, es tan pobre como táctica para alterar la dinámica de su grupo que es absurdo siquiera pensar en esa posibilidad.- Indicó a Naewen otra vez con ese tono de profesor.

- Y señor, nadie le esta manipulando. Si ella acepta se que lo desea, pero si aun así no desease introducir su apendice masculino en ella... bueno, solo se perdería la información ¿O no?- Preguntó divertido el ser.- Y le aseguro que sus amenazas de abuso físico me preocupan bien poco. Aunque reconozco que siempre me he preguntado de donde sacaron esa exquisita capacidad para la violencia. Después de todo sus antepasados primates nunca destacaron en ese sentido.

- Y dicho esto...- añadió girandose hacia la elfa- esto no trata de ganar Naewen, nunca ha tratado de eso. Pero supondré que incluso ese exiguo e inocuo precio te parece demasiado. No pasa nada, estoy seguro de que el responsable y tu acabareis encontrándoos.

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08/07/2016, 11:23
Naewen

-No pensaba que esto tratase de ganar. Pero sí que creo que hay un propósito e intento averiguarlo -respondió Aerilaya con diversión-. Siempre hay un propósito tras un intercambio comercial, después de todo. Y resultaría instructivo si lo aclararas. Sí, en el fondo no creo que lograses debilitarnos así. Seltyiel no es celoso en ese sentido y mi amigo humano no es ningún niño ya. ¿Eres de los que te alimentas de emociones ajenas, acaso?

Pero se encogió de hombros. -Deberías escucharle a él mejor -señalando a Marcus pero rehuyendo decir su nombre-. Lo que pides es cosa de dos, y él no aceptaría. Tal vez no porque no lo desee, sino porque cree que no está bien. Subestimas mucho los tabúes y reglas de urbanidad de nuestras sociedades, y las culturas humanas tienden a tener ideas muy rígidas en cuanto a sexo. Así que lo que yo decida o deje de decidir en cuanto a tu decisión no significa nada. Él va a decir que no.

Sonrió divertida.

-Aunque desde luego no creo que sea algo para realizar en este lugar rodeado de locura y alteraciones temporales, en las presentes y estresantes circunstancias, y ante testigos. Que los elfos tengamos costumbres promiscuas no significa que tengamos costumbres exhibicionistas -dijo divertida-. Y sí, es cierto, ya me encontraré con el responsable de eso. Tengo talento para encontrarme con los problemas.

Y a Marcus: -Puedes terminar esa compulsión leve sobre tu voluntad. Solo tienes que desear de verdad que se termine -le explicó-. Aunque no te agobies si no puedes, no es algo malo lo que sientes. El deseo forma parte de nuestra naturaleza.

Al Señor Blanco de nuevo: -Te equivocas si crees que los primates no son violentos. Lo son, tanto como los humanos -asegura, con un tono didáctico análogo al de él y muy intencionado.

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08/07/2016, 12:00
Señor Blanco

- Eso Naewen, será problema del que ha de pagar en todo caso. Si no estáis dispuestos bien, puedo proponerte un precio más estándar, aunque ambos sabemos que ni te lo plantearas. Así que supongo que tendréis que seguir sin esa información.- Indicó divertido el ser.

- En cuanto a la violencia de primates, por supuesto que la tienen, todos los seres vivos de esta realidad la tienen. Pero hay una gran diferencia en cuanto a capacidades. Dales tiempo, los humanos aun no han desarrollado lo mejor de su potencial para la autodestrucción.- Explicó el hombre como un tutor orgulloso de su alumno estrella.

- Oh, y no tiene por que ser aquí el pago. Después de todo esta la cubierta llena de camarotes.- Dijo ignorando de lleno el que obtenía él de aquello.

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08/07/2016, 12:21
Seltyiel

En la reunión de los raritos*

Seltyiel en un primer momento hizo un gesto de sorpresa ante la petición del ser, luego se echó a reír. Los ajenos que frecuentaba Nheran eran menos entretenidos.

-No, desde luego que no voy a saltar con celos -dice divertido-. Puedo envidiar, pero estoy acostumbrado a la libertad en ese sentido. Pero bah, ha puesto esa condición porque sabe que no la aceptaréis. No quiere dar la información, eso es todo. Sólo está tratando ver qué pesca.

Aunque le dice a Marcus, con un aire travieso: -Si lo haces con ella esa compulsión desaparecerá, ¿sabes? Ya no te quedará suficiente lujuria para poder mantenerla.

 

Con el grupo

-No me asustas, Naewen. Aunque me resulta difícil de creer lo que ese ser ha dicho de ti. Parece muy contrario a tu naturaleza. Aunque sí que entiendo lo que es haberte metido en un marrón del que es difícil salir.

Se encogió de hombros. -Pero, ¿asustarme, Naewen? ¿Sabes la clase de persona que soy, la clase de vida que llevo? ¿Crees que has hecho algo que no haya hecho yo? ¿Te das cuenta que en cualquier otra ciudad humana yo sería un criminal que ha realizado incontables delitos capitales? Bah bah. Asustarme, seriamente…

-Ni me asustas ni te critico, Naewen -sonríe-, quizá seas tú quien me critiques si piensas en lo que significa ser un "especialista" en Puerto Enigma.

Notas de juego

* sí, me ha gustado eso, marcus XD

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08/07/2016, 13:57
Marcus

Conversación con los raros

- No es un tabú. – Admitió Marcus con desgana. Su rostro se movió de Naewen a Seltyiel y viceversa.

- Veamos… puedo desear de verdad que se termine… cosa harto improbable por mucho que mi mente racional quiera. – Explicó poniendo ambas manos como si fueran una balanza en equilibrio. – O como dice Seltyiel, hacerlo contigo – dijo mirando a los ojos de Naewen, - y que se acabe esta tontería.

Negó con la cabeza. – Sé que no es malo lo que siento. - aclaró a la elfa. Aunque pudieran pensarlo no era un crío escrupuloso. Tampoco era un exhibicionista claro. - Pero también sé que no se acabará aunque satisfaga mi lujuria así que… no hay opción. No haremos nada ahora, y menos bajo sus condiciones. – indicó señalando al Señor Blanco.

Sonrió, esta vez mirando hacia el tipo de las proposiciones indecentes.

- Si fuera violento no estaríamos teniendo esta conversación. Ocultas la verdad y no sé por qué. ¿Qué interés tienes en que Naewen y yo…? – preguntó sin llegar a acabar la frase.

- Si me contestas con total sinceridad, la pura y simple verdad, aceptaré la oferta. – Afirmó el explorador. - Y si Naewen lo desea cerraremos el trato. – Matizó.

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08/07/2016, 14:29
Naewen

Reunión con los ajenos

Aerilaya miró al Señor Blanco, sonriendo con despreocupación. Lo cierto es que no entendía a qué venía aquello y casi sentía más curiosidad por eso que por la información sobre las alteraciones temporales. Pero lo cierto es que aunque quería saber, tampoco lo quería tan ardientemente. La idea era mala, era malo separar el grupo en esas circunstancias y en ese lugar maldito, era mala idea forzar algo que debía ser agradable y placentero por una imposición externa, y era malo el escenario para entrar en situación; aquel lugar resultaba como mínimo estresante. Pero sobre todo y ante todo, Aerilaya odiaba que la manipulasen, y más especialmente desde su temporada con las Hijas.

Y lo que había dicho era verdad. Tenía un talento especial para atraer a los problemas. Acabaría enterándose, seguro.

Aunque sonrió divertida ante la espontánea declaración de Seltyiel.

La contestación de Marcus la cogió por sorpresa, sin embargo. No se la esperaba. Le sonrió. -Sé que no eres un crío. Pero nuestra cultura pesa mucho. Yo mantengo un montón de restricciones asimiladas en Kyonin, no te creas. Simplemente son diferentes. Pero sí, es repugnante jugar así con los deseos de otros. Esto debe ser algo libremente elegido.

La maga posó una mano en el hombro de Marcus, y tejió un conjuro, demorándose un momento porque tiene que recordarlo, dado que no lo había estudiado aquel día. Aquella magia estaba destinada a romper encantamientos, no sólo conjuros típicos. Esperaba que sirviera de algo, pero al menos merecía la pena intentarlo. Si Marcus seguía sintiendo deseo, que fuera por voluntad propia y no porque jugasen con su mente.

Pero se volvió, irónica, a ver qué contestaba el Señor Blanco.

 

En la reunión del grupo

Aerilaya miró a Seltyiel. -Me alegro de que pienses así, y sí, me hago una idea de lo que significa haber sobrevivido en una ciudad como Puerto Enigma a la sombra de sus señores del crimen. Pero, no Seltyiel, no. No creo que haya hecho algo que tú no has hecho. Estoy segura de que he hecho mucho que tú no has hecho. Y piensa una cosa: fue a mí quien aplicó el Señor Blanco esos adjetivos… no a ti. Y es por algo. Tú sólo has roto un plato que otro, eso es todo.

Notas de juego

Romper encantamiento sobre Marcus