Partida Rol por web

Nymeria no pudo ocultar una leve sonrisa ante las quejas del comerciante. Pero pronto se recompuso y simuló cara de fastidio.

- Estoy segura que el buen Alan no aceptaría la ayuda de una Jóven Dama. Digo mirando a su prima. - Además en breve acamparemos y podremos descansar... y hasta tal vez podamos probar esas sartenes que nos ha prometido nuestro invitado.

No conseguís ver nada raro, y ante vuestra sorpresa, una flecha se clava en uno de los soldados, hiriéndole gravemente.

En ese momento, dos jinetes salen de imprevisto desde ambos lados del camino y cargan directamente contra ser Ragar y Namir que van en cabeza.

Ser Ragar es alcanzado pero su armadura consigue detener el golpe de la espada del rival sin herirle. Namir no tiene tanta suerte y es herido levemente, al soprepasar la espada su cota de escamas.

Namir, irritado por el indecoroso asalto, se arma y equipa. Contrarrestra el ataque con su ímpetu contraatacando, acompañando una frase a su contracarga - Cuidado.

El joven escudero levanta el escudo con el fin de protegerse y aferra con fuerza la lanza.

Nymeria calma a su caballo que se altera con la sorpresa.

- Diickon, cuida a Albian y al Maestre.

El caballero ataca directamente al enemigo más cercano a su posición esperando vengar al soldado asesinado mientras grita la orden al resto de guardias.

- ¡Cubrid a los demás! - los dos que tenía delante no eran lo que más le preocupaba, en cambio, los arqueros ocultos si.

¿Y cómo se hace para lo del daño que tengo potenciado con estar arma?

Ha desaparecido el post de cuando ataqué. Ya me dirás que ha pasado o qué quieres que haga.

Hago un pequeño resumen de lo que ha pasado y de lo que puede pasar:

- Una flecha se clava en el ojo de uno de los soldados Bredford que cae herido de gravedad de su caballo. 

- Dos jinetes salen del bosque y atacan a Namir (que es herido; 2 puntos menos a su salud) y a ser Ragar (que no resulta herido)

- Ahora es turno de tirar iniciativa (voy a tirar por los que aún no lo han hecho y establecer orden de actuación)

SECUENCIA ASALTO 1

Namir tras ser herido por el atacante, rápidamente se avalanza sobre él y le asesta un golpe que acaba rápidamente con la vida del pobre desgraciado (con ese pedazo de tirada lo matas en el acto) que cae fulminado de su caballo.

Albian, recula hacia atrás y deja que sean los guerreros quienes se ocupen de los atacantes.

El atacante al ver a su compañero caer ataca con furia sobre Namir hiriéndole de nuevo en el brazo.*

Ser Ragar ataca al que ha herido a Namir y le asesta un buen tajo con su espada que le inflige una buena herida en el costado al atacante que a duras penas no se cae del caballo y consigue aguantar montado en el animal.**

Namir se tambalea del segundo golpe. El primero sería una sorpresa, pero el odio que sentía, era tanto, que sin espada, le hubiera arrancado la cabeza al tio de todas maneras. Con los dientes.

El escudero siguiendo las órdenes recula hacia atrás para proteger al maestre y a Albian, manteniendo el escudo en alto para evitar las flechas y aferra con la otra mano la lanza. También busca entre los arboles si hay algún bandido  más oculto.

Escuchas el trote de un caballo a lo lejos. Parece que se aleja de la contienda.
 

Nymeria observa detenidamente los árboles, mientras prepara su daga. De donde salió la condenada flecha?

Una nueva flecha sale disparada de algun lugar clavándose directamente en el pecho del maestre que cae fulminado del caballo con los ojos en blanco. 

Namir, espada en mano, con mucho odio acumulado carga hacia el posible aquero, con toda la mala intención de separar su cabeza de los hombros. Solo hay que seguir el curso de donde salen las flechas. No será muy dificil encontrarlo y su brazo le tiene "muchas ganas" sobre todos tras herir al maestre.

Mientras avanza se le escapa entre dientes. - Ragar no lo remaptes, que quiero hablar con él. Su voz, tan cargada de ira, que no podái separar los dientes, sonaba como una amenaza, aunque realmente era una solicitud.

El atacante, al verse solo y con su compañero muerto, mira detrás como esperando ayuda que no llega. En ese momento tira su espada al suelo e intenta cortar su grave hemorragia con sus manos.

- No me matéis, necesito ayuda o me desangraré, os suplica 

-¡Poneos detrás de los carromatos!- grita el caballero a los demás al ver como impacta un nuevo virote, esta vez en el maestro que cae al suelo tal vez muerto.

La rabia inunda todo su cuerpo pero confía en que Namir pueda dar con el arquero. Se acerca al atacante herido y con una mirada gélida le dice "Más vale que me digas quienes sois y porqué nos atacais, sino me encargaré que te desangres cien veces antes de dejarte morir".

Sin saber muy bien lo que hacer tras el ataque lo único que me veo capaz de hacer es echarme hacia atrás para no interrumpir y molestar a los demás en su combate e intentar calmar a mi caballo -shh shh... calma chico...- miro horrorizada cómo el maestre cae fulminado en uno de los ataques y ahogo un grito de espanto.

Noto que el pulso me va a mil y también tengo ganas de entrar en la pelea, pero no estaría bien visto y lo único que conseguiría sería resultar una molestia más que de ayuda...
Al ver al hombre gravemente herido y a Ragar hablar con él, no lo dudo un momento y bajo de mi caballo cogiendo una bolsa que colgaba de uno de sus costados y me acerco a donde están todo lo rápido que puedo atenta a cualquier posible ataque, si es que queda alguien escondido entre la maleza.

-Puedo... ¿puedo intentar ayudar?- más que una pregunta quería que resultara una afirmación, pero me encuentro demasiado nerviosa como para corregirme, por lo que me dedico a sacar un trozo de tela limpio y la mojo con un poco de agua. Sin dudarlo y con las manos firmes aprieto la herida del hombre. Mientras me mantengo seria esperando una respuesta por su parte hacia lo que le ha dicho Ragar comienzo a sacar ungüentos que pueden servir de ayuda, aunque no sé si necesitaré alguna otra hierba específica.

Gracias a Albian, el atacante deja de sangrar, aunque las heridas son graves y podría perder el conocimiento en cualquier momento.

Algo mareado, balbucea perdon;

- Yo soy solo un mercenario al que pagaron bien por atacaros. Mi nombre es Thomas Hen y ese era Kraft, creo. Nos dijeron, dice mirando al otro muerto, que seríamos dos a caballo y seis más escondidos con arcos, aunque no los veo. Tengo hijos, no me matéis.

Una vez que calla, comienza a vomitar.

Ya me dirás si encuentro arqueros o si no encuentro nada, tras rastrear y usmear, estando seguro que no hay nadie más, regresaría.