Partida Rol por web

El caballero al escuchar que podían ser seis los arqueros con los que se tendría que enfrentar Namir cabalgó hacia la dirección dónde había ido su compañero a la par que ordenaba a los demás soldados de la comitiva que protegieran al resto. Ojalá hagan algo porqué si todos dependen de Namir y de mí... pensó.

Namir y ser Ragar buscan rastros del paradero de esos arqueros aunque no encuentran a nadie en las cercanías, sólo piisadas cerca de un caballo que se pierden algo más lejos.

Apoyo mi mano en la espalda del hombre y le acaricio intentando carlmarlo mientras vomita y se convulsiona. Algo que no me faltaba en esos momentos era sangre fría.
-Quizás sí le vengan bien algunas hierbas medicinales, o por lo menos que le calmen. no queremos que se deshidrate- busco de nuevo en la bolsa algo que me pueda servir para calmar su estado mientras veo a los demás buscar a los supuestos mercenarios que lo iban a acompañar -mucho me temo que le han engañado, aunque casi mejor así... ¿quién los contrató?- casi estoy segura de la respuesta, pero prefiero asegurarla.

El escudero bajo de su caballo y lo ato a una rama cercana, luego fue a por el caballo del maestre para impedir que huyera. Durante el combate oí como un jinete se marchaba al galope, pero juraría que era solo uno, seguro que este rufián miente. Finamente se acerco al maestres, para ver si se podía hacer algo por él, aunque el tipo de herida presagiaba lo peor.

El atacante se recupera levemente y al ver en peligro su vida si no responde rápido, os muestra un papel que saca de uno de sus bolsillos.

- Nos contrató un lord que se hacía llamar Alfrid Dannet, aquí está el documento que nos firmó para contratarnos, dice mirando al compañero muerto y entregándoos un papel arrugado.

Por otro lado, el maestre está muerto en el suelo. La flecha le atravesó el ojo y le sale por la nuca junto a restos de sangre.
 

Ragar regresa rápidamente con el grupo al ver que sólo había rastros de un caballo y que se perdía al cabo de un rato. Al volver escucha las palabras del mercenario y toma el papel para leerlo. Intenta descifrar lo que pone pero aún sigue aturdido por el combate así que le pasa el papel a cualquiera de los demás. Mira el cadáver del maestre y la pena y la rabia invaden al caballero. Luego se dirige al carro y busca algunas cuerdas para atar al mercenario.

- Dijiste que habían seis arqueros más. Sólo había el rastro de un caballo. Ya puedes empezar a hablar o tu herida en la pierna será el menor de tus problemas. - dice, dejando claro por su tono de voz que sería capaz de cumplir sus amenazas.

Nymeria corrió tratando de alcanzar al Maestre. Pero cuando llegó solo era un cadaver. sus ojos se llenaron de lágrimas. El viejo Gilliant siempre había estado con ella, desde que era una pequeña. Había servido fielmente a su Casa, mas allá de algunas de beber algunas copas de más.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las dejó salir. Depositó con cuidado la cabeza del Maestre en el suelo y lo cubrió con una túnica. Se acercó al hombre, y tomó el papel arrancándoselo de la mano.

- Cuando te contrató? Hacia donde fue?... Puso su pié sobre la herida del hombre y comenzó a pisárselo con fuerza.

Las lágrimas se agolparon en los ojos del escudero, era la primera vez que veía morir a un hombre y además era conocido, un amigo. Pero el escudero recordó su deber como escudero y contuvo las lágrimas, no podía mostrar debilidad en un momento como ese. Pero todo ello le había dejado confuso no sabía qué hacer. ¿Qué hacemos con el cuerpo del maestre? No podemos llevarlo de vuelta a casa.

Miro con el ceño fruncido a mi prima -Nymeria, estoy intentando curarle, y así lo único que harás será matarlo. Creo que muerto no nos servirá, si no me equivoco- aprieto los dientes. Definitivamente el viaje me estaba cambiando, nunca antes le había dicho algo así a Nymeria. Veo al grupo hacerse cargo del cuerpo sin vida del maestre, aunque prefiero no mirar... siento una enorme tristeza por la pérdida, y aún más que no haya sido una herida leve que se hubiese podido curar... lo único que es de agradecer es que haya sido una muerte rápida. 

-Creo...que lo mejor sería darle una sepultura digna aquí...¿no?- digo con una mirada triste hacia Dickon. La verdad es que yo también preferiría enterrar el cuerpo en sus tierras, pero no lo veo factible.

Me pongo de pie y me asomo a mirar la nota -¿qué pone?- giro la cabeza para intentar leerla. 

Namir sigue buscando y siguiendo un poco las huellas. Pero sin alejarse demasiado.

Nymeria fulminó con la mirada a su prima, mientras continuaba ppisando la herida del hombre a pesar de los gritos de dolor...

El soldado herido, casi pierde el conocimiento cuando Nymeria le pisa la horrible herida. Gritando intenta contestar a la joven Bredford

- ¡¡ NOS CONTRATÓ AYER!! ARRGGG. NO SÉ... NO SÉ DONDE HA IDO. POR FAVOR CREEDME!!!! Dijo que sería un trabajo fácil, arggg, y nos pagó varias monedas de plata. Nos prometió oro al finalizar el trabajo, arrrrggggggg!!

No hace falta ser muy listo para darse cuenta que la nota que lleva el soldado es una burda falsificación con un sello que intenta imitar el de la casa Dannett. Quizá los soldados no sepan ni leer y se creyeron esta especie de "contrato de trabajo".

En la nota se especifica que lord Alfrid Dannet contrata los servicios de los mercenarios para emboscar y atacar a unos viajeros a cambio de una buena cantidad de dinero.

Luego de leer el papel Nymeria se volvió al mercenario. Aflojó por un intante la preción para dejarlo hablar.

- Donde los contrató? Cómo dió con ustedes? Como era? Tenía alguna seña particular, alguna cicatriz? Era alto, gordo, calvo? Descríbelo!!!

El papel parecía carecer de sentido. El sello era una falsificación, y aunque hubiera sido real, nadie sería tan tonto de firmar una orden de asesinato con su propio puño y letra.

La espada de alquiler describe a Alfric Dannett como una persona alta (en realidad es bajo), delgado (es robusto), moreno (es
pálido) e imponente. Una descripción más precisa del Dannett sería la de un perro pequeño y ladrador.

Todos vosotros conocéis el aspecto de Lord Dannett, y sabeis que el hombre que describe no puede ser Alfric Dannett.

El mercenario además os dice que la espada de lord Dannett tenía una empuñadura con un zorro grabado.

Ragar observó como Nymeria interrogaba al soldado. 

Al caballero le sonaba extraño que la empuñadura del hombre tuviera un zorro, alguien que conocía nuestra famosa enemistad con los Dannet se estaba aprovechando de ello para causarnos daños y hacer más fuerte el conflicto entre nuestras familias, ¿sino porqué habría contratado a aquellos mercenarios en nombre de esa casa?

- Nymeria, más vale que lo llevemos vivo a Desembarco del Rey, hay que averiguar todo lo que sabe y que lo juzguen. Mercader, tu palabra en ese caso sería muy importante para nosotros.- comentó el caballero poniendo una mano sombre el hombro de su señora para tranquilizarla- Sea quién sea el responsable va a pagar por esto... -pronunció con los ojos rojos de rabia.

El caballero se acercó al cuerpo inerte del maestre, rompió la flecha que aún tenía clavada en el ojo, fue en busca de algunas mantas y cubrió el cuerpo del maestre "Dickon, ayúdame" le pidió una vez envuelto el cadáver para subirlo al carromato.

- Creo que será mejor darle una sepultura digna, pero no aquí en mitad del camino. Mañana en Desembarco podríamos hacer los honores, si le parece bien a nuestra señora...

Ragar pretendía dar aquello por finalizado, no era seguro seguir en el mismo sitio después del ataque.

-¿Alguien sabe enviar cuervos? Quizás sería bueno explicar lo sucedido a vuestra señora madre- hablándole a Nymeria- y otro a Desembarco del Rey. Cuanto antes sepan lo sucedido, mejor.

- Donde? Donde lo cruzaron? Donde fue que los contrató? Con quien estaba?

Los ojos de Nymeria despedian fuego, tan ensimimsmada estaba que parecía no poder escuchar las palabras de Ser Ragar ni la de nadie mas.

El mercenario no puede aguantar más y por el dolor de las heridas pierde el conocimiento. Su estado es grave y si no recibe ayuda podría morir en dias o incluso horas.

El caballero se acercó de nuevo a Nymeria y se puso delante suyo.

-Mi señora, ya está bien, muerto no nos servirá de nada.- dijo sacudiendo a Nymeria por el hombro- Albian, mira a ver si puedes curarle un poco la herida. Con que no muera hasta mañana será suficiente...- sus palabras sonaron frías pero no tenía ni un ápice de misericordia para aquél hombre.

El escudero ayudo a ser Ragar con el cuerpo del maestre. ¿un zorro en la empuñadura de la espada? Eso no os suena al caballero zorro del que hablaban en la posada. ¿Pero qué intención iba a tener en atacarnos alguien que no nos conoce? Pude que intente enemistarnos más con la familia Dannett. ¿Pero qué sentido tiene esto? Como siempre el escudero preguntaba desde su ignorancia.