Partida Rol por web

-Si si, vivimos todos aquí. Usualmente no suelen venir humanos aquí, pero hoy es un caso especial.

Sonrió ampliamente.

-En la superficie es bastante mas peligroso que aquí, este sitio tiene su historia. Hace mucho, mucho, nuestra manada compartió su comida con un grupo de Drilbur en invierno, porque estos se habían quedado sin provisiones. Para los Spinda, es complicado el reunir comida, y mas aún sobrevivir día a día debido a su comportamiento. Cualquiera que esté hambriento y coma carne lo volvería su objetivo, porque somos muy fáciles de abordar desprevenidos. Entonces, los Drilbur se comprometieron a ayudarnos, y cavaron todo este sitio para crear un sitio seguro para vivir. Eso fue antes de que yo naciera, y de tanto cavar y esforzarse muchos de los Drilbur cambiaron.

Señaló un punto concreto, en lo alto de un edificio. Bajo una víscera de metal, algo te estaba mirando con ojos no muy felices. De hecho, jurarías que de no estar acompañado, te estaría atacando.

-Debido a que el túnel esta oculto e inicialmente es pequeño, es bastante raro que alguna amenaza se meta aquí, pero cuando pasa los Excadrill los echan a patadas. Son muy atentos, pero tienen muy mal carácter usualmente. Pero una vez que los conoces puedes decir que son tan amables como fuertes.

Los Spinda que venían se fueron dispersando, cada uno por su lado, al final estabas andando solo con ella ahora.

Durante la extensa explicación de la niña Zek no se separó de ella en ningún momento, quería conocer todo lo referente de aquel lugar y la pequeña lo estaba explicando muy bien, Zek solamente asentía y memorizaba cosas que le decía, lo más interesante, así luego tendría que escribir en sus notas sobre este lugar.

Alzó la cabeza y miró fijamente al Excadrill, era un pokémon desconocido para él, pero le llamó la atención nada más verlo, le pareció un pokémon fuerte, quiso echar mano de su pokédex y así averiguar más cosas sobre ese Excadrill, contuvo su primer impulso, no sabía cómo se tomaría un pokémon salvaje que lo apuntaran con un aparato desconocido, Zek no quiso tentar a la suerte.

Cuando la niña acabó de hablar el entrenador volvía a estar lleno de preguntas, varias esta vez, no dudó y mirando a la pequeña lanzó las primeras. –¿De qué peligros hablas? ¿Es que este lugar es peligroso?– suponía que no se refería únicamente a los pokémon salvajes, a ellos estaban acostumbrados.

-Aquí no. Pero digo arriba, hay muchos depredadores como es normal. Duermes en el campo, llega un Mightyena sin hacer ruido...¡y te come mientras duermes! No es muy agradable, no quiero que me pase a mi. Para nosotros la mejor opción es convivir. Aunque, últimamente hay algo muy grande que debe estar moviéndose en la superficie por el tema de los derrumbes.

Cuando volviste a mirar hacia arriba para prestarle atención de nuevo al pokemon en lo alto, ya no estaba ahí. Caminar por ahí comenzaba a ser algo complicado debido al transito de pokemon, principalmente Spinda aunque veías algunos Drilbur mezclados entre el tumulto. Si embargo antes de llegar al final de la calle, viste a otra persona en un asiento, como esperando. Decir que era extraño el sujeto era poco. Levaba ropa holgada y pesada de color marrón, con algunas marcas rojas en los pantalones Tenía un voluminoso y cabello marrón, sujeto en una semi-trenza gruesa como un puño por un grillete de metal. También portaba una víscera de metal que cubría sus ojos de tu vista, y cadenas por todo accesorio. La niña se detuvo, contenta, y le saludó con la manita.

-¡Hola Iron!

Este levantó una mano devolviendo un gesto de saludo, y pudiste apreciar que toda la mano estaba cubierta por un guantelete de dedos largos y afilados.

-Sabes que traer visitas de arriba está prohibido sin aviso -dijo con tono tranquilo e inflexible.

La breve explicación de la niña le pareció de lo más normal, aunque él no había tenido excesivos problemas con los pokémon salvajes lo entendía. –Ese algo grande también es muy rápido, lo he visto a lo lejos y no sabría decir si es amistoso o no– comentó sin saber que quizás no hablaran de la misma criatura.

Durante la preparación para este viaje que apenas acababa de comenzar pensaba que no se olvidaba nada, ahora se estaba dando cuenta de que se había equivocado, le faltaba una cámara de fotos, aquella aldea pokémon era digna de ser fotografiada, y aunque a Zek le iba a costar olvidar todo lo que estaba viendo le hubiera gustar sacar fotos de todo aquello, ahora no podía hacer otra cosa que lamentase.

Continúo avanzando detrás de la niña, seguido de Kenpachi que aún seguía a su lado, podría devolverlo a su pokéball y hacerle descansar, pero Zek creía que aún no era el momento, llevaba poco tiempo en aquella curiosa aldea y aún podía meter la pata, de hacerlo quería tener a su fiel Schyter al lado, por lo que pudiera pasar.

Al ver únicamente otros pokémon Zek comenzaba a pensar que la niña viviría asolas con todos, un hombre vestido de una extraña forma le hizo cambiar de idea, la niña no estaba sola y el hombre amigable no le había parecido, lo mejor hubiera sido que la niña hablara con él ya que le conocía, pero esa idea no le convencía, tomó la palabra. –Si no ha avisado es porque no ha podido– aclaró con un tono firme dirigiéndose a Iron, el cuál le imponía un poco. –Ella se había quedado encerrada y yo la he rescatado, después he querido acompañarla hasta su casa para asegurarme de que no le pasara nada, y si crees que un extraño como yo puede ser un problema, esta vez no lo será, no tengo intención de haceros daño a nadie– ahora que estaba allí no quería marcharse tan pronto, quería quedarse un poco más y descubrir más de aquella aldea.

-Es cieeeerto. Además, es culpa de los otros, que se fueron a buscar ayuda arriba en lugar de abajo.

La chiquilla puso los brazos en la cintura, en una posición un tanto cómica como si estuviese airada.

Por toda respuesta, Iron se levantó de si sitio, al apoyar ambos pies en el suelo sus botas con partes metálicas hicieron un chasquido, y las cadenas tintinearon. Inicialmente, pareció que te estaba mirando, aunque no lo veías por la víscera de metal. Luego, su atención principal pasó a ser Kenpachi. Se acercó lento, y a una distancia que considerarías ya peligrosa para su seguridad. Esto sumado a que tu Scyther no se veía muy feliz, estaba gruñendo levemente como si murmurara algo en su idioma incluso.

Fue un parpadeo. Iron levantó la mano enguantada a una velocidad sorprendente, dando un zarpazo con las terminaciones de metal afiladas de sus guantes. En respuesta, Kenpachi había levantado una de sus cuchillas dando un corte ligero, lo justo para bloquearlo. Tras quedar en contacto unos momentos, Iron bajó su mano, y tu pokemon su hoja.

-Tienes una boca muy grande, pero también espíritu. Asumiré que te harás responsable por esta persona -dicho esto, se alejó unos pasos nuevamente y te miró a ti- Tiene demasiada personalidad para haber sido criado por un patán. Eso es lo que yo creo, al menos. Gracias por salvar a la pequeña -dijo lo último en un tono mas suave- Supongo que puedes quedarte cuanto gustes en agradecimiento.

Asintió tras la corta intervención de la niña y esperó la respuesta de Iron con cierta impaciencia, miró al hombre, que se acercara tanto a Kenpachi no le convencía, lo mismo le pasaba a su pokémon que se encontraba gruñendo, pero menos le convenció que atacara a su compañero, quiso gritarle a Iron que hacía, se contuvo al ver que su Schyter paró sin problemas el ataque y todo quedó ahí.

–Está bien– contestó secamente al extraño hombre, estaba un poco cabreado por la actuación de Iron y también por lo que le dijo, ¿Quién era él para llamarle patán? Aún así lo dejó pasar y se le quedó mirando hasta que se fue, entonces su mirada pasó nuevamente hacia la pequeña niña. –¿Quieres que te ayude en algo?– preguntó directamente ya no tan amablemente como antes, aunque la niña no tenía culpa alguna no podía cambiar su actitud rápidamente.

Pero, Iron no se había ido en absoluto.

-No te enfades tanto, citadino. -dijo en un tono ya mas relajado- Uno tiene que comprobar lo que entra y sale aquí, hay niños corriendo por las calles y Spinda que se chocan con las paredes, si algo peligroso se metiera y no lo detectamos a tiempo sería muy perjudicial. Se nota que no sabes nada de nada de este sitio, y no hablo de nuestro subterráneo. Puedo ofrecerte una bebida y algunas explicaciones si quieres. Y para ti, me queda algo de chocolate -lo último lo dijo mirando mas abajo, a la pequeña.

Zek pensaba que Iron se había ido, estaba equivocado, así que se sorprendió al volverlo a escuchar. –Es lógico– se limitó a decir tras no perderse ninguna de sus palabras, ahora estaba más tranquilo que después de escuchar la primera vez a Iron, y cómo ya había dicho le sonaba lógico que tratara así a los extraños. –Me apetece esa bebida y escuchar lo que tengamos que decirme– con estas sencillas palabras Zek aceptó la invitación de Iron, escasos minutos atrás le querría haber gritado y ahora esa sensación acababa de desaparecer. Se metió las manos en los bolsillos y les esperó para ponerse en marcha.

Seguiste a Iron, que caminaba sin decir nada, a paso bastante rápido para todo el peso metálico que llevaba encima. Por su parte la pequeña se esforzaba por seguir tu paso, no parecía con ganas de irse a casa luego de la oferta del chocolate. De hecho, se veía risueña. Kenpachi andaba algo mas atrás, extrañamente pasivo...no, mas bien pensativo.

No hubo mas que unos doscientos metros como mucho de desplazamiento entre las calles, los Spinda, los Drilbur, algún que otro pokemon de tierra en general, y muy de cuando en cuando otros humanos, aunque estaban lejos como para ponerse a asimilar, aunque en general todos vestían colores terrosos. La casa a la que accedió Iron no era muy distinta del resto, de piedra y tamaño moderado. El interior era un tanto frío en cuanto a vista.... Tenía mobiliario funcional, como mesa, gabinetes, estanterías y sillas, hechos en piedra mayoritariamente. De cuando en cuando, tenía alguna llamativa piedra o cristal hermoso a la vista como adorno, de colores variados, aunque sin conocimiento del tema te sería difícil decir que era cada cosa.

-Hm...

El dueño de casa se ausentó un momento a otra habitación. Volvió con un trozo de chocolate que había sobrevivido, en un envoltorio que le quedaba grande al faltarle el resto de su tamaño. En la otra mano, tenía una botella de cristal teñido de azul, y dos vasos de cristal un tanto rústicos y con ligeras irregularidades en su forma, como hechos por una persona sin demasiados conocimientos al respecto. Pero estaban bien y no daban problemas para su uso.

-Solo tengo a la mano Licor Ursaring. Directo del Bosque Rudo, si no estas acostumbrado a beber ten cuidado. Realmente te dará un golpe muy fuerte si te descuidas.

Suspiró, por su parte sirvió el vaso que le correspondía a tres cuartos y le dio un trago profundo, volviendo a soltar aire tras esto con una media sonrisa de satisfacción. Por mientras, la pequeña miraba las rocas de la habitación una por una mientras consumía lo que le habían dado, contenta.

-Bueno...¿hace cuanto estás en Arcadia? Porque de aquí no eres, seguro.

Agradeció no tener que hablar mientras seguía a Iroh, así se pudo centrar en seguir observando la aldea bajo tierra, pues por más que miraba a su alrededor aquello era extraño para él y quería seguir viendo todo aquello, sin duda debía ser un buen lugar para vivir si te gusta estar aislado, a Zek le gustaba, pero la idea de vivir bajo tierra no le agradaba tanto.

Llegó el segundo a la casa tras Iroh, se paró frente a la puerta y dejó que la pequeña pasara, miró el interior, le pareció una casa bastante modesta de no ser por algunas piedras preciosas que resaltaban entre tanta roca, entró tras tomarse el tiempo necesario para mirar bien lo que podía ver de la casa y después entró, con él lo hizo Kenpachi. Lo primero que hizo fue dejar la mochila y sus bolsas con cuidado en un sitio donde no molestara, después se sentó y esperó a que apareciera Iroh nuevamente.

Miró el vaso que le ofreció y su contenido, no le gustaba lo que le había dicho, un licor fuerte, no podía haberle dado nada peor, Zek no bebía, pero por no hacerle un feo a Iroh cogió el vaso con ambas manos y le dio un breve trago. Demasiado fuerte para él, tanto que tosió un par de veces, se dio por vencido y dejó el vaso, esa bebida no era para él, hubiera preferido chocolate también.

Aún le picaba la garganta un poco por la bebida, pero eso no le impidió contestar a Iroh, aunque tuvo que carraspear antes de decir nada. –Llegamos ayer a Arcadia, en ferri, ayer pasé el día en Pueblo Amanecer y hoy aquí estoy– contestó sin añadir más detalles, se suponía que era el hombre quién debía contarle cosas y no al revés.

-Hm...no se si sea tiempo aún, recién llegas.

Iron se vio bastante pensativo durante unos momentos, y terminó de vaciar su vaso para darse algo de tiempo de pensar. Se cruzó de brazos tras esto, aparentemente mirándote.

-Puedo decirte cosas interesantes, como te dije. Pero, tendrás una experiencia un tanto desagradable luego de que lo sepas. Y no de mi parte o de la niña, o de nadie de aquí. Si aún así estás dispuesto a oír, a nosotros si se nos está permitido develar...

Observo cómo Iron se bebía esa bebida sin problemas, eso levantaba cierta admiración en Zek hacia él, poca pero algo es más que nada, que se bebiera esa bebida infernal tan tranquilamente demostraba fortaleza física, o eso le parecía.

Las palabras que dijo el hombre antes de beberse el Licor Ursaring despertaron la curiosidad de Zek, lo que le dijo después hizo que esa curiosidad aumentara, un secreto, algo que podían contarle y que era peligroso, aunque no entendía porqué era peligroso, las palabras no son un peligro, Zek se limitó a asentir, estaba preparado para escuchar lo que tuvieran que decirle, o esa pensaba él.

-Bien, si así va a ser. -dijo en un tono curiosamente cauteloso. Escuchaste un sonido muy suave desde algún punto detrás de ti, una especie de "¡Puff!" muy sordo- Te lo pondré sencillo, porque contado no tiene tanta gracia.

Se quedó unos momentos callado mientras servía un vaso nuevo de bebida, tomaba un profundo trago, y suspiraba satisfecho tras el golpe de la misma.

-¿Cuantos humanos crees que hay en esta sala?

Buscó de reojo a su alrededor al escuchar un extraño sonido que vino después de las nuevas palabras de Iron, desistió enseguida al no encontrar a lo que fuera que hizo el ruido y siguió escuchando a Iron, esperó con impaciencia a que volviera a beber, la pregunta le descolocó ¿Cuántos humanos? Si algo tenía claro es que aquella pregunta debía tener trampa, aún así se fió de lo que veía, había tres.

–Tres– contestó escuetamente y se cruzó de brazos a la espera de la nueva contestación.

-Incorrecto. -dijo divertido, y llamó- Ven aquí, niña.

Hizo un gesto para que se acercara la niña...pero no estaba mas, por ningún lado. Lo que se acercó corriendo torpemente fue un Spinda algo mas pequeño que la media, dudoso.

-Aquí solo hay un humano -dijo, cortante y preciso como una de las hojas de tu Scyther. Aquellas pocas y bien pronunciadas palabras, eran un fuerte martillazo a tu sentido de la lógica.

Incorrecto, la palabra se repitió en su mente, era imposible, estaba él, Iron y la... Buscó con la mirada por la pequeña casa a la niña después de que Iron llamara al pequeño Spinda. –Imposible– murmuró, Zek estaba seguro de que rescató a una niña, si hasta habló con ella, aquello no podía ser verdad, Zek se negaba a creer que únicamente hubiera un humano como acababa de decir Iron, ¿Qué estaba pasando allí? No tenía la respuesta y quería saberla.

–Hasta hace un momento aquí había tres humanos, lo he visto con mis ojos ¿Qué pasa aquí?– preguntó a la vez que le hizo señas a Kenpachi para que se acercara hasta él, prefería tenerlo cerca por lo que pudiera pasar.

-Está aquí -dijo levantando al Spinda pequeño- Vamos, cambia de nuevo que para eso estás joven.

Lanzó el pequeño pokemon al aire con suavidad. Escuchaste el mismo "¡Puff!" de antes, y ahora viste que se debía a un ligero estallido como de humo, niebla...algo que oscurecía la visión clara un momento en torno al pokemon y se expandía, revelando la forma de la niña de antes.

-¡Ta-da! -dijo orgullosa, haciendo una leve reverencia tomando las puntas del vestido para levantarlas un poco. En esto casi pierde el equilibrio y decidió no mantenerla demasiado- ¡Cambiar hace cosquillas!

Iron dijo, como si recitara una verdad en forma de verso.

-Érase una vez un pokemon en un bosque. En ese bosque, el pokemon se despojaba de su piel para dormir como un humano. Despierto, el humano vestía la piel del pokemon para vagar por los poblados. -hizo una breve pausa- ¿Entiendes ahora?

No podía creer lo que acababa de ver, el Spinda después del extraño sonido que había escuchado segundos atrás cambiaba y volvía a ser la niña, Zek abrió los ojos de par en par y sus labios dibujaron una única palabra que no llegó a decir. Imposible. De no llevar gafas se hubiera frotado los ojos para comprobar que no estaba viendo alucinaciones, pero lo que si hizo fue darse un leve pellizco en su pierna, pensaba que aquello debía ser un sueño, comprobó que no lo era, entonces prestó atención a lo que Iron comenzó a decir.

Poco entendió Zek de lo que le acababan de decir, su cara dejaba claro que no había entendido a Iron. –¿El bosque os hace ser mitad persona mitad pokémon?– preguntó subiéndose las gafas con el dedo índice, de no ser porque acababa de ver a la niña cambiar de forma ahora mismo Zek estaría pensando que intentaban tomarle el pelo.

Iron suspiró y negó con calma.

-Eso es demasiado vanidoso. Simplemente somos. No mitad nada. Solo somos pokemon. Los de afuera perdieron su capacidad de cambiar de forma, pero aquí en Arcadia todos la conservamos. Pero estoy seguro de que incluso mas allá la leyenda debería haber perdurado. Hubo un tiempo en el pasado donde todos podíamos hacernos pasar por humanos...o mas bien, que humanos y pokemon eramos lo mismo. Es tan simple como decir que aquí eso sigue corriendo.

La niña soltó una risita al sacarse la banda que portaba en su cabeza. De primeras podías haber creído que tenía orejas, pero realmente, las orejas estaban naciendo de su cabeza. Incluso las movió un poco.

-Pero incluso así no nos gusta usar cosas demasiado alejadas de nuestros pelajes...bueno, es cosa de gustos pero la gran mayoría trata de usar pelajes parecidos a nuestros originales. Iron nunca dejaría su armadura y a mi me gusta mi tono marrón.

Si, definitivamente Zek no había entendido nada, y no lo pudo ocultar, en su expresión se notaba, por suerte la siguiente explicación de Iron le dejó las cosas bastantes más claras, aunque ahora había cosas que se le escapaban, demasiadas incluso. Volvió a subirse las gafas colocándoselas bien, y miró primero al hombre si es que lo podía llamar así, y luego a la niña/Spinda, no sabía bien que decir a continuación aquello era nuevo para él, puso ambas manos en sus rodillas.

–Es impresionante– dijo al fin halagándoles. –Aunque nunca había escuchado nada acerca de vuestra existencia, supongo que es normal– calló unos cortos segundos, estaba pensando que debía decir a continuación. –¿Y como vivís? Es decir, ¿Vuestra vida es la de un pokémon o la de un humano? ¿O quizás combináis ambas?– había encontrado justo la pregunta que quería hacer, aquello era un gran descubrimiento, y ahora quería saber todo lo que pudiera acerca de esos pokémon que pueden convertirse en humanos.