Partida Rol por web

-Bueno, ahora debería venir lo otro -comentó Iron en un tono casual.

Sentiste una sensación ominosa, como la premonición de una gran tormenta en aquel instante. Y entonces...la sala cambió. Aunque, solo de colores, se habían invertido totalmente. Los colores de las cosas y de los presentes, eran solo una variante de blanco, gris, azul y negro. Pero, tus colores no se habían visto afectados, por ende resaltabas mucho en el lugar. Y, también aquella persona que hace un momento no estaba ahí. Aunque, actualmente, no sabías si llamarle "persona". Aparte de su apariencia, su presencia...era como si algo no fuese correcto con ella. O mas bien, como si no debiera estar aquí. Todo estaba inmóvil, incluso la niña que acababa de dar un salto en el aire, estaba congelada en su sitio.

-Has aceptado la verdad tras haberla recibido de algún modo. -la voz era profunda y retumbante, no había forma de no oírla o perderte alguna palabra de lo que decía. Expresaba de tedio, como si dijera palabras demasiado usadas- Si no tienes preguntas, iré directamente al asunto.

–¿Lo otro?– preguntó extrañado, no obtuvo respuesta, parpadeó y todo cambió para su sorpresa, los colores no eran los que debían ser salvo los suyos, eso lo comprobó al mirarse las manos y por ende los pantalones, sus manos estaban como siempre y los vaqueros también, pero no el resto. Lo que más le llamó la atención fue una persona que no estaba ahí mientras hablaba con Iron, la voz de lo que fuera aquello no le gustaba a Zek y no pudo evitar poner mala cara, no estaba a gusto.

A pesar de todo el niño o lo que fuera aquello no parecía hostil, al contrario, al menos esa impresión le daba al entrenador. Aún así se tomó unos segundos para pensar, no le hicieron falta más, prefería preguntar más tarde, ahora quería escuchar lo que aquel extraño debía decirle, y con eso esperaba que esa fuera ya la última sorpresa de aquel día tan raro.

-Has llegado a descubrir lo que está velado de una forma u otra, y una vez hecho esto, hay una regla que debes conocer: No puedes divulgarlo a ningún humano que no lo sepa. A nadie. Jamás. Hasta el día en que nuestro Padre decida que el velo puede ser libremente removido, el conocimiento es tuyo solamente. Y debo advertirte: lo sabré. Sabré si tienes intenciones de romper esta regla. Y en ese momento exacto en el que abras la boca para repetirla y haya oídos humanos e ignorantes del hecho que te escuchen, la escribas en un papel o la compartas de forma alguna haciendo caso omiso de mi advertencia, sufrirás las consecuencias. 

Su expresión aburrida recorrió la estancia, aparentemente curioseando como había sucedido esa situación.

-¿Has comprendido la regla?

Como no, las palabras de aquel desconocido volvían a dejarle una buena cantidad de dudas a Zek, algunas relacionadas con el Padre que aquel ser nombraba, lo relacionó con algún tipo de dios o algo parecido, debía preguntarle a alguien o a quién tenía delante si le dejaba. La última parte le sonó a amenaza, pues es lo que era después de todo, le había quedado claro que tenía prohibido hablar de lo que acababa de descubrir, una sola palabra y arriesgaría su vida, Zek no estaba dispuesto a eso, apreciaba su vida.

–Si, la he comprendido, cumpliré– sentenció intentando mirar a aquel "niño" directamente a la cara, le costaba un poco, pero lo consiguió.

La figura asintió, aparentemente conforme con una respuesta tan directa.

-Ah...ojalá todos comprendieran así de rápido. Entonces, adiós, humano.

Tras esto, la habitación volvió a tener color en un parpadeo. Todo estaba como antes, Spinda aterrizó en el suelo y volvió con cuidado a colocarse las orejas dentro de los huevos de su tiara, e Iron bebió algo mas y suspiró con media sonrisa ante el sabor del líquido y habló.

-Debería ser pronto, si no fue ya. El Vigilante es bastante puntual con lo suyo. Aquí abajo todos somos no-humanos, así que puedes sacar tus dudas con tranquilidad.

El desconocido se despidió y tras sus palabras la habitación en la que estaba Zek volvió a la normalidad, no le dio tiempo a despedirse de lo que fuera aquello, había sido raro para él, pero real, era demasiado real cómo para pensar que todo aquello era un sueño. Suspiró antes de preguntar nada, ahora tenía un secreto que guardar, era una responsabilidad, y de no cumplir pondría en riesgo su vida, no le gustaba la idea, pero ya era tarde para echarse atrás, por suerte a él se le daba bien guardar un secreto.

Levantó la vista del suelo que aún estaba mirando para fijar su vista en Iron. –El vigilante ha aparecido ya– confirmó Zek, estaba seguro de qué se referían los dos al extraño niño de tres ojos. –Tengo demasiadas preguntas, pero las haré poco a poco– hizo una breve pausa para comprobar que Kenpachi estuviera bien. –¿Cómo es ser no-humano?– preguntó usando el término que Iron acababa de utilizar.

Kenpachi te miró extrañado, no parecía tener nada fuera de lo normal aparte de que la niña jugaba a su alrededor. Por su parte, Iron se relajó apoyandose en el respaldo de la silla. 

-No lo se, ¿bien? Se puede decir que estoy bastante conforme con mi vida hoy en día. Actualmente y en esencia no somos tan distintos humanos y pokemon, pero ustedes son mas debiluchos en general. Ya sabes, no pueden hacer ni una décima de lo que nosotros en general, aunque escuché que hay humanos que entrenan luchando con pokemon y se vuelven muy fuertes. Otros simplemente tienen mas despierta su antigua sangre o antiguas habilidades.

Su pokémon se encontraba bien, eso era un motivo para estar tranquilo, si estaba bien no había peligro, eso lo había aprendido de sus viajes. La respuesta de Iron era lo que esperaba, ser no-humano debía ser todo ventajas y por lo que acababa de decir se lo había dejado más o menos claro a Zek, aunque tendría su parte mala como todo.

–Es normal, lo vuestro es una gran ventaja, contar con las habilidades de un pokémon debe ser de gran ayuda, por mucho entrenamiento ninguno podría alcanzaros en fuerza ni habilidad– ese era su pensamiento, y lo dijo tal cual, su intención no era elogiarles esta ocasión. –¿En esta región todos sois así? ¿Por eso se sabe tan poco de ella?– estas preguntas eran más directas que la anterior, también más interesante, al menos para él.

-Si, todos los que nos criamos aquí somos así. De hecho, es cuestión de tiempo para que los tuyos empiecen a compenetrarse con esta tierra. Les tomara tiempo, pero eventualmente hasta los extranjeros aprenden a cambiar formas. Estas tierras son especiales...se dice que hasta el tiempo y el espacio corren distinto aquí.

El Spinda...es decir, la ahora niña, se acercó a opinar con tono contento.

-Para nosotros hablar de cambiar fuera de nuestra región es un tema no-no. El Vigilante también cuida de que no rompamos esa regla. Porque está encargado de que todo sea un secreto.

Llevó un dedo a los labios para enfatizar el gesto.

-Si si -añadió Iron en tono ligero- El asunto no sale de Arcadia gracias a estas normas.

Escuchar de la boca de Iron que él mismo podría convertirse como ellos le asustó, debería tener muchas ventajas ser mitad pokémon y mitad humano, pero Zek no quería, ahora su prioridad acababa de cambiar, y las decenas de preguntas que tenía en la mente desaparecieron para dar paso a una sola, por respeto esperó a que ellos acabaran de hablar para decir lo que quería, estaba algo nervioso, la idea no le gustaba, él quería seguir siendo Zek, no mitad Zek, mitad Schyter.

Asentía sin saber muy bien a qué pues mucha atención no les prestó a lo que dijeron, cuando se hizo el silencio formuló la pregunta. –Cambiar la forma será algo voluntario, ¿verdad?– preguntó dubitativo, tenía dudas, quizás todo era un malentendido y había escuchado mal, o lo había entendido bien y pronto comenzaría a ser como ellos, necesitaba una respuesta.

-Te ves algo agitado, me da que te estás enredando y eso que te estoy diciendo las cosas como son. Los que cambian son los pokemon, no los humanos. Lo que mas puedes hacer como humano es tener alguna cualidad especial, el ejemplo mas fácil es la gente con poderes psíquicos. Aparentemente estos son mas fáciles de conservar de generación a generación. Y si, cuando se aprende, deberían cambiar cuando quieran, aunque es un tanto cansante cuando ya eres mayor. Yo ya tengo mis buenos 50, aunque vivo mas que ustedes. Ya sabes, el metal es longevo.

Meneo la cabeza, y sus accesorios de metal tintinearon un poco.

-No se que planeas hacer pero si quieres por hoy puedes quedarte. Hablaré con el resto para que no te miren tan mal, la mayoría de los de mi especie no ven con buenos ojos a los extranjeros, humanos especialmente.

Suspiró aliviado al escuchar la respuesta que quería, no le iba a pasar nada, iba a seguir siendo él, eso era bueno, muy bueno, así tenía una cosa menos de las que preocuparse, pues ya se veía huyendo de aquel continente para que no le pasara lo mismo. –Está bien, puedo quedarme, no tengo nada mejor que hacer, bueno, ciertamente no tengo nada que hacer, salvo seguir explorando esta región, aunque creo que ya he descubierto lo mejor que tenéis aquí– se colocó las gafas bien ayudándose de su dedo índice.

Esperó a Iron por si tenía que decirle algo más, al acabar de hablar este se levantó y recogió sus cosas, si podía tener libertad no iba a ser mala idea explorar el sitio en el que iba a pasar el día, seguro que podría descubrir más cosas interesantes, aunque sabía que iba a estar difícil.

Iron se levantó con tranquilidad, guardando la botella. O intentando, porque cuando hacía esto, un temblor sacudió el lugar, bastante notoriamente y casi hace que se le escape el cristal de las manos. La niña se quedó quieta y atenta, con las orejas rígidas. Seguramente recordara que luego de algo así quedó atrapada en la cueva.

-Hmph -Iron naturalmente se escuchaba molesto- De nuevo. El gigantón que esté arriba nos está causando muchas molestias, andaba pensando yo si no reunir gente e ir a tratar de echarlo, que nos está causando muchos derrumbes y deteriorando estructuras con su paso.

Zek miró a su compañero Schyter comprobando que estuviera bien cuando un fuerte temblor apareció, pilló al entrenador desprevenido, y por ello cayó al suelo gracias también al peso que llevaba en su espalda, por fortuna para él solo fue un pequeño golpe, nada grave.

Cuando pasó se levantó con ciertos problemas a causa del peso, al conseguirlo escuchó lo que decía Iron y se le vino a la mente aquello que vio antes de cruzarse con los Spinda. –Yo lo he visto– dijo como si eso importara. –Si vas a reunir a la gente iré a acompañaros, necesitaréis ayuda, es bastante grande– realmente no sabía si el gigantón como así lo había llamado Iron tenía algo que ver con esa especie de árbol gigante, aunque fuera o no eso ya se había ofrecido para ayudar, y pensaba hacerlo.

-Esta bien, chica. Ya paró. Quizá deberías irte a casa por si las dudas -el hombre le acarició la cabeza un poco desordenando el cabello un poco, con un gesto agradable y que rozaba lo paternal. Realmente, él y los "suyos" o mas bien, los de su clase, parecían ocupar bien el sitio protector en ese lugar. La niña asintió y se dirigió a la puerta, no sin antes parar frente a ti a hacer una bonita reverencia tomando las puntas de su vestido. Quedaba un tanto cómico el gesto dado que casi se cae en ello, pero se estabilizó a tiempo

-¿Lo hiciste? -Iron giró el rostro hacia ti, con evidente interés- ¿Como era? ¿O mejor dicho, que es? No se que especie tenga el tamaño o el peso como para eso, y mira que he visto Onix pasar por ahí arriba.

Una tímida sonrisa se dibujó en la cara de Zek al ver la reverencia de la niña y su casi caída, él la despidió alzando un poco la mano, nada más, pues ella ya había cruzado la puerta, si hubiera estado solo con la pequeña Spinda le habría dado las gracias por descubrirle el lugar en el que ahora estaba, pero estando Iron no dijo nada ni hizo el intento de seguirla.

Ahora centró su atención en el hombre, sabía se acababa de precipitar, no vio bien a aquel árbol como para asegurar que era muy grande, tenía que rectificar y eso quería hacer. –Si, lo hice, aunque no puedo decir mucho, estaba lejos, pero a mí me pareció un árbol, y grande, al menos desde la distancia, no te puedo decir más, eso es todo lo que vi a pesar de que le perseguí un poco, quería ver que era exactamente– al acabar de soltar la poca información que tenía volvió a subirse las gafas como casi siempre hacía.

-Bueno, si te sientes que puedes ayudar, siéntete libre de venir. No somos tantos Excadrill y no me voy a llevar a ningún Spinda, que si van solos luego se pierden y taramos mas en encontrarlos. Usualmente también se pierden en manada cuando salen, pero alguno entre tantos termina avispándose y encontrando como volver. De todas formas, es nuestro trabajo.

Se levantó y estiró los brazos, suspirando como si no hubiese mas remedio, y llevó los vasos a otra estancia. Presumiblemente, la cocina, y de paso vaciando el tuyo. No parecía tener ningún efecto de borrachera aún, realmente tenía una constitución de metal.

-Con suerte podremos negociar con este "Señor Árbol" para que vaya a tener sus paseos en otro sitio. Puedes venir conmigo o recorrer por donde quieras, estaremos saliendo en una hora calculo yo.

–Ayudaré entonces– dijo Zek muy seguro, si no iba a estar solo no le importaba ir a ver a ese árbol, aún tenía curiosidad por saber si de verdad sería un árbol gigante y no algo mucho más extraño como realmente se esperaba él, estaba cerca de averiguarlo, al menos eso quería.

–Prefiero ir contigo si no te importa– contestó para finalizar la conversación con Iron, en una hora no le daría tiempo en ver todo lo que quisiera, por ello consideraba mejor opción acompañar a Iron en lo que fuera hacer, con ello seguramente podría ver algún sitio interesante de la ciudad subterránea, o conocer a alguien más, cualquiera de las dos opciones le gustaba.

Iron asintió como aceptación silenciosa, y abandonó la casa dejando que le siguieras. Su paso era veloz, y entrenado en el hecho de no tropezarse de improvisto con algún Spinda por el camino. Fuera de la casa y conforme avanzabas tras él, te sentías curioso. A donde veías, notabas pokemon y gente con rasgos extraños. El ambiente seguía estando animado y ameno, aunque por alguna razón sentías como si cierto velo hubiese sido sacado de tus ojos luego de aquella rara experiencia. Mirando con atención veías pequeñas cosas fuera de lugar, como una cola peluda donde no debía haberla, un par de orejas de Zubat por ahí, un par de marcas parecidas a las de ciertos pokemon en algunas mejillas...Y, ahora sabiendo sobre el tema de la región, realmente no podías estar seguro de quien era de una especie u otra del todo.

-Walski, te escucho roncar, levántate y ve a la entrada -Iron pasó junto a un barril de metal y le dio un golpe macizo con el guantelete metálico, haciendo que sonara de forma similar a un gong por un momento, sin detenerse en su andar tras esto. Un aturdido Excadrill asomó del mismo levantando la tapa con su cabeza, mientras acomodaba la visera de metal.

-Tenemos cosas que hacer, busca a Ruide y ve a la entrada. -Ni se giró a verlo, pero este tras salir torpemente tirando el contenedor donde se escondía, se dirigió veloz a algún sitio. Kenpachi estaba bastante confuso con esta precisión, o al menos eso interpretabas de su mirada. El paseo continuó y entre otras cosas apreciaste que por todas partes había una buena cantidad de almohadas, ya sea que algunos las llevaban, o bien habían al menos 2 en un cesto cada pocas casas. Iroh te mostró el uso que tenían de forma indirecta, tomando una y sosteniéndola en una mano al ver un Spinda en el techo. Pasaron menos de 30 segundos antes de que este se cayera y fuese atajado por la acción de Iroh, que le dejó ir sin decir nada para que volviera a ingresar en la casa. Tu acompañante suspiro y dejó ambas almohadas en el suelo para prevenir futuras caídas con algo de suerte.

Pasó un buen rato en cuanto a caminar por el lugar e ir encontrando otros Excadrill para decirles también que fueran a la entrada, y estos hacían distintas cosas, desde patrullar por los techos, en tierra, cuidar que los Spinda no se hicieran demasiado daño, escaquearse...un total de 10 antes de que tu y él se dirigiesen hacia allí también. La entrada era el sitio con la pila de almohadas por la cual habías ingresado junto con la manada de la pradera, y los otros Excadrill estaban todos allí sin que hubiese ninguno en su otra forma aparte de quien te acompañaba. Estaban con cierto orden en general, formados en línea.

-Bien, toca ver que pasa con esos terremotos. Si las cosas siguen así empezará a haber derrumbes -Iroh se explicaba con sencillez- Así que trataremos de encontrar la causa hoy, pero debemos estar preparados por si resulta que quien sea que sea no resulte conversador. No tengo que decir que probablemente sea muy grande, o muy fuerte, o ambas cosas en el peor de los casos. Este humano nos estará ayudando, es de fiar. Eso es todo, vamos.

Y dicho esto, el ascenso comenzó por parte de estos, y también de ustedes.

Al obtener el permiso de Iron comenzó a seguirle, junto a ellos iba Kenpachi, Zek se aseguró de que fuera con ellos, se seguía sintiendo más seguro con él al lado a pesar de que ya estaba en territorio amistoso, o en teoría así debía ser, pero prefería no arriesgar todavía. Recorriendo de nuevo aquel pueblo subterráneo se dio cuenta de que algo había cambiado, ahora todos los pokémon o personas eran diferentes, como si pudiera verlos como eran realmente y no como le ocurrió al entrar que los veía a todos en su forma de pokémon, agradecía ver las cosas tal y como eran realmente, peor a la vez le confundía, pues a partir de ahora se tendría que esforzar si quería distinguir a los humanos de los pokémon normales.

Durante todo el paseo Zek se mantuvo callado y observador, este era un buen momento para saber como se organizaban y por ese motivo no quería perderse ningún detalle de lo que hacía Iron, aunque de vez en cuando intercambiaba alguna mirada con su fiel Schyter para comprobar su estado, notó que en ocasiones se encontraba confundido, pero únicamente era eso, por lo no tomó ninguna medida y dejó que les siguiera acompañando.

Llegaron a la entrada para el alivio del entrenador, estaba un poco cansado ya de tanto caminar, pero eso lo compensaba el haber aprendido algo más sobre la organización de esta gente. Siguió callado y atento cuando Iron volvió a tomar la palabra, únicamente asintió levemente cuando se refirió a él a modo de saludo, no dijo ni hizo nada más hasta que tocó ponerse en marcha, justo en ese momento volvió a mirar a Kenpachi, y después hacia la salida, era hora de conocer al árbol gigante.