Partida Rol por web

Ciudad Relieve. Había muchos motivos por los cuales vivir allí. O ir de visita. O de paso. Sea cual sea el motivo, ese día os encontrabais en la ciudad. Y más concretamente, estabais en el Hotel Relieve o de paso por allí...

Había llegado a Ciudad Relieve ayer por la tarde y una vez en casa de los abuelos, lo único que hize una vez terminé la cena fue dormir toda la noche y buena parte de la mañana. El viaje había sido largo, y era la primera vez que viajaba sóla a la ciudad sin mis padres. Por la mañana ayudé a la abuela a hacer recados y estuve escuchando muchos de sus sabios consejos respecto a la cría de Pokemon. Era fantástico que la abuelita apoyase mi sueño de abrir mi propia guardería Pokemon. 

Después de almorzar, salí a dar una vuelta por la ciudad sóla. Estaba cerca del hotel de la ciudad al lado de la tienda de ropa de al lado. Miré al otro lado, hacia la playa y sonreí ante la idea de preparar unos sandwiches más tarde y organizar un pequeño picnic en la playa. tal vez allí podría conocer a un príncipe azul... -Cómo en un cuento de hadas..-dije con una sonrisa pequeña mientras me llevaba las manos a las mejillas y empezaba a soñar despierta en mitad de la calle. 

Afuera en la entrada del hotel.
Acabo de llegar con un equipaje bastante ligero, medio embrocado con mi haunter y echando fuego por la boca. ¡Bubba me ha dado el tostón durante todo el viaje! y para colmo el taxista casi me ha hecho pagar un plus por tener que aguantarlo. Si es que este pokemón no sabe de modales, además rehusa de entrar en la Pokeball, finalmente decido ignorarle y calmarme.
Reviso mi mapa para ver la localización del hotel del cual había solicitado habitación para hospedarme unos días, necesito un poco de descanso antes de empezar a buscar a la persona con la que venía a hablar.

Me encontraba en la sección A del hotel caminando alegremente junto a Briend, mi hermosa Blissey. Mis ojos brillaban emocionados ante la perspectiva de aquel día. Por fin me había decidido a enfrentarme al líder del gimnasio Pokémon y era imposible que pudiera perder el combate.

Briend parecía casi tan emocionada como yo. Una nueva aventura que me acercaría más a mi meta final... No podía estar más entusiasmada! Sin embargo, no tenía prisa y me entretenía con cualquier cosa que llamase mi atención, como de costumbre. Me agaché un momento frente a Blissey y peiné su pelo antes de darle un enorme abrazo al que ella respondió con un gritito de alegría. Hoy tenemos que estar espléndidas, Briend, tenemos que impresionar a Lino para que nos conceda la medalla!

-Blissey! Asintió su fiel compañera.

Hoy tenemos que estar espléndidas, Briend, ¡tenemos que impresionar a Lino para que nos conceda la medalla!

Max estaba abriendo la puerta de su habitación en el Hotel Relieve, recién adquirida en recepción, cuando escuchó a una chica de su edad hablar entusiasmadamente con su pokémon en el mismo pasillo. Galip venía agotado tras atravesar la Gruta Tierraunida, pero el saber que no era el único que pensaba enfrentarse a Lino en esos días le animó a entablar conversación con la joven en vez de encerrarse en su cuarto a dormir. Ya sobaré más tarde...

- ¡Hola a las dos! - Max se dirigió amigablemente a la chica y su Blissey mientras se sacudía no muy disimuladamente el polvo del camino de su ropa - No he podido evitar oiros... ¡yo también tengo pensado enfrentarme a Lino! ¡No puedo esperar más a conseguir mi segunda medalla! ¿Qué estrategia has pensado para vencerle? ¿Movimientos de tierra? ¿de lucha? ¿quizás de tipo planta? ¡Podemos practicar juntos si te apetece ahora! - Galip se emocionaba al hablar de los combates pokémon y de todo lo relacionado con ellos, no lo podía evitar. Pero de repente se quedó en silencio y se puso colorado al darse cuenta de que ni se había presentado ni le había dado tiempo a la chica a responder - Perdona... no he querido parecer maleducado... me llamo Max, Max Galip.

Max le tendió la mano a la joven para que se la estrechase, sin ser consciente de que aquella formalidad era innecesaria, lo que le hizo parecer aún más atolondrado. O entrañable, quién sabe.

Habían pasado dos años desde que se separó de su hermana, fue desde ese momento que el joven Taylor ha viajado y entrenado incansablemente. No se establecía en ninguna ciudad ni en ningún pueblo ya que su verdadero objetivo ha sido desde que empezó su viaje, comprenderse asi mismo como ser, ir más allá de las apariencias, pretendía tomar forma en lo que a su hermana le faltaba: calma y control.

Unos dias antes al actual, Jeremy recibe un mensaje en su movil , era de Mel, su hermana

"Jeremy, ven a Ciudad Relieve. Es hora de que ganes tu primera medalla. Te espero afuera del hotel de la ciudad"

No lo pensó demasiado y fue hacia aquella ciudad.

Una vez en la entrada al hotel miro a mi alrededor ¿ Dónde estará ésta tía ? llega tarde.

Por un momento pierdo de vista a Bubba y trato de concentrarme en mirar si efectivamente el taxista me ha dejado donde le he pedido, ya que hemos dado tantas vueltas que he acabado desorientandome. Reviso la direccion del hotel, parece que esta todo correcto, levanto la vista para buscar a Bubba pero ha desaparecido.

Mientras tanto Bubba parece que ha decidido ir a burlarse de una chica que parece estar ausente cerca de alli (Sonia Dawn) y de paso asustarla en cuanto se gire (es algo que le encanta hacer).

- ¡Bubba!, ¿donde te has escondido? - grito sin esperanzas de que me conteste - por favor, no empieces otra vez, ¿no has tenido suficiente?.

Yo seguía en mi mundo en las nubes, pensando en el picnic y en si debería preparar algunos pokelitos especiales para mis pokemon y en si al "prícipe" le gustarían los sandwiches que preparase, cuando de repente noto un escalofrío por el cuerpo y oigo una risita. Al principio pensé que era Arisia, mi Chinchou, que planeaba gastarme una de sus bromitas.

Todavía sigo algo medioembobada en las nubes cuando me dí la vuelta, pero en esos momentos pensé... ¿no estaba Arisia en su Pokeball? De repente ví al Haunter haciéndome burlas y no pude evitar dar un pequeño salto sorprendida. -¡Ostras! Y yo que creía que eras mi Arisia...¿qué Pokemon eres tú?-pregunté sorprendida mientras miraba al Haunter con curiosidad. La verdad es que me había llevado un pequeño susto. Era la primera vez que veía un Haunter, ya que no aparecían en por ciudad Esmalte. 

He llegado al hotel con algo de mal humor porque desde que he llegado a Ciudad Relieve en busca de nuevos Pokemon y con la sospecha de que probablemente, por la menor vigilancia, en una ciudad no tan enorme como ésta haya más delincuentes. El mal humor es fundamentalmente porque me ha costado bastante convencer a Rezzy de que no pretendía castigarlo de ninguna forma metiéndolo en la pokeball. Pero es que meterme en el transporte público o en un hotel con una bola de gases tóxicos, por mucho que yo sepa que es el Pokemon más noble que conozco, no es una buena carta de presentación. Menos aún, especialmente, si está excitado por volver a estar en una ciudad, su hábitat natural, llena de polución en la que sentirse como en un huevo y volver a ser un pequeño embrión de Koffing. He tenido finalmente que prometerle que le guardaría los corazones de toda la fruta que comiera para que no se fuera sin esa cara de adorable alelado que suele tener — odio ver a Rezzy triste.

Llego al hotel y después de hacer el check-in estoy en la sección B descansando. Necesito sentarme un rato. Tengo la pokeball de Rezzy entre las manos porque sé que estará algo molesto y que quiere ver la ciudad, mientras dejo que los mullidos sillones de aquella sala común descansen mi espalda después del viaje y piense cómo empezar a buscar por la zona. Me pregunto dónde habrán carteles indicando las recompensas por los malhechores locales... pero eso mejor para después de comer y haber descansado un poco. Ir a lo loco sin parar sería solo una gran manera de acabar maltrecho en un callejón, apalizado y sin mis pokemon. Mis dedos tamborilean distraídos sobre la brillante superficie de la bola, y a cada movimiento que hago, el cuero de mi chaqueta rechina al rozar con el del asiento. De resto llevo unos vaqueros, mis botas de viaje bastante gastadas pero de marca buena, y la aparatosa pero útil mochila de la que cuelgan las otras dos pokeball que llevo conmigo.

Me acerco apresuradamente a la transeunte mientras grito - ¡Bubba ya esta bien de juegos! tenemos que entrar en el hotel - al llegar a Sonia me paro y le saludo cordialmente - Perdona, este Haunter no sabe lo que son los modales, no me hace caso espero no te haya molestado mucho - le echo una mirada furtiva a Bubba, esta vez parece que Bubba se ha reprimido, tras observar brevemente el nuevo e inusitado comportamiento de mi pokemon me vuelvo a dirigir a ella - me llamo Ariandos Walnut, encantado.

Entonces oigo a alguien gritar Bubba y cuando miro, veo a un chico acercarse a nosotros. Tal vez fuese el entrenador de este Pokemon. El chico empezó a regañarle un poco y se disculpó. Yo sonreí un poco y moví la cabeza. -Tranquilo. Tampoco me ha asustado mucho, a decir verdad de no ser por él, habría seguido quieta en mitad de la calle hasta bien entrada la noche-dije con una risita. 

El chico se presentó como Ariandos. -Yo me llamo Sonia, mucho gusto en conoceros a los dos- Miré otra vez a Bubba, el Haunter con curiosidad. -Es la primera vez que veo un pokemon cómo este, pero para ser sincera, no suelo salir mucho de Ciudad Esmalte. ¿Y dices que es un Haunter?-dije mientras me llevaba una mano a la nuca.  -¿Habeis llegado hace poco a Ciudad Relieve Ariandos?-pregunté con una sonrisa. 

Con unos veintitrés años, llego andando al hotel con las manos metidas en los bolsillos de mis pantalones vaqueros de tela negros. En el cuerpo llevo una camiseta sin mangas, color gris y cuello bastante amplio. También llevo una cazadora de cuero y mismo color que la prenda que cubre mis piernas. Esta prenda sí tapa mis brazos, aunque se la nota desgastada al igual que el resto de mis telas. Los ojos los llevo ocultos tras unas gafas de sol.

Mis andares son de despreocupación, como quien andase diariamente por la ciudad. También llevo algunas pokéball ajustadas al cinturón que me delatan como entrenador pokémon.

Con cierto pasotismo entro en el hotel quitándome las gafas y me dirijo a la recepción.

— Hola, muy buenas. Vengo de parte de Lino, ¿está listo el grupo ya?

Asiento a la respuesta de la recepcionista y suspiro resignado.

— De acuerdo, pues esperaré por aquí. Que no se vayan y a ver si esta vez hay suerte y no llevan mucha mierda en la mochila, odio tener que hacer paradas excesivas.

Con esa contestación vuelvo a introducir las manos en los bolsillos y deambulo por los pasillos del lugar observando a algunos jóvenes recién llegados, posíblemente entrenadores que esperan retar a Lino, lo buen es que creen que son rivales para él, si no fuese porque nunca lucha con sus pokémon más fuertes, habría que ver quién tendría tanta confianza en si mismo.

Llego junto a unos sillones de aspecto cómodo y me dejo caer en ellos haciendo que el cojín suene al desinflarse. Una vez sentado me acomodo un poco y estiro los pies quedándome casi tumbado en el asiento.

Me fijo en que al lado hay un chico con una pokéball en la mano, otro entrenador más con ganas de retarse a Lino y creerse mejor que él porque este casi se dejase ganar... Ridículo.

Coloco mis manos en la nuca y bostezo mientras pienso si sería buena idea colocar los pies encima de esa mesilla, parece cómoda.

— Joder, ya podían tardar menos... Pagan por la excursión y luego llegan tarde... — comento a la nada

-Em si, hemos llegado hace apenas unos minutos, aun no he podido ni entrar en la recepcion del hotel cuando Bubba se escapo, estaba asegurandome de que era este el hotel, hemos dado tantas vueltas que he perdido el norte - digo algo apenado.

- ¿Asi que tu tampoco eres de aqui? - pregunto algo mas relajado mientras no dejo de echarle el ojo a Bubba, el cual parece haber clavado los ojos en aquella chica.

Asentí con la cabeza ante la pregunta de Ariandos. -No, soy de ciudad Esmalte, en la Región de Teselia. He venido a visitar a mis abuelos unos días- contesté con sinceridad. -Entonces tú eres un entrenador Pokemon y has venido a retar al lider de la ciudad, ¿cierto?-pregunté con curiosidad. 

Bubba seguía mirándome y le sonreí un poco. Entonces se me encenció una bombilla en la cabeza. -Si teneis hambre, os puedo ofrecer unos sandwiches caseros. Los hago yo misma y mucha gente dice que están deliciosos- dije mientras buscaba en mi bolsa, los sandwiches que llevaba conmigo. Siempre llevaba conmigo un par de ellos, para ofrecer y compartir. 

- Vaya asi que tienes familia aqui, ¡que bien! - le sonrio - yo ando muy lejos de mi casa, soy de ciudad procelana, en la region de Teselia - hago una pequeña pausa antes de proseguir - Vine siguiendole la pista a unos malechores que arruinaron a mi familia - digo con la cabeza gacha - en fin, no quiero parecer pesado - vuelvo a mirar a Bubba, en ese momento Sonia dice -Si teneis hambre, os puedo ofrecer unos sandwiches caseros. Los hago yo misma y mucha gente dice que están deliciosos- me pongo rojo y digo - esto... no.. no es necesario..te lo agradezco de verdad - vuelvo a agachar la cabeza.

Hago que la pokeball de Rezzy se retraiga y quede del tamaño portátil que tienen las otras dos y lo engancho a la cadena. Suspiro y dejo la mochila sobre el asiento tras levantarme para acercarme a la recepción y coger un mapa de la zona con los sitios turísticos: los de mayor delincuencia. También sabré así dónde encontrar la comisaría más cercana y preguntarle a alguna agente sobre las recompensas. Mientras vuelvo veo que se sienta delante un tipo con cara de pocos amigos y que empieza a quejarse por algo. Lo miro de reojo durante un segundo al oírle hablar, al pensar por un momento que pudiera estar dirigiéndose a mí, pero al darme cuenta de que realmente solo habla solo vuelvo a bajar la mirada al mapa con curiosidad.

-Así que tú también eres de Teselia. ¡Que coincidencia!- dije con una sonrisa. Entonces explicó porqué estaba de viaje. -Oh vaya lo siento mucho...espero que logres encontrarlos. Si necesitas ayuda para lo que sea cuenta conmigo-le dije a Ariadnos. 

Se sonroja un poco cuando le ofrezco los sandwiches y rechaza la oferta amablemente. Pero el Haunter babea un poco cuando menciono la comida. -Insisto. Os habeis dado un viaje largo y tendreis hambre. Bubba por ejemplo parece estar hambriento-dije con una sonrisa mientras sacaba los sandwiches. -Toma, si es también dales al resto de tus pokemon si tienes más además de Bubba- dije mientras le daba un pequeño taper de plástico con cuatro o cinco sandwiches. 

Estoy aburrido, se suponía que tenía que recoger al grupo de turistas y llevarlos de excursión a la montaña, pero los malditos no aparecen y empiezo a aburrirme.

Me muevo cada vez más incómodo en mi asiento y bostezo sin hacer ningún intento de tapar mi boca.

Después observo que un chico está mirando un mapa y con el objetivo de entretenerme un poco alzo la voz.

— ¿Qué buscas? Soy de la ciudad, así que si me preguntas te puedo dar indicaciones — señalo sus pokéball —. ¿Vienes a retar a Lino?

Me di la vuelta, sorprendida al ver que alguien me hablaba en aquel hotel. Miré sorprendida al joven de mi edad, pero enseguida cambié la expresión a una de amabilidad cuando le veo emocionarse hablando del gimnasio y la batalla. Una sonrisa aparece en mi rostro cuando se sonroja por no haberse presentado.

Yo soy Shiro, y esta es Briend. Ambas sonreímos y ladeamos la cabeza un poco a la vez. No te preocupes, entiendo que estés emocionado, yo también lo estoy! Un pequeño brillo parece en mis ojos y mi mirada se pierde durante unos segundos, imaginándome la batalla y todo el viaje que me quedaba por delante. He estado entrenando muy duro para poder llegar a lo más alto y por fin siento que estoy preparada para enfrentar todo lo que pueda venir.

Como si me percatase de nuevo de la presencia del joven, vuelvo a mirarle y a sonreírle. No uso ninguno de esos tipos, pero aún así le ganaré, ya verás. La determinación se puede ver en mis ojos mientras hablo. Podemos practicar si quieres, pero te tengo que advertir que no soy precisamente débil... Una sonrisa divertida aparece en mis labios. Aunque no sé... No crees que este no es el mejor lugar para que te gane? Dije, intentando picar al chico para que me tomara en serio. Muchas veces los entrenadores no me tomaban en serio porque me veían demasiado débil y odiaba aquello.

Absorto en el mapa tardo un par de segundos en captar que ahora sí que se dirige a mí. Cuando miro al tipo estoy con la boca entreabierta y la mirada perdida.

—¿Eh? —pregunto—. ¿Lino? ¿El líder de gimnasio? N- no... bueno, no especialmente, quizás si me aburro lo intento, pero no es mi objetivo —contesto. Las batallas de gimnasio no son en absoluto mi prioridad, pero tampoco creo que sean contraproducentes—. Busco la comisaría. Soy cazarrecompensas... ¿Alguna noticia sobre traficantes ilegales de pokemon?