Partida Rol por web

Jerry comienza a caminar con decisión para aparentar que sabe adónde va y, sobre todo, para aparentar que no es un jodido policía de Nueva York. Instintivamente se dirige hacia el sonido o las luces, o hacia cualquier otro sitio que le permita aclarar qué demonios está ocurriendo allá abajo. Por si acaso, su  mano derecha descansa muy cerca de la abertura de la túnica que le permitiría llegar rápidamente al revólver. Por muy difíciles que se pongan las cosas, tiene una firme intención de vender caro su pellejo.

Un círculo de plateada luz lunar brilla en lo alto, iluminando un paisaje infernal. Cultistas bailan lascivamente al son de gaitas y tambores. Una mujer se retuerce en medio del círculo, vestida sólo con un ornamentado tocado y una máscara. Empuña un cuchillo azul en cada mano mientras danza. Los adoradores arrojan sacrificios al círculo, gatos y otros pequeños animales, y las cuchilladas hacen surgir chorros de sangre que salpican su piel. Los cadáveres son arrojados a una piscina de aguas negras, que pulsa al ritmo de la música como un ser vivo. El aire huele a ozono; es insoportablemente caliente, pero el aliento se os condensa frente a vosotros.

La música sube en un crescendo, y la luz cambia. El edificio cruje sobre vosotros cuando un tremendo peso se asienta, y el suelo tiembla.
De repente hay algo en la luz junto a la mujer, una agitada masa blanca que se acuclilla sobre sus patas traseras y flexiona sus garras como cuchillas. No tiene ojos, pero los tentáculos en su rostro sin rasgos apuntan en vuestra dirección.

Que demonios... empiezo a murmurar al ver esa cosa ahi mientras mi mente intenta pensar en otras cosas e intenta que no cunda en el panico para acabar tal vez desmayada en el suelo para ser parte de la comida de esa cosa si es que come. 

No me dejo rendir aunque casi noto como mis piernas han temblado un solo minuto, solo puedo mirar sus malditas patas, tienen creo que garras, podrian ser las de las mismas que encontramos en el piso del señor Hirt. Solo miro de reojo a mis compañeros mientras mi arma ya esta  apuntando a ese perro demasiado crecido o lo que narices quiera que sea.

Como si hubiera estado caminando por un lago congelado y de repente unas grietas silenciosas y profundas se estuvieran abriendo justo debajo de sus pies, Jerry se queda en el sitio totalmente inmóvil y con los ojos abiertos de par en par. Tantea los bordes de la túnica pero no encuentra la abertura para alcanzar su revólver. Mientras lo hace, retrocede torpemente, sin dejar de mirar a aquella extraña criatura.

Encuentra por fin el arma y apunta con ella a los cultistas, pero a la vez le pone una mano en el hombro a Annie. Quizás sea para recordarle que sigue ahí, o puede que Thomson necesite sentir el contacto de algo familiar para recuperar la estabilidad. Quizás si no se hubiera apoyado habría caído al suelo. Mientras apunta, una sensación de peligro y de miedo le inunda el paladar y la nuca. Algo le dice que tienen que salir de allí.

A pesar de todo ese ruido que le embota los sentidos, dispara sin mucha convicción a la mujer que bailaba casi desnuda con dos cuchillos azules.

Los primeros disparos apenas se escuchan sobre los cánticos y los ruidos. Entonces alguien cae al suelo, herido de bala, cerca de la mujer desnuda que danza, y todos comienzan a mirar alrededor y a gritar. La música cesa de golpe, sustituida por la extraña jerga de los hombres encapuchados, gritándose y haciendo gestos. Y ahora si, vuestros disparos restallan en el sótano de techo bajo. Las balas de la Detective Hall impactan en la extraña criatura, que se encoje de repente sobre si misma... para saltar por encima de los encapuchados que corren por la sala, derribando a varios al suelo, su masa ondulante estirándose como si no tuviera huesos.

Con un sordo chapoteo, cae detrás vuestro, enrollándose sobre si misma, su anatomía fluida recomponiendo patas, garras y tentáculos de nuevo en una horrible parodia de vida. Su piel fosforescente ilumina el estrecho pasillo, interponiéndose entre vosotros y la escalerilla de la chimenea. 

Perros mas grandes han caido, asi que solo me preocupo de tener un maldito buen disparo.
Deberiamos haber traido algo que dispare mas grande, pero no se como si no pasamos por la comisaria.
Ojala lleguen los refuerzos que espero que hayan llamado pronto. 

Sigo la trayectoria de esa cosa con mi arma e intento que mantenga la distancia para poder acabar con ella.

Convertido en una marioneta que se tambalea, Thomson se gira para seguir con la vista el movimieto de aquella cosa viscosa y fluorescente. Sí, sea lo que sea, les quiere muertos y despedazados. Casi se puede paladear, casi se nota en los pelos de la nuca. -¿Pero qué demonios es eso? Lo primero que ha hecho esa criatura es evitar que puedan escapar. Desde luego no se trata de un...animal corriente.

Rodeados por cultistas y con  una criatura marina con patas y tentáculos tapándoles la salida, lo primero que hace Thomson es apuntar hacia la multitud para amenazarles y evitar que avancen. Lo siguiente que hacen sus ojos es buscar una salida.

Las luces, el ruido de los gritos, los crujidos del ladrillo. Las sombras bailan en las paredes y hay lugares oscuros y profundos.

Al otro lado del círculo donde danzaba la mujer desnuda, tras la piscina de agua negra, se ve un canal lleno de agua cenagosa y sucia por el que desaparecen varios de los Cultistas.

Si tu orientación no te falla, debe desembocar en el Hudson, cerca del puente de Brooklyn.

La criatura se mueve en completo silencio, su anatomía deslizándose y fluyendo sin impedimento. El movimiento de sus garras es completamente inesperado, y pilla por sorpresa a Annie. Las frías cuchillas se hunden profundamente en su carne, desgarrando y cortando con facilidad pasmosa.

La sangre comienza a correr por su costado.

Me ha dolido pero no por ello suelto mi arma, casi podria decirse que me ha dolido mas en mi ego que en otra cosa. Esos disparos han sido simplemente perfectos.

Luego el tiron para que salga de alli, me pilla desprevenida y no tan desprevenida, pero hay que salir de alli....

Corréis entre el humo, la gente y la extraña luz acuosa del círculo ritual. La silenciosa criatura se alarga y avanza hacia vosotros, pero los cultistas que corren se interponen en su camino. Cuando embocáis el canal, la perdéis de vista.

La oscuridad del túnel es opresiva. El techo bajo os obliga a encorvaros mientras intentáis mantener el equilibrio en la estrecha pasarela. El agua del canal huele a descomposición, una alcantarilla abierta de agua estancada. La pared a vuestra derecha está húmeda y cenagosa, masas colgantes de materia orgánica putrefacta os golpéan la cara. Poco a poco vais alejándoos de la luz, corriendo a ciegas por el pasadizo en las entrañas de Red Hook. Los ruidos son amplificados y distorsionados por la bóveda de ladrillo, haciendo imposible saber si os siguen o no. Los chapoteos os hacen saltar, apuntando a la oscuridad, y se escuchan voces y gemidos informes que no sabéis de dónde proceden.

Jerry se detiene un momento para recuperar el aliento y frotarse la cara para quitarse la suciedad, aunque solo consigue extenderla aún más. Mete una mano bajo la túnica y enciende el mechero plateado que siempre le acompaña. Ahora su cara embadurnada tiene un aspecto grotesco. Si no fuera por los ruidos que se oyen y por la visión que aún les acompaña, la situación podría ser graciosa.

-Debemos seguir el curso del agua para llegar al río. Más tarde o más temprano habrá alguna jodida alcantarilla por la que podamo salir.

Intentando conservar la calma, Jerry guarda el revólver y con el mechero en la mano, va avanzando con cuidado. Cada pocos pasos, lo enciende para apartar la oscuridad y encontrar alguna salida por alguna parte. Al mismo tiempo, va tocando el techo con la otra mano.

Con más voluntad que confianza, comenta en voz baja. -Si esos gilipollas deciden seguirnos, recibirán una buena dosis de plomo.

Respiro con dificultad y niego

De lo unico que deberiamos preocuparnos es de esa cosa que no sabemos que eso Digo mientras sigo a duras penas siguiendole mirando de reojo a veces por encima del hombro, no me fio nada de lo que pueda aparecer aqui.  Miro el agua a ver donde va, si llegamos al rio estaremos a salvo, aunque lo que mas me preocupa es que no sabemos donde estara el hombre que buscamos...

El canal serpentéa, siguiendo los cimientos de una ciudad que en la superficie ha olvidado sus raíces. En ocasiones tramos de escaleras suben o bajan, resbaladizas, para salvar obstáculos invisibles.

Los ruidos comienzan a apagarse, y la oscuridad se vuleve oleaginosa, como una miasma malsana que se pega a los ojos.

Jerry recorre los sucios muros con la tensa mirada del que se siente acorralado. Acorralado por la oscuridad y por los cimientos y rocas que les impiden volver al aire fresco de la noche neoyorquina. Éste es un aire viciado y contaminado, pero al menos es más familiar que esas alcantarillas, abandonadas por el hombre y la luz, pobladas por quién sabe qué criaturas. De repente los horizontes intelectuales de Jerry se han ampliado notablemente con la visión de aquel ser con apariencia de pulpo o algo mucho peor.

Pongo mi mano en la pared respirando agitada antes de notar como si me estuviera oprimiendo, como si se cerran mas sobre nosotros, tal vez no debimos haber bajado, tal vez debimos intentar salir por la puerta como entramos...Por un segundo me parece notar algo en mi mano, pero solo es una gota de agua que ha caido del techo.