Partida Rol por web

El carruaje acababa de detenerse frente a Puntaoro, la fortaleza de los Goldriver. Ahora deberías agradar a tu tio, Lord Kevan Goldriver, del que dependías. Quizá podría ofrecerte en matrimonio con un hombre lo suficientemente viejo como para que no tuvieras que aguantarlo demasiado tiempo, o lo suficientemente joven e inexperto para que lo manejaras como desearas. 

Abrieron la puerta de tu carruaje y uno de los sirvientes se acercó presto a ayudarte a descender del mismo mientras los otros se ocupaban del equipaje. Cuando asomaste algo te decepcionó terriblemente, el Lord no había salido a recibirte, tan solo Brody, su castellano.

El rostro de Adrianne cambió cuando vio a Brody, tomando un semblante de decepción. El hombre siempre le había parecido brusco y rudo, inaccesible e incorruptible, mas sabía que su belleza había aumentado desde su última visita a Puntaoro, y con anterioridad había descubierto a Brody mirándola con interés. Quizás sea interesante explorar hasta donde soy capaz de llevar esas miradas...

La hermosa muchacha bajó del carruaje, permitiendo que el castellano la ayudase: -¡Brody, viejo amigo! Que alegría me da el volver a pisar este castillo- exclamó Adrianne con una sonrisa en su rostro. -¿Que tal te ha tratado este año? ¿Como están tus hijos?

Aunque se moría de ganas por ver a su tío y a su primo, Adrianne era una dama bien educada, y la cortesía era lo primero.

- Bienvenida de nuevo Adrianne, mayor alegría me da a mi volver a veros - cortés, te ayudó a descender ofreciendote una mano - aunque grande es en estos tiempos la responsabilidad que cae sobre mis hombros con vuestro tio y vuestro primo tan lejos

¿Lejos? No tenías noticias de que no estuvieran en sus tierras

La sorpresa se dibujó en la expresión de Adrianne: -Oh, por los Siete, tenía ganas de verlos. ¿Donde se encuentran mis desaparecidos familiares entonces? -Preguntó la muchacha con una pizca de malicia en la mirada.

Aún con tu mano tomada, te acompañaba al interior de la fortaleza de Puntaoro

- Se encuentran en el norte, la diplomacia en ocasiones exige de sacrificios... 

-Entonces vos tendreis que ser mi caballero y protector -dijo Adrianne, con una voz sedosa y seductora. Miró al castellano con sus profundos ojos azules, mientras con su otra mano acariciaba ligeramente el antebrazo del hombre.

Cuando hubieron cruzado el umbral de la puerta, Adrianne se separó de él. -Me gustaría tomar un baño, el viaje me ha dejado agotada. ¿Podríais ordenar que preparen la bañera? Estaré en mis aposentos de siempre -su comentario quedó en el aire mientras subía por las escaleras.

- De inmediato... - aseguró

Dejó que te retiraras escaleras arriba mientras te observaba, aunque terminó por retirarse antes de que subieras al piso superior, quizá tratando de librar a su mente de pensamientos poco adecuados

Cuando llegó a sus aposentos, se cercioró de que todo estaba tal y como a ella le gustaba. Gareth había recordado como estaba todo, y ordenó preparar los aposentos en cuanto llegó el cuervo con la noticia de la llegada de Adrianne. Tendré que agradecerle al viejo mayordomo las molestias que se ha tomado por prepararme mis aposentos.

Al poco, subió Kate acompañada de uno mozos que portaban su equipaje. En tres baules había cabido toda su vida en Lannisport. La reflexión entristeció a Adrianne, haciéndole recordar a sus padres. Kate preparó el baño con ayuda de una doncella del castillo (Magda).

Mientras se bañaba, le dijo a Kate: -Amiga mía, ¿podrías , cuando acabe mi baño, ir a enterarte de todos los rumores nuevos que haya en este castillo? Hazte amiga de la cocinera, Gianna. Siempre le gusta cotillear. Averigua cosas como si mi primo tiene alguna amante, o si hay alguien nuevo viviendo en el castillo desde el último año. Ya sabes, rumores en general.

- Como digáis... - tan complaciente como siempre

Terminaba el baño y ya estabas terminando de acicalarte, cuando por la ventana pudiste ver que se acercaba otro carruaje.

Con enorme curiosidad, Adrianne se pone un vestido azul oscuro, y comprueba si el carruaje tiene alguna heráldica. Despues baja por la escalera, intrigada por la visita. No recordaba que Puntaoro fuese tan animado cuando viví aquí.

- Adrianne, ¿a que se deben esas prisas? 

Mientras bajabas el casi se disponía a traspasar los portones

-Quiero ver quien viene en el carruaje- respondió con expresión de niña buena. -¿Esperabais a alguien?

Mientras preguntaba, las puertas se abrían, y Adrianne se quedó mirando quien venía.

Un hombre ataviado con ricos ropajes se encaminaba a paso firme hacia vosotros escoltado por dos hombres de armas

- No me advertisteis de que cenaríamos acompañados - mientras te sonreía

Le reconociste, su hermano mayor era un capa blanca, y la casa Marbrand era una importante casa de Occidente cercanamente atada a los Lannister

Adrianne realizó una reverencia cortés, y sin mirarle a los ojos, pretendiendo fingir timidez dijo: -Perdoneme mi señor. La culpa es mia. Soy Adrianne Goldriver, la sobrina de Lord Kevan. Es posible que Brody no le informase porque adelanté mi viaje desde Lannisport un par de días. Acabo de llegar. Espero que sepa disculparnos.

Y alzó la mirada al acabar, motrandole sus ojos azules.

- Acompañadnos a los salones, por favor... 

A un gesto le invitó a pasar, Gregor avanzó y cuando se hubo apartado lo suficiente Brody te retuvo tomándote del brazo

- ...no oses contradecirme, ni repetir mis palabras en un futuro - advirtió, serio

¿Quien osa contradeciros en vuestro castillo?- Preguntó la muchacha con malicia en la mirada, y con un tono mucho mas seco y frío de lo que pretendía inicialmente. Sonrió con crueldad: -Porque este es vuestro castillo... ¿o no?

Antes de que Brody pudiese responder, Adrianne se liberó de su mano, y siguió a Gregor Marbrand: -Nuestro invitado nos espera.

¿Que os trae a Puntaoro, mi señor?- Pregunto la muchacha, algo mas resuelta que antes.

- Sois una mujer atrevida... - sonreía divertido, posiblemente acostumbrado a mujeres calladas y prudentes - ¿debe ser cosa de haberos criado en el seno de una familia tan llena de varones? - bromeó mirando a Brody

Los sirvientes le retiraron una silla y dieron los últimos retoques a la mesa antes de retirarles a las esquinas para no molestar, Gregor tomó asiento a la derecha de la silla que encabezaba la mesa

- Lo cierto es que vuestro Castellano tenía algo muy interesante que proponerme

Entró el último cerrando las puertas al pasar y se dirigió a tomar asiento en el lugar que habitualmente ocupaba Lord Kevan

- Si, como os dije, casi sin quererlo encontré una magnifica propuesta para solucionar el encontraros una digna esposa... ya que la ausencia de una llena la corte de habladurias...

Sacó un rollo de pergamino de entre sus ropas

El tema de la conversación cogió a Adrianne por sorpresa. Solo se le noto durante un instante. ¿Será posible que este castellano de pacotilla se haya atrevido a proponerme en matrimonio en ausencia de mi tío? Si el tío Kevan estuviese aqui, seguro que se le acabaría la insolencia.

Recomponiendo su sonrisa, y mostrándose hermosa ante Gregor Marbrand, dijo: Así que Brody ha encontrado a una doncella digna de vuestro linaje. ¿Y de quien se trata?- ​Preguntó la muchacha mientras cambiaba la mirada del invitado al castellano, temiendose lo peor. Volvió a mirar a Gregor, con una profunda e intensa mirada, y una pícara sonrisa: Espero que alguien digno de nuestro gallardo amigo Gregor.

- Se trata de Diane Wildhorn, aunque no se si es del todo adecuado hablar sobre contratos matrimoniales delante de una mujer... - dejó caer -

¿Porque el castellano Goldriver hacia de casamentero de otra familia?¿Que debía ganar con ello?