Partida Rol por web

El viaje había sido agotador. Una semana viajando al sur, primero por la carretera principal hasta llegar al Paso del Hielo Movedizo, una de las obras arquitectónicas más imponentes de todo el norte. Se trata de un magnífico puente de piedra, de cien metros de longitud y suspendido a una altura de cincuenta metros sobre el nivel del mar.

Una vez atravesado la frontera de Barataria, os movisteis por senderos y caminos a través del Gran Valle de Ariadna, ya en territorio de Figaro. Y tras atravesar el valle, enfilasteis la carretera real en dirección sur-oeste. Fue aquí donde el movimiento de carretas y mercaderes era más activo. Pernoctabais en posadas en el camino o en algún retiro del camino y reemprendiais la marcha al día siguiente. 

Ralph se mostraba durante todo el camino tan hablador y alegre como siempre. Te hablaba de sus compañeros de banda. De la exótica elfa sombría Nathyra, una mujer mortal con el empleo del arco y las hojas ligeras, extremadamente sigilosa "más que yo y todo" - decía el mediano - y con un humor bastante ácido. También te habló de otra mujer, Moira, "la parte-orcos" según Ralph, una chica joven que no tenía modales ni educación ninguna pero era capaz de manejar un espadón tan grande como ella con una sola mano.
Luego estaba Lilly, la chica-gato, una especialista en medicina natural, de carácter extrovertido, alegre y muy tierna, "aunque se toma demasiadas confianzas, hasta el punto de meter su mano en tu bolsillo y no para robarte la cartera precisamente"
También te habló de un tal Garret, "el alcohólico, holgazán y cuenta-cuentos de la banda. Un tipo simpático al que le cuesta arrimar el hombro y prefiere despilfarrar el poco dinero que gana en mujeres y vino"
Y por último estaba el "Trío calavera" como a Ralph le gustaba llamarlos. Se trataba de los fundadores de la banda; 
El valiente Keldorn, un experimentado guerrero de carácter serio y cuya voz era ley en Los Guerreros del Amanecer;
Su hermana Mariam, la buena señora que siempre mantenía la guarida limpia y la suculenta cena lista para reponer fuerzas;
Y el mejor amigo de Keldorn, el mago Anthon, un viejo cascarrabias al que ya le empezaban a fallar la memoria y los reflejos.

El último día de vuestro viaje ya estaba llegando a su fin. El sol se estaba poniendo tras las montañas y la noche no tardaría en caer sobre vosotros, cuando Ralph grita de alegría al ver a lo lejos, un poco apartado del camino real y sobre una pequeña colina, una vieja y derruida mansión rodeada por un muro bastante alto.

- ¡Ya hemos llegado, amigo Collan, ya hemos llegado! - te dice el mediano tirándote de la túnica - ¿Ves aquél edifico sobre la colina? ¡Esa es nuestra guarida! Tienes que quedarte a pasar la noche con nosotros - te suplica Ralph - ¡y de paso conoces a la panda! Seguro que habrá vino y carne asada... me lo estoy imaginando, cochinillo, no, no, ¡cordero asado! A Mariam le sale muy rico. Es casi como si lo pudiera oler desde aquí... - comenta el mediano muy ilusionado mientras te agarra de la mano y comienza a avanzar en dirección a la guarida olfateando en el aire...

El viaje ha sido largo, sin duda. Muchos días, más de lo que llevo caminado en todos mis años en la torre y la compañía constante del pequeño Ralph son tres conceptos suficientes como para romper la paciencia de muchos, y con lo poco que me gusta hablar a mí es peor aún, ya que significa que tiene el doble de espacio para seguir conversando y respondiéndose a sí mismo. Pero no es como si fuese en vano, al menos, pues de vez en cuando suelta alguna información interesante sobre nuestro -sobre su, pues sigo pensando que no me convence del todo para mí- destino.

Y así, el sol se acerca al final de su ciclo diario cuando el mediano empieza a saltar de alegría interrumpiendo una de sus conversaciones consigo mismo. Parece que por fin el destino está cerca.

-Sí, la veo, compañero. -Digo, observando la montaña con no demasiada confianza. -Y no podría despreciar una invitación cordial como esa. Con gusto conoceré a tus amigos y aceptaré una cama confortable para la noche. -Añado, deteniéndome un instante apoyado en mi vara. Y entonces el mediano me agarra la mano, y me veo obligado a seguir avanzando. -Te sigo, pero no hace falta que tires de mí...

Ralph sigue tirando de ti, a pesar que le dices que no lo haga, mientras sigue olfateando el aire. El mediano para la marcha y se vuelve hacia ti - Se huele algo en el aire, pero no es comida. Huele a quemado... esto no me gusta - Seguidamente sale corriendo en dirección a la casa. Tu le sigues pero él es más rápido y atraviesa el muro que rodea la finca antes de que le des alcance. Unos segundos después escuchas un grito desgarrador...

Ralph sigue tirando, pese a mi insitencia por evitarlo, y no puedo evitar dejarme llevar varios pasos hasta que de repente se detiene contra todo pronóstico, haciendo que casi me choque contra él. Hay algo mal en el ambiente, dice... y podría ser cierto. El mediano se suelta y sale corriendo hacia la casa, obligándome a avanzar tras él y más deprisa de lo que preferiría hacer. Pero, viendo la situación, uno solo puede temerse lo peor, lo que me obliga a doblar el paso y acelerar, bastón en mano y preparado para cualquier cosa en el momento en que, como él hace un instante, cruzo el muro que rodea la casa que con tanto interés quería mostrarme. Un grito nunca es buena señal.

Tras cruzar el muro, observas una estampa para nada agradable. El edificio principal esta prácticamente derruido y ha sido quemado hasta los cimientos. 

Ralph se encuentra arrodillado en el suelo, llorando de rabia e impotencia mientras balbucea palabras que no acabas de entender y mira fijamente algo. Un par de metros por delante del mediano hay dos picas clavadas en el suelo... y dos cabezas cortadas clavadas en las picas. Ambas cabezas son de hombres varones, uno de mediana edad y otro de edad más avanzada, con barba y cabellos largos.

El viaje a través del bosque de Midgar había sido muy tranquilo. Tres días habían pasado ya desde que partisteis de la capital élfica y enfilasteis el conocida Senda de los Mercaderes, un camino empedrado a tramos que iba desde Yggdrasil hasta el río de la Luna Azur, la frontera natural del bosque de Midgar con el reino de Figaro. Bajasteis hacia el sur, siguiendo el cauce del río durante unos doce kilómetros hasta que a divisáis a lo lejos un puente. El sonido del agua fluyendo y la belleza de un paisaje todo verde os hace más llevadero éste último tramo del camino.

Lilly se mostraba durante todo el camino tan simpática y alegre como siempre. Te hablaba de sus compañeros de banda. De la exótica elfa sombría Nathyra, una mujer mortal con el empleo del arco y las hojas ligeras, extremadamente sigilosa "más que yo y todo" - decía la chica gato - y con un humor bastante ácido. También te habló de otra mujer, Moira, "la parte-orcos" según Lilly, una chica joven que no tenía modales ni educación ninguna pero era capaz de manejar un espadón tan grande como ella con una sola mano.
Luego estaba Ralph "El Sonrisas", un mediano ladronzuelo de carácter extrovertido, alegre y excesivamente hablador, "¡es la alegría de la banda! Un hombre que contagia su optimismo y su risa"
También te habló de un tal Garret, "el alcohólico, holgazán y cuenta-cuentos de la banda. Un tipo simpático al que le cuesta arrimar el hombro y prefiere despilfarrar el poco dinero que gana en mujeres y vino"
Y por último estaba el "Trío calavera" como a Lilly le gustaba llamarlos. Se trataba de los fundadores de la banda; 
El valiente Keldorn, un experimentado guerrero de carácter serio y cuya voz era ley en Los Guerreros del Amanecer;
Su hermana Mariam, la buena señora que siempre mantenía la guarida limpia y la suculenta cena lista para reponer fuerzas;
Y el mejor amigo de Keldorn, el mago Anthon, un viejo cascarrabias al que ya le empezaban a fallar la memoria y los reflejos.

- Ya queda poco para llegar, Loto - comenta Lilly cuando divisáis el puente a lo lejos - Uuuff, estoy agotada. En cuanto lleguemos a Villa Fluvial paramos en la posada para echar un trago y descansar un poco

- Yo también estoy cansado mujer gata.- Los delicados pies del elfo silvano empezaban a quejarse, a pesar de que su caminar parecía flotar en el aire.- ¿ Y quien de todas esas mujeres es la que cayó enferma?.- Repasando las descripciones de los nuevos compañeros, Loto pensó sobre quién podría caerle mejor.- Un cuentacuentos dices, espero que no se sienta amenazado por mis extraordinarias historias.

Avanzo con precaución y lentitud, comprobando los alrededores por si viese alguna figura preparada para atacarnos. Sin embargo, he leido suficiente como para saber que todo ese trabajo no se realiza de manera tan sencilla y rápida como para que todavía pudiese quedar demasiada gente, y muy probablemente nadie, dispuestos a la lucha. Sin embargo, la estampa es totalmente desoladora, y la alegría del mediano ha desaparecido dando paso a una tristeza que me duele en lo más profundo, y me da ganas de causar dolor en el mundo. Pero no es algo que deba hacer, y menos con un poder tan grande como el mío, así que contengo ese sentimiento. Adelantándome, le pongo la mano en el hombro sin tener muy claro si el contacto puede ayudar o volverlo peor.

-Yo, yo... si quisieras, quiero decir, podría investigar la zona para saber lo que ocurrió. Y creo que deberíamos quitar esas picas de ahí... -hablo, trastabillando en las palabras que reflejan unas ideas confusas, mientras considero las posibilidades de actuar en una dirección u otra y, en el fondo, de probar mi arte para demostrar que se puede hacer buen uso de ello y no tiene que ser todo caos y muerte. Total, solo tendría que usar una de las dos cabezas, a poder ser la del que no es mago por lo que pudiese saber, y necesitaría algo de polvo mágico, y en un momento podríamos saber el origen de los atacantes y todo lo demás. Y eso no sería cometer ningún sacrilegio, ¿no? Solo dar respuestas a un amigo que se ha encontrado con la masacre. Ayudar al desolado...

Ralph te coge la mano y acto seguido se gira para agarrarse a ti, abrazándote fuerte mientras llora totalmente desconsolado como un niño pequeño. 

Haciendo una observación un poco más detenida de la escena, ves dos grandes charcos de sangre, huellas de botas y pisadas de caballo por todas partes. Sin duda en el lugar hubo mucho movimiento.

Durante un largo rato Ralph permanece pegado a ti, empapando tu túnica con sus lágrimas. Poco a poco el mediano se va calmando a la par que los últimos destellos de luz diurna desaparecen, dejando el cielo teñido del oscuro azul crepuscular.
- Necesito... snif, necesito saber qué ha pasado, Collan... snif - Ralph te mira con sus ojos empañados todavía en lágrimas y su voz temblorosa - Quizá en... snif, en el pueblo sepan... snif, sepan algo - el mediano traga saliva y lanza un suspiro, intentando calmarse más - Ahora mismo no soy capaz ni de mirar...

- Garret amenazado por tus historias? - pregunta Lilly sorprendida y acto seguido se echa a reir - ¡no te preocupes por ese gandul! Solo le interesa la buena vida y de vez en cuando suelta alguna historia de tres al cuarto por su boca. No te llega ni a la suela de los zapatos y ni siquiera le interesaría tratar de alcanzar el nivel de un auténtico trovador como tu - La chica gato te guiña un ojo y sonríe - Oh, mira allí - señala hacia el horizonte, al otro lado del puente - ya se divisan las primeras granjas de Villa Fluvial. En menos de una hora podremos descansar en el Portal de los Bostezos y con una buena copa de vino!

- Eso es que tú me tienes en muy alta estima, pero que sea como tú dices. - Respondió Loto a los halagos de su amiga. El elfo usó su mano como visera cuando Lilly señaló al horizonte. - ¿El portal de los Bostezos? jajaja, buen nombre sí señor. Apresurémonos, cuanto antes lleguemos antes podré quitarme las botas y que me hagas un buen masaje en mis pies cansados y malolientes. Pero no me los chupes con esa áspera lengua de gato ¿eh?.- El bardo pellizcó el brazo de la mujer gato y salió corriendo como loco.- ¡TOOOONTOOO EL UUUULTIMOOO!JAJAJA

Con el mediano agarrado a mi pierna, no puedo evitar contemplar el hogar con un largo vistazo, mientras Ralph llora y el tiempo pasa lentamente, y lo único que se me ocurre hacer es tener la mano sobre su hombro para consolarlo. Cuando el sol ya empieza a ponerse, parece que por fin se ha calmado lo suficiente como para poder hablar.

-Vayamos al pueblo, sí. Descubriremos qué ha pasado, te lo aseguro. -Dicho eso, aún con la mano en el hombro del mediano, empiezo a caminar empujándolo conmigo para que no tenga que volver a mirar, fuera primero del recinto, y luego rumbo al pueblo que supuestamente se encuentra cercano. No sé si en el pueblo tendrán idea de lo ocurrido, pero seguro que pueden darle una comida y una noche de descanso, que bien le hacen falta... y a mí también, para qué engañarnos.

- ¿Que te haga qué? - grita Lilly haciendo una extraña mueca, como si dar masajes a pies ajenos fuera lo más asqueroso del mundo. Finalmente contrae más aún su expresión al imaginarse chupándote los pies - Uugghhh... ¡te vas a enterar, Loto! - la chica sale corriendo cuando le pellizcas el brazo y en pocos segundos te alcanza, devolviendote un capón en la cabeza e incitándote a que ahora fueses tu quien la pillase. 

Entre juegos y risas llegáis hasta la pequeña aldea de Villa Fluvial cuando empieza a caer el sol. Los alrededores de la villa están salpicados por granjas y campos de labriego. El núcleo urbano está compuesto por una veintena de edificios de madera y piedra de una o, como mucho, dos plantas y un mercado en el centro donde hay varios puestos de frutas, verduras, carnes ahumadas y pescado fresco recién sacado del río que bordea la villa. Completan la estampa una herrería donde se escucha el repicar del martillo, una cuadra con varios caballos que pueden ser alquilados, una capilla con su campanario, siendo éste el edificio más alto de toda la villa, con el símbolo de Athenas en lo alto de la torre, una pequeña tienda de artículos variados con el letrero de "Las Maravillas de Kalindra" y la posada con un letrero en forma de jarra donde se puede leer "El portal de los Bostezos"

La actividad en la villa es más bien escasa. A varios de los campesinos los habéis podido ver a lo largo del camino, en los campos y granjas, arando la tierra y alimentando el ganado. En el interior de la villa podéis ver a varias señoras de edad media y avanzada haciendo alguna que otra compra de última hora en el mercado, antes de que cierren los puestos hasta el día siguiente.

Lilly abre la puerta de la posada sin muchas contemplaciones y anuncia su llegada a voz en grito - ¿Dónde está mi posadera favoritaaaa? - No parece haber mucha clientela en este momento, tan solo un par de señores mayores sentados en la barra que se vuelven asustados al escuchar a Lilly gritar. Una mujer rolliza, con anteojos, mandil y el pelo blanco recogido en un moño, sale de la trastienda situada detrás de la barra. La mujer se queda boquiabierta al ver a Lilly, sus ojos se llenan de lágrimas y sale corriendo para abrazar a la chica gato.
- ¡Alabados sean los dioses, gatita estás viva! - la mujer llora de emoción y felicidad mientras que Lilly se queda totalmente desconcertada ante la reacción de la posadera.

¿A quién se le ocurre desafiar a la mujer gato a un juego de velocidad? Sólo a Loto. Rápidamente la chica le gana la posición así que inmediatamente, frustrado, se rinde. Aminora el paso para observar con detenimiento el pueblo. Comparado con al capital élfica esto era un pueblucho. Pero es lo que tiene salir de aventuras, al menos esperaba que la compañía fuera buena. El bardo adquiere un gesto solemne al pasar por el campanario con el símbolo de Athenas. Si no hubiera sido por su sacerdotisa no se hubiera recuperado tan bien.

Al llegar a la taberna deja que la escandalosa Lilly arme un poco de revuelo, que no le vendrá mal al pueblo, no señor. La posadera, de apariencia entrañable, parecía preocupada pro Lilly.

- No hay que preocuparse por ella. Además de que es más escurridiza que una lagartija va a compañada de loto, el valeroso bardo, Portador de Anturio. Osease, yo mismo.

La posadera libera de a Lilly de sus brazos y se queda observandote fijamente, ajustándose los anteojos - ¿Y este elfo quién es? ¿Es acaso un noviete que te has echado? - le pregunta a Lilly en tono picarón, dándole un par de golpecitos con el codo.

- Es Loto... le conocí en el bosque - responde Lilly un poco sonrojada y con una risita nerviosa - es un amigo muy especial, jejeje - Lilly emite un suspiro y, tras pedir algo de comer y beber, te indica que la acompañes hasta una de las mesas para tomar asiento. La posadera no tarda en llevaros una jarra de vino y unas patatas asadas con chorizo y longanizas de cerdo. También toma asiento con vosotros - Dime, Martha, ¿por qué estabas tan preocupada?

La posadera mira a Lilly con escepticismo - ¿No te has enterado? Ay, cielo santo... ¿cómo te digo yo esto?

En ese momento la puerta de la posada se abre y entran dos personas. Uno es un chico joven y moreno, que viste con túnica. El otro te da la impresión a simple vista de ser un niño, pero cuando te fijas nuevamente en él te das cuenta que se trata de un mediano, con el pelo castaño y revuelto, que viste con una armadura de cuero marrón oscuro y porta en su cinto una reluciente daga. Te fijas en su semblante, parece estar triste y animicamente destrozado...

El viaje hasta Villa Fluvial no tiene pérdida. Salís al camino principal y os ponéis en marcha y llegáis en cuestión de un par de horas. Los alrededores de la villa están salpicados por granjas y campos de labriego. El núcleo urbano está compuesto por una veintena de edificios de madera y piedra de una o, como mucho, dos plantas y una plaza en el centro donde hay varios puestos que ahora están cerrados.
Completan la estampa una herrería donde, a pesar de haber caído ya la noche, se escucha el repicar del martillo en su interior aunque la puerta está cerrada, una cuadra con varios caballos que pueden ser alquilados, una capilla con su campanario, siendo éste el edificio más alto de toda la villa, con el símbolo de Athenas en lo alto de la torre, una pequeña tienda de artículos variados con el letrero de "Las Maravillas de Kalindra" y la posada con un letrero en forma de jarra donde se puede leer "El portal de los Bostezos"

El único establecimiento que permanece abierto a estas horas de la noche es la posada, cuya luz interior se filtra por las ventanas. Cuando entráis no parece haber mucha clientela, tan solo dos señores de mediana edad sentados en la barra con una jarra de cerveza y una mesa ocupada por tres personas; una mujer rolliza, con anteojos, mandil y el pelo blanco recogido en un moño que parece ser la dueña del local, un elfo de piel blanca y pelo oscuro que porta una armadura de cuero que parece haber sido remendada por un niño y una mujer gato, de pelaje casi morado y penetrante mirada. Los tres se os quedan mirando cuando entráis...

Cuando el mediano cruza su mirada con la chica gato, su expresión cambia radicalmente a un gesto de incredulidad total y absoluta, como si estuviese viendo un fantasma.

- Hola Ralph! Cuanto tiempo sin verte... - saluda la felina. Al escuchar su voz, una sonrisa ilumina la cara de Ralph y lágrimas de alegría brotan de sus ojos.

- ¡¡Lilly!! - el mediano sale corriendo en dirección a la mesa donde está sentada la chica y se abalanza sobre ella en un tierno, aunque impulsivo abrazo, que termina por tirarla de la silla donde estaba sentada - ¡Que alegría! ¡¡¡Estás viva!!!

El descenso de la pendiente junto al mediano había sido lento y sombrío, sin sentirme cómodo con utilizar mi magia fuera de una necesidad imperiosa -o una petición absurda, como la primera vez con Ralph-. Pero al final, entre las nieblas que poco a poco se transforman en tinieblas y gracias a las pocas luces del poblado, llegamos por fin a su calle principal. No es demasiado lo que hay, pienso para mí mientras un martilleo resuena en la herrería, y Ralph y yo nos dirigimos sin demasiada prisa y con una sensación triste hasta la posada, donde al menos podría descansar hasta mañana antes de empezar todo mi esfuerzo por ayudar a mi acompañante.

Sin embargo, la sorpresa es mayúscula cuando noto el cambio de rostro en Ralph, y éste sale corriendo hasta una de las mesas, donde dos personas de aspecto igualmente extraño lo contemplan correr. A una de ellas, la chica, la reconozco de las muchas descripciones que me dio de ella durante el viaje hasta aquí, pero no consigo ubicar al otro. Así que camino tras la ruta del mediano y me acerco a la mesa. Viendo que los otros dos están muy ocupados con el saludo, me encaro hacia el hombre de orejas puntiagudas y aspecto de bosque. No necesito recordar mucho de mis libros para saber que es un elfo.

-Un placer, señor. ¿Sois... miembro de la compañía del Amanecer, como ellos? -Pregunto, dubitativo, señalando a los otros dos con una mirada. Por el aspecto de la situación, no tengo muy claro que ella sepa lo ocurrido, y si él también es miembro -quizá muy reciente, por eso Ralph no me ha hablado de él- la situación puede volverse muy dura pronto.

Las insistentes acometidas de la gente de la taberna alegrándose de que Lilly estuviera con vida dejaron a Loto algo confuso. Realmente había sido él el que casi moría entre los ponzoñosos colmillos de una enorme araña pero, sin embargo, eso parecía no saberse.Mucho mejor. Cuando estaba a punto de rectificar las palabras del tal Ralph, como había hecho con la tabernera, el muchacho joven de la túnica se dirigió a él sin ni siquiera presentare.

- No...si...ejem..quiero decir...- Cuando la gente se saltaba el protocolo le desconcertaba un poco. Pero rectificó rápidamente- Soy Loto, Portador de Anturio, quizás me conozcáis como uno de los premiados en el concurso de trovadores del Unicornio Plateado, la más famosa posada de Yggdrasil.-No hacía falta decir que no había quedado primero, el segundo puesto para un principiante era como haberlo ganado. El elfo hablaba con un tono ceremonial y pomposo, lo contrario que la mujer gato, y su porte era majestuoso, altivo y estirado como una espiga. El pelo negro como el carbón,brillante y liso, le caía por la espalda hasta la mitad de ésta.- Realmente no soy miembro, aún, de la Compañía que mencionáis. - El bardo realizó una perfecta reverencia de gestos delicados y precisos.

El elfo parece un poco impactado de mi corta conversación, como si hubiese hecho algo equivocado, y eso me trae a la memoria todas las ocasiones que, por culpa de Ralph y de mi propio viaje, me he visto en la necesidad de forzarme a hablar con extraños o solucionar situaciones verbales en las que no me noto en absoluto cómodo.

-Yo... no, no me suena. Llevo años en Barataria... soy, mi nombre es -le lanzo una mirada al mediano, y luego vuelvo al elfo- Collan. -Al fin y al cabo, si ya he empezado con eso, bien puedo seguir. Y aunque no es un gran cambio, podría servir para despistar un poco por si alguien hace unas pocas preguntas aleatorias. Pensando en el duro golpe que puede significar todo esto, me dejo caer en una silla, mirando al mediano y a la mujer gato, esperando a que él hable. Porque lo que es yo, no me siento capaz de decir algo así.