Partida Rol por web

Pasastéis casi una hora jugando a la consola y bebiendo refrescos y cerveza, hasta que llegó la pizza. Manu se acercó a la puerta a recibirla, la pagó y las puso sobre la mesa del comedor, abriendo todas las cajas y llamándoos para que vengáis a comer.

Dejastéis los juegos para después, y arrasastéis con las pizzas que allí había, pasándolas con coca cola, fanta y alguna que otra cerveza, así, durante casi una hora más.

Con todos los estómagos llenos, os tumbastéis en los sofás del salón, pensando que ibáis a hacer ahora que se acabó la comida. Salieron temas como que juego sería mejor, sacar un trivial para hacer un chicos contra chicas, y un par de cosas más. Estabáis todos muy a gusto con el clima que se respiraba ahora en esa casa...

Sin embargo, algo sucedió.

Primero las luces parpadearon un poco para después, apagarse por completo dejando la casa completamente a oscuras.

La calle también estaba a oscuras, por lo que rápidamente pensastéis que era un apagón general...

- Vaya, pues que gracia ahora. Linterna en el salón o velas no tendrás, ¿verdad Gimena?

Saco el móvil y lo abro para iluminar un poco la zona, a ver qué podemos usar para dar un poquito de luz.

- Si, en el cajón de la cocina seguro que hay velas o alguna linterna, aunque no te aseguro que tenga pilas, hace mucho que no se corta la luz. - Dije mientras tanteando para no matarme con la mesa del salón fui andando despacio hacia la cocina.

En el trayecto me comí una silla que estaba en el medio, pero gracias a llevar las manos por delante, no me caí al suelo en el medio de la oscuridad.

- A ver... que tal vez hayan sido los plomos. En cuando consigamos una linterna me bajo al sótano para mirar bien si no es eso, ¿os parece? -

Que putada. La primera fiesta del año y pasa esto. Aunque sé de un par que les vendría bien un poco de intimidad. Ja. Si es que me parto yo sola.

Nerea da un bote cuando quedaron a oscuras. Se queda sentada en el sofá, sin atreverse casi ni a respirar. Al escuchar como todos empiezan a reaccionar, se tranquiliza, dejando aquel pánico inicial aparcado.

Al ver la idea de Emily, también busca su móvil y abre la tapa para iluminar a su vez un poco la estancia.

- Gimena, no creo que haga falta que vayamos al sótano, mira hacia la calle, toda está a oscuras. Parece más un apagón general. - Le dice a la chica señalando hacia el exterior. - Eso sí, por hoy creo que se acabó la consola. - Deja caer como quien no quiere la cosa. Ahora que se siente algo más tranquila, una sonrisa se ha dibujado en su rostro. - Te acompaño a por unas velas, dará un ambiente más... ¿Íntimo? - Se levanta del sofá y se acerca a la rubia, iluminándole un poco el camino para que no se estampe contra lo primero que haya por medio.

Sam no se altera, mira alrededor con total normalidad. Eso en su casa pasaba día sí y día también. Pero porque a su padre se le olvidaba pagar la factura...

Vaya... dice simplemente, y como ve que sus compañeras y anfitriona ya se han organizado se queda a esperas simplemente. Genial, además de tocar violines, tengo que aguantarles las velas... Piensa poniéndose cómoda a esperar. No podían hacer otra cosa, si era un apagón general. O se iban, o iluminaban como podían la habitación y pasaban el rato a la antigua usanza.

Nerea y Gimena van a por algunas velas en la cocina y colocan un par en el salón, esperando que el corte de luz sea pasajero o que por lo menos, no tarde demasiado en regresar, aunque el ambiente ahora con las velas, es algo más relajado. Además, no todas son velas comunes, algunas son aromáticas y llenan la estancia con un suave olor a sándalo.

Sam no se immuta ante el ruido. Se asoma y es cuando el balón acaba en sus piés.

Vaya... Gimena... no sabía que te gustase el básquet. Dice cogiendo la pelota y ofreciéndosela. Estaba claro que Sam no creía en cosas sobrenaturales. Como hija de detective que era, lo suyo era averiguar lo que parecía imposible y llevarlo a la posibilidad. Por esa razón, estaba tan tranquila y había preferido pensar que se había caído de alguna estantería o mueble.

- No creo que a ella le guste el baloncesto. - Dije mientras miraba hacia la escalera por dónde había caído el balón.

Sí. Era extraño, pero la posibilidad de que se haya caído de algún lado estaba allí.

Aunque no tenía muy claro que hacía Gimena con un balón, a no ser que sea de... pero no, ella no es de las personas que se quedan con recuerdos... ¿o sí?

- Oye, Gime, ¿es tuyo entonces, no? -

Esa pregunta iba con algo de miedo, aunque suponía que la respuesta sería que sí.

Di un respingo cuando oi el ruido, sin saber encajarlo en mi mente. Cuando Sam coge el balón suelto un suspiro... Aunque Gimena no estaba botando el balón, ¿o si?

Escucho las palabras de Mariano, y busco las expresión de Gimena a través de la débil iluminación de las velas.

- Algo que se habrá caido será lo que lo ha hecho botar y caer.

Cuando la cosa parece más calmada, se encuentran todos reunidos en el salón y mirándose a través de la titilante luz de las velas, entonces, un sonido en el piso de arriba alerta a Nerea. La joven, volviéndose pálida mira hacia las escaleras. No sabe qué espera encontrarse, pero tiembla ligeramente. Parece que alguien esté botando una pelota... Se dice mirando a todos, sí, allí no faltaba nadie, ¿quién entonces está arriba?

La pelota finalmente cae rebotando por las escaleras. Sam, intrépida como siempre, la recoge, como si fuera normal que la pelota hubiera caído así como así.

- ¿Y por qué caen las cosas así como así? - Pregunta con un hilo de voz. Dios, me estoy asustando...

En ese mismo momento, cuando todos os quedásteis callados por un segundo, con esa sensación en la cual parece que ha pasado un ángel entre medio de todos, en la planta superior, comenzó a sonar una especie de musiquilla extraña. En realidad, era como el sonido de una cajita de música.

Tin, tin, tin, ting.

La música sonaba en la planta superior, sin embargo, se escuchaba en toda la casa.

Era una canción lenta, algo triste, y tras unos segundos parecía que la cuerda de la caja musical se iba gastando, ya que la música comenzaba a sonar más lenta, como si tras cada una de las notas, una pausa dramática apareciera… y cada vez, su volumen se iba haciendo cada vez más bajo…

Me puse en pie mirando hacia arriba.

- Pero bueno, ¿esto qué es? ¿Alguien tratando de convertir ésto en una fiesta de fantasmas? Menuda tonteria. Gimena, déjame una de las velas... Seguro que se te ha colado en casa algún idiota de clase y está haciendo el bobo tratando de asustarnos.

No, en mi vida no existian ni los fantasmas, ni los espíritus ni nada de eso. Sólo hechos concretos y actuaciones en consecuencia. Y ahora mismo había que saber qué pasaba allí arriba.

Esa música... Empieza a sonar y Nerea parece recular. Pero al tener el sofá detrás, choca contra él y cae sentada. La voz de Emily la sobresalta y la mira con los ojos bien abiertos. Debo parecer gilipollas... Se dice al darse cuenta que es la única que parece alterada del grupo.

- Sí, seguro que es algún bromista... - Aunque no lo dice muy convencida. Se queda en el sofá, sin moverse, ella no iba a ser quien subiera a comprobar qué ocurría. Se abraza a sí misma, sintiendo su joven cuerpo algo tembloroso. No puede evitar mirar a Mariano... En el fondo, desea que la tranquilice, como hizo durante tanto tiempo cuando algo la asustaba...

Sam tampoco parece creer en cosas sobrenaturales, pues saca pecho y se pone junto a Emily, cogiendo algo contundente, como una de las figuras decorativas de la casa.

Pues al graciosete se le van a quitar las ganas de golpe... Dice con una traviesa y divertida sonrisa en la boca, levantando la figura cual bate de beisbol y siguiendo a Emily escaleras arriba.

- ¡Epa, epa, epa! ¿Dónde vais? - Dije entre un tono bajo y gesticulando con las manos. - No, no subáis allí arriba, al menos, no todavía. Esperad que por lo menos revisemos los plomos no sea que el corte de la calle y el de esta casa sea distinto. Hemos supuesto que es un corte de luz general, por lo menos, antes de subir, dejadnos ir a mirar los plomos primero, que no cuesta nada y después ya podemos subir allí arriba, ¿no os parece? -

El tema es que ahora pensarán que soy un gallina o algo parecido, pero la lógica indica que allí no puede haber nadie y si no hay nadie, los sonidos son provocados por otra cosa, y no una persona. Y no sé si es por que he visto muchas películas, leído muchos libros de sci-fi o lo que sea, pero sí, estoy un poquito cagado.

Tanto o más que Nerea.

- Diego, tú quédate con ella que Manu y yo bajamos para ver los plomos. -

Diego y Manu bajan a lo que parece ser el sótano, diciéndoles a las chicas que se queden dónde están hasta que ellos revisen lo que sucede, aunque cuando ellos bajan por la puerta de las escalera, Sam y Emily subieron a la planta de arriba ya que no iban a esperar que los demás regresaran.

La curiosidad mató al gato no es una frase en el repertorio de la pequeña detective.

Mariano se queda solo con Nerea, en el medio de la luz de varias velas.

Ahora los han dejado solos, ya que las chicas han subido y los chicos, han bajado a mirar los plomos.

¿Será cosa del destino?

Solos.

A la luz de las velas.

¿Qué romántico no?

- Hace un año que no nos hablamos, y de repente, nos quedamos a solas en una casa a oscuras iluminados por velas. No me digas que no es realmente extraño. - Dije entre sonrisas para quitarle seriedad al asunto. - ¿No estarás asustada por lo que está pasando, no Nere? Mira, están las chicas arriba, los chicos abajo buscando los plomos. Esto se acaba en un abrir y cerrar de ojos. Ya verás. -

Estaba claro que no le iba a decir que yo también tenía un poco de miedo.

La verdad que todo el asunto me hizo poner los pelos de punta, pero no creo que sea algo extraño, aunque, la verdad... ¿quién puede gastarnos esta broma? Como no sea Manu o Diego... pero no son de esos...

Seguro que esto estaba preparado de antemano.

- ¿Quieres que te sirva algo? ¿Fanta? ¿Agua? -

Todo parece haber sido algún tipo de conspiración, o así empieza a creerlo Nerea al ser consciente de como se ha quedado a solas con Mariano.

Lo mira dibujando una tímida sonrisa en sus labios. Poco a poco empieza a tranquilizarse, intentando convencerse de que todo ha sido una pesada broma.

- Tranquilo, seguro que lo han planeado para dejarnos solos... - Dice aunque su tono no suena del todo convincente. - Aunque creo que es un comportamiento un tanto infantil. - Termina diciendo y nuevamente se sienta en el sofá. En el fondo agradece que sea Mariano el que se haya quedado junto a ella. Durante mucho tiempo fue la persona en la que más confió, y aunque haya pasado todo aquello, en el fondo de su ser sabe que puede contar con él.

- Ummhh... Sí, un vaso de fanta naranja, si eres tan amable... - Le responde sacándole la lengua y de forma casi imperceptible, empieza a hacerse una bolita en el sofá.

Le servi un vaso de refresco y se lo tendí mientras fruncía un poco el ceño. Lo de que todo esto era una conspiración, bueno, me resultaba algo raro. En mi opinión, la cosa se dio así sin más, pero no puedo quejarme, me han dejado a solas con ella y ahora estamos ambos perdonados. Por lo menos ahora nos hablamos, no como antes que nos evitábamos.

- Toma, fanta naranja. - Dije mientras le daba el vaso de plástico. - ¿De verdad crees que es una conspiración? No sé tú, pero a mi me resulta intrigante todo esto que ha pasado. Quiero decir, ¿quién se iba a tomar el trabajo de preparar todo esto? Además, sabiendo que está Sam aquí, que pondría patas arriba todo para descubrir la verdad. No sé... yo me siento extraño con todo esto... -

Enarqué una ceja y la miré mientras se hacía una bola.

- Quiero decir con lo que está pasando no con... - Nos señalé a ambos con el dedo. - a esto. -