Partida Rol por web

Motel Highway Host

Unos 25 minutos después de haber subido al taxi, este llegó a su diestino.

Situado junto a la autopista 57, con el zumbante neon color rojo anunciando su naturaleza a los conductores que transitasen dirección Easton, el Motel Highway Host se alzaba solitario en una de las salidas que daban a las carreteras secundarias.

El taxi se detuvo, y sus tres pasajeros fueron despedidos por Mustapha, su conductor, quien no quiso dejar de felicitar al humano por la supuesta final de noche que le esperaba.

Al bajar del vehículo, Johnson no se estuvo de darle un sonoro cachete al trasero de Celerian, sin duda en venganza al pellizco que ella le había propinado en el Bar.

-¡Ahh Moi bien amico, moi bien!-gritó Mustapha entusiasmado mientras se alejaba conduciendo, sacando la mano por la ventanilla con el pulgar alzado.

En cuanto el taxi se peridió de vista, Jonhson abandonó aquella pose relajada y jueguista, adoptando un perfil mucho más operativo. Antes de adentrarse en la habitación de la que parecía ya tener la llave, se aseguró con varios vistazos a todos lados de que no había ojos curiosos, pero a decir verdad, parecía que no había un alma a menos de varias Millas.

El aparcamiento del Motel también estaba desierto a excepción de un viejo Ford estacionado junto a la recpeción y un Prius aparcado justo frente a la habitación 27, hacia la cual les dirigió el ex policía.

-Bien. Harper ya ha llegado-comentó Johnson señalando con la barbilla al Prius aparcado.

-Trabaja con nosotros y es de fiar, si bien cree que simplemente somos federales. Si tenéis eso en cuenta podéis estar tranquilas con él delante-añadió antes de introducir la llave en la cerradura.

El interior de aquella estancia tomó por sorpresa a las dos elfas.

Si el exterior era el de una cochambrosa habitación más de aquel destartalado establecimiento, el interior estaba amueblado más como una suerte de oficina con baño.

Las paredes carecían de papel pintado y el suelo de moqueta como cabría esperar de una habitación de Motel. Un escritorio de madera maciza sotenía un completo equipo informático. Un sofá de piel de color oscura estaba situado en una de las paredes sobre el cual se extendía un mapa de la ciudad muy detallado de gran formato, enmarcado y acristalado.

Un segundo escritorio, más sencillo, se situaba cerca de la puerta por la que el grupo había entrado y sobre el mismo, de forma aparentemente circunstancial se hallaba toda suerte de material de maquilaje, pelucas y bolsas para transportar ropa.

De pie junto al escritorio, de brazos cruzados esperaba un chico de veintitantos, de gesto algo amanerado y faccions bastante finas para ser humano, el cual saludó a los recién llegados, centrándose en el humano.

-Aquí me tienes, Miller... una vez más vosotros me llamáis y yo acudo raudo. ¿Me vas a contar esta vez de que va la cosa...?-su pregunta estaba teñida de morbosa curiosidad

-Dadas las indicaciones que me habéis dado... ¿Se trata de una red de tráfico de personas...? ¿Prostitución infantil...? ¿Porno sin licencia...?-el silencio de Jonhson no hacía más que desesperar al estilista, provocando más y más intentos  para tratar de averiguar algo.

-Ya sabes que no puedo decirte nada, Jaden. Por tu bien-cortó al muchacho alzando ambas manos, si bien con una media sonrisa acabó por añadir-Solo te diré que es tema de páginas web... ya te enterarás por la prensa, amigo

Luego invitó a las elfas a acercarse para presentarlas.

-Estas son la agente Larwen y la agente Edorwan, mis compañeras. ¿Crees que podrás hacer algo?-Interrogó cruzándose de brazos

Aquella imprecisa a la par que falsa información pareció contentar al muchacho, el cual apretó el puño en gesto de victoria añadiendo un triunfal -Lo sabía- para si mismo

Tras la petición de Johnson, el estilista dió unas pocas vueltas a ambas elfas, escudriñándolas con la mirada como si un experto tasador fuese.

-Bueno, si tengo que ser sincero te diré que no están nada mal. Hay base sobre la que trabajar, pero...

Se paró frente a Celerian, trociendo el gesto-Desde luego el trabajo os machaca, ¿eh?-comentó, acercándose más al rostro de la elfa-Tienes el cutis hecho un desastre. Y vaya ojeras... Pero bueno, nada que no se pueda arreglar. Es una pena no poder aprovechar este pelazo. Es muy bonito-dijo jugueteando un poco con los tirabuzones azabache-Pero ya se que me has pedido un cambio radical. Solo digo que es una lástima-Se lamentó.

Por lo demás tiene un tipazo. ¿Le da al gimnasio eh, agente?-preguntó, para luego centrarse en Lyara.

-Tú por el contrario tienes cara de no haber roto un plato en tu vida. Eso está bien y mal...-dijo ladeando varias veces la cabeza a ambos lados.

-Podemos jugar con eso. Y esas pecas la verdad es que me pueden. Yo creo que si las dejamos tampoco pasará nada. Ya me encargaré yo de que sea irreconocible, pero me niego a tapar las pecas-se cruzó de brazos, con tono resoluto.

-Además, siendo tan bajita la hace ser super mona. Ese pelo es como que super anticuado, suerte que esté yo aquí...-se frotó las manos

Sin dar opción a sus "victimas" a defenderse u opinar, Jaden se puso manos a la obra, demostrando durante el proceso ser un absoluto profesional.

Pasaba de un utensilio a otro con agilidad y con tanta facilidad como intercalaba su atención hacia una y otra elfa.

Durante el proceso comentó varias veces la suerte que tenía Woods por tener un cutis tan bonito y bien cuidado, si bien tuvo que esmerarse más a fondo con el de Celerian, el cual cubrió con algunas cremas, base, maquillaje, pestañas postizas, y lentillas de color esmeralda. Se disculpó varias veces con la elfa por el hecho de tener que cortarle el pelo para poder ponerle la peluca, si bien le perjuró que se lo iba a dejar "divino", cortándoselo un poco por encima de los hombros, si bien el resultado no se vió puesto que lo cubrió con una peluca lisa color melaza.

Por parte de Woods, se empeñó en "hacerle algo" en el peinado pese a no ser necesario para la peluca, tras lo que colocó una peluca morena, de tirabuzones hasta media espalda. Las lentillas de Lyara fueron color marrón oscuro.

Al acabar, permitió a ambas verse en un espejo portatil que había situado frente al escritorio. Y lo cierto es que las dos comprendieron al instante la fe ciega que había demostrado Johnson en aquel joven humano.

A las dos les costó reconocerse en un primer vistazo. Al ver su reflejo sabían que eran ellas y reconocían rasgos propios, pero el trabajo era espectacular. Ambas parecían ser otras personas. Y no cualesquiera si no modelos de pasarela o actrices de Hollywood.

Satisfecho con su trabajo, del cual se vanaglorió varias veces, acabó por despedirse de las dos elfas y del humano, el cual se demostró especialmente insistente en que su trabajo había acabado y que era mejor que se fuese cuanto antes.

En cuanto Jaden abandonó la habitación Johnson suspiró aliviado, apoyándose contra la puerta.

-Disculpadle, puede ser un poco intenso, pero ya os había dicho que era el mejor, ¿verdad?

Luego rebuscó entre las bolsas que había traido el estilista y situó algunas de ellas sobre el sofá.

-Allí tenéis la ropa para las fotos de la ficha. Hay un poco de todo y di vuestras tallas a ojo, por lo que aseguraos antes. Escoged lo que queráis y podéis cambiaros en el baño. Dentro de lo que cabe que al menos os encontréis cómodas con ello-

Y sin darle más importancia extrajo de otra de las maletas lo que parecía una gran tela de terciopelo morado, la cual empezó a colgar en una de las paredes, al frente de la cual había montado un sencillo trípode con una cámara digital

El interior parecía un catálogo completo de Victoria's Secret. Había todo tipo de ropa interior. Desde la más atrevida a la más sencilla, de todos los materiales y colores. Sujetadores, camisones, medias,  algún que otro corsé... Ninguna había trabajado para Hollywood, pero sin lugar a dudas parecía un inventario digno de cualquier superproducción de corte picante.

El motel al que nos llevó Johnson era una auténtica mierda, pero no esperaba mucho más. Sin lugar a dudas, el lugar de encuentro de putas y cornudos, juntos o por separado. Sin duda, ideal para pasar desapercibidos salvo que hubiese una redada sorpresa. Me reí con aquella ocurrencia que esperaba no sucediese, porque de lo contrario, habría mucho que explicar.

Cuando Johnson dijo que nuestro hombre estaba dentro, asentí en silencio con la cabeza y continué caminando hasta llegar a la habitación. Esta había sido completamente transformada para permitir al muchacho, un maricón de arriba a abajo, por delante y por detrás, hacer su trabajo. Evidentemente, yo no era la más indicada para juzgar las orientaciones de la gente. Me importaba menos con quien anduviese cada uno que si las hojas caían de los árboles de haz o de envés.

Pero cuando empezó a criticar como estaba....

-Peter tenía que haber advertido que será mejor que contengas tu lengua. Chupate una bien grande y deja de opinar sobre los demás -le solté, como siempre, mirando a matar -. No, no demasiado. Follo como una loca. Eso es lo que me mantiene en forma.

De todas formas, no parecía mal chico. Le gustaba su trabajo y se puso inmediatamente con ello. Pero siguió jodiéndome con la mierda esa del cutis. Nunca había soportado las cremas y ahora me veía obligada a llevar más de una capa, pero todo fuera por la misión. En cuanto al cabello... ni siquiera me fijé en él. Hacía tiempo que quería cortármelo, aunque por pereza nunca lo había hecho.

Al menos era bueno, muy bueno, porque la imagen que vimos en el espejo no tenía nada que ver con la que conocíamos.

-Joder, eres bueno, Jaden, eso tengo que reconocértelo. Si jodes igual que peinas y maquillas, debes tener una fila enorme esperándote.

Miré también a Lyara. Era ella definitivamente más atractiva que yo. Nunca me había importado demasiado mi aspecto, quizás porque siempre me habían dicho que no era especial, hasta que había terminado por creérmelo. Eso hizo que me centrase en mi trabajo, más que en otra cosa. Pero ella... parecía una mujer y no un camionero como yo.

-Es el mejor, desde luego. Un poco creído, pero hasta eso puedo entenderlo.

Johnson empezó a sacar ropa para adoptar nuestra apariencia final, pero si pensaba que iba a irme al baño para cambiarme, estaba muy equivocado. Empecé a quitarme ropa, quedándome únicamente con las bragas, puesto que nunca llevaba sujetador, aunque al ver que tenía un catálogo completo de ropa interior, y de lujo, me las quité también, escogiendo lo que más me gustó.

Ni siquiera me paré a ver las reacciones de Lyara y Johnson. Mi cuerpo era mío y solo significaba cuando yo lo decidía. Además, en el fondo me gustaba escandalizar a la gente. Era la mejor forma de ponerles nerviosos. Eso... y golpeándoles, claro.

-¿Qué ocurre? ¿Nunca habéis visto a una elfa en pelotas? -pregunté, divertida, mientras me vestía.

El viaje había sido mejorable y la primera impresión que le causó Jaden no fue la mejor: era un estereotipo viviente de la clase de persona que no soportaba. Aunque pese a lo entrometido que resultaba, no pudo negar que desempeñó una gran labor en su trabajo.

—No soy tan bajita y no le veo nada malo a mi peinado. —murmuró con resignación, aunque distó de imponerse a su criterio. Al menos le alegró saber que su piel seguía intacta, aunque no supo qué opinar cuando hizo sus comentarios sobre las pecas.

Un ligero carraspeo escapó de sus labios cuando al fin hubo terminado, aunque cuando pudo contemplar el resultado se mostró satisfecha. 

—No me reconozco... —admitió por lo bajo, viéndose en el espejo desde distintos ángulos en un arrebato coqueto.

Luego desviaría la vista hacia la ropa, y apenas empezó a seleccionar el vestuario contempló de reojo la espontaneidad de Celarian. Aunque no respondió mostrándose especialmente cohibida, sí que se frotó el cuello como era ya habitual en ella. Un nuevo carraspeo hizo que se centrara, decidiéndose pieza a pieza con la mayor calma del mundo. Al final tras decidirse por alguna de las piezas de ropa interior, tomaría un par de medias y un camisón que poco dejaba a la imaginación.

—Voy a cambiarme. —expuso en un tono neutro, evitando entablar contacto visual directo con Vaamar en aquellos momentos.

No es que aquel lugar diera mucho pie a la intimidad, pero tras hacerse a un lado dispondría a vestir con aquellas piezas que había tomado.

Peter esperó a que ambas elfas estuviesen listas preparando la zona para las fotografías.

No parecía prestarles ninguna atención ni parecía especialmente incómodo o cohibido por la situación.

A juzgar por lo que habían visto las dos antiguas subordinadas del humano, poco o nada quedaba del antiguo Detective de la NYPD. A esas alturas el antiguo Peter Johnson probablemente hubiese estado rojo como un tomate o increíblemente incómodo por la situación y, en cambio se limitó a seguir a lo suyo y responder al comentario sarcástico de Celerian con otro igual de sarcástico.

-Puede que te llevases una sorpresa, Celerian...

Una vez listas, el humano simplemente las invitó a situarse individualmente frente a la cámara. No les dedicó comentario alguno más allá de recordarle a Lyara que al posar tratase de sacar pecho en lugar de encorvar la espalda hacia adelante. 

Tras realizar instantáneas con unos pocos atuendos diferentes, Johnson pareció darse por satisfecho.

-Bien. haré que con esto nos baste- comentó mientras conectaba la cámara al ordenador que había sobre la mesa.

-Dadme unos minutos para montar y subir los perfiles-Sin demora empezó manipular el PC demostrando bastante soltura. Tecleaba con velocidad y sin ser consciente de que la punta de su lengua iba paseándose de un lado a otro a destiempos.

Gracias a la bebida estimulante Lyara se sentía freca como una rosa, como si a penas llevase una hora despierta después de un sueño reparador, pero Celerian, en cambio, empezaba a acusar la noche en vela. 

De no ser por las cortinas opacas que les mantenían aislados del exterior, podrían haber constatado como el cielo empezaba a clarear con evidente pereza. A penas un desdibujado color azul no tan oscuro empezaba a aparecer en el horizonte, anunciando que la madrugada estaba apurando sus últimas horas.

Tras algo menos de media hora, Peter dio una sonora palmada llena de satisfacción. Se había pasado todo ese tiempo en silencio, prestando toda su atención a la pantalla y parecía haber logrado su cometido.

-¡Estamos dentro! Y por muy poco, la verdad...-suspiró aliviado y cargó todo su peso en el respaldo de la silla, para luego indicar con un gesto a las dos mujeres que se acercasen.

-He conseguido meter vuestras fichas en una web de escorts de lujo, trampeando la fecha de registro para que la página os conceda el  estatus de trabajadoras verificadas con fecha de alta en la web de más de dos años de antigüedad. Con eso cumpliréis con el requisito que suele aplicar la organización de estos eventos. Después he utilizado una llave maestra de la organización para poder entrar en el correo electrónico corporativo de uno de los organizadores y os he deslizado en la lista de acompañantes contratadas por la organización-explicó mientras enseñaba la página web con las fichas ya en línea.

-Bueno, aquí tienes tu ficha, Celerian-dijo clickando sobre el enlace de la página Web

-Y esta es la tuya-añadió mirando a Lyara.

-Os he adjudicado descripciones muy genéricas, pero echadles un ojo. Esta información no será del dominio de los invitados, pero sí de los organizadores y hay veces que se muestran especialmente celosos con las caras nuevas.

Sobre a mesa había dos tarjetas Sim, las cuales entregó a las dos muchachas.

-Los teléfonos de contacto de la web son los de estas tarjetas. Se activarán una hora antes de la fiesta, por lo que podéis usar el número de teléfono por si establecéis algún contacto de interés en la fiesta.

El humano dejó de hablar, dándose cuenta de que las estaba cargando de información y datos sin darles opción a resolver dudas.

-¿Alguna pregunta por ahora?

Cuando terminé de vestirme, Peter nos indicó en dónde situarnos. Si había algo que me gustaba menos que prepararme tanto, era sacarme una foto, pero estaba claro que en aquel juego había que hacer lo que fuese necesario. Tardamos un poco de tiempo, como era de esperar, no sabía si porque le gustaba deleitarse en nuestros cuerpos o en nuestro sufrimiento, pero no fue tan duro como pensaba que sería.

-Ya era hora, coño. Creía que ibas a plantarme y regarme -le dije, echándome a un lado y sentándome como buenamente pude. Aquella minifalda era ciertamente incómoda y no podía abrir las piernas, así que tuve que subírmela hasta descubrirme las bragas -. No entiendo como pueden hacer algo con esta ropa.

En se momento, al sentarme, me di cuenta de lo que cansada que estaba. Todavía tenía aquella bebida energética, pero preferí guardarla para otro momento. Ahora mismo, tampoco necesitaba estar especialmente despierta. Claro que en cuanto cogiese la cama, no habría quien me despertase.

Lo único que me molestaba era no haber podido estar con Claire. Su mensaje me había dejado tan esperanzada, que hubiera dado cualquier cosa con tal de poder volver a su lado varias horas antes.

Ya estaba a punto de quedarme dormida cuando Peter dio una palmada, indicando que había terminado el trabajo.

-Bueno, sí. Genial. Pero a ver cómo ha quedado -le dije, acercándome a ver.

Lauretha era una chica dura, demasiado para mi gusto. 

-Joder, Peter. ¿Tenías que ponerme como especialidades el griego y el bondage? ¿Es que crees que me gusta meterme pollas por el culo mientras me azotan? Hay que joderse.

Además de cansada, ahora estaba cabreada, porque el perfil de Lyara era mucho más modoso y encima, era licenciada. Desde luego, me había tocado el papel más jodido, nunca mejor dicho.

Acto seguido, cogí la tarjeta y la coloqué dentro de mi teléfono.

-Supongo que no, salvo una. ¿De verdad crees que vamos a poder mantener este aspecto para mañana por la noche? 

Cuando me echaba a dormir, lo hacía como un tronco y revolvía las sábanas como una desesperada. Pocas veces me despertaba peinada y de hecho, pocas veces me peinaba. Así que iba a tener que esforzarme mucho para mantenerme así.

Resignada, lancé un enorme suspiro. No me quedaba otra.

-Creo que deberíamos llevarnos unos cuantos vestidos para la fiesta -le dije a continuación, pensando en que seguramente vendría bien tener en donde escoger y que quizás tuviésemos la suerte o la mala suerte de tener que ir más de una vez.

Después, me giré hacia Peter, con los vestidos en la mano.

-¿Podemos irnos a dormir? Estoy muerta.

En aquellos momentos, estaba que me caía de sueño.

Nunca antes se había planteado posar de aquella manera, pero ya estaba hecho. Aunque cualquiera que la conociera podría captar las señales que delataban que se encontraba incómoda, no se quejó ni puso impedimentos a la hora de seguir las indicaciones. 

—Vaya, no parece la primera vez que haces algo así. —comentó enarcando una ceja al ver a Johnson teclear sin parar. Sin embargo volvería al silencio para no interrumpirlo en su labor, mirando de reojo a Celarian -a quien no quiso interrumpir al percibirla adormilada- y luego el resto de la habitación. Había pensado que aquello llevaría algo más de tiempo, pero estaba resolviéndose sobre la marcha.

Finalmente se asomó para ver las fichas con calma, inconscientemente ladeó el rostro como si ahora fuera más consciente de aquello en lo que habían estado trabajando, pero terminó por asentir según tomaba la sim que le pertocaba.

—Ampliar el vestuario es buena idea —dijo desperezándose un tanto. No tenía muy claro que fuera a pegar ojo pronto y se preguntaba hasta qué punto eso podría ser un problema más tarde— Por lo demás, creo que todo está bastante claro. Solo falta esperar al momento adecuado.

-Bueno, lo cierto es que ya tenía algo de práctica cuando estaba en el cuerpo, pero al reclutarme el Escudo de Luz tuve que perfeccionar algunas de mis habilidades. Y esta fue una de esas, precisamente-Respondió al comentario de Lyara, quitándole hierro al asunto y sin dejar de teclear.

Al acabar y enseñar el resultado, Vaamar no pudo estarse de aportar un poco de su célebre mal humor y socarronería, pero el humano parecía estar preparado para ello, puesto que contestó con una irónica sonrisa, llevándose las manos tras la nuca.

-Me has mandado a tomar por culo mil veces, por una vez que te lo haga yo a ti no creo que sea para tanto, ¿no?-Quedaba claro que aquello no había sido fruto tanto al azar si no como una suerte de deuda que llevaba tiempo sin cobrarse.

-De todas maneras, ese es solo vuestro perfil-dijo en tono más serio -Y me he cuidado de que os sea más o menos compatible, para que no os cueste tanto adoptarlo. ¿O te hubiese sido más sencillo interpretar un personaje que todo fuese amabilidad y timidez?

Se levantó de la silla para ir hasta el colgador en el que reposaba su gabardina, del cual sacó un cigarrillo y un mechero, con el que lo encendió.

-Bueno-dijo con el pitillo entre los labios y mirando su reloj de pulsera -Técnicamente espero que lo mantengáis para esta noche, puesto hace un buen rato que estamos a Jueves...

El reloj ya marcaba las 05:59 de la mañana, por lo que el comentario del humano era bastante exacto.

-Por la integridad del maquillaje no os preocupéis demasiado. Son productos profesionales para cine. Mientras no os vayáis de maratón o os metáis en una sauna todo quedará en su sitio. Eso sí, si queréis ducharos mejor evitad mojaros la cabeza o la cara-Exhaló una bocanada de humo mientras empezaba a ponerse la gabardina.

-Yo tengo asuntos que atender. Podéis iros a casa si así lo queréis, pero esta habitación está a vuestra disposición si preferís evitar destapar la tapadera de la nueva identidad por vuestro barrio. Aquí tenéis la cama y el sofá. Y también el baño.

De una sobaquera que os había pasado inadvertida Johnson sacó una pequeña pistola Walther PPS, de la cual comprobó la recámara llevando la corredera hacia atrás, para luego volver a enfundarla en su funda oculta.

-Sea como sea, el punto de reunión será este Motel. A las 18:30 horas. Os enviaré un Uber para que os recoja y os lleve directamente hasta el hotel. En la Sim tenéis mi número, pero utilizadlo únicamente en caso de emergencia. Si todo va bien, nos reuniremos mañana a las 12:00 horas en esta misma habitación.

Peter ya había alcanzado la puerta de salida, de la cual agarraba el tirador, dispuesto a salir.

-¿Todo claro?

Ambas elfas, aún caracterizadas para la sesión fotográfica subida de tono tenían poco más de doce horas por delante. Lyara se encontraba perfectamente descansada y fresca como una rosa, si bien Celerian empezaba a acusar el sueño y las cervezas que se habían deslizado por su garganta.

El silencio de la expectativa de Johnson se rompió por un tono de videollamada proveniente del móvil de Celerina.

No podía creerme lo cansada que estaba, pero teniendo en cuenta que casi estaba por amanecer, podía entenderlo perfectamente. Cuando nos dirigimos hacia el hotel, lo último que había esperado era echar toda la noche allí. De hecho, mi idea era regresar a casa con Claire.

Maldita fuera mi estúpida ingenuidad porque cualquiera que supiese algo del tema ese del maquillaje, se habría echado a reír en mi cara de haberle dicho eso.

Así que cuando señaló la hora, mi mal humor empeoró todavía más, si es que eso era posible.

A pesar de todo, Johnson había ganado muchos enteros. Era eficiente y también respondía a los ataques como debía ser; ya no actuaba como el gilipollas que había sido, sino que había aprendido mucho más desde entonces.  Con él en aquella organización, las sensaciones eran bastante buenas.

-Vale, nada de mojarse la cabeza. No hay problema con eso. A veces paso semanas enteras sin peinarme y mi cabello no lo notará demasiado -comenté en respuesta a su preocupación por nuestro aspecto.

Lo que no pensaba hacer era quedarme allí. Puede que tuviese una mierda de apartamento, pero era mi mierda de apartamento y me gustaba poder pasearme por él en pelotas sintiendo la mierda de siempre bajo mis pies. Además, y eso era lo más importante, estaba Claire. 

-No, yo me voy a casa. Ya he tenido bastante tapadera por el momento. Al menos quiero jod... dormir en mi cama.

Por un momento, estuve a punto de dejarme llevar por lo que quería hacer. Tampoco es que fuese muy importante, pero prefería guardármelo para mí. Desde luego, estaba agotada, pero hasta las seis y media disponía de tiempo para hacer muchas cosas, además de dormir.

-Clarísimo. Me largo.

Y entonces, llegó la llamada de Claire.

Mi dedo se dirigió hacia el botón verde, cuando me di cuenta de que me veía como una puta de lujo y que tendría que darle explicaciones, no solo sobre por qué estaba así, sino acerca de la hora. ¡¡Bastante había aguantado sin llamarme hasta entonces!!

-Mierda. Nos vemos luego -dije, saliendo de la habitación y pulsando para activar al videollamada.

La imagen de Claire apareció en la pantalla en primer plano. El problema no era ella, sino yo. Yo y mis jodida falta de tacto y cuidado con una relación que ya parecía deslizarse por el filo de la navaja.

No sabía si iba a poder arreglarlo.

-Eh, hola, cariño. Antes de que digas nada, sé la hora que es y también el aspecto que tengo. Llevo toda la puta noche en un motel de mierda mientras me cambian el peinado y me arreglan para una misión encubierta a la que iré hoy. Estoy agotada.... y lo único que puedo hacer es pensar en ti. No he podido llamarte, lo siento.

Y era verdad que lo sentía. El tiempo se me había ido volando mientras me arreglaban, y a pesar de que el cansancio tenía que haberme servido como indicio para saber que estaba dejando la noche atrás, ni tan siquiera caí en ello.

Era un desastre. Por más que intentase arreglar lo mío con Claire, cada vez que algo parecía mejorar, empeoraba por otro lado. Ahora sí que la había cagado.

-Eh...-La cara de la muchacha fue todo un poema y a juzgar por como fue mutando su expresión en el transcurso de las explicaciones, durante los primero segundos ni sabia con quién estaba hablando.

-¿Cel..? ¡Cel! ¿Pero que cojones...? Pero...-parpadeó varias veces, balbuceando en busca de palabras.

-¿Es una broma..? ¿Un Motel? Una misión.. ¿Encubierta? 

Demasiada información para procesar de golpe.

-Celerian, ¿De que va todo esto...?- No parecía enfadada si no más bien confusa con la situación.

Claire no era tonta precísamente. Y conocía lo suficiente a Vaamar como para saber que no solía andarse con mentiras o rodeos, por lo que pareció desistir de comprender todo aquello por teléfono.

-¿Vienes ya para casa...? Mejor hablamos cuando llegues, ¿Vale?

Puede ver a la perfección como en su rostro se dibujaba la confusión, mezclada con un cabreo de mil demonios por lo que estaba viendo y oyendo. Si yo misma me hubiese escuchado, le habría soltado tal cantidad de palabrotas que me habrían tenido que censurar desde la compañía telefónica.

Pero Claire era... muy diferente.

En muchos aspectos, me ofrecía aquel contrapunto que yo necesitaba a pesar de no habérselo dicho jamás directamente. Ella me había mantenido cuerda en los momentos de máxima locura, y con esperanza, cuando sentía, y aún lo hacía, que al mundo le importaba una mierda.

-Pues... va... no sé ni cómo coño empezar a contártelo. Pero es que... estoy tan cansada... -le reconocí.

Esperaba sonar sincera, que ella viese que no estaba allí por gusto... bueno, la verdad es que toda aquella misión era voluntaria, pero ¿acaso tenía otra alternativa? Al menos, sentía que podía volver a ser de utilidad para alguien, que mi experiencia podía servir para algo.

-Sí, voy para allá directamente y en cuanto llegue... te lo contaré todo, no te preocupes.

Miré a Claire a los ojos. No sabía si estaba pensándose qué hacer conmigo o si mostraban preocupación por lo que pudiera sucederme. No lo sabía... o no quería arriesgarme a pensar que podía ser lo primero, más que lo segundo.

-Estaré allí en menos de media hora. Te quiero.

Era el último esfuerzo que me consideraba capaz de hacer. La vida a mi alrededor seguía desmoronándose como un helado en una playa. Pero eso sí; como si tenía que hacer veinte viajes para cargar bolsas de hielo, este helado iba a aguantar el tiempo suficiente para poder demostrarle a Claire que lo que sentía por ella era cierto y que no podía vivir sin ella.

El trayecto en taxi fue rápido gracias a que a aquella hora la ciudad aún estaba a medio despertarse.

Esta vez y por suerte para su dolorida cabeza, la conductora de ese viaje era una mujer de mediana edad que no llevaba ni la radio puesta y que no pretendió comunicarse lo más mínimo con su clienta más allá de alguna disimulada mirada de desaprobación desde el retrovisor motivada por las exuberantes pintas de la elfa.

El frío matutino no era buen aliado de sus descocadas vestimentas, pero si a algo estaba acostumbrada Celerian era a que todo le importase un pimiento. Y dentro de "todo" se incluía su bienestar térmico, por lo que sin más caminó la treintena de metros que separaban el taxi de la puerta de su vivienda, con el claqueteo de sus zapatos de tacón sobre la acera. Por encima de su hombro derecho portaba la bolsa con ropa que había escogido para su personaje.

Aparentemente Claire se había quedado dormida en el sofá esperándola puesto que con el ruido de la puerta al cerrarse dió un pequeño respingo.

-Cel...-remugó frotándose los ojos y estirándose desde su asiento.

-En serio, ¿De que va todo esto?  ¿A que vienen esas... pintas?-preguntó dando un repaso de lo más concienzudo a aquella escort de lujo que se había plantado ante ella.

Sentía la pequeña botellita que nos había dado Johnson en el bolsillo, y la tentación de utilizarla era bastante fuerte, pero no deseaba hacerlo porque podía recurrir a ella en un mejor momento, como cuando mi vida dependiese de ello. Pero tenía que reconocer que me apetecía sentirme llena de energía para estar con Claire y mirarla con los ojos despiertos y llenos de brillo, y no ojerosos y agotados.

Ni siquiera le dije a la conductora que en lugar de mirarme a mí, se concentrase en la carretera, aunque malditas las ganas que tenía de llamar la atención. Le había dicho a Johnson que podía con aquello, pero me jodía un montón tener que ir con aquella pinta de zorra.

Por otro lado, después de llegar a la esquina, pagarle, lanzarle a la mujer una mirada recriminatoria que hubiese podido hacer hervir a un trozo de carne congelada y volverme para llegar a casa, descubrí que andar con tacones no era definitivamente lo mío. Estuve a punto de torcerme el tobillo en no menos de tres ocasiones.

Vamos, lo que me hubiera faltado.

Cuando entré en la casa, mis ojos buscaron y encontraron a Claire con rapidez. Estaba echada en el sofá, dormida, aunque saltó al oírme cerrando la puerta.

Ni siquiera le respondí. Solté los vestidos en cualquier sitio, es decir en el suelo, me lancé sobre ella y empecé a besarla casi con desesperación. Sabía que mis fuerzas no iban a durar para siempre, así que no podía entretenerte.

-Ni caso. Aprovecha que será la última vez que me veas tan bien arreglada -le dije, sin dejar de besarla, mientras empezaba a quitarle la ropa.

No era lo que había pensado; demonios, no había pensado en nada, pero nada más verla, hice lo que me apetecía hacer. Ya le explicaría después de que iba toda aquella mierda.

-Estoy... muy cansada... pero no pienso echarme a dormir antes... de estar contigo... -conseguí decirle, entre beso y beso -. Esta noche... tengo que hacerme pasar por una... puta, pero luego te lo cuento todo. Ahora... olvídate de todo. Solo quiero ser tuya y olvidarme... de todo el maldito mundo.

¡No, Cel!...-replicó ante aquel despiadado ataque inesperado -¡Celerian...! Espera... Cel... Oh, Dios... Joder...-Tanto el tono como las palabras fueron cambiando entre beso y beso. Si al principio había una oposición clara, la voz fue quebrando por el deseo a cada sílaba que soltaba, hasta que se dejó derrotar sin prestar demasiada batalla, dejandose besar y devolviendo los besos con igual de pasión.

Claire era una chica lista, pero sin duda tenía un problema al elejir de quién enamorarse puesto que Celerian la desarmaba con solo mirarla y, pese a que lograba enfadarse con ella bastante a menudo, aquellas reconciliaciones salvajes y faltas de argumentos eran su punto débil.

Tras unos minutos de dejarse cubrir de besos logró extraer algo de autocontrol; el suficiente como para agarrar a Vaamar por ambas mejillas y separarla de ella a penas un palmo para, entre jadeos, exponer sus condiciones.

-Está bien, Cel... Ahora vas a follarme... Vas a enseñarme que traes debajo de ese vestido de puta y vas a compensarme esta noche preocupada que me has hecho pasar... con creces-volvió a devorarle la boca un par de veces-Pero cuando acabemos quiero una explicación... Una explicación que me satisfaga o se ha acabado, ¿entendido?

Saltaba a la vista que le estaba costando toda su fuerza de voluntad el pararse con exijencias porque, no había acabado la última palabra y ya se estaba quitando la parte del arriba de su uniforme de trabajo