Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Hacia ya una semana que todo habia comenzado, el director pasaba de vez en cuadno pero todo estaba bajo el mando de Mauro, os entrego lo que llevaba de obra a todos y comprendisteis porque Alain lo tenia en tan alta estima, era sobrecogedor, tenia el romanticismo que tanto adoran las mujeres, el humor recurrente y la intriga principal, y no era mas que el comienzo de la obra.
Toda ella estaba ambientada en una epoca victoriana, por lo cual a maquillaje y atrezo les dio mucho trabajo, preparar ropas, escenarios, pelucas... todo.
La musica iba cogiendo un tono perfecto, que inspiraba a los bailarines y daba grandes ideas a Mauro para siguientes escenas...Los actores teia mucho a sus espaldas y sobretodo porque aun no se habian escocgido a los actores principales...
Habias creado ya un vinculo entre vosotros pues pasabais mucho tiempo alli metidos, Alain se encargaba de que un caterin llevara comida de sobra para todos, y que cualquier cosa que necesitarais llegara lo antes posible.
Había llegado temprano como siempre. Era importante, había tanto que hacer antes de empezar... increíble. La obra se situaba en la época victoriana, y el vestuario era de ensueño.
Había estado la noche anterior cenando con mi familia completa: ¡y vaya que éramos muchos! contándoles todo este megaproyecto que tenía la suerte de tener en mi haber de cantante.
Porque esa era la misión principal, mi rol.
Ya conocía algo a todos, aunque me faltaba conocerlos más. Eran muy majos. Estaba ese bailarín y su hermana que se ve que se querían mucho, yo entendía de eso teniendo tantos hermanos, la maquilladora que era muy dulce, un violinista que sabía como hacer que su instrumento te transportara a nubes de melodías, el director por supuesto, ese hombre llamado Mauro que había escrito toda esta maravilla.
Y había más personas, muchas aún no había tenido la oportunidad de conocer mejor. Pero trabajando juntos es evidente que no faltarían momentos de hacerlo.
Como dije, llegué temprano y vestida informal, puesto que era el ensayo y lo del vestuario aún se estaba diseñando para cada uno de nosotros.
Me acerqué a todos y les saludé con una amplia sonrisa.
-Buenos días. Creo que todavía tengo la almohada estampada en la cara, jaja. ¿Cómo andan?
Entre por el teatro como siempre con una gran sonrisa en los labios y comiendo una pieza de fruta, habia dejado alli todos los materiales asi que solo portaba mi bolso de cuero negro cruzado en el pecho.
Al llegar busque a Mauro con la mirada pero aun no habia llegado, me fascinaba la mente de aquel hombre y lo que era capaz de plasmar en papel, nunca se me habia dado bien actuar o cantar, mas bien estar ante el telon, y con obras como las suyas me daba un poco de rabia. - Buenos dias! - Dije en general.
Mauro ya se encontraba sobre el escenario cuando ambas chicas llegaron allí. Sonrió a ambas:
-Buenos dias, bellas damas, me alegra y reconforta que hayais llegado, el teatro empezaba a resultarme vacio.
Como siempre Mauro poseia ese habla extraña y educada, aunque nada cortado ante los piropos a las mujeres, Le encantaba ver sonreir a una mujer tras bellas palabras dirigidas a ella. Era algo excepcional, una sonrisa que nunca podria plasmarse en papel.
-Listas para un nuevo dia de trabajo?
Estaba con uno de los manuscritos de su obra en la mano, mirando la dercoracion, buscando nuevos momentos, nuevas escenas, nuevos nudos y desenlaces.
Aquello seria genial, seria una obra fantastica, ya que el no seria nada sin el reparto.
Aquellos dias pasaban como el agua en un rio bravo, rapido y sin sentido. Pero algo se afianzaba en lo mas profundo...algo quedaba, y al final, llegaria a ser una lago en calma, donde todos sabrian que hacer, como y cuando hacerlo.
-Un café?
Dijo tras un largo rato de silencio, mirando a Lauren y Bethany.
-Yo estoy algo nerviosa.
Contesté con sinceridad. Pero seguía con mi sonrisa, eran simples nervios de esos buenos. No aquellos que indicaban que sentías que algo iba a salir mal.
-Por favor, sí... gracias.
Contesté en cuanto al café.
Luego miré a la chica que era la maquilladora del grupo y le dije:
-¿Quieren que yo se los traiga a ambos?
Miré a Mauro también y me disponía a hacerlo. Sobre todo que ellos tenían más trabajo que yo ahora, que aún no habían llegado los músicos.
-Sertia muy descortés por mi parte joven Bethany que le permitiera ir a por el café ya que fui yo quien lo ofreció. Quednse aqui damas, pronto volveré con sus cafés.
Dejó el libreto en una de las sillas que habia sobre el escenario y se dirigió a por tres cafés. Y regresó al poco ya que estaba todo preparado cerca de donde se encontraban, y ya abajo donde los espectadores, donde ellas mismas se encontraban, Mauro les ofreció dos cafés.
-Al no sabes el azucar que deseaban, traje varios sobres. ¿Alguna lo desea con leche?
Mauro cuando escribia una obra se metia demasiado en cada papel, y por lo cual actuaba como uno de ellos en cuanto a habla. Pero aquella educacion era propia de él. Bien lo sabian ya aquellos que lo conocen bien.
Tomé la taza y agradecí de nuevo. Mis ojos revoloteaban por todo el escenario. Me lo imaginaba lleno de gente, y allí se descorre el telón y la obra empieza.
Imaginaba cómo mi voz entonaba las melodías que habrían sido compuestas para ello, las expresiones en los rostros sentados. Las luces dándole a todo el tono indicado. Los actores, desarrollando sus papeles y los músicos haciendo que los ritmos se fundieran con las escenas. Imaginaba a los bailarines moviéndose al compás, y todo coordinado, todo uno. Y era hermoso, simplemente perfecto.
-Está bien así para mí, gracias.
Tomé unos sorbos y mi estómago calmó un poco sus ansias.
Mamá si vieras ésto... un día te traeré, cuando estrenemos. Seguro te consigo entradas, o sino te las compro yo misma... traeré a todos aquí, sí.
-Gracias.
Repetí y esperé a que llegasen todos los demás.
-se te nota tensa Bethany. No estes tan nerviosa, ya solo queda muchos meses de ensayos, e interpretar. Estaras genial. Veras.
Intentó calmarla el escritor. No le gustaba aque a su alrededor se respirara tension, eso podia distraer a su mente en cuanto a la hora de escribir escenas. Necesitaba que los actores, musicos, etc se acompaasaran a su ritmo propio. Ninguno debia destacar sobre otro con nervios, euforias, etc.
No, aquello podia torcer su imaginacion. Pero sabia que podia tolerar un poco de aquellos nerviosa normales.
- Ya solo queda que vengan los demas. Para comenzar con este ensayo.
Sonrió mientras daba un sorbo a su café.
Austin llegó al teatro, parecía que andaba bien de tiempo, esos días Kovak se había hospedado en un pequeño Hostal muy cerca del teatro, por lo que siempre llegaba andando y casi siempre llegaba no muy tarde.
Ese día Austin iba vestido con unos pantalones de traje y una camisa blanca, algo desabrochada por el sofoco de venir andando rápido y el pelo algo despeinado como siempre.
Austin estaba disfrutando mucho con la experiencia, los días se le pasaban volando y estaba muy ensimismado con el proyecto, últimamente se le veía algo más feliz comparado con el estado en que llegó, aun se ruborizaba al pensar en la primera vez que llegó al teatro, vestido de novio y con los ojos llorosos.
A veces pero, Austin se quedaba algo abstraído pensando en su pasado reciente, su vida había cambiado para siempre el día que llegó a ese teatro, su ex-novia, su familia, sus suegros, nunca le perdonarían lo que hizo, pero Austin sentía que tenía que hacerlo y lo hizo.
Aun no había mucha gente en el teatro cuando llegó, y cuando entró en la platea, desde arriba de las butacas entonó un muy audible .- Buenos días!! .- se sonrojo algo cuando advirtió que había puesto demasiado enfasis a sus palabras, algo no muy habitual en él.
Bajó hasta el escenario y fue directo a los cafés, tomando uno solo y bien cargado, mientras se acercaba a los demás .- ¿como estais? parece que hoy será un bonito día de trabajo.
-Bueno dias señor Kovak, espero haya descansado, y sí el dia de hoy se despierta enriquecedor para todos. ¿No creeis chicas?
Preguntaba ya inmiscuyendo a los 4 en la conversacion. No le gustaba dejar a nadie fuera nunca. Por eso le era tan dificil elegir a una persona para un papel. O al menos el dar su opinion al director sobre dar un papel.
Pero confiaba en l director que poseian, era audaz y sabio. Sabria repatir, y seguro daria en el clavo.
-Parece que somos pocos los madrugadores esta vez. Eso es bueno. quiere decir que estoy cambiando el sueño...
Quedó ahora meditando en sus pensamientos personales...con una mano en a barbilla, y en la otra el café, y co su axila sujetaba el libreto principal de la obra. El propio del autor. Donde estaban todos los papeles, todas las escenas ya escritas, todos los personajes...
-Hola. Buen día.
Le contesté al nuevo con una sonrisa mientras daba otro sorbo al café. Digo nuevo porque era el último que entró recién, porque ya nos conocíamos todos un poco, al menos de nombre.
-¿No han llegado aún los músicos? Que lata, con las ganas que tengo de practicar.
Me acomodé el cabello y miré para todos lados a ver si el violinista llegaba pronto.
Bethany:
- ¿Acaso no escuchas la música en tu interior...? -pregunté a la cantante pelirroja acercándome por la espalda, quizás más furtivamente de lo esperado. Había entrado en el teatro por un lateral, de forma que solo algunos pudieron ver como me acercaba. Evidentemente la perlirroja no fue uno de ellos- Si quieres cantar, simplemente canta... Pero si lo necesitas creo recordar que este... -señalé a Austin con el pulgar- ...toca el piano... -añadí con tono un tanto malhumorado y cascarrabias, recordando que le había estado tirando los tejos a Kara hacía unos días delante de mi cara. Tirando mi bolsa a una butaca de la primera fila del foro me deshice de mis bártulos, aunque aun llevaba en la mano un fajo de hojas grapadas.
Las ojeras de mis ojos y la rojez en los mismos, así como el pelo revuelto bajo un gorro de lana indicaban que habia dormido más bien poco o nada y que seguramente acababa de lenvantarme hacía bien poco sin haberme tomado ni siquiera un solo café. Que tampoco me hubiera afeitado también era indicativo. Y no estaba lejos de la realidad.
Había pasado casi toda la noche despierto. Pero por una vez, desde hacía mucho tiempo, el motivo no eran las peleas de bar, ni el alcohol, ni el peregrinaje en plena noche para intentar acallar los demonios internos. Por primera vez en mucho tiempo había estado trabajando en la base de una coreografía.
Había pasado la noche n el piso, con Kara. Como hacía tiempo que no hacía. Había utilizado internet para encontrar lo que necesitaba y un fiel cuaderno con lápiz y goma fueron sus herramientas. Saqué de la memoria inspiración de las mejores obras que había estudiado. Cerrando los ojos traje de vuelta a mi presente los mejores movimientos de los más grandes; Sergei Diaghile, Isadora Duncan,Serge Lifar, Anna Pavlova, Li Cunxin, Mary McKendry...
Todos ellos habían sido grandes artistas e innovadores. Kara y yo mismo teníamos algo de ellos, pues nuestro estilo siempre buscaba sacar algo nuevo, algo no antes mostrado, algo especial... Nuestros padres bien que se habían preocupado de inculcarnos eso... Eso y el estar siempre juntos... Eso fue lo que me hizo permancer anoche en el piso para sacar adelante ese trabajo. Kara contaba conmigo; contaba con Liam. Con el Liam de Escocia. No con al camorrista en el que me estaba convirtiendo...
Sentía una extraña sensación en los nudillos por el simple hecho de no encontrarlos doloridos como solía ser habitual, lo cual resultó un cambio agradable. Quizás Kara tenía razón. Quizás debía cambiar otra vez; volver a ser quien era. Tal como Kara siempre me rogaba: que fuera el Liam de Escocia...
Kara. Pensé un momento en mi hermana. Se había quedado extrañada al ver que anoche no había huido del piso. Y esta mañana, cuando se despertó y escuché que se metía en la ducha yo, ya me había ido. Había salido con tiempo, si, pero por un día preferí ir andando en vez de en moto, y oler la mañana y el rocio que dejaba a su paso. Era como una señal de renovación. Como si el mundo me estuviera diciendo "aun tienes la oportunidad de volver, Liam. No es tarde...".
Pero era tan difícil volver a aquello... ¿Como hacerlo sin... sin incurrir otra vez en... errores...? No.
Las cosas no eran tan fáciles. Nunca eran fáciles cuando merecía la pena el esfuerzo...
Decidí que mi mente tenía que cambiar de tema y centrarme en el ahora.
- El otro día te oí cantar, en las pruebas... -mi tono era aun hosco, pero menos que el de antes- ...y tenías un chorro de voz... -me serví un zumo de naranja, bebiéndolo de un trago, y luego serví un café bien cargado, humeante y sin azucar ni leche- ...Y si no recuerdo mal, no sonaba ninguna música... En ese momento la sentías. ¿Ahora ya no...? -entonces me acerqué al guionista y le mostré unas hojas de cuaderno grapadas y llenas de ideas- Aquí tienes material para un par de escenas. No sé que derroteros tomará la obra, por lo que las he creado pensando en sentimientos universales; amor, rabia, dolor, esperanza... Así casarán con cualquier cosa que organices. Una es material para una escena dramática y la otra para una coreografía romántica que se puede acelerar para darle comicidad si por ahí quieres encaminarla. Dispón de ello como quieras... No te demandaré por el copyrigth... -le solté una sonrisa entre lobuna y complice y dejé los papeles sobre un asiento cercano a sus cosas, sentándome con mi café en una butaca a la espera de mi hermana. No pude resistirme a dedicarle otra sonrisa lobuna a la pelirroja antes de añadir- ¿No sientes aun la música...? Lástima... -mi tono tenía un leve deje de decepción, retándola a que me callara la bocaza con un buen adagio ascendente.
Y soplé el café caliente, satisfecho por no tener resaca ni morados por un día... Ahora solo me quedaba por ver una sonrisa en el rostro de Kara para alegrarme el día...
EDITADO
Beth, igual lo he entendido mal pero ¿coges los papeles de la coreaografía...? Es que es una coreografía de baile, nada más. No hay letra ni composición ni música, solo una "guionización" de movimientos para danza... Igual es culpa mía por no explicarlo correctamente. O eso o he pillado mal lo que haces...
La voz me tomó por sorpresa de modo que pegué un respingo cuando lo escuché. Me preguntó si no escuchaba la música en mi interior y me hizo ver que el otro día cantaba sin música. Me puse tan nerviosa por sus ojos que casi empujo a Mauro y a la joven morena por caminar para atrás, sin mirar.
-Perdón...
Dije, toda atropellada.
Él seguía diciendo cosas. Se lo notaba tan seguro que si me decían que ya tenía una carrera en Hollywood podría haberlo creído con todo, y letra pequeña.
-Yo... es que si...
Ví que arrojó un par de papeles, tenían una coreografía. De tanto nervio pensé que lo mejor era que yo comenzara a practicar con lo mío. Tomé unas partituras que había traído para el mientras tanto, con las manos un poco temblorosas, y le contesté:
-Bien... voy a ... practicar.
Dije, y toda atropellada, me alejé a un rincón para leer mejor la melodía. Esperé que viniera el violinista aunque también estaba el que tocaba el piano. Me puse a cantar despacio, para mí.
Vale, que me ha dado un susto del demonio... pero tiene razón...
Pensé y mientras seguí entonando algunas cosas de las que iba leyendo. La música la sentí en mi interior a medida que iba cantando. Era como si en mi corazón las notas bailaran al compás de los acordes y pronto, me sentí cómoda de nuevo. Pero no miré al chico ni un minuto más. Tenía demasiado magnetismo en sus ojos, yo era de perfil bajo. Sólo en el escenario relucía, siempre me pasaba eso... bastaba que hubiese público y una Bethany diferente emergía de mi interior.
Era una chica sociable, de más. Con tantos hermanos y hermanas siempre lo fui. Pero en este momento aún no me sentía adaptada al resto, como si todavía hubiesen muros que escalar. Invisibles pero ciertos.
Ni modo, todo sirve para el carácter...espero, no sé. Creo... mejor sigo cantando.
No, entonces comprendí que había música, ahora edito. No problem.
Editado.
Disculpa por mi error de lectura.
Austin apretó el puño con fuerza al oir las palabras de Liam, no le gustaba que lo trataran con desprecio, quien se creía que era ese para tratar a así a nadie, pero Austin no era violento y no respondería nunca a sus injurías, podía perder el trabajo y eso era lo único que le quedaba, respiró profundamente y se relajo, ya se estaba acostumbrando a que el bailarin lo tratará mal y lo aceptaba, al fin y al cabo no le insultaba ni nada, solo lo despreciaba.
Kovak se alejó de allí hacía el piano que había sobre el escenario al observar que ni la cantante había reconocido que él era el que movía los dedos sobre las teclas en los ensayos, mientras la chica picada por las palabras del maleante se puso a cantar timidamente observando las partituras. En ese momento Austin empezó a tocar con rabía, como si tocará Jazz por las noches en los garitos más inhospitos, en el que era el único de raza blanca que sabía tocar Jazz como los afroamericanos, siguiendo por donde había empezado a cantar Bethany, incluso empezó a cantar a coro con ella, con una voz aguda y elegante.
Austin se dejó llevar por la musica que tan bien se oía allí a dentro, cerrando los ojos y olvidandolo todo.
Como siempre, Anya llega corriendo.
Sus mejillas más que sonrosadas debido al ejercicio, delatan lo mal que se le da escuchar el despertador a la hora que tiene que escucharlo, además de acusar que si no escucha el despertador, es porque duerme poco o casi nada...
Intentando no hacer ruido, se coloca en una mesa llena de sus dibujos y diseños, además de lápices y demás en su carpeta y mochila.
La noche anterior la había pasado creando varias propuestas de modelos para los bailarines y los personajes principales. Se había prácticamente pasado así desde que había llegado a casa, hasta que descubrió que eran las 5:30 AM, cuando se obligó a ir a dormir. Para variar, se había olvidado de comer, y como cuando se despertó, también lo hizo tarde, lo único que había pasado por su boca, además de pasta dental, era el chicle de melón y sandía que masticaba sin hacer ruido, para al menos intentar... ¿Engañar al estómago?
Cosa que, por supuesto, no ocurrió.
Un leve rugido de hambre surgió de su estómago, tras lo cual rogó que todos estuviesen demasiado preocupados y metidos en sus cosas como para haberlo oído o siquiera prestarle atención, puesto que, ahora recordaba, tampoco había dicho nada al llegar... Sólo se había preocupado por pasar inadvertida...
Más sonrojada que antes, la joven se enterró en sus dibujos, y se obligó a seguir dibujando y dibujando, para nada convencida con la inmensidad de diseños que había realizado la tarde-noche-madrugada anterior.
Mientras miraba uno de sus dibujos, una especie de ataque de rabia le pudo, e hizo la hoja más que trizas, para luego dejar caer la cabeza contra la mesa y quedarse ahí enterrada.
Al menos de momento..
Por suerte, había comenzado la música... Quizás tras un breve momento de reflexión lograra centrarse...
O algo...
Mauro niega. Ante todo estaba pendiente de cada cosa. Las rencillas entre los componentes dela compañia no eran buenos, y menos la desesperacion de algunos.
No era de extrañar que la joven Anya estuviera tan centrada en su trabajo que se olvidara de comer. Su estomago así lo pedia. Y el oido de Mauro no era malo del todo. Y el estomago de ella era escandaloso.
Se acercó con una café y unas magadalenas, dulces, etc.
-deberias comer, Anya, no es bueno trabajar con el estomago vacio. ¿Te encuentras bien?
Le gustaba controlarlo todo, era demasiado obsesivo con su gente, ahora ellos eran su familia...habia que cuidarla lo mejor posible.
Al fin llegó Daniel, con unos tejanos azules y lo que parecía una camisa interior sin mangas, de color blanco y metida a medias por dentro de los pantalones.
Llevaba su pelo semi ondulado suelto, echado hacia atrás de mala gana.
Recorrió el pasillo que había entre una hilera de butacas y la otra hasta llegar al escenario.
No tenía pinta de estar adormilado, simplemente andaba y se movía con mucha tranquilidad y seguridad, aunque sin un ápice de prepotencia en sus gestos, simplemente, iba a su bola. Pasó por al lado de quienes estaban manteniendo una conversación a la que no prestaba ni el más mínimo interés o atención.
Hola. - saludó desinteresadamente, sin sonar descortés. Se paró dónde los cafés, se sirvió media taza, le echó leche y le añadió un par de azucarillos morenos.
Finalmente, se apoyó a la mesa del almuerzo... observando todo sin prestar demasiada atención a nada mientras hacía girar tranquilamente la cucharilla por esa droga tan necesária para todos los "trabajadores madrugadores".