Partida Rol por web

¿Estáis todos bien? La mujer miró a sus compañeros, evaluando sus heridas. Excepto Yngwe las heridas que habían recibido sus compañeros parecían bastante superficiales. Estaba a punto de pedir a Hild y Klemet que le atendiesen cuando fue interrumpida por las palabras del guerrero. Al girarse para contestar la sangre se heló... Tenía que ser una casualidad. La Dama les había mandado buscar el rostro de Odhinn pero eso no significaba que todos los hombres tuertos fuesen enviados por el padre de todo. No. Sin duda solo era su imaginación. Aún así se sentía especialmente orgullosa de que su lucha y la de sus hombres hubiese sido tan digna, teniendo en cuenta que estaban ante desconocidos y que estos podrían contar como el pequeño grupo les había salvado la vida, lo cual daría cierta reputación a su clan. Además, aunque su primera misión no había sido un rotundo éxito aquella pelea contribuiría a mejorar su nombre.
El clan Kjari nunca desaprovecharía la oportunidad de acabar con escoria como esta. Soy Jorunn Hrolfdöttir, hija de Hrolf Knudsonn. Nos alegra haberos sido de ayuda—respondió con una sonrisa mientras limpiaba la hoja de la lanza y la volvía a colocar a su espalda. La sangre, mezclada con el sudor aún adornaba su rostro e incluso dejaba alguna veta rojiza en su cabello. Sus ojos se desviaron hacia las destrozadas velas del navío. Parece que os destrozaron las velas antes de atacar

Como siempre los enemigos huían privándole al berserk del placer de la batalla. En cuanto los vio correr los persiguió sin dejar de blandir su hacha, intentando no dejar ninguno con vida, pero también porque algo dentro de su cabeza le decía que cuanto más se alejara de sus compañeros del clan más seguro sería.

Al final, ya en la orilla y con los piratas ya en el mar abierto, Thorgrim aún sediento de sangre, giró y giró buscando más enemigos, pero al no encontrarlos decidió hacer frente al espíritu que le poseía e indicarle que había llegado el momento de recuperar el control de su cuerpo. Durante unos interminables segundos la lucha de voluntades no tuvo un vencedor, pero al final el guerrero doblegó a su espíritu guía.

Más calmado, el hombretón se reunió con el grupo, esperando escuchar la historia de qué hacía un hombre tuerto navegando por estos mares.

- Las velas, el casco y por poco nuestras cabezas muchacha. Si no me equivoco el clan kjari es aliado de Hord Beinirson lo que nos convierte en aliados. Me alegra que decidierais ayudarnos-llamo a sus hombres y dio varias instrucciones- esta anocheciendo y salir ahora sería una locura. Nosotros tardaremos aún dos días en reparar el barco-sus hombres habían empezado a sacar cajas del langskip colocándolas entre vuestro barco y el suyo, separadas lo más posible de los cuerpos- Celebremos ahora esta victoria, amigos míos. Organizaremos un pequeño festín-dijo señalando hacia sus hombres que empezaban a encender una fogata.

¡Provisiones!- Exclamó el berserk con alegría al ver las cajas que bajaban de su barco.- Eso si es embarcarse con estilo.- Dijo al recordar que ellos no pudieron festejar el retorno de la visita a la Dama del Lago más que con agua y pescado en salazón.

Miró con fijeza al hombre que parecía liderar el grupo que acababan de salvar, desde luego era extraño pero sus palabras habían indicado el agradecimiento por la intervención. Pero, aún sabiendo que los hombres necesitaban un poco de distracción, había algo que deberían hacer antes de ponerse a festejar la victoria obtenida.

- Creo que antes deberíamos curar a los heridos y procurarles a los muertos un funeral que les permita pasar a la otra vida. Después... ya podremos honrarles como se merecen y festejar la victoria obtenida.

Quizás su tono de voz había resultado un tanto duro, pero el cansancio y todo lo acontecido hasta el momento habían conseguido ir cambiando el carácter de la völva.

Se volvió hasta sus compañeros para intentar ayudarles en lo que pudiera con las primeras curas. Vio que, tanto Yngwe como Klemet, parecían los que peor estaban pero antes se acercó a Sigurd para mirar la herida de su hombro.

- Esto es sólo un rasguño, mañana no tendrás nada más que una pequeña cicatriz.

El scalda había recibido bastante daño y aplicó en él todo el conocimiento que sabía para conseguir una mejoría, pero cuando llegó a Klemet, el agotamiento, tanto físico como mental, ya era visible y sus intentos por sanar alguna de sus heridas fracasaron.
 

Sigurd se alegró de saber que esa noche tendrían algo más que agua, había echado en falta una celebración como se debía hacer tras la vuelta de la caverna de la Dama, o de su nombramiento de ulfhednar. Celebrarían algo menos personal para él, pero una fiesta es una fiesta.

Observó sorprendido como Hild se acercó primero a él para atender el rasguño del hombro, pero no dijo nada y dejó que lo atendiera. Cuando se dirigió hacia él, el ulfhednar, mostró una sonrisa.

-Bien, creo que las cicatrices me hacen más atractivo... -procuró, no obstante que el tuerto no lo oyera, no quería ofender a su improvisado anfitrión-. Tienes unas manos mágicas... -Dejó la frase en el aire, mientras movía el brazo en círculos.

Al ver que Hild no podía hacer nada por Klemet el ulfhednar se acercó para ver sus heridas, era guerrero desde siempre y algo sabía de éstas, pero no podía pretender hacer más que la völva así que tras observarlas negó con la cabeza.

Mientras los hombres improvisaban las mesas y las sillas para el banquete klemet empezó junto con la völva a atender a los heridos, incluídos ellos mismos. No eran guerreros pero aún así habían demostrado valor como para que el clan se sintiese orgulloso de ellos. Pese a sus propias heridas atendieron a todos los heridos antes que a ellos mismos, incluyendo varios hombres de la tripulación juta. Para cuando terminaron de limpiar, coser y sanar las heridas la noche había entrado y el banquete estaba listo.

Jorunn había lanzado una mala mirada a Hild cuando habló. No solo menospreciaba a aquel hombre, sino que además se llevaba la contraria a sí misma atendiendo a quien lo menos lo necesitaba en primer lugar. Sigurd apenas había sido rozado y en cambio Yngwe había recibido un brutal golpe. En aquel momento sintió rabia, sintió rabia por la hipocresía de su amiga al haberse dirigido en la cueva en aquellos términos y comportarse ahora así. En cualquier caso, la chica lo tenía claro. En futuras misiones, si su padre le permitía organizar su equipo no estaría allí ni Hild ni Sigurd. Total, Hild nunca había querido acudir a ese tipo de aventuras. Incluso la cacería le había parecido demasiado violenta. La joven noble recordaba como Hild no apuntaba a disparar al ciervo. ¡Ni siquiera era tan buena völva! ¿Cual era el destino que le había pronosticado? Una tontería que estaba claro no iba a cumplirse. El clan la necesitaba en casa más de lo que ella la necesitaba en sus misiones.
Mientras se preparaban las mesas y el thurl trataba sus heridas, Jorunn trató de alejar aquellos pensamientos que la invadían. La joven se mordió el labio para no proferir un quejido cuando Klemet la hizo daño curandola. Pero aquello no era mala señal. Para que aquello curara tenía que doler. Milagrosamente parecía que los hechizos y habilidades del thurl funcionaban ahora mejor que nunca. ¿Sería una señal o recompensa de los dioses? Igual daba. Fuesen los dioses o no, de no ser por el thurl no estaría viva y no solo por su habilidad al curar heridas.
Muchas gracias, Klemet— dijo la joven mientras observaba como el taciturno hombre se alejaba para curar a otro de sus compañeros. ¿Y que os trae por estas tierras? Estamos muy cerca de las tierras del hielo.
 

Yngwe había empezado a vendarse la herida cuando Hild llegó, retirándole el fardo de las manos y vertiendo agua sobre la herida antes de anudar fuertemente la tela sin decir palabra, nada a lo que el scalda no estuviera acostumbrado, y paseándose entre los barcos echó un vistazo por el barco rescatado, viendo su tripulación y las cajas de comida que sacaban para dar las gracias a los guerreros del clan Kjari.

El hombre deja de reir y se muestra taciturno.

-Mi barco era el encargado de escoltar un barco del rey Frodi. El barco llevaba a la princesa de Ribe pues estaba prometida con el jarl de Odense-parecía avergonzado al hablar de todo ello pues era patente que había fallado en su misión de escoltar aquel barco-estaba acompañada de Vagn Hordsson, el hijo de vuestro soberano... Cuando.. Cuando entramos en el Skarregak, cuatro velas desconocidas aparecieron en el horizonte. Estábamos fuera de su alcance pero noté que nos seguían. Todo marchaba bien hasta que comenzó una tormenta y con ello los piratas pasaron al ataque-el guerrero tiró el cuerno donde bebía hidromiel, lleno de rabia- durante la batalla la flota se dividió y perdimos de vista el barco de la princesa. Nuestro barco había tenido un golpe y el agua empezó a entrar en el casco, nos vimos obligados a acercarnos a la playa mientras que esos malnacidos que ahora están ahí tirados-señaló a los cadáveres de los piratas- nos perseguían... si no fuera por vuestra aparición ahora estaríamos todos muertos.

Sigurd escuchaba la contestación que Guerd estaba dando a Jorunn. Entendió el enfado y la vergüenza del hombre, pero sintió lástima por la hidromiel vertida en la arena.

-A lo mejor su barco consiguió escapar y llegar. -Dijo el ulfhednar, no estaba tratando de ser positivo ni de animar la situación, sólo de recalcar una posibilidad bastante probable.

Antes de comenzar a buscarla o pensar de verdad que habían fracasado, lo primero que los jutos deberían comprobar los jutos es si la princesa Ribe había conseguido escapar, aunque ellos no. A veces ocurría que en un ataque o una tormenta un barco se perdía, pero los demás llegaban en perfecto estado, tal vez a esos jutos les haya tocado la parte mala.

-Quizás fuera así si los dioses estuvieran a favor nuestro-se lamentó el juto- pero lo dudo. Los piratas nos superaban... Por Odhin... si le pasa algo a la princesa Hedriss... ¿No lo entendeis? ¡Si le pasa algo será la guerra entre nuestros paises!-exclamó malhumorado- Ese barco danés... más les vale estar a la altura y defender a la princesa y al principe Vagn por que de lo contrario... 

Jorunn se mordió el labio. Sabía más de lo que quería saber de aquella boda y lo que suponía. Pero al fin y al cabo era el destino de las hijas de los jarl y al igual que los hirdman asumían que tenían que morir por su señor, las herederas sabían que debían casarse con quien se les ordenase... aunque eso en ocasiones supusiese tener que atacar más adelante a su propia familia. Era un deber que casi todas estaban dispuestas a cumplir. Seguramente no era solo el jarl de Odense quien estaba disgustado, pues no creía que a Olafdöttir la hiciese mucha gracia.
—Si, he oído hablar de esa boda—apuntó la chica sin querer comprometerse en un principio, pues no era conveniente mostrar tan rápido todas las cartas y, sobre todo, meter en aprietos a su padre— No son buenas noticias para el clan. añadió sin que quedase claro si se refería a la boda o al barco donde iba la prometida. Jorunn volvió a mirar el barco, parecía muy dañado. Si salieseis ahora mismo, ¿Cúanto tiempo necesitaríais para alcanzar el barco de  Olafdöttir?

Guerd Latik miró su barco varado en la arena y negó con la cabeza.

-Al menos tardaremos dos días en repararlo y si se la han llevado puede que estén lejos...Maldita sea todo esto esto es culpa mía-mascullo el hombre mirando hacia la negrura del mar.

No son buenas noticias, sin duda.
Era verdad, si algo ocurría al barco de la casadera y entraban en guerra había muchas posibilidades de que se debilitasen las fuerzas de los afines al Verdadero Rey. Aquello era algo muy peligroso para los clanes fieles, como el Kjari, que ya levantaba sospechas por haber retrasado el juramento al rey. Aunque en principio la presencia del informador del rey no había ocasionado ningún problema Jorunn no creía que estuviesen libres de sospecha. Sin embargo todo aquello daba una oportunidad. Una oportunidad de crear fuertes lazos con otro clan. Claro que para ello necesitaba la confianza de los hombres, especialmente la confianza de uno. Jorunn vació media jarra de golpe.
Osviff. ¿Tú que opinas? Nuestro barco es lo suficientemente rápido?

Thorgrim había brindado con el hidromiel que le ofrecían los marinos que acababan de auxiliar y había escuchado su historia y aunque había disfrutado enormemente de la bebida, no pudo decir lo mismo de las noticias.

Aunque menos le gustó fue la última pregunta que Jorunn hizo a Osvif y sobre todo las implicaciones que tenía. No le importaba salir en persecución de la hija de un Jarl y del barco pirata que la acosaba. Rescatarla seguro que le aportaría una mayor fama y renombre, pero sentía que el Jarl Horlf les había mandado una misión y que antes de continuar debían informarle de lo que les había contado la dama.

Por suerte él no tenía que tomar esas difíciles decisiones, era un guerrero y solo tenía que cumplir las órdenes de su líder y en estos momentos esa era Jorunn.

La situación era bastante delicada, y un gran contratiempo para todos. Pero Hild sólo deseaba poder llegar a casa, informar al jarl de los logros conseguidos y, si él disponía que emprendieran una nueva aventura, la völva la acataría sin rechistar. Pero una vez más Jorunn parecía empeñada en lanzarse a una nueva hazaña sin pensar ni en lo que pensaban sus hombres, ni en el estado en el que se encontraban ni en las consecuencias que podrían acarrear sus actos. A pesar de sus actos parecía que siempre salía bien librada, y eso sólo podía traer un exceso de confianza.

- Pero ¿acaso sabemos el rumbo que debemos tomar? Salir a mar abierta sin saber dónde pueda estar ese barco, con los piratas tras él... Me parece demasiado peligroso. Todavía no nos hemos recuperado de nuestra última aventura y aún no hemos informado al jarl... No soy quién para decir esto pero... estás arriesgando la vida de los hombres sin consentimiento de tu padre. Es lo que pienso... pero tú, Jorunn, como líder de la misón a la que nos envió el jarl, tienes la última palabra.

Sabía que sus palabras caerían en saco roto y que más de uno quizás la mirarían mal, pero aún así se arriesgó a decirlas.

-Quizás no sea sin rumbo. ¿Alguno de tus hombres vio la bandera de esos barcos?-preguntó Klemet mientras se limpiaba la barba de restos de comida.

-Mmmmm... si, ahora que lo pienso si. En una de las velas pude distinguir el dibujo de unas cadenas-respondió el jefe juto.

-Mmmm... Entonces lo que pensaba...-dijo el misterioso thurl.