Partida Rol por web

- Y ahora quietecita, bonita - le gruñí fulminándola con la mirada - podemos hacer esto de tres maneras, nos pateamos el culo hasta que caiga alguna, me dejáis marchar pacíficamente o podemos hablar como personas civilizadas. Que quede claro, que en cualquiera de las opciones no pienso soltar mi arma, sigo sin fiarme de ti - señalé con el tubo a IV.

IV se preparaba a disparar una vez más a I, sin embargo se detuvo con el dedo encima del gatillo cuando VI se interpuso para tratar de ayudarla. -Maldición- Masculló irritada con la acción de VI, mientras trataba de buscar un lugar por dónde colar el tiro hasta que por fin se dio por vencida; simplemente no había manera alguna de poder disparar sin un riesgo bastante alto de darle a VI. Al final dejó de lado el arma, volviendo a colgarla en su cinturón y entrando al combate poco después de que VI recibiese el golpe.

-No te impedí la salida. Por el contrario, te pedí que te fueses. Te pudiste haber ido sin buscar un arma para atacarme, ni destruir mi casa.- Respondió "Cuatro" con un tono seco, adelantándose y realizando un puñetazo seguido de una patada rápida, sin importarle mucho que el vestido volviese algo impropios ciertos movimientos más exagerados. -Pero no lo hiciste. Eres peligrosa.-

Retrocedería luego de sus ataques, mirando a VI de reojo. Aún no le gustaba la idea de que se estuviese metiendo en un conflicto que solamente le correspondía a ella, que estuviese inmiscuyéndose en su trabajo, básicamente... Sin embargo aún así la mujer-policía tomó la decisión de depositar su confianza en ella, dedicándole un leve gesto de aprobación con la cabeza.

- Te quería hacer una pregunta, una pregunta que todavía te niegas a responder - la acusé mientras esquivaba su golpe con bastante facilidad - pero no quería hacerlo desarmada. Si fueras quien creo que eres habría sido como firmar mi sentencia de muerte. Varios detalles en ti me hicieron saltar las alarmas.

Molesta porque ni siquiera intentaban razonar le devolví el golpe a I.

- Y que lo sepas, los deseos del Amo van por delante de los tuyos.

El golpe con aquella tubería hizo una gran cantidad de daño a la Maid IV, sintiendo en sus propias carnes como aquella otra Maid que llevaba encima el inodoro a modo de casco tenía una fuerza casi sobrehumana, pues aquel simple golpe la dejó sin respiración y sintió como una de sus costillas se agrietaba cuando la lanzó lejos de encima de ella.

Por otro lado, cuando esta contraataco, su ataque fue bloqueado (o esquivado) por la Maid I que parecía estar más que dispuesta de huir de aquel lugar cuanto antes.

IV se preparaba a disparar una vez más a I, sin embargo se detuvo con el dedo encima del gatillo cuando VI se interpuso para tratar de ayudarla y ella tuvo que meterse a melé solo para recibir daño como respuesta. -Maldición- Masculló irritada con la acción de VI, mientras trataba de buscar un lugar por dónde colar el tiro hasta que por fin lo logró al tener vía libre, y aunque estaba herida esta disparó.

-Eres peligrosa. Eres un animal rabioso y a los animales se les sacrifica porque no se pueden controlar.- Respondió "Cuatro" con un tono seco, adelantándose y disparando contra aquella Maid. -Yo aquí soy la Ley.

El disparo sonó en toda la habitación, y aunque este iba dirigido contra la Maid del inodoro en la cabeza la bala fue lo suficientemente desviada como para chocar y quedarse pegada en la pared. Al parecer aquella situación era de todo menos sencilla para todas las presentes y no solo por la que estaba siendo encañonada, sino por la que sujetaba el cañón... y fallaba.

Parecía que mi objetivo se estaba poniendo nerviosa, por lo que aproveché su mala puntería para esquivarla sin ningún problema y volver a atacarla con todas mis fuerzas. No podía seguir estando en desventaja y estaba claro que IV era a quien estaba buscando, ya que evadía mis preguntas con demasiado descaro.

El golpe con aquella tubería hizo una gran cantidad de daño a la Maid IV, sintiendo en sus propias carnes como aquella otra Maid que llevaba encima el inodoro a modo de casco tenía una fuerza casi sobrehumana, pues aquel simple golpe no solo logró apartarla finalmente, sino que además pudo notar como la tubería rompía las costillas y atravesaba su corazón.

- Bien, misión cumplida - dije con una sonrisa de satisfacción - o eso supongo... - me llevé la mano al mentón de forma pensativa - vamos a comprobarlo.

Guardé la pistola a buen seguro y, cogiendo el cadáver, la tiré hacia la ventana sin ninguna contemplación.

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

Honrarás a tu padre y a tu madre

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente alguien estaba viviendo en el lugar, de hecho había algunas cosas desordenadas que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien, debería ser (y estar).

Aquellas dos Maids se acercaron con premura a la zona donde habían escuchado el disparo, y de forma más o menos segura se dispusieron a entrar al interior de aquella casa, hasta que un segundo disparo las congeló en el sitio por unos segundos, quizás de forma inconsciente no se movieron y para cuando tuvieron la valentía de hacerlo... algo más pasó...

Encima de aquellas dos se escuchó el sonido de un fuerte golpe y detrás de ellas, pudieron ver como cayendo desde el segundo piso aparecían los cristales que daban al balcón y junto a ellos el cuerpo en llamas de la Maid IV que impactó inmóvil cual saco de patatas justo enfrente de la puerta de la casa.

Agarrando con fuerza el cuerpo que quedó inmóvil de esta Maid, la Maid I se dispuso a quitarle de su mano debilitada el arma y aprovechando que estaba sobre esta, lanzar con todas sus fuerzas el cuerpo de la Maid IV contra la ventana. Una vez que los cristales se rompieron una intensa luz del sol se adentró en la habitación y el cuerpo de la Maid IV empezó a arder mientras caía a la entrada de la casa.

La Maid IX soltó un grito de terror al ver esto. A fin de cuentas ver el cadáver de una de sus compañeras Maids aparecer de la nada detrás de ellas, completamente en llamas y rodeado de cristales rotos, era algo que ninguna Maid se esperaba que pudiera ocurrir.