Capítulo Uno (ASESINATO)

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19:00

La comisaría del estado con una gran antena y bastante aparcamiento está situada junto a dos autopistas que se cruzan y con grandes carreteras haciendo posible una buena comunicación por transporte.

Sin lugar a dudas de día es como mejor se aprecia la arquitectura diferencial del gran edificio, con un hermoso gran grabado en la parte derecha.

Era Marzo de años anteriores a 1990 y allí estaban los agentes como cada día en sus quehaceres rutinarios de oficina...

Michael es un astuto policía que procede de Los Ángeles, su acento le delata. Es un tipo fuerte, que se nota que se cuida y está en forma, pero no es excesivamente llamativo. Tal vez sea porque no le gusta mucho aparentar o dar que hablar a los demás. Aficionado a la tecnología, desde siempre, y muy interesado en las comunicaciones vía radio, el mejor juguete que le trajo Santa Claus fue un walkie-talkie de 27MHz, con el que hablaba con dos amigos suyos e interfería en los vigila-bebés que tanto estaban de moda.

De trato amable, siempre dispuesto a ayudar a los demás, siempre le puedes encontrar, o investigando, o en el CECOP (Centro Especial de Coordinación Operativa)

Michael Kell se encuentra en la sala de comunicación y coordinación operativa. En ella, además de las propias comunicaciones de la misma policía, se pueden encontrar diversos equipos de radio que cubren todoas (o casi todas) las bandas de aficionados y servicios útiles para la ciudad, como bomberos, ambulancias, radio taxi, servicios de limpieza, camioneros...

Realmente se encuentra cómodo ahí, ya que cuando no está patrullando, y debido a sus habilidades como operador, se sube a la última planta para poder estar con su buen amigo Mike y poner la oreja en las comunicaciones.
Desde allí siempre estaba alerta por si escuchaba algo que le pareciese extraño, sospechoso... o más llamativo de lo habitual (tirada de dado)

Como cualquier otro día tranquilo en la oficina, estaba resultando muy largo por no tener ningún caso entre manos. 

    Otro días más en el paraíso...

Cada vez que sonaba el teléfono o que se oían en los pasillos pasos rápidos, imaginaba que o bien estaba ocurriendo algo en la oficia, o que llegaba alguna noticia con un motivo para salir de allí.

Algún que otro viaje a la máquina de café, todos los periódicos on-line leídos...
    
    ¿Y ahora qué?

Natalia estaba reclinada hacia atrás en su asiento, con los pies sobre el escritorio y la mirada fija en el lapiz que había lanzado al aire por veinteava vez, para volver a cazarlo en la caída. Dió un suspiro lanzando el util aún con más fuerza. Toda esa espera la estaba frustrando. Hasta había puesto su papeleo al día, ni ella podía creerlo. Miró su taza de café, los restos fríos desprendían un olor fuerte que comenzaba a darle nauseas. Pusó los pies en el suelo, y se guardo el lapiz en el bolsillo del pecho, agarrando la taza blanca y encaminandose hacia la sala de descanso del tercer piso. Con los oídos atentos, quizás escuchar a sus compañeros chismosear le diera una solución a su aburrimiento.

El Detective Dupin quizás no fuera el mejor detective... o uno promedio... a decir verdad, era bastante pésimo, si la placa se le hubiera colocado a un cactus probablemente tuviera mayor ratio de aciertos y probablemente menos incidentes con la fotocopiadora y con compañeras que lo llevarían a recursos humanos.

Pero ese no era el caso y hablando de "casos", este no parecía estar demasiado dispuesto a aceptar ningún caso nuevo en un tiempo cercano, debido a que sus manos estaban atadas; no de una forma metafórica para referirse que estaba ocupado o ligado a otra labor, sino porque, literalmente tenía sus manos esposadas detrás de su cuerpo.

—... Y si ahora haces un poco de fuerza con los pulgares y... —continuó con su explicación hacia los criminales que estaban en las celdas— ¡Logras liberar la mano!.

Como si de un mago se tratara, Dupin mostró como, en efecto, tenía una mano libre cuando volvió a poner sus ambas manos delante de su cuerpo. Quizás los que vieran el contorsionismo del Detective desde la celda podrían creer haber aprendido una técnica especial para liberarse de aquellas ataduras, pero los que vieran dicho contorsionismo por el otro lado, verían como Dupin sacó la llave de su muñeca y se liberó la mano directamente sin dañarse las manos, pulgares o muñecas.

No es que Dupin fuera una persona mala, pero tampoco es que fuera mucho mejor. Pero al menos eso le daría cierta información acerca de aquellos presos, en particular, aquellos que se han rendido y no tratarán de escapar y los que, en efecto, son más peligrosos y tratarán esa técnica en futuros arrestos... huelga decir que a los segundos, Dupin prefiere traerlos con la ayuda de un taser... y a veces a los primeros también.

Un día mas en la oficina. Harry estaba sentado en su silla mirando el ordenador esperando a recibir una llamada o algún aviso para salir corriendo a la calle y ponerse en acción. El estar encerrado dentro de la comisaria no iba mucho con él. El era un hombre de acción , de los que les gustaba estar fuera, no metido entre cuatro paredes rellenando formularios y demás tareas que les mandaban.

Desde mi sitio tenía visión a la calle desde donde podía ver todo lo que allí ocurría, muchas veces Harry se pasaba el rato mirando a través de ella deseando salir allí fuera, sobre todo los días que hacía buen tiempo.

Desde su sitio miraba como trabajaban e intentaba escuchar lo que hablaban el resto de sus compañeros por si podía enterarse de algún chismorreo.

Bonnie miraba fijamente la pantalla de su ordenador, mientras le daba pequeños sorbos a su café de vez en cuando. Estaba acabando de rellenar los formularios pendientes. Decidió mirar su correo para comprobar que no había nada. Suspiró exasperada. La inactividad no le gustaba. A sus 24 años, todo su ser irradiaba energía. Le gustaría tener un caso atractivo con el que poder adquirir experiencia, ya que debido a su juventud, era una de las personas más novatas en el cuerpo. 

Una vez acabados los formularios, se puso a ordenar su escritorio y lugar de trabajo, mientras agudizaba el oído, tratando de escuchar si sus compañeros tenían algún caso entre manos. Se olía un día largo y tedioso.

Thomas es un veterano policía que ha cumplido su función siempre con diligencia y mesura. En sus años mozos metió algunas errores garrafales pero debido a su humildad y buen hacer se le permitió seguir, hasta entonces nunca ha hecho nada fuera de lo normal para enfadar a sus jefes. 

Thomas estaba en su mesa, una mesa que no era de oficina sino libre junto a otras mesas con otros policías cada una de las mesas estaban separadas pero entre ellos podían hablar abiertamente, ya que todas las mesas estaban cerca unas de otras. Thomas había sacado su café y lo tenía en la mesa, había cogido de los cajones de la mesa un montón de hojas que eran los casos que se le había asignado. Thomas miró a los demás: —Buenos días camaradas esperemos que hoy no haya mucho trabajo por el bien de los que pisan las calles, que querrá decir que lo están haciendo bien. Argumentó a los demás con una sonrisa que se dejaba ver por debajo de su mostacho, su sombrero de cowboy lo caracterizaba que incluso en la mesa no se lo quitaba. 

19:05

—¡Haces bien Michael! —exclamó Mike.

—¡Haces bien Michael! —exclamó Mike.

 —El loco de ? como te digo —comentó ?.

 —¡Menudo ?! —respondió ?.

 —Y antes de que me fuera le ha pedido que ? —comentó ?.

(foto con detalle de Percibir)

—El loco de Dupin como te digo —comentó Noah.

—¡Menudo listo! —respondió Jacob.

—Y antes de que me fuera le ha pedido que lo volviera a hacer —comentó Noah.

Natalia se dirigió hasta el office y allí vió hablando a ? y a ?, junto a la máquina estaba con un café Maurice 'Bosco' Boscorelli.

Natalia se dirigió hasta el office donde observó hablando a Jonah y a Jacob, junto a la máquina estaba con un café Maurice 'Bosco' Boscorelli.

—??? —comentó Noah.

—??? —respondió Jacob.

—??? —comentó Noah.

—¡Vuuaaayaa! Pues si que.. fue... buena —comentó ?.

—¡Uuh oh ah haha! —risoteó ? desde ?.

—¡Vuuaaayaa! Pues si que.. fue... buena —comentó Carpenter a Dupin.

—¡Uuh oh ah haha! —risoteó Barris desde la celda contigua.

Tanto Harry como Bonnie se hallaban en cubículos cercanos de la oficina.

—La ? esa parece la típica ? —comentó ?.

—Mmm, tiene algo de ? —pensó ?.

—El par de ? ya están en ?. —comentó ?.

—Si, los llevaban ? y ? —respondió ?.