Partida Rol por web

Puede que haya desvariado con el veneno, no tiene pinta de ser tan profesional el asesino como para planear una escena de un crimen. Echare un vistazo a ese historial a ver que encuentro, pero de tener los medicamentos apuntados posiblemente no fuesen para el.

-Yo se algo de medicina en su aspecto farmacológico, puedo echar un vistazo al historial, seguramente vea lo que nos interesa, si el no fuese alérgico a nada posiblemente se las comprase a alguien, sea como sea, creo que cuando terminemos aquí deberíamos hacer una lluvia de ideas y anotarlo todo en un papel.

Me acerco al ordenador y miro atentamente la pantalla

-Mmmm

Sin perder más tiempo, viendo como tus opciones se empiezan a limitar, decides pasar a la acción.

Sin que te tiemble el pulso, mueves veloz el cuchillo y produces un largo y profundo corte al chico. Desde la nalga hasta la parte superior de la rodilla, rajando todo el muslo.

Ante esto, el chico grita de dolor y, sin poder aguantar su peso, cae hacia delante sin que tú tengas que hacer demasiados esfuerzos para empujarlo.

- ¡Dom! - Escuchas gritar a la chica.

No te detienes a mirar qué hace, simplemente sales corriendo por la puerta que tienes más cerca.

Aquella puerta da paso a una habitación mucho más amplia.

En su día tuvo que ser algún tipo de sala de reuniones, de baile o algo así, dado que su tamaño es bastante grande. Por no hablar de lo que parecían grandes lámparas en el techo.

A parte de la puerta por la que habías entrado, había una segunda puerta al otro lado de la habitación, a unos cinco metros de distancia.

Por desgracia, en medio de la misma, había otra persona.

Se trataba de un chico de unos 17 u 18 años. 

La mala noticia era que iba vestido igual que los otros dos, por lo que seguramente serían del mismo equipo.

La peor noticia es que llevaba en las manos un fusil de asalto. Por su postura y la posición del arma, dirías que se estaba dirigiendo hacia aquella puerta, estando preparado para cualquier problema. Y justo en aquel momento habías aparecido tú.

Sin decir nada, sin dar la menor advertencia, dispara. 

De forma instintiva intentas saltar hacia un lado, escuchando como las balas silban a tu alrededor.

Por suerte logras esquivar todas la ráfaga, aunque varias de ellas te pasan tan cerca que desgarran parte de tu ropa.

Echas un rápido vistazo a su historial... Y echas de menos tus apuntes de medicina.

Tienes claro que aquel hombre no era alérgico a nada.

La hora de la muerte... Si padecía otras enfermedades... Si tomaba medicación... O todo ese tipo de cosas... Te son completamente desconocidas. El médico que había hecho aquel informa había sido tremendamente concienzudo y técnico en su vocabulario, demasiado dirías. Tal vez para otro médico, aquello tendría sentido, desde luego para ti era igual que leer algo en otro idioma. 

Los planes tienen cada vez peor resultado y la verdad es que sólo hacen que empeorar. De salir de una situación en que estaba encañonado por una pistola, Miguel pasa rápidamente a enfrentarse a un tipo armado con un fusil de asalto de frente o volver sobre sus pasos y verse envuelto de nuevo con la pistolera guapa. Ninguna de las dos opciones parece viable, pero en una situación así, sólo queda volver sobre los pasos de uno y enfrentarse al arma menos potente.

Giró sobre sus talones, deseando muy fuerte que el chaval del fusil fuera lo suficientemente inteligente como para cubrir el sector en lugar de lanzarse como un míura hacia él. Su única opción era tratar de acortar distancias sobre la chica de la pistola, incapacitarla y salir por la misma ventana por la que entró. Luego ya vería si le daba tiempo de coger algún arma de los muchachos y enfrentarse al tirador de dentro

Miro aquel historial, ninguna alergia efectivamente, pero era demasiado raro todo, había demasiadas cosas que no entendía

-Efectivamente no es alérgico, luego los medicamentos se los compraba a alguien, tiene pinta de ser un pagafantas de mucho cuidado, no me preguntéis mucho más de enfermedades pasadas, con esto nos vale, cuantos menos datos innecesarios tengamos mejor será, menos lío.

Ahora toca ver el cadáver, pero creo que los motivos de la muerte están muy claros. La hora es algo más importante

Viendo las opciones que tenías por delante, decides que lo mejor es ir por donde has venido, hacia el pasillo. Allí estaría el joven al que habías herido y la chica que, por suerte, estaría tratando la herida.

Por desgracia, al mirar en esa dirección, ves que la chica se encuentra delante del chico, mirándote y con la pistola apuntándote.

Antes de que puedas reaccionar escuchas el disparo y notas el dolor en el hombro. No te paras a comprobar los daños, aunque sí notas como aquella herida y la anterior empiezan a hacerte mella.

Así que, sin detenerte, sigues avanzando hasta que te colocas justo delante de la chica. 

Sin contemplaciones, intentas darla un chuchillazo. 

Aunque la chica parece preparada, ya que te ve venir y se pone en guardia.

Lanzas un par de cuchilladas contra ella y la muchacha esquiva cada una de las arremetidas sin problemas. Aunque no con el suficiente espacio como para no despeinarse. La chica se está esforzando al máximo, al igual que tú. 

Por suerte, mientras estás enzarzado con ella, no notas ningún disparo más, así que no sabes lo que estaría haciendo el tercer chico... 

- Si las medicinas no eran para él, tal vez para su mujer... O su amante... Quien sabe...

Dice Tom al escucharte.

El hombre mira las fotos que está revisando Garret y se acerca a este.

- ¿Ves algo? 

- Es lo que no veo... - Comenta el chico. - Según parece, le dispararon a corta distancia, pero las balas de la pared...

Fija una de las fotos en aquella pantalla donde se ve una de las paredes. Hay una ventana en ella, y dos agujeros de bala a la izquierda de la misma, y una a la derecha.

- Según la distancia entre los agujeros de bala en la pared, debería haber otro en el cristal de la ventana, pero este está intacto. Lo que podría significar que nuestra víctima estaba en medio. Pero dado que le mataron de cerca, las trayectorias no cuadran. Las balas deberían estar más en los extremos de la pared, alejadas de la ventana, y sin embargo no lo están...

Los presentes miran la foto.

- ¿Podría significar... - Comienza a preguntar Tom. - qué esos disparos se hicieron antes o después de matarlo? Según esas marcas parece un robo que salió mal, pero según lo que dices Garret, sin que cuadre la trayectoria, parece que fueron directamente a por él.

- Fue un asesinato. - Declara Jack. - Iban a por él y lo montaron para que pareciera un robo...

Los demás asienten.

- Yo digo que fue la mujer. - Pero ante la mirada de todos, la chica prosigue. - Siempre es la mujer. Seguro que se enteró de que le estaba poniendo los cuernos con otro y le mató. 

Después de esto mira a la Doctora.

- ¿Se le hizo algún interrogatorio a la mujer? 

La doctora ves que saca una pequeña barra y, de esta, surge una pequeña pantalla holográfica.

- Así es. Dado que ella no está presente, hacerme las preguntas que le haríais y yo miraré en el informe del interrogatorio la respuesta.

Mientras escuchas todo esto, tú te acercas al cadáver.

Es cierto que tu campo es bastante más teórico y que, en aquel día, no te sientes especialmente inspirado y los apuntes de medicina no llegan con fluidez a tu cabeza. De todas formas la forma de la muerte parece clara: por disparo de bala. 

Otra herida más. La adrenalina se disparó en el sistema sanguíneo de Miguel, manteniéndolo en movimiento, pero la maquinaria de su cuerpo empezaba a mostrar los primeros desperfectos de un uso accidentado. Ahora ya sólo le quedaba seguir luchando y que uno de los dos saliera de esa con vida.

Seguía temiendo por su espalda, así que aprovechando que la distancia era de cuerpo a cuerpo entre ambos, buscó acortarla más y ganar el flanco de la chica, con intención de dejar a la muchacha entre la puerta por donde entraría su amigo el del fusil de asalto y él. Era una maniobra arriesgada, pero más lo era quedarse dando la espalda a su siguiente enemigo.

Para mi queda demostrado con esto que no es un caso real, sino una ya resuelto, porque si no porque habrían interrogado ya a la esposa, si iba a ser completamente para nosotros, muy raro todo.

-Comenzad vosotros a preguntar, cuando terminéis preguntare yo si me queda alguna pregunta que no hayáis hecho, por cierto- Me dirijo ahora a la doctora-¿También interrogasteis a ese tal Roberto que aparece también entre sus contactos?

Tras esta pregunta me dirijo antes de que me responda a ver la pantalla donde aparecía la escena del crimen, y observo detenida mente.

La situación no estaba mejorando y el echo de que no llevaras armas de fuego tampoco ayudaba. De manera que te decantas por una estrategia algo diferente.

Dado que tienes a un lado al chico con el fusil y en otro a la chica en el pasillo, decides ir a por esta, esperando conseguir colocarte en su flanco y así no estar de espaldas al otro. 

De manera que agarras con fuerza el cuchillo y haces un amplio movimiento con el mismo esperando con este apartar a la chica y colocarte en una posición más ventajosa. Por desgracia, parece que aquella cría sabe defenderse, porque esquiva el cuchillo con ciertas dificultades, pero se mantiene en el sitio.

La estrategia no había funcionado. Y mientras tu cabeza empieza a pensar en más opciones...

De pronto sientes un fuerte golpe en la parte de atrás de la cabeza y todo se oscurece...

...

Lo primero que notas es un potente dolor de cabeza... De los mayores dolores de cabeza que has tenido en la vida... Así que, con un gran esfuerzo, mientras algo retumba en tu cerebro, vas abriendo los ojos...

Te encuentras en lo que un día fue una bonita habitación.

Un amplio agujero en el techo ilumina la estancia y algunas enredaderas cubren parte de la pared.

Puedes ver una amplia ventana, aunque enrejada, así como otra más pequeña que parece tapiada.

A tu alrededor quedan los restos de un sofá, una silla de ruedas y un par de muebles más que no sabes identificar.

Cuando intentas moverte para seguir explorando te das cuenta de que estás sentado en una silla y que no puedes mover ni las manos ni los pies.

Al mirar, ves que tienes tanto las muñecas como los tobillos sujetos a la silla con unas especie de cinchas.

Y, delante de ti, también sentado, hay otro chico.

Va vestido igual que los otros tres, y entre las manos lleva una pistola. 

Al ver que despiertas, no duda un segundo y te apunta con ella.

- ¡Ya se ha despertado! - Grita de pronto.

- Así es. - Te contesta la doctora. - Interrogamos a ambos.

La mujer mira al resto de los presentes esperando las preguntas.

- Dado que no tenemos una hora clara de la muerte... - Comienza a decir Tom. - ¿Su mujer tenía coartada para las tres horas antes de que encontraran al marido?

La doctora revisa su información.

- La mujer nos dijo que estuvo cenado sola en un restaurante. Y nos enseñó el ticket firmado de dicha cena.

- ¿Y el amante? ¿Qué estaba haciendo?

Pregunta Jack.

- Estaba en una reunión de trabajo con su jefe y dos accionistas más en otro restaurante. 

Bueno, parecía que el plan no había salido como tocaba. Mal fario, pareciera que un tuerto andase mirando a Miguel a escondidas. En cualquier caso, ahora volvía a estar en problemas: Había acuchillado al compañero de ese chico, porque estaba claro que formaba parte del equipo con el que se había enfrentado, y ahora lo tenían atado y desarmado. Buscó con la mirada alguna forma de salir, mientras manoseaba con cuidado las cuerdas para comprobar si había algún fallo en los nudos que le habían hecho. Mejor darles algo de que hablar para que no vieran que estaba hurgando las cuerdas a escondidas...

- Bueno, parece que al final me habéis cazado -dijo con sorna al chico que tenía delante-. ¿Qué tal le ha sentado el encuentro a tu amigo? Realmente ha sido para caer de culo, ¿no crees?

El chico te mira fijamente.

Cuando sueltas tu "chiste" ves que sus ojos cambian de expresión. Pero en echa la cara hacia atrás como si estuviera a punto de echarse a reír. Pero cuando echa la cabeza hacia delante, ves que sigue teniendo una expresión seria.

- Muy gracioso. Por suerte para ti, Kat es médico y se está ocupando de él. Gracias a ti ahora está un poco ocupada. Sino, te aseguro que estaría ahora mismo contigo, y podrías comprobar que los conocimientos en medicina son muy útiles en un interrogatorio. Saben perfectamente hasta donde pueden apretar para causar el mayor dolor sin riesgo a que la víctima muera.

El chico, en esta ocasión, sonríe.

- Así que espero por tu bien que mi compañero pueda volver a caminar en un futuro. Sino las cosas se te podrían poner... Complicadas. 

A Miguel la perspectiva de la tortura no le parecía demasiado halagüeña, pero supo serenarse rápidamente. A fin de cuentas, esa chica podría ser todo lo buena que quisiera, pero él ya había sufrido todo lo que le tocaba en esta vida. El dolor que pudiera causarle una estudiante de medicina poco iba a impresionarle, en comparación. Por eso, se permitió el lujo de sonreír a su captor.

- Cuando uno marcha a la batalla, lo ha de hacer con la mente clara y sabiendo que no va a volver -declaró, manteniendo su sonrisa. No obstante, sus ojos no pararon demasiado tiempo en su interlocutor. Su vieja costumbre de buscar vías de escape le impedía mantener la vista quieta demasiado tiempo-. Tu amigo pensaba que un cuchillo la garganta era una broma y eso te deja claro que es sólo un niñato. Deberías agradecerme que no le rajara el puto cuello delante de la enfermera, que es lo que habría hecho un hostil. 

Siguió dándole conversación con intención de distraerlo. Su objetivo seguían siendo sus ataduras.

- Y puedes creerme, un Migou no le habría dado ni siquiera la oportunidad de jactarse. Sois sólo niños jugando a ser soldados. Sois unos cazadores pésimos.

El chico se vuelve a reír.

- ¿Somos unos cazadores pésimos?

La risa aumenta.

- ¿Eso crees? Bueno... Tal vez tengas razón. Además, venga, por ser tú, te voy a dar la razón. Somos unos pésimos cazadores. De manera que... Entonces... Si nosotros somos pésimos... ¿Eso en qué lugar te deja a ti? ¿Cómo llamarías a una presa que se deja cazar por alguien pésimo? 

Mantiene la pregunta en el aire.

- Solo piénsalo. Por cierto, ¿tienes nombre? Es solo por si no se te ocurre un nombre mejor que el de presa.

- Eso sólo me convierte en alguien con mala suerte -responde sonriendo a su vez Miguel, mientras busca con la mirada cualquier cosa que pueda utilizar como arma, aunque lo ideal sería su propio cuchillo- Hasta unos completos aficionados como vosotros pueden tener un golpe de suerte. Yo de ti echaría hoy la lotería.

Notó la boca seca. Empezaba a estar nervioso. Echaba en falta su cuchillo. Limpiarlo, afilarlo. Y engrasar su pistola. Desmontarla... El mantenimiento de sus armas siempre lo había relajado, mucho más en situaciones de tensión. Sus pies empezaron a bailotear y un sudor frío le recorrió la columna.

- Estoy autorizado a darte mi nombre, claro - añadió, cortés, aunque el nerviosismo tal vez empezase a aflorar en su voz-. Me llamo Miguel Montoya. Aunque tal vez deberías conocerme como "Ese tipo que le rajó el culo a mi colega y luego se me escapó entre los dedos haciéndome quedar como un pardillo"

Mientras sigues hablando con aquel chico, te esfuerzas por quitarte las ataduras.

Es cierto que pocas veces has forzado una cerradura o te has liberado de unas ataduras, y menos cuando ni siquiera podías ver con certeza lo que te apresaba o como. De todas maneras te esfuerzas y empiezas a mover las manos intentando liberarte de tus ataduras... Pero nada... No consigues que aquellas cinchas se muevan lo más mínimo.

- ¿Así que nosotros somos pésimos cazadores con un día de suerte? Bueno, supongo que es mas fácil para ti creer que nosotros hemos tenido suerte, o incluso que tú has tenido mala suerte, antes de pensar que ha sido por un error tuyo. 

El chico se pone en pie y estira los músculos.

- Por suerte o por desgracia nosotros no seremos los que midan si ha sido suerte o habilidad. 

Se vuelve a sentar y mira el reloj que lleva.

- Vaya. Parece que debo haber dormido mucho rato -suspira Miguel-. Es una lástima que no pueda recrearme mucho más con vosotros antes de llegar al objetivo. ¿No me dirás la hora, por un casual? ara saber cuanto tiempo puedo dedicaros...

Pese a sus bravuconadas, lo cierto es que estaba preocupado. No había forma de romper esas ataduras, estaba desarmado, sólo y encerrado en un lugar que desconocía. El sudor goteaba ya a mares por su espalda y rostro. Iba a fracasar. Y había perdido su querido cuchillo...

Le vino a la cabeza una idea. Sólo necesitaba dislocarse el pulgar izquierdo. Si lo hacía, podría escapar de sus ataduras con facilidad. Tendría que confiar en el factor sorpresa para ganarle la pelea a su compañero, pues estaba cansado, malherido y el dedo iba a doler una barbaridad, pero su otra opción era confiar en que la silla fuera de madera y pudiera romperla ejerciendo presión en las juntas... Que parecía mucho más complicado.

- ¿La hora? - Pregunta sorprendido. - Uff, es que no sé si un mal cazador como yo sería capaz de darte la hora. Según tú, tal vez tendría que tener suerte.

El hombre se levanta y va hacia la puerta.

- Piensa a ver si sería capaz, Miguel Montoya.

Te guiña un ojo antes de salir de la habitación y cerrar la puerta, escuchando perfectamente como echa el pestillo.

De manera que, sin armas, sin saber donde estás y con la espalda llena de sudor, te dejan solo en aquella habitación.