Partida Rol por web

Suspirando tristemente me toca hablar de mi infancia-Bueno, por ciertas circunstancias ajenas a mi me vi obligado a estudiar arquitectura de pequeño, no tengo nada que lo certifique, pero se sobre puntos de apoyo de diferentes estructuras, se dónde provocar estas explosiones para demoler diferentes estructuras- se nota un serio cambio en mi tono de voz- Dese cuenta, que para tener un explosivo tan solo se debe aumentar la cantidad de sustancia o su concentración, con tan solo una botella llena de agua ras y el papel de aluminio suficiente te puedo hacer una bomba casera muy, muy efectiva y potente que además te puedo explicar.

Para hablar de mi trabajo tengo que volver a hablar de mi crianza, aprieto los dientes un momento, trago saliva y tras relajar la dentadura de nuevo comienzo a hablar- Cuando era pequeño solía practicar con una pistola mi puntería en un establo, además se como lanzar estos explosivos de los que te hablo, aunque si te soy sincero, como puedes ver no destaco por mi fuerza. Pero ya sabe la violencia es siempre el último recurso- Con esta mentira concluyo haciendo un gesto con la cabeza para que continúe si desea con las preguntas

Las afueras de la ciudad eran un recordatorio de que la guerra no había acabado y que se encontraba bien cerca de la civilización. Sólo verse en mitad de esa colmena vacía, ruinas de tiempos mejores, hacían que Miguel tuviera un escalofrío. No obstante, la experiencia le decía que ese barrio no estaba desierto. Cuando las personas abandonan un lugar, los animales salvajes llegan rápidos a vivir de los despojos. Y son el peor tipo de animales: criaturas salvajes, hambrientas y, lo peor de todo, acostumbradas a la presencia humana, sin miedo a nosotros. 

La sensación le era familiar. Estaba más acostumbrado al monte, pero esa jungla de asfalto abandonada no dejaba de parecerse a un lugar salvaje y natural, se sentía más cercano a su ámbito que las restrictivas paredes de una ciudad habitada.

Buscó con la mirada señales de vida en las ventanas, en las puertas, en las calles. Posiciones donde esconderse, lugares que denotasen agua corriente cercana, alturas desde las que observar. Sus ojos se movían frenéticos, inhalaba rápidamente tratando de encontrar un olor que le fuera característico y útil para sobrevivir.

Hizo poco caso a las ordenes de su instructor. Sólo se encogió de hombros denotando que no tenía que entregar y siguió con su búsqueda visual, sabiendo que no podía alejarse hasta que se le ordenase.

La mujer va tomando nota de algunas cosas.

Cuando termina, mira sus notas un segundo.

- Por el momento parece que todo es correcto... En teoría podría ser una buena adquisición para un equipo de acción. Aunque la última palabra no la tengo yo...

Tras un último apunte, cierra tu dosier.

- Felicidades, ha pasado la primera fase del proceso. Mañana tiene un vuelo directo a Chicago. Allí se unirá a un grupo de especialistas. Ellos le realizarán la segunda entrevista. Si la pasa, estará dentro del proyecto.

La chica se detiene un momento.

- ¿Alguna pregunta sobre este tema? 

Mientras Liam y Evan se acercan a la bolsa, tú echas un vistazo.

Os han dejado en un punto algo amplio, sin cobertura y demasiados edificios a su alrededor. Demasiados sitios donde esconderse, frentes abiertos y lugares al descubierto... Además el lugar es demasiado nuevo para ti como para poder centrarte un momento. Y el echo de que estén hablando a tu alrededor no ayuda.

- Bien.

Escuchas que dice Oscar Isaac cuando tus "compañeros" dejan la munición en la bolsa. 

- Vale... - Y empieza a rebuscar en la otra bolsa. 

Mete un momento la mano y, poco a poco, va sacando munición que va dejando en la primera bolsa. 

- Aquí tenéis.

Suelta la segunda bolsa, la que estaba llena, y coge la primera, la que antes estaba vacía y ahora tiene la munición de tus compañeros. 

- Ese será vuestro equipo inicial para esta misión. 

El hombre empieza a dirigirse de nuevo al coche.

- He cambiado vuestros cargadores con munición real por otro tipo de munición. En concreto uno con dardos especiales... Según lo que me han dicho, estos dardos tienen una neurotoxina que simula el mismo dolor que una bala real. Desde luego, si disparáis al corazón, no mataréis a nadie, solo le dejaréis inconsciente un par de horas. - El hombre sonríe un momento. - Dicho esto... En un radio de diez kilómetros desde aquí hay una base de la Oficina Federal de Seguridad. Vuestra misión consiste en llegar hasta allí. 

Sonríe y se sienta en el coche, aunque con la puerta abierta.

- Se encuentra en dirección norte y, en esos 10 kilómetros, también habrá otros equipos como vosotros. No todos tenéis la misma misión, de manera que también tenéis que tener en cuenta, cuando os encontréis con alguno, si se trata de civiles, aliados... O enemigos. 

El hombre arranca el coche.

- Tenéis 24 horas para llegar al destino. Buena suerte.

Y  tras esto cierra la puerta y veis como el coche se aleja a gran velocidad. 

Parece que todo ha terminado, no ha sido tan duro como esperaba 

-Si, bueno- Carraspeo-La verdad pensé que quizá me iban a realizar algún tipo de prueba o algo, supongo que en esa segunda entrevista la harán, pero en tal caso me gustaría estar avisado con tiempo para prepararme, tan solo eso.

No tenía sentido coger un cargador, si no llevaba siquiera un arma con que disparar. Ante esa situación, lamentó durante un instante el no haber cogido su pistola. No obstante, le pareció mejor así. Las armas cortas hacen ruido, son poco precisas y no tenía intención de disparar a nadie. Por mucho que llevasen esa munición de último diseño, todo era que el disparo acabase en el ojo de alguien y tuvieran una desgracia. 

No se lo pensó demasiado. Sacó del bolsillo su cuchillo, lo empuñó sin desenvainar su hoja y se lanzó a la carrera hacia el callejón más cercano. No le interesaba moverse por calles anchas. Ni entrar en ninguna casa. La mejor forma de avanzar era por callejones estrechos, con posibilidad de desviarse por calles secundarias rápidamente y con cubiertas a alcance.

Una vez encontró cobertura y se separó del grupo, miró al cielo para localizar la posición del sol y ubicarse. Para llegar a destino, lo primero era encontrar el norte, lo siguiente avanzar con el máximo sigilo y lo último, evadir cualquier persona que buscase enfrentamientos y pudiera delatar su posición. 

- El tiempo que tiene para prepararse es hasta mañana, cuando salga su vuelo.

La mujer se levanta.

- Coja todo lo que crea que pueda necesitar.

Después se acerca a la puerta y la abre.

- Ha sido un placer. Nos veremos mañana.

Y tras una invitación tan directa para marcharte, no te queda otra alternativa. 

Mientras sales del edificio, pensando en esta primera entrevista y lo que podría ser la segunda, te llega un mensaje al teléfono con toda la información del vuelo: mañana a las 9:00 de la mañana tienes que estar en el aeropuerto, para coger un avión a Chicago.

De manera que tienes hasta mañana para prepararte.

- Pero...

Empiezas a escuchar antes de salir corriendo.

- ¿Dónde cojones va?

Pregunta Jena.

Pero tú ya has salido corriendo. 

Como bien sabes por tu entrenamiento, es mejor ir por lugares menos transitados. De manera que acudes a calles secundarias por un momento. 

Sales del campo visual de tus compañeros buscando una mejor visión del sol.

Según la hora actual y la posición del sol, así como la posición de las sombras... Puedes determinar perfectamente donde se encuentra el Norte. 

Según donde os habían dejado, había una avenida que iba en dirección Noreste y otra dirección Noroeste. 

Regreso a mi casa después de aquella entrevista para hacer mi maleta, una vez hecha me preparo una taza de café y me pongo a ver muy relajado la televisión. Era necesario mentalizarme y si no fuese por esa pausa no me habría acordado de meter café en polvo en la mochila y un par de cantimploras no metálicas y de preparar la documentación necesária

"Una vez orientado, lo siguiente es moverse rápido, sigiloso y seguro", pensó Miguel. Ahora todo era fácil: Las relaciones sociales, la vida civil, el tedioso ir y venir de la mundana rutina dejaban paso a la mecánica supervivencia. Ahora no había ya dudas ni preocupaciones, sólo un aso tras otro que lo llevaban a uno sano y salvo a casa.

Ya sabía donde estaba el norte. Ahora sólo quedaba saber como llegar al lugar al que se dirigía. Y para eso, necesitaba buscar un puesto de observación, trazar un mapa mental del recorrido a seguir y ceñirse a ello con precisión milimétrica. 

Así, desde su escondite, buscó con la mirada un edificio suficientemente alto como para cumplir con ese cometido.

Una vez coges todo lo que crees que necesitas, lo metes en la maleta y te dispones a coger el avión.

Este es bastante grande y amplio, y no tienes ningún problema al subir.

Sin embargo, parte de los problemas vienen cuando llegas.

No te han dado demasiado información sobre la siguiente entrevista o si tendrás que ir a algún lado en concreto. De echo no sabes si alguien irá a recogerte al aeropuerto o no...

sin embargo tus dudas se disipan al llegar.

Al llegar allí ves a la mujer que te hizo la primera entrevista, Amber recuerdas que se llamaba.

Se encuentra en la parte de llegadas del aeropuerto y parece que está esperando a alguien...

Una vez localizas el norte, echas un vistazo a tu alrededor. 

Puedes ver perfectamente varios edificios que te podrían servir perfectamente para estudiar tu entorno y tener una visión más general de la zona.

Debido a su estado, en teoría, no debería ser muy dificil entrar en alguno de ellos.

La pega es que los más bajo no te darían una visión muy general. Mientras que los más alto, aunque sí darían esta visión general, tienen el inconveniente que tardarías más en subir. 

Miguel pensó unos instantes antes de decidirse: Tenía 24h para llegar a la posición designada. Si contaba con que mínimo ocho horas serían de movimiento del punto actual hasta el objetivo, eso le dejaba dieciséis horas extra. Imposible hacerlo en menos en un trayecto sigiloso, por una ciudad desconocida y con enemigos emboscados. Contó dos horas más de movimiento ante la posibilidad de que le surgiera un imprevisto. Eso daban catorce. No pretendía dormir, pero necesitaría encontrar alguna fuente de agua potable y tal vez algo de comida para no perder fuerzas. Principalmente agua. Eso le dejaba con entre diez y doce horas.

Si, podría permitirse el lujo de dedicar algo de tiempo en subir a un edificio suficientemente alto como para hacerse un buen mapa mental de la ciudad. Además, el tiempo que dedicase a observar sería tiempo que ganaría de trayecto, pues se perdería menos y probablemente encontrase menos problemas.

Así, tratando de ser sigiloso y con los sentidos bien alerta, empezó a andar hacia el edificio más alto y cercano posible

Dado que, según tus cálculos, tienes tiempo de sobra, decides subir a uno de los edificios más altos.

Este, cuando llegas al interior, descubres que esta algo dañado. 

Desde luego la opción de coger el ascensor está totalmente descartada. Las escaleras son la mejor opción de subida, aunque ves que algunos tramos están ruinosos... Aún así, puedes subir hasta una zona por encima de la mayoría de los edificios.

La zona donde os han dejado al llegar se trataba de una especie de plaza o lo que, en su pasado, fue una plaza con una gran rotonda. Como ya viste antes, de la misma salen cuatro avenidas, una de ellas dirección Noreste y la otra dirección Noroeste. Entre medias había todo un enrejado de calles secundarias y paralelas. 

Por lo que podías ver, formaban una cuadrícula casi perfecta, únicamente cortada en algún punto por alguna calle transversal. En teoría, sería sencillo avanzar en línea recta hacia el norte.

La altura del resto de edificios son bastante altos, por lo que no puedes ver con exactitud más allá de tres manzanas. 

Sin embargo, puedes subir un poco más para tener una mejor perspectiva. Aunque, a partir de ahí, el edificio está en mucho peor estado y sería más complicado.

Llego completamente perdido hecho al que ayuda que no hubiese cogido un avión en mi vida doy una vuelta sobre mi propio eje mientras giro la cabeza a un lado y a otro hasta que consigo ver a Amber así que me dirijo a ella mientras chasqueo los dedos en alto -¡Eh, eh! Amber, perdone.- Digo esperando una respuesta

La mujer, al verte, sonríe levemente y te hace una indicación para que te acerques.

Al hacerlo, ves que no eres el único que está a si alrededor.

- Vale... - Comienza a decir mirando una lista y mirándoos a vosotros. - Parece que estamos todos.

Abre un momento su bolso para meter la lista y empieza a sacar unos pequeños carnets. Estos están plastificados y tienen la típica "pinza" para sujetarlo en algún bolsillo o parte de la ropa.

- Jack Falahell y Karen Gilla... - Dice entregándole un carnet a cada uno.

Él es un chico que no tendrá más de 25, vestido con una cazadora de cuero, camiseta y vaqueros. Un aspecto bastante descuidado.

Ella, por el contrario, parece recién salida de la peluquería y tiene un aspecto mucho más serio y sofisticado, con pantalones, chaqueta y botines de tacón bajo.

Ambos cogen su carnet y buscan donde ponérselo.

Él decide colocarselo en la parte baja de la camiseta, en un lugar demasiado cercano a su ingle para tu gusto.

Ella, por el contrario, se lo coloca en la solapa del cuello de la chaqueta.

- Tom Hardy y Garret Grason.

El primero, más cercano a la treintena, viste con camisa oscura y vaqueros del mismo color.

El otro, más joven, viste con unos sencillos vaqueros y camiseta.

Y mientras Tom se coloca el carnet en el lateral del cinturón, Garret lo engancha en la manga de su camiseta.

- Y Damian Royer.

Y te entrega el carnet.

- Todos ustedes han pasado la primera fase de la entrevista. Comenzaremos con la segunda. Acompáñenme... - Y empieza a caminar hacia el aparcamiento. - Se les facilitará la documentación y expediente de un caso que está investigando la Oficina Federal de Seguridad. Deberán resolverlo. 

La mujer guarda silencio.

- ¿Alguna pregunta hasta aquí?

Miguel se quedó unos segundos fascinado por la perfección simétrica de la ciudad. Como un campamento romano de la antigüedad, la urbe forma una perfecta cuadrícula rodeando el centro, donde se habría ubicado la tienda del cónsul. Hay algo en la simetría que da cierta paz al joven. Puede que sea por la sensación de control que inspira saber que todo es fácilmente abarcable mediante la lógica o simplemente que es un poco obsesivo en ese aspecto, pero durante unos instantes se siente relajado y feliz.

Dura poco. Pronto se da cuenta de que no tiene forma de ver el lugar al que se dirige y mucho menos trazar una ruta viable más allá de unos pocos cientos de metros. De nuevo, un abanico de posibilidades se abre ante él.

Podría seguir subiendo esta misma torre. Parece que el terreno es complicado y algo peligroso, lo cual es un contra. No obstante, ya ha subido hasta aquí y ha podido comprobar que los alrededores son seguros en principio. No descarta pues la opción de aumentar altura en su misma posición.

Tiene la opción de designar un punto intermedio, avanzar hasta él y subir allí. Tiene la parte positiva de que se acercará al punto objetivo final. Los contras son que no sabe como de difícil será subir la nueva torre, el estado en que se encontrará o la situación en que se encuentre. Entrar en un nuevo edificio suele suponer nuevas posibles amenazas, nuevos riesgos y la posibilidad de que el nuevo edificio esté en peor estado del actual. Queda pues descartada la opción.

Así pues, se decide a subir. No obstante, decide dedicar unos segundos más a comprobar que nadie le sigue y no hay peligro en las cercanías. Nunca está de más ser precavido.

Tal vez los años a tus espaldas... La formación... La tensión... O el simple instinto, te hacen mirar hacia atrás. Tienes el presentimiento de que alguien te sigue pero... Al mirar... Ves que no hay nadie...

Serán imaginaciones...

De manera que tu camino ahora es en vertical.

Subir más en aquel edificio te daría una mejor visión de todo tu entorno, aunque el estado del mismo cada vez hace más dificil esta tarea. De todas formas aún tienes opciones.

"Tal vez he subestimado este ascenso", pensó Miguel en el mismo instante en que empezó la subida. Se veía obligado a subir saltando de tramo en tramo de escaleras que se encontraban en un estado lamentable; no había sujeciones para sus manos en la fachada del edificio y el ascensor no funcionaba. El ascensor no funcionaba. Eso le dió una idea.

Si no conseguía ascender fácilmente, Se acercaría a la puerta de ascensor más cercana y la abriría. No debería ser difícil, al no haber electricidad. Si lo lograba, lo normal es que los huecos de los ascensores tengan una escalera de mano de emergencia, que le permitiría subir hasta la sala de máquinas, justo en la azotea. 

Pero bueno, primero a ver si lograba subir por las escaleras como una persona normal...

Cojo con agrado el carnet y lo primero que se me ocurre es ponerlo en el cuello azul de mi camisa blanca, pero me doy cuenta de que esa idea ya esta cogida y nunca me ha gustado hacer lo que los demás aunque me pareciese una buena idea, por lo que lo pongo en el bolsillo de mi camisa.

¿Alguna pregunta hasta aquí?

Pregunta la investigadora, a lo que respondo:

-Si, yo ¿Afrontaremos el caso a solas o iremos con algún compañero?-Estaba apunto de afrontar mi primer caso, pero algo no iba bien del todo, ¿Tan pronto un caso, así, con tan solo una entrevista previa? No, no creo que sea un caso real, seguro que lo tienen vigilado de alguna forma, o oso o nos ponen un compañero con algo de experiencia.