Partida Rol por web

 La sangre se le heló al muchacho. La bruja estaba allí; la que le había hecho probar la amarga experiencia de morir (poco recomendable) y había colaborado con Malcom para volverlo el hombre más rico de la ciudad. Aunque viendo como había terminado Malcom, aquella mujer debía tener otra agenda diferente a la de su ex-amigo.

 El Sr. McWagon parecía estar en aquella silla, dado vuelta mirando a la calle. Y el libro que habíane stado buscando en su anterior vida estaba allí, sobre el escritorio. David estaba nervioso de lo que podía llegar a pasar si lo tomaba, así que solamente se remitió a actuar como el aspirante al trabajo que venía a una mundana entrevista. Nada más.

- Ehm... ¿hola? Estoy aquí por... por la entrevista de trabajo...

La conocida como bruja, se echo la mano a la cara, mostrando así un facepalm nivel maestro. Por otra parte, Banes se rió un poco y por último la silla se giró, mostrando a una mujer bastante pálida y con el pelo bien negro, la cual miró a David a la cara. - Nos ha jodido que vienes por esto David. - dijo con una sonrisa. - ¿Qué cara es esa? ¿No te acuerdas de mí?

 Por un momento David se quedó extrañado, como si no supiese bien si en efecto iba a tener la entrevista. Hasta que apareció  Janes en la silla y le inquirió sobre por qué estaba allí. David no conocía a esta chica... o por lo menos este David no la había conocido. Pero su apariencia le sonó tan difusamente reconocible que algo... una pequeña pizca de memoria... le proveyeron a David las dos siglas de nombre de aquella mujer... J... J.... ¿J.J.? ¿Por qué eso era tan familiar? ¿Acaso sería que- ¡El reflejo!

- ¡Mierda! ¡Tú eres J.J.! Unos de los reflejos me ha dicho que tú eras alguien de confianza, pero... hasta el momento no te había conocido...

 El quinto reflejo decía: "Malcolm ladrón. Banes, J.J.: amigos". Y allí se encontraban, Banes y Jackson, sus dos supuestos "amigos", en una misma sala con él. Aunque en ese momento no se sentían como fuentes de amistad muy fuertes, especialmente porque estaban acompañados de la mujer que lo mató en la última vida que recordaba.

- Escucha, sea o no el libro lo que vine a buscar... lo único que quiero es que todo este martirio terminé, ¿ok?

Absolutamente todos en la sala suspiraron, parecía que el único al que no se le quedaban bien los recuerdos era a David. - David, David, David... Te estoy entregando el libro para que continues lo que empezaste... Pero sin Malcom intentando robártelo, ni el asqueroso de McWagon que segundas y malvadas intenciones. Solo tú y Banes. - miró a su nueva secretaria. - A no ser que necesites ayuda de alguna de nosotras.

Espero que recuerdes cuando te rajé el cuello para Malcom. Eso solo te da lo que más codicias, así que si no codicias nada del libro, ese método tan sucio no te servirá. - decía con cierto tono de superioridad, aunque parecía más de cansancio, por tener que si quiera abrir la boca.

  Aquellas dos mujeres decían cosas que apenas podía entender el confundido muchacho, que cada tanto se giraba para mirar a Vincent en búsqueda de algo de apoyo. Aunque Banes también parecía ver a David con irritación por no entender lo que estaba pasando. Lo único que le quedaba claro era que J.J. le estaba cediendo el libro. Lo que dijo la bruja no terminó de entenderlo; de todas formas no tenía intenciones de hablar con la persona que lo mató tan vilmente.

- B-bueno, entonces... ¿no hay problema si me lo llevo?

 David se acercó a la mesa y acercó sus manos al escritorio. Mas espero para agarrarlo, viendo cuál era la reacción de los demás.

Claro David. Te contrataron para traducir junto con Banes ¿no? ¡Pues eso queremos que hagas! - decía la chica haciendo un gesto con sendas mandos a modo de indicación como que lo levantara de una vez. Por otra parte por detrás estaba Banes, alzando un pulgar y con una sonrísa Colgate, guiñando un ojo orgulloso, demostrando así que volvía a ser el dúo del principio, que habían logrado superar todos los problemas que habían tenido.

Por otra parte la bruja... Simplemente estaba a otras cosas. Era una mujer extraña.

 Ya recibiendo la confirmación de Jackson, David levanta el libro en sus manos. Una sensación de completitud que no había podido sentir en vidas anteriores. Antes de abrirlo o siquiera revisarlo a fondo, David se acercó a Vincent. Después de todo, tenía una preocupación latente que quería remediar con el escritor.

- Vincent... una de las indicaciones que me dejaron mis reflejos anteriores es "No lo leas a solas". Obviamente se refiere al libro, así que... ¿te importaría mirarlo junto a mí? Es para asegurarme de que nada malo vaya a pasar...

Banes asintió, pero no portaba una sonrisa en su cara, si no cierta preocupación. - Este libro... Es en cierto modo, maligno. Por eso en otra vida, supongo que no lo recuerdas, te recomendé no traducirlo como un libro cualquiera, sino vivir la traducción del libro. - se rascó la cabeza. - Sé que suena confuso, pero la portada la traduje cuando me corté con el papel. Una gota de sangre cayó en la portada y "puf" como por arte de magia se formó el título.

No se sabe que quiere el libro, pero si le das algo o haces algo que necesite o requiera, el libro se traducirá para ti. - admitió finalmente, intentando ser más esclarecedor. 

 Las cosas que decía Vincent no podían tener menos sentido para el pobre David, que era el que menos experiencia tenía en esas cosas en la sala. Aunque había que remarcar que los demás tenían ventaja por sobre él. De todas formas, quedaba claro que al libro había que ofrecerle cosas para que hubiese un traducción exitosa. Y que el David al cual Banes le había recomendado "vivir la traducción del libro" no le había ido muy bien.

- ¿Y qué es lo que querrá el libro? ¿Más sangre, algún órgano tal vez? Podría intentar cortarme una mano; pero antes de hacer eso quisiera estar seguro de que eso es lo que el libro quiere. Debe haber alguna manera de descubrir que es lo que quiere el libro...

 Apenas se podía creer a si mismo mientras hablaba sobre los deseos de un libro. En su vida de traductor se había encontrado con semejante desafío.

- ¿Tal vez quiera... violencia? ¿Dolor? ¿Vincent, me dejas que te de un puñetazo?

Pero David... - comentó con cierto miedo y una sonrisa nerviosa Banes. - Si me das un puñetazo a mí... ¿Cómo estás interactuando con el libro? Si me dieras el golpe con el libro sería otro cantar pero... - rápidamente se dio cuenta de su error. - Oh Dios mío. No me golpees con el libro.

 Una llama de pasión se prendió en los ojos de David. Levantando el libro en el aire y con una sonrisa picarona, el muchacho hace descender con fuerza el libro contra la cabeza de su compañero. No demasiado fuerte como para provocarle una contusión o sangrado, pero tampoco muy suave. Produciendo asó una onomatopeya que parecía salida de una historieta.

¡BONK!

 Animado por la acción, David rápidamente abre el libro después, esperando que aquel acto de violencia repentina e injustificada revelase alguna traducción. De ser así, se confirmaría que el libro tenía estándares muy bajos. Aunque eso le permitiría golpear a la bruja con el libro, lo cual sonaba tentador.

Pero tras el golpe... En el libro no había nada nuevo, aunque lo que si que pudo ver como nuevo, fue la cara de enfado de Vincent. - Daaaaaaviiiiiiid... - comentó con un tono grave. David en ese momento sintío lo que era el verdadero miedo.

 Una sonrisa inocentona se formó en la cara del muchacho, el cuál retrocedió unos pasos en caso de que Vincent no fuera un tipo tan tranquilo como aparentaba ser.

- Hehe... disculpa...

 Era evidente que la violencia sinsentido no iba a llevarles a ningún lado. Así que había ue pensar en otra forma de lograr que aquel libro se dejase traducir. Hasta el momento, lo único que sabía era que lo que le había permitido a Vincent traducir el título era una gota de su sangre. Por lo que podría ser que la única moneda que conocía ese antiguo escrito era la de la sangre.

- Espera... ¡lo tengo! Denme un cuchillo: le ofreceré más sangre al libro...

Espera, espera, espera. ¿La sangre de quien David? - preguntó preocupado el traductor. Sin embargo pronto se vieron interrumpidos por J.J.

¡Haces los experimentos que queráis, pero no vayáis acuchillando gente por ahí! ¡Menos aún en mi despacho! - se la notaba claramente enfadada, aquello no era algo que le hiciera especial gracia.

 El enojo de J.J. no ayudaba a David a desarrollar su nueva idea. Por lo que irse de aquella oficina era lo mejor.

- ¡Está bien! Pero que conste que si alguien se tiene que enojar por haber sido apuñalado, ese soy yo...

 Y con un bufido sonoro, David se retira con el libro de la oficina, haciéndole una señal a Banes para que le siguiera. Ya que después de todo, aquel hombre había sido su guía hasta el momento y podía seguir ayudándole ahora que ya tenían el libro. Una vez en el corredor de las oficinas, David empezó a hacer una lluvia de ideas.

- Voy a ofrecerle mi propia sangre al libro, Vincent. Creo que se debe activar únicamente con eso... a menos que yo ya haya sido capaz de traducir más partes en el pasado. ¿Me has visto traducir el libro, Vincent?*

 Mientras esperaba la respuesta de su compañero, David se diriguió a la cocina de ese piso de oficinas y agarró un cuchillo;en caso de que cortarse la mano para que salga sangre fuera la única manera de hacer funcionar el libro.

Banes, después de soltarle una buena colleja a David, se marchó con él del despacho. Se quedó mirándole, pensativo. - Mmm... No, nunca te he visto traducir nada del libro, a excepción de lo que yo te dije, claro. Aunque si mal no recuerdo...

Se rascó la cabeza, miró al techo. - La chica que te estaba sobando en la cafetería, ahora me acuerdo. La primera vez que viniste aquí, la primerísima de todas, parecía que logró descifrar cosas por si misma. Aunque por ello te metió en la cárcel. A saber qué leería... - se echó la mano al mentón. - Pero lo más intrigante es ¿cómo lo logró leer?

 Vincent fue lo necesariamente vengativo como para propinarle un golpe, pero lo suficientemente benevolente como para que solo fuera una palmada en la nuca. Un hombre balanceado, con el que se podía trabajar. También un hombre perspicaz, pues se acordaba de Sally y de la capacidad que tuvo aquella chica de poder leer lo que decía el libro. A pesar de que ella no fuera traductora de ningún tipo, según tenía entendido David.

- ¿Sally, mi ex? ¿Pero por qué...? ¿Por qué podría hacer ella algo así?...

 Luego de un poco de tiempo hurgando en la cocina de aquel piso, David se hace con un cuchillo de mesa*. Nada muy aterrador, pero suficiente como para cortar una mano. Luego saca su teléfono y busca el número de Sally.

- Lo mejor será que nos encontremos con ella y le muestre el libro... a pesar de que ahora mismo no tengo muchas ganas de verla...

 El destino le unía al muchacho con su promiscua ex-novia. La que aparentemente le había dejado en la cárcel la última vez que tradujo algo del libro. Antes de replantearse si era una buena idea seguir con ese plan, David ya se encontraba tildando el número de Sally en su teléfono y llamándola.

Sally seguía allí, tomándose un café y esperando a que David terminara la entrevista. Parecía absorta en su móvil, por lo que no se percató de la presencia de ninguno de los traductores.