Partida Rol por web

Pero nada más entrar por la puerta, los guardias capturan a David ¡era obvio que lo iban a estar esperando! Lo atan de pies y manos mientras le amenazan con las pistolas, mientras que la recepcionista mira asombrada y perpleja la solución, como si fuera ajena a que fuera ocurrir aquello.

Los guardias escoltaron en brazos a David hasta el piso número doce, donde estaban los grandes despachos, allí dentro Malcom estaba sentado en la gran mesa que había justo al fondo, justo a sus pies, un hombre mayor completamente desnudo y maniatado, aunque no parecía quejarse, solo estaba mirando al infinito, como aceptando su destino.

Vaya, vaya, vaya, pero si es mi buen amigo David. Y yo que estaba a puntito de incitarte a venir... Secuestrando a alguien, claro. Pero no, has venido tú solito. - refunfuñó. - Bueno, supongo que te habrás dado cuenta que la única forma de sobrevivir que tienes es siendo mi perrito ¿verdad? Cómo está siendo mi perrito el antiguo director. - le dio una patada bastante brusca en el estómago al anciano, el cual se quejó bastante, pero enseguida volvió al silencio. - Je, je. ¿Quién es ahora el empleado de segunda?

Malcom miró a David, con malicia. - ¿Qué me dices entonces? ¿Quieres se mi perrito David? ¿O prefieres que te despida rápidamente? Si sabes a lo que me refiero, claro.

Y sí, así de inteligente soy, pero bueno. No me preocupo y no ofrezco resistencia, no es lo más normal del mundo estar atado así, aunque opciones tampoco quedan. Pensemos que hasta Tom Cruise lo hacía, así que podría pasar por esto y quizás salir ileso o no. Hay que negociar. 

- Buenas, qué guay encontrarnos así. - digo con cierto sarcasmo. - Oye. ¿Es necesario esto? Ni que me vaya a escapar si sólo he aparecido, no seas brusco bro. - comento y sigo. - A ver, ese término de ser tu perro es un poco fuerte. Lo asocio con los collares y las correas, no da. ¿Qué quieres de mi? 

Vamos al punto, que no estoy para rodeos, que estos parecen los mafiosos Irlandeses. No jodas. 

- Tranquilo, no me afecta ser de segunda. De tercera también, qué más da. ¿Eh? - respondo. - Suelta todo, te diré que sí. Pero oye, sin ataduras que ya me has lanzado una bonita amenaza y muchas opciones no tengo. 

Ya te he dicho lo que quiero de ti, David, quiero que seas mi perro. - arqueó una ceja, con una sonrisa maliciosa. Bajó una de sus piernas de la mesa y le ofreció a David uno de sus pies. - Demuestra que eres un buen perro, empieza lamiéndome un zapato. - parecía que el único interés de Malcom en David era humillarlo totalmente. - Mientras seas mi perrito, no puedes ser una amenaza, porque los perros obedecen a su amo y no roban libros ¿verdad? Pero si no me lames el zapato... Entenderé que no quieres se un perrito, que quieres mi preciado libro y que por tanto eres una amenaza.

Malcom continuó meneando su pie. - Venga chico, limpia. - dijo con un tono con el que se le suele hablar a los perros.

Hijo de re mil puta, gordo idiota. ¡Semejante humillación! - protesto en mis adentros. 

Pero pienso hacerlo, a este gordo insolente le meto un extintor en el culo cuando pueda. Así que sonriendo con cara de buenos amigos mientras lo re puteo mentalmente, me arrodillo delante suyo y le doy una cadenciosa lamida a sus zapatos. Esto no sé de qué va, pero me suena muy a BDSM y espero que no vaya por ahí los tiros, lo único que falta, que le guste la carne. Pedazo de puto. 

¡AJAJAJAJA! - rió contento cuando vio lo que hacía David. - Está bien, David, ya has demostrado que puedes ser un buen perro. - apartó el pie. - Guardias, llevaos a mis perros al despacho de Banes. ¿Alguna noticia de este? A ese hay que matarlo nada más verlo, sin dudar. Pero con estos dos me quiero divertir. Eso sí... - sonrió Malcom. - Id a cuatro patas, como los perros que sois.

Ya que David había lamido los zapatos del cabrón de Malcom y sobretodo tras ser encañonado por las pistolas de los guardias rusos, decidió hacer caso y llegar hasta el despacho de Banes a gatas, escoltado por los guardias y acompañado por el otro perro de Malcom, el que esta mañana era el director de la empresa.

Al llegar al despacho, los guardias cerraron por fuera y allí se quedaron, haciendo guardia. El ex-director no parecía decir nada, ni quejarse. Aunque ahora tenían algo de intimidad.

Tener que ser tan sumiso, en serio parece una broma de mal gusto. Jamás en mi vida hubiera imaginado algo semejante, no sé, quizás con una tia que esté buena y pues, le entro con ganas. Pero este gordo insolente, ni de coña, las que me tengo que comer. Maldigo a mis alter ego, que fetiches tienen algunos. -​​​​​​ Pienso al intentar sacarme el más gusto en la boca, joder que habré lamido como unos cien bichos en el proceso. Que asco. 

Encima el gordo puto me pide que vaya en cuatro patas, pero de qué va este. Resignado camino gateando cual bebé que no ha aprendido a caminar mientras escucho las tonterías que tienen para decir. Encima lo escucho hacer aquel comentario. Yo también me voy a divertir cuando te haga el culo, puto. 

Y me quedo callado, que humillante es esto. 

Atento aguardo a qué digan algo, intercambio miradas con este tipo, el Director de la empresa y me quedo callado. 

Y David esperó... Y esperó... Y esperó... Pero no paso nada.

- Tío, a ver... ¿Que díantres ha pasado? ¿Por qué has cedido tu puesto? - pregunto un tanto pensativo, es que no puedo creer esto. Como un director de una empresa, termina siendo un perro sumiso. Bueno, tampoco es que me puedo quedar mucho. 

Prefiero esto a morir... ¿No te das cuenta joven? Él tiene dinero, él conoce secretos de casi todos, él ahora es intocable. - suspiró con cierta pena. - Prefiero esto a morir o peor, a una vida entera en la cárcel. Tú estás en la misma situación, así que dime ¿por qué no has dejado que te pegue un tiro? ¿Porque prefieres vivir? Pues estamos en las mismas.

- Prefiero vivir y ser paciente, que no todo sea tan fácil para él. Yo no me rindo, esto más allá de la humillación, es un aliciente para después dar ese golpe final. ¿Para que resignarme? Jamás lo haría. - respondo sincero, mirando sus ojos. 

- ¿Que secretos tiene de ti? ¿A qué le temes tanto.- pregunto interesado. Muy acojonado está este tipo, algo está pasando. 

Miró con cierto desagrado a David ¡le estaba hablando de tú, no de usted! Que aunque no fuera jefe, era un anciano. - Tengo muchos secretos, jóven. ¿Y cómo se que tras contárselo no lo va a usar en mi contra cuando salgamos de aquí? Si es que salimos, claro. - parece que aquél anciano no quería soltar prenda. ¿Cómo podría convencerle de que le contara algún secreto? Y lo más importante ¿qué secreto podría ayudar a David con toda esta situación?

- Mira, creo que tras compartir esto que no es agradable ni para mí consciencia. ¿Que más da compartir un secreto? ¿Tan jodido estás? - pregunto un tanto sorprendido, está bien que no quiera soltar prenda, pero veo en cuatro patas andando por los pasillos, tampoco es digno de orgullo. 

- Algo podemos hacer antes de que me metan un tiro en la cabeza, llámame positivo, pero quiero salir de esta. - agrego sincero.

El director se giró, haciendo oídos sordos a lo que decía David. Parece que si contar uno de sus secretos no lo fuera a sacar de aquella situación, no fuera a decir nada de nada. Uno de los guardias entró para revisar que todo estaba en orden, pero se fue enseguida nuevamente tras comprobar que efectivamente, los dos perritos seguían tirados en el suelo.

- Anda viejo, suelta algo. No puede ser que calles como puta, tenemos que encontrar una forma de salir de aquí. - digo al poner los ojos en blanco, maldiciendo el silencio de aquel hombre. Luego viene el guardia y hago cara de perro, con la lengua fuera medio agitado. Son tan idiotas, pero los quiero joder y este que no dice nada. - Entiende esto, prefieres que te haga el culo ese tío antes de buscar una forma. Joder, y diriges una empresa, ahora entiendo porqué eres un maldito perro. 

El exdirector seguía callado sin decir nada, sobretodo ahora que David no paraba de insultarle. Por otra parte se oyeron ruidos a través del conducto de ventilación y una voz retumbó a través de ello. - ¿David? - se oyó. Aunque David no tenía ni idea de quien podría ser, la voz se oía bastante mal ahí dentro.

Y el viejo seguía callando, que ganas de atizarle con algo. Lo bueno es que de repente me llaman por el conducto de ventilación, así que miro el entorno y me acerco aún en cuatro patas, pero hablo desde la altura que quedo. - Si. ¿Quién eres? - pregunto un tanto nervioso, pero bueno, así deba salir por el caño de la cloaca, lo hago. Ese gordo no me jode nunca más. 

¿Quien va a ser? Soy yo, Banes. - comentó a través del conducto, a penas lo pudo oír. - Me he metido por la ventilación, en plan misión imposible. - resopló, lo cual se oyó bastante fuerte. - Pero es más estrecho y sucio de lo que esperaba... Necesito salir de aquí un rato, así que iré a alguna habitación, rollo de incógnito. ¿Qué quieres que haga? ¿Busco algo en alguna parte? ¿Te traigo algo? ¿Voy a por alguien? Me siento muy agobiado aquí como para pensar.

- Joder tío, eres el de Misión Imposible. Espera, tengo que encontrar la forma de salir, quizás trepando, saque esa trampilla y pueda meterme. A ver... - digo mientras me subo a la mesa, si no llego, mesa y silla a la vez. 

- Ve a la biblioteca, es la clave. Intentaré salir de aquí por esto. - comento a modo de respuesta, que retardado soy a veces, de ahí que termino siendo un puto perro.