Partida Rol por web

Al proseguir el camino, tras recoger las pocas cosas que llevais encima, os abris paso por un sendero compuesto de viejos pinos a izquierda y derecha, que parecen retorcerse y unirse unos a otros. al poco de andar y tras acabar de subir la colina podeis ver otra vez el mar a vuestra diestra. Recortado contra este un inmenso peñon pelado, cubierto apenas de algo de hierba y arbustos. Posiblemente el Montgat.

Bajo el Montgat hay un valle que acaba en una amplia playa arenosa. Podéis divisar allí algunas chozas desperdigadas y alguna que otra quilla de alguna barca embarrancada en la arena, tan pequeñas como hormigas desde vuestra distancia.

Sobre el Montgat una vieja torre solitaria de piedra con unas pocas saeteras, ventanas tan estrechas como un palmo deben ser. No sabeis el sentido de dicha construcción, es demasiado estrecha para acuartelar tropas. ¿Sirve de faro o es una torre defensiva?

Emito algún que otro suspiro o jadeo, aunque intento reprimirlos en la medida de lo posible pero la verdad es que no estoy acostumbrada a "paseos" tan largos y penosos. Por no hablar del descanso, que en lugar de reparador sólo ha sido doloroso.
Para cuando empezamos a subir la colina ya le he devuelto la capa a Alonso, que por fin empieza a sobrarme, y finalmente parece que llegamos a un lugar habitado.

Debería aliviarme, pero no en éste contexto. Significa que estamos cerca, cerca de Txetxu y por tanto del mal y la oscuridad que transmite. Espero estar preparada. Que lo estemos todos.
Me santiguo de forma casi inconsciente pero rápida, para que los demás no se percaten de lo realmente asustada que estoy. No quiero ser un estorbo.

-¿Qué es aquello?- aventuro a preguntar a mis experimentados compañeros señalando acusadoramente la llamativa torre.
No me parece un faro pero tampoco es que haya visto muchos y quizá me equivoque... aún así creo que ése será nuestro destino y esta vez mis pies cansados empiezan a acumular arena de playa.

De nuevo el mar después de un extraño viaje a través del bosque que no nos ha dejado descansar del todo, como nos habría venido bien hacer. La estampa, en principio tranquila, de aquel ínfimo poblado de chozas no hace sino inquietarme y provocarme el temor de lo que esos monstruos adoradores de demonios hayan podido hacer con los pescadores que vivían ahí. Por alguna razón, me siento nervioso, como antes de la guerra que acabó con la Granada que conocía. Después de todo, no puedo evitar recordar todo aquel sufrimiento cuando pienso en las fechorías de Txetxu y su grupo de acólitos. Sin embargo, esta guerra es más fría y silenciosa, repleta de susurros sibilinos por todos lados, como si una serpiente siseara, amenazante, a nuestros pies a cada paso, pero aún no se hubiera decidido a saltar sobre nosotros.

Me pregunto lo mismo acerca de la torre cuando Patrícia es la que señala y lanza la cuestión. Me acerco a ella y me quedo a su lado, mirando hacia la edificación con aire analítico.

Podría ser un faro, pero no recuerdo haber visto alguno durante nuestro viaje en barco, y si aún funcionase, supongo que deberíamos haberlo sentido durante la noche, o de poco serviría para guiar a las naves... -colocándome una mano en la frente, sobre los ojos, oteo lo visible desde donde estamos-. ¿Quizás una especie de atalaya? Pero... ¿para defender qué? ¿Tres chozas y cuatro barquillas?

Miro los posibles caminos que llevan hasta la torre que tantas dudas suscita y finalmente miro a Patrícia, mirando a sus ojos desde la corta distancia a la que estoy de ella.

Sea cual fuese su función en la hora en que fue construida, no sé si importará del todo. Me temo que Txetxu y sus compañeros puedan querer utilizarla como un medio de comunicarse con los espíritus a los que quieren invocar...

Resoplo un poco, aún agotado mentalmente por el poco descanso que he podido tener los últimos días después de mi extraña pesadilla, y acabo por fijar mi vista en la atalaya, intentando sentir lo que sea que tiña de negro su esencia, para saber aproximadamente a qué atenernos.

Estas muy lejos para asegurarte, pero te da mala espina. No sabes si es debido al sexto sentido que todo mago posee o es debido a tu propia preocupación.

Osorio mira intrigado y algo legañoso aquella babélica construcción. Si la torre, erguida de manera algo inusual en aquellos parajes, tenía algún significado a él se le escapaba. Pero en seguida dio dos o tres respuestas tontas. Eso sí se le daba bien:

-Podría ser una atalaya para vigilar cabras. Así se podría pastorear toda la montaña. O una construcción diseñada para pasar frio. O el miembro de un gigante de piedra... -tapó su boca en seguida, cuando cayó en la cuenta de la presencia de Patrícia.

-¡Ups! ¡Discúlpame! -Se azoró como un tomate kosher antes de alzar la mirada de nuevo- Lo que está claro es que sea lo que sea lo que tenemos ahí delante, exigirá nuestras mayores fuerzas. No podemos flaquear en esto, amigos. No podemos fallar.

-Cómo mucho podría ser un faro abandonado... o algo peor- escucho con interés las cavilaciones acerca de una atalaya, palabra que no había escuchado hasta ahora pero evidentemente eso no lo digo en voz alta, ahora sé lo que es y me encanta aprender cosas nuevas aunque preferiría hacerlo en un entorno más pacífico.

-P...puede que necesiten estar elevados, viento o alguna condición similar- aventuro a decir algo intimidada a la cercana mirada de Kamal, extrañada por el simple hecho de que se atreva a ello aunque es probable que haya hehco un esfuerzo así que sonrío levemente hasta que Luis interviene con sus otras... ideas.

-¡Osorio...!- espeto algo escandalizada antes de negar con la cabeza -No importa lo difícil que sea, sólo que debemos intentar hacer algo para detenerlos- eso es algo que tengo clarísimo, así que empiezo a andar con decisión hacia la Torre Oscura a sabiendas de que el resto me seguirán.
Ya no me es necesario sujetar el bajo del vestido, está tan raído y desgastado que no llega al suelo.

Alonso, recibe de vuelta su capa, colocándola a un lado, para que no le dé demasiado calor en la mañana. Observa la enigmática estructura de pierda, escuchando entre atento y divertido, ante la intervención de Osorio, las ideas de sus compañeros. Animado por los disparates del judío, el también probará suerte con ideas “innovadoras”.

- Pocos faros conozco que dispongan de saeteras, mas todo puede ser… hasta pudiera ser una torre de un antiguo mago, siguiendo la tradición popular… - se encoge de hombros divertido por la idea – Desde luego el acantilado es una buena defensa si dentro se defiende tan solo uno o unos pocos. Quizá tenga cámaras subterráneas… Fuere como fuese, no lo descubriremos hasta llegar allí…

No creáis que los chistes de nuestro amigo el cómico puedan ir tan desencaminados... ¿Quién sabe qué extrañas ideas puede tener esa gente? -digo, mientras empiezo a caminar en dirección a esa torre-. Alonso tiene razón. Hasta que no lleguemos, no sabremos si es faro, atalaya, templo impío o... -me paro y giro la cabeza para mirar a Patrícia, luego a Luis y finalmente al suelo, dejando escapar una menos que leve sonrisa- lo que quiera que sea... aunque muestre esas saeteras.

Vuelvo a girar mi cabeza hacia el frente, negando con un balanceo de ésta ante las cosas que me llega a hacer pensar el judío, y continúo el recorrido, mirando de reojo a la torre.

Desde tu posición ves algo de movimiento, alguna figura oscura divisas contra el horizonte. Está claro que la torre está habitada.

Alonso sonríe ante el comentario de Kamal.

- Ciertamente en las posibilidades menos probables se halla la verdad en muchas ocasiones… - parece fijarse detenidamente en la torre, haciendo un poco de visera con la mano – Quizás deberíamos dar un pequeño rodeo para acercarnos hasta la torre, aunque hay poco donde ocultarse para acercarse a ella… Desde aquí puedo divisar que está habitada… alguna figura oscura se mueve por allí, aunque puede ser tan solo un juego de las sombras… Uhm… quizás pudiera pedir a los espíritus del viento y al Dios Sol que oculte nuestra presencia a los ojos… aunque no me siento demasiado seguro de usar magia dado mi reciente fracaso… seguramente sus defensas mágicas sean más fuertes y corruptas aquí…

Osorio contempla a sus compañeros aún algo azorado.

-En cualquier caso, aproximarnos de día y campo traviesa hacia la torre hará que seamos vistos. Más allá de mis nimias habilidades mágicas ya sabéis que sólo cuento con ciertas destrezas sociales que serán inútiles en el día de hoy... a menos que consideréis una buena idea que llame a la puerta fingiendo ser una vendedora de lana. -Se sorprende de sus propias palabras y algo embarullado prosigue:

-Sea como fuere, quizá necesitemos o una distracción, y entonces deberíamos dividirnos en grupos o enviar un señuelo para conocer la reacción de los de la torre (y no quiera Yahvé que sea lanzarnos un rayo), o un camuflaje, y entonces deberíamos decidir si este será de índole natural o sobrenatural.

-En tal caso seríais la mujer barbuda querido Osorio- respondo burlonamente al cómico mientras mi mirada sigue fija en la torre que se alza frente a nosotros, todavía a muchos metros de distancia aunque con el uso de un catalejo o cachivaches mágicos sería posible detectarnos, sin duda.

Reflexiono sobre las ideas de Luis, esta vez más serias y menos descabelladas que las bromas e ironías que acostumbra a mezclar entre sus frases, y a pesar de mis temores me siento de los más decidida. O quizá sea precisamente por ello, no puedo quedarme quieta esperando o pensando.

-El Señor no querría eso, no ayudaría nunca a magos oscuros como ellos. Pero a nosotros sí- digo esto último con total convencimiento, la mayoría ya me han visto convocar al rayo celestial salvando nuestras vidas con llamativo éxito.
Miro entonces a Alonso, fugazmente, me detengo más segundos en los rostros de los que han sido mis compañeros de desventuras durante más tiempo. Incluso durante escasos tiempos de paz...

-Yo seré el señuelo- acabo sentenciando, deseando fervientemente que no surjan las molestas ofensas al honor por el hecho de que una mujer quiera tomar la inicitiva y arriesgarse. Ya hemos perdido suficiente tiempo... así que continúo andando, esta vez sola.

Patricia comienza a subir la pedregosa cuesta sola, a pesar de la lentitud con la que puede subirla en poco tiempo la veis lejos de vosotros.

Alonso resopla un poco al comentario de Patricia sobre "Dios".

- Ellos también tienen su Dios o dioses, Patricia, aunque vos los llaméis Demonios. Deberíamos confiar más en nuestras capacidades que en un duelo de dioses. A Dios rogando y con el mazo dando…

La ve encaminarse hacia la torre, mira a los otros dos, encogiéndose de hombros. Si ellos no la detienen confiarán en ella y sus capacidades, ya que la conocen mejor que él.

- ¿Y ahora? Lo siento, estoy más acostumbrado a emboscadas y asaltar barcos que a asaltar torres…

Te acercas titubeante a la cima, no puedes evitar sentir un escalofrío al pensar en Txetxu y sus misteriosos (y oscuros) aliados. Quizá ir como señuelo no fuera tan buena idea.

La pendiente cuesta de subir, con el agravante que está llena de cantos duros que lastiman la planta de tus pies en la subida al no tener un calzado grueso. Puede que llevar botas de cuero no sea algo propio de una damisela, pero esperas comprarte o conseguir un buen par después de esto.

Al cabo de un rato te plantas delante de la torre. A esta distancia parece desvencijada y maltrecha. Parece que te han visto, te reciben dos personajes vestidos con habito negro, uno de ellos porta una ballesta y te apunta mientras te acercas, el otro puedes verle la barbuda cara, relamiéndose mientras te acercas.

-¿¡Alto quien va!?- Dice el de la ballesta que parece el más atento.

Aprieto los dientes y me muerdo un poco los labios, soportando los cortes incómodos de las piedras afiladas en las plantas de mis pies, efectuando un gran esfuerzo para no girar la cabeza en la dirección donde dejé al resto de compañeros. Sólo espero que actúen con rapidez y mi despiste inicial les ayude a entrar en la torre, aunque admito que tengo toda la carne de gallina.

Observo la torre compungida, teniendo bastante claro cómo llamar la atención de los que moran en su interior, pero ni siquiera eso es necesario, dos tipos salen a "recibirme" y me pregunto cuántos más puede haber dentro. Espero que no demasiados.

-Soy una de las Elegidas, cómo Maçueles. Vengo a hablar con él- mi tono es más distante y sobretodo autoritario de lo habitual, al menos eso procuro simular, lo cuál se me da un poco mejor después de las clases aceleradas recibidas por Luis meses atrás cuando tuve que afiliarme a su pequeña compañía de "artistas".
-¿Osas desafiar mi autoridad?- pregunto cómo si fuera el mayor agravio del mundo, observando con fijeza al hombre que me apunta sin parpadear apenas mientras el cielo me acompaña, oscureciéndose y encapotándose con algún que otro trueno apagado. No confío mucho en mis dotes como actriz pero... puedo ejercer una prueba física de mi poder.

Aunque Patricia se concentra apenas sale nada.

Los dos tipos se miran extrañados antes de mirar a Patricia, parece que la toman por loca.

-Debe ser una vagabunda chiflada.- Dice sonriendo ampliamente, relamiendose, el tipo barbudo.

-¿Y como que conoce a Maçueles?-Dice el de la ballesta con un tono duro e inmisericorde.

-No lo se, métela en la jaula con los otros. Cuando vuelva Maçueles ya hablaran con ella.-

El tipo de la ballesta comienza a empujarte con la ballesta para que te metas en la torre. Parece muy dispuesto a ensartarte con un virote si haces el idiota.