Partida Rol por web

El sargento se apresura a responder:

Sus ordenes son solo asegurar el perímetro inmediato y proteger el descenso del resto del pelotón, no deben alejarse.

E inmediatamente comienza a ordenar al resto de sus hombres que comiencen a bajar.

Vosotros primero, dice señalando a los desdichados que estaban cerca de el cabo, asegurese de que se pongan a cubierto esta vez, dicho esto se aleja de allí dando ordenes a otro grupo de soldados

¡Eh! holgazanes......

Los soldados comienzan a bajar poco a poco, y ya con el último de los pelotones el sargento debe de bajar, si no quiere quedarse ahí arriba para siempre

Mirando como van alejándose las tropas comienzo a preguntarme si realmente fue sabio intentar alistarme en esto para uír de los que me perseguían... Durante un rato me quedo mirando las naves vacías que dejamos atrás, planteándome si podría conseguir escapar en una de ellas o tendrían sistema de rastreo...

Solo quedaban ya los francotiradores, y un grupo de sombras volando en la lejanía me quitó las ganas de permanecer aquí, En cuanto llegue abajo descended ordené a los tiradores, me enganché a los arneses, y muy lentamente, y agarrandome a todo lo que tenía a mano, fui descendiendo poco a poco

Tomás espera a que el sargento baje para dar paso al resto de tiradores de la retaguardia. Poco a poco se va quedando solo, sacrificandose como buen soldado y quedando expuesto cuando agarra el arnés y comienza su descenso. No obstante comprueba concienzudamente que las cuerdas esten bien aseguradas y con buena sujección.

- Soy el último, señor.- Le dice al sargento cuando pisa tierra.

Magdaleno esperó a que llegase el resto del pelotón mientras intentaba escuchar cualquier ruido proveniente de la vegetación con el rifle cargado. No se encontraba en condiciones para sufrir otra emboscada y entablar combate de nuevo, la próxima herida podría ser la última.

Todos descendéis finalmente sin ningún problema, salvo algunas bajas del pelotón por patosos. No todo el mundo se salvaba en esta guerra y era muy probable que murieran la mitad de los que participaban, así que podían disfrutar de estar llegando lejos.

Un enorme bosque se presentaba ante los soldados, era precioso a la vez que salvaje, no se podría describir con una sola palabra, pues eran emociones encontradas lo que sentían los soldados al ver semejante exceso de naturaleza.

La paz pronto fue arrebatada por el segundo grupo, al mando del sargento Anthony Stealson

.- Hombre, sargento Frank, ¡Cuánto tiempo sin verte! Pensé que estabas muerto.- dijo tras una palmada en el hombro.- Mis hombres están justo allí.- dijo señalando unos metros atrás.- Demuestre que es capaz de cubrirnos lo suficiente como para petar a estos cabrones.- dijo en un tono desafiante, sacando un aparato del bolsillo.- Cada uno de mis hombres tiene un aparato como éste, al ponerlo atraerá a los dinosaurios de la madriguera. Cuando comiencen a salir os encargaréis de ellos mientras nosotros entramos por la retaguardia a encargarnos del pez gordo.

Sargento Stealson exclamé, pequeño cabrón los hombres muchas veces se insultan como muestra de cariño... éste no es el caso, afortunadamente mi contrincante no lo sabe ¿Otra vez buscando una forma fácil de esquivar todo el combate y llevarte toda la gloria? Ni jarto de vino me metía yo ahí dentro Adelante pues, mis hombres se llevarán toda la diversión.

Me giro buscando Rendor. Cabo, ya ha oido a este cabronazo prepare a sus hombres para cubrir el avance de las tropas. Forme un grupo de retaguardia y uno de choque, no dejemos esta vez que los nativos lleguen a nuestros tiradores

El descenso contra mi pronóstico personal salió exitoso, una oportunidad más que propicia para darnos un excelente golpe que el enemigo dejó pasar. Quizás ambos estábamos tan ocupados en lamernos las heridas y en eso está la respuesta de esta tregua. Ya con todo el personal restante en tierra un bosque se abrió a nuestros ojos lleno de verde y mucha vida, quizás demasiada para nuestra seguridad.

Alguien llegó para cortar mis pensamientos, un conocido del Sargento que proponía algo de servir de cobertura. Hacer el trabajo sucio no me parecía mal trato teniendo en cuenta de que liquidaríamos más saurios, aunque había que hacerlo bien. - Si Sargento. - Le respondo a Bug y miro las armas de mis compañeros. - Rojo y Falsworth conmigo, ustedes cinco también. -  Les dije a un grupo ocioso de soldados. - García ve atrás escoltando al Sargento y llévate esos tres que parecen haberse mimetizado con las plantas. - Tomando de referencia el lugar marcado por el Cabo del otro grupo marqué el primer punto de parada para el grupo que estaría a distancia corta alineando a los que iban llegando. - Tu aquí, tu al lado, ustedes del otro lado para un mejor fuego cruzado. - Después avancé más hasta donde estaba ya el Sargento esperando, me parecía muy lejos de la acción pero viendo el arma de García y la puntería del Sargento sería lo mejor, obviamente esto último era algo que nunca se lo diría.

Descendimos sin problemas, aunque no todos pudieron decir lo mismo, al llegar recogí algo de munición de los que se habían roto la cabeza contra las rocas.

Suspirando avancé con el resto de la unidad para encontrarnos con el Sargento Stealson.

Su plan parecía ser algo suicida pero no podía desobedecer ordenes o si, pero no era un momento dónde eso podía resultar.

Ante las órdenes del teniente asentí.

-Señor, si señor!- dije corriendo y colocándome al lado del cabo, con el arma al frente.

Sólo nos falta enseñar un poco de muslo para que esos saurios les entre más hambre. Pensaba Rojo para sus adentros mientras escucha el plan de Stealson.

Tampoco le da tiempo a pensar mucho más. Agarra fuerte el fusil y se acerca a varios pasos de distancia de Rendor a la par que realiza un gesto afirmativo con la cabeza. Entre la arboleda y el cañón no hay mucho espacio para retiradas, asi que más valía tener mejor puntería que en el aterrizaje.

- En posición, señor.

Ahí se acercan esos malditos cabrones me sobresalté cuando una sombra cruzó el horizonte, solo para descubrir que era una hoja que caía de un árbol cercano. 

Ahí están esta vez el susto me lo dio el cabo tendré que hablar seriamente con el más adelante...

Cualquiera podría pensar que debería relajarme, que ese estado de tensión no es bueno, sin embargo es gracias a el que, cuando "por fin" aparecieron los bichos, los vi a suficiente distancia.

Atención, se acerca el enemigo, formad 2 filas, ¡FUEGO A DISCRECIÓN! Grité mientras yo mismo abría fuego disparando al aire para animar a las tropas

Magdaleno toma se posiciona en un lugar en que pueda sacar el máximo partido a su rifle de postas. La distancia le beneficiaba y a la vez, le aseguraba cobertura para poder protegerse de los ataques de sus enemigos hasta que pudiese recuperarse físicamente.

Necesitaba estrenarse en combate. Se dispuso a cumplir la orden de su sargento con presteza. No podía fallar. Contuvo la respiración, apuntó y disparó una ráfaga sobre los dinosaurios. No falló. Una puñado de ellos cayeron abatidos ante la salva mortal. Respiró aliviado, ya no sería nunca más la vergüenza de su regimiento.

Al escuchar la orden del sargento y tener el blanco en frente me arrodillé al costado del cabo y afirmando el rifle contra el hombro comencé a disparar.

Como siempre el Sargento sabe como alentar a las tropas disparando al aire todo el tiempo, aunque sigo sospechando que puede tener algo de Parkinson, algo que jamás me atrevería a decírselo porque sería decirle anciano y todavía debería poder darme una buena paliza si lo ofendo. Los fuegos comienzan a salir de las distintas armas pero me toca esperar porque mi arma es de las que dan mejor espectáculo cuando se tiene la fiesta más cerca. Acaricio el gatillo y me afirmo para ver que es lo que nos deparan los bichos cuando se acerquen un poco más.