Partida Rol por web

4 de octubre, 12:15 de la mañana

Aquello no sentó bien a la tejana que no entendía qué estaba haciendo mal. Estaba gusto con él, se divertían y no había malos rollos entre ellos y de repente él la echaba de su lado sin importarle el daño que pudiera hacerla. Pues si es lo que quería, lo último que iba a hacer ella era presionarle. De repente el chocolate que se había tomado le sabió muy amargo y solo tenía ganas de salir de ahí lo más rápido posible.

- Está bien, como quieras- dijo levantándose y dejando el móvil de nuevo en la mesilla con la caja de bombones- me alegro que estés bien, cuidate.- Dijo sin más marchándose por la puera de forma precipitada porque sabía que estaba a punto de llorar de nuevo pero no quería que él lo viera.

Una duchita fría era lo que necesitaba. Meter las “dos” cabezas bajo el agua y que el frescor le aclarase las ideas.

¿Le habría comido la boca a Maddie? Sí. ¿Se la habría comido entera, junto con la caja de bombones? También. Pero tenía que pararse a pensar… No podía actuar impulsivamente.

Melly Laurens había sido la última con la que había follado en la cena de navidad, tirándosela en la lavandería de la casa de su primo. Había sido un aquí te pillo, aquí te mato, no la conocía de nada.

Y tenía la impresión de que con la tejana iba a estar siempre con el tira y afloja, hasta que resolvieran lo de su tensión sexual latente. ¿Pero luego? Henry no tenía claro lo que quería tampoco.

Le iba a decir a Maddie que lo sentía, antes de que se fuera, pero la dejó marchar para no liarla más.

4 de octubre, 12 de la mañana

Caminaba pensando en mis cosas y miré la hora. La ronda de observación de pacientes en planta ya había terminado, pero esto era urgencias, así que aquí solo se paraba cuando realmente no había trabajo. De pronto sentí a alguien que me alcanzaba y se ponía a mi lado. No tuve ni que mirar. - ¿Qué ocurre, doctora? ¿No ha tenido suficiente con Henry? Que sepa que noté el olor a fritanga, pero es su cuerpo... además, no entiendo que por un día ingresado no se coma lo que le ponen. Es solo un día.

No añadí nada a la parte de quien se lo suministró y quien no. Eso que quedase en la conciencia de cada uno. - Vuelvo a urgencias. Siguen necesitando médicos para ver como se encuentran los ingresados menos afortunados que quedaron en las habitaciones comunes de urgencias y ver a los nuevos ingresados, a ver si hay algún caso interesante para mí. - Solté dejando claro que a Henry le hice un enorme favor subiéndole a planta... o una putada.

Lo que no sabía era lo que le iba a costar la broma, dado que no estaba de servicio, era un civil en aquel momento y no lo cubría el seguro del hospital, sino el suyo. Así que al final, cuando le llegase la factura por todo, querría matarme. Menos mal que le quité el tac y le dejé la RM solamente.

- Debí dejarle el tac también. - Me dijo mi pequeño yo malo y sonreí levemente.

- Creo que ando más cómodo en urgencias... hasta que empiecen con los resfriados que estaré más cómodo y seguro en mi consulta, porque todos irán a urgencias a ver que les pasa, sabiendo lo que tienen... todos los años lo mismo... - Dije llamando al ascensor para descender a la planta de urgencias a ver como estaba todo.

4 de octubre, 12 de la mañana

- ¿Henry? Ha venido Maddie a visitarlo, le traía bombones - solté como si fuera algo más que una simple visita. Sonreí tratando de aguantarme alargar el comentario y justificar mi teoría. De hecho improvisé cambiando de tema - el móvil, deberían de habérselo quitado. Con un móvil haces de todo, ¿No sabe usted que durante una intervención de rodilla - había sido un caso muy sonado de un hospital de Baltimore, todas las televisiones lo llevaron a debate - estando el paciente consciente pidió entretenerse con el móvil y a mitad de operación acabó llegándole una hamburguesa doble con patatas? Y no, no acabó comiéndosela. Creo a partir de aquello prohibieron los móviles en urgencias.

Traté de colar que las fritangas habían sido culpa de Henry, en realidad así había sido, sólo que yo se las había llevado y no había sido mediante un encargo a un repartidor. Pero bueno, ya había eliminado todo tipo de rastro o huella del caso, y tan sólo quedaba el olor que seguramente, sería repercutiese a visitas posteriores porque quién le lleva bombones, del mismo modo le podría llevar cualquier cosa.

- Le acompaño - en ese momento, me llamaron al móvil. Lo descolgué para ver qué querían - Sí, claro. ¿Te ocupas tú? Hay que organizarlo todo, los turnos, ya sabes. Voy a pasarme a firmar para hacerlo efectivo.

Seguí avanzando mientras hablaba por el teléfono, para cuando llegamos al ascensor ya había terminado llamada - ya lo sabe, tengo que ir por las escaleras. ¿A Urgencias, no? Creo que a partir de ahora nos vamos a ver más a menudo. 

Se abrió el ascensor e iba petado de gente, además iba para arriba. Gregor tendría que esperar a que se vaciara, llamar al otro o recorrer todo el pasillo para probar suerte en los del fondo. Por suerte él era un atleta, un abusón de la maratón - Va a tener que esperar - pulsé para que bajara el ascensor de al lado, estaba dos pisos por arriba - ¿A que llego a Urgencias yo antes, apostamos? Una cena, quien pierda, cocina - fui directa hacia las escaleras. Iba a hacer la trampa de llamarlo en la siguiente planta para que tuviera que detenerse allí y así ganar tiempo para vencer en la apuesta. 

4 de octubre, 12 de la mañana

- ¿Maddie? ¿La paramédico? - Pregunté sorprendido al tiempo que me preguntaba a mí mismo si le hizo el mismo interrogatorio a Henry que a mí, indagando y llegando a meter el dedo donde más dolía mientras veía el poco interés romántico que tenía ella por mí. Suspiré sabiendo que todo iba para él.

- La conocí anoche en un bar, fue todo muy... raro. Si es amiga tuya mejor que te lo cuente ella que yo me perdí la primera parte. - En ese momento me explicó lo de un caso en no se donde e iba dejando excusas por doquier. - Vale, se la llevaste tú. De no ser así no me hubieses dado tantas explicaciones. Ya te dije que  no era asunto mío y problema suyo. No soy tu jefe, no te voy a regañar por eso. Pero si lo fuese créeme que te regañaría por llevar comida de ese tipo a uno de  mis pacientes y por supuesto, serías castigada con el peor trabajo que le pudiese dar a un médico en ese momento. - Dejé muy claro y a la vista de que no era tonto aunque me lo hiciese.

- ¿Nos vamos a ver más a menudo? ¿Acaso voy a ser su jefe? - Bromeé sin saber aún lo que le habían hecho. Shelby me recordó lo de las escaleras y al ver es ascensor como iba de gente pensé en dejarme rodar por ellas. - Bajo, no subo. - Y volví a pulsar al otro al botón correspondiente.

- Oye... bajar por las escaleras es más rápido y menos cansado que subir. - Me quejé, pero era la primera apuesta que me interesaba perder en mi vida. Hacía mucho de las clases de cocina y que no lo hacía para alguien, así que me vendría bien perder... pero mi instinto de macho alfa que tiene que ganar, estaba ahí, tocando las narices.

Shelby se fue directa a las escaleras y me quedé esperando como un idiota el otro ascensor. Como estuviese hasta arriba, capaz era de bajar por el montacargas. - Si es que debí ir a los ascensores de uso único de los trabajadores del hospital.

10 de octubre, 10:15

Sala de descanso de Urgencias

Se había formado una pequeña reunión en la sala de descanso con la mayoría de los enfermeros y médicos que tenían turno en urgencias. Todos alrededor de la televisión que se encontraba en la sala mientras escuchaban el famoso discurso del alcalde, algunos hablaban en alto criticando lo que mencionaba el alcalde, otros escuchaban sin entrar o comentar nada al respecto y por otro lado, había quien pasaba por ahí a coger algo para comer o tomarse un café e irse.

Mientras el discurso seguía sonando, entró la jefa de urgencias, la Dra. Mills y se apoyó en la pared al lado de la puerta mientras veía a la gran parte de su plantilla viendo el discurso. Parecía que aquella mañana estaba siendo tranquila en urgencias y se encargaba de entrar y salir y para asegurarse de que todo estuviera en orden.- Lo siento pero necesito que salgáis un momento...- señalé a McDuncan y a Darcy para que se acercaran.- Doctor McDuncan por favor vaya a revisar al paciente del Box 4.- me dirigí al enfermero Darcy.- Enfermero Darcy, necesito que se encargue de limpiar la herida del paciente del Box 2, tiene un problema tópico...

No pude terminar la frase cuando los móviles de los presentes comenzaron a sonar y también de todos los que estaban en urgencias. Salí de la sala de descanso a la sala de urgencias esperando encontrar una respuesta pero acabé cayendo al suelo por que todo el edificio comenzó a temblar.

10 de octubre, 10:15

Sala de descanso de Urgencias

El día estaba siendo realmente aburrido y tan solo llevaba unas pocas horas de turno. Para un sitio donde me gustaba estar y no había gran cosa que hacer. Cansado y sin poder subir a mi despacho a pegar una cabezada porque la jefa estaba por allí, entré a la sala de descanso para tomarme un café. Allí andaban varios facultativos viendo al pimpollo que tenían por alcalde dar su bonito discurso.

No me molesté en saludar, solo le di los buenos días a Cristy por lo bajo al pasar a su lado. Vi a Shelby entre los demás, pero después de su comportamiento y el de su amiga la tarde anterior no estaba muy seguro si desearla que le cayese un mojón más grande que aquella sala o que ardiese en el infierno junto a Maddie. Pero no tuve ni tiempo para llegar a la cafetera, Mills me reclamó junto con Darcy.

No tardé en llegar a la puerta. El baño de agua me alivió mucho el dolor de la pierna y la sobredosis de pastillas el del pecho y la pierna también, pero las puñaladas traperas aún dolían y la de Maddie más. Encima que ni la contesté, el malo era yo.

- Box 4. - Dije mirando a la mujer a los ojos, casi como quien dice "recibido" y salí al pasillo de camino a urgencias. De golpe me vibró el móvil, pero no le hice ni caso. Lo siguiente fue el edificio el que empezó a temblar. - ¿Todo esto por no mirar el móvil? Alguien se pasa ya.

El terremoto, porque no era otra cosa, me hizo perder el equilibrio. Una cosa era poder hacer algunas cosas sin bastón y otras aguantar una sacudida como aquella. Me arrastré por decirlo de alguna manera al mueble de recepción y me metí debajo. No era el único al que se le había ocurrido la idea pero al menos había sitio para mí y mi bastón.

Apareció por allí para hacerse un café, ya que la máquina de su planta se había estropeado. La dichosa máquina de cafés que eran un asco, pero que venían bien para aguantar la mañana.

Se había concentrado un grupo de gente para mirar las noticias de la tele, ya que hablaba el alcalde. Al enfermero no le interesaba mucho todo aquello, pero aún así miró al tío que se parecía mucho a Leonardo DiCaprio, salvando las distancias, y lo observó mover la boca. A-ah-ah. Bla-bla-bla.

Mucha medallita, mucha historia, a ver si era verdad que cumplían lo que estaban prometiendo a la gente… Pasados esos minutos de cortesía del inglés hacia el gobierno de la ciudad, volvió a centrarse en el café que tenía entre las manos, y escuchó que la jefa Mills se acercaba, dándole instrucciones a él y Gregor. Asintió para tomarse su café enseguida y asistir al paciente del box 2, cuando su móvil vibró en su bolsillo y de repente una fuerte sacudida los pilló de sorpresa.

El café se derramó en el suelo, con suerte de no quemar a nadie. En ese momento pensó en sus retoños, en como estarían, pero tenía que ponerse a salvo enseguida antes de echar a conducir hacia la escuela.

Vio que la jefa de urgencias se cayó al suelo, y tratando de mantener el equilibrio se acercó para ayudarla. -Levanta Mills, como te quedes aquí, a techo descubierto, puede pasar algo malo. Hay que buscar una mesa. – en Japón recomendaban a los niños esconderse bajo las mesas. -O una camilla... - eso también podría servir. 

10 de octubre, 10:15

Sala de descanso de Urgencias

Me encontraba viendo por televisión el discurso del alcalde. Había sido una suerte que regresara al hospital sino me habrían desplazado para cubrir aquel acto. Aunque igual, después de lo del accidente, quién sabe, igual podía estar en otro lugar de la ciudad. De todas formas, estar en aquella sala suponía una ventaja, primeramente no tenía que aguantar el discurso completo, me estaba tomando un vaso de agua y eso era lo que iba a durar allí.

Vi entrar al doctor Gregor, cojeando visiblemente. Lo saludé con la mirada, desde el encuentro en la cafetería ayer no habíamos vuelto a coincidir. También estaban Cristy, Darcy y otros allí mirando la pantalla - menudo bodrio. A mí estos discursos... - odiaba el protocolo, un discurso, unas medallas, choque de manos y fotografías - postureo - todo eran actos de cara a la galería. El alcalde prometiendo cosas a futuro, así cualquiera.

Comí un sandwich de la máquina y ya me disponía a volver al tajo cuando el suelo empezó a temblar. No sólo, también lo hacía toda la estructura - ¡¡terremoto, terremoto!! 

Hice gestos ostentosos al resto para que se alejaran de las zonas de conflicto en aquella sala, esto era, estar cerca de objetos que al caerse nos pudieran golpear. Como por ejemplo la pantalla de televisión, las luces del techo, los muebles. Pero no sólo era peligroso lo que hubiera sobre nuestras cabezas y que nos pudiera caer encima, el mismo suelo podía convertirse en una auténtica trampa si no soportaba la vibración y cedía. Aunque el edificio debería de ser capaz de soportar el terremoto, era una construcción moderna y esperaba que fuera construido con materiales resistentes y también bajo la previsión de estos fenómenos naturales.

Nunca te preparaban lo suficiente para este tipo de catástrofes, los simulacros solían ser de incendios. Aunque para las medidas de prevención y desalojo, todo era útil y funcional. Comprobaríamos ahora si la teoría se ajustaba a la práctica.

- ¡Poneros a cubierto! - los terremotos eran como los bombardeos, las consecuencias eran parecidas - ¡Debajo de las mesas, rápido! - traté de ayudar en aquella sala a quien parecía tener más problemas, tratando de colocarnos todos bajo las distintas mesas que allí había.

A Cristy no le podía interesar menos la política así que no estaba en la sala de descanso de urgencias, en su lugar había aprovechado que hoy no tenía mucho lio para ir a flirtear con las enfermeras del puesto de control, siempre les llevaba chucherias o chocolatinas de la máquina, o alguna foto de su epoca de jugadora de hockey en Toronto para hablar de algún tema. Ellas reían y, por educación le seguían las bromas, a otras, por contra, Cristine les interesaba realmente y se notaba en el rubor de sus mejillas cuando las miraba o en la forma en que postergaban sus tareas en estos momentos casi ritualisticos en que la cirujana se paseaba.

-Vale Helen entonces...una bolsa de gominolas para ti y una tableta de Toblerone pars tu amiga ¿Si? Venga, en seguida vuelvo, si total, no tengo nada que hacer ahora...- termina la conversación y se va alejando del puesto en dirección a la sala de descanso de Urgencias, donde había unas máquinas dispuestas específicamente para los sanitarios de guardia.

Al girar la esquina y, antes de ser consciente del temblor de tierra vio como Mills caía al suelo en mitad del pasillo que llevaba a la sala de Urgencias y Levine dio un paso para auxiliarla pero ella misma tuvo que agarrarse a una de las molduras de la pared para no perder del todo el equilibrio.

Oyó como Shelby vociferaba "terremoto, terremoto" y entonces su mente conectó toda la secuencia, cubriéndose por instinto la cabeza con el brazo mientras avanzaba en cuclillas hasta la jefa de Urgencias al mismo tiempo que Darcy llegaba hasta ellas.

-Ayúdame con ella Henry, es posible que se haya golpeado en la cabeza, ha sido una mala caida.- le dice con urgencia mientras cogia de un brazo a la doctora y con ayuda de su colega, buscaban una mesa o algo donde refugiarse.

10 de octubre, 10:20

Sala de urgencias

No sé lo que duró aquello, pero no paré de escuchar caer cosas todo el tiempo. De hecho creí que el mueble de recepción no aguantaría y cedería. Pero tuvimos suerte. Cuando aquello paró miré a los que estaban conmigo un momento.

- Vale, se nos acabó la siesta. Si alguno tiene alguna herida sangrante que espere a que se le revise. Los sanitarios tienen preferencia porque tenemos que estar todos en el campo de juego. - Fuimos saliendo con mi pequeño discurso y alguien me golpeó en la pierna, justamente donde más me dolía y tuve que guardar silencio para no gritar y mantener la calma.

La doctora, que venía detrás mío no estaba, así que saqué mi don de liderazgo.

- Todos con guantes de latex y mascarillas. El polvo es un asco. - Dije mientras me levantaba cagándome de dolor. - Hay que prepararse para que esto se colapse, así que revisad a los ingresados, colocad las máquinas y mirar si hay luz o si han saltado los plomos. - Descolgué el teléfono. - Por ahora estamos sin línea telefónica. Hay que organizar esto rápido por lo que pueda venir. ¿Algún novato en enfermería?

Un joven levantó la mano, tembloroso. - Vale, estas son las hojas de admisión, ve a la puerta y cuando venga alguien le coges los datos y se lo pasas a uno de tus compañeros. - Me estaba costando un horror mantener el humor a ralla. El malo, claro. El bueno ya no existía con aquel dolor. Era tanto, que a parte de tomarme un par de vicodinas, cogí una silla de ruedas para poder moverme mejor y aliviar el dolor.

10 de octubre, 10:20

Sala de urgencias

- ¡Si alguien me necesita estoy en el box cuatro! - Se me escuchó gritar en la sala de urgencias y si alguien me vio moverme, iba con el bastón sí, pero moviéndome en una silla de de ruedas.

Mientras, el resto de facultativos de medicina, corrían a distintos box, salvo que uno que fue con carpeta y boli a la entrada de urgencias. Había mucho que hacer antes de que eso pareciese de nuevo el mismo lugar.

10 de octubre, 10:20

Sala de descanso de urgencias

Allí, bajo la mesa, conté los segundos que tardaba el seísmo en detenerse - ¡15 segundos, madre mía! - había sido fuerte, pero lo peor de todo era suponer el daño que habría provocado aquel temblor. Miré a los presentes, quienes habíamos quedado en la sala de urgencias, no parecía que hubiera heridos graves. El suelo no se había hundido y las paredes parecían firmes, pero de igual modo algunas baldosas se habían levantado y una grieta había surgido cerca de la ventana, aún así habíamos tenido suerte porque los daños podrían haber sido mucho más graves, comprometiendo la estabilidad de aquella planta. 

Me levanté y me dirigí al pasillo, abrí la puerta con dificultad - ¿Estáis bien? ¿Algún herido? - antes habían salido por aquella puerta la jefa, Darcy y el doctor Gregor, momentos antes de que todo empezase a temblar. Avancé por el pasillo, totalmente desconchado, aunque me detuve a mirar por una de las ventanas, la ciudad seguía allí aunque se podía ver humo a lo lejos y varios edificios de oficinas habían sufrido bastantes daños, aunque aún era pronto, seguro que tardaría poco en escucharse sirenas de ambulancias, bomberos y de todo tipo de vehículos de emergencias.

- Ha sido fuerte, 15 segundos he contado - no tenía mucha experiencia en terremotos, pero sabía que a veces se producían réplicas, por eso, era importante evacuar a quienes estuvieran en un lugar expuesto. Me acerqué a los ascensores, no se abrían. Di unos golpes en las puertas por si se escuchaba hablar a alguien al otro lado - ¿¡Alguien ahí!? ¿¡En qué piso estáis!? - Los ascensores constituían un problema con ese tipo de fenómenos, atrapando a la gente en su interior. Resultó que sí, había gente al otro lado, pero no tenía forma de abrir la puerta, los interruptores no funcionaban, además no estaban a nivel de la puerta sino que el ascensor estaba varios metros por encima - ¿Algún herido? Clicad el botón de servicio técnico, seguro que hay un panel para comunicar con averías - iba a ser complicado que los rescatasen pronto, pero al menos figuraría el aviso en la empresa que los revisaba.

No era mecánica, ni tenía instrumental para solucionar ese tipo de problemas, así que me centré en lo que sabía hacer - vamos a organizarnos, seguro que nos envían heridos - íbamos a recibir a muchos afectados por el terremoto, sin duda. Pero es que además habría que revisar la situación de los propios pacientes que tenía el hospital. 

- Cuidado porque pueden darse réplicas - habría que extremar las precauciones, habíamos librado el primer golpe, o eso parecía. Ahora se trataba de prevenir más daños y atender a los heridos.

Fallaba la luz, por suerte el edificio era bastante nuevo, así que, era probable que el generador de emergencia empezase a funcionar. Aunque igual se reponía en unos momentos. Me encontraba en el pasillo, cerca tanto de los box de urgencias como de la sala de descanso. Me acerqué a la posición donde se encontraba la jefa y Cristy, la cirujana - ¿Estáis bien?

10 de octubre, 10:20

Sala de descanso de urgencias

El golpe contra el suelo me desorientó unos segundos pero tuve la suerte de que Henry me ayudara a incorporarme en ese instante una placa de yeso cayó justo donde había caído y me quedé mirándola pensando en que hubiera pasado si me hubiera quedado allí. Nos arrastramos hasta una de las mesas de la zona de control de enfermería mientras esperamos que aquellos temblores pararan.

Se cayeron algunas placas del techo y luces y se agrietaron algunas paredes pero gracias a las últimas reformas parecía que el edificio aguantaba incluso un temblor así. Después de que el temblor cesara, una humareda de polvo cubría urgencias y la luz se había ido, busqué en mi bolsillo el móvil.- No hay señal...- susurré para mi misma pero al menos podía usar la linterna. Me incorporé primero lentamente asegurándome de que ya había pasado lo peor. Le tendí una mano a mis salvadores.- Gracias, ¿estás bien, Henry?¿Cristine? - pregunté mientras aprovechaba para echar un ojo por si tenían alguna herida que examinar.

Miré a mi alrededor examinando la situación viendo que algunos ya se habían movido para atender a los compañeros y pacientes.- ¡TODOS QUIETOS! - grité. No estaba acostumbrada a gritar pero ahora mismo reinaba el caos en la sala y era la única que podía tener orden. Por suerte los monitores que controlaban a los pacientes seguían funcionando con baterías hasta que se restara la luz. Me quedé varios segundos ahí parada con los brazos en alto mientras pensaba como organizar hasta que mi mente se despejó.- ¡Escuchad todos! Vamos a comenzar a hacer triaje para identificar a los pacientes más graves, por favor Dr. McDuncan por favor céntrese en revisar a los pacientes y clasificarlos para saber quienes son los más graves y a quienes hará falta que se les traslade de urgencias...- aunque aún no sabía como estaba todo ahí fuera teníamos que hacer lo que hiciera a falta.- ...sé que los nuestros son más importante por lo que nos encargaremos usted y yo de examinar a todos mientras qué tan grave son los daños.

Me llevé una mano a la cabeza cuando giré hacia otro lado para seguir dando indicaciones y me mareé. No era de extrañar pues parecía tener una pequeña brecha seguramente me había dado un golpe cuando caí antes al suelo. Respiré hondo y cerré los ojos con fuerza para despejar el mareo y poder seguir.- Bien, Henry y Shelby por favor, ¿podéis ayudarme a revisar que nos queda para poder trabajar? Por favor revisar si tenemos material suficiente y ayudad a quien lo necesite. Shelby por favor, en cuanto termines con eso, échale un cable a McDuncan con la examinación de pacientes- dije mientras les indicaba los armarios centrarles y revisaban el resto de máquinas.

Fui hasta uno de los cajones con los materiales de trauma saqué unas gasas y los llevé a mi cabeza para parar el sangrado mientras veía quienes seguían en pie y con disponibilidad de trabajar.- Cristine por favor, eres una de las pocas cirujanas que tengo aquí ahora mismo, necesito que te encargues de los pacientes graves. Por favor en cuanto Henry y Shelby te aseguren con que material puedes trabajar, necesito que te pongas en los boxes 1 y 2 a tratar a los pacientes.- respiré hondo.- Sé que como cirujana no puedes dejar tu trabajo a medias pero te pido que por favor en esta ocasión solo hagas lo justo y necesario para salvar vidas y nada más.

Tengo que intentar ponerme en contacto con mantenimiento y averiguar si va a funcionar el motor de emergencia para tener luz o no podremos hacer nuestro trabajo correctamente.- fui hasta el teléfono de emergencias que estaba en un lado mientras marcaba diferentes números y poder contactar con alguien. Mientras con el teléfono satelital en el oído fui hasta nuestros empleados asegurándome de que estuvieran bien y evaluándolos.

10 de octubre, 10:20

Sala de descanso de urgencias

Con la adrenalina a tope y viendo como estaban repartidos los box, así como que la jefa envió al enfermero a ver al paciente en peor estado incluso que el mío, normal que me volviese a despistar y más con el dolor de pierna de aquel día. Dolor que se agravó gracias al golpe que recibí al salir de debajo de la recepción.

Tenía todo organizado en aquella zona, cuando la doctora Mills, tuvo que venir a estropearme la fiesta. Típico de las mujeres jefas, no era a la primera que me enfrentaba y al igual que anteriormente, acabaría desquiciándola. Pero ahora era el momento de dar un paso atrás y seguir sus instrucciones.

Si quería triaje, yo era la mejor opción para ello, salvo para mí mismo. Ni me había dado cuenta de que mi muslo sangraba, seguramente porque el golpe lo recibiría con un tacón, al igual que tenía sangre en mi pelo, pero como me dolía tanto la pierna pues ni me enteré de la brecha en la cabeza.

Me lancé rodando hacia el mostrador y cogí las tarjetas de triaje. Aquello iba a estar bien, muy bien.

Me moví al box 2, de trauma, al tipo se le cayó una plancha de escayola del techo, se le había desconectado la vía y el suelo era un charco de su sangre. Etiqueta negra del tirón.

- ¡Box dos exitus! - Exclamé para que se llevasen al cuerpo de allí. - ¡Y urge limpieza en ese box! - Luego pasé al cuatro, a ver al crítico. No sabía como había venido, pero estaba peor. - ¡Rojo en box cuatro! ¡Necesita al menos un médico y una enfermera!

Y eso era lo que teníamos importante en urgencias, así que me fui a recepción, pero a la entrada. Allí iba recibiendo la información que me facilitaban los pacientes, familiares o paramédicos que habían llegado, para poder ir guiando a cada uno a algún sitio. Llevaría como veinte minutos con dos exitus nada más llegar, otros dos que se nos quedaron en trauma, cuatro que subieron a quirófano una vez la crack de Cristy los estabilizó, algunos amarillos y como no, plagas de verdes, que iban a las salas de espera y las de curas, cuando alguien estuviese libre.

Tenía calor con aquella estúpida bata que ya era de cualquier color menos blanca por la cantidad de polvo que le había caído encima. Ese era otro de los motivos por los cuales odiaba esos guardapolvos, porque siempre estaban sucios. No veía la hora para que alguien me sustituyera un rato, hacer una meada y tomarme un refresco. Pero con Mills por allí taconeando como una loca para ver si había hecho bien mi triaje... ¿por qué no lo hacía ella si tanto dudaba del mío y me dejaba en la sala de curas leves para ir sacando a la basura a la calle lo antes posible?

A parte, sus instrucciones habían sido contradictorias desde el minuto uno, pero no iba a ser yo quien le dijese como hacer las cosas en urgencias. Al igual que si alguien ingresaba debía ser atendido allí y no derivado o expulsado por necesitar solo una tirita en una mierda de corte.

Ilesa, tan solo un poco confusa, Cristy no se movió para evitar males mayores hasta que no hubo localizado su teléfono y accionado la linterna, las luces de emergencia se habían prendido al punto del apagón, pero no era suficiente para vigilar las placas del techo que amenazaban con desprenderse.

-Cuidado con las replicas, echad el freno a las camas que no necesiten moverse.- aconseja, sacudiéndose el pelo para librarse del polvo y se limpió la cara para quitarse algo de yeso de los ojos. 

El generador se accionó y la luz regresó aunque con intermitencias, mientras Mills repartía tareas, Cristy chasqueó la lengua ante la orden pero la acataría, cerraría brechas y cortes tan rápido como pudiera aunque tuviera que alumbrarse con el móvil pero le iban a faltar manos para lo que habría de heridos en el hospital, máxime cuando empezasen a llegar los heridos del resto de la ciudad.

-Cuente conmigo.- le dice mientras empieza a moverse, agarrando el primer carro de material que encontró, se lavó las manos apresuradamente con una botella de agua y se calzó los guantes, entrando directamente al box 1, donde el paciente se había asustado por el embite del terremoto y se le habían saltado los puntos de la rodilla, sangraba pero no mucho y gritaba como un gorrino en la matanza. No había tiempo para anestesiarle, Cristy vertió un buen chorro de lidocaína directamente en la sutura medio arrancada y, rezando para que lo de dentro estuviera bien, empezó a coser, Helen acudió en su ayuda y sujetó al paciente, que por suerte se quedó inconsciente por el dolor. Tardó poco en suturar, de aquella manera, la incisión, había hecho lo que había podido con la luz yendo y viniendo, cuando Tabitha viera lo que había hecho con su trabajo, la iba a matar, seguro.

-¡Box 1 estabilizado!- anuncia, sacándose los guantes ensangrentados a tiempo de que otra réplica sacudiera el pasillo, Cristy empujó a Helen al otro lado del pasillo a tiempo de evitar un fluorescente que se desprendió del techo, cayendo donde ambas caminaban. Afortunadamente lo pudieron evitar y entraron al box 4 donde ya había alguien ocupándose del paciente.- ¡Voy al tres con Helen, que alguien vea los críticos!- exclama, resignandose a no entrar en los que no pudiese atender inmediatamente.

El box tres estaba ocupado por un niño que se había roto el brazo jugando al hockey, un chaval de 11 años que lloraba llamando a su madre con una lámpara echa añicos clavada en las piernas

-Joder joder... ¡AYUDA EN BOX TRES!- asoma la cabeza y grita fuera del biombo para llamar a cualquiera que estuviera en posición de ayudar, -NECESITO OTRA CAMA- era más facil cambiar al chaval de cama que intentar quitar todos los cristales de la que ocupaba, luego le quitarían los cristales, al menos ninguno había tocado la femoral. 

Mientras la ayuda llegaba, la cirujana intentó tranquilizar al chico.

-Hola colega, tu mamá llega ya, esta muy bien, pero ha dicho que tienes que estar tranquilo, como el Capitán América ¿si? ¿Es tu super héroe favorito? Que guay, el mío también...-iba hablando con él mientras la cirujana, con las manos, extraía los trozos de cristal más grandes, aun a riesgo de cortarse sus preciados instrumentos de trabajo, envueltas torpemente en una sábana.- Cuéntame cosas que te gusten de él...-le dice, el chaval está perdiendo mucha sangre, debe mantenerlo despierto.

Decisiones. Todo se limitaba a decisiones. Henry no sabía que decisión iba a tomar en aquel momento, pero no tardaría en verlo... Ayudó a Cristy con Mills y se refugiaron donde pudieron. La luz de los focos desapareció, gracias a que estaban de día aún podía verse.

El móvil le vibró nuevamente, y entonces sí, lo sacó de su bolsillo leyendo un mensaje de whatsapp. Una compañera de trabajo de su ex mujer le había escrito diciéndole que Tricia había sufrido una herida muy grave, y que no sabían si iba a sobrevivir.

Eso fue suficiente para que el enfermero se levantase de donde estaba e ignorase las órdenes de la jefa de urgencias, con la consiguiente problemática que dejaba largarse sin más, y no ayudar donde más falta hacía. Realizar su trabajo, no anteponer su drama personal a lo que la gente de allí necesitaba.

Pero Darcy no respetó aquello. No pareció importarle.

-Lo siento. No puedo ayudar. Mi ex mujer ha sufrido una herida grave y parto hacia el bufete de abogados donde trabaja. Póngalo en mi hoja de expediente si quiere, y sancióneme.

Habló claro. Le importaba poco si le despedían. Los doctores y cirujanos eran los verdaderamente imprescindibles allí, no él. Tenía que llegar como fuera al lugar donde Tricia había resultado herida, y si aquella era la última vez que la veía con vida, entonces… despedirse con pesar de la madre de sus hijos.

10 de octubre, 10:20

El mundo se precipitaba en el caos. Los temblores habían cesado pero ahora los gritos, las sirenas y ruidos de desperfectos se sucedían. Como si nos hubieran bombardeado, se había ido la luz y numerosos cables colgaban de un techo que había perdido su apariencia estética, ahora los pasillos parecían en obras.

Escuché a la jefa Mills, ella era la encargada de organizarnos, así que vi como trataba de imponerse al desorden y mediante aquella voz tan imperativa logró dirigirnos a todos - comprobación, de acuerdo.

Debía de comprobar cómo estaban los equipos para Crusty, la única cirujana presente allí. Henry y yo iríamos a los boxes para verificar que los equipos aún funcionaba, también para comprobar su estado y si las baterías, ahora que se había ido la luz, podían contrarrestar la falta de energía - vamos Henry...

Pero Henry Darcy tenía sus propias preocupaciones. Estaba consultando el móvil cuando le comenté las directrices - Henry... - me acerqué para ver qué lo estaba inmovilizando. Igual se trataba de los niños - ¿Estás? - era su mujer, al parecer había sufrido un accidente por culpa del terremoto y se encontraba grave. Difícil solución, estaba en el hospital, su trabajo vs. su vida. Eligió su vida, los suyos. Lo entendí.

No lo pude retener, sin más soltó aquellas palabras, más dirigidas a Leslie que a mí y desapareció pasillo adelante - mierda.

Sería yo la que tendría que hacer todo el trabajo, no sólo eso, nos quedábamos sin enfermero en aquellas circunstancias, ya de por sí complejas. Pero no había otra, Henry se había marchado y había que resolver, de nada servía perder el tiempo en preocupaciones, había que actuar ¡Ya!

Fui directamente a comprobar el estado de la habitación que contenía toda la maquinaria: los controles, los medidores, las baterías, el soporte de emergencia. Había saltado el automático y en teoría, debía funcionar. Lo comprobé con el encendido - funciona, perfecto. 

Salí y me dirigí al box donde se encontraba Cristy, la cirujana - ha saltado el sistema de emergencia, en sustitución del principal. Funciona todo pero con límites - el soporte equilibraba el gasto de energía - tendremos que operar de manera alternativa, no pueden coincidir el uso de toda la maquinaria a la vez - eso implicaba que las operaciones deberían de ser sucesivas y no coincidir en el tiempo, en caso contrario podría bloquearse o apagarse.

Ya estaba centrándome en lo que tenía entre manos, aunque era difícil en aquellas circunstancias asimilar que un empleado había abandonado su puesto de trabajo, con todo lo que estaba allí ocurriendo, para centrarse en su vida personal. Aquella decisión le iba a pasar factura.