Partida Rol por web

9 de octubre, 15:57 horas

- No fue una quemadura, fue un accidente en moto. Atropellé a un ciervo y él me arrancó un pedazo de mi muslo con su cornamenta. Ya dije que no era un tema para una comida. - Aclaré, pero viendo que dentro de poco me vestían de negro con un respirador y me pintaban el bastón como un sable de luz, mejor dejar las cosas claras ya.

- Es sencillo, si me gritan o discuten yo se hacerlo más alto y con más fuerza y les recuerdo que puedo mandarles la medicación en forma de supositorio. El otro día dejé a uno con el termómetro puesto por vía rectal y me marché a mi casa... eran menos cinco e insistía... pues ahí se quedó. Ya llegará la queja. - Escuché las ventajas que puso Shelby. - Y como usarlo para que alguien no salga de la sala o señalar al pecador o tropezarme a posta con alguien y que esa misma persona sea quien se disculpe por verme con el bastón.

Pero los inconvenientes no salían. Si no tenía a penas podía desplazarme unos metros andando. En ese tiempo la pierna me dolía unas diez veces más de lo normal multiplicada por mil. Según el sitio, te miraban demasiado mal. Los pacientes no se fiaban de un médico cojo...

Luego respondí a Maggie. - Pues no sabría que decirte. Me hiciste un interrogatorio que ni la CIA y al día siguiente veo que eres amiga de Shelby... y los cotilleos siguen siendo cotilleos. - Mi mira dijo lo demás.

El tema se desvió por petición de Shelby a si Henry era o no gay, Maggie añadió que todos los ingleses lo eran y me hice el ofendido. - Me decís que el bastón me hace parecer un Lord Inglés y ahora soy gay también. Creo que vamos por mal camino. - Tuvieron suerte de que me trajesen la comida ya, porque estaba a nada de salir corriendo a la mesa de al lado y dejarlas solas en un abrir y cerrar de ojos. Eran menos de 10 metros, así que podría hacerlo sin dificultad y a una gran velocidad.

- Me da igual lo que sea. - Respondí tajante a su pregunta. - Mientras a mí me deje en paz y me respete, puede morder todas las almohadas que quiera, como irse con todas las mujeres que le interesen... salvo las que tenga cierto interés yo en ellas. Pero eso no importa. Es más joven, con mejor humor que el mío correcto... me quitaría a cualquier mujer que se pusiera delante mío a tiro, solo con una mirada y un guiño. Eso de "mi novio es alto y de ojos azules" no vende como cuando no había internet. - Bromeé con aquello y comencé a comer pensando realmente si aquel chaval era gay y no lo poco que me importaba... - Eso sí, y que no le pille en un armario o cuarto para algo con alguno haciendo cosas de mayores...porque no me digáis que en este hospital no se usan el cuarto de la fotocopiadora, el de destruir papeles importantes, el de la limpieza y otros tantos más que quedan en desuso por la noche para darles otros usos. Ha sido así siempre... y siempre lo será.

Igual no habíamos escogido la mejor de las conversaciones, parecía que en cada respuesta se agriaba más - hay que vivir con ello, cada cual tenemos nuestras luces y sombras - intercambié un bocado de carne con otro de lechuga. Insistí con la lechuga y de hecho tuve que aliñarla para tomarle el gusto - Sabe? Cuando le conocí en el verano, me pareció usted un tanto raro - aquel día fue una manifestación en cadena de desencuentros divertidos - a día de hoy me alegro de verlo cada día, su forma de ser me resulta muy agradable.

Sobre Henry había teorías contrapuestas, como con la pierna, todo se retorció como si estuviéramos debatiendo sobre su condición - no estamos criticando que lo sea sino determinados comportamientos, pero vaya tampoco me parece justo hacerle un traje.

- ¿Qué tal está su carne? Ahora se lleva casi cruda, que sangre - trinché una parte para demostrar que la había pedido al punto - ¿Qué tipo de comida preferís? Carne, pescado, pasta, japonesa, china, española...

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9 de octubre, 15:57 horas

Shelby era una chica prudente y sensata pero Maddie no tenía aquellas virtudes muy desarrolladas y se cortaba poco a la hora de meterse con la gente. Por supuesto no lo hacía para herir a nadie, solo que no veía maldad en algunas cosas que otros sí veían.

- ¿Cómo que no estamos criticando? Yo sí. Y bueno, ahora que lo dices Greg y siguiendo la lógica; si los ingleses son gays y tú pareces un lord inglés, es que, obviamente, serás gay. O mas bien el Lord de los Gays- la chica sonreía como si hubiera dicho algo ingenioso. Por supuesto que sabía que ni Greg ni Henry eran gays, los dos habían estado casados. Pero si lo fueran, no le importaría en absoluto. Ella respetaba cualquier tendencia sexual o creencia, a no ser que esta hiciera daño a los demás. El caso es que disfrutaba picando a la gente e intentando ponerle un poco de humor a las cosas de la vida.

- Shelby, deja de llamarle de usted. Si ya parece un viejo con esa barba de dos día, así lo parece aún más... ¿Qué pasa Greg, que si pillas a Henry en un cuarto haciendo marranadas te le unes?- sacó la lengua de forma socarrona.

- Entonces, vosotros sois vecinos, ¿no es así? Madre mía, vuestro edificio debe ser como la morgue de divertida... Hablando de viviendas. Como ya sabéis me he quedado sin compañera de piso, así que si os enterías de alguien que quiera compartir uno me lo decís, porque necesito encontrarme un sitio nuevo, y no quiero pillarme un apartamento demasiado minúsculo.-
 

Casi se me sale la bebida por las narices cuando escuché los comentarios de Maddie, era como si a un incendio en vez de intentar apagarlo con agua, le echase gasolina. Ya puestas, colaboré a la hora de generar el arquetipo - Un sombrero de plumas, como lord inglés necesitaría un sombrero y una capa - la imaginación era gratis. Así que componer al gusto un lord inglés no tenía precio.

Llegué a colocarme dos patatas fritas a modo de colmillos, aunque luego reaccioné - ah, es verdad. Error mío, Drácula no era inglés aunque viajaba a Londres, no? 

- Vale quito el usted, a partir de ahora Gregor - podía entender que tratándolo así parecía más viejo incluso. Además, estábamos en un bar, no en el hospital.

- ¿Por qué no te vienes a vivir conmigo, Maddie? Estaba compartiendo piso, pero la chica se ha ido, ahora está libre. Es bastante espacioso, exterior y cuenta con ascensor y plaza de garaje - ciertamente me vendría muy bien que se viniera, además Maddie era amiga, resultaba la combinación perfecta - A Oso le haría mucha ilusión.

Ahora que hablábamos de pisos, recordé una cuestión - por cierto, Gregor, van a pintar las plazas de aparcamiento porque algunos vecinos se han quejado de que hay gente que los deja donde no deben - en concreto había conflicto precisamente con las motos porque no había un lugar concreto, ni señalizado para ubicarlas - mi plaza no es muy grande pero entra el coche - la habréis visto, Shelby tiene un 4x4, un Jeep Wrangler.

9 de octubre, 16:00 horas

- Pero yo solo me veo con sombras y mucho dolor. - Sentencié ante las palabras de Shelby.

No me sorprendió para nada que Shelby tuviese esa impresión de mí el primer día que nos conocimos. De hecho no sé como no fue peor o a peor. Además, confesó que se alegraba de verme cada día. Eso me descolocó y miré a Maddie. - Creo que mañana por a mañana tendré el día ocupado, empezaré con una RM y luego un Tak de Shelby. Luego la llevaré a neurología a que le hagan un scanner cerebral. - Miré a la doctora. - Tranquila, estaré cerca tuyo durante las pruebas.

- Yo no hago trajes, para eso están los sastres. - Respondí de nuevo a Shelby con un guiño.

Maddie no tardó en entrar en la conversación y fue directa a dar, solo que y ya tenía el culo pelado.

- Cuidado señoritas, pues soy médico y podría ser Jack el destripador.- Y Shelby usó las patatas fritas a modo de Drácula. - Te desviaste un poco, ese era de Rumanía.

Shelby quiso cambiar el tema a la comida.

- La carne hecha, la sangrante ya la veo a diario. - Tras la siguiente pregunta me salió la vena picaresca y en inglés, pero con acento argentino solté la burrada. - La concha, por supuesto. - Luego volví a hablar normal. - ¿No me digas que te referías a la comida de verdad? Con eso de nombrarme Lord de lo Gays ya no sabía por donde íbamos.

Claro que Shelby la gastó peor. - Mejor aún, lo grabaría con el móvil y tendría dos esclavos de por vida. - Aseguré con mi tono de voz. Estaba claro que no mentía.

Y salió el tema del vecindario. - La verdad es que no para mucho con ellos. Ahora mismo ando más metido en el trabajo que en otra cosa. - Habían cosas que no podía ni iba a contarles a ellas ni a nadie. Parecía que había perdido a mi cómplice en muchas cosas, pero que Maddie se venía al bloque. Pero eso tendrían que hablarlo todo entre ellas.

- No sé de qué se quejan, porque una moto ocupa la plaza de un coche legalmente y yo firmé por un vehículo a motor de cuatro ruedas, porque para el invierno tenía intención de comprarme un coche. Así que si me van a intentar tangar... mal lo llevan...

Saqué el móvil, tecleé el coche que quería y... ya tenía uno a la vista tirado de precio.

- Lo voy a marcar para ir a verlo cuanto antes. Pues sí, el nuevo y me van a tocar las pelotas con la plaza de aparcamiento. Además, que me tienen que dejar una especial para minusválidos por mi discapacidad. Así que la broma les puede salir más cara dado que se puede solicitar que sea para furgón, no para turismo.

9 de octubre, 16:00 horas

- ¡¿De verdad?! - exclamó ilusionada cuando Shelby la invitó a compartir piso. - ¡Pues me vienes de perlas! Me pasas los datos del casero cuando puedas y empiezo los trámites...

¿No te alegras, Greg? ¡Vamos a ser vecinos! - no es que contase con que el doctor malas pulgas se alegrase, era solo para picarle.

- Espero que quepa mi pickup en el aparcamiento- la Ford F-150, heredada de su abuelo, era un trasto viejo que ocupaba mucho sitio.

- A mi, definitivamente, me va la carne- puso cara de loba- ¡y mucho! -Por supuesto iba con doble sentido aunque era cierto que la carne era lo que más la gustaba. Como buena tejana, las carnes a la brasa eran su perdición.

Cuando el doctor enseñó el coche que quería, echó un vistazo. - No esta mal. Para ir por ciudad seguro que te vale. Es buen precio. Aunque yo pensaba que vosotros, los médicos, estábais podridos de dinero. O tenéis unos vicios muy caros secretos o sois los dos un par de ratas de cuidado.- ¿Porque meterse con uno si podía meterse con dos a la vez?

9 de octubre, 16:05 horas

- Oh sí, va a ser toda una aventura teneros a las dos y a esa bestia viviendo en el mismo bloque. Al menos no estamos en el mismo piso. - Por dentro tenía sentimientos enfrentados. Jaz se había marchado hacía nada del piso de Shelby, yo la extrañaba mucho y ahora Shelby enseguida metió a Maddie en el piso.

- En la calle seguro, creo recordar que era un aparcamiento por vivienda. Así que os tocará repartirla. Pero vamos, por como me hablaste de tu trasto, no le pasará nada en la calle. Quizás que se lo lleven pensando que está abandonado. - Donde las daban las tomaban y sonreí a Maddie con ironía.

- Tras llevarle los bombones ingleses a Henry, me di cuenta de eso, dado que la noche que nos conocimos me dejaste en duda, puesto que rechazaste al piloto y a mí me sometiste a tal interrogatorio que ni la gestapo. Prepárate Shelby para tu interrogatorio. - Corté algo de carne, no sangrante y me la llevé a la boca.

- Vamos a ver, Maddie. Esto es muy fácil. En casa tengo aparcamiento. En la calle no. En el hospital tengo una plaza de parking de minusválidos donde pone claramente "Dr. McDuncan". ¿Qué será mejor? ¿Comprarme este coche, llevarle a que le dejen un poco decente y lo use? - Paré para que asimilase todos los datos, no fuese que se le quedase ninguno por ahí olvidado.

- ¿O que me compre un coche de más de 30.000$, lo aparque en la calle y me lo roben o mejor aún, lo deje en mi plaza y un paciente cabreado me lo destroce? El disgusto creo que sería menor con el Dodge Dynasty. Además tuve uno igualito hace algunos años. Además, en unos días me traen el piano y tengo que ver como coloco media casa para que entre, que esa es otra.

10 de octubre, 10:18 horas

La mañana en Houston amaneció clara y soleada, con el bullicio típico de una ciudad despertando a un nuevo día de actividad frenética. Camila caminaba a paso ligero por las calles, intentando mezclarse con la multitud matutina. Sin embargo, una sensación persistente de inquietud la embargaba, haciéndola mirar constantemente por encima del hombro, como si sintiera la presencia de alguien siguiéndola. Con el corazón latiéndole en la garganta, intentaba convencerse de que era solo su imaginación, pero el miedo, una vez despertado, es difícil de apaciguar.

En busca de un refugio momentáneo y quizás de la compañía de alguna cara amigable, decidió entrar en el bar de Joe's. Apenas había cruzado el umbral, tomando asiento en una de las mesas cercanas a la entrada y lanzando miradas nerviosas hacia la puerta cada pocos segundos, cuando la tierra bajo Houston tembló con una fuerza brutal e inesperada. Las botellas tintineaban peligrosamente en las estanterías, algunas cayendo al suelo, y los cuadros colgados en las paredes se ladeaban amenazadoramente. Las luces parpadearon frenéticamente, y el estruendo de la vajilla y los vidrios rompiéndose llenaba el aire. Gritos y órdenes se mezclaban en el caos que se desató en el bar de Joe. Instintivamente, Camila intentó protegerse, cubriéndose la cabeza con los brazos. Un dolor agudo atravesó su brazo derecho cuando un trozo de escombro cayó sobre ella, cortándole la piel pero, afortunadamente, sin causar una lesión más grave. A medida que el temblor cesaba, un silencio abrumador se apoderó del lugar, roto solo por los sollozos y murmullos de los presentes.

Con el corazón aún latiendo desbocado, la española revisó rápidamente su brazo herido. La sangre manchaba su ropa, pero podía moverlo; no estaba roto. Su mente, sin embargo, voló inmediatamente hacia Freedom, que había dejado solo en el motel. La ansiedad la invadió, una oleada de pánico ante la idea de que su compañero pudiera estar herido o en peligro. Intentó levantarse, su primer impulso fue correr hacia el motel, pero la realidad de su situación la golpeó con fuerza. Los escombros bloqueaban la salida, y las secuelas del terremoto habían transformado el familiar bar en una trampa. Respirando con dificultad, luchando contra el inicio de un ataque de ansiedad, intentó calmarse. Sabía que necesitaba mantener la cabeza fría para encontrar una solución, pero el temor por Freedom la consumía.