Partida Rol por web

Lo primero que ven al abrirse la puerta es un corredor enorme, una especie de vías paralelas, cómo si fuese a pasar un subterráneo por allí aunque saben que no es así. El lugar se mueve levemente cómo si todos estuvieran mareados; Seeley lanza una maldición al aire y algún improperio contra McMord. Las voces ya no se escuchan pero a sobre el lado derecho de aquel lugar, ven una sola puerta, esta está abierta de par en par y parece de madera antigua; sin duda es el único lugar por el cual salir.

Escuchas los pasos, la otra puerta que se ha abierto, ha llegado el momento de mandar a todos aquellos a sus supuestas casas sin que estos sepan nada. Es una realidad virtual en la cual se han robado algunas memorias de las personas que son queridas para aquellos que acaban de entrar, un experimento de tu padre con buenos fines. Te toca explicarles por qué se quedaron encerrados, convenciéndolos de que todo está bien pero antes, tienen que salir de aquella cámara que parece estar a punto de estallar. Poco a poco, según tu padre, irá enviándote noticias sobre Keith, el músico amigo de Zoe, sobre Richard, el novio en turno de la del pelo blanco a quien en realidad conoces y se supone son amigas. Tambièn sabes de los niños del mexicano y claro, còmo no, de la hermana del apuesto policìa, Grasp. Todo deberìa ser muy sencillo, una presentaciòn, caminar por los pasillos y encontrar la sala donde estàn los familiares de estos.

Sin embargo esperas a que todos crucen la puerta.

Lo de esa especie de raíles era bien extraño, vive Dios. El hecho de que las voces callasen conforme entraron en el nuevo pasillo...también tenía su aquel: eso obligó inconscientemente a Machete a pasar la mirada por el techo, arriba en las esquinas, en busca de unos altavoces o cámaras que lo explicasen todo. La idea era macabra pero posible...y con ballenatos corporativos que buceaban en dinero y aburrimiento como McMord, no debía descartarse.

Un juego...

...sigue rondando la cabeza de Max, metido en un percal que le trae recuerdos de su "Saturday Gore Party", cuando la tele era tele y no un engrudo de catorce mil canales compitiendo en hacer la pelota a todo lo que terminase en Corporation. Aguirre se detiene en ese mismo instante y recuerda, distraído por un momento, que debe pagar la cuota del pack de canales (50 eurodólares + 2 partidos de Speedball en ppv gratis). De nuevo, menea con vehemencia la cabeza intentando concentrarse y apartar la puta TV por satélite de sus prioridades.

La puerta de madera. Céntrate Max. Eso sí que es raro...

Y tan raro. Machete no vé una puerta de madera desde...ufff...desde la última reposición de "Bonanza" en el "Westner Channel". Madera..., y no la mierda sintética de imitación que ponen el burgo en sus casas de las afueras. Madera..., algo tan fuera de lugar aquí como una sirena en el Gobi. O como las voces - ahora mudas - de esos niños. O como ellos mismos...

Max se acerca aún a sabiendas de que Seeley (con esa llave personal y intransferible) era la primera opción de vanguardia. Casi hechizado, lentamente, acorta las distancias con respecto a la puerta y no sabe si asomar la cabeza o detenerse en palpar la madera antigua que tiene delante. En olerla, en percibir cada muesca y llevarse una astilla como recuerdo. Tiempo al tiempo.

-Es preciosa...- susurra antes de enfocar hacia lo que quiera que guarde esa obra de arte que anda de par en par...con los ojos vidriosos y las manos ocupadas por Tijuana y su señor esposo.

Mientras las chicas siguen su demostración particular de simpatía, ahora toca ver quién tiene los ovarios más tochos (yo personalmente creo que gana…. ninguna.), la puerta blindada sigue separándome de Keith, me despisto cuando escucho que me hablan, hasta ahí llego, y me giro a mirarlo.

Su puta madre, no estaba preparada.

Parpadeo mientras el buenorro acaba la frase con esos perfectos y puñeteros labios que le ha dado… su madre o su padre. Que bueno que está el mamón, y cerquita gana. Me salva de parecer una bobalicona que he visto bastantes guaperas por el mundo, y el tema, eso mucho más. Asiento seria -Sí, tío. Mi colega de piso… como un hermano. - La expresión es medio agobiada y pasa a mosqueada - No tengo ni zorra idea de que hace aquí. Está metido en un buen lío...- Pero conmigo.

Bajo la mirada a las manos, tiene un poco de razón, estoy aquí haciendo el gilipollas sin echarle demasiadas cuentas a la escopeta. Pero no tanto como se cree… La desplazo en un movimiento rápido hasta colocarla verticalmente en su pecho, apretándola ligeramente contra el centro del susodicho -Toma, llévala tú.- Yo ya estoy aburrida de ella. Una sonrisa de medio lado de la cara, autosuficiente, con las cejas alzadas acompaña a las siguientes palabras, mirándolo a los ojos. -Le he puesto el seguro.- Listo, que eres mu listo.

Para entrar no me las hago de valiente, detrás de Los MachOtes, mirando desde la segunda fila todo lo que puedo abarcar, buscando ese pelo rubio y liso, esa cara que le mola a casi todas las tías que conozco (desde incluso antes de escuchar su voz prodigiosa)… pero lo único que hay son unos railes de mierda y otra jodida puerta, aunque ésta está abierta, ya es algo. ¿Se los han llevado por aquí? ¿En cero segundos?...

Miro confundida alrededor, parando finalmente lo que escruta tan ensimismado Machete man, luego a él, luego la madera de los huevos otra vez… Y ya me he hartado que no tenemos tiempo. Que flipado es aquí el amigo. Asiento solemnemente, con expresión que no pretende ser divertida, pero claro… -Un taco. Venga, vámonos.- Eso sí, sin heroicidades, detrás de ellos.

Así que algo parecido a un hermano, mejor así, por alguna razón, creo que es mejor así. Por fin parece que abren la puerta, y nada más entrar, nada, ningún sonido, no puedo decir que me sorprenda.

Y entonces me estampan la escopeta en el pecho, y sus palabras, y su gesto sobrado en los morros. Agarro el arma con una mano mientras sonrío pasando la mano por mi pelo, bajando un poco la cabeza, y alzando un poco el dedo de la otra mano, señalándola a medias, si estuviéramos en otro lado, ya veríamos, ojos verdes, lo que pasaría. Algo divertido desde luego.

Entro a la nueva estancia, intentando centrarme, que vaya tela, aunque cada vez más convencido de que mi hermana no está aquí, y los críos menos, la gente no se volatiliza por las buenas, por lo menos no sin el sonido de una explosión. Sigo al mejicano, y observo con asombro su ritual de apareamiento con la puerta, joder, ya hay que tener ganas con lo que tiene alrededor, pero oye, hay gente para todo, y a este eso de marcar puertas con los cuchillos, a lo mejor le coloca.

Las cosas siguen sin cuadrarme, supervivientes y al parecer todos conocen al dueño de esto, menos yo, joder que raro es, pero esas putas grabaciones o lo que sean de mi hermana, como piense mucho en ello la voy a joder, y bien. Por suerte, Zoe vuelve a intervenir, aunque no sé yo si apremiar al manito es buena idea.

Me detengo en seco cuando la escucho y me giro despacio hacia ella, Yo delante ¿verdad? y le sonrío de manera socarrona, acercándome un poco más a ella buena excusa para poder mirarme un poco mejor, ¿eh, ojos verdes? hay que buscar alguna manera de ir el primero, olvidé como ser un héroe mucho tiempo atrás.

-Ya vienen -se dijo luego de oír que la otra puerta se abría y se puso de pie-... Ha llegado la hora.

Hizo una seña al guardia que la acompañaba para que estuviera atento, sin embargo habría de hacerlo de modo tal que no representase amenaza para aquellos que se acercaban.

Tras ella la ancha puerta roja continuaba cerrada pero no lo estaría por mucho y en su rostro se dibujó una sonrisa al imaginarse las caras que pondría cada uno cuando se encontraran con que sus seres queridos estaban bien. Confiaba ciegamente en su padre y no tenía ni la menor duda respecto a lo bueno y provechoso que era ese experimento.

Con tranquilidad espero a que todos los demás pasen por la puerta para entrar yo la última en la nueva estancia, no me fio de ninguno de ellos y está claro que ellos de mi tampoco, así que será mejor mantener las distancias por el momento, me he cansado de discutir por hoy.

Por un momento me quedo paralizada en el borde de la puerta... ¿qué cojones...? No me explico qué hacen aquí unos puñeteros railes, pero lo que más me extraña es que espera encontrar a un montón de gente y presenciar las escenitas de amor que suponía iban a interpretar Zoe y Grasp, pero aquí no hay nadie, un silencio absoluto, ¿serán grabaciones?, supongo que sí, el hijo puta de McMord quiere divertirse un rato a nuestra costa.

Al girarme veo a machete-man a punto de tener un orgasmo con una simple puerta de madera... ¡manda huevos!... menos mal que parece que los demás han decidido salir rapidito de aquí por si las moscas. Tras presenciar el rito de apareamiento de Grasp y Zoe (todo sea dicho, el tio está bueno pero espero que ella sea más lista que eso) paso tras ellos hacia la oscuridad del otro lado.

El primero en dar un paso adelante fue Viktor, estaba de bastante mal humor como para quedarse allí. Además, su cabeza dolía mucho y lo único que quería hacer era salir de ese jodido lugar, tomarse un par de aspirinas y dormir por al menos setenta y seis horas. Machete se quedó detrás de él, observando la maravillosa puerta, en realidad un regalo demasiado caro como para tenerlo justo allí pero nadie sabe qué se cuece en las mentes de tipos tan poderosos como McMord. Seeley se hizo a un lado, no se animaba del todo a entrar pues aquel lugar no era como ella lo recordaba, pronto dio con las camaras de seguridad y por supuesto, con los microfónos. La negra sonrió, el maldito McMord lo tenía todo estratégicamente ubicado y de inmediato, pasando por enmedio de los enamoradizos, tomó el pomo de la siguiente puerta pero cuando estaba por girarlo, este se giró solo y ella lo soltó instintivamente. Tomó su arma sin ver a Viktor o pedir ayuda y de inmediato apuntó hacia quien quiera que fuera.

Una mujer rubia, muy bien vestida y acompañada de dos hombres que parecían guardias de seguridad, abrió las dos hojas de aquella puerta de metal. Ahora estaban casi todos a la vista de aquella mujer que parecía una muñeca ejecutiva, de esas que sirven para algo más que llevar los apuntes y la agenda del jefe. Un nuevo olor inundó aquella camara, era como pintura fresca pero demasiado que hasta molestaba un poco; la luz se apagó por unos instantes y la puerta de madera se cerró con fuerza aunque por suerte ya estaban todos del otro lado y tras la rubia podía verse una especie de salón de reuniones, con muchos sillones y murmullos de voces llegaban hasta los recién llegados. La luz se encendió y de pronto un fuerte sonido se dejó escuchar, tan fuerte que era apenas soportable y aquello era infinitamente un desvarío, lo que nunca pensaron: el ruido del subterraneo. Todo tal cual, pasando a unos metros de donde estaban encerrados ahora. Sin embargo, el aire no estaba viciado.

La gente tiene muy poquito aprecio por la vida. Que la de los demás te importe una rotunda mierda..., en fin, es hasta normal: "tú mejor que yo", dicen. Pero es que tampoco se cuidan de preservar la propia, y ahí es donde entra esa rubia que Machete tiene ahora enfrente.

Aparece sin más, y la negra hace bien en encañonarla. Max hace lo propio con lo que tiene a mano, es decir, con dos hojas y la sangre india caliente. Sostiene a Tijuana y su marido suavemente, por si la situación requiere que las blancas vuelen, y arruga la nariz: la pendeja se presenta con fluctuaciones de luz, con cierre de puertas, escoltada por dos jodidos dead men wakin'...y Aguirre valora esa aparición como más temeraria que la de un puto amarillo pilotando un Zero.

Los olores distraen poco a Machete. Tampoco le presta demasiada atención a esa sala de juntas que se abre algo más adelante. Ahora no hay nada más importante que los dos tipos armados y la rubia. ¿Qué cojones hacen?. ¿Acaso saben lo que tienen delante?. Tantos años de cremas reparadoras para ese cutis perfecto, de horas en el gimnasio, de bajadas al pilón buscando ascensos en la empresa, de peluquería, de sacrificios con la dieta por mantener la figura...¿para qué?.

¿Para aparecer una noche cualquiera en un subterráneo y acabar como si un Monster Track pasa por encima de una Barbie?. Cuando te descerrajan un escopetazo en la puta cara suele estropearse la jodida permanente. Y por eso, porque la gente está encerrada, armada y nerviosa. Porque esa escolta que lleva la ejecutiva agresiva de poco va a servirle si la cosa se calienta. Porque...¡qué coño, viejo!.¡Reconócelo!...porque le recuerda a su ex mujer cuando la vida no era aún una ración diaria y abundante de mierda...

...por todo eso, interviene Maximiliano Aguirre.

- Señorita...- frunce el ceño, molesto por el ruido ensordecedor del metro. Espera que termine de pasar y vuelve a probar.- Señorita, disculpe...¿Sería tan amable de indicarnos la salida?.

Max ha dado un paso al frente, empuñando las blancas pero intentando templar los ánimos. No la mira a ella sino a los otros dos, alternativamente...y tiene la sensación de que poco más puede hacer por Barbie. De ella depende ahora. Por su parte, el mejicano ha hecho ya la buena acción del día.

Más bien porque para eso te pagan.- Lo miro a los ojos, seria, tras parpadear algo alucinada cuando termina el rubito, ¿Ande va éste con las vaciladas? Compadre, lo que hay que oír… y que ver. Zoe, joder, ¿De que coño te sorprendes? un tío guapo que se lo tiene creído…. Vaya una novedad. Ojos verdes… flipa.

Frunzo el ceño al asomar la cabeza tras los compañeros de una reunión que empieza a ser demasiado larga, y aparece, Voilá, una pija, lo que faltaba. La seriedad ya es absoluta, mientras la cabeza empieza a funcionar, número de personas, bandos, armas, cámaras de seguridad… me va la vida en las cosas éstas, en esos pequeños detalles. De las poquitas cosas para las que sirve saber contar.

Tras nada, pues se me da bien, me relajo, la expresión también, un poco, el plan resultante es alentador, para la rubiasca con tres puñetazos la tenemos tumbada, la amiga del zumbadito o yo que estamos desarmadas, y listo, y los otros dos, los realmente preocupantes, seriamos cinco contra ellos. Vale, más o menos salen las cuentas.

Me aparto el pelo mojado de la cara, con ambas manos, y reprimo, más o menos bien, una sonrisa cuando habla Machete Man, es curioso lo educadito que es para la pinta de poder romper melones con… la parte del cuerpo que prefiera. Toca ser civilizados, bueno, venga, mejor. Yo también sé jugar a eso, de vez en cuando… frunzo el ceño entonces, no me había percatado, mierda, veremos a ver que ya no está tan clara la cosa… -Y la peña que se oía antes.… ¿Son las personas que están detrás “suya”?- Colegas, que tenemos más compañía de la que se ve a simple vista.

Me coloco las manos detrás, en la parte en la que empieza lo que vendría a ser el culo, con cada mano apoyada en el antebrazo de la otra extremidad.

usease, preparada por si tengo que sacar lo que mete calambrazos xDDD

Una figura pasa junto a mi mientras charlo amigablemente con ojos verdes, sin mirar, uy, yo si que la miro de reojo, parece que tenemos una celosa, haciendo como que no le intereso lo más mínimo, lo he visto ya tantas veces. Niego ligeramente con la cabeza, y me centro de nuevo en Zoe, que por supuesto, vuelve a regalarme una de sus contestaciones mientras cruzo la puerta, me giro y justo cuando las palabras que respondería se dibujan en mi cabeza, las luces se apagan y otros asuntos me reclaman, pero ya se me ha ocurrido una buena forma de cerrarle la boca. Así que le sonrío antes de fijar mi atención en la nueva escena que se abre ante mí.

La escopeta se mantiene relajada, si alguien quisiera matarnos, no se tomaría tantas molestias, los gilipollas que disparaban sin pensar nunca habrían elaborado todo esto, así que arrugando la cara ante el desagradable ruido, me deleito la vista con una buena y descarada mirada a la tipa de interminables piernas que acaban de convertirse en la más odiada de la sala, y mira que había candidatos. Los dos tipos son solo fachada, eso es lo que me dice el instinto que tantas veces he escuchado, pero mejor no tentar la suerte, el hijo puta debería haberme advertido esta mañana que no montara en la jodida furgoneta.

Lo del mejicano es para acojonarse, y de verdad, en serio, a mi un tío con esa pinta me habla de esa manera y creo que no tardaría en llamar al ciberescuadrón. ¿Detrás?, atento a las palabras de ojos verdes, intento echar un vistazo, pero sin demasiado éxito, aunque por es de agradecer la advertencia, mas uno para mi chica.

Doy un paso hasta colocarme a la altura de los cuchillos, me siento tranquilo, esto no es que sea lo habitual, pero también me las he visto peores. Señorita, soy el agente Winter, vayamos a liarla manito, que las automáticas son más rápidas, Como supongo que estará enterrada del derrumbe de cinco calles más o menos que se ha producido un rato antes, creo que no es necesario que le diga que logramos escapar, y que no era nuestra intención entrar en propiedad privada hablo con fluidez, con profesionalidad, diciendo lo que se supone que debo decir, una sarta de gilipolleces, pero a veces, como dice, o más bien decía, el capitán, hay que seguir el guión.

Así que únicamente quiero asegurarme de que estos civiles salen de este lugar sin sufrir ningún daño, por lo que pido, por favor, que tal y como ha solicitado aquí mi amigo tentado de ponerle una mano en el hombro, en plan colegas, pero lo mismo el me pone una cuchilla en los huevos, también de buen rollo, así que la llevo hasta la parte trasera de la cabeza, sacudiendo un poco el pelo, y un ojo entrecerrado, le agradeceríamos que le dijera aquello que amablemente le pide bien, fin del discurso, mi mano se cierra con algo más de fuerza sobre la escopeta, es posible que el momento donde las décimas de segundo cobran verdadero valor, se aproxime.

Una sonrisa sale de su boca cuando el mexicano se dirige a ella y es que no es de extrañar que hiciera algo así, ya le había dicho McMord cómo se manejaba aquel individuo, está por responder cuando interrumpe aquella que va de chula, Kylie permanece a la expectativa pero con una gran sonrisa en la boca. Una perfecta sonrisa en realidad, mira luego a Seeley y no le sorprende que la maldita negra le esté apuntando, la realidad es que está todo el tiempo histérica. Alza las manos en son de paz y echa hacia atrás a los dos guardias que la acompañan pero ella no se mueve ni un ápice, parece decidida, resuelta y no le tiembla la voz al hablar cuando termina de escuchar al policía. Nunca se imaginó que estuviera tan bueno y lo mira de arriba abajo, el otro es lindo pero el de los ojos claros se vuela la muralla.

-No es necesaria la violencia, Seeley-dice poniendo una mano frente al cañón de la pistola de la negra, se conocen de antes.-En realidad se los digo a todos ustedes, creo que ya tuvieron una baja. Sé lo que ha sucedido, no es una sorpresa para mí y no desesperen, verán a la gente que está del otro lado. No hay nada por qué alarmarse-se gira y mira unos instantes hacia atrás, uno de los monstruos que la cuida ha cerrado aquella puerta.-Lamentablemente, aún tendrán que esperar.

Sabe que aquellos no estarán nada contentos con el asunto pero es lo mejor para no fallar al jefe, prefiere que la increpen y hasta la ofendan antes que fallarle al de arriba. Del techo baja rápidamente una especie de caja de vidrio en la cual pueden verse claramente trajes color rojo de alguna tela especial que no alcanzan a saber qué es exactamente. Kylie toma uno por uno y los entrega a los recién llegados.

-Supongo que entenderán que luego de una explosión, un derrumbre y lluvia ácida, no puedo dejarles entrar así como así a un lugar tan inmaculado como lo son los laboratorios McMord. Asi que hagan el favor de retirar sus ropas, esperar la lluvia que saldrá de esos agujeros-señala hacia arriba y pueden ver centenares de ellos,-esto les dejará inmaculados y no correremos el riesgo de contagiarnos o contagiarlos de nada, luego usen estos trajes y entonces podrán decirme a quién buscan. Les aseguro que no sentirán frío-Kylie sonrió con cierta malicia.-No se preocupen, pueden conservar sus armas, soy mujer de paz...

Nuevamente miró al rubio policía y esperó a que se pusieran en marcha para dar la orden de iniciar la esterilización.

Sin llegar a enterarme muy bien de cómo ha sucedido, de repente tenemos a una rubia y a dos gorilas delante de nosotros, ¡sorpresa!, era lo único que me faltaba por ver, más gente loca con ganas de morir, porque hay que tener ganas de morir para abrir la puerta así con unos descerebrados como nosotros detrás. Hecho la mano hacia el subfusil que guardo debajo del abrigo, por ahora no había tenido que utilizarlo, pero la cosa empieza a ponerse todavía más jodida.

Con la mano bien cerquita de mi arma, observo en silencio a la rubia que se mantiene con una sonrisa de suficiencia delante de nosotros... yo te quitaba esa risita enseguida... pero me llama más la atención las voces que se oyen detrás de ellas. Intento buscar con la mirada la gente a la que pertenecen, pero no veo a nadie, esto no me gusta...

Las palabras de Machete llaman mi atención, ahora resulta que le ha salido la vena diplomática, ya podia haberla encontrado antes... una sonrisa irónica se dibuja en mi rostro, manda huevos... El poli también se pone a dar uno de esos discursitos de agente de la ley, ¡lo que faltaba!, ahora resulta que somos los ganadores de la medalla a la cordialidad.

Mientras los demás hablan, prefiero quedarme callada, si es cierto que hay más gente detrás de la mujer, es mejor que me mantenga con la boca cerrada, lo mio no es precisamente la amabilidad, y por ahora es mejor no liarla, al menos por ahora. Pero las palabras de la pija terminan de cabrearme, y eso que creia que ya no me podía cabrear más de lo que estoy. ¡Qué quiere que ahora nos demos un bañito! ¡Esto que es Guantanamo!

La miro con furia cuando me da mi "traje" rojo, que tiro al suelo sin apartar la mirada de ella. O me explicas qué cojones estamos haciendo aquí y por qué sabias que veniamos, o se va a bañar tu madre. Le digo mientras dejo asomar mi arma por debajo del abrigo.

¡Ale! se acabaron las cordialidades...

Sabía perfectamente que la actitud de Anna era una tontería porque por muy mal que me cayera la puta rubia, la realidad era que tenía razón. Aquel lugar era una especie de quirofáno, siempre limpio, libre de toda inmundicia y en ese momento, nosotros éramos una. El móvil volvió a sonar pero no atendí.

-Kylie, Kylie... Sólo los dioses saben cómo llegaste a ese puesto-dije con malicia.-Bien, amigos: lo que la "amiguita" de McMord dice es verdad, por el bien de todos nosotros es lo mejor.

Puse mi arma en el suelo y dando la espalda a mis "compañeros" comencé a quitarme el traje negro, mejor apurar el asunto y no andarse con mariconerías de niñas bien.

-Anna, mejor que bajes el arma, nena. No es buena idea.

Estaba dispuesta a acercarme a ella y quitarle el arma de malas maneras, si es que nadie pensaba en aquel maldito lugar. Estaba harta de todos esos imbéciles.

Aquello era toda una mierda, Viktor podía ser muy tranquilo pero estaba cansándose, aún así, no tardó en estar de acuerdo, de hecho fue cuando miró el espectacular cuerpo de la negra que tenía justo delante.

-¡Una preciosidad!

Era una pena que estuvieran en aquel lugar y con tanta gente, ahora Viktor se preguntaba qué cosa quería ocultar Anna que no se despojaba así como la peliblanca pero de una cosa estaba seguro, sería feliz al menos por unos segundos, tres bellas damas a las cuales mirar de reojo. Sí, las mujeres eran su debilidad, así que imitando a la morena, se desabotonó el pantalón con una mano y se dio cuenta que no podría desnudarse solo.

-¿Alguna voluntaria?-sonrió.

Concentrada como estoy en la maldita niña rubia que acaba de aparecer en escena, no escucho las primeras palabras que dice Seeley hasta que se dirige a mi.Todavía cabreada, la miro, sin moverme ni un centimetro de donde estoy. La maldita loca ya ha empezado a desnudarse, sin preguntas ni comentarios. Me sorprende que actúe tan mecanicamente, esperaba que tuviera más carácter, pero claro, ella también trabaja para McMord. Malditas robots sin cerebro...

Durante unos segundos dudo sobre qué hacer, Seeley es la que más sabe acerca de este lugar, así que mejor será hacerle caso aunque me joda. Además, por la pinta que tiene la situación, mejor será no liarla aquí, no por la gente que puede haber dentro y que seguro me coserían a tiros en menos de un segundo, sino por la panda de locos con la que, casualidades de la vida o por lo que parece no tan casualidades, me he acabado juntando y que tienen unas ganas locas de que acabe como Cairo.

Tú ganas. Le digo furiosa a la rubia mientras recojo el traje rojo y me alejo unos pasos de ella. A mis espaldas oigo el comentario de Viktor, pero lo ignoro por completo, no es momento para hacerse el gracioso. Maldito inutil...

Me hago a un lado de la habitación, con cuidado dejo mis armas en el suelo y comienzo a desnudarme. Una vez que me encuentro como mi madre me trajo al mundo vuelvo la vista de nuevo hacia la rubia. ¿Empezamos? Le digo hasta las narices de todo esto.

Machete no sabe lo que es un prostituta. Mejor dicho, sabe lo que es...pero nunca (al menos desde que se casó) ha estado encima (o debajo) de una.

Todo lo más, a veces caía bajo las tentaciones naturales en aquellos Sábados por la noche sin trabajo en la calle y con un televisor en casa: pasaba de canal en canal, aburrido, tenso...y llegaba a "Down-headbangers TV" o a "Naked Truth Channel". Los miraba unos segundos y cambiaba de canal, avergonzado, mirando hacia atrás con el estúpido temor de ser descubierto perpetrando un acto sucio. Como si ella aún no se hubiese largado. Como si no se estuviese tirando (quizá en ese mismo instante) al pinche cabrón que le llenaba la nevera y el joyero.
Aún así, sentado frente a la película "A la playa sin toalla VI", no puede evitar sentir que -de alguna forma- está traicionando a su ex mujer.

El problema es que Maximiliano Aguirre está más caliente que una patada en la oreja, reprimido y ahora tentado..., porque las chicas han empezado a liarla. En ese momento desaparecen McMord, el sonido del metro, el poli de la escopeta, los seguratas, el gilipollas herido, la motorista o la puta cabeza reventada del tal Cairo.
Machete, que había decidido rajar de arriba a abajo el traje, se detiene ahora...pálido como un muerto metido en lejía..., y los botones de los jeans desgastados amenazan con saltarle un ojo a la rubia. Sí, a la rubia, porque Max ha desviado la mirada de esos dos milagros de la naturaleza.

Eso...eso creo que...Supongo que no es...necesario...- balbucea inquieto, absolutamente abochornado, enfocando al suelo, al techo, tragando saliva y retrocediendo a una esquina. Allí carraspea y se tapa la boca mientras se le escapan unas terribles y lacerantes miradas de soslayo. Machete podría, en ese mismo momento, levantar el cemento de las paredes. Mecánica de fluídos. Propulsión a chorro.

Tápense...por favor...

Esto ya es de coña.

Vale que la rubia enteradita parece que manda, pero es que a la canosa le ha faltado tiempo para ponerse en bolas, tan modosita y estirada que parecía y mira, le va la marcha. Y el poli jovencito también tiene ganas de fiesta, lo miro de arriba abajo. Que suerte tiene de que me sienta un pelín culpable por el viaje que se llevo al protegerme.

Claro hombre… pa eso estamos.- Con tono distendido al hablarle, me acerco y desbrocho su cinturón, pasando después a los botones y a la cremallera. Mirando al lado mientras, pendiente de la negra y de la otra en su breve conversación, les mola hacer streaptease, que no lo nieguen. Yo personalmente prefiero hacerlo en otras situaciones. Me agacho y tiro de los pantalones, para que no tenga que pelearse demasiado con ellos. Levantándome entonces, sin echarle cuentas a la ropa interior que lleva.

Te voy a quitar la camiseta. Intentaré que no te duela… mucho.- Abro la camiseta rota por la parte de la herida, intentando que no le roce en ella, más y más hasta que acaba cayendo hecha jirones, total, ya está inservible y así no tendrá que dolerle el brazo para quitársela.

Para entonces ya se ha despelotado del todo la otra, y parece que a Machete Man no le ha molado mucho el cariz de los acontecimientos, normal, estamos rozando el ridículo… pero a lo bestia. Me llevo la mano a la boca, controlando la carcajada que se quería escapar, la hostia que gracioso es ese hombre hablando, no es momento, no es lugar, pero macho, es que la situación no es para menos. Niego con la cabeza, cogiendo aire para serenarme, con expresión divertida todavía. Volviendo al que quiere unirse a la orgía. Devolviéndole la sonrisa que el tuvo durante la sugerencia.

Ea, ya puedes continuar tú solito.- Elevo las cejas y me separo de él, para darle espacio en su desnudo particular. Mirando a los otros dos, mordiendo el labio inferior, sin que la puta situación deje de parecerme cómica, y mira que me han pasado cosas…

La ropa interior no hace falta, ¿no?-No es que me importe, pero cojones, el mono ese aislará algo, sino, vaya mierda de traje. A to esto… ¿Me he puesto bragas hoy?

Escopeta en mano, observo la escena, atónito, buscando una explicación a todo lo que está sucediendo, y entonces, mi mente se ilumina, claro joder, como no había caído, hoy es mi puto cumpleaños y esos cabrones me han enchufado a la puta red. No recuerdo muy bien la noche anterior, creo que salí con Ralph y Zack, y fuimos a aquel local, “Metal y Carne”, en la zona de Highlands, y allí la bebida no es muy buena, barata, pero de escasa calidad.

Y todo esto, claro, no está pasando, únicamente en mi cabeza, es como el puto guión de una peli porno, todo estaba bien jodido, y de repente aquí están, desnudándose sin demasiados problemas. Como explicación no está mal, puede llegar a ser incluso cierta. Pero hay varios detalles que no me convencen. Y eso que me han contado cosas realmente sorprendentes de los avances que han hecho los jodidos de Zetatech con la realidad virtual.

Pero, ¿coño pintan entonces el mejicano y el otro poli?, si, ya sé que Stewe puede ser muy retorcido, pero no creo que tenga tanta imaginación como para crear un personaje como el tipo de los cuchillos. Joder, que surrealista es todo esto, je, y la reacción de Machete es para descojonarse, este tío no ha pillado en tiempo, si es que son unas desalmadas, no tienen corazón, mejor tomarse las cosas a bien, pero sin descuidarnos. De todas formas, si hubieran querido matarnos, lo habrían podido hacer sin tanta gilipollez, eso también es evidente, ningún matón de tres al cuarto se toma tantas molestias para pegarnos después un tiro en la frente. Relajo la presión sobre la escopeta y agarro uno de los trajes rojos, bajando el arma.

Observo por unos la actuación de Zoe desnudando a Viktor, pero que te quiten la ropa para luego dejarte, no sé, no le acabo de ver la gracia al asunto, Rubia, creo que tu también te has contaminado suelto el arma en el suelo, y el traje rojo sobre ella, para que no se moje en caso de que empiece a salir agua mientras le brindo una sonrisa, que se amplía cuando Zoe hace aquella pregunta, girándome hacia ella. Mejor esto que estar amenazándonos unos a otros.

Será mejor que no dejo caer la chaqueta justo delante de ella, mi camiseta quedó atrás como improvisado vendaje a Viktor, mantenme el misterio para más adelante ojos verdes, acaricio la comisura de mis labios, alzando un poco las cejas, en plan, “tu ya me entiendes”, pero no puedo evitar que se escape una espontánea risa.