Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo III

Cargando editor
16/04/2009, 17:39
Claire Windsor-Hancock
Sólo para el director

-¿Enfermedad? ¿De qué enfermedad hablas, Louisa?

Me senté en la cama e intenté apoyar pero era demasiado doloroso, así que no me quedo más remedio que ponerme en pie con ayuda de mis manos y caminar dando saltos sobre el pie bueno y sosteniéndome de las paredes.

-Iré a ver a mi hermana ahora mismo.

No sabía qué diablos estaba pasando y no me gustaba nada, ya dejaría la tristeza para otro momento.

Cargando editor
17/04/2009, 04:37
Susanne Cornwell

La fiebre volvió y esta vez lo hizo con mayor fuerza. La lucidez de Sue había cogido un destino incierto y la realidad comenzó a mezclarse con la fantasía.

Deliraba, imágenes terribles ocupaban su mente, imágenes que la inquietaban enormemente. La tristeza se apoderaba a ratos de su alma y la hacía sollozar; en otros momentos se quedaba preocupantemente quieta, lo único que daba fe de que seguía respirando era el subir y bajar de su pecho, intensificado por el esfuerzo, y el sudor que no la abandonaba.

Tenía las manos fuertemente empuñadas sobre la colcha a tal punto que los nudillos se le veían blancos. Sacudía la cabeza de un lado a otro, como si algo la atormentara. Hubo un momento en que abrió los ojos y los mantuvo así por largos minutos, clavados en el cielo de la habitación, mirando un algo que sólo ella, en su delirio, sabía lo que era. No se daba cuenta de la presencia de su hermana, mucho menos de su angustia y el constante ir y venir de una habitación a otra que tenía Anabel.

De pronto sintió algo frío en la frente, posiblemente le hubieran puesto muchos más pero ella no se dio cuenta de ninguno, salvo de éste, aunque posiblemente ni sabía qué lo causaba. La voz de su hermana a ratos era audible e intentaba responderle pero las palabras no conseguían salir de su garganta más que como un balbuceo inentendible.

Con cada minuto que pasaba la vida de Susanne corría mayor peligro.

Cargando editor
17/04/2009, 11:25
Jean Antoine Lésdiguièrs

La miro como no para de arreglar cosas, divertido, ¿Cuántos años tendrá?, me hace gracia su actitud tan cordial, tan responsable. Echo un vistazo a mí alrededor, desde luego mi economía no está para muchos gastos, pero debo recuperar lo que perdí la noche anterior.

Le sonrío, con simpatía, sin prestar demasiada atención a la lluvia, me gusta observar como cae sobre los verdes campos, me proporciona tranquilidad y relajación, creo que mis mejores escritos siempre fueron en días así.

Pues… si, necesito un par de cosas el marcado acento francés, lejos de esconderse, resalta aún más de lo habitual, Tuve un inconveniente con mi sombrero, el viento nocturno hizo estragos sobre él, ya que mis manos estaban demasiado ocupadas para poder sujetarlo ayudando a una joven que tuvo un pequeño percance bajo un poco la mirada, falsamente avergonzado, con una sonrisa evocadora. Así como una pañuelo para el traje, que aunque antiguo como ve, aún se mantiene elegante, aunque no sea la última moda tiro de las solapas, para que quede claro que hablo de este mismo, y que desde luego ha pasado tiempos mucho mejores.

Río, mejor tomárselo con filosofía, ojalá pudiera pedirle uno nuevo, pero tendrá que esperar. Y… aún me gustaría pedirle una última cosa, si usted me lo permite por supuesto espero a su aprobación, cuando la tengo, me pongo serio. Pero nunca llegué a realizar la petición, puesto que la puerta se ve interrumpida por una mujer desconocida, pero de aspecto apurado, que va dejando un reguero de agua a su paso.

Era fácil deducir que era la criada de las Windsor, pero sus palabras me dejaron de piedra, enseguida vinieron a mi mente terribles ideas que deseché por completo, ¿Mary Ann?, si el otro día parecía encontrarse perfectamente. La preocupación de la joven dependienta me disgustó, era bien sabido que para ciertas personas hacer correr rumores exagerados era el pan de cada día.

Es obvio que no sepa lo que va a pasar señora intervine parsimonioso, para luego dulcificar mi expresión y mi tono, Sólo Dios lo sabe, pero antes de sacar conclusiones, debemos dar un voto de confianza al competente doctor Robins, no tenía ni idea de quién era, pero eso no tenían porque saberlo ellas, sólo he oído cosas buenas sobre él como médico desde mi llegada sonreí ligeramente, con confianza, mirando a la chica Cornwell. No había necesidad de crear alarmas.

Cargando editor
19/04/2009, 19:09
Grégoire Byrne

Observo la tienda con atencion, quiza sea un poco mas de atencion de la que seria normal, pero posiblemente se deba al hecho de que este intentando dar margen a mi primo, sin parecer maleducado saliendo rapidamente, pero intentando permanecer lo mas apartado posible para evitar captar la atencion, si me hubiera fijado en que estaba el dentro posiblemente habria decidido dar una vuelta antes de entrar, pero ahora ya no tiene solucion, aparte de dejar que hablen y si les veo un poco entrentenidos disculparme y hacer un mutis discreto

Pero la entrada de la mujer hace que evidencie que estoy prestando atencion por que me acerco con mirada preocupada

Si, seguro que puede sanarlo afirmo aunque la preocupacion se nota en mi voz como sea algo contagioso la fiesta de ayer puede ser un problema

quien es el finado si permite mi pregunta?

Cargando editor
19/04/2009, 21:43
Charles Patrick Avon

Avon desconcertado por las palabras del doctor, comienza a moverse con presteza intentando ayudar a este en todo lo que sea posible.

Con la ayuda del médico la recuesta en la cama y llama a una de las chicas del servicio.

- Traiga rápido un paño mojado por favor, y por si acaso agua, mucho agua...es urgente.

Se gira hacia el médico mirando de reojo a Mary Ann.

- Hay algo más que pueda hacer? Creo que no soy de mucha ayuda aquí, pero no duden en pedir lo que necesiten

Cargando editor
21/04/2009, 17:00
Elizabeth Cornwell

Elizabeth atiende debidamente al Sr. Lésdiguièrs, con una sonrisa un tanto distraída, esforzándose en ser amable, pese a sentirse realmente preocupada...

-Así pues... Su sombrero...
-lo examina, crítica.-No se preocupe... Volverá a estar como nuevo...-Sonríe otra vez, dulce.-Espero que no le importe dejármelo un día...-Señala, mientras busca el pañuelo ideal para acompañar el traje de su cliente.-Creo que este le irá perfecto...

Es entonces cuando la mujer les interrumpe, y el joven señala la competencia del Dr. Robins... Liz entonces le regala una sonrisa de alivio... "Claro.. Qué tonta soy... No debería preocuparme tanto.. Debería de hacer mi labor y..."

En ese momento, el otro caballero habla... Y la joven Cornwell siente cómo su respiración se corta... Tiene miedo de oír las palabras... Porque... Porque...
De improviso, niega con la cabeza, no piensa deprimirse más, ahora debe ser fuerte y atender la boutique... Así pues, aguarda a que la criada responda y continuar con su trabajo...

Cargando editor
24/04/2009, 09:30
Mary Ann Windsor-Hancock

Estaba sonriente al ver que su hermana se recuperaría pronto, pero al salir le entró un calor interno horrible y la habitación comenzó a dar vueltas. Iba a decir algo, a pedir ayuda pero las palabras se perdieron en un susurro apenas audible ni siquiera por ella... aunque en su cabeza gritaba, su voz no se podía escuchar.

Mary Ann siempre había sido muy fuerte y era muy raro verla enferma, sí había caido alguna vez de niña, torciendo un tobillo o haciendose rasguños en las rodillas, le gustaba demasiado arriesgar, pero era la primera vez que enfermaba de gravedad.

Cargando editor
26/04/2009, 20:09

Alexander fue en busca del doctor Robins. Cuando llegó a su morada le dijeron que el señor había partido temprano para la recorrida y así revisar a todos los enfermos. Entonces fue buscando guía, en el propio pueblo, hasta que llegó a la casa de las hermanas Hancock, en donde supuestamente estaba ahora.

El joven golpeó la puerta, al principio nadie contestó y luego, una joven criada abrió la puerta.

-¿Señor? -preguntó con diligencia.

Cargando editor
26/04/2009, 20:14

El doctor Robins sacó unos papeles, anotó algo. Tomó la temperatura de la joven Mary Ann y volvió a anotar. Su cara siempre estaba seria, pero se notaba la preocupación. Luego guardó en su bolso las cosas. Sacó unas yerbas y le dijo a Avon que le pidiera a una criada que las caliente en agua. Que haga una infusión como el té.

Louisa, una de las chaperonas, observaba todo con preocupación. Tenía, tomada de su hombro y apoyada para mantenerse en pie, a la joven Claire quien no quería estar en su habitación recostada por lo que era una simple hinchazón mientras su hermana parecía contraer algo muy grave. Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas pero Louisa trató de calmarla un poco. El doctor, simplemente respiró hondo y dijo:

Cargando editor
26/04/2009, 20:18
Dr. Robins

- Si es lo que creo que es, esta noche empeorará. Lo único que pueden hacer es mantenerla en cama, ponerle paños fríos en la frente por la noche y esperar. Si tengo buena fortuna vendrá ayuda en estos días de Londres. Hoy es sábado, el lunes creo que un par de gente de la Universidad vendrá a ayudarme. Son médicos más especializados y podrán hacer un mejor diagnóstico. Mientras tanto, simplemente obsérvenla y traten de mantenerla hidratada, si me disculpan me voy, lamentablemente no es el único caso.

Cargando editor
26/04/2009, 20:21

Alexander fue a ver al médico. Anabel se quedó con Susanne un rato más. Luego iba a ver a la madre y volvía. Tardaba unos diez minutos entre ir a ver a una y volver a atender a la otra. En cierto momento Susanne recobró la conciencia. La lluvia afuera, había aumentado, se sentía sobre los tejados golpeando con fuerza. Su visión se hizo más nítida y vió que Anabel estaba sentada junto a ella con cara ausente. La carta que la muchacha había escrito no estaba en la mesa, pero no podía saber si la había mandado o no, aunque suponía que su hermana tenía mucho más que pensar en este momento.

No vió a Elizabeth, si estaba en la boutique o no, era algo que desconocía. Así como el estado de su madre. Anabel no había notado que la hermana había despertado. Miraba al aire, se notaba mucha amargura en sus ojos y también demasiada presión.

Cargando editor
26/04/2009, 20:30

La criada contesta a la pregunta de Grégoire:

-La señora Hadge, de la casa de los Windennagen. Comenzó con una tos, que era continua. Fue subiendo y luego la fiebre... volaba de fiebre. Tuvo convulsiones. Murió a los tres días, creo yo. No estoy segura cuánto tiempo en realidad.

La joven se da cuenta de que está tardando demasiado, así que dice:

-Señorita, deme las telas que debo volver a la casa de las jóvenes Hancock. No debo de perder tiempo. Lamento mi brusquedad, pero tal vez otro día podamos conversar con mayor libertad.

Una vez que Elizabeth le vende las telas para el tobillo, Beth saluda a los tres jóvenes y parte con prisa. Cuando termina de salir todos se quedan callados por un minuto. La lluvia afuera ha empeorado y el aire nostálgico casi parece tener peso real.

Cargando editor
26/04/2009, 20:40

Francis y su señor llegaron bastante puntualmente a la cita con unos viejos amigos del padre de Lord Heddington. El hombre mayor llamado Spencer los recibió con un cortés saludo e hizo que los mozos llevaran los caballos al establo que había en un costado de la hermosa casa campestre. Luego, el señor los invitó a pasar, se sentaron en el enorme living, lleno de muebles de estilo victoriano. Retraros pendían de las paredes, muchos recordando al padre de Francis, a quien la familia apreciaba mucho.

La señora pronto trajo el té, con algo de miel para endulzarlo y lo sirvió ella misma, aunque no eran los modos la esposa de Spencer tenía una manía por servir ella su té, preparado con una receta especial de hierbas dada por su madre.

Una vez todos sentados y con un fuego ardiendo levemente en la chimenea, Spencer preguntó:

-¿Novedades Sir Francis? ¿Cómo le ha asentado la visita al área rural de Inglaterra?

Cargando editor
27/04/2009, 00:12
Claire Windsor-Hancock

Apenas puedo creer lo que está pasando, pero el médico no dice mucho. Me siento donde puedo, junto a la cama de mi hermana y bajo la vista preocupada por ella y su salud. Qué cosa podría ser aquello que la tenía así y que el médico no se atrevía a decir qué tenía. Negué con la cabeza y rogué que nuestro padre llegara pronto.

Cargando editor
27/04/2009, 02:02
Charles Patrick Avon

- Yo, me temo que debo irme, tengo que hacer algunas cosas antes de volver a mi hogar, lamentablemente hoy tendo un día demasiado atareado. Eso sí, si necesitan alguna cosa, no duden en enviar a alguien a pedir ayuda, vivo en la casa de al lado, y estaré encantado de ayudarlas en lo que pueda.

Avon realiza una pequeña reverencia, y se queda unos instantes por si quieren decirle algo más, tras lo cual, se dirige hacia la puerta a por su caballo.

Cargando editor
27/04/2009, 02:11
Charles Patrick Avon
Sólo para el director

Notas de juego

Querida master, te dejo esto aquí porque nose donde ponerlo, ok??

Te recuerdo que mi intencion es bajar al pueblo a comprar algun detalle para la recepcion que tengo con las hermanas cornwell esta tarde...por si te olvida o algo, que entre tanto personaje es normal...jejej

Cargando editor
27/04/2009, 04:00
Susanne Cornwell

Miró por la ventana, el cielo estaba encapotado, gris a causa de las nubes de lluvia. No podía guiarse por la luminosidad del día para hacer un cálculo aproximado de la hora y ni hablar de saber cuánto tiempo llevaba en esa cama.

Anabel estaba sentada junto a la cama, en silencio, observando con aire ausente quien sabe qué. Se veía cansada, ojerosa, preocupada. Susanne la miró por largos instantes en silencio también y luego de un par de minutos decidió romper con ese silencio.

-¿Hermana? -le dijo con voz suave, casi en un susurro- ¿Anabel?

Cargando editor
27/04/2009, 17:38
Claire Windsor-Hancock

Miro al señor Avon, asiento con la cabeza y le doy las gracias muy suavemente, realmente no creo que necesitemos ayuda y en todo caso, entiendo que él tenga cosas importantes que hacer. Observo a mi hermana y le tomo un mano.

-Vas a ponerte bien, te lo prometo...

Escucho la puerta mientras el señor Avon se marcha.

Cargando editor
27/04/2009, 19:52
Elizabeth Cornwell

Elizabeth escucha a la mujer, y, sin proponérselo, su ceño se frunce levemente...

-Oh... Vaya... Pobre..
.-Señala con tristeza, aunque, por otra parte, se siente aliviada, puesto que no ha habido mención alguna a su familia... Aunque... Si se veía por el lado de los síntomas... Encajaban a la perfección con los de su madre y hermana... Intenta evitar esos pensamientos, y, reponiéndose, sonríe a la mujer, quien señala que debe marcharse...-No se preocupe... Gracias por su compra... Espero que todo vaya bien en casa de los Hancock...-Renueva su dulce sonrisa mientras su interlocutora marcha...

Es entonces cuando la lluvia se hace más fuerte, y su corazón se vuelve más pesado...

"Ah... La lluvia... La hermosa lluvia... Y sin embargo... ¿Por qué siento que me traerá malas nuevas...?"

Evita un suspiro, mientras observa hacia el exterior durante algunos segundos... Luego vuelve en sí y aguarda a que los caballeros señalen si desean alguna cosa más...

Cargando editor
28/04/2009, 09:44
Mary Ann Windsor-Hancock

Mary Ann está agotada, parece como si hubiera realizado un esfuerzo muy grande para superar una gran prueba. Está exhausta. Mira a su hermanita intentando tranquilizarla, pero apenas puede sonreirle costosa y dulcemente.