Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo V

Cargando editor
20/01/2010, 16:18
Susanne Cornwell

Se mantuvo en segundo plano, eso sí sin apartar la mirada de él. Le esperaba, desde que se fuera le esperaba y se sentía feliz de verle de regreso sano y salvo.  A sus oídos llegaron sus palabras y aunque éstas no estaban siendo dirigidas a ella resultaban reconfortantes. Se alegró de oír que las hermanas Windsor-Hancock y quienes les acompañaban se encontraban bien porque eso significaba que, después de todo, Dios no les había abandonado y lo que es mejor, que su madre, aún en la otra vida, seguía velando por ellas.

Mientras Patrick se dirigía a los hombres para luego hablar con su señor, ella se preguntaba si, como en los libros, aquellos a los que la creatura hubiese atacado y sobrevivieran para contarlo, no se habían transformado en lo mismo que por poco y los mata…

-Es mejor que no piense en esas cosas –se dijo sacudiendo levemente la cabeza y cerrando los ojos-. Las personas que me importan y quiero están aquí, conmigo… -suspiró pues aunque la felicidad era mucha no podía ser completa. No cuando apenas el día anterior había perdido a su madre y su ataúd aún estaba en la iglesia esperando a ser sepultado.

Buscó al padre Thomas con la mirada, quería pedirle, pese a que sabía que no era necesario, que se encargara de dar digna sepultura a su madre pero no lo vio, en lugar de eso su mirada volvió a cruzarse con la de Patrick quien ahora caminaba hacia ella para en un gesto totalmente inesperado para ella, la abrazó fuerte, pero pese a la fuerza de su abrazo no le hacía daño, por el contrario, la hizo sentir cobijada. Fue un abrazo cargado de emoción, un abrazo que, de no haber tenido los brazos aprisionados por los suyos, de seguro habría correspondido.

No supo si se sintió incómoda o no, no alcanzó a darse cuenta porque cuando el arrebol comenzaba a teñir sus mejillas se encontró con un Patrick arrodillado delante de ella. Obviamente ahora fue totalmente consciente de lo incómoda que se sentía. Se puso nerviosa y el primer impulso, contenido por suerte, fue pedirle que se levantara… eso y alejarse.

Lo escuchó, sintiendo que el corazón con cada palabra por él pronunciada le latía más y más fuerte y como siguiera latiéndole a esa velocidad iba a terminar desmayándose igual como hiciera la noche en que él se le declaró.

Lo escuchaba y se sentía como en un sueño. Sentía todas las miradas sobre ella, sobre ellos, todo el mundo los estaba oyendo y de los nervios que sentía llegaba a tener la vista nublada. Sus ojos brillaban, cualquiera diría que su fulgor era comparable al de las estrellas y puede que no se equivocara, aunque ese fulgor estaba por convertirse en lágrima de emoción.

Todo era, le resultaba tan irreal. ¿Soñaba? ¿Las tensiones vividas le estaban jugando una mala pasada y haciendo ver, oír y sentir lo que no era? Parpadeó repetidas veces, quizás creyendo que al hacerlo la ilusión desaparecería pero nada ocurrió, él seguía allí, la miraba, le hablaba, le decía todo aquellos que, en el mayor de los secretos, siempre soñó oír. ¿Era correcto sentirse así de feliz habiendo, tan sólo hace unas horas, fallecido su madre?

Y la pregunta, la tan ansiada pregunta fue pronunciada por él y Susanne fue incapaz ya de contener las lágrimas que habían comenzado a rodar por sus mejillas. Todo el mundo los observaba. Lo sabía y eso empeoraba la situación. Se sentía torpe, no sabía qué responder. Deseaba decir sí, gritar ese sí, reír a carcajadas pero se contenía. Se contenía por respeto al recuerdo de su madre. Se contenía por respeto a sus hermanas, por respeto a ella misma. Las emociones eran encontradas y las palabras se negaban a brotar de sus labios.

-Yo… -las lágrimas no dejaban de correr- yo… -buscó el auxilio, la aprobación o desaprobación en el rostro de sus hermanas o quizás tan sólo necesitaba que ellas leyeran en su mirada un “lo siento”… Lo siento por amarlo, lo siento por ser egoísta, lo siento por sentirme feliz cuando el cuerpo de mamá todavía espera sepultura. Lo siento por ser feliz mientras otros sufren, pero lo amo y estar con él es lo que más deseo.

Estiró su mano y acarició la mejilla de él con mucha suavidad, apenas y rozándolo.

-Sí… -fue la respuesta que pronunció casi en un susurro y comenzó a asentir no pudiendo ya evitar reír y llorar a la vez- ¡Sí! –exclamó y su mentón temblaba. Avanzó un paso y a menos que Patrick reaccionara y se pusiera de pie ella acabaría abrazándole allí, arrodillado como estaba.

Cargando editor
23/01/2010, 03:50
Alexander Varsatof

El ruso se despertó del todo y salió, con aire armonioso, de la casa. Saludó con un gesto de cabeza a los otros hombres y luego, habló a las hermanas, mirando particularmente a Elizabeth mientras decía:

-Señoritas, ya es obvio que estoy interrumpiendo el momento pero asuntos me requieren.

Dando una leve inclinación hacia adelante, saludó una vez más y concluyó:

-Entonces he de retirarme. De todos modos debía irme del pueblo hace unos días así que... ya nada me retiene aquí.

El ruso se encaminó hacia un lateral de la casa y luego desapareció por entre los bosques. Y así tan repentina como su llegada fue, lo fue su partida. Tan misterioso como el hombre mismo que alguna vez conocieron como Alexander Varsatov.

Cargando editor
23/01/2010, 23:25
Claire Windsor-Hancock

Levanté la vista y mi mirada se quedó perdida en él cómo si fuese el único que nos acompañaba a la mesa; de pronto el mundo alrededor había desaparecido como por arte de magia. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, desbocado, había sentido mis ojos humedecerse y mis mejillas sonrojarse; habría saltado en un pie de no ser porque estaba demasiado nerviosa como para moverme, de hecho sentía que mi cuerpo pesaba y daba gracias a Dios por ello, de lo contrario no sabía lo que hubiera sido capaz de hacer pero la ilusión, el deseo, el amor, todo, se veía reflejado en esa mirada que le había dedicado al señor Byron y creía que él sería tan capaz de comprenderla como mi hermana y el señor Jean.

-Tengo que tranquilizarme... ¡Por Dios, no debo abrir la boca!

Pero no necesitaba abrir la boca en absoluto, mi hermana me conocía sobre manera como para saber lo que estaba pasando por mi cabeza y si yo la conocía bien a ella, imaginaba a la perfección lo que estaba pasando por la suya. Un mechón rubio cayó por mi rostro y lamenté no estar en mejores condiciones, más presentable que en ése momento pero finalmente era una de las cosas para la cual, quizás, no se estaba preparada nunca y eso era algo que nunca sabría. Respiré profundo, sentía que una nueva fuerza recorría mi interior y ni por un momento dudé que mi padre adoraría al señor Byron que era educado, decente y de buena familia. No, todo estaba en orden.

-Estoy de acuerdo...-dije titubeante pero sólo en un inicio.-Ha sido una noche espantosa pero se dice que Dios, no nos pone pruebas que no podamos superar y que siempre encontraremos algo bueno en medio de tanta desgracia... La noche no habría sido igual sin vos, señor Byron...

Estaba emocionada, atontada, nerviosa, ansiosa, de todo un poco y había tantas y tan distintas sensaciones en mí que no podría decantarme por una sola. Alargué una mano hasta tomar la de mi hermana, señal ínequivoca de que me estaba disculpando de antemano, como le hacía nuestra madre precisamente a nuestro padre cuando osaba interrumpir en la mesa antes que él.

-Será un honor presentarle a nuestro padre, Ethan...

¿Había usado su nombre de pila? Si, lo había hecho sin pensar. Aunque ya antes lo había hecho, las circunstancias eran muy distintas. Por fin conseguí regalarle una sonrisa y olvidarme de que había faltado al protocolo, si todo iba bien, pronto ni siquiera tendríamos que usarlo. Mis mejillas seguían enrojecidas, mi corazón seguía desbocado pero no podía estar más feliz o quizás si.

Notas de juego

Bueno, me esperan pero había prometido esto. Espero no avergonzar mucho a la familia ^^.

Cargando editor
24/01/2010, 01:38
Jean Antoine Lésdiguièrs

Pase la mano por la comisura de mis labios, curvados en una ligera sonrisa, enarcando las cejas, esa fue toda la respuesta que di a la mayor de las hermanas Windsor justo antes de aceptar su amable ofrecimiento, notablemente jaleado por mi estómago. Era lo primero, aunque esperaba que no lo último, que iba a obtener de ellas.

Acompañé a la mesa a las damas, ofreciendo un contraste obvio con el noble que caminaba junto a mí, unidos en una curiosa reunión, supervivientes de una noche inolvidable, hablando para no tener que recordar, que gran cobarde es la mente humana, enfrascada en evitar aquello que le preocupa, entretejiendo la realidad con sueños dispares.

Pero cuando todo parecía tender al tedio, Byron abrió un destello de diversión en la anómala velada, alcé la mirada, para ver la del caballero prendida en la de la pequeña Claire, que se cría rebelde a los suyos y cercana a los de baja condición, buenas intenciones mal expresadas, tratadas por mi parte con la adecuada crueldad, enseñándole lo que realmente vive en las personas cuyos sueños no van más allá del amanecer. Quise fijarme en Mary Ann, la hija mayor y mejor partido por lo tanto, aunque es algo que poca importa cuando se tiene tanto, o cuando se necesita tan poco, por eso le ofrecí una sonrisa, yo no la calificaría de cómplice, sino más bien retadora, el juego debía comenzar, y nunca fue un experto en reglas.

Debo admitir señor Byron intervine con un trozo de sabroso bollo aún sin terminar de tragar totalmente y la taza de humeante té en la mano que su verso es fluido suponía que captaría su atención y aunque escasamente original, es tremendamente efectivo solté la bebida sobre la mesa, y tomé la servilleta para limpiar los restos de comida, disculpándome con la mano libre y no se lo tome a mal, pues a pesar de que algunos me consideran escritor, yo soy consciente de mi precaria inspiración, cayendo la gran mayoría de las veces en tópicos ya manidos reí vaya, y yo que creía que no teníamos nada en común aparte de abusar de la buena fe e inocencia de nuestras anfitrionas a las que miré en ese momento, sin perder el buen humor creciente, encogiendo mis hombros.

Pero no se lo tome a mal "Ethan" acentué mal su nombre a propósito únicamente quería advertirle, y tómelo como un sencillo consejo sin pretensiones, que las cosas se ven diferentes cuando el alba despunta y deja paso al día esta frase la dije mirando a Claire, obviamente mis modales había pasado a mejor vida, pero qué diablos, había estado con ellas cuando aquella bestia nos atacó, e incluso me habría planteado arrastrarlas en lugar de abandonarlas a su suerte. Sin duda, me estaba haciendo mayor.

Cargando editor
24/01/2010, 18:52
Patrick Collins

Patrick sintió su mano posándose en su mejilla, y la escuchó. Por un momento, pensó que le iba a decir que no, que le iba a rechazar por algún motivo. Sin embargo, ella asintió y dijo la palabra que estaba esperando, una palabra que tenía tan solo dos letras.

Sonrió, al borde de llorar de alegría, y vió que ella se acercaba para abrazarle, y se puso de pie, aunque no del todo. Ella fue más rápida, y él frotó su espalda, besándola mientras una lágrima rebelde caía de su párpado.

Notas de juego

Master, luego de esto salimos por patas con los carruajes, obviamente :P

Cargando editor
24/01/2010, 21:57
Mary Ann Windsor-Hancock

Mary Ann sintió el calor en su mano, estaba mirando a su hermana y la veía tan radiante, sabía perfectamente lo que sus ruborizadas mejillas ocultaban, lo que sus ojos brillantes anhelaban...

Miró a Byron, no supo bien si su mirada era de aprobación o de curiosidad, ¿qué podría haber visto su dulce hermana en aquel hombre pomposo? Daba igual, no la cuesionaría más, casi la pierde aquella desgraciada noche, y no iba a dejar que un hombre se la llevara ahora de su lado. Le aceptaría si su hermana le amaba.

Las palabras de Jean la hicieron sonreír, agarrada aún a su joven hermana, se preguntó ¿qué habría ocurrido entre el francés y la pequeña? y ¿cuando aquel extranjero se había vuelto tan osado? Había un protocolo que debíamos cuidar, pero después de aquella noche tenía la sensación de que había vuelto a nacer y de que los protocolos eran poco más que absurdos y aburridos. Su adrenalina todavía corría por sus venas y su lengua no era excepción...

- Completamente de acuerdo con el Señor Lésdi... intentó pronunciar aquel horrible apellido extranjero pero desistió.. Jean. Dio un pequeño e imperceptible apretón en la mano de Claire y continuó. Si va a cortejar oficialmente a mi hermana menor, le aconsejo que aprenda piropos y cortesias más apropiadas para su clase y belleza. Segura estoy que nuestro poeta, encantadisimo os brindaría un largo catalogo de palabras de amor... le guiñó un ojo mientras sonreía amable al profesor de francés.

Cargando editor
24/01/2010, 23:43
Ethan Byron

 

  He hecho cosas horribles...cosas monstruosas, he tenido deseos...inconfesables. He odiado, y he sido odiado por muchos, pero aquel hombre no sabía que lo cortés no quita lo valiente. Sonreí de medio lado motivado, como si las palabras de la "perfecta" Mary Ann cuyo fruto de mujer sólo era deseado hipócritamente por las ventajas que, para todos es sabido, tienen las mujeres de mayor edad en una familia sin varones. Me pregunto entonces, Tú, perfecto poeta de cabellos lacios y rostro hermoso, de ojos vibrante en su profundidad y labios sensuales, ¿quizás piensas que otro hombre enturbiará tu destino impidiendote una herencia digna de esta obra teatral tan conseguida? Puede que para ella seas un buen hombre, de labia y estudios que rozan la infinitud, versado en artes, posiblemente amante de hombres y mujeres por igual, que ha vivido en pecado casi desde que nació, que se vanagloria en esa..presunción de méritos tan inestable.

  Oh...querida, ¿Realmente no te has dado cuenta que sólo desea lo que tienes? ¿Realmente no te das cuenta que todo lo que puede aparentar tener es efímero o hace mucho que dejo de pertenecerle a él? Triste y dramática esta tragedia de sonrisas banales. Si le conocieras...no perderías tanto tiempo ni esfuerzo en hablar. ¿O esque envidias lo que ha conseguido la menor de tus hermanas?

  No me muestro alterado, sería imposible porque no lo estoy. Pero aquello no me hace perder la sonrisa, sólo pronunciarla.

 - En ese caso, Señor mio, Señoritas, creo que será mejor que me tome el debido y merecido descanso. - Byron hizo ademán de levantarse.

 No le hacían falta clases de mendicidad, aunque le agradaba que alguien se molestase en ofrecerselas, eso le recordaba que su indumentaria en aquel momento, una que no había cambiado desde hacía demasiado tiempo ya era de por si inapropiada, era pues hora de volver al sólido y solitario hogar y disfrutar de lo que había venido a hacer allí ahora que había escampado.

 En pie, coloqué la diestra en mi pecho y me reverencie ante las señoras.

 Pobre Claire...juegan con los hilos de tu destino, deciden por ti tu futuro incluso aquellos que no pertenecen a tu propia familia. ¿Qué dirá vuestro padre cuando llegue y vea que una mujer pura y digna como Mary Ann había...confraternizado...con un mendigo de buen gusto? ¿qué diría cuando le contasen que Claire se había dejado a la lujuria o al sentimentalismo sólo ante unas palabras amables de un traidor que pretendía hacerse con la herencia familiar?

  Ah...pero ella sabrá que es mentira, porque ella es una mujer inteligente y pronto verá claro cuales son las máscaras de cada uno en este baile y los reconocerá.

 - Ha sido todo un placer, gracias por la invitación.

 Toma lo que quieres, perro, ¿Por qué habría de preocuparme? Ah...solitaria condena. Todo me hace recordar el porqué no busco la compañía de estos lobos sino verlos atravesados por el metal de la metralla.

 Siempre cordial y sonriente, no presento prisa por retirarme, mas disculpandome me dispongo a  dirigirme hacia la salida, no sin antes desearle suerte a mi pequeña. La necesitará...

 - Cuidese vos más que nadie, Señorita Claire, por supuesto está usted invitada a tomar el te en mi hogar. - Extendió este ofrecimiento a los otros dos presentes, aún ligeramente inclinado hacia adelante. Sus ojos se mostraban oscuros, pero llenos de vida, y su sonrisa nunca desaparecía.

Cargando editor
25/01/2010, 17:16
Claire Windsor-Hancock

Las palabras de Mary Anne no me sorprendieron, de hecho sentí que estaba bromeando o algo así pero muy distinto era lo que había dicho Jean, lo miré con incredulidad y bastante molestia. Estaba cansada de que siempre me viera como una niña tonta, lo volvía a hacer y se jactaba de conocer cosas de uno como si... Respiré profundo, por mucho que Ethan fuera un caballero no tenía por qué soportar las groserías de un frases que realmente no sabía cuál era su lugar. Mi padre tendría que enterarse de todo, sí, aunque debía reconocer que había ayudado a mi hermana, tampoco era mejor partido. Me levanté de inmediato dejando la servilleta sobre el plato del cual apenas había probado bocado y me dirigí a Ethan.

-¡Esperad, señor Byron!-nuevamente mi corazón latía desbocado pero la razón era el enojo, mis ojos se volvieron hacia el francés tras captar la atención de Byron.-Perdonad, señor Lésdiguièrs espero que esté contento... Debo admitir que tenéis razón en una cosa: las cosas se ven distintas ahora bajo la luz del sol. Incluso ha dejado ver su verdadera personalidad una vez más y perdonen ambos si no me quedo a desayunar con vosotros pero realmente estoy destrozada como para continuar con esto... Mary, cariño. Ten cuidado.

Di media vuelta a la mesa y me colgué del brazo de Ethan sin que él me lo ofreciera, abusando, si, sin duda y alejándonos hacia la salida. Esperaba que una de las ayas apareciera pronto, no me agradaba en absoluto dejar a Mary Anne con Jean, sobre todo porque parecía que a ella le agradaba él sobre manera.

-Le pido que no haga caso de las palabras de el señor Lésdiguièrs supongo que esto es normal en su país, ser un patán, ya sabe; le prometo que ni siquiera es el pensar de mi hermana, no ha querido ofenderlo... Lamento mucho que...-lo miré a los ojos mientras abría la puerta de enfrente de la casa.-Ojalá nunca tuviera que irse pero sé que está cansado.

Me paré frente a él, mirando de reojo hacia el salón para luego perderme del todo en sus hermosos ojos obscuros, ignorando que no estábamos solos.

-Encantada tomaré el té con vos...

Cargando editor
26/01/2010, 01:14
Francis P. Spencer

Sir Francis fue el primero en romper el silencio, y lo hizo de un modo bastante informal. Se puso a aplaudir cuando los recién prometidos se abrazaron y comenzó a caminar hasta ellos, colocándose frente a Collins y tomándolo por los hombros mostrándole una amplia sonrisa.

-Amigo mío...

Miró a su compañero a los ojos durante unos segundos sin decir nada, tras esto lo abrazó efusivamente.

-Cuánto me alegro.

Su felicitación era sentida y sincera. Tal vez consideraba algo precipitado el compromiso, pero dadas las circunstancias empezaba a darse cuenta de lo imprudente y necio que resulta el posponer lo realmente importante. Reflexionó sobre este asunto en relación a sí mismo. Bajo la alegría por su amigo subyacía un sentimiento latente de autocompasión por su propia soledad.

Ni su gesto ni su voz pudieron ocultar esta mezcla de emociones cuando, tras soltar a Collins y ofrecerle unas palmadas en la espalda, se dirigió al resto del grupo.

-Bien, ya lo han oído todos. Y permítanme decirles que, con total sinceridad, doy gracias por todo lo que nos ha sucedido y nos sucede, si ello ha sido la causa de que dos personas encuentren tan inesperada dicha. Todos debemos alegrarnos por ellos. Espero que, en nuestro próximo destino, podamos disfrutar de una digna celebración. Así pues, pongámonos en marcha lo antes posible.

Mientras esperaba que los demás estuvieran listos para partir o alguien mas quisiera decir algo, observó a Susanne, la novia de su amigo, como si quisiera pedirle que cuidara bien de él.

Cargando editor
26/01/2010, 05:31

En media hora todos estaba subidos a los carruajes llendo a una vida diferente, o al menos lejos de Windfield.

En el carruaje primero, el que encabezaba la comitiva, se hallaban la señorita Susanne junto a Elizabeth, Francis estaba con el señor Spencer, sentados ambos frente a las damas. En la parte del cochero, se encontraba un señor muy cortés, de nariz aguileña junto con otro joven, ese que fue rescatado por Collins y Francis un poco antes de la fiesta, llamado Alan. En el segundo carruaje Edmund viajaba junto con el servicio del señor Collins, dos mujeres silenciosas, de aspecto bonachón y un hombre medio gordito, llamado Nathaniel. Anabel se encontraba en el mismo carruaje, sentada al lado de una de las mujeres, quien tenía muchas pecas y el pelo rojo como el fuego. Sin embargo la juventud la había abandonado hace tiempo y debía de tener unos sesenta años. No sabían mucho de ella ya que permanecía dormida en el carro.

El tercer carruaje estaba ocupado casi todo por los objetos de las chicas y algún que otro criado más. Los tres transportes surcaban los campos en línea recta, uno detrás de otro, siguiendo religiosamente el camino que los transportaría a las nuevas tierras con prontitud. Poco más de un día de viaje era lo que faltaba, lo cual no era mucho considerando las distancias. Sin embargo Windfield quedaría atrás por un tiempo. Sus amigos, sus vecinos, incluso también Londres que quedaba cerca de dicha campiña estaría más, más lejos.

El señor Avon no partió junto a ellos ya que no lo creyó necesario, como tampoco el ruso. Además se quedaron las señoritas Hancock, así como Jean y ese hombre poderoso conocido como Byron.

¿Qué sería de ellos? ¿La reina los buscaría? ¿Y que pasaría con los amigos, con los que decidieron permanecer en su sitio? Todas esas preguntas y muchas más llenaban las cabezas de los presentes en tan inusitado viaje.

Notas de juego

Chicos, ojo de marcar a quienes no están. Es más ahora SOLO pueden marcar a quien comparte el coche con vosotros. Tened cuidado cuando posteen de elegir bien los destinatarios. Si alguien no está de acuerdo con ir, avisenme.

Cargando editor
26/01/2010, 05:56

Avon vió partir los tres carruajes. No partió en ellos ya que aún no había decidido si valía la pena irse o quedarse en Windfield. Lo cierto es que: Anabel, Elizabeth, Susanne, Patrick, Francis y Edmund habían preferido retirarse de la campiña, sobre todo por temor a lo que la reina haría sabiendo que han violado la cuarentena. Pero Avon no sabe si eso pasará o no, después de todo el doctor que ordenó la misma, ese hombre llamado Vinthervill, no parecía estar muy bien de la cabeza.

Además estaban las señoritas Hancock y ese hombre llamado Jean y también el poderoso señor Byron; ninguno de ellos había tomado la opción de partir. Por lo que él sabía ya deberían estar en sus casas a salvo.

Lo cierto es que Avon sabía adonde los demás habían ido. Era un pueblo a poco más de un día de viaje. De tener que partir él también podría hacerlo. Preguntas, preguntas, de eso se trataba la vida.

Cargando editor
26/01/2010, 12:07
Charles Patrick Avon
Sólo para el director

Aún con la decisión en la cabeza regresó a su casa en Windfeld, intentó pasar lo más desapercibido posible a la vez que acudió a su habitación y preparó una maleta con lo indispensable.

Se dió un generoso baño, y explicó a su padre la mayor parte de lo que había sucedido, procuró no mencionar nada extraño, tan sólo que se había saltado una orden de cuarentena por fuerza mayor.

Siguió dudando entre qué era lo que tenía que hacer, continuó por cambiar su aspecto, quizá así les sería más dificil reconocerlo en caso de búsqueda, aunque si le llamaban a filas, por mucho disfraz que tuviera no pasaría inadvertido.

Asi pues, se dejó un pequeño vigote y cortó su larga melena, cambió su casaca de gala, por un traje más adecuado en ese momento y le pidió a uno de los criados que preparara su caballo...

¿El destino? Ni siquiera él lo sabía...

Notas de juego

Puede mi personaje ir a Londres e intentar averiguar si realmente les buscan o no???

Cargando editor
26/01/2010, 14:29
Edmund Banks

Edmund se decide a romper el silencio, pero en voz baja para no molestar a los demás. Mira con una sonrisa a Anabel:

- Bueno señorita Cornwell, a ninguno nos ha pillado de sorpresa la declaración del señor Collins, creo. Era evidente que sólo veía por los ojos de su hermana. Aún así, me ha sorprendido la forma. Es un hombre impetuoso, ¿verdad? ¿Qué le parece a usted la inminente boda de su hermana?

Cargando editor
26/01/2010, 14:58
Anabel Cornwell

Anabel se sentía un tanto cohibida rodeada de tanta gente que le era desconocida, así que tras unas cuántas disculpas optó por una posición más cercana a Edmund, con el que se sentía un poco más tranquila y confiada.
-Oh sí, lo es, créame- rió por lo bajo pero también negó con la cabeza. Estaba claro que no era una actitud que aprobara del todo -Me parece estupendo que le haya pedido su mano porque mi hermana está enamorada y para mí eso es lo más importante, pero también es cierto que no tenía otra opción después de los escándalos que ha ido suscitando desde que se fijó en ella...- suspiró con cierta resignación y se sacudió un poco el vestido, parecía ser simplemente un método de esquivar ciertas miradas incómodas.

-Empiezo a temer que sea uno de esos hombres extraños que disfruta cuando todo el mundo le mira, espero que no sea así. Igualmente me conformaré si hace feliz a Susanne- se encogió entonces de hombros quitándole importancia y se preguntó porque la habían asignado al mismo carruaje que los sirvientes... pero prefirió no darle muchas vueltas, tampoco pretendía quedarse en esa villa por mucho tiempo.

-¿Y qué me dice de usted?, ¿ha aclarado algo con Lord Heddington?- preguntó con interés a la vez que cambiaba de tema. No parecía sentirse del todo cómoda entorno a la pareja formada por Collins y Sue.

Cargando editor
26/01/2010, 17:48
Edmund Banks

Edmund pensativo responde:

- Pues ... estábamos hablando de ello, cuando llegó su futuro cuñado y nos dejó a todos sin palabras. Así que no tengo ni idea. De todas formas, ahora mismo tampoco tengo nada mejor que hacer... Viajaré con ustedes hasta que pueda hablar con él... si dice que sí continuaré viaje, y si dice que no, me quedaré en donde nos hayamos parado.

Mira a Anabel, con cierta preocupación en el rostro:

- ¿Qué le preocupa? ¿A qué tipo de escándalos se refiere?

Cargando editor
27/01/2010, 00:23
Jean Antoine Lésdiguièrs

Devolví el gesto a Mary Ann, que menos, ciertamente sorprendido por haber seguido con el pequeño juego que acababa de comenzar, a pesar de las horas sin dormir aún había ganas de sacar algo por encima de las típicas banalidades. O eso pensaba.

Pues la rauda salida del señor Byron me decepciona, esperaba más guerra de un hombre como él, aunque tal vez sea una inteligente jugada por su parte, puesto que aquí no se está librando una guerra, sino una pequeña escaramuza que no le interesa pelear, y bien es sabido que retirarse a tiempo es una victoria, pero el caso es que yo consigo tan pocas que no puedo evitar disfrutarla un poco más, alegrando mi triste existencia con efímeras palabrerías.

Me levanto de mi silla, con gesto afectado, Señor Byron, disculpe si le he ofendido, sólo pretendía bromear un poco sonrío, muy lejos de estar arrepentido, más bien divertido espero que otro día podamos vernos para solucionar este pequeño malentendido me encogí de hombros ante la mayor de las hermanas Hancock, ¿qué le iba a hacer si la gente no sabe encajar un inocente comentario? Y claro, cuando recibí la reprimenda de Claire no pude hacer otra cosa que reprimir la sonrisa, con alguna que otra dificultad.

Parece que se han enfadado comenté de forma redundante a mi ahora única compañera de mesa, pero aún estaba demasiado cerca la feliz pareja, y esperé a que el señor Byron se hubiera marchado para replicar por fin a la pequeña rubia, a la que miré, ahora más serio, dispuesto a pedir disculpas.

¿Me ha invitado a mí también a tomar el té?

Debí callarme si, pero, ¿Qué más daba?

Cargando editor
27/01/2010, 19:02
Mary Ann Windsor-Hancock

Notas de juego

perdón una duda, cuando Claire y Ethan salen, nos escuchan? es decir van al hall hacia la puerta de salida, o hacia la puerta de salida de la estancia en la que estamos?

Cita:

y esperé a que el señor Byron se hubiera marchado para replicar por fin a la pequeña rubia, a la que miré, ahora más serio, dispuesto a pedir disculpas.

la pequeña es Claire, ¿no?

Cargando editor
27/01/2010, 20:26
Anabel Cornwell

-Vaya... Bueno seguro que con todo el trajín que ocasionará la boda y lo contento que parecía el Lord le da su aprobación en cuánto lleguemos a la villa. Apuesto a que nos perderemos varias veces en ella, nunca he estado en una casa demasiado grande- parecía bastante interesada con ese detalle, así al menos podría distraerse unos cuántos días y suponía que la biblioteca también sería bastante extensa porque Sue estaría demasiado ocupada y en cuanto a Liz... ya se ocuparía ella misma de que lo estuviera si era necesario.

-Bueno, no es algo muy agradable de lo que hablar- miró de reojo a los sirvientes presentes pero la mayoría estaban medio dormidos o afanados en sus cosas así que supuso que no importaba compartir sus preocupaciones y sospechas con alguien objetivo -Para empezar, el sr. Collins se mostró interesado por mí en un principio pero tras asistir a una fiesta en su casa, y sin motivo aparente, admitió estar locamente enamorado de mi hermana y la besó delante de todos los invitados sin apenas conocerse. Fue de muy mala educación, al menos para mi gusto, y llevarla en brazos por la iglesia y otras actitudes...- negó con la cabeza, era mejor no pensar en ello demasiado o sentía cierta vergüenza ajena -Es un hombre valeroso pero bastante extraño. Quizá el matrimonio le tranquilice un poco

Notas de juego

*Recordemos la época en la que jugamos eh xDD

Cargando editor
27/01/2010, 20:49
Edmund Banks

- ¿Qué dice? ¿Besarla en público? Um, eso ha ocurrido porque no había un padre en su casa. ¡Por muy caballero que sea terminaría retado a duelo!

Frunce el ceño disgustado y menea la cabeza.

- En la iglesia... no digo nada, era una situación excepcional. Supongo que tampoco fue muy venerable por mi parte entrar en donde nadie me había llamado, y perturbar a unas damas... pero al señor Damien y a mi nos dijeron que eran retenidas contra su voluntad.

Sonrie con algo de timidez mirando a Anabel:

- Supongo que hasta el más simple de los hombres de pueblo tiene un caballero escondido dentro de si que salta cuando se habla de damas en apuros.

Vuelve a bajar la voz, mirándola con más curiosidad:

- Yo también espero que cambie de actitud el señor Collins... No es muy agradable de su parte haberse mostrado interesado en dos hermanas. Esperemos que el matrimonio sea para bien. ¿Y qué me dice de usted? ¿Hay algún galán esperando su momento?

Notas de juego

¡Besarla! Cualquiera le hubiera retado a duelo.... Ah, si fuera mi hija. XDD

Cargando editor
28/01/2010, 02:29
Claire Windsor-Hancock

Aquello era demasiado, sencillamente Jean estaba más que insolente y a mí realmente, no sé si por el cansancio, lo agitado de la noche o la emoción de lo vivido a lado de Byron, me ponía de muy mal humor. Despedí por fin a Byron, ya hablaríamos llegado el momento y me volví a mi hermana y a Jean, que nuevamente había acotado algo. No me senté, me quedé de pie frente a él, con las manos sobre mi vientre y estas a su vez muy pegadas de la mesa. Respiré profundo y lo miré fijamente a los ojos.

-¿Qué es lo que sucede con usted, señor Lésdiguièrs? Es usted nuestro invitado y con gusto se le tratará como a tal pero no tiene que ser tan grosero siempre. Si es que son así en París, me temo que no deseo nunca ir por allí...

Estaba furiosa, si, pero intentaba que no se notara porque al fin y al cabo él también nos había ayudado. A mí en un modo más bien indirecto pero de qué manera: salvando a mi hermana de una muerta casi, casi segura. Y yo le estaba agradecida y lo estaría siempre pero no iba a soportar una más de sus groserías; además, si hablaba así delante de nuestro padre, no habría agradecimiento que le valiera, el pobre profesor de francés saldría de casa mucho más rápido de lo que entró.

-Usted...-puse ambas manos sobre la mesa, acercándome a él,-tiene siempre esa actitud que no me gusta... Ya lo hizo una vez en el baile y recuerdo que lo hablamos y quedamos en paz... No veo por qué se empeña en echarlo todo a perder. Si logramos sacar algo en concreto de esto, le agradecería que sea tan sincero como lo estoy siendo yo con usted-seguía recargada de la mesa y mirándolo fijamente a los ojos, una osadía para los tiempos que corrían pero es que él me había tocado demasiado.-Quizás su aversión hacia mí tenga una razón de ser y le invite a ser insolente con el señor Byron... Me gustaría saber qué es lo que tanto odia de mí.

Tomé la mano de mi hermana de reojo, debía sorprenderle lo helado de mi diminuta mano.

-Me iré a descansar para no molestarles pero antes, quiero mis respuestas, Jean...