Partida Rol por web

Nota:

Eso reza la misteriosa misiva que encontrasteis cada uno en vuestros respectivos aposentos tanto los instructores como Harold, Silvan y Maya.

A raíz del suceso del sueño que tuvieron los jóvenes hechiceros y el mago, visteis a Keyleth y Kara muy nerviosas -algo impropio de la primera- y a Anykiller algo preocupado, pero conservando la calma. Al parecer ellos tres y Arthur saben qué es lo que ocurre pero no han articulado palabra alguna durante estos días, aunque el nerviosismo de la clériga y la paladín fueron templándose poco a poco.

Faltan 15 minutos para la una de la madrugada. Tanto los estudiantes como Redrak duermen plácidamente (la cría de dragón lleva mucho tiempo durmiendo con Sylvana, lo que os hace sospechar en que se ha convertido en su familiar o que está a punto de serlo). La noche se muestra apacible y silenciosa, cosa que contradictoriamente añade más tensión al asunto. Lo único que se escucha afuera es el ocasional ulular de una lechuza que se ha aficionado a pasar la noche en las cercanías.

Los pasillos están sombríos, tenuemente iluminados por unos pocos candelabros a los lados. La biblioteca está más sombría aún si cabe, dándole un aspecto realmente tenebroso, casi encantado, apenas iluminada por una vela y un candelabro situadas en posiciones opuestas.

En cuanto recibiste la misiva no tardaste en imaginar que aquel extraño artefacto que escondisteis en las minas abandonadas podría estar implicado.

Años atrás Anykiller te habló de ese artefacto, que Sheena Cannes, una poderosa hechicera y antigua amiga suya, estaba muy interesada en él, y que este artefacto estaba en paradero desconocido y que podría ser un mito. Por algún motivo el pícaro se negó a desvelar es por qué se ganó el odio de esa hechicera, convirtiéndose ella en su enemiga mortal.

Meses después Anykiller partió rumbo a unas cuevas que un amigo suyo había encontrado y que podría contener artefactos antiguos que podrían datar de la era dorada del antiguo Netheril, y que podían ser una forma magnífica de conseguir tesoros para financiar la academia. Te parecía extraño su interés en crear la academia, sobre todo viniendo de un acróbata de las sombras, y le preguntaste el motivo.

"Algún día te lo contaré, mi buen Kronnal. Pero no hoy" fue su enigmática respuesta, acompañada por una igualmente misteriosa sonrisa. Normalmente se había mostrado abierto contigo, pero había cosas que prefería guardárselas. Tenía sus propios secretos, secretos que sólo Deekin conocía y que guardaba celosamente, como fiel compañero y confidente que había sido desde el principio de las aventuras del acróbata sombrío.

No pasaron ni dos semanas cuando Anykiller regresó, visiblemente tenso. Sin mediar palabra alguna se reunió contigo, Deekin y Harold en la cámara secreta conectada con la biblioteca, para sacar de la bolsa un artefacto.

En cuanto sacó el artefacto pudisteis sentir su terrible poder. Un poder que rezumaba una oscuridad absoluta y que podía causar escalofríos hasta al más temerario.

"Es el artefacto que con tanta ansia busca Sheena" dijo brevemente, sin mostrar nada de nerviosismo, haciendo gala de una sangre fría espeluznante "Tenemos que ocultarlo bien. Harold, me dijiste que antes de que te expulsara Elminster como estudiante suyo te convertiste en un especialista en crear sellos mágicos. ¿Podrías crear uno para ocultar la energía de este artefacto?"

"¿De dónde has sacado semejante monstruosidad, pedazo de anormal?" fue lo primero que soltó el gnomo (con su típica "simpatía"), sobresaltado al sentir el enorme poder de aquel artefacto. Segundos después se calmó y tomó unos instantes para pensar "Sí, creo que podría ocultar parte de su poder con un potente sello, pero hará falta esconderlo muy bien antes ya que es imposible suprimir todo el poder que emite. Cuanto más oscuro y más profundo sea el lugar, más difícil será de detectar su poder"

"Mina abandonada ser bien profunda y oscura, jefe" comentó tímidamente el kobold.

"¡Bien pensado, Deekin!" exclamó Anykiller, esbozando una sonrisa de oreja a oreja, antes de dedicarte una mirada "Kronnal, amigo mío, te confío este secreto importantísimo. Debemos mantener oculto este artefacto, aun a costa de nuestras propias vidas. Algo me dice que en malas manos puede causar un desastre imposible de imaginar. ¿Puedo confiar en ti?"

Asentiste con la cabeza, acompañado por un "¿Acaso lo dudas? ¡Claro que puedes confiar en este viejo peleón!", lo que hizo que Any soltase un suspiro de alivio (aunque confiaba totalmente en tu respuesta afirmativa).

Una hora después ya estabais adentrándoos en la mina, con la intención de ocultar ese artefacto maldito de unas malas manos. Aquel secreto lo guardasteis celosamente los cuatro hasta hoy, e incluso Anykiller, meses después, hizo la gracia de "colocar un 'poderoso guardián' para el artefacto" al instalar allí temporalmente a Redrak, la cría de dragón rojo. "¡Es una inversión de futuro! Nada protege mejor un tesoro que un dragón rojo... excepto Harold armado con una sartén", bromeó.

2 semanas después de ocultar el artefacto llegaron los primeros estudiantes. Solo fueron tres, pero todos tenían un talento sobresaliente: el ya conocido Arthur Cage, pícaro; Evan Petterson, un presumido y encantador espadachín que terminó engrosando en la élite de Pelidia; y Alice Stark, una talentosa, inteligente y atractiva clériga elfa de Mystra, quien también engrosó las filas de la élite de Pelidia.

me pongo de pie sobre mi cama. Mis instintos eran los de un felino completamente y mis sentidos como los de ellos. Mi piel estaba erizada como en épocas antiguas cuando algo malo iba a pasar, sentimiento que hace mucho tiempo no sentía. 

Tomo una ducha rápida antes de salir de mi habitación. El aroma de cereza de mis hermosa cabellera purpura inundo el ambiente del pasillo hasta la biblioteca. Un extraño sentimiento se me vino a la cabeza. ¿al caso el instituto estaba en peligro?. ¿Porque anykiller nos quería en el lugar mas secreto del instituto, ese que solo conocíamos los mas cercanos, el pasaje secreto de la biblioteca?. Tantas preguntas rondaban mi cabeza en este momento que decidí solo esperar y encontrar las respuestas en la reunión que a tan solo unos minutos comenzaría.

Baldick. ¿como esta todo a las afueras?. ¿hay algún movimiento extraño?. Tienes que estar al tanto de la manada, los necesito a todos firmes. Ahora vente a la biblioteca, el bello Any nos ha mandado a llamar. Ojala no sea algo sobre las notas, porque no las he sacado aun, ni siquiera encuentro las malditas listas de los alumnos. Ojala no trate de eso. Bueno Baldick te espero.

Mi animal me escuchaba como yo lo escucha a el y a mi manada, eramos una familia y todos nos entendíamos.

Entro en la biblioteca lentamente, no quería ninguna sorpresa desagradable y ese no era uno de mis lugares favoritos en toda la institución. Entro rápidamente a el lugar secreto, ese pasadizo en donde nos íbamos a encontrar.

La puerta atrás mio sonó de nuevo. Era el majestuoso león blanco que llegaba rápidamente a la instancia y se aproximaba a mi. 

Te demoraste. Ahora no tendrás comida. Recordé que sabia de mis problemas con las notas, como un susurro. Si es algo relacionado con calificaciones dices que te comiste mis planillas o no tendrás comida por un mes. Entendido.

Los dos entramos relajados al lugar en el cual aun no había nadie aparte de las luces danzantes que decoraban la habitación.

Llegasteis todos a la biblioteca antes de la hora convenida, y esperasteis a que apareciera AnyKiller. Poco después apareció por allí la noble y hermosa Keyleth, la elfa paladín, flanqueada por sus amigos Silvan, Kara y Maya.

Los minutos pasaron esperando a AnyKiller, pero él no aparecía. Ya pasaban 10 minutos de la una de la madrugada sin que ocurriera nada en absoluto, lo que hacía que os preguntarais si se le ha olvidado la reunión o si se ha quedado dormido, cuando una de las estanterías de la biblioteca se abre desvelando una entrada secreta, de la que sale Arthur Cage empuñando una antorcha.

- Any nos espera adentro, seguidme - dijo el jovial pícaro, con una tranquilidad que contrasta totalmente con el ambiente tenso que se respiraba - Y cuidado con los escalones, el pasaje está oscuro y es fácil terminar rodando escaleras abajo.

Al principio dubitativos (excepto Kronnal que fue el primero en avanzar), seguisteis a Arthur hacia la entrada secreta que daba lugar a unas escaleras descendentes. Después avanzasteis por un pasillo angosto, con paredes de piedra a los lados similares a los de un calabozo, hasta llegar al final donde hay una puerta de madera aparentemente robusta. Arthur golpea con sus nudillos la puerta y ésta se abre, descubriendo una amplia sala con una mesa enorme y varias sillas.

- ¡Ya era hora! Mira que sois tardones - farfulla Harold, quien fue el que abrió la puerta - Anda, pasad y sentaos en las sillas... las he limpiado hace poco, así que luego me lo agradecéis. Eso sí, el león tendrá que quedarse en una esquina.

En la sala está Deekin de pie, al lado de AnyKiller, quien está sentado con lo que parece un objeto guardado en un saco, cosa que llama la atención de Kronnal. Al lado del saco, sobre la mesa, está Flecha Gris, el halcón peregrino de Arthur, observando con curiosidad a los que entran en la sala.

- ...solo esperaba no haber tenido que llegar hasta este punto... - murmura el director con Deekin. Su rostro está al descubierto, lo que os permite ver que está preocupado. Cuando os ve entrar intenta disimular su preocupación y se gira hacia vosotros, incorporándose - Por favor, tomad asiento. Tenemos que hablar de un asunto muy serio

Kronnal siguió las indicaciones de Arthur Cage que les condujeron a través del pasadizo secreto. Aunque el edificio de la academia era misterioso, con una gran cantidad de pasadizos secretos y puertas ocultas, Kronnal había tenido tiempo de conocer algunos de los entresijos en el tiempo que había pasado allí, sin duda Anykiller conocía todos y cada uno de esos pasadizos. Cuando llegaron a la sala donde iban a reunirse, Harold, Anykiller y Deekin ya estaban allí.

- Cállate Harrold! maldito cascarrabias - dijo Kronnal- he tarrdado exactamente lo que pretendía tardarr!!

Cuando se disponía a tomar asiento en las aceptablemente limpias sillas Kronnal observó el saco que portaba Anykiller. Era un bulto sospechoso y creyó saber lo que contenía, al parecer la reunión que iban a tener era de extrema importancia.

- Esperro que eso que llevas ahí no sea lo que yo crreo que es - dijo Kronnal señalando el saco- porrque si lo es significa que tenemos un prroblema

Tenk llega con los demás a la sala. Su naturaleza de Mediano le hace ser discreto y observador, aunque también es amable y abierto con sus compañeros (no así con los alumnos). Apenas se hace notar sobre los demás profesores.

"Tú dirás, Anykiller. Cómo de grave es el asunto?"

- Me temo que así es, mi viejo amigo. Estamos en un serio problema - le dijo a Kronnal, antes de abrir el saco y mostrar a todos un extraño artefacto.

Inmediatamente sentís el enorme y terrible poder que emana. Es pura maldad lo que sentís, tan oscuro ese poder que sois incapaces de imaginar la dimensión de éste. Sólo Kronnal, Deekin, Harold y Arthur parecen no mostrarse abrumados por semejante poder, quizá porque ya lo sintieron antes.

- Hace un par de años envié un dibujo del artefacto a Elminster, e incluso pedí a Didian, mientras estuvo aquí, que indagase algo acerca de este artefacto. Hace un par de semanas recibí un mensaje a través de un hada, de parte del propio Elminster. Al parecer encontró algo de información e hizo que Didian regresase para contrastarlo. Se trata del Cetro de los 9 Infiernos, un artefacto capaz de invocar y controlar a terribles seres de los 9 infiernos, desde diablillos, slaads o incluso balores. 

Kronnal, Harold, Deekin y yo hemos mantenido oculto este artefacto en las minas abandonadas, y su poder fue parcialmente camuflado gracias a un potente sello invocado por nuestro buen gnomo - casi todos miráis con incredulidad hacia Harold. Cuesta creer que este gnomo gruñón resultase ser un hábil hechicero - Posteriormente, tras un incidente en la aldea, puse al joven Redrak como guardián de las minas... y bueno, Arthur me siguió y lo descubrió todo. Por fortuna ha sido un gran aliado.

Bueno, prosigo. Supongo que algunos de vosotros no estaréis enterados, pero al inicio del curso una estudiante, concretamente Sylvana, fue hostigada por un grupo de orcos y ella fue a refugiarse en la mina. Al parecer, alguno de los orcos percibió el poder y huyó para comunicarlo a la persona que anda detrás de las avanzadillas orcas...

- Es Sheena Cannes, ¿verdad? - preguntó Keyleth, preocupada por el asunto

AnyKiller asintió con la cabeza.

- Así es, Keyleth. Sheena lleva años buscándolo, lo sabes bien. Ahora mismo avanza un grupo enorme de orcos y muertos vivientes hacia la academia y las minas. Buscan este cetro. Por fortuna, contacté hace unos días con el reino de Pelidia, explicando el peliagudo asunto, y han enviado a sus soldados de élite con la excusa de las olimpiadas anuales para no levantar sospechas.

- ¿Así que "él" viene hacia aquí? - interrumpió la elfa paladín

- Sí, él viene todos los años aquí, pero jamás me ha preguntado por ti - la mirada de Keyleth muestra tristeza - En cuanto los caballero de Pelidia recojan el artefacto lo llevarán directamente al reino. Allí espera Elminster, Didian y otros pdoerosos magos, preparando un poderoso ritual para destruirlo con seguridad. Lo malo es que el grupo no llegará antes que el enemigo, por lo que habrá que ir a su encuentro a través del bosque. Vosotros os quedaréis aquí para defender la academia. Pero me preocupan los estudiantes...

- Estudiantes ser jóvenes y hábiles, seguro que poder luchar bien

AnyKiller se queda pensativo.

- Espero que estés en lo cierto, Deekin. Será mejor que te encargues de ellos - AnyKiller guarda el artefacto en el saco y se levanta - Bien, entonces yo llevaré el artefacto a los Caballeros de Pelidia. Allí hay un par de antiguos estudiantes y son de total confianza.

- Iré contigo. Esto es en parte culpa mía, y no puedo permitir que lo hagas solo. Es muy peligroso.

- Si vamos muchos podríamos llamar la atención.

- El poder de ese artefacto te delatará de todas formas. Es mejor que vayas acompañado.

AnyKiller se queda pensativo. Keyleth tiene razón, y sus habilidades de sigilo son inútiles esta vez. Por muy bien que se esconda, el enemigo le encontraría por el poder de ese maldito artefacto.

- ¡Qué demonios! Tienes razón por enésima vez. En ese caso necesitaré compañía. Necesito voluntarios para compañarme. Puede producirse terribles batallas por el camino, lo aviso. El enemigo querrá hacerse con este cetro a toda costa, y hay que impedírselo.

- ¿Eso es todo? Bueno, yo me voy a dormir, que tengo mucho sueño - dicho esto, Harold abandona la sala secreta, perdiéndose en la oscuridad de las escaleras, aunque no se va en realidad a dormir, sino a preparar la armería para los chicos y preparar su bastón mágico para la batalla.

 Miro a Anykiller con algo de furia y me acerco un poco a el, pero Baldick me frena con un gruñido inteligible para el resto pero que chocaba en mi cabeza. 

Es verdad, lo dice para protegernos.

Lo miro desafiante. No vine a esta academia a quedarme con los brazos cruzados, no podrás solo y aun si dijeras que te ibas solo no dudaría en seguirte y protegerte.

Camino dentro de la sala. Yo tenia la suficiente protección, toda la manada daría la vida por mi o por cualquiera si esa fuera mi orden, por lo que no me preocupo.

Bien, ya que supongo que todos vamos. ¿Cual es el plan a seguir?, ¿corremos y ya o tienes algo preparado?.

Kronnal escuchó lo que Anykiller tenía que contarles, sin embargo, no estaba seguro de que los caballeros de Pelidia pudieran cuidar del artefacto mejor de lo que ellos podían hacerlo. Kronnal se levantó de su asientó y golpeó la mesa con el puño.

- Yo irrré también, me necesitas parra protegerr el bastón - dijo Kronnal enfurecido- perro quierro que sepas que esto no habrría ocurrido si hubierramos matado a esa hechicerra cuando tuvimos la oporrtunidad, te dije que nos arrepentirriamos.

Kronnal recobró la calma y volvió a sentarse.

- LLevarremos el artefacto a esos inútiles caballerros y confiarremos en que Kordd les guie hasta Elmister - dijo Kronnal- y después parraremos la avanzadilla orca, o me temo que tirrarán piedra a piedra la academia parra encontrar el bastón... Sólo quierro que me prometas - dijo dirigiéndose a Anykiller- que si nos encontrramos de nuevo con Sheena Cannes, esta vez la batallla serrá a muerrte!!

Miro seriamente a Kronnal, cuando menciona a Sheena.

- Si no la maté aquel día fue porque confiaba en que recapacitase y tomara la senda correcta - me quedo pensativo y finalmente suelto un suspiro - Supongo que tenías razón, fue un error. Créeme, no volveré a cometer ese error, y la próxima vez no la dejaré escapar con vida, aunque me temo que hoy es mucho más poderosa que antes.

Tras dedicar esas palabras a Kronnal, me dirijo hacia la elegante señora de los felinos.

- Liliph, 30 felinos llamarían demasiado la atención y sus vidas peligrarían, es mejor que vengas únicamente con Baldick. La idea es ir por el sendero, ya que ellos traman un ataque por sorpresa y la mejor forma de hacer eso es evitando el camino para no ser vistos. Es posible que nos topemos con alguna que otra patrulla, pero eso no nos detendrá. Habrá muchos orcos, trasgos y muertos vivientes - miro a Jozan - Highway, debido a tu condición de clérigo y tu instrucción en el campo de guerra, serías perfecto para ir por la retaguardia. No hay nada más seguro que un clérigo-comando protegiendo nuestras espaldas.

Me incorporo, pensativo, analizando la situación. Ya somo 6, contando con Highway, Kronnal, Liliph, Baldick y Keyleth.

- Creo que con uno o dos voluntarios más podríamos dar por cerrado el grupo... me gustaría que el resto fueseis a defender la academia en el límite del bosque.

Maya se incorpora, esbozando una sonrisa audaz.

- No se os ocurrirá dejarme sin diversión, ¿verdad? Yo voy, os guste o no. Además alguien tiene que irritar a la paladín de vez en cuando, que últimamente se me está malacostumbrando - Keyleth mira a la drow y le agradece el detalle con una sonrisa.

Miro primero a mi ama para saber si tengo su aprobación de participar de esta aventura, sin eso no podría hacerlo. Al ver que mi ama Liliph me hace un gesto de aceptación doy un rugido y doblo una de las patas como haciendo una reverencia.

Cuenta conmigo para esta hazaña. Mi vida esta ahora para proteger ese artefacto. Creo que no debemos perder tiempo en palabras, sino debemos actuar ahora.

miro a mi ama y le guiño el ojo.

Ojala nadie se de cuenta que soy algo...mmm... como decirlo... atemorizado con todo. Pro el momento seamos valientes.

 Me doy un golpe en la frente al escuchar el pensamiento de Baldick. Eres el colmo Baldick, ten en cuenta que cualquiera puede morir si esto sale mal, ten mucho cuidado con todo lo que hagas y se muy muy sutil en todo. Camino por la sala un poco.

Bien, ya que no hay nadie mas en la aventura que les parec... noto como se abre la puerta y entra una Drow. La había visto antes recorrer los pasillos y entrar en la sala de juegos de química de Wolf, pero no sabía porque una deterioración del linaje de los elfos estaba por hay rondando.

Que mal huele el salón con esa Drow.

Señorita, creo que los pisos ya están limpios y en esta sala no te necesitamos para que hagas el aseo. Es una sala privada así que por favor retírate. acomodo mi hermosa melena hacia atrás mientras miro desafiante a la "plebeya" que acaba de entrar en la sala.

Maya mira hacia ambos lados después de escuchar a Liliph, y luego la mira con arrogancia.

- Oh, ¿me hablabas a mi? Admito que me sorprende que una elfa con pintas de loca pueda articular una frase coherente.

- Maya, no empecemos por favor. No es el mejor momento para intercambiar piques - sugiere Keyleth, viéndolo venir.

- Keyleth, no seas aguafiestas, querida... me apetece divertirme un rato con ella, aunque dudo que su intelecto le permita aguantar más de dos asaltos...

- ¡Silencio las dos! - AnyKiller se pone serio - Cuando nos deshagamos del artefacto podréis intercambiaros bullas como os de la gana, pero ahora no. Haced el favor...

Maya gruñe y se sienta. Tenía ganas de contestarle dos cosas más a Liliph pero al final se lo tiene que guardar.

- Any, te estás volviendo tan remilgado y aburrido como un paladín, no te digo más... - vuelve a dedicar una mirada a Liliph - Lo siento, chica, los demás no parecen estar de humor... pero te aseguro que te habría dado lo tuyo

 Ante la respuesta de la drow se me eriza la piel. ¿Como una suciedad de cloacas podía dirigirse ante mi, una de las elfas con mejor linaje y casta?.

No me retes sucia Drow, no quieras que te rebane de un mordisco y te extinga de esta sala. Ya estaba preparada para "dar la primera mordida" cuando escucho a nuestro guapo director hablar y decir que teníamos que trabajar en equipo, por lo menos hasta que finalizara la misión.

Cuando termines todo esto seras un bocado mas para esta minina, rata de cloaca.

Camino por la habitación algo molesta por la presencia de la drow. Baldick se me acerca tratando de calmarme pero mis instintos me decían lo contrario.

Esperemos como sigue esto. Esperemos la siguiente orden del guapo de Any.

Tras la interrupción provocada por el pique entre Liliph y Maya, Arthur da un par de pasos al frente.

- Si no os importa, mi halcón y yo nos apuntamos. No podría quedarme tranquilo sabiendo que tres hermosas damas van a una... peligrosa aventura - el joven pícaro dedica una sonrisa a las dos elfas solares y a la drow.

- Tienes mucho morro y valentía, chiquillo - responde Maya desde su asiento, esbozando una sonrisa audaz, antes de levantarse - Voy a rezar a Eilistraee, algo me dice que nos va a hacer falta.

- ¿Maya rezando a su diosa? Ver para creer - Silvan mira asombrado cómo Maya se retira, antes de dirigirse hacia AnyKiller - Entonces al resto de nosotros nos tocará defender la academia en el límite del bosque, ¿cierto? En ese caso será mejor que empiece a planificar la defensa, y rezar porque el Caballero Rojo me ilumine la mente con buenas ideas.

AnyKiller mira fugazmente a Kronnal, esperando ver una sonrisa de éste. Silvan siempre ha sido su ojo derecho, su pupilo preferido. Ningún estudiante de la academia le hizo estar tan orgulloso como de aquel adolescente malherido que recogió en su poblado y al que entrenó personalmente, con tanta dureza que hizo de él un gran maestro de armas.

- Bien, si no hay más preguntas, será mejor que algunos preparéis vuestros equipos y recéis a vuestros dioses. Necesitamos estar bien preparados - Any mira a Deekin - Deekin, una última cosa. Me gustaría que te llevaras a Redrak a la aldea y se lo dejes a Nizar, el druida. Él cuidará bien de él hasta que esto acabe. Lo último que quiero es que se involucre por su cuenta y le capturen.

- Deekin hacer lo que jefe pedir y después regresar para cuidar de estudiantes - replica el kóbold, mostrando su hilera de dientes a modo de sonrisa. Se levanta y se dirige hacia la salida, pero justo antes de abandonar la sala se gira hacia todos - Deekin saber que todos volver sanos y salvos. ¡Ser todos grandes héroes!

El kóbold abandona finalmente la sala canturreando una canción un tanto inoportuna:

- Esto... ¿qué hago con los... esto... heridos, si se producen? - pregunta tímidamente Kara, quien se mantuvo callada en todo momento, sentada al lado de Silvan.

- Te encargarás de ellos en la enfermería... qué bien nos habría venido Zoidberg, lástima que tuviera que irse repentinamente...

 

  

- Se me hace raro... este tipo de aventuras los solíamos tener nosotros - Kara se refería a cuando AnyKiller lideraba a los 5 aventureros del norte, con ella misma, Keyleth, Maya y Silvan años atrás. Ellos vivieron grandes aventuras juntos, con Deekin tomando nota de todo ello para publicar uno de sus mayores éxitos literarios: "Los 5 del norte y la búsqueda de la pipa perdida de Elminster".

 

 

 

 

 

- Los tiempos han cambiado, amiga mía. Ahora regento una academia y debo encargarme de un peligroso artefacto antes de que caiga en malas manos... me recuerda demasiado a lo que ocurrió hace muchos años, cuando yo era solo un joven aprendiz de pícaro... - su voz se apaga, y en sus ojos se dibuja una mirada melancólica, triste. Es como si le viniera a la mente un triste recuerdo - Por él fundé esta academia... - murmuró finalmente

 

 

AnyKiller dio por finalizada la reunión. Las instrucciones eran claras: los voluntarios acompañarían a AnyKiller, mientras que el resto deberán defender la academia en el límite con el bosque. Deekin se ha llevado a Redrak a la aldea para dejarle al cuidado del druida Nizar antes de encargarse de los estudiantes, pues ellos se encargarán de las minas.

Minutos después los voluntarios y AnyKiller estaban listos y armados hasta los dientes. Any lleva el cetro guardado en una bolsa que lleva colgada en el hombro. El grupo va al exterior de la academia, donde se encuentran con una grata sorpresa: el clérigo de la aldea vino con varios soldados y campesinos armados y dispuestos para ayudar a defender la academia, pues son muchos los favores que le deben a Anykiller, los instructores y sus estudiantes.

Tras explicar lo que deben hacer, los refuerzos se despliegan por el límite del bosque, bajo las órdenes de Silvan. El clérigo de la aldea se encargará de sanar las heridas leves de los soldados para que puedan seguir con la defensa de la academia, mientras que los heridos graves serán cosa de Kara.

Una vez solos, AnyKiller se dirige al grupo. Es obvio que siente nervios.

- Amigos míos. No os voy a mentir, estoy nervioso, pues tenemos una tarea importantísima. Pero estos nervios no me echarán atrás. 

No ha sido la primera vez que he tenido esta sensación. Me he enfrentado a poderosas medusas, sobrevivido a una fortaleza flotante de la antigua Netheril, luchado contra grupos de drow y duégar en la Bajomontaña de Halaster, involucrado en una guerra en la Infraoscuridad como aliado de los drow seguidores de Eilistraee, incluso he escapado de la furia del Comandante Aldren... - dedica un guiño a Keyleth, quien no puede evitar soltar una tímida risotada - Pero jamás me eché atrás, y no lo haré ahora, lo juro por la memoria de mi difunto maestro 

AnyKiller jamás comentó su pasado como estudiante con los instructores (de hecho, Kronnal le preguntó una vez y rehusó contestar, alegando que no era el momento). Solo sus amigos de la quinta del norte y Deekin conocen su pasado - Os pido que os mantengáis a mi lado y no permitáis por nada del mundo que este cetro caiga en malas manos. Debe ser llevado a Pelidia para que lo destruyan, y necesito vuestra ayuda. ¿Puedo contar con vosotros?

- Supongo que eso era una pregunta retórica, porque si realmente dudas de nuestra determinación te llamaría estúpido - afirma Maya sin cortarse un pelo, y algo molesta - Por supuesto que puedes contar conmigo, te debo mucho por ayudar a mi gente en la Infraoscuridad, juré ayudarte y mantenerme de tu lado, y más que nunca lo haré hoy. Mi lealtad está contigo, no ha cambiado de los viejos tiempos - Maya se gira hacia Liliph, dedicándole una mirada audaz - Supongo que tú también estarás dispuesta a ayudar, ¿verdad, elfa loca de los bosques?

Keyleth da un paso al frente, decidida.

- Esto es en gran parte por mi culpa, de no ser por mí Sheena no sería nuestra enemiga hoy día. Ya lo sabes, es mi deber y obligación ayudarte a cumplir con esta tarea, aunque ello suponga sacrificar mi propia vida protegiéndote... aunque no creo que Maya permita que me sacrificase.

- Para nada, elfita. La única con derecho a putearte soy yo. Ya puede Sheena, o el mismísimo señor del Noveno Infierno intentarlo, que no te tocarán un pelo sin pasar antes por encima de mi cadáver - Maya no quiere admitirlo, pero aprecia a Keyleth como si fuese su hermana pequeña y los presentes lo notaron.

AnyKiller asiente y se gira hacia Jozan, viendo cómo iba con un uniforme de camuflaje, la cara pintada y armado hasta los dientes, donde sujeta un cuchillo.

- ... bueno, mejor a ti no te pregunto, Jozan. Creo que vas a disfrutar aterrorizando y masacrando los orcos que vayan a por nuestra retaguardia, y eso es bueno para nosotros - Se gira hacia Kronnal, Liliph y Baldick - Cuento con vosotros también, ¿verdad?

Ni siquiera miro a Maya cuando habla, su presencia me molestaba rotundamente. Si fiera la misma de años atrás, cuando asesinábamos drows de la infraoscuridad con la manada, todo sería completamente distinto. Ya no era la de ese entonces, ahora era mas serena y no me iba a poner en la misma posición que la sucia drow.

Miro a Anykiller con un gesto hermoso, como angelical. Ya sabes bien que estoy contigo. No dejaría que te pasara nada. después miro a Baldick quien asiente a mi posición. Y también cuenta con que la manada estará cuidando los limites del instituto, todos ellos estarán a tu servicio Any.

Sabes que con mi vida te protegería. No quiero perderte. No lo admitiría nunca, pero parece que de alguna forma le he cogido cariño a este hombre. Me sonrojo un poco ante mis pensamientos. 

Sigo caminando por la sala, no podía quedarme esperando ni un solo momento mas. Alisto toda mi indumentaria y entre esto, un viejo bastón con un esfera verde el a punta y rodeada de una hoja de muchos colores, regalo del mismo Obad-Hai para una de sus mas grandes seguidoras.

Estoy preparada para seguir.

Kronnal no considera necesario reiterar su apoyo y simplemente asiente con la cabeza.

AnyKiller, finalmente, inicia la caminata por el sendero hacia el bosque. Es madrugada, y el bosque se ha vuelto muy tenebroso, quizás por la noche o bien por la situación en la que están envueltos por culpa del artefacto. No se escucha nada aparte del ulular de una lechuza. Una sola lechuza, nada más. Ni el susurro del movimiento de ningún roedor nocturno, ni un solo grillo... nada. Es como si los animales presintieran lo que se avecina y decidieran huir. Algo que sin duda entristecerá al buen Baldick, ya que no tendrá nada que cazar.

Pelidia está a una semana y media a pie, al sudeste de la academia. La ruta para llegar hasta el castillo pasa por cruzar el bosque, seguir un sendero y bordear una cordillera montañosa antes de alcanzar la zona rural. Con un poco de suerte os podéis encontrar con los caballeros en 3 o 4 días, antes de llegar a la cordillera. Pero antes llegarán las hordas de orcos y muertos vivientes, y es muy probable que se produzcan batallas.

Apenas 2 o 3 horas después de partir empieza a amanecer. AnyKiller ya comentó en estas pocas horas que no quería pasar cerca de ninguna aldea para no poner en riesgo a nadie inocente.

En la mañana el bosque parece más agradable, aunque sigue sin haber rastro alguno de animal alguno. Solo se escucha el cómo una leve brisa mece las hojas de los árboles, y el rodar de unos carruajes... ¿carruajes?

AnyKiller hace un gesto para que todos guarden silencio, y se acerca a Keyleth, la paladín.

- Guárdame esto - dice en voz baja, dándole el saco que contiene el artefacto, antes de alejarse para indagar lo que ocurre - Ahora vuelvo, voy a ver qué ocurre