Partida Rol por web

...Lastrati, mundo colmena, M41, día 76, mes 15. Clima: Soleado, 40º y bajando

La columna de tanques se dirigía de vuelta a la base en donde estaban destacados en aquel planeta desértico en las zonas exteriores a las agujas de colmenas; la principal se encontraba a unos veinte kilometros de la base en donde todo el regimiento estaba destacado; se trataba de una base sencilla, suficientemente grande como para albergar a las cuatro compañías que estaban allí, dos de infantería y dos de blindados, la vuestra entre ellas (obviamente).

Aquel planeta tenía un clima asqueroso, siempre calor, como fuego y todo gracias a las estrellas binarias a las que Lastrati orbitaba, siempre calor... si el día en ese planeta era bastante largo, el setenta por ciento del tiempo era con luz y calor infernal.
Las maniobras habían durado varios días de simulacros, operaciones conjuntas con artillería y ataques con infantería; operaciones de defensa, ataques y flanqueos, construcción rápida de fortificaciones y por ultimo los juegos de guerra en los que las dos compañías de infantería tuvieron que hacer un fuego conjunto para derrotar a la acorazada. Fue algo divertido, para todos, pero sobre todo para los dos baneblades que ganaron todos los enfrentamientos sin despeinarse nada en absoluto...

Y ahí estaba, la columna de blindados, con los dos baneblades en cabeza llevando la marcha del resto de leman russ, chimeras, hellhounds y demás vehículos. Los dos soles ya se escondían por el horizonte quedando solo uno de ellos; la temperatura ya estaba bajando considerablemente, cosa que todo el mundo agradecía y no era difícil de apreciar al poder ver como algunos tripulantes estaban fuera del tanque, observando la columna y la amplía estela que dejaba... el sonido de las orugas, música para los oídos de muchos... los conductores con las trampillas blindadas abiertas para dejar entrar el aire fresco que se iba generando por el inminente ocaso; pero todos con la misma sensación de haber hecho un buen trabajo y la llegada a casa, con la comida caliente y poder descansar como era debido...

La base se levantaba ya frente a vosotros, con las puertas abiertas y ya dejando atrás el desolado paraje que era aquel planeta para entrar en los gargantuescos complejos residenciales que eran las agujas colmena... miles de millones de personas viviendo en un planeta cuyos recursos naturales están más que agotados. A pesar de ello, la caravana de transportes de suministros era infinita aunque Lastrati fuera un mundo colmena de segunda y algo alejado de otros mundos imperiales.

-Wolff - bramó la consola de comunicaciones - De esta no te escapas, cuando lleguemos nos vamos a la aguja principal, Till me ha hablado muy bien de un garito donde sirven un buen amasec. No acepto un no por respuesta, consideralo una orden, para ti y toda tu tripulación ¿Entendido? - a pesar de lo duro de su voz y trato, Wolff, y todos, que conocían lo suficiente a Sven sabían que el comandante del "Imperator Furore" estaba sonriendo abiertamente - Te debo una copa, nos habéis salvado el culo en el maldito juego de guerra - se escuchó un ligero resoplido por la radio, como cuando alguien sonríe levemente y emite una tímida carcajada

Ya verá señor, se vendrán, sobre todo pisoni - así era como llamaba a "Apisonadora" - es tan juerguista como yo - comentó riéndose por lo bajo mientras el húmedo ruido que hacía con la boca al mascar aquella mezcolanza de hojas secas que tanto le gustaba - Además, habrá mujeres, y de las guapas, no com - no pudo acabar la frase, sonó una colleja que le hizo callar pero no evito que se riera

Otro comentario de esos y te hago tragar el cañón del Baneblade ¿Me has oído despreciable ser? - aquella era la voz del médico, Katrine, aquella mujer que era todo mal leche y ganas de hacer sufrir a quien fuera; aunque parecía estar enfurecida se notaba que disfrutaba con ello, con la amenaza y la colleja que hizo que Till se mordiera la lengua

...Lastrati, mundo colmena, Orbita, M41, día 76, mes 15. Hora local: 30 horas 26 minutos
Escuadrón Aquila +++
Estatus: Operativo +++
Aquila I +++
Aquila II +++
Aquila III +++

El escuadrón que patrullaba el sector más alejado del planeta Lastrati iba realizando su labor en silencio. Los tres interceptores calixis volaban en formación de cuña con cierta separación entre ellos para maximizar todo lo posible el alcance de sus matrices augur.

Con la cara aburrida, el piloto del ala de estribor miraba con gesto aburrido el inmenso y casi infinito espacio que tenía a su alrededor deseando que la patrulla acabara de una vez y poder volver al crucero que orbitaba el planeta. Absorto en sus pensamientos le dio la impresión de haber visto una nave de pequeño tamaño y de color negro volando muy cerca de su caza... extrañado pidió comprobaciones a sus tripulantes y accionó la radio para alertar al jefe del escuadrón pero la radio no respondió a su orden y en ese instante el estomago se le puso del revés al tener un mal palpito.
Instintivamente accionó la palanca de velocidad y aceleró justo cuando pudo ver por babor como el líder explotaba en una fracción de segundo, ya que la deflagración se extinguió el mismo instante que el oxigeno fue consumido... presa del pánico trató de volar cerca del otro interceptor, pero en cuanto viró se dio de bruces con aquel fantasma negro que acribilló ante sus ojos al otro miembro del escuadrón quedando solo él... gritaba ordenes a diestro y siniestro, los artilleros no disponían de objetivos en sus pantallas, la radio estaba interceptada... no quedaba nada por hacer, solo intentar sobrevivir.

El piloto maniobró como sabía, creyó evitar disparos enemigos pero todo estaba ya escrito... el plastiacero del fuselaje del aparato se deshizo a ojos vista como si fuera metal fundido mientras diferentes alarmas pitaban en señal de fallo catastrófico... aquel piloto, lo ultimo que vio, fue cientos de naves con la cola de un escorpión de hielo plasmado en ellas...

...Lastrati, mundo colmena, Orbita, M41, día 76, mes 15. Hora local: 30 horas 28 minutos
Escuadrón Aquila +++
Estatus: --- +++
--- +++
--- +++
--- +++

Beft estalló en carcajadas después de ver como Till era obligado a callarse por esa mujer tan dura y fría que era la doctora - Till, siempre igual jajajjajaja haríais una buena pareja - se reía perdiendo aquel cabreo permanente que parecía tener el storm trooper - ¿Has visto Eleanna? - le preguntó a su compañera mientras se secaba el ojo derecho por una lagrimilla que asomaba

Eleanna observó larga y tranquilamente a Beft esbozando una ligera sonrisa mientras el traqueteo del baneblade hacía que se moviera oscilante... el tanque se sumió en un extraño silencio temiendo que Eleanna demostrara aquel mal humor que tanto temían muchos, inclusive Beft... unos segundos de tensión hasta que la mujer se cansó de disfrutar de ese miedo que sentía en todos ellos y esbozó una ligera sonrisa

Warren estaba absortó en un perno que tenía frente a el, mirando disperso mientras su mente divagaba en cualquier sitio menos ese... lo empanado del soldado era tal que un hilillo de baba le colgaba lentamente y amenazando con mancharlo todo.

Su compañero Smith lo observaba y negaba repetidas veces al ver como su amigo se volvía a perder en sus mundos infinitos e internos...

...Lastrati, mundo colmena, Orbita, M41, día 76, mes 15. Hora local: 31 horas 12 minutos
Crucero "Oni" +++
Estatus: Operativo +++

Comprueben ese colector, no paro de tener una lectura negativa en mi pantalla – ordenó Wilder, el oficial técnico que estaba reparando los daños sufridos por un pico de energía en el puente de mando del crucero “Oni”.
Wilder era un hombre de rostro duro y ojos entrecerrados, según contaba orgulloso provenía de una antigua isla de Terra, donde el honor y el deber eran lo primero.

El oficial dirigía a sus subordinados en aquellas tareas y mientras oía los lamentos de dos de ellos que acababan de sufrir una descarga el hombre se acercó a uno de los amplios ventanales de corte gótico para observar el vacío que tanto le sobrecogía. Aquella divina visión reconfortaba al hombre a la vez que le recordaba que y quien era… su pasado, su historia, sus orígenes, todo cuanto amaba le pasaba como una corriente eléctrica por todo el cuerpo, y aquello… le encantaba; cerró los ojos e inspiró con fuerza disfrutando del momento, de su momento íntimo.

Señor, el escuadrón Aquila no responde… y tampoco recibo la baliza ni sus transponedores… algo está pasando – comentó un oficial de cubierta al segundo de la nave, el cual estaba observando las operaciones de cubierta.

Entendido… que el escuadrón Falx y el Pandinus den la vuelta y vayan a investigar la última posición que reportó Aquila – ordenó con los brazos recogidos tras su espalda después de haberse puesto al lado de Wilder, un viejo amigo, su viejo amigo con el que llevaba en aquella nave desde que eran dos guardias marinas. Una única mirada bastó para que esos dos hombres se entendieran en el acto, una sonrisa de camaradas que han vivido y sufrido tanto juntos que su relación transcendía más alcanzando un plano más allá de hermanos, más allá de camaradas, más allá que solo los que han sangrado juntos, que solo los que han arriesgado por sus amigos saben que es.

Señor, ni Pandinus ni Falx responden, algo está pasando ahí fuera… - comenzó a decir el mismo oficial hasta que le cortó un operario de radar

¡Señor! ¡Recibo lecturas extrañas! ¡No es algo habitual! … ¡Espere! – El segundo ya se había girado para mirar al operario el cual no dejaba de gritar - ¡Se está acercando! ¡tres clix y acercándose! ¡DOS CLIX! ¡VAN DEMASIADO RÁPIDO!

El segundo ya supo que debía hacer, pero en su corazón de veterano sabía que era tarde - ¡PITEN A ZAFARRANCHO DE COMBATE! ¡ALERTA ROJA! Avisad al capitán - Y volvió a girarse para mirar el ventanal… y entonces los vio. Era imposible contar cuantas naves eran, pero las había de todos los tamaños y cortes extraños… naves veloces recorriendo el espacio como si no hubiera un mañana – Batería de estribo, abran fuego ya ¡YA! – no había tiempo que perder, ni resolución de tiro de nada, a tal masa de naves era difícil no acertar a alguna…

La salva se produjo en un instante, las naves atacantes se desviaron del fuego tan rápido como pudieron, pero varias de ellas fueron alcanzadas… unas dañadas y otras destruidas por la salva

-Que al menos algunos de esos hijos de puta exploten y se congelen en el vacío – comentó Wilder que era tan consciente como el segundo de que no saldrían de aquella ocasión.

Las baterías tuvieron tiempo para lanzar una segunda salva, pero de poco sirvió ya, la maniobrabilidad de las naves atacantes demostró ser muy superior y empezaron a acosar al crucero.

Decenas de cubiertas entraron en llamas, los escudos sobrecargados a la primera salva, los motores inutilizados, la torre de comunicaciones desapareció… estaban solos y aislados a un año luz de Lastrati, poco podían hacer, solo luchar por sus vidas ya que los asaltantes habían abordado la nave imperial… no querían destrucción, querían disfrutar de la lucha, de la sangre, del miedo… pero todo hombre del imperio, todo hombre de la marina sabía defender su nave como si fuera su pequeño reino.

Los dos hombres en el puente de mando se miraron por última vez, se miraron y asintieron… sangre en la cara de uno y una quemadura en el rostro de otro, los sables de oficiales desenvainados y la célula de energía de sus pistolas láser vacía… ya solo quedaban aquellos dos hermanos en el puente de mando y entraba la última oleada… botas negras, pasos oscuros y un alma azabache… Wilder y el segundo se abalanzaron sobre ellos sables en ristre para cargar por una última vez en sus vidas…

...Lastrati, mundo colmena, Orbita, M41, día 76, mes 15. Hora local: 31 horas 30 minutos
Crucero "Oni" +++
Estatus: Desconocido +++

Con el dedo indice extendido empujó el hombro de Warren tratando de sacarle de su ensimismamiento - eh, deja de ver pezones en los pernos, te lo tengo dicho... joder, estas más salido desgraciao - le dijo mientras Warren empezaba a girar la cabeza saliendo de su ensoñación; parecía dispuesto a decir algo pero Smith le cortó - no, ahorratelo, no te voy a acompañar al bar de streptease, estoy cansado de tener que ver esos espectáculos... le voy a tener que pedir a Viktor Hark que pase una noche contigo, a ver si cambias un poco

La voz algo desdeñosa del veterano del tanque resonó por todo el seguido de un:

"no, por dios, otra vez no... " general de toda la nave

¡A callar! ¡Mangurrianes! - tosió y se aguantó las ganas de escupir aquella molesta flema al ver la mirada de Vort, el cual no se cortaría una dendrita en sacarle el esófago por la oreja si escupía dentro de su amado tanque - Eso me recuerda a cuando estaba en el planeta imperial Geomierda... no me acuerdo de su puto nombre, pero da igual... que buen té de grosellas terranas hacían allí, por el trono - muchos pusieron los ojos en blanco pero no comentaron nada - había un pequeño bar, en una calle secundaria... el perro blanco se llamaba... ¡La camarera! que portento de mujer, tenía unas berzas que no me cabían en la mano, en una ocasión, fui a verla con mi uniforme de gala y un ramo de flores de montaña... iba dispuesto a llevarmela al catre, pero justo cuando...

Señor Manfred - le cortó rápido no queriendo saber nada de la vida sexual de un orgánico tan desdeñable - Creo que se ha perdido en su anécdota y divaga futilmente por su mundo de fantasía cargada de testosterona... la cual, debo avisarle que le ha subido en un treinta por ciento, así que le sugiero que se centre en sus quehaceres y no nos amargue el viaje de vuelta, ni a mi ni a esta belleza de la ingeniería... y por cierto - Manfred se había callado, todos en el tanque sentían un profundo respeto por Vort - la próxima vez que detecte una acumulación de mucus en su garganta y la contraiga para esputar dentro del tanque, le aseguro por mi sagrado Marte que le haré una sustitución de su esófago por uno mecánico que solo segregará aceite...

Con un movimiento rápido tomé el transmisor del techo y descolgándolo me lo acerqué a la boca. Aquí Wolff. Recibido comandante. Nos pasaremos y lo celebraremos. Cambio y corto. Las comunicaciones comenzaban a volverse un poco caóticas y desde el asiento del comandante del carro estaba escuchando todo lo que circulaba por las frecuencias entre las diferentes unidades. El interior del blindado estaba iluminado con las luces de los instrumentos de cada puesto y todo daba al conjunto aquel color verde espectral que me encantaba.

El balanceo del tanque era casi imnotico, y sus vaivenes se mezclaban con el traqueteo de las cadenas en un relajante movimiento. Desde el asiento de mando accedí a los instrumentos de observación y vi de primera mano el terreno por el que nos movíamos. ¿Qué decís muchachos? ¿Luego haremos una visita a esa cantina verdad? Me quité la gorra de plato de oficial y me pasé los dedos por el corto cabello cortado a cepillo. Las gotas de sudor salieron volando de los finos pelos. Había sido una mañana interesante, con un buen ejercicio. De los que te hacían sentir orgulloso de tu tripulación. Claro que si pasaremos... nos lo hemos ganado hoy. Buen trabajo tripulación. Les reconocí mientras volvía a calarme la gorra, comenzando por la parte delantera y ajustaba los cascos de comunicaciones.

Si el Baneblade tuviese una ventanilla, Lars la habría bajado y llevaría el codo apoyado en ella. Llevaba las gafas de piloto alzadas en la frente, los círculos de piel limpia alrededor de los ojos en claro contraste con el resto de la cara, tiznada de hollín y polvo adherido mediante el sudor. Había desconectado la Unidad de Impulso Mental; aunque no había duda de que mejoraba su tiempo de respuesta, Lars prefería conducir "a pelo". El runruneo de los motores se unía a los silbidos hidráulicos de los controles, y la mole de acero avanzaba bajo su delicada guía. Sonreía satisfecho por un trabajo bien hecho - No veo por qué no, mi comandante. - No es que haya mucho más que hacer en este agujero, añadió sólo para sus oidos.

     El único sonido que emitía el visioningeniero era un errático zumbido. Estaba inmóvil y sus manos no se separaban de la consola que tenía delante de él, como si las palmas de sus enguantadas manos estuviesen pegadas al frío acero.

     Conectado gracias a la consola de control a través de su UIM, Delta era capaz de sentir cada vibración del tanque. Sus sentidos eran uno con la máquina y podía captar cada sutil cambio en el motor, que ahora ronroneaba como lo haría un animal de compañía agradecido. Fue haciéndose uno con cada sistema, pasando con deleite por cada uno de ellos. El balanceo de los amortiguadores era preciso, la mezcla del combustible era optima y le daba al motor la potencia apropiada, el chasis estaba alineado y no había sufrido daños durante las maniobras. Todo era perfecto excepto una cosa. Algo daba la nota discordante sobre la perfecta partitura que era el Ave Indómita, pero no lograba dar con el problema. Fue comprobando desde los sistemas esenciales hasta llegar poco a poco a los funcionamientos más ínfimos. Al final decidió medir el tiempo entre los crujidos y se dio cuenta que seguía un patrón. Cotejó mentalmente las rutinas de recorrido de cada engranaje y cadena hasta que... si... ahí estaba... era definitivamente un eslabón de la oruga derecha. Nada serio, pero que se ocuparía de subsanar en cuanto llegasen a su destino. Lo cambiaría por uno de reserva mientras pudiese analizar la pieza y arreglarla. Mientras se ocupaba de éstos menesteres, la conversación de sus compañeros y la comunicación con el tanque de mando le llegaba como un eco extraño en segundo plano. Era algo irrelevante en éstos momentos...

Bruul soltó una de su poderosas carcajadas cuando el sargento preguntó sobre la cantina: Eso no se pregunta, señor. Solo tengo una petición, yo quiero.....LA MAS GRANDE, gritaron sus compañeros sin dejarle acanar la frase entre divertidos y aburridos del comentario.

Lo cierto es que esa palabra era su propio apodo pues no había otro más alto y musculoso que él en todo el regimiento, igual tal vez, pero no más...grande. Era un luchador algo alocado pues confiaba demasiado en el poder de las armas que solía empuñar pero eso mismo había salvado más de una vida de compañeros cuando el gigante se había lanzado de cabeza contra una trinchera enemiga escupiendo muerte y dolor con su bólter pesado. Muchas cicatrices y marcas recordaban sus hazañas o sus estupideces como el propio sargento le había recriminado alguna vez. Y es que aunque con sus amigos era un bonachón, en mitad del combate era un soldado agresivo y con una puntería que nada tenía que envidiar a los mejores tiradores.

- Si alguno es capaz de beber lo mismo que yo le pago lo que beba, jajajajaja - terminó retando, su gran cuerpo aguantaba muchos litros de alcohol

El terreno parecía despejado y no había problemas a la visa, así que elevé los visores y me acomodé en el asiento observando a la tripulación realizando sus labores. Reí por lo bajo ante las palabras de Bruul. Jejejeje. Creo que no soldado. ¿Ve estos galones? Dije señalando los indicadores de rango de sargento cosidos a la manga del uniforme. Pues no se consiguen apostando en contra de tus propias posibilidades. Tu resistencia es legendaria. Dudo que algún insensato se atreva con eso... Pero con gusto beberemos algunas rondas. Se acercaba día de descanso tras las maniobras, o al menos eso era lo habitual. La perspectiva no era nada mala. Miré el crono e hice una serie de correcciones rápidas en el cuaderno de abordo. Tambien extraje el block de notas y realicé otras anotaciones, de distancias y rumbo.

...Lastrati, luna primus, Superficie, M41, día 76, mes 15. Hora local: 32 horas 40 minutos
Transporte beta 62 +++
Estatus: Operativo +++

El vehículo lunar iba a toda velocidad recorriendo la escarpada y pedregosa superficie de color amarillento por el alto contenido en azufre. Las poderosas orugas levantaban una gran estela de ese color mientras el conductor del transporte rechinaba los dientes y miraba cada segundo por su retrovisor.

-¡Acelera Peterson! ¡Acelera! – Gritó Nael después de haber visto como todo el convoy de extractores era destruido por unos atacantes que aquel ignorante minero no lograba identificar - ¡Por el trono! ¡Acelera! ¡¿Qué son esos xenos?! – preguntó al aire ya que sabía que Peterson no tendría ni idea, como el mismo.

Minutos antes, estaban saliendo de una de las minas de la luna donde se prospectaba acero cuando fueron sorprendidos por un enjambre de motos a reacción que les acribillaron nada más entrar en la fina atmósfera de la luna. El convoy estaba compuesto por doce vehículos que en el asalto inicial solo quedaron cuatro de ellos… cada uno huyó en una dirección, y aquella partida de caza se dividió en el acto…

¡Nael! ¡Usa tu lanza de fusión! ¡Uno se acerca mucho por la derecha! – escupió el conductor con nerviosismo que veía esa silueta negra acercarse tan deprisa que casi lo hizo cagarse encima…
El otro hombre hizo caso, y aún presa del pánico sacó algo de reaños y se asomó por la ventana… apuntó con la lanza de corto alcance y presionó el activador de la combustión. La potente e intensa ola de energía disparada dio de lleno en la moto negra que estalló en el acto a verse afectada su núcleo de energía principal… pero Nael no gritó de júbilo, más bien de terror al ver como otra moto salía sobre el transporte y un hombre a sus ojos, un hombre delgado que portaba una espada de extraña manufactura…

El corazón le latió una vez… la moto paso por encima… otro latido y se vio a si mismo girando la cabeza boquiabierto mirando como todo pasaba… tres latidos y aquel atacante alzó la espada… un cuarto latido y la descargó directa a su cuello, un tajo limpio y certero que hizo saltar la cabeza de Nael por los aires mientras mantenía aquel rictus de sorpresa… cinco latidos, y el cuerpo cayó sin vida.

Peterson gritó con fuerza al verlo y dio un volantazo en dirección al asesino de su compañero, chispas saltaron y la espada se le cayó al piloto de la moto que se apartó raudo en cuanto recibió el embiste del pesado vehículo. Paso un agónico minuto en el que oía el zumbido de los disparos enemigos hasta que llegó a la planta principal, donde se refinaba el metal extraído… salió corriendo del transporte dejándolo en marcha y se metió en la amplía factoría.
Todo estaba a oscuras, pero sabía que debía hacer… ir a la sala de control en el segundo piso, activar la radio y alertar al planeta para pedir ayuda y rescate, podría haber más supervivientes.

Sus botas metálicas repiquetearon al son de su miedo, la sien le palpitaba a cada latido y el sudor le hacía la ropa más pesada… un último tramo de escalera, la puerta… alzó la mano la abrió a la carrera y buscó el comunicador… agarró el micrófono con nerviosismo, presionó la runa de activación y todo se llenó de sangre…

Soltó el transmisor mientras se llevaba la mano al abdomen… presionó un poco y pudo notar como su sangre salía a borbotones al compás de su corazón, el hombre pudo girarse y vio con sus desorbitados ojos cargados de miedo como el xeno que le había disparado le miraba con una sonrisa en su rostro… una sonrisa llena de sadismo, una sonrisa de maldad en estado puro… aquel alienígena vestía una armadura negra ceñida al cuerpo dejando claro que era de constitución fibrosa y ágil, era mucho más alto que Peterson, pero eso ya importaba poco. Aquel xeno de pelo largo y negro movía su dedo índice a la vez que decía con una voz melosa…

-No, no… no voy a permitir que un insignificante esclavo como tú nos arruine la partida de caza – hablaba bajo gótico con un marcado acento en las consonantes, pero tan pronto como habló se notó que ya se estaba aburriendo, sin mediar palabra alguna estiró el brazo, presionó el gatillo de su pistola y un haz de energía negra y morada reventó la cabeza de Peterson.

...Lastrati, luna primus, Superficie, M41, día 76, mes 15. Hora local: 32 horas 46 minutos
Factoría de refinamiento 02 +++

Me sequé el sudor de la frente y la cara con la manga de la camisa que comenzaba a estar grisácea de la cantidad de veces que me había secado. Por millonesima vez pensé en quitarme la gorra antes de que esta noche cenara mis propios sesos cocidos. Pero no podía hacerlo porque la gorra era algo más que un atuendo, era un símbolo, un recordatorio para todos de con quien estaban hablando. El uniforme de comisario estaba hecho para provocar respeto y temor tanto en enemigos como en aliados. Ya bastante me estaba saltando los protocolos al quitarme la chaqueta, si mi antiguo instructor estuviera presente me la habría cosido a la piel para que no me la quitara estando de servicio. Pero claro mi instructor nunca había estado en el interior de un rajado tanque en un planeta en el que se derriten de calor hasta las rajadas piedras.

Lo siento Smith pero Warren no es mi tipo y no hay suficiente Amasec en todo el imperio que me haga cambiar de opinión bromeo por radio ante el comentario del operario de recarga. Esa era otra de las cosas por las que mi instructor me habría gritado hasta que los tímpanos se me hubieran cambiado de lado. Para el la disciplina férrea lo era todo, la única manera de mantener unida y operativa cualquier unidad del imperio. Pero claro, mi instructor no había conocido nunca a una pandilla de bastardos chalados como los Pingüinos. De haberlo hecho una de dos, o hubiera cambiado de opinión o hubiera terminado sufriendo un “desafortunado accidente”. La de los Pingüinos era una compañía que según el reglamento sería definida como “poco disciplinada” por usar un termino políticamente correcto cuando no estaba combatiendo. Pero una vez metidos en faena nadie ponía en duda sus habilidades y sus lealtades. Simplemente había que tener un poco de mano izquierda a la hora de tratar con ellos.

Y Katrine recuerde que aquí el único capacitado para propiciar o autorizar castigos físicos soy yo... aunque en este caso haré una excepción porque Till se lo ha ganado con creces. Es más autorizo a Hana, Mell y Eleanna a darle otra colleja cada una por bocazas comento con una torcida sonrisa en la boca antes de volver a dejar el transmisor en su sitio.

Strelnikov sonrió para sí, aquellas maniobras habían llegado a su fin y la gente de los beneblades se habían portado realmente bien. Era bueno formar parte de un equipo de ese calibre. Joder, hasta el comisario era un tipo decente -y eso en un oficial de disciplina y moral era mucho decir según la experiencia de Artyom-.

El Storm Trooper se quitó el casco con visor y lo dejó a su lado, lo cierto es que durante el retorno a la base había pasado un par de horas dormitando dentro del traquetreante blindado sin que el comisario y los demás miembros de la dotación se pimplaran del tema. Bendito visor tintado, pensaba Artyom.

Al quitarse el casco dejó visible un tatuaje en su frente, peculiar y soez, era toda una declaración de intenciones: HIJOPUTA PELIGROSO, ponía claramente en su despejada frente.

- Eh Bruul, yo sí que te acepto el desafío colega. Lo vamos a petar, te lo digo yo. Y se admiten apuestas caballeros-

le dijo con una sonrisa al artillero. El Storm Trooper pertenecía a la élite de la Guardia Imperial, lo mejor de lo mejor y lo tenía bien claro. En el combate era un profesional de alto nivel, muy por encima del Guardia Imperial medio que iba por las trincheras y campos de batalla de media Galaxia sirviendo de carne de cañón en operaciones de todo tipo, él y sus compañeros llevaban a cabo las misiones más difíciles y complejas que normalmente marcaban la diferencia, el éxito o fracaso, de campañas enteras. No obstante, estaba destinado en un beneblade, lo que en un principio podría haberle desanimado, sin embargo comprendió al instante que era un honor estar en las entrañas de una máquina de matar tan perfectamente desarrollada con una dotación de profesionales muy cualificados entre la que se sentía cómodo. Era un buen destino en su opinión.