Partida Rol por web

"Un garito donde venden amasec", esa era la idea de Strelnikov sobre el lugar al que iban. Una cantina de toda la vida, con los parroquianos de siempre acodados en la barra privando cervezas o licores locales, algún que otro viejo con las cartas y quizá un par de camareros sirviendo al personal.

Pero no, les habían llevado a un sitio de gente bien, con música a todo trapo, una estancia lujosa y balcón incluido. VIP total, algo que le hacía sentir al Storm Trooper un poco fuera de lugar porque tenía muy claro lo que era él: carne de cañón, aunque con bastante estilo, solía pensar.

Se encendió un pitillo y lanzó una mirada de reojo a Hark -con los comisarios nunca se sabía por donde te podían salir- y se acercó a Bruul, que venía con un par de jarras de amasec del lugar.

- Gracias colega, por la amistad y los camaradas que ya no están aquí-

dijo levantando la jarra antes de catar el licor.

Estaba bueno, pensó el Storm Trooper, además, beber con sus compañeros, con gente como Bruul siempre era un aliciente. Camaradas del frente.

Per tampoco iba a apurar la jarra hasta el final, o no de momento, porque Strelnikov sabía sumar dos y dos. La presencia de toda la dotación del beneblade en aquel lujoso lugar y a petición del mandamás principal tendría que atender a alguna razón, una Operación Especial por ejemplo, o alguna mierda por el estilo. Trabajo vamos, probablemente peligroso y sangriento suponía Artyom.

Lars, tan repantigado como permitía el espacio disponible, hizo un gesto dismisivo hacia Till con la mano que sujetaba un cigarro encendido.- Nah, yo paso. Esa baraja está tan cascada que me conozco las cartas por detrás, y no sería justo - dijo, echando mano a una copa.- Ups, lo he dicho en alto? Oh bueno, que más da. Ya me había cansado de ganarte la paga siempre, hermano. - Esbozó una sonrisa e hizo amago de echar un trago, antes de recordar que le tocaba conducir a la vuelta. Desventajas intrínsecas a ser el mejor piloto del regimiento. Pero eso no impediría que se divirtiese. Escaneó la zona VIP, buscando a alguna señorita con la que poner el viejo encanto callejero en marcha.

Vengal Lars, ¿No ves que la baraja es nueva? ¿Y ganarme tú? Tú solo me ganas conduciendo, y solo por que yo apenas se - le sonrió amablemente - Que pasa, el desierto te ha ablandado los sesos, ¿No? vaya un cobardica - dijo al final, decepcionado.

Venga, nosotros jugamos contigo, tengo dinero que recuperar - dijo Beft, positivo como el solo mientras se frotaba las manos y lanzando miradas a Eleanna. Le dio un largo sorbo a su cerveza negra, tan negra que parecía aceite de motor, pero casi se la acabó de un único trago.

Señor... - masculló sentándose al lado mientras terminaba su primera cerveza negra, como la de Beft - no te pienso invitar más Beft, estoy harta de que pierdas dinero con este timador - Till puso cara de santo, sonrió amablemente como si fuera más santo que el propio emperador

Busqué un lugar tranquilo desde donde poder ver todo lo que hacían los muchachos y pedí un amasec de buena reserva. No era lo mejor que se podía pedir en aquel lugar, pero desde luego no iba a dejarme los cuartos en echar un trago, prefería sin duda, una buena caja de cigarros puros. Observé cómo se picaban entre ellos incitándose a sacarse los cuartos en apuestas fuertes y directas, una tradición bien extendida por toda la guardia imperial. Cuando pasaba alguno de los oficiales superiores del escuadrón, lo saludaba con un ligero "Señor" y un gesto de asentimiento, que en ambientes formales era todo lo que requerían. Me gustaba ver como los compañeros se divertían fuera de servicio. Veía a mis hombres divertirse y beber, pasar un buen rato, y en el foro interno de mi mente no podía dejar de pensar en una frase que un instructor me dijo una vez:

"Cuando al soldado le dan de beber, o lo han jodido, o lo van a joder..."

Bueno y allí estaban por fin. Me esperaba un tugurio de mala muerte, no lo que parecía ser la sala de recepciones del alto mando. A saber como nos habrá conseguido esto Till pero sinceramente no me preocupaba. Al fin y al cabo era por el bien del regimiento. Gracias a esto podrían relajarse y descansar de sus obligaciones.

Aunque no podía hablar de mi en este caso, pues es cuando el trabajo del resto termina cuando empieza el mio de verdad. Era en la calma que había fuera de las zonas de guerra y más con alcohol de por medio cuando más indisciplinas y actos de vandalismo cometían los soldados y mi deber era evitarlos y en caso de no conseguirlos castigarlos duramente.

Así que en lugar de relajarme me mantuve alerta, lanzando ojeadas de aquí allá y comprobando que ninguno de los miembros del pelotón se desmadrará en exceso. Esperaba y confiaba que la presencia del comandante sirviera para amedrentarlos pero con alcohol de por medio nunca estaba de mas ser precavido.

Cogí la jarra de cerveza que me ofrecía el pequeño ratling con la mano derecha mientras con la izquierda hacia un gesto de negación lo siento pero con el alcohol no tengo problemas, pero de fumar nada. Y gracias por la cerveza Edd. Lastima que por aquí sea complicado encontrar sacra, desde que me lo dio a probar aquel rechoncho comisario que conocí hace unos años no he encontrado un licor mejor en todo el jodido universo. Como se llamaba... Blenner, Vaynom Blenner. Aquel tipo si que sabía divertirse de verdad le cuento al pequeño operador de radio para relajar la tensión.

No conozco a ese hombre, ¿aún vive? -¿Qué pregunta de mierda es esa, Edd? ¿Eres tonto?- ¿Le gusta la cerveza? No he probado esa sacra, pero con ese nombre...-el ratling le dio un codazo, a la altura de la cadera, no llegaba a más- usted ya me entiende.

¿Qué haces, idiota? ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Vete de ahí! Huye, ahora que puedes.

¿Qué opina de todas esas aeronaves en el cielo? ¿Se ha fijado? Son tipos con suerte, hacen maniobras con el fresquito, y nosotros a pleno sol.

Observé divertido como nuestro experto en comunicaciones se ponía cada vez más nervioso hablando con el comisario. Con un gesto calmado dejé mi gorra de oficial sobre la mesa, dejando que la visera asomara por el borde. Luego me pasé la mano por el pelo, raso y cortado a cepillo. "¿Qué opina de todas esas aeronaves en el cielo? ¿Se ha fijado? Son tipos con suerte, hacen maniobras con el fresquito, y nosotros a pleno sol" Sonreí ante aquel comentario mientras sacaba de mi bolsillo mi libreta de color rojo y la pluna, y comenzaba a escribir el borrador de una carta dirigida a casa. Del bolsillo del pantalón saqué un cilindro alargado y grueso como una moneda y tras desenroscarlo extraje el puro que contenía. Lo encendí con mis cerillas, siempre empleando la misma marca, pues consideraba un crimen encender un puro con llamas de gasolina.

Un buen puro siempre me ayudaba a pensar qué poner en las cartas, pero aquel día la inspiración parecía estar baja. Comisario. Llamé al oficial disciplinario de la unidad. ¿Le importaría acompañarme? Dije señalando la silla que había en la mesa frente a la mía. Había que sacar de aquel apuro a uno de mis tripulantes, pero también había ciertas cosas que me gustaría comentar con nuestro comisario. Se mascaba en el ambiente cierta inquietud, algo muy sutil, pero presente.

Miró a Delta Nu - Eh, nos falta uno para completar la mesa, ¿Juegas? Venga, que te lo noto en esos vidriosos ojos que te mueres de ganas por jugar - dijo sonriente, y era difícil saber si bromeaba o hablaba completamente en serio, Till se desesperaba un poco cuando no podía jugar a las cartas

Sabes Shuman, esa actitud que tiene tan misteriosa no me termina de gustar... Hijo ¿Estas bien? En mi compañía hubo un soldado como tu, al final acabó por hacerle una mamada a su carabina láser. Sea lo que sea que te preocupe puedes hablar hombre - el viejo estaba preocupado por Shuman, el cual miraba hacía arriba, por la vidriera multi color

     El aburrido Delta salió de su autoinducida ensoñación cuando escuchó a Till nombrarlo. Se giró para mirarlo mientras sus lentes oculares zumbaban ajustando el enfoque. - Aunque ciertamente suelen intrigarme las mecánicas de ese tipo de pasatiempos, no le gustaría el resultado. Su voz surgió como siempre con un tono atenuado por el respirador. - Mi mente está adaptada y augmentada para controlar las variables de la lógica y la probabilidad. Competir en algo así con ustedes sería como si yo intentase ponerme a su altura en competiciones atléticas. Mejor busque un compañero de juegos mas adecuado y yo estaré encantado de ver como compiten entre ustedes. Dicho ésto y mas intrigado por el comportamiento de Shuman, decidió emplear su tiempo acercarse a la ventana y descubrir que era lo que le tenía tan ensimismado.

El ratling se encontraba visiblemente más agitado de lo normal. Cualquiera diría que al tener a la esposa cerca ya debía de estar acostumbrado a las conversaciones incómodas pero no dejaba de sorprenderme la cantidad de ansiedad que podía contener un cuerpo tan pequeño la sacra es la cosa mas rajadamente fuerte que he probado nunca. Al menos la que tenía el, no se si habrá otra destilada con menos grados. Te deja la garganta como el interior de un cañón después de disparar, caliente y seca. En cuanto a Blenner no se que sera de el. Le conocí hace ya varios años, seis o siete, justo antes de que le reasignaran a un nuevo regimiento. No recuerdo exactamente el nombre, pero era algo bastante pretencioso. No se que de únicos y fantasmas.

Me disponía a responder a la pregunta sobre las naves cuando el capitán me llamo. Estaba bastante claro que quería evitar que al pequeño operador de radio se le escapara el corazón por la boca pero no me importo. Esta era una velada para la relajación y era casi mejor que yo me mantuviera lejos de los soldados para que pudieran aflojar tensiones sin pensar que tienen la vista de un comisario clavada en el cogote. Yo solo estaba ahí para actuar en caso de que alguien se sobrepasara, nada más.

En absoluto capitán, ahora mismo voy le respondo para acto seguido volver a centrar mi atención en el ratling si pero al menos respiramos aire de verdad, no uno reciclado a saber cuantas veces que tiene que apestar a culo de perro. Disfruta de la noche Edd.

Me despido con un leve asentimiento y me dirijo hacia la silla que me había señalado el capitán. Me siento y le doy un largo trago a la cerveza buen timing, creo que ha conseguido ahorrarle perder varios años de vida de la ansiedad a nuestro pequeño amigo le digo casi en un susurro con una divertida sonrisa.

Asiento lentamente sin dejar de mirar al ratling. Si... Mírelo, está sudando mares. Desde luego, el comisario que tenia la mente muy ágil y entrenada se había dado cuenta a medias del asunto, no era solo el tema del ratling lo que quería tratar, sino temas un poco más oficiales, que a veces no convenía airearlos, o no antes de saber un poco más de ellos. Saqué el cilindro de los puros y tendí uno hacia el comisario, por si le apetecía degustar un buen cigarro mientras hablábamos un poco. Seguro que ya lo ha notado, la gente está un poco nerviosa, se nota en el ambiente. Creo que se está preparando algo gordo. Una nueva campaña quizás. Lo cierto era que todo el mundo estaba un poco inquieto, como a la espera. Llevamos tiempo de prácticas, y la gente comienza a impacientarse. ¿Sabe algo de nuestro próximo destino comisario? ¿Algo quizás... de lo que los comisarios se dan cuenta con sus habilidades? Le pregunto dándole una larga calada al puro y poniéndolo al rojo vivo como un brasero. No esperaba que el comisario me contara nada reservado, del alto mando ni nada por el estilo, tan solo que compartiera conmigo sus impresiones de lo que le acababa de señalar. Estaba seguro que el se había dado cuenta a que me refería perfectamente.

Vort deambulaba por la zona, atento a las vigas, columnas, paredes y cualquier cosa tecnológica que hubiera a su alcance. No se le veía nada a gusto ahí, pero la orden del comandante en jefe le había hecho separarse de su amado baneblade. No quería relacionarse con nadie orgánico.

Warren estaba absorto, como acostumbraba mirando por la balconada, inmerso en su mundo de sueños y mujeres de grandes pechos... hacía rato que se le había vaciado el vaso pero ni se daba cuenta ya que su amigo Smith se había reunido con Till para echar una partida de cartas con los otros

Shuman parece atento a algo que hay por encima vuestra, pero no eres capaz de determinar que, ya que no hay nada fuera de lo normal.

Rechacé el puro ofrecido por el capitán con una negación de cabeza ya sabe como son los soldados capitán, cuando están en combate están deseando salir para descansar y cuando están descansando están deseando entrar en combate para quitarse la tensión y el aburrimiento. Es el eterno ciclo de la guardia. Y las ganas de entrar en acción aumentan cuando como ha dicho se palpa en el ambiente que el siguiente destino se aproxima.

En cuanto a ese posible destino... se lo mismo que cualquiera que sea guardia, que no sera precisamente un paseo por el campo. Entre nuestras “habilidades” no se encuentra la lectura del pensamiento capitán y el alto mando no suele revelar las ordenes a los comisarios. O al menos no a los que no estén bien alto en el escalafón de mando. Y estos solo se lo dicen a los de abajo cuando ya están montados en la nave rumbo a solo El Emperador sabrá donde. Me temo que no puedo decirle nada. Tal vez debería de probar a preguntar directamente al comandante termino de responder tras lo cual doy otro largo trago a la cerveza.

     Tras unos momentos de mirar por la ventana intentando otear aquello que tenía fascinado a Shuman, Delta desistió de su empeño. Si una palabra se alejó de él y se encaminó hacia su homólogo del tanque de mando. El único de entre todos los presentes que quizás podría aportarle algo en una conversación que no le pareciese trivial. - Saludos, maese Vort. Dijo con su entonación neutra habitual. Parece que nos espera una noche larga por desgracia. ¿Algo que reseñar para evadirnos del tedio? Alabado Omnisiah... ¿que acabo de decir? ¿acabo de iniciar una charla trivial? La exposición prolongada a mis compañeros me está volviendo como ellos... pensó.

Los asaltantes ya habían matado a toda la unidad que el alguacil de aquel piso había pedido. Ocho valientes habían sucumbido a aquellas armas que perforaban sus escudos con facilidad, pero al menos, antes de caer, habían tendido una emboscada a unos confiados eldars y acabaron con cinco de ellos de un plumazo... pero aquello importaba poco, el ataque baja a los niveles inferiores con mucha rapidez.

Meyer, el alguacil del nivel se había refugiado en la sala de los colectores de energía y generadores de plasma, donde solo tenía una granada en su mano y la pistola láser en la otra, había preparado una trampa, herido y desesperado esperaba que el grupo de doce xenos que le seguían entraran en la sala de maquinas mientras él se escondía tras unos bidones.

Entraron, pero solo seis, le daba igual cuantos fueran, solo quería matar y pagar como pudiera volando aquel nivel y el superior. Se acercó a una pared se dejo ver y los eldars corrieron hacía él, pero ya había tirado la granada y mientras ellos corrían el se agazapo como queriendo salvarse después de aquella detonación.

La explosión fue brutal, se sintió en casi toda la aguja y la deflagración se podía ver a kilómetros... los eldars fueron vaporizados, el nivel quedó desolado y las zonas adyacentes destruidas por completo, mucha gente murió por la explosión, pero también los invasores y Meyer... volaba junto a un mar de acero y sangre.
La caída fue rápida, pero él, aún con vida sonreía mientras giraba y giraba en el aire, mientras notaba como su cuerpo ardía en diversas partes... cayendo a plomo vio una cristalera de cientos de colores que reflejaba la luz de uno de los soles y sonrío nuevamente hasta que la atravesó.

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Shuman había gritado cortando la anécdota pesada y cansina de Vort, lentamente, el tiempo se redujo a cero, los de la timba saltaron a un lado y a otro de la mesa hasta que cayó un cuerpo de espaldas reventando la mesa, haciendo saltar por los aires las cartas. y mientras ellas volaban hacia arriba, la gravedad traía consigo placas de acero y cristales. A todos os cayeron trozos de cristales cortantes, pero evitaron en gran medida las amplías placas de acero... todos salvo uno.