Día 3: Fase 16

Los quehaceres del servicio de la Hacienda se ven abruptamente interrumpidos una vez más cuando suena el sonido de la alarma de servicio.

¡Alguien les ha convocado a todos en el Comedor!

¿Yaaaa? ¿Tan pronto? ¡Pues si!

Todos dejan lo que estaban haciendo inmediatamente para reunirse allí y, al llegar, comprueban dos cosas.

La primera es que no todos siguen con vida. Falta precisamente la última persona que había hecho llamar a todos Elisabeth de Gaulle.

La segunda es que la que les ha hecho llamar a todos no es otra que la ilustrísima Señora Patamás.

El llamamiento tomó por sorpresa a Bermejo Russus, pero a su vez se sintió bastante aliviado al no tener que estar deambulando por la oscuridad en aquel castillo por miedo a que alguien estuviera esperándole con intenciones más letales en las cercanías de la zona de las velas.

-¿Qué ha pasado ahora?. -Preguntó el Bardo medio escondido detrás de un telar en el Comedor- ¿Dónde está Elisabeth de Gaulle?. ¡Oh, por Dios!. Si ella está muerta eso implica que.. ¡Hay un charco a limpiar!. ¡Yo no me lo pido!.

Quizás fuera un poco anticlimático tratar así a un muerto, pero bueno... no se podía pedir mucho a alguien que llevaba haciendo tareas sin parar por aquel Castillo, tareas que además, no tenían nada que ver con su oficio artístico... Por suerte no fue a la escuela de bardos, sino hubiera sido dinero malgastado.

-La primera y última vez que vi a Elisabeth fue cuando todos salimos del comedor, ella fue por el Pasillo F, así que supongo que tendría sus tareas por el ala oeste del castillo. Y justo cuando se fue la luz, yo estaba en el Salón de Espejos y vi a Madame Bavard entrando al Claustro.

- Esto ha pasado - dijo la oronda Patamás mientras levantaba el brazo inerte de Elisabeth de Gaulle y saludaba a los compañeros - Ha pasado que la última que nos convocó ha muerto. Y esto no volverá a pasar - miró desafiantemente a todos sus compañeros - Si salgo viva de esta reunión me defenderé con uñas y dientes si hace falta y al que me ataque le convertiré en RAGUT.

La palabra ragut resonó en el comedor y fue pronunciada al mismo tiempo que el brazo de Elisabeth caía sobre la madera.

- Creo que va siendo hora de explicar qué rutas ha seguido cada uno de nosotros desde la última reunión. Como comprenderán, voy a ahorrarme por ahora la mía y el decir dónde tropecé con el cuerpo de esta buena mujer. Fue un error revelar ese dato de primeras hace un rato. Un error que seguro aprovechó más de uno para montar su coartada.

Se sentó en una silla y empezó a comer el guiso que había dejado servido hacía un tiempo indeterminado. No demasiado, aún estaba caliente. 

- Pforfavor, sean concfisos y despfués lo revelaré y pfodrán elegir qué hacer en consecuencia, creyéndome a mi o no. - tragó y se limpió el morro con la manga - Pongo mi puesto en sus manos, no en las de ese o esos asesinos que pululan entre nosotros.

Es usted muy prudente, mi señora - dije, refiriéndome a la intervención de la señora Patamás - no obstante, aquí nuestro querido Consejero, seguro que se saca de la manga alguna absurda teoría y acaba muriendo algún inocente, como ya ha ocurrido otras veces. El caso de la señorita Reilly y hace apenas unas horas, del pobre diablo de Armand.

Señor Greyrat - dije, dirigiéndome ahora al Consejero de la Moneda - si en el transcurso de la presente deliberación queda demostrado, como pretendo hacer, que yo no maté y ni siquiera tuve la oportunidad, a la señorita De Gaulle, que en paz descanse, aceptaré una disculpa por su parte.

Ante los ojos de perplejidad que vi por el comedor me apresuré a explicarme.

Si yo no maté a De Gaulle pero Greyrat sigue defendiendo que soy uno de los asesinos, quiere decir que hay otro, por tanto, tendrá que reconocer que mandó ejecutar a Armand siendo éste inocente. O bien, y a esto iba, reconocer que se equivocó conmigo, de esa forma, podrá seguir manteniendo que Armand era uno de ellos y el otro es quien ha matado a nuestra querida Elisabeth de Gaulle. 

Eso si... aceptaré sus disculpas, pero seguiré pensando que son ustedes dos, señor Greyrat y señor Bermejo, los asesinos. Y cuídense de la ira del Todopoderoso si llego a poder demostrarlo. 

-¡Angus! Deje de perder el tiempo y obedezca a la Señora Patamás. Ahora no es momento de riñas personales a muerto otra de nosotros y debemos ser transparentes, mas tarde podrá acusar a su acusador del ultimo día. -Arne alzo la voz por primera vez desde que todo aquello sucedió y aunque pudiera parecerlo no le gustaba tal cosa.

-MMMMm... Supongo que si quiere guardarse sus palabras es porque ha visto al culpable y quiere saber que mentira se fabrica para poder acusarlo sin miedo. -Se meció la barba pensativo.

-Bien, empezare yo pues: Como algunos ya saben me quede en el comedor durante un largo rato, pensativo si hubiéremos acertado o errado con el esclavo, pero después pensé que era tiempo para continuar con mis quehaceres, por lo que me dirigí hacia el salón de invierno ha echar leña al fuego para después bajar hacia la estancia junto a la cocina para recoger el mazo, pasando antes por el comedor por donde coincidí con Patamás y Bavard y al salir al pasillo (F) vi por la ventana del Claustro a Russus. Para luego continuar por la cocina en busca de ir al exterior hacia los carruajes, pero me detuve en J-1 cuando se apagaron las luces y aproveche la ocasión para reparar el camino, una tarea ingrata a oscuras, para luego continuar hacia la zona de carruajes. -Creia a ver dicho todo lo importante por lo que callo y espero escuchar al resto, incluso a la señora Dilaila que estuvo callada la ultima reunión.

- Vaya, parece que alguien tiene algo contra la servidumbre. Pues ya diréis quién os va a limpiar los cristos que dejáis en las sábanas si no somos nosotras. -Comenta nada más llegar allí y ver el percal. La pobre Elisabeth. Se santigüó. Nuevamente más por costumbre que por otra cosa-. ¿Alguna vez lo has hecho? -Miró al bardo con la ceja enarcada. No se había molestado ni en aprender a tocar bien el laúd, iba a molestarse en limpiar nada...

- Bien. La última vez que vi a la joven Elisabeth fue también cuando salió por el pasillo (F), pues yo también salí del Comedor pero en dirección sur (pasillo J) para ir a las Cocinas y terminar de preparar de una santísima vez la comida. En todo esto coincidí con O'Lantern, Russus y Patamás. Volví al Comedor y serví finalmente la comida. Ahí vi entrar al señor Windsbraut desde el Salón de Invierno, lugar al que yo me dirigía para continuar con mi siguiente tarea: echar leña a la chimeneas. Cuando estoy por salir, entra aquí Uruqhart. Yo continúo al Salón Principal, donde también viene el señor Uruqhart. Él se queda ahí pero yo sigo hacia el Salón de Espejos. Los oriento, como me tocaba. Cruzo al pasillo (D) donde me encuentro con Russus, que venía desde el Claustro. Este se dirige al Salón de Espejos y yo continúo mi camino hacia el Recibidor cuando se apagan las luces. Limpio las ventanas y justo cuando termino de hacerlo sonó la campana.

Resultaba hilarante ver como Angus Urquhart, aún antes de que la señora Patamás revelase la ubicación del cadáver hallado y su previo recorrido por la hacienda, ya estuviese acusando al Consejero de la Moneda de haber planificado una elaboradísima estrategia para salir airoso de sus supuestos complots que acababan según él sentenciando a otros vasallos inocentes, y además, alegando que demostraría durante la presente deliberación no haber cometido el asesinato de la joven De Gaulle, sin si quiera haber mencionado cuales habían sido sus pasos. ¿Había más ironía posible?

- Ay, mi buen Angus... que bajo habéis caído los que os apartáis de la gracia de Dios... - le respondió con una de las frases que tantas veces le había escuchado oír en la hacienda, pero que ahora aplicaba tan extremadamente bien en el franciscano. Todavía prácticamente nadie ha expresado dónde ha estado ni quién ha visto, ni la señora Patamás ha revelado donde ha hallado el cadáver de la joven De Gaulle. ¿Y ya me acusáis de "sacarme de la manga absurdas teorías" y elaborar planes siniestros? 

Resultan muy poco convincentes vuestras palabras, más teniendo en cuenta de que como todos bien saben... quién nada debe, nada teme. A diferencia de vos, yo no me quedaré callado como un mudo para evitar contradecirme en mi andadura por la hacienda... en cambio vos... ¿teméis NUEVAMENTE quedar en evidencia frente al resto de los presentes como LA ÚLTIMA VEZ, contradiciéndoos en vuestras palabras? Os recordaré a todos que NO SOLO RUSSUS BERMEJO Y UN SERVIDOR afirmamos no haberle visto salir a la terraza desde la capilla tras el apagón, contradiciendo las palabras de Angus Urquhart y demostrando que MINTIÓ.  Si no que HAY MÚLTIPLES TESTIGOS que nos vieron tanto a mí como al bardo en la terraza y sus proximidades POCO antes del apagón.

¿No es cierto, madame Bavard que usted misma afirmó habernos visto a ambos cerca de los jardines o la terraza, poco antes del apagón? ¿Señora Patamás, no nos cruzamos ambos en T-3/T-4 apenas cuatro ratos antes del apagón? ¿No vio al joven Russus en los jardines apenas dos ratos antes del apagón? ¡TAMBIÉN VOS ESTUVISTEIS POR ALLÍ JUSTO ANTES DEL APAGÓN, ANGUS! ¡Tanto la fallecida como Arne Winsbraut os vieron salir a las terrazas desde la galería cubierta oeste! ¿¡CÓMO SOIS TAN VIL MENTIROSO Y NOS ACUSÁIS AL BARDO Y MI PERSONA DE SER LOS ASESINOS Y CONFABULAR CONTRA VOS? ¿QUIÉN DE RUSSUS Y MI PERSONA SE DESPLAZÓ POR ARTES OSCURAS HASTA INTENDENCIA PARA ASESINAR A LA JOVEN CLAIRE VERTE?

Solo con aquello era más que suficiente para demostrar que Angus Urquhart era un falso, pero es que todos podían recordar perfectamente como inicialmente negó haber visto al esclavo en sus andaduras por el castillo, ni haberse visto tras ir a la sala de luces, quedando demostrado a posteriori que ambos COMPARTIERON camino a escasa distancia por la hacienda hasta separarse en la sala de espejos y que incluso PERFECTAMENTE pudieron TRAMAR en el CLAUSTRO sus siguientes pasos al coincidir en él.

De todos modos, quiero ver como te defenderás en esta ocasión incluso cuando es obvio que aguardas deliberadamente a ser el último en relatar vuestros pasos para no quedar nuevamente en evidencia. Yo no temo entrar en contradicción alguna... - expresó en confianza, tomado asiento en su respectivo lugar de la mesa, después de estar hablando y dando vueltas de pie alrededor de Angus Urquhart.

Como bien sabréis, esta mañana me quedé inicialmente en el comedor recogiendo los platos y finalizando la tarea encomendada de nuestro buen senescal, para posteriormente encaminarme hacia el claustro para revisar el buen funcionamiento de la fuente y reparar lo que Angus y Armand pudiesen haber estropeado. Durante el proceso vi a la joven De Gaulle siempre unos pasos por delante de mi encaminarse hasta el recibidor, donde se demoró un tiempo, entiendo que realizando alguna de sus tareas. Mencionar que desde el claustro pude ver a la joven Marygold accediendo al pasillo E desde el comedor. ¿Puede confirmar mis últimas palabras respecto a la joven Marygold, señor Windsbraut?

Esa fue la última vez que vi a la señora De Gaulle, dado que continué mi ruta establecida por la zona Norte en dirección a la galería cubierta oeste para limpiar los ventanales. Una vez finalizada mi tarea, salí al exterior por las terrazas y el apagón sobrevino cuando estaba terminando de recorrer la terraza 3.

Era el momento de revelar información de extremada importancia, que podía ayudar a resolver definitivamente el problema.

- Como portador del talismán del Clérigo, y habiéndolo recargado nuevamente gracias a las tareas completadas en el comedor y el claustro, en el mismo instante en que se apagaron las luces me centré en una vez más en activarlo para obtener información del instante exacto del asesinato. He de deciros a todos que las constantes vitales de la joven De Gaulle cayeron en picado exactamente un tiempo después del apagón (fase 14), por lo que el asesino infiltrado apagó las luces e inmediatamente cometió su atrocidad. 

¿Señora Patamás, vio a alguien cerca de usted a quién le diese tiempo a llegar a asesinar? ¿Alguno vio a Angus Urquhart recientemente para aproximadamente saber dónde ubicarlo respecto al lugar del homicidio, y así ver si le fue posible llegar a cometer dicha atrocidad?

La señora Patamás se pasó la segunda mitad del discurso de Rudeus haciendo como que se dormía profiriendo sonoros, falsos y exagerados ronquidos. Lo que contaba el consejero de la moneda era harto interesante pero le tenía tan atravesado tanto a él como a su continuo pavoneo que no podía evitar hacerle burla y chincharle siempre que podía.

Para reincorporarse a la conversación hizo un sonido con la boca como de masticar saliba recién despertada y dijo:

- Mmmbien, bien. Un punto interesante ese. Quién iba a haberse hecho con el talismán sino tú. Ay, la avaricia...

Después, se incorporó de la silla, se sacudió con fuerza el mandil levantando una pequeña nube de polvo y, tras poner ambas manos sobre la mesa añadió:

- Este silencio empieza a ser ridículo. Todo el mundo debería decir inmediatamente, al menos,  dónde estaba en el momento en que se apagaron las luces, de dónde venía y a dónde fue. El que no lo haga será para mi directamente sospechoso de tener las manos manchadas de sangre.

Bermejo Russus aplaudió la declaración de Rudeus Greyrat, por partida doble además, uno porque no solo había logrado demostrar su inocencia al tener semejante talismán entre sus manos, algo que ningún enemigo podría haberse hecho, sino que además de eso haber logrado arrinconar no solo a uno, sino ahora a dos enemigos... Y lo que era más importante, ponerse una diana en su cabeza durante el siguiente día... ¡Algo que 

-Votemos ya por Angus Urquhart. -Apremió el bardo- ¡Lancémosle por encima de la muralla usando la catapulta!. Si ha atacado tanto a alguien con el Talismán del Clérigo, defendiendo a uno de los enemigos, sin duda debe de ser un enemigo más.

Pero por si las moscas, y para que no le acusaran de solo incitar odio y demás; decidió repasar sus últimos pasos, remarcando dónde se encontraba este cuando las luces se apagaron, nuevamente.

-Yo estaba en el Salón de Espejos cuando las luces se fueron, había venido del pasillo D, siguiendo a Madame Bavard que estaba dentro del Salón de Espejos. Cuando llegué al Salón de Espejos Madame Bavard entró en el Claustro y yo me quedé un rato más en el Salón de Espejos haciendo la tarea.

Señores míos, todos los presentes saben que soy un labriego dedicado y nunca aparto mi vista del objetivo, no suelo hablar mucho en público, pero es menester que en esta ocasión rompa una lanza en favor del señor Greyrat.

Me parece absurdo que alguien tenga la osadía de atacarlo, aún a la luz de evidencias tan sólidas, pues antes de nuestra última reunión eran dos los conspiradores y dos las víctimas.

Pero en esta ocasión nuestras pérdidas se han reducido a la mitad, lo que quiere decir que los lacayos de Umpostuh cuentan con un cuchillo menos en nuestra garganta.

Así que, señor Angus, le ruego se deje de lanzar acusaciones infundadas ante nuestro consejero de moneda quien ha demostrado ser más que digno de confianza. - digo con seriedad para luego volver a guardar silencio.

Un trozo de pan duro cruzó la mesa para darle en la cabeza a Jack O'lantern.

- Y yo le ruego mozalbete que menos dorar píldoras, que preste atención y que conteste a lo que se le ha preguntado si no quiere caer del lado de los que ocultan algo.

Ouch!!! Señora Patamás con esa puntería podría matar usted misma a ese canalla de Umpostuh con una hogaza de pan.

Bien, yo, salí del comedor, me dirigí a la cocina y luego crucé la terraza para entrar a la capilla, una vez allí, me encomendé al señor para luego arreglar la cama de nuestro clérigo. - digo mientras empiezo a enumerar mis labores.

Luego salí de la capilla y crucé la biblioteca hata llegar a la galería en donde las malditas antorchas se apagaron de nuevo.

Sin embargo, no iba a dejar que esas minucias me detuvieran, así que me puse a arreglar las armaduras para luego dirigirme hacia el salón de los espejos.

Lamentablemente, no pude llegar a mi destino, pues el nefasto tañido de las campanas me convocó aquí nuevamente, arruinando así mi agenda.

Desde que ingresé a la capilla en adelante, no volví a coincidir con nadie, por lo que doy gracias al Altísimo de seguir con vida. - respondo revelando la ruta que había seguido durante este día.

Otra víctima inocente había caído, parecía como si hubieran ido expresamente a por quien había encontrado el anterior cadáver... De ser así, era arrisgado acusar a nadie, pero más arriesgado era dejar campar a sus anchas al monstruo que había cometido aquel acto atroz.

-Señor Greyrat, yo misma le confirmo que me dirigí al pasillo E desde el comedor tras recuperarme del impacto que supuso la anterior muerte. Decidí alejarme de la zona para seguir con mis quehaceres y borrar los pensamientos de que hubiera un infiltrado entre nosotros.

Estuve un buen rato ocupada en la galeria cubierta, los cuadros estaban hechos un desastre, parecía como si unos niños hubieran estado jugando con ellos, ¡todos torcidos! Y luego volví por la parte norte del edificio, sin toparme con nadie hasta poco después de que se fueran las luces...

Dude unos segundos decidiendo si era prudente contar lo que había visto.

-Poco antes que hicieran sonar la alarma vi al señor O'lantern en el pasillo H mientras yo me dirigía a las intendencias... Lamento no poder ser más de ayuda...

Señorita Merygold, debe usted confundirme con alguien más, yo no estuve por esos lares, es más sería imposible que haya estado en el pasillo H, en especial si tenemos en cuenta que a mi la oscuridad me sorprendió en la galería oeste. - digo bastante sorprendido de la afirmación de Dilaila.

Por primera y única vez desde que iniciasen las deliberaciones de los últimos días, el Consejero de la Moneda mostró un viso de dubitación, después de escuchar las palabras de la joven Merygold. Su completa ausencia de intervenciones en las discusiones la había apartado a un segundo plano, prácticamente haciéndola invisible frente al resto. Sin embargo, nunca había dejado de ser una remota posibilidad de que efectivamente fuese una de los asesinos. ¿Había errado con el joven Armand por las reiteradas mentiras que el esclavo había dicho sin impunidad alguna?

- Señorita Merygold... lo que afirma haber hecho no se sostiene por ningún lado... Es más, me hace sospechar extremadamente de su persona. ¿Podría relatarnos con la mayor exactitud posible que tareas hizo el día anterior y a quién vio o se cruzó en el día de ayer, después de que nos separásemos del lavadero? ¿Enderezó previamente y antes de acudir a la galería Cubierta Este, los cuadros del recibidor y del pasillo I? - aseveró Rudeus Greyrat, mirándola por primera vez con extrañeza, como si no la reconociese en sus afirmaciones, esperando respuestas concretas a sus preguntas - De haber ido a enderezar los cuadros a la Galería Cubierta Este, entiendo que debería haber puesto en orden los otros cuadros, e independientemente de que tras el desayuno avanzase desde el pasillo E por el claustro y el pasillo D o hubiese ido por el salón de invierno y el salón principal, forzosamente mi persona la hubiese visto de cerca cuando estuve en la galería Cubierta Oeste limpiando los ventanales. Es más, tras vuestro supuesto cometido... ¿No hubieseis coincidido con madame Bavard en la Sala de Espejos al regresar por la parte Norte, al estar ella realizando sus labores en dicha estancia, exactamente tres ratos antes del apagón (fase 10)? ¿Cómo explica estas extrañas contradicciones?

Durante la segunda deliberación ya lo había mencionado en la segunda de sus intervenciones. Todos los vasallos tenían coartada para no haber sido los autores del asesinato de Claire Verte en Intendencia. Solo Armand y Merygold podían ser los únicos en quién recayese la autoría del homicidio. ¿Estuvo equivocado Rudeus Greyrat en sus apreciaciones por las constantes metiras del esclavo, afirmando no haberse cruzado con nadie cuando en todo momento compartió ruta con Angus Urquhart e incluso se cruzó con Arne Windsbraut en el Salón de Espejos?

Viendo que las sospechas cambiaron de Angus Urquhart a Dilaila Merygold, el joven bardo movido más por una cabeza que se encontraba más abajo que con la que aún le colgaba sobre los hombros, habló, tratando de explicar dónde estaba esa buena mujer de aún mejor ver... Al menos en cierto momento.

-En este mismo día, desde el Claustro, vi a Dilaila por la ventana en el Recibidor sin hacer nada durante un largo tiempo, y más o menos por la mitad del día parecía que las musas volvieron a mover sus músculos. -Explicó Bermejo Russus, pese a que esto quizás no ayudara demasiado a saber la inocencia o la culpabilidad de la mujer- De hecho fue en ese mismo momento cuando vi a Arne en el Pasillo F venir del Comedor y salir hacia el Pasillo G.

El bardo tragó saliva y continuó hablando.

-Luego Dilaila entró en el Claustro y se fue directa por el Pasillo E (Fase 9) y ahí ya le perdí la pista, ya que yo fui al recibidor para terminar una tarea y luego volver al Claustro. Por lo que creo que todo lo que ha dicho es verdad.

Las palabras del bardo suavizaron la reacción del Consejero de la Moneda, meditando en su fuero interno si había sido un vulgar malentendido por la forma de expresarse de la joven Merygold. ¿Había recolocado bien los cuadros del recibidor o los de la Galería Cubierta Este? Aún con todo, seguía sin haber explicación lógica a que no se hubiese cruzado con la señora Bavard de haber avanzado por la zona Norte hasta supuestamente ver a Jack o'lantern cerca de Intendencia. ¿Qué se le escapaba?

- Mi buen bermejo, vos parecéis bastante más dado a esclarecer lo sucedido que otros. Quizá vuestra merced tenga a bien iluminarme... ¿Podría explicar con mayor claridad cuales fueron sus pasos y a quién vio o se cruzó en su andadura por la hacienda? - buscó indagar en la cuestión para ir atando cabos y revelar sus huecos - Si no he malentendido sus palabras, cerca del mediodía (fase 7) vio desde el Claustro Arne Winsbraut llegando del comedor al pasillo F, y a la joven Merygold parada en el Recibidor, quizá recolocando cuadros torcidos. 

También por la tarde (fase 12), vos y madame Bavard os cruzasteis en el pasillo D. Su persona llegando nuevamente desde el Claustro y la señora tras realizar sus labores en el salón de Espejos. ¿No os cruzasteis en ningún momento con lady Merygold? ¿Qué hicisteis desde el mediodía a la tarde?

Viendo como el Consejero de la Moneda le había pedido que dijera todo lo que había hecho por ahí, a fin de cuentas, ante el silencio de otros, la voz de Bermejo Russus podía iluminar un poco y tratar de esclarecer lo que había estado ocurriendo hasta ese momento... al menos por donde este pasaba.

-Cuando volvimos al trabajo salí del Comedor al Pasillo J, y del Pasillo J a las Cocinas, en las Cocinas recogí la comida que había al fuego, también estaban conmigo Madame Bavard y la Señora Patamás ahí, Jack O'lanter salió al exterior.

No esperaba que esta información que había dado fuera demasiado relevante, a fin de cuentas, todos salieron del Comedor y se disgregaron por distintas zonas, por lo que cualquiera que hiciera memoria sabría quién había ido hacia donde.

-Luego de eso, fui al Pasillo G y luego al Pasillo F hasta llegar al Claustro. Mientras estaba en el Pasillo F vi a Dilaila en el Claustro, y cuando llegué al Claustro ella se fue al Recibidor.

Esa había sido la primera vez que había visto a Dilaila en aquel día, y total, no era una persona a la que uno apartara la mirada, a no ser que esta se percatara que la estaban mirando demasiado.

-En el Claustro me dispuse a Desatascar la Fuente, y mientras lo hacía me fijé en que Dilaila seguía en el Recibidor y que Arne salía del Comedor por el Pasillo F hasta el Pasillo G. Aprovechando mi trabajo en el día de ayer, ahora me tocaba Podar los Setos del Claustro, cosa que hice... y Dilaia entró en el Claustro... ¡Casi me corto un dedo!. -Dijo mientras señalaba su dedo en donde ni había marca alguna de corte, probablemente por el "casi"- Tras terminar mis tareas del Claustro fui al Recibidor, y vi a Dilaia salir del Claustro hacia el Pasillo E.

Esto había sido lo que había explicado antes. Quizás explicando ahora con más detalle se entendiera un poco mejor lo que este había dicho con tal de defender a la hermosa mujer. Y quien sabe, quizás después del asedio podía agasajarla con alguna canción y el recuerdo de este momento...

-En el Recibidor me dispuse a Limpiar las Ventanas, tarea que tenía pendiente de la última vez que limpie las ventanas en el día de ayer. Y después de eso me moví al Claustro... y luego al Pasillo D, en donde me encuentro de cara a Madame Bavard nuevamente... algo que entristeció mi vista... quiero decir, en comparación, supongo que cualquiera me daría la razón... ¿Verdad?.

Tras decir esto, el Bardo buscó escondite detrás del Consejero de la Moneda, no fuera a ser que Madame Bavard imitara a la Señora Patamas y le lanzara una barra de pan o peor, una barra.

-Luego yo me fui del Pasillo D al Salón de Espejos, y vi a Madame Bavard entrar en el Claustro. ¡Y LAS LUCES SE APAGARON!. -Esto último lo gritó, lo cual quizás molestaría al oído del Consejero de la Moneda, pues estaba aún escondido detrás de este- En mitad de la oscuridad logré Orientar los Espejos y a partir de ahí me encaminé al Salón Principal que fue cuando nos llamaron...

Mis buenos señores noto que hay algo que no cuadra, es decir, si tres personas me vieron salir a la terraza (fase 3), puede alguien explicarme cómo es posible que poco antes de que se diera la alarma estuviera en el pasillo "H".

No hay forma posible de recorrer la hacienda de punta a punta en tan breve tiempo.

Es más, de ser ciertas las aseveraciones de la señorita Merygold eso la situaría a ella en la intendencia al momento en que las luces se apagaron.

Sin embargo, me gustaría profundizar aún más en lo dicho por la señorita Merygold, pues, si, según ella nos cruzamos en el pasillo "H", cosa que niego categóricamente, dígame usted hacia dónde me dirigía en ese supuesto encuentro.

Pues eso podría ayudar a los demás dirimir quien miente y quien habla con la verdad por delante y agradeceré a todos abstenerse de agregar algo hasta que la señorita responda mi pregunta.

Algo parecía no encajar, estaba segura de lo que había visto pero mis palabras solo causaron discordia y una acusación hacia mi persona. Por suerte el señor Bermejo salió en mi defensa y pude respirar un poco más aliviada. Una suave caída de ojos hacia su persona mostró lo agradecida que estaba con él.

-Señor Greyrat, no debería tener que explicarle mis anteriores aciones, puesto que ambos nos encontrabamos juntos en el lavadero hasta poco antes que sonara la primera alarma. ¿O es que acaso al rechazar su cortejo ha decidido olvidar nuestro encuentro?

Comenté con un ligero tono de perspicacia.

- En cuanto a O'lantern, no puedo más que reafirmarme en lo que vi, su figura se dirigía hacia el pasillo I desde el pasillo H sin duda alguna. Desde mi punto de vista tan solo concibo dos posibilidades: o bien alguien se estaba haciendo pasar por uñvos y eso explicaría su presencia en dos lugares distintos de la hacienda. O al contrario que lo que vos afirmais, no es imposible cruzar de punta a punta el edificio, puesto que somos conocedores de la existencia de pasajes secretos que comunican las estancias unas con otras - añadí.