Partida Rol por web

Lo bueno de seguir a Waits, era que éste tenía una tarjeta de acceso y podía abrir todas las puertas. A pesar de avanzar con todo el cuidado del mundo, mirando en cada bifurcación y también preparando las armas antes de cada nuevo pasillo, por primera vez os sentíais seguros.

Finalmente, llegasteis al Centro Médico y una vez dentro, cerró la puerta detrás de vosotros.

-El centro médico es el lugar más seguro de toda la estación. Aquí estaremos tranquilos hasta que decidamos qué hacer -os dijo, mientras avanzabais por los pasillos -. Aunque de aquí partió la infección, también es quien dispone de más estancias aisladas para evitar contagios.

Finalmente, llegáis a lo que es el centro de control del Centro Médico, y veis que no está solo. Otras cuatro personas esperan en su interior.

-Tranquilos, están conmigo -avisó Waits, nada más abrir la puerta -. Estos son el Dr. Kuhlman, el capitán Marlowe de la Anisadora, Gutierrez, mi ayudante, la doctora Lingard, que estudió el parásito y la señorita Adams, una... civil.

Un sonoro golpe en una de las puertas hizo que todos se volviesen hacia ella.

-Ah, y por supuesto, nuestros dos invitados estrella, que tenemos dentro de los laboratorios.

Waits señaló hacia la puerta y al mirar a través del cristal, visteis a dos monstruos como el que os había atacado.

El doctor se comportaba de manera nerviosa y al veros, se lanzó hacia vosotros.

-¿H-han venido a rescatarnos? Tienen una nave, ¿verdad? Porque tenemos que salir de aquí ahora mismo.

Sin duda alguna, estaba algo fuera de control y por mucho médico que fuese, no parecía ser de demasiada utilidad en aquellos instantes.

La tal Adams se movió para sentarse a una de las mesas.

-Doctor, será mejor que se tranquilice. Nadie saldrá de aquí mientras esos monstruos estén rondando. Claro que si quiere, podemos usarlo como cebo y salir corriendo en dirección contraria.

La chica parecía burlarse de todo y se mostraba bastante vulgar al hablar.

Que hubiera más supervivientes y que no fueran unos asesinos en potencia reconfortaba en cierta medida a la piloto. Hasta ese momento, todo aquel con el que se habían cruzado había resultado ser un demente homicida, que únicamente pensaba en saciar sus más primitivos instintos, en sus últimas horas de vida. Fuera como fuera, aquel hallazgo tenía que ser sin duda a mejor.

Por otra parte, dos de aquellas criaturas se encontraban en el exterior del recinto donde se encontraban en esos momentos. Todos parecían muy tranquilos con ello, por lo que quizás únicamente por ello, Gabriella no comenzó inmediatamente a gritar y salió corriendo. Aquellos seres horribles, eran sin duda el más letal de los asesinos con los que se habían topado en la estación y no quería comprobar en sus propias carnes lo afilados que estaban sus dientes.

- ¿Qué son esos seres? - Le preguntó finalmente la piloto al Comisario. - ¿Son un experimento? ¿Qué se pretendía hacer con ellos?

Despues de seguir al comisario nos llevo hasta el centro medico donde se encontraban cinco personas mas y parecia que nos ibamos a quedar alli un rato mas
No hemos venido a rescataros le respondi al doctor Pero si tenemos una nave y deberiamos dirigirnos a ella ya!

Pero en aquel momento algo golpeo un cristal y por el se vio a uno de aquellos seres intentando salir de donde fuera que estaviera encerrado
Como..?? dije sorprendido y me acerque al lugar donde se encontraba ese ser Decidme que habeis encontrado una manera de matarlos?? dije mirando al resto de las personas Porque esta nave esta a punto de explotar y no tenemos mucho tiempo

-Se pueden matar, pero ese no es el problema principal, soldado -dijo la doctora, haciéndose con un hueco entre todos -. Esos seres son extraordinariamente resistentes, auténticas armas biológicas diseñadas solo con un propósito. Sobrevivir. Y le aseguro que no están solas. Así que... si podemos escapar de aquí, tendremos la mejor oportunidad de acabar con ellos para siempre, una vez la estación impacte contra la estrella. En caso contrario... dudo que podamos hacer algo.

Normalmente, la doctora no era así, pero ya había visto demasiada muerte en aquella estación como para pensar y sentir de otra manera. Nunca más.

El Comisario se acercó a la doctora para intentar tranquilizarla, pero entonces, otra voz irrumpió entre todas las demás.

Supongo que quien puede dar respuestas soy yo, pero lo primero es saber si podemos huir en su nave o no, porque de lo contrario... puedo asegurarle que no dudaremos mucho por estos barrios.

Marlowe se sentó al lado de la chica e intentó manosearla... sin demasiado éxito. Adams le propinó una buena bofetada.

-Uuuuh, ahora no te las des de fina conmigo, nena. Sé a qué te dedicabas.

Lo que aquella "doctora" sabía, le interesaba a Gabriella. Parecía tener bastantes conocimientos sobre aquellos seres asesinos. Hablaba de ellos como si los conociera bien. Era como si los hubiera estado estudiando o puede ser incluso, que ella fuera la responsable, al menos en parte, de su existencia o al menos de que estuvieran abordo de la estación espacial.

- Doctora Lingard... - Se dirigió a la pelirroja con cara de no haber roto un plato. - Parece conocer bien a los "seres". ¿Qué nos puede contar de ellos? - Le preguntó entonces. - Dice que se pueden matar por ejemplo... Ilústrenos. Cuente todo lo que sabe...

Entonces intervino en capitán Marlowe. A diferencia de la doctora, él tenía preguntas y no respuestas.

- Sigue entera. - Dijo finalmente la piloto. - Eso le da una alta posibilidad de ser funcional. - Confirmó Barret. - Tratamos de comunicarnos con ella para tomar el control remoto, pero un error del sistema nos lo impidió. Es la única oportunidad que tenemos que salir de aquí. Así que tenemos que arreglar las comunicaciones. Es lo único que se me ocurre. - Hizo una pausa. - Eso o... - Se llevó la mano al mentón. - ...ir nosotros hasta la nave de alguna forma...

Amber observó a la nueva tripulación con los brazos cruzados. Ese era su saludo, guardando distancias. Cuando Waits les indicó los invitados, la capitana se giró para verlos completos.

-Parecen mi brócoli cuando llego de casa tras pasar unas vacaciones fuera... -realizó una breve pausa y prosiguió, soy la capitana de lo que veis de la otra tripulación. No son unos peleles como ustedes. Han sobrevivido. Y no, no tenemos nave alguna...¿Por qué si no estaríamos aquí?

Cariño, soy yo quien te lo va a explicar todo, no te preocupes -le dijo a Gaby el capitán Marlow, que se puso en pie y tiró ligeramente de los pantalones hacia arriba.

-Nosotros aterrizamos en una maldita roca... LV-426, creo que se llama, por una mierda de señal de auxilio. Encontramos una nave alienígena y cuando la registramos para ver... bueno, si había algo que mereciera la pena, hallamos una maldita cámara con miles de huevos gigantes, tan grandes como un niño. Mi... bueno, una de las nuestras se acercó a examinar uno de esos huevos y del interior salió algo, una especie de pulpo que se le pegó a la cara. Como la Sevastopol estaba relativamente cerca, vinimos aquí a por ayuda y como de camino recibimos una señal de la Nostromo, pues no es como si no fuesen a hacernos caso, ¿verdad? ¿Tengo razón, Waits?

Waits se rió.

-Hey, ya lo creo, Marlowe. Este peculiar capitán -empezó a decir, acercándose a él y colocando una mano sobre su hombro -es un maldito hijo de perra cazatesoros, y por casualidad encontraron el mensaje de la perdida Nosotromo y un regalito que nos trajeron directamente a nosotros en su nave, la Anesidora. Lo que no sabía era que ese jodido regalito nos iba a dejar tantos problemas.

Al ir explicando, empezó a apretar el hombro de Marlowe, que apretó la mandíbula en silencio

La doctora se acercó a ambos y consiguió retirar el brazo de Waits, liberando a Marlowe, que comenzó a darse friegas en el hombro dolorido.

-La señorita Foster, la mujer infectada que trajo el capitán, estaba viva, pero lo que se adhirió a su rostro dejó en su interior una especie de larva que tras unas horas, salió con la cavidad torácica, matándola al instante. Creo que ese organismo debe ser como una especie de "hormiga reina" y que habrá puesto huevos en algún lugar de la estación, porque dos días más tarde, estábamos invadidos por ellos. Pero no sabemos en donde estará.

El ayudante de Waits se abrió paso entre todos.

-Oigan, si solo hay que reparar la antena, ¿a qué están esperando? Esas cosas no tardarán demasiado en entrar aquí y si no lo hacen, da lo mismo, porque la estación explotará dentro de cuánto... ¿cinco horas?

Gutiérrez parecía estar especialmente nervioso y sudaba incluso más de lo normal.

-Tenemos... que salir... de aquí.

Amanda había logrado recolocar su brazo eficientemente y recuperado la movilidad, pero eso no eximia que todavía estuviese dolorida y con el ánimo un tanto decaído. La llegada a la zona médica la reconfortó en parte, sintiéndose rodeada de material y equipo que reconocía a la perfección y la hacía sentir como en casa, pero no así las personas que allí encontraron, que visiblemente se veían sobrepasadas en muchos casos y esperando la llegada de sus salvadores. 

Barret y Jack fueron de los primeros en intervenir, sin apenas guardar formas ni protocolo, ni una mera presentación. Y fue Amanda la que tras ver que aquel grupo se presentaba, hizo lo propio con ellos cuatro.

- Ya veo, es muy interesante todo eso que mencionáis, pero efectivamente, sólo si logramos llegar a la Torrens podremos salir con vida de aquí... y para ello hay que arreglar las comunicaciones. ¿Puedes hacerte cargo, Jericó? Si alguno de ustedes tiene conocimientos al respecto sería bueno que le prestase ayuda... - intervino por primera vez la doctora -  A todo esto, siento nuestras burdas formas. Llevamos yendo de aquí para allá, del fuego a las brasas, desde que llegamos a esta Estación... Soy la doctora Amanda Fox, la médico del grupo de la Torrens, ella es la capitana Amber Jackman, la piloto Gabriella Barret, el ingeniero Jericó Jackson y nuestro ejecutivo Jack Branston.

Tras su breve presentación, confió en que alguien decidiese echarle una mano a Jericó en la ardua misión de recomponer las comunicaciones. Cinco horas pasaban realmente rápido y era de imperiosa necesidad ponerse manos a la obra.

- Doctora Lingard, ¿Qué puede decirnos de la "hormiga reina"?  ¿Difiere su forma, tamaño, conducta...con el resto de su prole? ¿Han tratado de comunicarse con esos seres alienígenas de algún modo? ¿Que puede decirnos que pueda ser de utilidad si nos los encontramos más adelante? Nosotros ya hemos comprobado que sus fluidos internos son corrosivos cuando Jack le disparó a una de esas criaturas y le salpicó en el brazo. También hemos visto como son tremendamente letales y que parece ser que asesinan por placer y no simplemente para alimentarse, además de ser tremendamente inteligentes y saber usar el entorno y los conductos para desplazarse. Más que para "sobrevivir", diría que están diseñadas para ser "superdepredadores"

Marlowe fue quien respondió a todo aquello, acercándose a Amanda.

-Esos bichos no están hechos para comunicarse, sino para como tú dices, acabar con todo el que se ponga por delante. Pero si quieres intentar hablar con una y establecer relaciones diplomáticas, adelante, ahí detrás de esa puerta tienes a dos embajadores.

Con una sonrisa sibilante, el capitán volvió a sentarse.

Pero la doctora tenía una actitud diferente. Le hubiera gustado saber más de aquellas criaturas y para empezar, salvar la vida a algunas personas más, pero todo eso ya formaba parte del pasado.

-Yo... ninguno hemos visto nada que se parezca a la reina. Tiene que estar oculta, en algún lugar a una temperatura constante y unos niveles de humedad elevados, porque lo que sí que hemos podido comprobar es que prefieren los ambientes húmedos.

-Sí, sí, sí. Doctora, perdóneme, pero ahora mismo, todo eso es tan útil como un condón usado en un burdel. Lo que necesitamos es esa maldita nave y si la antena está mal alineada, habrá que salir ahí fuera y hacerlo manualmente. Yo no tengo ni puta idea de todo eso, por lo que puedo acompañar a quien tenga que salir, pero deberá ser alguien especializado. ¿Alguno de ustedes lo es?

El tono de Waits, aún siendo insultante, resultaba del todo creíble y por supuesto, lo que decía tenía su lógica. Él no habría sabido orientar adecuadamente la antena así que alguien más debía hacerlo.

Snow había permanecido apartado, apoyado contra la pared mientras apuraba su cigarrillo, escuchando todo y esperando el momento oportuno. A él todo aquello le sonaba más de lo mismo. Mucha palabrería y poca acción. Al final, solo había una posibilidad, y fuese por azar o no, alguien debía salir y dar la cara.

-Yo una vez me cambié los calcetines por error. Si les vale eso... , me da lo mismo salir e intentarlo. Aunque preferiría que viniese alguien de confianza. Lo siento, Comisario, no es que no me fíe de usted. Es que tengo por costumbre no darle la espalda a un hijo de perra. Manías que tiene uno.

- Para salir afuera necesitamos trajes espaciales. - Recarcó la obviedad. - ¿Tenemos? Hice algunas prácticas en el simulador. Podría tratar de salir... - Afirmó la piloto. - Aunque quizás no sea la mejor arreglando cosas... - Afirmó tras recordar lo mal que se le había dado el tema las computadores desde que llegó a la Sevastopol. - Doctora... - Se dirigió entonces a la señorita Lingard. - ¿Ha dicho que esos seres provienen de un huevo, no? ¿Tiene alguno de esos huevos? Y el ser que se enganchó al rostro del digamos... paciente cero, ¿dónde ésta ahora?

No lo sabemos. El monstruo huyó de la enfermería y no hemos vuelto a verlo. Creemos que sería la reina y que puede haber puesto más huevos, que es de donde están saliendo tantos otros, pero como ya hemos dicho, no sabemos en dónde estará, en qué parte del complejo podría estar escondiéndose.

Después miró a Waits, para que él respondiera a lo de los trajes.