Partida Rol por web

Una vez separados, seguimos las indicaciones hasta que llegamos a la zona de la salida de emergencia con los trajes espaciales allí dispuestos-Muy bien, no perdamos un minuto, pongámonoslos-dije serio yendo directo a por uno de los trajes. Llegado a cierto punto no venía mal algo de ayuda con los cierres y Gabby me pidió que la echase una mano-sin problema, ya casi está listo-comenté con mirada tensa terminando de cerrar el traje de Gabby para luego darle la espalda a ella para que hiciese lo mismo con mi traje.

Una vez comprobé la estanqueidad y las reservas de oxígeno, oí el exabrupto que le espetó Snow a Gabby-Snow, solo pretendía ayudarte, pero si tan autosuficiente eres, tranquilo que no te ofreceremos más ayuda-mascullé mirándole con firmeza, aunque la piloto respondió con otra gracia a la de Snow, pero yo no estaba para coñas, todo el mundo dependía de mis habilidades para orientar aquella antena, sino lo conseguía, las probabilidades de terminar muertos, era casi máximas-vamos, orientemos esa antena como debe ser-continué esperando a que Gabby abriese la compuerta, el tiempo volaba y no nos quedaba mucho más.

Finalmente, entrasteis en la sala de despresurización, cerrasteis la compuerta y unos segundos más tarde, estabais fuera. Los tres os atasteis con una cuerda, como correspondía, y el primero de vosotros activó los impulsores un instante para salir fuera de la estación.

Ahora solo teníais que localizar la antena y llegar hasta ella.

A través de las escafandras podías ver parte de la estación y también la estrella, que cada vez parecía estar más próxima.

A Gabriella Barret se le daba bien aquello. Fue una de las mejores de su promoción en las pruebas de gravedad cero y ahora, sin demasiada presión, iba a demostrar porque. Salió al vasto infinito con de forma grácil y controlada empezando a desplazarse por el espacio de manera eficaz. En cambio el ingeniero parecía algo más nervioso y dubitativo.

— Jerico, serénate. — Le pidió a través del intercomunicador del traje. — Te necesitamos al cien por cien. Sabes hacerlo. Recuerda el simulador.

Snow siguió la estela de la piloto y Jerico, este último, moviéndose como si acabase de salir de un bar, pero avanzando en cualquier caso.

-Sí, no te pongas nervioso. Lo peor que podría pasarte era que te soltaras y murieses de asfixia cuando se acabara el oxígeno, siempre que no entrases en la órbita de la estrella y acabases incinerado, claro -le dijo, riéndose interiormente por el valiente ingeniero.

De todas maneras, y a pesar de todo, tras su burla, colocó una mano sobre el hombro de Jerico. Dependía de los tres arreglar la antena y como él siempre decía, y esta vez sí que iba a en serio, nunca dejaba a nadie atrás.

Jamás.

Guiados por Gaby, conseguisteis moveros en paralelo a la estación hasta localizar a cierta distancia, la famosa antena. Unos minutos más tarde, los tres aterrizabais en sus proximidades. 

La antena tenía en su base un panel de control. Había que reorientarla para que fuese capaz de captar la frecuencia que emitía la Torrens para que de ese modo, pudieseis transmitirle cualquier orden que quisierais.

Eso podía llevaros un buen rato.

Lo cual iba a ser un problema porque una vibración en  el metal os hizo giraros y visteis a lo lejos, varias de aquellas criaturas moviéndose, casi trepando, por la estación, en dirección hacia vosotros.

— ¡Joder, están ahí! — Dijo la pilota través del intercomunicador. — Tenemos que darnos prisa. Aquí somos todavía más vulnerables. Cualquier fisura en el traje... — No acabó la frase, tanto Jerico, como. Snow sabían a la perfección lo que suponía aquello.

Gabriella se puso inmediatamente a manipular la antena bajo la supervisión de Jerico, que era el que mandaba en aquella situación. Entre los dos, estaba convencida de que podían conseguirlo, pero la presión añadida de aquellas bestias hostigándoles les restaba posibilidades. 

— Snow, que tal si los entretienes... — Le sugirió.

Gaby, Snow y Jerico se marcharon para ver que podían conseguir con nuestra nave; Amanda y la nueva doctora también fueron a jugar a los científicos chiflados y yo, tan solo no podía quedarme quieto.

Comisario!! le llame la atención Que tal si nosotros también vamos ha hacer algo?? le dije increpándole nuevamente a ver como se encontraban las naves de la estación y ver si las podíamos utilizar; si las cosas se ponían feas para mis amigas de fuera tal vez aquella fuera una buena posibilidad, y demostrar antes las nuevas féminas el macho que tenían delante.

Con Jericó, Gabby y Snow en movimiento, saliendo por la escotilla con los trajes para encaminarse en la ardua misión de redirigir la antena, y Jack con el comisario Waits para comprobar la zona cercana, Amanda se quedó con los que hasta hacia nada eran unos completos desconocidos. Confiaba en que la doctora Lingard se pusiese manos a la obra para confeccionar unos potentes sedantes o quizá compuestos inflamables o explosivos si disponían de algo así en aquella dependencia. 

La joven Fox estuvo mirando los compuestos de lo que allí disponían y familiarizándose con el lugar, dándose cuenta de que el capitán Henry Marlowe no le dejaba de mirar. En cierta medida aquello le generaba sensaciones encontradas, ya que si por un lado se sentía un tanto incómoda, por otro se sentía deseada, lo cual le hizo sonreír disimuladamente. Al ir a tomar unos reactivos de uno de los estantes superiores, su brazo se resintió y no pudo evitar una mueca de dolor, agradeciendo en ese instante que el hombre se ofreciese a bajarlos por ella y depositarlos sobre la mesa.

Amanda había escuchado que aquel tipo había sido el capitán de la Anesidora, y estaba convencida de que sabía muchísimo más demolición que hasta entonces se había hablado, por lo que jugando un poco con su atractivo femenino innato, le instó a acompañarle a un pequeño almacén anexo y le preguntó al quedar ambos a solas.

- No soy ingenua y se que la situación está enrarecida. La inmensa mayoría ocultan más información de la que disponen, y usted está entre ellos. ¿Puede ser sincero conmigo y relatarme que ocurrió en la Anesidora? Usted es el capitán, y se que allí vió mucho más de lo que hemos escuchado. Por favor, sea sincero conmigo... - y tras sus palabras, una nueva mueca de dolor no pudo ser fingida. Aunque Jack había devuelto a su posición el brazo dislocado, era necesario generarlo bien y aplicar un ungüento curativo, por lo qué solicitó la ayuda del atractivo hombre con la mirada, a la vez que dejaba caer su traje y exponía a su vista la parte superior del torso, de cintura para arriba. ¿Me ayuda a aplicar el ungüento e inmovilizar mejor el hombro? Me lo dislocaron unos jodidos androides de protocolo...

El capitán Marlowe pareció molesto con la insinuación de Amanda, así que se encaró con ella.

-Óyeme bien, preciosa. Yo no tengo que explicarte una mierda. Me gano la vida honradamente, recogiendo restos y recuperando lo que nadie quiere. En esa puta roca no hay nada, solo huevos y más huevos. Y uno solo de esos pulpos ha sido suficiente para acabar con esta estación. Mi nave se separó de la Sevastopol para ir en busca de ayuda, pero aunque lleguen, ya será demasiado tarde. ¡Jodidamente tarde! ¡Así que a no ser que tengas intención de hacerme una mamada, será mejor que me dejes tranquilo!

Marlowe dirigió sus manos hacia su bragueta con la clara intención de bajársela.

Waits empezó a reírse.

-Henry, Henry. Eres un caso. Siempre fuiste un hijo de perra con suerte. Tú sí que sabes convencerlas -le dijo, obviamente en tono sarcástico -. Henry es todo un caballero, menos cuando está despierto. En estos momentos es mejor no prestarle atención.

En ese momento, todos escuchasteis un golpe en la puerta tras la cual estaban encerrados las criaturas. Waits os miró y se dirigió rápidamente a mirar.

Snow oyó la sugerencia de Gaby y la miró como si le hubiesen dado una patada en sus mismísimas partes. Pero quién creía que era él, ¿un marine del espacio?

Sin embargo, al ver varias de aquellas cosas acercándose, tuvo claro cuál era su prioridad.

-Creo que cuando termine esto, tu y yo tendremos que hablar muy seriamente sobre la manera que tienes de pedir las cosas, muñeca.

Entonces miró a Gaby y a Jerico, que estaban trabajando sobre la antena, y se fijó en el cable que los unía. Sin perder tiempo, se soltó de ambos, llevándose el cable con él, y se empujó lejos de la plataforma.

-Eh, preciosas. ¡Venid aquí si queréis algo tierno que comer! -les gritó, mientras movía el cable sin parar como si fuese una cadena para defenderse.

El chiste de Snow no me hizo ni puta gracia, pero aún así me ayudo a mantener la calma, desde luego moverme en gravedad cero no era para nada mi fuerte, claro que había hecho el entrenamiento y lo había superado, pero le tenía demasiado cariño a la gravedad como para dejarla ir así, como así. Asentí lentamente a las palabras de ambos, animándome y calmándome lo que consiguieron por suerte mientras yo asentía con lentitud consiguiendo serenarme y seguir el camino marcado por Gaby-Gracias, a los dos..-musité mientras carraspeaba y me concentraba en finalizar el trayecto lo antes posible.

Al final la antena se presentó ante nosotros, enorme y mal orientada, llegamos hasta ella sin problemas, me coloqué ante la consola y me crují los dedos preparándome para la tarea que me esperaba, pero entonces llegó la aterradora sorpresa en forma de aquellos monstruos-¿En serio hay más de uno? ¡no me jodáis, como sino tuviéramos bastante con uno joder!-mascullé mientras me ponía de inmediato a teclear sobre la consola. Ya una de esas bestias era implacable y sanguinaria bastándose ella sola para liquidar a varios y viendo lo que se cernía sobre nosotros, sin duda estábamos jodidos si no hacía bien mi trabajo-Si, Snow, necesito unos segundos para poner ésto en marcha, contamos contigo-contesté sin apartar la vista del teclado que aporreaba sin parar.

Amanda dejo de prestar atención a sus jueguecitos de científica loca para hacer otros mas subidos de tono; lo cual en parte me molesto pues el único que tenia que divertirse allí era yo.
Antes la han intentado forzar y creo que aun le dura la conmocion dije resignado pero el comisario seguía sin hacerme ni puñetero caso cuando aquella cosa volvió a dar otro golpe en su confinamiento

Mire a los presentes y de todos con la única que habían dudado al presentárnosla era con la morenaza.
Srita. Adams verdad? le pregunte curioso Que tal si usted y yo buscamos alguna otra manera de salir de esta nave con vida?? sabia cuando me estaban mintiendo, no por nada habia estado con mujeres que habían intentado fingir orgasmos conmigo para acabar realizándolos de verdad; en aquella morena tenia la posibilidad de no estarme quieto y hacer algo mas... productivo.

Las criaturas vieron a Snow saltando de la estación y alejándose de ella, y eso atrajo su atención lo suficiente como para daros la oportunidad de continuar trabajando en la antena. Lo que no estaba claro era lo que iba a hacer Snow, porque si iban a por él, apenas tendría defensa.

Así que ya podíais daros prisa si queríais que alguno sobreviviese a aquello.

Waits se asomó a mirar, y todos con él. Jack le había preguntado a la doctora, pero ninguno tuvo demasiado tiempo, porque al mirar a través de la ventana, lo que visteis no fue precisamente bueno.

Las criaturas estaban peleándose entre ellas, hasta que una de ellas, le lanzó su mandíbula proyectable a la otra, haciéndole varias heridas por todo el cuerpo pero principalmente, en la cabeza, lanzando su sangre por todas partes.

Pero cuando esta cayó al suelo, comenzó a fundirlo, creando un enorme agujero en el suelo, que terminó tragandose el cuerpo de la criatura muerta... y sirviendo de huida para el otro.

Waits contempló la escena y en rostro quedó claro el horror de lo que estaba viendo. Cuando acabó, se giro hacia los demás.

-Tenemos graves problemas. Aunque hay muchos, este es ahora el único que está en la zona habitada. Mas nos vale salir de aquí pero ya -comentó, comprobando si su arma estaba preparada y esperando vuestra respuesta -. Esas malditas criaturas son más inteligentes de lo que pensábamos y no creo que tarden mucho en entrar.

Gabby respiró aliviada cuando Snow captó la atención de los monstruos. Eso les daba cierto margen para tratar de reparar la antena y orientarla en la dirección correcta. Esperaba que el valiente Snow saliera airoso de su parte, aunque no lo veía demasiado claro. Con un poco de suerte lo conseguiría, de lo contrario... ni quería pensar en ello.

Vio como Jerico trataba de arreglar la antena. No parecía estar teniendo demasiado éxito. Lo cierto era que no era nada fácil lo que tenían entre manos, pero de su éxito dependían sus vidas y las de la gente de la estación. Debían exprimir al.máximo sus posibilidades.

- Déjame probar... - Le dijo al ingeniero. - ¿Y si...? - Tecleó unos cuantos códigos.

Efectivamente, Gaby logró activar la antena y empezar a orientarla correctamente, aunque el proceso duraría varios minutos, durante los cuales, los tres debían jugarse el tipo con aquellos monstruos que con tanta facilidad acababan con los humanos. Snow flotaba en mitad del espacio como un maldito cowboy, agitando la cuerda con la que había estado atado a vosotros, y atrayendo la atención de los monstruos más de lo que era inteligente hacer.

Finalmente, una de las criaturas se decidió y saltó hacia él, con la boca abierta y los brazos extendidos. 

Toda la escena se desarrollaba en completo silencio, como si se tratara de una película muda. Era algo bastante extraño el contemplar el peligro que os acechaba sin chillidos ni ruidos de fondo. Únicamente, vuestras voces.