Partida Rol por web

Anima, Beyond Fantasy

La Dama

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08/02/2016, 15:20
Director

Gabriel, Chaville

Cuando alcanzais a ver a la Dama es, sin duda alguna, una visión realmente maravillosa. No solo se trata de un nuevo dirigible creado por el inteligente y progresista Lucanor, es también el futuro de los viajes en Gaïa. Es verdad que para vosotros, ver un dirigible es, probablemente, la primera vez. Aunque el erudito -o intento de erudito- Adam Griffin ya había visto alguno que otro sobrevolando su cabeza.

Un descomunal gentío se acumuló a ambos lados del dirigible, sobre unas fuertes pasarelas de metal, con la intención de presenciar el despegue, pero sin las monedas de oro necesarias para montar. Está claro que se han gastado una cantidad monumental de dinero entre el confeti y bandas de música. La inauguración de la Dama debía ser un hecho que nunca se olvidase.

Entre los invitados hay un variopinto conjunto de personas. Entrando al cuerpo central del dirigible gracias a una pasarela estrecha de acero, esas personas dejan atrás a un montón de miradas envidiosas. Adam Griffin, Erëssea, Kilian Reese, Nyssaë, Raven Reese y Sharleine Martell. Entre ellos no todos se conocen, pero pronto el destino los unirá. Quieran o no.

Un revisor les pide los billetes. Ellos estaban allí por diversos avatares del destino, y su exclusivo billete lo consiguieron de las más diversas maneras. Unos lo tenían por pertenecer a órdenes con ciertos privilegios, otros gracias a una herencia perdida. Algunos otros lo tenían por el simple hecho de pertener a una clase social concreta, y, como suele suceder, otros entraron por la pura suerte de encontrar el billete. Tras entregar cada uno de ellos el billete al revisor, éste les acompaña hasta el salón donde pasarán la mayor parte del viaje. Allí podían ver a otros viajeros, gordos burgueses, elegantes doncellas y niños juguetones. Para reforzar la seguridad cuatro guardias vigilando las diversas salidas de la sala. 

Se sentaron en la misma mesa. Una mesa elegante con dos candelabros de altísima calidad que, al ser de día, no desprendían luz alguna. Más una lámpara de araña colgada del techo haría de iluminación general. Pero lo primero que llamó la atención del variopinto grupo era... de hecho eso. Ellos mismos. Y es que las personas importantes en el destino solían atraerse entre ellos mismos...

Hasta que la Dama despegase las personas podían entretenerse hablando entre ellos, comiendo confeti que había en el interior de la sala, o admirando las vistas al exterior. No obstante solo hacía falta echar un vistazo a los guardias para intuir que ellos no dejarían que nadie saliese en ese momento de la sala.

Notas de juego

Bien. Listo, primer post colocados. 

Estáis todos juntos sentados alrededor de una mesa, con más personas esparcidas por la sala. 

Solo algunos entre vosotros os conocéis. No obstante si os llamais especialmente la atención entre vosotros. El Gnosis (algo así como una energía mística que diferencia a la gente importante, o que será importante de alguna manera, de las que no lo son). Así que.. digamos que sentís curiosidad por vuestros compañeros.

Tengo que poner bien el enlace de Youtube, pero no recuerdo como era... xD

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09/02/2016, 01:45
Director

El último tramo del viaje estaba a punto de comenzar. La universidad de Lucanor te ofreció un viaje gratuito para el nuevo dirigible, debido principalmente a tus increibles dotes estudiantiles. Hasta ahora todo el viaje ha sido tranquilo, rodeado de monos y personas poco inteligentes. Esperas que todo ésto acabe de una vez.

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09/02/2016, 01:47
Director

Huir era lo más importante. Y esconderse también. Un representante de Gabriel vio a dos muchachas guapas por las calles de Chaville y se convirtieron en su objetivo. Pero gracias a eso conseguisteis dos entradas gratuitas para el nuevo dirigible creado en Lucrecio, la Dama. Debiais huir, y esconderos, a simple vista era la mejor forma de hacerlo. Y además... sería un agradable y bonito viaje, sin duda.

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09/02/2016, 01:49
Director

Captar nuevas personas para vuestra nueva religión era difícil. La mayoría de personas eran cristianas, y las que no creían en otros dioses o simplemente solo creían en lo que tenían delante de sus narices. No obstante el jefe de vuestra orden era un tipo con recursos, y conseguir dos billetes para la Dama no parecía tan difícil. 

Ahora os encontrais subiendo al enorme barco volador, inseguros de si eso realmente vuela. Aun así estabais allí para conocer gente, conocer mundo, y de paso engrosar vuestras filas. Eso era necesario, vuestra filosofía debía progresar.

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09/02/2016, 01:51
Director

Tú padre nunca se hizo cargo de ti, y de repente toda su fortuna te golpea en la cara, al igual que sus deudas. Entre sus fortunas se encontraba un pasaje en la Dama. El país de Gabriel se encargó de buscarte y avisarte de tú "regalo", y con poco más que hacer cogiste tus pertenencias y montaste en ese navío volador. No esperas nada, y sin embargo montada en aquel monstruo mecánico, sentías que algo saldría mal.

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09/02/2016, 02:00
Kilian Reese

- Te lo dije. - ¡Ah! ¡Es que a uno siempre se le llenaba tanto la boca con aquella frase! Y es que era verdad, se lo dijo. Pero en aquella ocasión, y en las cincuenta anteriores donde no acertó. La pregunta normal sería decir... ¿Qué le había dicho? - A veces decirle a la hija del Duque que tiene unos ojos preciosos, tiene sus recompensas. - No como la vez que acabaron colgados boca abajo por decirle lo mismo a la hija del Marqués, la hija del Conde, la hija del Virrey, la hija de... bueno, ya sabéis, una larga lista. Y en la cual normalmente acabas colgado de algún lado, corriendo por algún lado, escondido en algún lado o metido en un carro de hierba seca, asomando los ojos entre la paja mientras tu propio hermano te va dando golpes en las costillas por tener la boca demasiado grande.

Pero esta vez... ¡oye! ¡Había funcionado!

Así que ahí estaba, pasándole los billetes a su hermano por la cara con una media sonrisa de esas que entran ganas de lanzarlo a un carro de hierba seca y zurrarle en las costillas por ser un capullo integrado. Iba con una armadura ligera, tapada por una capa oscura por la cual, por debajo, podía verse otra de rojo carmesí más bien poco discreta. el hombre llevaba el pelo rubio suelto al viento, y caminaba de espaldas por aquella pasarela con los billetes en la mano. Y cuando iba por la mitad, y solo cuando casi mete el pie por donde no debe y se ve arrastrado a una caída de varios metros, decide que quizás, como puro acto de precaución extrema sería buena idea mirar primero hacia abajo, después girarse, después mirar donde pone los pies y acto seguido, seguir avanzando.

Y seguir avanzando era una buena idea porque como los gatos, eso de las alturas le daba mal rollo general. Y al levantar la vista, a decir verdad, algo que iba por el cielo sin estar sujeto a nada dependiendo de la diferencia de densidad de gases... pues casi que tampoco le gustaba demasiado. Y lo que era peor, a veces se sorprendía a si mismo sabiendo ese tipo de cosas que a veces, escuchaba de otros tipos más listos y que dichos con una media sonrisa, encogiéndose de hombros y una cerveza en la mano, te habrían muchas puertas.

Todo era cuestión de ese toque... ¡Clinc!

Pero volviendo a la cuestión de la pasarela, los gatos no le gustaban a nadie, y los dirigibles seguramente tampoco. Eso ofertó algunas dudas en cuestión, que claro, necesitó resolver. - Disculpa... ¿A ti te gustan los dirigibles? - Le preguntó al que tenía delante, mientras se giraba a su hermano y levantaba el dedo pulgar. No había nada como compartir opiniones sobre trastos gigantes voladores como gatos para romper el hielo con los demás.

Por que... ¿Que tenía que decir el Khala sobre todo aquello? Esa, esa pregunta era mejor no hacerla en alto, había un montón de gente que no parecía, ni de lejos, agradable con el tema. Bueno, poco agradable era exagerar, pero en la buena dirección. Allí había un montón de gente que parecía tener muchas ganas de joderles la vida de forma automática por qué no eran cuatro chupatintas meapilas besarosarios. ¿Pero qué manía tenían con las cuenquecillas esas de madera?

- ¿Eh? - Miró al revisor, cuando puso la mano. ¿Pero que quiere? ¿Qué le choque la mano? Pero suerte que su hermano -¡Ah, su hermano, aun espabilado que estaba!- le dijo que le diera los billetes. - Para este y para mí. - Señaló a ambos, solo para ser conducidos hasta las tripas de la nave.

Y aquello le ofrecía una pega más a los dirigibles en cuestión. 

Si aquello eran las tripas, el lugar de entrada era algo que no le hacía ni mencionar. Pero todas aquellas ideas pasaron a un segundo plano cuando... Se encontraron aquel panorama. Todo lleno de chicas, burgueses, gente de dinero y críos. Bueno, a él no le gustaban los críos, pero si las doncellas.

Es que era la debilidad del género masculino.

- Vale... Nos repartimos como siempre ¿Si? - Que aquello venía a traducirse en un: Tu encárgate de los maridos, gordos, feos y aburridos y yo me voy con las mujeres, rubias, morenas, pelirrojas, divertidas, hermosas, encantadoras, bellezas, preciosas, increíbles monumentos al buen gusto y... y.... bueno, ya sabéis, ese tipo de mujeres que a uno le hacen quitar el hipo.

Y así acabó en la mesa, intentando agenciarse un buen sitio entre dos mozas casaderas mientras pensaba que con uno de aquellos candelabros podría pagar la comida de medio mes. Y si, solo medio mes porque su hermano comía como un condenado, pero no engordaba. Era interesante aquello, tendría que meditar el porqué esta misma noche.

No solo eso, también la lámpara de araña. Torció el gesto del labio, arrugando la nariz mientras pensaba como de inteligente era aquello... A ver, que estaban poniendo algo que se movía y podía caerse dentro de un dirigible que podía moverse y mucho. Lo mejor sería no estar cerca.

- Kilian Reese. - Saludó a la dama más cercana, pidiéndole la mano para besársela con educación.  

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09/02/2016, 03:48
Erëssea

Huir y esconderse, era nuestra nueva modalidad aunque a veces resultaba muy difícil esta noble tarea al ir acompañada de un lobo blanco como la nieve, lo suficientemente grande para echarle un vistazo a simple vista. El problema radicaba en la conexión especial que tenía con Arion, al punto de que mi protectora hermana aceptase que en vez de ser dos seríamos tres de ahora en más. Además nos salvó la vida en aquella ocasión... Y no era un detalle ínfimo precisamente.

Hacía un tiempo que tomamos la terrible, en especial para mi, decisión de abandonar los bosques y entremezclarnos con la gente del pueblo ya que al no tener un hogar en donde establecernos en paz, lo cambiábamos para despistar a nuestros enemigos. Siempre con toda una historia acuesta, con mi arraigo emocional al bosque y bajo las decisiones de Nyssaë que era la persona a quien no sólo le debía mi respeto sino también mi voluntad. 

Recorrer las callejuelas, dormir en alguna que otra taberna y lidiar con los borrachos de turno era lo común en estos tiempos, sin olvidar que Arion no se separaba de mi bajo ningún precepto. Sólo que el día había llegado y gracias a una oportunidad que se nos presentó, como diría nuestra madre por obra del destino, conseguimos nuestros billetes para viajar en la muy "famosa y renombrada" Dama que hasta ese momento no sabía lo que era aquel transporte, desconociendo por completo toda información al respecto. 

Y luego de un intenso trajín, finalmente allí estábamos justo enfrente de aquel dirigible en donde comencé a sembrar mis dudas al respecto. Por lo pronto mordiéndome el labio inferior, visiblemente nerviosa, estando justo de pie al lado de mi hermana no puedo evitar preguntar algo que para mi lo era todo. - Nyssaë... ¿Cómo haremos con Arion?- en verdad estaba muy preocupada porque no dejaría a mi lobo en tierra para volar en la Dama.

Lo tragicómico de todo esto fue que el animal antes de que mi hermana respondiera, comenzó a correr en dirección al dirigible lo cual inevitablemente tuve que salir detrás para no perderlo de vista. -¡Arion! - grité llamándolo cuando la idea era no proclamar la atención de los que allí estaban y tenía conmigo diez millones de advertencias para lograr pasar desapercibida con semejante animal a nuestro lado. 

Una vez que logro alcanzarlo y conectar con él mediante el pensamiento, no puede evitar bajar la mirada pensando en que mi hermana se molestaría por ello. - Lo siento... - expreso arrepentida hasta que caigo en la cuenta de que estábamos ya en la entrada del puente metálico que nos llevaría hacia el interior del dirigible. 

En ese momento crucial, al menos para mi, observo a Nyssaë y luego a Arion, lo cual haciendo un leve gesto con mi mano el lobo comienza adentrarse en la Dama portando una actitud muy hostil. Nadie se negaría a sacar un lobo cuando muestra los dientes y tiene ganas de comerse a toda los pasajeros. Detrás de él, mi hermana es quien toma la iniciativa y luego yo, cumpliendo con el primer objetivo. Subir sin altercados. 

Al ingresar detengo mis pasos, permitiendo que Arion pueda esconderse debajo de una mesa y así pasar desapercibido (aunque estaba difícil) mientras espero con la mirada alguna señal de mi hermana. Como no podíamos quedarnos en la entrada, fuimos directamente al lugar en donde el lobo estaba "escondido", tomamos asiento y absolutamente perdida en mi mutismo social, bajo la capucha verde de mi túnica de seda bordada reflejando un largo cabello rubio muy claro y unos profundos ojos de color celestes iguales a los de mi hermana.

Como había personas alrededor nuestro, le dedico otra mirada a Nyssaë ya que con ella nos entendíamos sin hablar en la mayoría de las ocasiones, diciendo: "habla tú" dado mi poca capacidad de diálogo y lo rara que podía ser en algunas ocasiones, lo mejor era que ella tomara la iniciativa. Sin embargo, la expresión de mi rostro reflejaba una calma notoria ya que en mis piernas reposaba la enorme cabeza de Arion recibiendo complaciente mis caricias. 

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09/02/2016, 16:21
Nyssaë

Dios proveerá.

Habia oído a esa panda de asesinos santurrones repetir esa frase, como una especie de mantra, una y mil veces. Sin embargo, hasta el mismísimo momento en el que nos cruzamos con aquel representante de Gabriel, el mismo que no dudo en ofrecernos un pasaje para aquel viaje inaugural por el que todo el mundo parecía estar dispuesto a vender su alma al mismísimo demonio, no me di cuenta de que cuan cierta podría llegar a ser aquella frase.

Por supuesto, en nuestro caso no era ese Dios sanguinario suyo el que proveía, sino la Madre, esa madre amorosa que siempre estaba dispuesta a ofrecer algo a sus hijos. Quizás fue ella quien puso a aquel tipo en nuestro camino, o quizás solo fue el azar, el destino o la providencia. El caso era que, fuera como fuere, alli estabamos mi hermana y yo, acompañadas por aquel lobo que se había unido a nosotras hacía años, ayudándome en la tarea de proteger a mi querida Erëssea, mi hermana pequeña, a la que tan solo sacaba algunos minutos de vida. Desde luego que viajar con un lobo blanco no era demasiado discreto, sobre todo teniendo en cuenta quiénes éramos, y cual habia sido nuestro sino durante los ultimos años de nuestra vida.

Huyendo. Asi habiamos pasado la mitad de nuestras vidas, yendo de un lado a otro. Cambiando de identidad, como quien cambia de camisa. Jugando con los sentidos y las percepciones de aquellos que se cruzaban en nuestro camino, haciendolos creer incluso, en ocasiones, que ni siquiera nos habian visto. Éramos fantasmas. Destinadas a vagar de un lado a otro sin rumbo fijo, como sombras cuyos rostros nadie debia recordar. Sin amigos, si familia, sin una oportunidad para establecer nuestras propias vidas. Condenadas a aquella huida por la eternidad o hasta que las cosas cambiaran, algo que dudaba mucho que fuera a suceder. Y eso era precisamente lo que estabamos haciendo en aquel preciso instante, tan lejos de nuestro hogar, entre los pocos privilegiados que subirian aquel dia al Gabriel, bajo la atenta mirada de los curiosos, que nos observaban con un deje de envidia en la mirada. La mejor forma de pasar desapercibido era llamar la atencion. Desde luego, no habia duda de aquello, maxime teniendo en cuenta la sencillez con la que entramos en aquel dirigible. Sin preguntas. Sin suspicacias. Sin registros. Recibidas como si de dos grandes damas se tratase.

Asi daba gusto, caray.

Y, siguiendo la inercia del grupo de gente que se movia por el interior de aquel aparato, acabamos por dar con nuestros huesos en aquel lujoso salon. Mire a mi alrededor, sin poder evitar dibujar una sonrisa en mis labios- Increible... - dije a Erëssea, boquiabierta, disfrutando de tanto lujo y de tanta belleza. Desde luego, mi armadura de cuero y aquella belleza salvaje dejaban claro que estaba lejos, muy lejos de ser una de aquellas señoritingas que se pavoneaban delante de los ricachones para poder acabar dando un buen braguetazo. Quizás Erëssea, mucho mas acostumbrada a las sedas y los vestidos y a la fragilidad de su belleza si pudiera hacerse pasar por una de ellas pero, en mi caso, aquello era bastante improbable, incluso llevando, como llevaba, aquella capa azul grisacea sobre los hombros.

-Mira, alli podemos sentarnos... -comente entonces a mi hermana, acercandome a aquella mesa, donde ambas acabamos por tomar asiento entre aquel grupo de desconocidos, rodeadas del mas absoluto lujo. Y estaba a punto de dirigirme a Erëssea para comentarle algo sobre aquella decoracion cuando, de repente, alguien se volvio hacia nosotras, lo que hizo que, de repente, se activaran, como de costumbre, todas mis alarmas. Algo que, con el tiempo, habia aprendido a hacer que mi cuerpo no exteriorizara.

Percibi entonces la mirada de mi hermana, aquella me instaba a ser yo, como de costumbre, quien respondiera al saludo del desconocido. Y asi, me gire, clavando mi mirada en el rubio que habia sentado a mi lado. Con diferencia, el hombre más guapo que había visto en toda mi vida. Algo que, desde luego, en mi caso no tenia por que ser algo bueno. Y es que, precisamente eso, hizo que desconfiara aun mas. Si la vida me habia enseñado algo, era que no me podia fiar de nada ni de nadie. Mucho menos de una cara bonita.

-Nyssaë. - respondi al hombre, que tomo mi mano para besarla, un gesto al que, a juzgar por mi reaccion, estaba poco acostumbrada- Y ella es mi hermana Erëssea. - dije, señalando sutilmente a mi hermana, dedicando al hombre una sonrisa, a pesar de que mi mirada se paseaba en busqueda de algo que pudiera delatarlo como inquisidor.- Un lugar precioso, ¿verdad?  dije, intentando parecer amable y distendida, mientras intentaba discernir si aquel era un buen momento para comenzar una agradable conversacion, o mas bien para salir corriendo una vez mas.

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09/02/2016, 17:40
Adam Griffin

Monos, simios, gorilas y demás primates se juntaban demasiado en aquella marabunta exagerada y exasperante. ¿Acaso no sabían lo que era el orden y el espacio vital? ¿Como de incivilizados y salvajes se podía llegar a ser? Aun no entendía por que demonios me habían mandado a aquel maldito viaje. ¿Un regalo por mis buenos resultados académicos? Por dios, aquello era la peor de las pesadillas imaginables. Lo unico que lo hacía . ¿En que pensabas cuando aceptaste ese viaje Adam? Renegando de escapar del infierno sujeté mi bolsa con fuerza y comencé a avanzar.

Entregué el billete y entré rápidamente en el lugar y miré a mi alrededor. La situación empeoraba por momentos. Los simios de la entrada eran idiotas, pero al menos no eran aquellos mandriles que se hacian llamar los nobles, que se dedicaban a lucir sus culos rojos como si fueran algo mas que monos con un titulo regalado. Y niños. Dios mio, esos seres del infierno ni si quiera eran simios.  Eran malditas larvas humanas, asquerosas y babosas. Pasé entre la gente esquivando y evitando chocar con la gente. Ya era bastante respirar el mismo aire como para ademas tener que tocarlos.

Finalmente llegué a una mesa y me senté en ella. Lancé una rápida mirada a los simios ahí sentados: una mona alvina, un gorila en epoca de celo, una mona con su perro (seguramente mas inteligente que muchos de los que estaban ahí sentados), una gorila con armadura y un mono de negro. Nada que de interes. Aunque por alguna razón algo me empujó a quedarme en esa mesa en vez de irme a buscar una mas vacía. Al menos no parece que haya ningun noble que de la lata sobre sus tierras y lo rico que es. Cuando el gorila en celo comenzó su ritual de apareamiento recordó que aun no había leído el libro que le había regalado Rebeca: "Tecnicas de apareamiento del reino animal", por lo que lo saqué y comencé a leerlo.

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10/02/2016, 00:54
Raven Reese

Me quedé mirando a Kilian con ganas de llenarle la boca de arena.

¿Recompensas? Será sinvergüenza...

Aún me dolía el "cortés" trato del Marqués. Y lo peor era que me lo merecía por no haberle cortado a mi hermano la lengua en su momento.

- Pero... ¿tú qué vas a decir? - espeté, con ganas de hacerle comer los billetes a falta de arena.

Pero claro, el perfecto Kilian era más fuerte, más alto, más guapo y más todo que yo. Suerte que en ese saco entraba también ser más idiota, más irresponsable, más inmaduro y más... en fin, menos mal que estaba acostumbrado. Pero había días que no lo suficiente.

- ¿Cómo no le van a gustar? - comenté. - ¿Crees que la gente hace cola para subirse a cosas que no le gustan? ¿Es que estás mal de la cabeza? Dígaselo - añadí dirigiéndome a aquel tipo. - Dígale que odia usted estos cacharros y que viene aquí porque le encanta sufrir.

Finalmente conseguimos subir sin más contratiempos gracias a que fui pisando donde pisaba Kilian, a dos pasos de distancia. Así si él se caía yo tendría una buena vista.

Una vez dentro me quedé mirando aquella habitación voladora. Parecía una posada para ricos, con varias mesas y demás mobiliario.

Y cuatro guardias, pensé, esperando que mi hermano los hubiera visto también.

- No - respondí, - ¿qué tal si esta vez tú te lo quedas todo? - pregunté. - Recompensas incluidas - añadí recalcando lo primero mientras alzaba las cejas. - Estoy harto de llevarme sólo lo malo.

Pero me senté en la mesa, dejando que él comenzara el laborioso, y la mayor parte de las veces desastroso, proceso de conquista intentando no poner los ojos en blanco.

Al estirar las piernas noté algo blando. Pensé que era algún tipo de almohadón para reposar los pies pero éstos no solían gruñir. Me asomé debajo de la mesa.

Joder, ¿un lobo aquí?

No les tenía miedo ni mostré mayor sorpresa. Era obvio que debía estar amaestrado y que debía pertenecer a una de las chicas, que eran las que estaban sentadas allí, pero mejor era no molestarlo. Tentado estuve de decirle a Kilian que había un gato bajo la mesa pero preferí guardar silencio y escuchar sus fútiles intentos de camelarse a la chica que estaba a su lado.

- Raven - dije yo, metiendo baza en la conversación. No quería ser el único sin modales. - Disculpad a mi hermano. A veces se pone pesado - añadí mirando claramente a Kilian, como advertencia.

Y antes de que pudiera añadir algo más un joven con pinta de bibliotecario se sentó en una de las sillas que quedaban libres. Pero en lugar de presentarse sacó un libro y se puso a leer por lo que pasé de él. Pero, por curiosidad, leí el título y sonreí. Le vendría que ni pintado a alguien que conocía.

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10/02/2016, 21:26
Sharleine

Me largue del funeral de mi padre cuando aun no había ni acabado, yo sabia que me odiaba, era lógico, se veía en su mirada, me odiaba y con ganas, mi nacimiento provocó la muerte de mi madre y jamas me lo perdonó, desde pequeña trabajé duro por ganarme mi propio dinero para comprarme mis cosas, pues mi padre tan solo me alimentaba. Conseguí robar una vez la bolsista del dinero a un marques en el mercado, aquel fue el denominado gran robo, aquello me dio la oportunidad de comprarme mi querida espada a la que denominaría "Blanca". Esta espada me permitió defenderme aquellas veces en las que los robos salían mal y me alcanzaban, entonces solo tenia que sacar a "Blanca" para hacerles retroceder y poder entonces correr. Me entrené con la espada durante años, y ahora, con 19 años la manejo con mucha habilidad. En fin, no nos vallamos del tema, en el entierro de mi padre me largue en la mitad y me fui a casa, la cual ahora supuesta mente pasaría a ser mía, pasaron dos días y llegaron noticias, mi padre debía una fortuna, tanto la casa como dinero y todos los bienes ya no me pertenecían, estaba literalmente en la calle, pero una carta llego a mis manos, dicha carta fue escrita por mi padre y aquel que me la dio le dejaron muy claro en su momento que solo debía entregármela tras la muerte de mi difunto padre. Me senté y me puse a leer la carta, en ella, mi padre me pedía disculpas de todo corazón por no haber podido perdonarme, sabia que no era mi culpa, pero no podía mirarme a los ojos sin recordar a madre. También se disculpaba por la ausencia de herencia, pero no todo eran deudas, según la carta, en el sótano había un baúl, y todo lo de ese baúl me pertenecía. Fui corriendo al sótano en busca de ese baúl. Allí estaba, al fondo del sótano, lleno de polvo y telarañas, me acerque intrigada y puse mis manos en el, lo que provocó una humareda de polvo que me hizo toser. Tras recuperarme, puse las manos en la tapa y la abrí con cuidado para que el polvo no saltara por el aire, en el baúl encontré una espada negra, mas pequeña que Blanca, pero era mucho mas ligera de lo que debería para su tamaño, todo el filo y el mango era negro, solo con tocarla podía notarse que era especial. junto a la espada estaba la porta espada de cuero y un sobre, el resto estaba totalmente vacío. Al abrir el sobre lo vi, allí estaba, un pasaje para entrar en "La dama". Lo miré con asombro, pues era extremadamente difícil conseguirlo, pero ya que estaba aquel pasaje y no tenia nada que extrañar, agarré las pocas pertenencias que mi difunto padre me dejó y me largue de la casa a pasar los días que faltaban para la inauguración en una pequeña casa de alquiler, como es lógico, el día que tenia que pagar, desaparecí como el humo. Llegue hasta La dama y me dispuse a entrar, parecía todo tan... caro, seguro que me podía poner las botas a mangar cosas en aquel lugar, iba a salir de allí rica. Sin embargo, al encontrarme en aquel salón algo capto mi atención, ciertas personas en la sala, tenían alguna particularidad, exactamente la misma que la mía, no pertenecíamos a aquel lugar, sin embargo me dispuse a sonrreir y aparentar normalidad mientras que mis espadas, camufladas por telas como si fueran mi equipaje descansaban junto a mi.

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14/02/2016, 11:51
Kilian Reese

- Dos preciosos nombres para... - Para que venga su hermano, soltando aquella advertencia. ¿Él pesado? ¡¿¡Él pesado!?! ¡Eso no lo decía cuando la hija del tabernero les dejaba dormir de gratis! ¡O cuando les trataban bien por ser simpáticos! ¡Simpáticos! Palabra clave. Simpático y una cara bonita. Combinación ganadora. Además... ¿Qué estaba haciendo allí? ¡Su parte del plan era hablar con los gordos ricos para ver si podían enterarse de algo! Y estaba allí, a su lado.

Lo miró de reojo.

Espera, a decir verdad.... hubo un momento, un preciso momento en el cual él le habló. Pero como venía a ser costumbre, no lo estaba escuchando. Cruzado ahora de brazos tras besar la mano de la morena, y sin caer siquiera en su reacción, pensando en que había dicho su hermano... maldición, tenía que dejar de ignorarlo sistemáticamente para casi todo... A veces decía cosas buenas como aquella vez de las setas con punticas blancas es mejor no comerlas. O la vez de no creo que la princesa estuviera en una taberna de mala muerte. O la mejor de todas, claro... Kilian.... *ese* es el Lord Inquisidor.

Asintió con la cabeza. Desde aquel momento se comprometía a intentar hacer caso de vez en cuando, alguna vez, en alguna ocasión, por casualidad, cuando el Khala así lo desee. Eso, cuando el Khala lo desee. Miró a su hermano, negando con la mano. - Es un exagerado demasiado educado. - Le quitó hierro al asunto, girándose hacia las mujeres una segunda vez. El lugar era precioso, diferente... nunca había estado en un sitio así y parecía que tampoco sacarían mucho porque su querido hermano estaba... resistiéndose a la lógica.

- Nunca había estado en un sitio así. Una vez mi hermano y yo vimos un dirigible, a lo lejos. Y la segunda nos montaremos en uno. No es que me haga mucha gracia, pero será un viaje interesante. Además, tengo la sensación de que algunos aquí destacan más que otros. - Y lejos de llevar su mirada hacia la nobleza, y tras revisar a los presentes allí reunidos, las dos parejas de hermanos, y después al que estaba leyendo un libro y a la mujer del pelo blanco que parecía sobresaltar sobre el resto.

El primero debía estar muy acostumbrado a los dirigibles y a las mujeres, ya que se sentó a leer. Inclinó la cabeza para ver el título y al leerlo, arrancó una sonrisa al rubio pensando que no le vendría mal, seguro que ahí había un montón de cosas que no sabía. Y entonces lo comprendió. No es que estuviera acostumbrado, el tema estaba en que al ver el panorama de tanta escultura y belleza, le dio la prisa por aprender a acercarse a ellas y hablar.

¡Pues él le iba a echar una mano!

Levantó la mano en dirección al tipo del libro, saludándolo a ver si se acercaba hasta ellos, y le dejaba ese libro. Y también saludó a la mujer del pelo blanco, nunca había suficientes mujeres. Eso lo sabía todo el mundo.

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14/02/2016, 13:28
Director

Notas de juego

Señores y señoras, tirad todos Advertir, dificultad 80.

Como hacer tiradas de habilidad en Anima

Es bastante sencillo. La tirada de 1D100 más el valor de la habilidad contra la dificultad que diga.

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14/02/2016, 13:32
Kilian Reese
- Tiradas (1)
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14/02/2016, 13:38
Nyssaë
- Tiradas (1)

Notas de juego

Soy una surikata! xDDDD

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14/02/2016, 23:30
Adam Griffin

¿Que demonios hace ese gorila del tres al cuarto? ¿Eso es un saludo? ¿Enserio? No tienen ni el mas minimo de propiedad ni decoro. Ademas, ¿molestandome mientras leo? Que falta de educación. Mientras miraba con cara seria e inquisitiva a aquel gorila de pelo rubio los pensamientos sobre tomo mandarlo a freir gargaras se iban formando en mi cabeza. Finalmente, decidí marcar la diferencia entre un gorila y un tipo con mi capacidad devolviendo el saludo rapidamente para volver al libro mientras me presentaba.

-Adam Griffin, erudito de la Gran Universidad-mi voz sonó seca y poco interesada en ellos, mientras pasaba las paginas del libro.

- Tiradas (1)
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15/02/2016, 04:02
Erëssea

Como una observadora no participante detengo la mirada en cada mínimo detalle con absoluto y cruel detenimiento, aquellas personas eran unas auténticas desconocidas para mi y el mero hecho de que el destino los haya puesto en mi camino, sin dudas, no era mera casualidad ya que un motivo oculto se escondería detrás de aquello. 

Las presentaciones surgían a borbotones, algunos a través de miradas, otros lo hacían a través de su cuerpo gesticulando palabras bonitas y perfectamente acomodadas para el disfrute de su receptor. Y como era de esperar, aún a sabiendas de mi condición antisocial, me deleito ante los miramientos de mi hermana con aquella mirada analítica que sólo yo conocía. 

Ella podría ser gentil, dulce o cariñosa pero en verdad estaba midiendo a todos los presentes buscando un patrón innato que tenemos de reconocimiento, La Inquisición era nuestro enemigo y hacía años ya que caminábamos con pie de plomo ante la presencia de desconocidos. Y ellos no serían la excepción...

Como era de esperar aquel letargo silencioso en donde realmente me sentía cómoda, se esfuma como la niebla en los bosques y mientras centro la mirada en una primera instancia a quien rozó sin querer a mi lobo, mi mente comenzaba a sacar conjeturas de forma rápida y certera. Si, aquel muchacho de ojos claros y porte serio, como así también más maduro, había llamado sutilmente mi atención.

- Erëssea... - expreso observándolo curiosa, como si quisiera ver más allá de sus ojos descubriendo quien en verdad era. Sólo que los comentarios de su hermano me distraen los suficiente, hablaba sobre los dirigibles como si disfrutara al contar sus historias, siendo sus proezas un tesoro preciado en su eterna memoria. 

Hasta que una respuesta surgió de mi lado, lo que me obligó a girar y detener la mirada en aquel hombre que estaba leyendo. No pude evitar al leer el título de su libro, sentir frustración porque me fascinaba la lectura aunque mis gustos personales distaban mucho de los suyos. 

-¿Cuáles eran sus verdaderos gustos? - se preguntaba sin quitarle la mirada, más aún desde tan cerca porque si era un Erudito de la Gran Universidad que hacía leyendo algo sobre animales y sus técnicas de apareamiento. - Un placer, Sr. Griffin... Si bien su lectura dista de sobremanera a mis gustos personales, he de admitir que compartimos el mismo interés por los libros. - expreso rompiendo mi eterno silencio pero no para quedar bien con aquel sujeto, sino como una mera expresión de gentileza al encontrar alguien que disfruta de aquello tanto como yo. 

Ya sin más que decir, vuelvo a detener la mirada en Raven para luego acariciar la enorme cabeza de mi lobo. 

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16/02/2016, 00:03
Nyssaë

Un segundo tipo intervino tras el saludo de aquel rubio. Uno que se presento como su hermano, a pesar de que las diferencias entre ambos eran mas que obvias, aunque por otra parte parecian tener lo justo en comun como para que aquel vinculo quedara mas que patente. Ademas, por otra parte, ¿no era yo la menos indicada para hablar de parentescos entre hermanos?

-Encantada. - dije a ambos, negando sutilmente cuando Raven disculpo a su hermano- No se preocupe. No ha sido molestia alguna. - respondi, con aquel aire educado que envolvia mis palabras. Sin embargo, a pesar de mi atencion en la conversación que estaba teniendo lugar, aproveche el siguiente comentario de Kilian sobre aquel lugar para dedicar una discreta mirada a mi alrededor, con la que peine la zona, en busca de posibles amenazas.

-En nuestro caso, he de confesar que esta es la primera vez que vemos un dirigible. Y, por supuesto, que subimos a uno. -continue la conversacion, acabando por dibujar una media sonrisa en mis labios- Eso si. Lo que es indudable es que, sea como sea el viaje, hará historia.  comente, alzando una ceja, cuando hablo de que algunos destacaban mas que otros.

-En eso tambien estoy de acuerdo. Parece que no todo el mundo aqui brilla con la misma luz. - comente, con aire distraido, mirando a mi alrededor, deteniendome durante unos segundos  a mirar a aquellas otras cinco personas, entre las que se incluia mi hermana, que, de alguna u otra forma, parecian llamar mi atencion.

Pero cuando estaba a punto de añadir algo mas, el rubio saludo a aquel raton de biblioteca que parecia entretenido, leyendo un libro, y a la rubia que habia llamado tambien mi atencion, dejandome claro que, al parecer, no habia sido la unica que se habia fijado concretamente en aquellos rostros. Quizas por eso, cabecee, de forma educada, cuando aquel tipejo extraño se presento- Nyssäe. -me limite a decir, dejando que fuera mi hermana quien hablara, sobre todo teniendo en cuenta que, por una vez, habia tomado la iniciativa para comenzar hablar. Habria que aprovecharlo aunque, desde luego que mi atención estaría puesta de tanto en tanto en ella, aunque, de momento, se desvio hacia la mujer de cabello practicamente albino, la unica que aun no habia abierto la boca.

-Y diganme, ¿Como han acabado en este dirigible, si no es indiscreccion? - no, ninguno de ellos parecia tener el suficiente oro en el bolsillo como para pagar la desorbitada cantidad que, sin lugar a dudas, debia costar aquel billete.

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16/02/2016, 12:24
Sharleine
- Tiradas (1)
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16/02/2016, 23:18
Guardia

-Caballero, le dije que no puede pasar. Si quiere ir al servicio avise a aquel guardia, y él le llevará. -resopló el guardia que custodiaba uno de los pasillos que daban a otra estancia. El otro hombre, el insistente, alto y delgaducho, se encogió de hombros y se giró refunfuñando a otro guardia, justo en el otro extremo de la habitación. Éste último asintió y lo llevó a los servicios, desapareciendo tras la puerta por la que todos habíais entrado.

El hombrecillo del servicio