Partida Rol por web

Quint asintió con la cabeza.

-Claro. ¿A dónde vamos?

Faliar se dirigió hacia un lado apartado del pueblo, por donde no pasase gente. Aunque tampoco era muy importante lo que tenía que decir, prefería que Cath o Nahia no le escuchasen por casualidad.

Aaron, Faliar y Quint se marcharon juntos, separándose de las mujeres. Tendrían algo que contarse, algo que solo les interesaba a ellos. Por su lado, Xerine, Nahia y Cath se quedaron en la plaza.

Tanta discrección comenzó a levantar algunas dudas en la mente de Quint.

-¿Por qué tanto secretismo? ¿Ha pasado algo malo?

Se apoyó contra una pared

- No, simplemente no quiero que Nahia o Catherine nos oigan. ¿Que vais a hacer vosotros cuando salgamos de aquí?

Ante la pregunta de Faliar, a Aaron se le iluminaron los ojos.

-No tengo ni idea. Debería pasar a visitar a mi familia pero ahora mismo es lo último que me apetece-Lo dijo como el que habla del tiempo-Aunque después me gustaría seguir viajando.

Tanteó con la mirada a los dos hombres y esperó a que contestasen.

Quint dejó salir una sonrisa.

-Lo mismo de siempre. Escogeré un camino y andaré hasta que llegue a un lugar donde se me necesite. O tal vez vuelva a mi hogar... Todo lo que ha ocurrido en esta isla ha sido tan extraño que seguro que al Padre Selten le interesará escuchar la historia. Además, -añadió sacando el colgante de D de su bolsa.- estoy seguro de que él podría decirme qué hacer con esto.

Aaron miró con curiosidad el collar.

-Anda, ¿Y eso? No lo había visto nunca.

Entornó los ojos para poder observarlo mejor. No, no sabía que era, y no le sorprendía. Quint y Aaron habían estado tanto tiempo separados que el rubio podría haber desaparecido y él no se habría dado cuenta hasta una semana después.

El caza brujas apartó rápidamente el colgante de la vista de Aaron cuando vió cómo lo examinaba, y volvió a guardarlo en una de sus bolsas del cinturón.

-Y tal vez deberías seguir haciendo como si no lo hubieras visto.

Las palabras de Faliar resonaron en la cabeza de Quint: "Hay algo muy malo encerrado en ese colgante."

No, desde luego no debí haberlo mostrado en presencia de Aaron... No sería bueno que intentara sellar un pacto con lo que sea que contiene esta cosa.

- Entonces supongo que no seguiremos juntos... Yo seguiré buscando respuestas... y seguramente Catherine y Nahia vengan conmigo.

Hace una pausa

- Pero ya oísteis lo que dijo Seline: una vez serví a ese "rey negro", el que también fuera el señor de Galael y Raptor. Tengo miedo de lo que pueda averiguar, y también de lo que pueda ocurrirme durante esa búsqueda. No a morir, sino a volver a caer en esa... servidumbre. Por eso quiero que me prometáis que, si nuestros caminos se vuelven a cruzar, y veis en mi el más mínimo signo de corrupción, os olvidéis de que somos amigos, os enfrentéis a mi y me matéis. Te lo digo especialmente a ti, Quint. Tu te dedicas a cazar criaturas oscuras; si yo soy una de ellas, no te eches atrás.

Su mirada era grave y dura; hablaba completamente en serio

-¿Qué?

Aaron se giró hacia Faliar, tratando de no gritar. Ahora ignoraba por completo el colgante y prestaba toda su atención en el guerrero.

-No, de eso nada, no vamos a matarte porque tú no vas a ser como Cavalcanti. Ya te libraste de su yugo una vez y no tiene sentido que vuelvas a caer en él.

Cruzó los brazos fuertemente sobre el pecho y endureció los rasgos.

-Así que no pienses ni durante un segundo en eso. Además, ahora tienes a Nahia y a…Catherine, supongo, para recogerte si te caes.

Aaron se calló el resto de su discurso pero no dejó de mirar con severidad a Faliar. Quizás el viese la amistad de otro modo, pero para el convocador matar a sangre fría a un compañero no era la mejor manera de demostrarle tu afecto.

- No estoy diciendo que vaya a ocurrir, y de hecho voy a hacer todo lo posible para que no ocurra, pero es una posibilidad. Ese tipo de cosas nunca te abandonan del todo... Simplemente que lo sepáis, por si alguna vez volvemos a encontrarnos y yo... no sea el mismo que ahora.

Unos ojos observaban la conversación, unos ojos amarillos, con una pupila negra como el ópalo. Esos ojos escucharon la conversación, esos ojos sintieron el pesar del mago mientras hablaba. Los mismos ojos vieron como el corazón de Aaron se encogía, como las manos de Quint se apretaban, no sabiendo muy bien qué decir. 

Esos ojos estaban escuchando como Faliar, pedía ser asesinado si todo se escapaba de sus manos, si se convertía en un ser oscuro. Los ojos se cerraron.

Era un acto de valor puro, pedir a sus nuevos y únicos amigos que si en algún momento se volvían a encontrar, y él ya no era el mismo, acabaran con su vida. No quería causar más dolor. No sabía lo que había sido en un pasado, pero ahora, viendo las posibilidades, no quería acabar como Cavalcanti.

Unas alas negras surgieron tras la criatura que observaba todo, y un cuervo solitario, que observaba la escena desde el tejado de una casa echó a volar, perdiéndose en el cielo. El sol iluminó sus plumas, y un brillo perlado cayó durante su vuelo, como una estrella que se hubiera desprendido del cielo.

Quint se quedó mirando fíjamente a Faliar a los ojos durante un largo instante, mientras Aaron soltaba vacua palabrería a su lado. Las palabras salieron frías y afiladas de los labios del chico, sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias.

-¿Y qué pasa con Nahia y Cath? ¿Y si es una de ellas la que cambia?

El chico dejó que un silecio sepulcral siguiera a su pregunta.

-Has reencontrado a tu hija, y puede que algo más. ¿Por qué seguir persiguiendo el pasado de Fredo, el oscuro? ¿Por qué no empezar una nueva vida como Faliar? Si quieres, puedo pedirle a un amigo que os acoja. O incluso que vigile tu evolución y cuide de tu hija cuando corras peligro si pretendes seguir cazando tus recuerdos.

Hizo otra pausa más y parpadeó antes de continuar.

-Me juré a mi mismo que nunca me detendría ante un brujo, y no pienso faltar a mi palabra. Pero si alguna vez volvemos a vernos, me gustaría que fuera con una cerveza en la mano en lugar de sangre.

- No puedo, Quint. No puedo hacer como si no hubiese ocurrido nada. Si quiero proteger a Nahia y a Catherine de mi pasado, antes tengo que conocerlo, y por ello debo seguir buscando. ¿Crees que no me gustaría dejarlo todo y simplemente vivir tranquilamente con ellas, sin preocuparme de nada más? ¿Pero y si algún día mi pasado vuelve y yo no estoy preparado?

- Te agradezco tu oferta, pero no. Tiene que ser la propia Nahia la que escoja; no es ninguna niña. Y si alguna vez empiezo a cambiar, no te preocupes; me alejaré de Catherine y de Nahia todo lo que pueda, para evitar hacerles daño. Yo también espero que la próxima vez que nos encontremos, sea una ocasión para celebrar, y no para lamentarse

Xerine observó como los chicos se iban sin decir nada, y luego se acercó a las dos magas

Bueno, eso nos deja a nosotras tres solas. Tarde de chicas, ¿No? Esbozó una sonrisa amable A decir verdad... Hay una cosa que quisiera pediros

Inspiró, como si estuviera preparando su siguiente frase

¿Querríais tocar conmigo? Me gustaría compartir nuestra música y ver si podemos crear algo interesante Enseñó su libreta Podríamos incluso componer algo. Llevo pensando en ello desde que os oí en la catedral

Miró a Nahia

Claro que no sé si estarás de humor...