Partida Rol por web

-Yo... Cath miró a Nahia también- creo que es una idea maravillosa. La verdad es que no sé componer, no se leer la música... y la verdad dudo que Nahia sepa. Quiero decir, todo lo que hemos "aprendido"- puso un tono extraño en esa palabra- ha sido por nosotras mismas, cantando y tocando juntas.

Aunque... la idea me gusta. 

Aaron suspiró y relajó el gesto.

-Si, espero que tengamos algo que celebrar cuando volvamos a encontrarnos...porque nos volveremos a encontrar, ¿No?

La voz del chico tembló un momento, pero en seguida volvió a impostar el tono.

Sabía que era joven, pero tampoco quería que creyesen que era tan delicada y debil por dentro. Había recibido un duro golpe, y aun trataba de reponerse por completo de lo sucedido, pero para ello la gente no la podía tratar como si fuese una flor de cristal , que si la tocas, la rompes. Necesitaba ir hacia delante, seguir con un día a día normal(o lo más normal posible) para que una noche pudiese descubrir que no había más pesadillas, que los recuerdos, eran sólo eso. Momentos por los que sonreir, en vez de llorar.

-Sí, la verdad que me gustaría bastante.Creo que es una buena idea. Siempre que se trate de música contad conmigo.

Quizás pareciese demasiado entusiasta, pero en verdad, quería y ,quizás necesitaba, ese momento mágico que le daba la música, donde el mundo desaparecía y sólo existía ella, sus sentimientos y las notas que apaciguaban a ambos.

Xerine asintió, visiblemente satisfecha

En cuanto a vuestros conocimientos de teoría musical, no me preocupan. Vosotras simplemente tocad como siempre, sintiendo la música. Las mejores piezas musicales vienen del alma, no de la cabeza

Se giró y señaló en la dirección de la iglesia

Había pensado en ir a la iglesia en ruinas. Allí no nos molestará nadie, si es cierto que está deshabitada. ¿Qué decís? ¿O lo dejamos para más tarde?

-Por mi no hay problema. No tengo nada que hacer. Y sería bonito tocar en la iglesia. Sería un homenaje perfecto para Scott. 

Catherine sonrió, la verdad es que la idea le atraía mucho.

-¿Qué piensas Nahia?

Nahia miró a ambas con sus grandes ojos verdes:

- Perfecto. 

Era un lugar tan bueno como otro cualquiera.

El trío entró en la iglesia, con cuidado. A pesar de que estaba abandonada, tampoco parecía ruinosa. Exceptuando la sacristía que permanecía totalmente desordenada tenía un aire regio e imponente. 

La soledad se respiraba en el ambiente, y la poca luz que entraba por las vidrieras hacía de el lugar algo inquietante, pero... inexplicablemente el lugar irradiaba tranquilidad. Mucha tranquilidad.

Faliar sonrió

- Si claro; ya oisteis a Seline: tenemos un gran destino por delante, ¿no? Eso significa que nos volveremos a cruzar

Palmeó en el hombro a ambos. Lo cierto es que eran como la noche y el día; Quint, un cazador de brujos impulsivo y en ocasiones algo irreflexivo, y Aaron, un convocador introspectivo y calmado. Y parecía que entre ellos no se llevaban muy bien. Pero con ellos dos se sentía a gusto; los dos únicos amigos que tenía.

- Y Quint... una última cosa... Nahia... bueno... creo que deberías hablar con ella. Procura... ser comprensivo, ¿vale?

No había ningún reproche en sus palabras; solo confianza.

Quint se sorprendió ante esa última petición, más incluso que con la primera.

-¿Comprensivo?... Yo... No entiendo a qué te refieres. ¿Le pasa algo a tu hija?

Soltó una risita

- No te hagas el tonto... Me enteré de lo que ocurrió entre vosotros dos cuando acabamos con Raptor... y también he estado hablando con ella y bueno... por la forma que tiene de hablar de ti, es más que evidente lo que ella siente por ti. Por eso te pido que si ella te comenta algo, que no seas brusco. Y no se... si no sientes lo mismo, al menos que tengas la cortesía de dejárselo claro para que no sufra. Tampoco me voy a poner en plan padrazo sobreprotector a estas alturas.

Xerine comenzó a caminar entre los bancos, cerrando los ojos y dejando que la luz que se filtraba a través de las vidrieras acariciara su nívea piel. Sí, ese lugar era perfecto. Todo estaba como debería de ser: Intrigante, misterioso, y, al mismo tiempo, dotado de una calma casi sobrenatural, un santuario encerrado entre paredes de piedra y divinidad. Sonrió, y se giró hacia sus compañeras

Dicen que el hogar de cada uno mantiene su esencia una vez este se va, y que cada edificio respira algo de su personalidad a cada esquina, a cada mueble o chimenea. Si esto es así, Scott debió de ser una persona realmente fascinante

Sacó su violín, y ensanchó su sonrisa

Toquemos por él. Y por tu madre, Nahia. Y por todas esas vidas anónimas

Cerró los ojos, y colocó el violín frente a su cuello

Dejad que la música nazca sola

Las vibraciones comenzaron a acariciar los bancos raídos de la iglesia, mientras la flauta se añadía a la base que el violín estaba creando. Tras una breve introducción, Catherine sintió la necesidad de entrar, y plasmó su voz en una letra que, de alguna manera, nunca había aprendido, pero siempre había sentido

Todas las noches, en mis sueños, te veo, te siento, y así es como sé que sigues adelante

Lejos, más allá de la distancia, y los universos entre nosotros, has venido para mostrarme que sigues adelante

El violín establecía la base, corregía los pequeños desvíos que la naturalidad de la música de Nahia o Catherine detallaban en la canción. Las chicas cantaban con el corazón, y Xerine debía salvar eso, pues era un bien tan preciado como extraño. Por ello, adaptaba su música para sostener la suya, creando los pilares, sintiendo que su alma se encogía poco a poco ante tanta belleza

Cerca, lejos, donde quiera que estés, creo que el corazón sigue adelante...

Una vez más abres la puerta, y estás aquí, dentro, en mi corazón

Y mi corazón seguirá adelante

La voz y la flauta, conjugadas en un dúo solista, tiznaban el ambiente de una magia indescriptible, muy por encima de cualquier concepto humano. Y la fría firmeza de Xerine, mucho más técnica y detallista, establecía el contrapunto perfecto. Pero ya habían cruzado la introducción. Era hora de llegar al crescendo. Poco a poco, comenzó a deslizar arreglos entre sus cuerdas, para forzar a sus dos compañeras a ir creciendo en intensidad

El amor puede tocarnos una sola vez pero durar toda una vida, y nunca dejarnos ir hasta que ya no estemos

El amor fue cuando te quise, una vez, de verdad, cuando me agarré

Y en mi vida nosotros siempre seguiremos adelante

Ya estaban llegando al momento. Decidió avisarlas volviendo a la parte anterior. Un preámbulo, ya conocido, del punto clave de la canción. Su bello se erizaba, sus músculos comenzaban a responder al unísono. Xerine se sentía como un pez en el agua, y en aquellos momentos solo existían notas, compases y sonido

Cerca, lejos, donde quiera que estés, creo que el corazón sigue adelante...

Una vez más abres la puerta, y estás aquí, dentro, en mi corazón

Y mi corazón seguirá adelante

Ahora. Llegaba el momento clave. Dejó que el arco del violín se moviera solo, y alzó la cabeza hacia el cielo, aún con los ojos cerrados. Su espalda, arqueada, se preparaba para la explosión final, la conjugación de toda la canción. Como debía ser. Una pelea en la catedral contra un ser salido de las tinieblas, un encuentro con un extraño en una tienda de chocolate, un bandido redimido al cuidar de un ser tan inocente como un bebé huérfano. La vida estaba repleta de crescendos, de claroscuros, de agridulces. Tantos sentimientos, tantos sucesos, tantas canciones que nunca se llegaron a tocar. Todo para concentrarse en un instante

Bajó el ritmo, y dejó que el resto fluyera solo. Durante unos segundos, sólo existieron sus instrumentos. Y entonces, la última caída. Su corazón pugnó por salir del pecho. Sus lacrimales amenazaron con derramar su contenido. El éxtasis

Estás aquí, no hay nada que tema, y sé que mi corazón seguirá adelante

Estaremos para siempre así, estás seguro en mi corazón, y mi corazón seguirá adelante, adelante...

La música fue cediendo terreno, y una conclusión bastante melancólica puso el broche final. Xerine bajó el violín, aún sonriendo. Cuando abrió los ojos, la vidriera principal de la iglesia apareció frente a ella, derramando la luz sobre sus facciones

¿Y tú, Xerine? ¿Cuál será el crescendo final de tu vida?

Aaron ahogó una risa y bajó la mirada al suelo. Si, todos habían visto el beso de Nahia a Quint en la iglesia, pero al parecer él lo había malinterpretado. No dejaba de ser una situación curiosa, desde luego, pero la niña corría el riesgo de llevarse una decepción.

-¡¿Qué?!

Faliar acababa de demoler de un hachazo el muro de hielo tras el que solía contemplar Quint el mundo.

-Pero... ¿Lo de la catedral? ¿No era parte de la celebración?... Quiero decir, también vosotros, Catherine e incluso Xerine os dejasteis llevar por la emoción del momento. Creí que era solo eso...

-A... Además, ella es casi una niña. -Añadió pensando en el cuerpo de aun sin terminar de desarrollar de Nahia, pero sin evitar sonrojarse un poco. Es guapa, seguro que será una mujer preciosa...- ¡Y tu hija! -Dijo señalando a Faliar.- ¿Sabe acaso lo que soy? ¿Que persigo a gente como vosotros?

Las palabras se amontonaban en la cabeza del chico pero no era capaz de darles un orden apropiado para convertirlas en una oración. Mientras tartamudeaba o añadía frases inconexas similares a las anteriores los colores seguían subiendo a su cara.

-¿Y cómo se supone que voy a hablar ahora con ella? Quiero decir... Bueno, no se si os habréis dado cuenta, pero no se me da muy bien tratar con la gente. Por no hablar de las mujeres... Yo... ¿Y si le hago daño? ¿O hago que se enfade?... ¿Cómo puedo...?

Aaron sonrió y posó una mano sobre el hombro de Quint.

-No te preocupes por esas cosas, ten en cuenta que Nahia se ha fijado en ti con todo, lo bueno y lo malo. Ha viajado con nosotros durante muy poco tiempo, si, pero eres tan transparente que seguro que ya has dejado ver tu genio en un par de ocasiones como poco, y a ella le ha dado igual.

El chico se obligó a ponerse serio, pero parte de su labio levantado hacía sospechar al resto que estaba disfrutando de la situación.

-Nahia ya ha dado su paso, ahora eres tú el que tienes que decidir que es lo que quieres y simplemente hacerlo, sin preocuparte por nada más. Si tuviéramos que estar pensando constantemente en todas las cosas que podrían salir mal nunca haríamos nada, ¿No?

Aaron suspiró con felicidad, todo aquel asunto le emocionaba.

-¿Cómo que se ha fijado en mí? ¡Pero si solo nos conocemos desde hace un día y apenas hemos hablado!

Quint se giró para mirar hacia Aaron. Eran imaginaciones suyas o estaba realmente incitándole a...

-¡No! No puedo ir a hablar con ella sin saber cómo decirlo antes... O cómo hacerlo sin que le haga daño... ¡O sin saber qué quiero decirle! Si se actúa sin pensar se pueden hacer muchas cosas, y pocas de ellas buenas. ¿O tengo que recordarte algo que tenía que ver con un ojo?

Faliar no pudo evitar reirse ante las respuestas entrecortadas de Quint

- Aaron tiene razón, tampoco es necesario que te alteres tanto. Quizás ni se atreva a hablar contigo, y tu no tienes por que decirle nada si no surge la ocasión, y tampoco te estoy pidiendo que vayas a hablar con ella. Pero si se diese el caso de que ella tratase de hablar contigo, te pido que no la evites y que, aunque no seas la persona más sociable del mundo, procures ser gentil, y eso incluye el no decirle cosas como "yo persigo gente como vosotros". Tiene solo quince años; es una adolescente, y si la rechazan de mala manera podría sufrir mucho... y eso también me afectaría a mi. Y bueno, si sientes algo por ella, yo no me voy a interponer aunque sea mi hija; será joven, pero no es un niña y ya tiene edad para elegir por si misma. Eso si, si le haces daño o se te pasa por la cabeza "cazarla"...

No añadió nada más, solo completó la frase pasando la mano por la empuñadura de su hacha y esbozando una sonrisa siniestra

Quint hizo caso omniso dela broma del hacha.

-Pero... Pero ella debería saberlo, ¿no? Quiero decir... Es muy joven como para quedarse colada por alguien que... Bueno, por alguien como yo. No tiene nada que ver con si me gusta ella también o no, es sobre si no se da cuenta a lo que se está acercando sin saberlo. ¿Y si yo fuera... digamos... un Inquisidor? ¿O otro cazador que no aceptara la magia ni en su faceta protectora?

- A saber... A esas edades... Por eso te digo que trates de hacer lo posible por no herirla ni soltarle burradas del estilo "yo cazo gente como tu". Díselo si surge la ocasión y crees que debes hacerlo, pero elige las palabras con cuidado. ¿Que prefieres, una adolescente encantadora y dulce, o una adolescente despechada y con poderes mágicos?

-La segunda opción no parece muy divertida... -Contestó Quint tragando saliva al pensar en las descargas de magia destructiva que era capaz de lanzar Nahia. Si eso llegaba a irse de las manos a ese punto las cosas no saldrían bien para nadie...

-Con más razón entonces... ¿Qué podría decirle? Es que... No os riais, pero... No tengo mucha práctica con estas cosas...

Faliar se encogió de hombros; no podía disimular que la escena le resultaba divertida... aunque estuviesen hablando de su hija

- No me parece muy correcto decirte que le tienes que decir a mi hija... pero supongo que si le dices que no eres el hombre adecuado para ella, que vuestros caminos son diferentes y que te parece una chica adorable pero que no sientes por ella lo mismo que ella siente por ti... Yo que se. Yo tampoco soy un experto en estas cosas, la verdad... ¿Tu que opinas, Aaron?