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Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

3.Koven

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11/09/2012, 14:11
Director

Una semana. Casi una semana de viaje a sus espaldas. Y por la tierra más inhóspita que puedes encontrarte en Gaïa. parte del trayecto a pie, bajo una intensa lluvia y arrastrando las piernas por el barro era lo que les precedía. La parte en carro tampoco había sido cómoda, viajando casi hacinados en una pequeña carreta.

¿Y la última parte? Demasiadas personas sobre los caballos, aunque no parecieron acusar los signos del cansancio. Las bestias estaban frescas y por suerte no cayeron rendidas antes del final del trayecto.

La última parte del mismo caminó por la rivera de un lago. Un lago que el camino trataba de evitar. Quizá por la ausencia de puente del río que le abastecía de agua. Por suerte, había una zona vadeable no muy lejos de su trayectoria y eso no fue un impedimento.

Además... sonidos extraños venían de su interior. Susurros, palabras inconexas... quizá en otro momento fuera tiempo de investigarlo, pero la ciudad de Koven, pequeña y protegida del exterior con una empalizada se extendía delante de ellos en una pequeña colina aneja al lago.

El Sol se había puesto hacía tiempo, quizá una o dos horas, y era una luna decreciente, casi llena, la que depositaba su luz sobre la estepa. El titileo de las pocas estrellas que aún podían aparecer en el cielo bajo el manto de la enorme luna decoraba el negro firmamento. Y bajo él, sobre la oscura planicie se elevaba Koven.

Pero no, no era una ciudad magnífica. Sus murallas no brillaban por su esplendor, no tenía grandes edificios y no se veía nada importante desde allí. De hecho, una mera empalizada cubría sus lindes y el edificio más alto de la ciudad parecía ser la iglesia, por la forma que recortaba el campanario en el horizonte.

Aunque parecía estar muy bien iluminada, o al menos, una tremenda luminaria residía en el centro de la ciudad, alumbrando el campanario de la iglesia, y, seguramente, las fachadas de los edificios colindantes. No casaba esa luz con lo normal en aquel poblado. ¿Habría una gran hoguera?¿Estarían de fiesta?¿Habría un incendio?

Fuera lo que fuera, lo sabrían muy pronto.

Un viejo guardia, subido a lo alto de la empalizada con una antorcha en la mano vio como los animales, casi con la lengua fuera se acercaban a la muralla.

-¿Quién va?

Su voz rompía el silencio casi religioso que existía en ese lugar. Más a lo lejos, dentro de la ciudad parecía existir un gran revuelo. Revuelo del que solo les llegaban ecos confusos.

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11/09/2012, 16:02
Faliar

Faliar levantó la mano en señal de calma y se dirigió al guardia

- Somos viajeros; llevamos una semana de viaje, y buscamos un techo bajo el que dormir, nada más. Y nuestros caballos también necesitan reposo; nuestro carro quedó inutilizado y hemos tenido que sobrecargar a las bestias para llegar aquí.

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12/09/2012, 01:23
Silverty

Los cansados ojos del guardia otearon en el juego de luces que creaba su antorcha las figuras de la compañía. Su gesto se suavizó y con cierta premura, comenzó a hablar de nuevo.

-Por Dios bendito y por Abel mismo, no es bueno estar fuera por la noche. ¡Pasad!

Y diciendo esto desapareció de la muralla. Pero sólo fueron unos segundos hasta que la puerta de la empalizada comenzó a abrirse. No era grande, apenas podría pasar un carro, aunque quizá se pudiera abrir otra hoja para hacerla más espaciosa. Pero por ahora era suficiente.

El guardia les miraba desde detrás, sus facciones delataban claramente que no era de allí, sino de las lejanas tierras de Shivat. Sus ojos rasgados marcaban sus orígenes, más su voz y acento ya no tenía ninguna prueba de su procedencia. 

Y esos ojos se quedaron clavados en uno de los presentes. La más nueva adquisición del grupo.

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12/09/2012, 02:12
Faliar

Faliar reparó en la mirada del guardia y se dio cuenta de que había visto a la niña, aún inconsciente. Pobre criatura... Detiene el caballo y se dirige al guardia

- Ah si, la niña. Encontramos a unos bandidos en el camino que estaban asaltando el carruaje en el que viajaba. Conseguimos ... espantar a los bandidos, pero me temo que no pudimos hacer nada por el resto de los tripulantes. Solo ella se salvó, pero ha permanecido inconsciente todo el viaje; la pobre criatura se llevó un buen susto. Pensamos que quizás fuese de aquí, ya que es la población más cercana. ¿La reconoce?

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12/09/2012, 02:29
Silverty

El hombre permaneció impasible durante unos instantes, como si no supiera qué decir. Una gota de sudor comenzaba a recorrerle la frente, más contestó titubeante a la pregunta del mago.

-Sí... claro. Es Stefanía. Es la... bueno... la hija del alcalde. ¿La salvasteis de unos bandidos dices? Vaya suerte entonces para ella. Es una verdadera pena por el cochero, era amigo de la familia. O eso tengo entendido...

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16/09/2012, 20:39
Quint

Quint avanzó hasta la altura de Faliar para inmiscuirse en la conversación.

-¿Esa pequeña es hija del alcalde? ¡Dios Santo! ¿Qué hacía la pobre en un carruaje en mitad del bosque sin protección?

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16/09/2012, 20:46
Silverty

-Su guardaespaldas era el hombre que llevaba el carro. Y... bueno... creo que...

El hombre se limpió el sudor de la frente. Miró a su espalda y volvió a subir las escaleras que llevaban a lo alto de la empalizada. Pero mientras estaba subiendo se dirigió de nuevo a los viajeros.

-Preguntadle al alcalde. Él os podrá responder mucho mejor.

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16/09/2012, 20:49
Director

La luz que parecía venir de la plaza del pueblo se hacía más intensa por momentos. Aquella luminaria contrastaba mucho con lo viejo y "cansado" que parecía el pueblo. Techos casi derruidos y colores apagados era todo lo que se veía, iluminado eso sí, por una poderosa luz blanca.

Algunos edificios estaban en ruinas y sólo el sonido de los gatos que vivían dentro permitían deducir que quedaba algo de vida en ellos. Los gatos... y quizá el musgo que crecía en las puertas y algunas enredaderas que habían poseído ya algunas casas.

El aspecto general de Koven era bastante triste. Si hubiera que definir la ciudad con un sentimiento, aquel no sería el de esperanza...

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16/09/2012, 20:52
Faliar

Faliar asiente y se dirige a la entrada del lúgubre pueblo. Luego susurra para que solo Cath y Quint le oyesen

- Una actitud un poco extraña, ¿no? Ni siquiera se ha ofrecido a llevar a la niña...

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16/09/2012, 21:07
Catherine Absolom

Cath asintió con la cabeza y miró a la niña. En su cara podía verse la imagen de una madre que se apenaba por su hija. A pesar de que ni era su hija y de que todavía no había sido madre. Se acercó a la cría y comenzó a acariciarle los cabellos negros.

-Y tanto. Parecía que le molestaba que la niña estuviera aquí.

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16/09/2012, 22:15
Faliar

Faliar dirigió una mirada tierna a la estampa de su esposa acariciando a la niña; Cath sería una buena madre. Pero esperaba que no se encariñase demasiado con la niña. A fin de cuentas, ella tenía su propia familia.

- El bandido mencionó algo de un líder... ¿Podría ser que...?

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16/09/2012, 22:57
Catherine Absolom

-qué... repitió Cath sin tener ni pajolera idea de qué quería decir su marido.

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16/09/2012, 23:25
Quint

-Mejor esperemos a ver la reacción de los demás habitantes, Faliar. Puede que sean todos así de raros en este lugar.-Pero antes de acabar, añadió.- O puede que debiéramos ir esta noche a visitar al guardia a su casa. Hablaremos después de esto...

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16/09/2012, 23:52
Faliar

- Si, tienes razón. Será mejor que vayamos a dejar los caballos en la posada e ir a ver al alcalde. Querrá ver a su hija.

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17/09/2012, 00:39
Aaron

Aaron se frotó los brazos, acusando el frío. En la semana de viaje que llevan apenas había abierto la boca, pero después del incidente con los bandidos su carácter fue mejorando paulatinamente. Si bien seguía sin sentirse cómodo el chico era sociable por naturaleza.

-Tengo hambre y frío. Vamos a conocer al alcalde y ya lo juzgaremos después.

A un palmo por detrás de Conrad, Aaron se giró para ver lo que tenía delante. Una casa y comida caliente, si...le gustaba la idea.

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17/09/2012, 01:28
Pierre Conrad

Conrad escuchaba las conversaciones de sus compañeros de viaje, pero no intervino. Sólo avanzó, con paso lento pero firme, hacia el lugar del que provenía la luz. Sentía curiosidad por la fuente de aquel resplandor.

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17/09/2012, 17:35
Quint

Cuando al fin llegaron a la fuente de la extraña luz que iluminaba el pueblo, los músculos de Quint se tensaron: un hechicero en pleno ritual se hallaba ante ellos. Con un rápido y mecánico acto sacó las dagas de sus vainas, preparándose para defenderse de cualquier cosa que el mago le lanzara.

Instantes después, el conjuro llegó a su clímax y una figura dorada apareció ante ellos portando la legendaria espada de Abel. Esa figura luminosa le recordó al cazabrujas las fuguras luminosas asesinas que Cath era capaz de llamar con su canto, y antes de darse cuenta ya estaba a la defensiva, buscando un lugar entre la multitud para esperar el momento apropiado para el contraataque.

-Pero...¡¿Qué clase de brujería es esta?!

- Tiradas (5)

Notas de juego

Valoración mágica, ocultismo, avistar, buscar y ocultarse. Todo por favor =P

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17/09/2012, 18:28
Faliar

Faliar contemplo la escena en absorto silencio. Cuando el conjuro llegó a su climax, la escena no le resultó para nada tranquilizadora, sino todo lo contrario.

Simplemente no podía ser. Ya había dicho eso antes otras veces, pero aquello ya escapaba a toda posibilidad. Era imposible, casi una aberración. ¿Que demonios estaba ocurriendo?

A menos que...

- Tiene que ser una ilusión provocada por ese hombre; no cabe otra explicación

Y deseaba que así fuera, porque para un brujo como él, esa espada solo simbolizaba una cosa: el exterminio de todos aquellos como él, como Nahia, como Catherine... Su inquietud estaba más que justificada, porque para Faliar, aquel a quien llamaban Cristo no era un salvador, sino un genocida mitificado. Sintió que tenía que marcharse de allí, cuanto antes, antes de que aquella figura luminosa se girase y los viese.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Ocultismo y valoración mágica

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17/09/2012, 18:55
Director

Y no. No era magia. Por mucho que el mago mirara a la supuesta ilusión, no era capaz de distinguir la magia en ella. Era una figura hecha de luz, pero tan corpórea como cualquiera de ellos. Además, a su alrededor, mientras caminaba, surgían látigos dorados que dejaban en su camino una estela luminosa. Látigos, que se anudaban en el cuerpo de cada uno de los aldeanos presentes. Látigos, que parecía que les llenaban de gozo y alegría. Látigos que les hacían sonreir.

Y de nuevo, esos látigos no eran para nada algo mágico. ¿Qué estaba pasando allí?

De hecho, la figura le miró durante un segundo, y un rayo de luz surgido de ella le alcanzó el corazón.

Pero no sintió nada, absolutamente nada. Ni alegría ni tristeza. Ni dolor, ni curación.

Nada.

 

- Tiradas (4)