Partida Rol por web

-Genial-Susurró Aaron mientras hacía rodar los ojos. Una pizca de fanatismo era justo lo que necesitaban ahora. Si querían pasar iban a necesitar una muy buena excusa, aunque por otro lado, eso era la vigilia, quién sabía nada...

Guardó silencio a la espera de la respuesta del sacerdote.

Apenas había superado al sacerdote cuando este contestó. Algo dentro de Quint se encendió al escuchar esas palabras. Algo que llevaba tiempo reprimiendo y que quería salir ya.

¿TU ciudad?

Eso era Elbrus. El hogar del rubio, de Julius y de Selten. Del viejo que desapareció a la llegada del ser que había ante él. Y había estado abandonado hasta entonces, desde el ataque de F. Eldwen. O eso les había dicho Faliar.

¿TU reino?

Eso era la Vigilia. El sacerdote era llamado encarnación de Abel, pero Abel no procedía de la Vigilia. De la Vigilia procedían los poderes de los brujos, convocadores y demás basura. Y los demonios.

¿A qué esperas? Lo estás deseando. ¡Hazlo de una vez!

Las voces se arremolinaban. No sabría decir si eran recuerdos de su adiestramiento, de voces deconocidas de un pasado olvidado o el otro incitándole a verter sangre. Pero esta vez Quint estaba deacuerdo con ellas. Quería sangre. NECESITABA sangre.

Las dagas se deslizaron silenciosas y rápidas por sus mangas, dejándose caer sobre las palmas del joven. Y luego volaron hacia Joshue en el mismo instante que el cazabrujas se giró hacia él.

-Entonces acepta mis disculpas... ¡DEMONIO!

Quint saltó con las dagas por delante en un movimiento que nadie se esperaba... o quizá el sacerdote no se esperaba. Su agilidad fue superior a los ojos del hombre que no pudo defenderse del primer movimiento. Así a pesar de que un destello de luz surgió de las palmas de Joshue tratando de quitarse a Quint de encima, su daga se incrustó en el pecho del hombre de Dios, causándole una fea herida.

Pero no iba a ser una sola embestida.

Mas el sacerdote no estaba indefenso, venía de estar combatiendo y su alma seguía atada a un escudo luminoso que se erigió ante él tratando de defenderle. El segundo ataque del rubio tampoco fue detenido, mas la luz sólida que protegía al sacerdote fue suficiente como para evitar que la daga siquiera le tocara. Un roce limpio, segando una de las ya rotas mangas del hombre, fue el único rastro que dejó aquella acometida.

Pero Quint tenía otro as en la manga y atacó con la mano mala, pero ese nuevo intento de herirle se estrello contra el escudo de luz haciendo que Quint tuviera que retroceder un par de pasos mitad cegado, mitad repulsado por la violencia del impacto.

El sacerdote retrocedió un par de pasos pero no dijo nada. Su mirada estaba perdida, su rostro carente de sentimiento. Sus manos comenzaron a moverse trazando formas aprendidas mucho tiempo antes. Estaba llamando a la magia y el propio mundo respondía a su llamada.

Vaya, pero si es el "Padre Joshue". ¿Qué demonios hace aquí? ¿Y con esta gente? ¿Son quienes han combatido?...entonces esto no es un recuerdo de Faliar...¿o sí? no, seguramente nos hayan logrado seguir de alguna forma... el caso es que........

Entonces el cartógrafo se quedó helado al ver el imprudente ataque de Quint.

Bueno....supongo que era inevitable.....antes o después tendríamos que enfrentarnos......es una lástima, hubiera preferido saber más.

Todos vieron como la gente cerraba un círculo en torno a ellos, quizá demasiado temerosos de entrar en combate. Estaban cansados después del combate y su expresión era confusa. Los enemigos con los que antes habían luchado eran demonios, como bien les habían dicho, pero no tenían ninguna órden de luchar contra humanos... y menos contra los que hace poco estaban en la aldea.

Y quizá serían esos pocos segundos de duda los que darían cierta ventaja al grupo. Una embarazada inconsciente en manos de un guerrero que no podía usar sus armas sin exponer a su mujer al peligro. Un proyecto de inquisidor con demasiados impulsos asesinos, un extraño hombre de un solo ojo que guardaba más misterios de lo que parecía, una niña que portaba un recién nacido en brazos, impidiéndole tocar cualquier clase de música, un cartógrafo que ya había demostrado ciertos poderes y una musica que... A propósito de eso...

¿Donde estaba Alice?

Joshue, por su lado comenzó a gesticular y a recitar versos arcanos, tratando de convocar con él la energía antigua que llaman magia. De pronto, ante él se estaba formando una esfera de luz blanca, luminosa, brillante... asesina. Antes de que ninguno se diera cuenta, la esfera estaba volando hacia Quint con violencia, dejando tras de sí un rastro encantado. 

Pero sea por la tensión, por las extrañas energías que emanaba el inquisidor o por lo que fuera, la esfera luminosa pasó lamiendo la oreja derecha de Quint, perdiéndose en el infinito.

¿Qué hago?

Mientras bajaban y atravesaban aquel campo de batalla la joven música sólo rezaba por que pudiesen salir de allí sin más problemas. Pero como quien ruega a la nada el destino volvía a complicarles la situación. 

¿Pero es que nunca podemos librarnos de ninguna?

Eran muñecos en manos de un niño caprichoso que se divertía a su costa. Y como no, la diversión no se encontraría en una salida fácil. Sin embargo, ahora eso daba igual, les habían descubierto y allí habría más que palabras, siempre había más que palabras.

En realidad no le hubiese molestado demasiado si fuese por su vida por la que luchase. Se enfrentaría con gusto a otro de esos seres que, como la mayoría, preferían ver la sangre brotar, carmesí, fuera de su cuerpo.

Pero ahora estaba a cargo de aquel ser tierno e indefenso y el único escudo del que disponía la pequeña era ella. Su cuerpo, sus brazos.

No podía entrar en  batalla así como así. Sin embargo en aquellos momentos, sin ningún tipo de protección, ella también corría peligro a pesar de que no participase en la contienda.

Y entre cavilaciones el enfrentamiento comenzó. 

Los verdes ojos de la chica miraron fijamente su pierna derecha.

¿Qué hago?

Conrad asió el pomo de su arma, y concentró en su interior la energía que fluía por su cuerpo.

- ¡Quietos! no hemos venido aquí a pelear -intentó, seguramente en vano, conciliar el cartógrafo. Ya se habían dado los primeros golpes, pero aún no había habido consecuencias graves.

El warlock ya sabía que iba a ocurrir antes de que Quint se lanzase contra el sacerdote; era obvio que aquel hombre tenía algo que ver con lo que estaba ocurriendo. Y su aseveración de que ese era "su" reino resultaba inquietante.

En cuanto Quint atacó, Faliar buscó instintivamente una via para apartarse del combate, antes de que el resto de los aldeanos se cerrasen sobre ellos. Agarró a Catherine tratando de cubrirla todo lo posible con su propio cuerpo, y se acercó a Nahia. Él aún podía lanzar hechizos, pero sus reservas de Zeon estaban bajas, y Nahia sin poder usar sus instrumentos estaba en la misma situación. Quint parecía dominar la situación, y la magia del sacerdote, por impresionante que hubiese resultado en el pueblo, no parecía poder superar las extrañas defensas antimagia del rubio. Si Quint conseguía neutralizar al sacerdote rápidamente, lo más probable es que el resto de los aldeanos tirasen las armas, así que optó por usar la magia solo si la situación se descontrolaba.

- Atenta Nahia; si te digo que corras, corre.

-¡Ríndete o muere, engendro del infierno!

La bola de energía había hecho gierar a Quint para esquivarla, pero no frenó su ataque. Por fin podía acallar todas las voces una vez más. Y de paso, mandaría a otro demonio al más allá.

¿Volveremos al mundo real si lo matamos? Las otras veces siempre ha sido así... A ver si hay suerte.

El pobre sacerdote tuvo que defenderse de tres ataques seguidos de la mano del rubio, uno de ellos especialmente habilidoso. Y a pesar de que su escudo de luz trataba de detener cada uno de los ataques de su contrincante, no era capaz de parar totalmente ninguno.

Brillos blancos contrastaban con la oscuridad cercana al rubio, destellos de poder que trataban de impedir que su arma penetrara en el cuerpo del hombre de Dios. Pero fue inútil. El primer tajo hizo un corte en el pecho de Joshue que causó que un grito de dolor escapara de su garganta.

El segundo a pesar de estar lanzado con una destreza sobrehumana, también fue detenido con la misma habilidad, aunque no sin cortar una de las mangas del prelado que cayó al suelo ondeando en un viento inexistente.

Y el tercero, apuntado a la cabeza no fue capaz de alcanzarle, pero sí dejo un arañazo en el pómulo izquierdo.

Y de pronto, sin que Quint tuviera tiempo ni para esquivarlo, una oleada de energía llegó desde el niño. Intrincadas formas volaban desde su pequeña mente como si hubiera disparado una pequeña bola de cañón contra Quint el cual impasible solo pudo ver como aquellas matrices atravesaban su cuerpo dejando una estela de humo y se perdían en el infinito.

-Hijo... de... puta.

La expresión del chaval mostraba ira. Ira y poder almacenado. Sus ojos estaban clavados en Quint destilando odio por haber "esquivado" aquel ataque.

-No voy a fallar una segunda vez.

La descarga de energía dejó un agujero en el pecho del rubio y un rastro de humo negro hasta su punto de impacto en unos viejos barriles de madera, a solo un par de metros de sus compañeros. Los barriles explotaron en pedazos por el fuerte impacto y del estruendo un par de aves salieron volando de su refugio en lo alto de la torre.

Debido a la tormenta y a la oscuridad no volaron muy lejos, y las figuras descendieron haciendo círculos hasta el suelo para colocarse detrás del cazabrujas. Entonces todos pudieron distinguirlas. Eran una pareja de águilas. No tuvieron mucho tiempo para admirarlas. Quint respló con desgana tras ver cómo sus poderes volvían a funcionar y, sin embargo, el trabajo se le empezaba a acumular.

-Ponte a la cola. -Le dijo al niñato al tiempo que la nube negra volvía hacia atrás para reconstruir su cuerpo. Justo cuando terminó, un potente relámpago cayó sobre la torre que había detrás de él e liuminó el patio al tiempo que hacía que su sombra cubriera a los brujos y las águilas despegaran de nuevo sobre su esplada.- En un momento estaré contigo, insecto.

Nahia asintió a la orden de su padre...sin embargo..¿Realmente iba a volver a quedarse de brazos cruzados mientras dejaba al resto a su suerte? 

Pero....y si...

Su mente era una perdida de tiempo dando soluciones basadas en situaciones distintas a la que se presentaba ante sus ojos. ¡Había que decidirse ya!

Haría caso a su padre.. si él se lo decía iría con él. Pero, sólo por si era necesario, sostuvo a la pequeña con la mano izquierda mientras, ya con la otra liberada, sacó de su funda la rústica flauta de madera que hacía tantos años su padre le había permitido tener. 

 Un pensamiento furtivo apareció en ella al contemplarla...

Como cambian las cosas...-aquellas palabras iban acompañadas de un abstracto sentimiento de la infancia.

Y de nuevo, la realidad.

El bebé se trastabillo un poco en las manos de Nahia, pero no cayó. La adolescente supo hacer que mantuviera el equilibrio. Pero lo que no pudo evitar es que el bebé comenzara a llorar. Sus pulmones recién estrenados rugían con violencia, dando al combate la banda sonora del llanto de un bebé.

-Me las vas a pagar... lo sabes, ¿verdad?