Partida Rol por web

Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

Interludio de Quint

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19/03/2012, 12:48
Quint
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Yap, es que esta parte del entrenamiento es la base, y no se me ocurrió cómo podría ayudarle Justina a parte de obligándole a seguir adelante. No iba a tenerla con un látigo corriendo tras Quint, no pegaría mucho para una inquisidora XD

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20/03/2012, 12:18
Quint

Quint no se percataría hasta días más tarde, cuando Claus se lo dijera preocupado por su salud debido a sus grandes ojeras y a su falta de peso, pero buscando algo con lo que superarse se había concentrado tanto que llevaba días sin comer ni dormir. Ni siquiera bebía ya unas gotas de agua o paraba a coger aliento. Había dominado el entrenamiento que le había puesto Justina y lo había llevado incluso a otro nivel. Y fuera de la celda solo habían pasado 3 meses.

Notas de juego

Actualización del último parrafo del anterior post.

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20/03/2012, 12:20
Quint

La puerta de hierro aulló con un chirrido agudo al abrirse, e instantes después repitió el lastimero sonido al cerrarse. Quint salió de su meditación debido al estrundo y abrió los ojos para contemplar al visitante. A varios metros bajo él se encontraba una figura femenina que le era familiar.

+Los guardias me hicieron venir a verte. Me han dicho que hace días que no comes, y que te comportas desde hace tiempo de forma extraña, Tywyll. Lo que no me habían dicho es que ahora tienes complejo de murciélago. -Añadió esta última frase como una indirecta para que Quint bajara del techo, en donde se encontraba meditando boca abajo con los pies enrollados en una de las cadenas que colgaban de él.

Aflojando la presión, el chico descendió por la cadena y se soltó a unos metros del suelo para caer junto a la Inquisidora sin decir una sola palabra.

+¿Qué pasó con los zapatos que te regalé? ¿Por qué no los llevas puestos?

-Se rompieron. No aguantaron mi ritmo.

+¿Y por qué te cuelgas de las cadenas? Son de hierro. ¿Acaso no te duelen? -Señaló con la mano las marcas rojas que Quint tenía por todo el cuerpo con forma de eslabones.

Quint símplemente negó con la cabeza como respuesta. Y justina sonrió.

+¡Bien! ¡Eso está muy bien, Tywyll! ¿Sabes lo que significa esto?

-¿Que por fín podré salir de aquí? -Preguntó impasible.

La sonrisa de la cara de Justina se desvaneció.

+¿Irte? ¿No eres feliz aquí? ¿Acaso no te gusta cómo te tratamos?

-...

+¡Contestame cuando te pregunto, Tywyll!

-Me dijiste que me convertirías en un ángel. Pero hasta ahora solo me has tenido encerrado aquí, torturándome día tras día con tu maldita prueba. Y aunque hubiera progresado algo... ¿De qué me serviría ser uno si no puedo salir de aquí? ¡Todo esto es absurdo!

Justina le soltó un bofetón para hacerle callar.

+Te dí una nueva vida. No hagas que me arrepienta de ello. Ahora cierra la bocaza y piensa antes de hablar. Dime, Tywyll: ¿Puede un herrero forjar una espada con una piedra que ha encontrado en la montaña?

Quint cayó al suelo por el golpe y, aunque la silueta roja de la mano de Justina se quedó grabada en su rostro, no le dolió en absoluto. Sin embargo captó el mensaje y escuchó lo que la mujer tenía que decirle.

-No lo sé. Su pongo que no, que necesitaría metal, no una piedra cualquiera.

+Exacto. Pero ahora supongamos que esa piedra tiene un contenido en metal muy alto. ¿Qué pasaría si comenzara a golpearla con su martillo para darle forma?

-¿Que se rompería?

Justina asintió con la cabeza.

+¿Empiezas a entender lo que quiero decir?

-Insinúas... ¿Que tú eres el herrero... y yo la piedra?

+Mmm-mmm. La única piedra que hay aquí es la que tienes por cabeza.

-¿Y qué quieres decir entonces? ¿Acaso queires usar mi cabeza para hacerte un arma?

De pronto el gesto serio de Justina desapareció de nuevo y se le escapó una risilla.

+¡Pero mira que eres, Tywyll! Creo que empezaba a echar de menos esto, jaja.

-...

+Como bien has dicho, un herrero no pude forjar un arma a partir de una roca, por mucho metal qeu esta contenga. Primero hay que depurarla y prepararla. De esa misma forma yo casi te he depurado a tí, Tywyll. Solo falta una cosa para que pueda a comenzar a darte una nueva forma.

-Y... ¿Qué pasará entonces conmigo?

Justina dejó por un instante que su siniestra sonrisa y el silencio asustaran un poco al pobre chicp antes de contestar.

-Entonces podrás salir de aquí por tu propio pie. Entonces, y solo entonces, te dejaré que me acompañes para que aprendas todo cuanto quieras.

Los ojos de Quint se iluminaron por un instante y miraron hacia la puerta.

Libertad... ¿Podré volver a salir de aquí?

-Entonces no sé a qué esperamos. ¿Qué me falta por hacer?

Justina volvió a sonreir.

+Ese es el espíritu, Tywyll. Ese es el espíritu. Ahora solo te sobra el cuerpo.

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20/03/2012, 15:27
Quint

La extraña frase de Justina hizo que Quint se temiera lo peor, pero nada más lejos de la realidad. Lo peor no podía describir lo que pasó durante las siguiente semanas. La Inquisidora hizo traer una vieja y oxidada armadura de hierro para que Quint se la pusiera sin nada que protegiera su piel del terrible toque del metal. Además, las esquinas de la armadura, al no ser esta de su talla, golpeaban a cada movimiento el cuerpo del chico haciendo heridas y magulladuras.

-¿Qué pretendes que haga con todo esto puesto?

Quint parecía un muñeco de entrenamiento. Con toda esa armadura le costaba horrores moverse, y si no se hubiera vuelto inmune al dolor y al cansancio muy posiblemente no podría ni andar con ella puesta. Justina, en cambio, parecía disfrutar.

+Salir de aquí.

-Quieres... ¿Que tire la verja de hierro a golpes?

+No, no quiero que destroces nada, Tywyll. Solo tienes que salir de aquí.

-Pero... ¿Cómo?

+¿Cómo va a ser? ¿Acaso siempre cierras tanto tu mente que no ves más allá de tus narices? ¡Por la puerta, pedazo de idiota!

A pesar de que alzó la voz, su humor parecía mantenerse entre feliz e impaciente.

+Vale, por ahora solo mira. Te haré una demostración.

Justina comenzó a caminar hacia la puerta de hierro, y el guardia se levantó de sus silla para ir a abrirla. Lo que pasó después casi hizo que al pobre guardia le diera un ataque al corazón. Ignorando la puerta que tenía abierta ante ella, Justina se desvió y fue directa contra la verja. Parecía que iba a darse de frente contra ella, pero en su lugar la atravesó. La atravesó como si fuera solo niebla. Como si su cuerpo no estuviera allí y fuera solo una ilusión. Quint abrió inconscientemente la boca ante lo sucedido, y la Inquisidora no pudo más que reírse de su cara.

+¿Sorprendido? ¡Venga, ahora tú!

-Pero... Pero yo no puedo hacer eso. ¡Y menos con todo esto encima!

+Lo que lleves puesto es lo de menos. ¿Acaso yo estoy desnuda?

-Pero no sé cómo hacerlo, yo

+Tampoco lo has intentado nunca. Déjate de estupideces. Si de verdad tienes tanta prisa por salir de aquí, ya deberías estar cruzando. Tú tan solo libera tu mente. Libera tu alma y deja que sea esta la que fluya. El cuerpo se limitará a seguirla.

Viendo que discutir iba a ser inútil y que no le iba a dar ninguna pista más, Quint intentó relajarse. Expulsó el aire de sus pulmones y se centró en el Némesis que había en su interior. Cerró los ojos y apretó los dientes, y comenzó a correr hacia la verja. Y al llegar a ella... Un enorme estruendo metálico inundó la celda cuando la armadura que portaba Quint chocó contra los fríos barrotes de hierro y este cayó de espaldas sobre el suelo. Cuando el ruido se apagó, se escucharon tan solo las carcajadas de Justina al otro lado.

+¡Jajajjaja! ¡De verdad lo has hecho! ¡No me puedo creer que hayas sido tan tonto como para lanzarte de cabeza contra una pared! ¡Jajajja! ¿Si te dijera que el cristal sabe bien también te comerías una botella?

Quint se levantó algo mareado por el golpe. No le había dolido, pero las vibraciones de su armadura le habían desorientado y todo le daba vueltas.

-No... No lo entiendo. Si sabías que me iba a golpear, ¿por qué me hiciste intentarlo?

+Para demostrarte lo verde que estás, Tywyll. Aprende esto: No te creas nada de lo que oigas, tan solo la mitad de lo que veas pero todo lo que palpes. Aunque sea con la cabeza... ¡Jajajjaja! ¡Qué gracioso eres!

-Pero entonces... ¿Cómo puedo hacerlo?

La risa de Justina se detuvo al escuchar esas palabras.

+¿Perdón?

-Que qué debo hacer. ¿Cómo puedo hacer lo que tú acabas de hacer?

+Pues caminando y no golpeándote contra la verja.

Quint resopló. Ya estaba aprendiendo a tratar con ella: si no le preguntaba directamente lo que quería le respondería una y otra vez con obviedades.

-Quiero decir que... Si podrías... Ya sabes... Enseñarme cómo hacerlo.

+¿Enseñarte? Sí, podría. Pero, ¿por qué iba a hacerlo?

Quint no veía otra salida, así que se tragó su orgullo y la miró a los ojos.

-Porque necesito tu ayuda... Por favor, enséñame a usar mi poder.

Justina se quedó parada mirando por un instante los fríos ojos del chico. Luego agitó rápidamente la cabeza y preguntó:

+¿Cómo? Me ha parecido que me estabas pidiendo ayuda. ¡Incluso he oído "por favor"! Deben de haber sido alucinaciones mías...

-He dicho... Que necesito tu ayuda. No puedo seguir dándome golpes contra las paredes de la vida. Necesito que me ayudes a encontrar mi camino.

+¿Te encuentras bien, Tywyll?

-Por favor, Justina. Enséñame.

Justina se quedó mirando de arriba a abajo al chico, muy seriamente. Luego se dio la vuelta y comenzó a subir por las escaleras que ascendían hacia lo desconocido. Quint la siguió con los ojos, cada paso que daba, y cuando desapareció de su vista los bajó, derrotado.

¡Vaya pérdida de tiempo! ¡Ahora encima creerá que soy débil por pedir ayuda! Ya nunca saldré de aquí...

+¡Guardia! -Gritó la voz de Justina escaleras arriba.- ¿Qué haces mirando? ¡Mueve el culo y llévale comida y ropa a mi alumno! ¡Y también un par de velas! Necesitará luz para poder leer...

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20/03/2012, 20:25
Quint

A partir de ese día todo cambió. A Quint todavía no se le permitía salir de la celda, pero le traían comida tres veces al día y casi todo aquello que necesitara. Tampoco estaba solo: Ahora Justina pasaba varias horas diarias con él, guiándole en su entrenamiento, y cuando se iba a atender sus otros quehaceres dejaba al chico con nuevos pasos a dar en su entrenamiento a modo de deberes. Y también empezó a leer libros. Montones de libros.

+Ahora que ya no necesitas dormir vamos a sacarle partido a todo ese tiempo que antes desperdiciabas. Toma, vete leyendo todos estos libros. Si tienes alguna duda, pregunta.

Las nuevas pruebas que Justina le proponía eran sumamente exigentes. Con ellas forzaba al chico a mantenerse en un estado profundo de meditación mientras realizaba todo tipo de movimientos y ejercicios con la vieja armadura puesta. Entre esos ejercicios, de vez en cuando, la Inquisidora le devolvía sus armas y le hacía luchar contra ella para poner a prueba su temple y evitar que se oxidara en las habilidades de combate. Cada vez que le golpeaba, Quint se levantaba de nuevo, inagotable, y Justina le recriminaba lo que había hecho mal.

+Debes mantener en todo momento tu atención sobre todo lo que interviene en el combate: tu oponente, tu entorno, tú mismo... y todo aquello que no podría pasar. Si tu concentración disminuye, tus poderes escaparán de tu control y eso hará saber a tu oponente que es el momento de atacar.

Los ejercicios que tenía que hacer cada día mientras no entrenaba con su maestra comprendían, a parte de repetir todo lo que hubiera hecho mal en presencia de esta, continuar con su maratón diaria por la jaula. Pero en lugar de llevar unos zapatos de hierro, ahora llevaba un férreo y pesado exoesqueleto.

Y por último estaban los libros. Los leía a cada rato que descansaba en sus ejercicios diarios, y a veces también con su maestra. Había de todo tipo: libros sobre las artes de la meditación, sobre teología, ocultismo, teorías de la magia y otros tipos de poderes sobrenaturales; leyendas que hablaban de dioses, monstruos y razas olvidadas por el paso de los siglos; escritos sobre las artes del combate, el asesinato y la guerra de guerrillas; ensayos sobre la etiqueta y sociología, junto a política e historias sobre las casas nobles que regían el mundo; y manuscritos que hablaban sobre objetos sagrados o diabólicos con poderes sobrenaturales.

+Lee, Tywyll, lee y aprende todo lo que puedas. En esos libros encontrarás muchos conocimientos que te serán útiles en tu misión. Aprende a mejorar tus habilidades y a sacar partido de las debilidades del enemigo, aprende sus puntos débiles. Aprende cómo detectarlos y cómo perseguirlos. Aprende a pasar inadvertido para estudiar el terreno o llegar hasta ellos entre las sombras. Aprende a debilitar y robar su poder.

+Cuando hayas conseguido dominar cuerpo y alma en este lugar, serás libre para irte, Tywyll.

-Sí, maestra.

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21/03/2012, 21:40
Quint

Así pasaron dos largos meses de estudio y entrenamiento ininterrumpido, durante los cuales Quint aprendió a dominar a la perfección su cuerpo y sus habilidades de Némesis, y de paso olvidar todas las debilidades de su cuerpo. Pero finalmente, el gran día llegó.

Ese día, mientras practicaba sus ejercicios de meditación diarios Quint encontró dentro de él una calma como nunca antes había sentido. De pronto, sintió que su cuerpo dejaba de pesar, o mejor dicho, que comenzó a moverse siguiendo sus pensamientos pero sin costarle ningún esfuerzo, como si fuera un sueño. Probó entonces a moverse, a saltar en su nuevo estado, y en el tercer salto, desilusionado al no notar ningún cambio, dejó que su concentración vacilara un instante. Fue solo un parpadeo, pero lo justo para que toda la armadura se desparramara sobre el suelo a sus pies y Quint se quedara desnudo, contemplándola con cara de tonto.

Entusiasmado por lo que acababa de descubrir, volvió a ponerse la armadura a toda prisa e intentó volver a alcanzar ese estado. Le costó varios intentos, pero finalmente volvió a sentirlo. Manteniendo la concentración avanzó hacia una de las cadenas que colgaban del techo e intentó agarrarla. Su mano se posó sobre ella como de costumbre, pero sin rendirse Quint decidió probar otra cosa. Sin salir de ese estado, enrolló la cadena alrededor de su brazo, y luego tiró para soltarse. Un sonido metálico resonó por la estancia cuando la cadena pegó un tirón contra el techo de piedra.

Vamos a ello. Venga cadena... Yo no te quiero agarrar. ¡Suéltate!

Una vez más Quint tiró de su brazo para liberarlo, pero los eslabones de la cadena se apretaron aún más sobre su antebrazo al tirar esta vez. Entonces el cazabrujas cerró los ojos y, tras rechazar las imágenes que le asaltaban cada vez que lo hacía, se concentró en cada fibra de su cuerpo. Poco a poco mandó la energía del vacío hacia su brazo atrapado y la colocó sobre su piel como ya había hecho alguna otra vez por intuición. Dejó que el fino guante negro se terminara de formar antes de volver a intentarlo, y solo entonces tiró de nuevo con todas sus fuerzas.

Otro ruido metálico resonó por las paredes, pero esta vez mucho más escandaloso. Quint dio un traspiés hacia atrás y perdió de nuevo la concentración. Pero al mirar su mano, esta estaba libre. No había cadena sujetando su brazo, pero tampoco quedaba guantalete de hierro sobre ella. Sonriendo, el chico se acercó a la cadena de nuevo para recoger la pieza de armadura que había perdido.

¡Ya lo entiendo! Creo que al fin sé lo que tengo que hacer para salir de aquí. Solo necesito un par de intentos más y...

***********************************************************************************************

Horas más tarde, cuando Justina bajó por las escaleras para la visita diaria a Quint se paró extrañada a media bajada. Desde abajo escuchaba voces, pero voces agitadas. Avanzó un poco más justo para casi darse de bruces contra el pobre Claus quien, lanza en mano, corría hacia arriba con una mueca de espanto en su cara. Al ver a su señora, el hombre se alivió y empezó a tartamudear y gesticular como un loco.

*Yo.. Yo... Él ha... Nosotros... ¡No ha sido culpa mía!.. Él llegó y... Los otros guardias...

+Coge aire y piensa antes de hablar, guardia. ¿Qué ocurre?

Claus tragó saliva mientras un goterón de sudor frío le caía por la cara.

*Mi Señora... ¡Vuestro alumno se está escapando! ¡Y los otros guardias le han atacado!

Una máscara de sorpresa cubrió en ese instante el rostro de Justina quien, sin siquiera indicar al pobre guardia qué hacer, salió corriendo escaleras abajo.

*Por favor, que no llegue demasiado tarde... Dios misericordioso, ¡haz que el entrenamiento de Tywyll haya valido la pena!

Claus, sin saber qué hacer, dio media vuelta y siguió a su señora hacia la puerta de la celda. Cuando los dos llegaron, la situación estaba igual que cuando el guardia se marchó corriendo a por ayuda. Otros tres guardias se encontraban alrededor de Quint, a primera vista impidiendo que avanzara más. Pero al echar un mejor vistazo, cualquiera podía ver que uno de los guardias estaba en el suelo, y se arrastraba desarmado de espaldas hacia la pared, alejándose todo lo posible del chico. Los otros dos guardias apuntaban al rubio con sus espadas, con un miedo atroz en sus ojos.

Quint, por su parte, estaba quieto como una estatua y vestido con su pesada armadura de entrenamiento. Bajo sus pies se encontraban las lanzas de los tres guardias y la espada del que se encontraba en el suelo, y sobre la vieja armadura se depositaban pequeños cristales de escarcha producidos por un frío sobrenatural que apenas era perceptible a un paso del chico. Sus ojos se habían vuelto de color negro azabache, y solo sus iris rojos como la sangre daban algo de color a la oscura figura. Y a su espalda, dos inmateriales alas negras que flameaban como si estuvieran hechas de fuego del mismo color terminaban de dar un aspecto totalmente aterrador a Quint.

Uno de los guardias, al ver que su señora estaba presente, logró reunir valor para lanzar un tajo con su arma contra el chico. Ante los ojos expectantes de Justina, que ya se preparaba para lo peor, la espada atravesó de derecha a izquierda el pecho de Quint como si de una sombra se tratara. El hombre, desequilibrado al fallar el golpe, se precipitó hacia el chico, que estirando el brazo agarró la espada y se la quitó. Con su otra mano le dio un empujón y el pobre hombre cayó indefenso al suelo. Con un gesto de desdén, el cazabrujas dejó caer la espada a sus pies con el resto de la armas confiscadas.

-¡Ya era hora! Maestra, ¿puede decirle a estos guardias que dejen de atacarme? Empiezan a resultar molestos...

Justina bajó la guardia al ver la escenita que había montada ante sus ojos y una sonrisa sustituyó a su cara de preocupación.

+¡Alto! ¡Bajad las armas ahora mismo, panda de inútiles! ¿O acaso queréis morir todos aquí abajo?

Los guardias se mostraron más que predispuestos a abandonar la lucha cuando la Inquisidora se lo ordenó, y mientras ellos retrocedían Justina se acercó a Quint.

+Me alegro mucho de que lo hayas conseguido, Tywyll. Cuando me dijeron que habías salido y que había lucha, creí que el entrenamiento no había servido de nada. -Justina soltó una risilla.- ¡Por un momento creí que al llegar aquí me encontraría un montón de cadáveres a tus pies!

Poco a poco las alas se desvanecieron de la espalda de Quint y sus ojos volvieron a la normalidad. De pronto, todo su cuerpo le pesaba horrores.

-Maestra... Este poder es agotador. -Dijo mientras hincaba una rodilla en el suelo.- Un poco más y habría tenido que defenderme.

+¿Y por qué no lo has hecho? ¿Qué te impedía matarles después de que ellos te negaran la comida y el agua cuando más lo necesitabas? ¿Cuando fueron ellos quienes te mantuvieron cautivo aquí abajo?

-Porque ellos solo seguían órdenes, y no las seguían a gusto. Ellos también son víctimas inocentes.

+Y entonces... ¿Quién es el culpable de que hayas estado encerrado aquí, Tywyll?

Quint levantó los ojos hacia los de Justina.

-Todo el mal que hay en el mundo. Había que eliminarlo de mí. Y ahora ya estoy listo para purgarlo de la faz de la tierra.

Justina asintió, satisfecha.

+En ese caso... ¿Qué tal si vienes conmigo y te buscamos unas nuevas habitaciones, Tywyll?

 

Notas de juego

Acelerando....

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23/03/2012, 18:11
Quint

-Quint es trasladado a una habitación pequeña con ventana que da a un patio interior. Poco después Justina le va a buscar y le lleva hasta un balcón que da a una gran plaza, y le dice "Bienvenido a Albidión". Aún no le dejan abandonar el edificio, pero ya es libre de caminar por donde quiera y hablar con quien quiera. Han pasado 8 meses desde el naufragio.

-Justina cambia el enfoque de los entrenamientos, centrándose ahora en la carencia de conocimientos del chico y comienza a adoctrinarlo para convertirlo a la causa de la Inquisición. Le ordena asistir a misas diarias y a leer las viejas historias de los antiguos miembros de la Iglesia, además de enviarle en alguna que otra ocasión como apoyo a sus seguidores para solventar alguna crisis menor.

-Entre los conocimientos que le imparten le enseñan protocolo, para pasar desapercibido en la sociedad, y detectar la magia (cosa que gracias a los conocimientos que Tywyll le muestra en sueños aprende con gran talento). También le enseñan algunas otras cosas básicas y le ayudan a mejorar sus habilidades durante su estancia.

-Cuando gana confianza con su instructor de conocimiento mágico, le enseña el anillo que le quitó a Liana y que pertenecía a D. Depende de lo que le diga que es hará una cosa u otra con él.

-Finalmente algunas personas comienzan a pedirle que se una a la Santa Orden, pero Quint se niega alegando que es servidor exclusivo de Justina. Esto es una tapadera: simplemente no se une a ellos porque a pesar de los esfuerzos de adoctrinamiento sigue sin compartir el punto de vista de la Inquisición en ciertos aspectos.

-Tras dos años de duro entrenamiento y de demostrar su valía, Justina hace llamar a Quint a sus aposentos personales.

Notas de juego

Bueno, vamos a terminar esto. Te dejo indicado lo que pasa en el resto del trasfondo, y lo que sea relevante lo pondré durante la partida en flashbacks como me sugeriste. Me gustaría narrar alguna aventurilla de Quint como siervo de Justina, pero tendrá que ser en otra ocasión o no acabamos hasta el día del juicio por la tarde XD

Al final le estoy cogiendo cariño al Pj =P

Ahora pongo el último post que creo imprescindible: la despedida de Quint de Albidión.

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23/03/2012, 18:29
Quint

La luna se alza ya alta sobre el cielo estrellado. Bajo ella, dos jóvenes Duk'zarist la contemplan tumbados en el jardín de su casa. Tywyll acaricia lentamente el cabello de Aela mientras la chica se acurruca sobre el pecho del recién nombrado mago-guerrero. Poco a poco, ambos se van quedando dormidos con una sonrisa en los labios, ajenos a toda la violencia que les quedará por vivir. Al final, los ojos de Tywyll se cierran y su mano cae suavemente sobre la cadera de su amante.

La luz que se comienza a filtrar por las cortinas hace que de pronto Quint vuelva a abrir los ojos. Soltando un gruñido de rabia por haberle sacado de ese recuerdo tan hermoso, el cazabrujas sale de entre las sábanas y va a darse una ducha antes de bajar a desayunar. Abajo, en la sala común, los guardias del cambio de turno ya han llegado a primera hora. Como cada día, el chico se acerca a un grupo de ellos que conoce por sus nombres y se sienta a comer con ellos antes de reunirse con sus obligaciones. Sin embargo hoy parece que va a ser un día diferente.

Un sirviente se acerca a Quint durante el desayuno y le trasmite un mensaje: "Justina quiere verte en sus aposentos privados."

No hace falta que nadie le recuerde al chico que cuando su maestra quiere algo, es que lo quiere ya. Por no tirar lo que le queda de comida en la bandeja se la vuelca sobre la del bueno de Claus, y despidiéndose con un gesto de la mano sale corriendo a cumplir con su deber.

Nunca antes había entrado Quint en las habitaciones privadas de un Inquisidor, ya que siempre era Justina la que acudía a él para enseñarle algo o mandaba a un siervo para que le indicara el lugar de reunión. Se trataba de una habitación inmensa, rodeada de todo tipo de lujos y con una decoración sobria a la vez que bella. Al fondo había un gran balcón, y en él se encontraba la Inquisidora esperando, apoyada en la barandilla con aire preocupado.

-¿Me buscaba, maestra?

+Me alegra que hayas venido tan rápido, Tywyll. Ven, acércate. Quiero hablar contigo.

Quint cerró la puerta y se acercó con elegancia hasta el balcón. Allí se apoyó en la barandilla junto a su maestra, observando la ciudad a sus pies y el vuelo de las aves sobre ella.

-¿Os preocupa algo, mi señora?

+Sí, pequeño. Me temo que veo nubes negras en el horizonte.

-Pero esas nubes siempre están allí. Son nuestra razón de existir, ¿no es así?

+Mmm-mmm. -Justina asintió con la cabeza. Tras hacer una pausa giró su cabeza hacia Quint.- ¿Recuerdas cuando nos conocimos, Tywyll? Han pasado más de dos largos años desde esa noche en el bosque. Apenas puedo creerme todo lo que has cambiado en este tiempo...

Quint guardó silencio, sin saber a qué quería llegar exactamente Justina con su charla.

-Claro que la recuerdo. ¿Pero por qué es tan importante todo eso?

+Porque me debes algo, Tywyll.

Ahora sí que sí Quint estaba totalmente perdido.

-¿Algo? ¿Qué quiere decir?

+Esa noche, mientras morías entre mis brazos te pregunté qué pasaría si sobrevivías. ¿Acaso has olvidado tu promesa?

-Mi... ¿Promesa?... Yo... No entiendo, mae

+"Te daré una lección. Te haré ver lo ciega que estás." Esas fueron tus palabras, creo recordar.

Quint tragó saliva. Pensó durante unos instantes por donde salir de esa situación, y probó por el método más directo.

-Esa noche dijiste que era un demonio que debía morir. Sin embargo, ahora soy tu aprendiz. La gente puede cambiar, y algunas almas pueden ser salvadas. ¿Es eso lo que tenía que mostraros?

+No, eso no me vale.

Ahora fue Justina la que hizo la pausa. Volvió su cabeza hacia los tejados de la ciudad, bañados por el sol de la mañana.

+Al menos, no del todo. Hasta ahora te he guiado, te he llevado de la mano por el camino correcto, Tywyll. Pero eso solo han sido los primeros pasos. He oído por ahí que te han ofrecido formar parte oficial de nuestra organización, y que sin embargo lo has rechazado. Dicen que solo me eres fiel a mí, y que por eso no puedes servir a otros.

Quint miró al horizonte. No le gustaba un pelo el cariz que estaba tomando la situación.

-Conozco vuestras metas, Señora. Sé que buscáis eliminar el mal de la faz de la tierra. Por eso os sigo; porque compartís las mías. Otros, sin embargo, podrían usar mi poder para otros fines distintos.

+Palabras. Meras palabras todo. Quiero hechos.

Volvió a hacerse silencio otra vez. Los dos miraban al horizonte, y una bandada de palomas cruzó por delante del balcón. Durante unos minutos nadie dijo nada, hasta que finalmente Justina volvió a tomar la palabra.

+Una vez, durante los entrenamientos, me dijiste que eras de Moth. ¿Tienes familia allí?

-Sí. Aún me queda mi padre y algunos amigos de la infancia a quienes no he visto en años. No creo siquiera que me recuerden.

+¿Nadie más?

-...

-Selten. -Pensó Quint, pero no lo llegó a decir en alto.

+¿Te gustaría volver a ver a tus seres queridos?

-Sí, supongo que sí. -La imagen de una chica Duk'zarist apareció en su memoria a la par que su amor de la infancia.- Pero puede que muchos hayan muerto ya.

+Y si no han muerto, estarán sufriendo. Te lo aseguro.

Quint volvió a mirar de golpe hacia su maestra. Esta, lentamente, fue girando su cabeza hacia él con un gesto serio. Muy serio.

-¿Por qué dice eso?

+Porque las nubes negras están creciendo en Moth. Ha llegado a nuestros oídos que está desapareciendo gente por tu tierra, Tywyll. Mucha gente. Y entre ellos sacerdotes.

-¡Selten!

Quint tragó saliva.

-¿Qué...? ¿Cómo ha podido pasar eso?

+No lo sabemos. Pero es pronto para mandar a un equipo a limpiar sin pruebas que antes se confirmen nuestras sospechas.

-¿Y por qué no hacemos nada? ¡Alguien debería ir a investigar!

+Desde luego, Tywyll. Y alguien irá.

Justina se apartó de la barandilla lentamente mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Quint la imitó, pero sin sonrisa. Su rostro estaba tenso ante la situación que le acababan de desvelar.

+Yo ya te he marcado el camino, pequeño. Ahora te toca a ti continuar solo. Es hora de que saldes tu deuda y me des una lección.

-¿Qué quiere decir con

Justina se movió muy rápido, cortando la frase del chico. Antes de que este se diera cuenta, ella había posado su mano sobre el hombro del rubio y estaba a menos de un paso de distancia.

+Esta será la última prueba de tu entrenamiento, Tywyll. Tú irás a Moth a investigar lo que sea que esté pasando en nombre de la Inquisición. Si demuestras que estás listo para volar solo como ángel de las sombras, entonces habrás cumplido tu palabra y me habrás enseñado que tú podías salvarte.

Quint se quedó de una piedra ante las palabras que escuchaba. La presión era tal, que no pudo si no tartamudear al hablar.

-Se.. será un honor, maestra. No os defraudaré.

Y por última vez en lo que sería mucho tiempo, Justina volvió a reírse a carcajadas del pobre chico.

+¡Jajajja! ¡Nunca cambiarás, Tywyll! ¡Nunca cambiarás! Jajaja.

-¿Qué.. qué es tan gracioso, mi Señora?

+Que yo nunca aceptaría tu fracaso, Tywyll. Porque yo te conozco mejor incluso que tú mismo.

Durante el resto de la mañana Quint se despidió de los amigos que había hecho allí, y no volvió a ver a Justina por ningún lado. Para el viaje, esta le había dado unos puñados de monedas para sus gastos y había mandado a un herrero que pusiera a punto la vieja armadura de Quint y afilara sus dagas.

Así, vestido con una túnica corta blanca sujeta con un cinturón bajo una capa negra como la noche, protegido por un simple peto de cuero, armado solo con sus fieles dagas y su voluntad, y con una abultada bolsa de monedas como único pasaporte, Quint emprendió la vuelta a casa.

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23/03/2012, 19:58
Director

Genial el trasfondo, por lo que tienes los 100 Px ofertados ;)

En otro orden de cosas, ya eres nivel 4 gracias a eso, por lo que hazte el Pj en consecuencia, y pídeme mejoras en habilidades secundarias gratuitas ^^

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24/03/2012, 12:03
Quint

¿Rapiña? ¡Rapiñaaaaaaaaaaa! =P

En contra de lo que hablamos ayer en tu casa, me parece que Quint no ha entrenado todas las intelectuales, como tú decías. Ha leído un poco sobre todo, pero lo que ha estudiado a fondo ha sido:

-Historia

-Memorizar

-Ocultismo

-Valoración mágica

Y en menor medida:

-Ciencia (especialización filosofía)

-Medicina

Por otro lado, su mayor logro ha sido aprender las maneras de la sociedad, lo que podría traducirse como Persuasión a la hora de tratar con la gente.

Y por último, de físico se ha metido una paliza a atletismo y escalar, y algo menos a acrobacias y saltar.

Si forzamos la cosa un poco, también podría haber aprendido algo de llevar armaduras, aunque eso es primaria =P

Notas de juego

Que asco le tengo a la filosofía ¬¬

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24/03/2012, 15:34
Quint

Petición numérica:

-Historia +10

-Memorizar +10

-Ocultismo +10

-Valoración mágica +10

-Ciencia (especialización filosofía) +5

-Medicina +5

-Persuasión +15

-Atletismo +15

-Trepar +10

-Acrobacias +5

-Saltar +5

-Llevar armadura +10

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24/03/2012, 15:38
Justina

Petición numérica:

-Historia +10

-Memorizar +10

-Ocultismo +10

-Valoración mágica +10

-Ciencia (especialización filosofía) +5

-Medicina +5

-Persuasión +15

-Atletismo +15

-Trepar +10

-Acrobacias +5

-Saltar +5

Concedido. LLevar armadura es primaria, como bien habías dicho ^^ y por eso no te lo doy ;)

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24/03/2012, 17:00
Quint

Pero qué bien te lo pasas tú solito con las fotos XD

Vale, Quint nivel 4. No veas lo que me ha costado ver que al cambiar de clase tienes que meter los PDs en una columna diferente XD

De equipo, te cuento: Quint lleva 4 dagas de nuevo más las 20 hojas para lanzar que no ha usado todavía. Su armadura de cuero la ha cambiado por una cota de cuero (le da más movilidad al coste de dejar desprotegidos brazos y piernas) y sigue llevando una capucha de cuero durante los combates (que en la primera parte se me olvidó decir que se la sube antes de combatir en todo momento, pero ya es tarde =P).

Su indumentaria ha cambiado: ahora lleva una camisa blanca de mangas anchas (túnica corta) bajo la chaquetilla de cuero, unos pantalones marrones de viaje sujetos por un cinturón de cuero negro del que cuelgan sus tres fieles bolsas a su espalda, dos dagas y un puñado de cuchillos para lanzar atravesados en agujeros del cinturón hechos especialmente para ocultarlos ahí. Viste una capa negra y ajada (su vieja capa) sobre todo esto para ocultarse y resguardarse de las inclemencias meteorológicas (a parte de usarla para ocultar sus armas de la vista y para sus trucos en combate) y calza unas botas altas y recias negras. Traduciendo, ha cambiado un poco el color de su vestuario original pero son los mismos objetos.

El pelo ya no lo lleva en trenzas. Se lo ha recortado un poco para que suelto le llegue hasta la misma altura y se lo sujeta con una fina diadema dorada (corona fina) para que no le caiga en la cara. También lleva como adorno el colgante de D bajo la camisa.

Ahora dime cuántas monedas tengo al empezar y qué me dijeron para que me quedara el colgante. También hago valoración mágica por mi cuanta para saber la verdad. (Habilidad de Quint 45).

En resumen, se ha vuelto un hombre del renacimiento, todo sabio e instruído =P

En cuanto tenga lo que me falta te mando la hoja d ePj. He visto que la puedo guardar en 12 tipos de exel diferente. ¿Qué formato lees bien? Y dime si puedo llevar algún objeto de calidad +5 =P

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24/03/2012, 17:14
Joshue Cristea

.xls

 

Te digo que te dicen lo que quieras oír para que lo lleves en la aventura.  Invéntatelo tu ^^

Tras tu valoración mágica, no encuentras nada reseñable, quizá incluso no detectas nada de magia. Es como si hubiera ido perdiendo la magia desde que lo encontraste ^^

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24/03/2012, 17:18
Quint

Ok, entonces lo llevo como recuerdo.

¿Contestarás a mis demás preguntas sobre dinero y equipo? XD

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24/03/2012, 17:20
Marie Grifith [posadera]

No.

Elige lo que creas que es acorde al Pj ^^

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24/03/2012, 17:21
Quint

Por cierto, como verás en la hoja me he dedicado a subir mucho las secundarias (he estado más estudiando que practicando), así que no sé los demás, pero por mí mejor no te pases con las habilidades de combate de los enemigos XD

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24/03/2012, 17:28
Quint

Pues te lo mando. Le he puesto 50mo para gastos (dado que durante el viaje gastaría solo en trasportes, comida y alojamiento solo lo mínimo) y todo lo demás equipo básico. Digamos que ha recuperado su viejo equipo sin más, y que no cambiará hasta completar su última prueba.

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24/03/2012, 18:36
Quint

¿Está todo en orden?

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25/03/2012, 16:56
Frederic Andersen [Anfitrión]

Por ahora:

No eres desafortunado, sino insufrible.

Te falta un punto de creación.

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