Partida Rol por web

Another medieval shit

Escena I

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24/10/2017, 20:44
Elyon Iarnala

Elyon puso los ojos en blanco ante el comentario de su hermanastra. A veces creía que su sentido del humor se pudrió en algún momento anterior a reencontrarla en el campamento de la Orden. Sigue a la elfa pelirroja y con una sonrisa de oreja a oreja se acerca a saludar a los tres recién llegados.

-Buenas, sus señorías...- les saluda amistosamente, aprovechando la cercanía para fijarse mejor en el detalle de sus ropajes y demás -Tanto mi jefe como la compañía entera estaremos encantados de ayudarles a llegar a su destino, sanos y a salvo. Estos caminos son tremendamente traicioneros, pero con nosotros serán mucho más seguros y algo más confortables, se lo aseguro- continuó sonriendo amplia y encantadoramente. Le suelta un codazo, de pasada, a las costillas de Ethaara para que sea un poco más amable y educada y deje de poner esa mirada tan hosca...

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25/10/2017, 18:07
Randall el Rojo

El enano frunce el ceño, puesto que su pregunta queda sin responder. De todos modos, estaba obligado por contrato a seguir a Leo, por lo que no tuvo más remedio que bajar su arco. Por si las dudas, mantendría su mano bien cerca del mango de su hacha, puesto que por algún motivo no se fiaba ni un pelo de ellos. Volvió a escupir a la vera del camino. Esperaba que llegaran a Barclana esa misma noche, y que los intrusos no los retrasasen. Decide quedarse a la cola de la comitiva, para vigilarles atentamente. Al menos, hasta que se aburriese. Sería más productivo que la charla intrascendente o las cancioncillas ridículas del bardo.

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28/10/2017, 22:39
Director

Cuando acaban las conversaciones, os ponéis en marcha, ya acompañados de los cuatro mercaderes que caminan juntos en una formación casi cerrada, como buscando ser rodeados por vosotros, arropados. No es que sea algo difícil, teniendo en cuenta que Randal se ha puesto por detrás. Cieve, como siempre, va varios metros por delante mientras que Leo toma la delantera. Al menos en lo que se refiere al camino, no parece que los mercaderes sean la avanzada de una emboscada, porque llegáis a las puertas de Barclana sin ningún tipo de sobresalto, aunque sí es cierto que por haberos parado llegáis más tarde de lo que Cieve dijo. El sol está algo más bajo de lo que ella dijo en un principio, pero las puertas de la ciudad siguen abiertas. Al ir acompañados por los mercaderes, siquiera se os piden credenciales para pasar, pues los guardias conocen de sobra los símbolos que ellos portan.

Entráis dentro de las murallas: una espectacular ciudad de más de cincuenta mil personas donde lo difícil es no perderse debido a su laberíntico plano y el propio tamaño de la misma, aunque ahora mismo estáis en una calle ancha (donde dice ancha dice que cabéis los cinco si os ponéis en línea, pero tampoco mucho más). Pese a que habéis estado varias veces, os hacen falta indicaciones, o que alguien se acuerde de la dirección que tomar para llegar al punto de encuentro. El Sol está cayendo en el Occidente, así que deberéis apresuraros, puesto que habéis quedado al toque de campanas de las ocho de la tarde.

Por primera vez, uno de los mercaderes hace por romper la formación, para colocarse frente a vosotros e inclinarse en una profunda reverencia.
¡Muchas gracias, amigos nuestros! Os estamos muy agradecidos — como se esperaba, Artemis, con todo su donaire, es quien toma la iniciativa de hablar —. Si nos permiten, nos gustaría darles una pequeña muestra de agradecimiento... Pero ya es tarde. Mañana a mediodía mandaremos a un emisario a buscarles con tal de poder agradecerles como es debido su desinteresada ayuda — con una amplia sonrisa, el mercader se vuelve a inclinar ante vosotros antes de hacer un gesto a sus camaradas para romper la formación... si es que nadie se opone en el proceso. Está claro que cuatro personas armadas en una ciudad llena de guardias está mucho mejor protegida que cuatro comerciantes con cuchillos en los en ocasiones inseguros caminos del Reino Argente.

Plano de la ciudad.

Notas de juego

Tenéis que ir del punto 1 al punto 2.  Conocéis perfectamente el camino, así que no tenéis por qué tirar por orientación ni nada similar. Podéis rolear libremente hasta que entre; en ningún momento podéis pasar de la segunda muralla. También, tened en cuenta que la noche está al caer, y aunque la mayoría de vosotros puede ver en penumbra puede que os encontréis las puertas de la segunda muralla cerradas y ahí os tocará intentar colaros o negociar con los guardias para que os dejen pasar. Os toca decidir si corréis u os arriesgáis a que os cierren las puertas en las narices, teniendo que buscaros dónde dormir... o dormir al raso esta noche.

Los que decidan correr (si Leo da la orden, todos elegirán hacerlo) deberán hacer una tirada de Fortaleza de dificultad 13 para no llegar demasiado cansados (Randall, al ser más lento, tendrá que acelerar más, así que la dificultad para él será de 15). Tened en cuenta también que si corréis llamaréis más la atención... Y si os pillan unos guardias un poco cabrones podéis retrasaros más todavía en vuestro camino.

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13/11/2017, 17:41
Elyon Iarnala

Elyon se sintió algo apenado de entrar en la ciudad, le gustaba más estar al aire libre, en el camino, entre los árboles. Eso era más natural para su mitad élfica. Su otra mitad, la humana, le chillaba al oído: "oportunidad!", "cama blanda!", "diversión!". Lo cierto es que chillaba mucho y muy alto dentro de su cabeza, así que acabó arrancándole una sonrisa al joven semi-elfo.

-Será un placer reunirnos con ustedes de nuevo, el viaje es mucho mejor cuando hay gente que sabe apreciar las cosas buenas de la vida- se despide el bardo de los comerciantes agradecidos.

-Jefe, nos queda apenas tiempo para llegar a nuestro objetivo, igual habría que correr, o al menos caminar muy deprisa, porque creo que el enano tiene las patas demasiado cortas, e igual si le hacemos correr, acaba estampándose en alguna esquina- dice de una sola atacada, casi sin respirar.

-¡¡¡Me adelanto para que no haya problemas!!!

Tras eso, y ante su impaciencia juvenil y entusiastica, sale corriendo hacia el punto de encuentro mucho antes de que a Leo le dé tiempo de dar orden alguna. No es como si el bardo, de todos modos, fuera a hacerle mucho caso al respecto. Él se lo había avisado.

- Tiradas (1)
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13/11/2017, 19:10
Randall el Rojo

Finalmente, llegaron aunque a un horario quizá más tarde de lo que Randall hubiera deseado. Y para mejor, parecía que los comerciantes les darían una recompensa por su ayuda. Al menos, el enano no esperaba que les estuviesen mintiendo. Si no, podrían haberse quedado callados. Total, dudaba que Leo les reclamase pago alguno. En fin, estaban todavía muy lejos de la segunda muralla e iba a coincidir con el bardo cuando éste salió huyendo luego de dedicarle una frase que logró ofenderlo. – Ya verás quién se estampa contra una pared. – rugió enojado y salió disparado detrás de él sin aguardar la orden de Leo, aunque realmente no planeaba hacer eso, sino pegarle un par de gritos en cuanto lo alcanzase. Claro, una vez resguardado detrás de la otra muralla.

- Tiradas (1)
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13/11/2017, 21:14
Director

Notas de juego

Con la gracilidad que te caracteriza y la costumbre que tienes moviéndote por la ciudad, sales corriendo, esquivando con agilidad cualquier tipo de obstáculo que se te pueda presentar. Y si no lo hay, te lo creas, porque estás tan alegre por haber llegado por fin a la ciudad y estar a punto de cobrar el botín que llevas siete días ganándote que pese a las horas que son tienes ganas de ir dando saltos y brincos. No pasa nada: tu cuerpo te lo permite sin ir armando un gran escándalo.

Acabas llegando a la puerta con los guardias apostados. No parece que vayan a poner mucha oposición a que entres puesto que llegas a tiempo para entrar. Pero quizá tus compañeros no lo hagan...

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13/11/2017, 21:18
Director

Picado por el descaro del elfo, sales corriendo como alma que lleva el diablo, corriendo en línea recta. Si fuera de día irías arrollando a la gente, pero es plena noche y, aunque haces ruido, porque eres un enano y los enanos pisan fuerte hasta corriendo en sprint. Hay gente que se te queda mirando por las ventanas, preguntándose por qué hay un enano cortando el viento y un elfo dando brincos por toda la calle como si estuviesen haciendo una carrera, pero no dicen nada.

Cuando ves la puerta delante, te detienes en seco, derrapando hasta posarte justo delante de los guardias y casi arrollando a Elyon.

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13/11/2017, 23:31
Leo

Tarde, pero todos bien y mejor acompañados. ¿Por qué entonces no debería mostrar mi enorme y radiante sonrisa de orgullo al llegar a la ciudad con la misión cumplida? Dando un vistazo atrás, donde la mayoría de gente ve a unos elfos con una mentalidad retorcida impropia de su naturaleza y un enano gruñón sin aprecio por nadie, yo veo a leales y amigables elfos con mucha vitalidad y a un enano gruñón que en todo momento se ha puesto en primera fila.

Lástima, quería invitar a los comerciantes a una buena cena mientras charlábamos largo y tendido, pero comprendo que no puedan acompañarnos si tienen asuntos que atender. A decir verdad, nosotros también tenemos prisas por lo que no alargo demasiado los saludos de despedida ni les propongo acompañarles para asegurarme de que lleguen bien a su destino.

— Está bien, está bien, no armes tanto esc... —me callo al ver que Elyon sale corriendo con Randall sorprendentemente siguiéndole con facilidad. "Creo que tendría más miedo de Randall". Inspiro el aire con los ojos cerrados por unos segundos, porque me temo que tanto entusiasmo sólo conseguirá atraer atención innecesaria. ¿Cómo pueden tener todavía tanta energía?

La verdad es que no me gusta correr. Me parece un acto impropio para alguien con cierta educación y sin nada que ocultar y, la verdad, es que incluso con mis músculos de acero se siente un poco la tensión de correr pesando algo más de 150kg entre mi peso y la de mi equipo*. Pero no pienso dejar a esos chiquillos solos, así que salgo corriendo detrás de ellos después de ordenarle a Cieve y Ethaara que me sigan.

- Tiradas (1)

Notas de juego

* Protesta por el peso del equipo, pero casi el 75% del peso es suyo.

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15/11/2017, 21:15
Ethaara Lunemrir

Al final todo había salido mejor de lo esperado. Llegamos a la ciudad sin ningún altercado (aunque que tengamos alguno no tiene por qué significar nada malo. Es más, de vez en cuando se agradecen. Yo los agradezco. Y los provoco.) y los mercaderes estos al final parece que hasta quieren darnos algún tipo de recompensa. Que es lo lógico, pero claro, Leo...

Dejo escapar una sonora carcajada ante el chiste de Elyon. El humor sobre enanos era lo mejor, sobretodo si había alguno presente. Estoy a punto de echar a correr detrás de ellos cuando el mismo Leo da la orden. Mejor, si acabábamos metiéndonos en un marrón por correr, podría escurrir el bulto y echarle la culpa a él. Porque fue una orden. 

 

- Tiradas (2)
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20/11/2017, 07:22
Director

Arrancas a correr, motivada por la orden de Leo. Total, ¿qué puede salir mal? La cosa es que hay algo que te impulsa, y donde dice algo quiere decir que, aunque no lo notes, tu propia magia también se ha motivado y te hace correr más rápido hasta el punto de que habiendo arrancado a correr bastante después que tus compañeros, tu carrera frenética hace que llegues la primera delante de los guardias, dándote además tiempo de sobra para pararte, girarte y quedarte mirando tanto a Elyon como al enano, que llegan justo detrás de ti, con cara de suficiencia, como echándoles en cara su lentitud.

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21/11/2017, 21:54
Ethaara Lunemrir

Lo cierto era que no tenía pensado ponerme a correr demasiado en serio, pero por algún motivo, quizás una mezcla de la voz autoritativa de Leo y el ver que poco a poco les alcanzaba, acabé por emocionarme y patearles el culo.

¿Qué, ahora tenéis piernas de enano? -Solté entre risotadas, justo en el momento en que les adelantaba.

Sin demasiado esfuerzo llegué a nuestro destino. Cruzada de brazos y con una mueca fingida de aburrimiento me quedé esperándoles junto a los guardias.

 

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24/11/2017, 19:37
Elyon Iarnala

Elyon, dando saltitos y canturreando, corre alegremente hasta llegar, sin despeinarse, al punto acordado. Durante el trayecto un rayo rojo le adelanta y llega antes que él.

-Pues vale, pero no sabía que había una competición. ¿Había premio para el ganador? ¿Tal vez un beso? Porque si lo había, me habría esforzado de verdad...- sonríe maliciosamente el semi-elfo a Ethaara, mientras mira de reojo como el enano, entre resoplidos, y con la cabeza por delante, se dirigía hacia ellos en una carrera sin freno. Finalmente observa, divertido, como llega su líder, entre el tintineo metálico y ruidoso de las piezas de su enorme armadura.

-No debe ser muy cómodo correr con todo eso, desde luego... Y muy poco discreto, como para ir a robar a nadie- suelta una carcajada por lo bajo, burlona.

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24/11/2017, 20:47
Director

El Sol está ya bastante bajo, pero no lo suficiente como para haber anochecido del todo. Parece que habéis llegado justo a tiempo. Los guardias, después de una larga y aburrida jornada de guardia en la que, a juzgar por sus caras, no ha habido ningún sobresalto, sí reciben uno, y de los buenos, cuando cinco personas armadas llegan corriendo a su portón. Al ver llegar a la hechicera, rápida como una maldita flecha, se ponen en guardia y su instinto es cerraros el paso. Cuando ve que todos os detenéis delante de la puerta, se relajan un poco y destensan las alabardas. Uno de los dos niega con la cabeza, contrariado.

Por qué nos tocarán a nosotros todos los lunáticos... — susurra para sí mismo, sin percatar en principio que hay tres elfos que pueden escucharle perfectamente. O directamente sin importarle en absoluto —. Buenas noches, buena gente. Parece que van con prisa, así que vayamos rápidos, pues cuando el sol baje tendremos que cerraros las puertas — parece que intentan deteneros lo más posible para no dejaros pasar: os han cruzado. Pero al ver la insignia de Pelor que Leo porta orgulloso el compañero le da un codazo y señala al paladín con la cabeza —. Este... No hay ningún problema. Mientras no causéis más problemas — como por ejemplo, el meterse en una ciudad al punto del toque de queda corriendo como si huyérais de algo con todo el ruido que ello provoca, sobre todo Randall y Leo — podéis pasar. Pero por el amor de Pelor, no corráis más. Hay personas que intentan descansar y su estruendo se escucha desde el otro lado del mar... — automáticamente después de la advertencia, los guardias os hacen paso. Parece que sois los últimos en pasar, porque cuando pasa el último de vosotros proceden a cerrar las puertas.

Sin más sobresaltos, llegáis al punto de encuentro: en la puerta del edificio, una posada, se puede ver la cabeza de un dragón asomando de una marmita, con la inscripción "El dragón cocido" escrita en el idioma de los catos justo debajo de las "llamas". En la puerta de la posada os espera alguien a quien conocéis bien: es Indra, un miembro de la Orden de un rango superior al vuestro, que viene para recibir el reporte de la misión... y también el suculento botín de la misma. Es una enana igual de alta que Randall, pelirroja y por lo visto bastante cosmopolita, pues se ha adaptado a las modas estéticas de la ciudad y no se puede ver siquiera una sombra de pelo en su mentón: está claro que se afeita a conciencia para que sobre su piel no quede ni rastro de barba.

¡Así que érais vosotros los que habéis montado ese escándalo al otro lado de las murallas! — la enana sonríe, con ese aire jovial y hablando en tono alto, mientras da un par de firmes palmadas en la espalda de Leo. Indra tiene una fuerza física considerable que hace que sus palmadas, pese a no pretenderlo, hacen que Leo tenga que afianzar los pies en la tierra para no tambalearse, y por su energía, no parece que lleve precisamente casi siete jornadas de marcha casi ininterrumpida. La enana empuja la puerta para que podáis entrar y antes de cruzar el umbral notáis como una presión donde vuestras armas se encuentran: la posada tiene una barrera mágica que impide que armas sean blandidas dentro de la misma. Como la mejor taberna de la ciudad, pueden permitirse los servicios de un mago que sea capaz de hacer este tipo de cosas.

(IR)

Tampoco necesitáis entrar para un intenso olor a comida os invada las narinas, haciendo que las tripas os rujan. Queda claro que es la hora de la cena. Aquí ya conocen a Indra, así que ni la regente de la posada, ahora mismo la única en la barra, ni su hija dicen nada, simplemente dejan que se mueva por la estancia hasta ocupar una mesa vacía que incluso parece reservada para ellos. Indra se deja caer pesadamente sobre uno de los asientos y os invita a hacer lo mismo.

¡Sentaos, amigos míos, y compartamos algo de beber! ¡Yo invito! — exclama la enana, alzando más la voz para hacerse oír entre el escándalo —. ¡Y veamos qué es lo que traéis! — claro, la misión principal de Indra es recoger el botín. Dudáis mucho que haya alguien que se atreva a asaltarla pese a no ir armada... Y que quien se atreva tenga cuidado, ¡menuda es ella! —. Llegáis antes de lo acordado, eso gustará a Gus... ¡Y a mí también me gusta! ¡Si vosotros sois eficientes todos ganamos! Debo asumir que no habéis tenido problemas... Pero contadme. Prefiero escucharlo de vuestras palabras: si es con un poco de música, mejor — esto parece decirlo en guiño claro a Elyon.

Notas de juego

Tenéis jugada libre hasta que vuelva a intervenir. Si queréis hacer algo más que social (otear algo, buscar bronca, ligar con la camarera) haced la tirada que toque.

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27/11/2017, 15:20
Randall el Rojo

Randall iba a preguntarle a Ethaara qué tenían de malo las piernas de enano, pero pronto llegó el resto de la compañía y por suerte, los guardias les permitieron entrar luego de pedirles que hicieran algo menos de ruido. - ¡Hagan silencio! – ordenó el enano, frunciendo el ceño hacia el resto y susurrando exageradamente. Luego, respiró hondo y sonrió. Estaba de nuevo en Casa.

 

Una enana roja los recibe en “El dragón cocido”. Una bastante guapa que rechazó amablemente las atenciones de Randall años atrás, pero esa es otra historia. Si bien no son amigos, se tratan mutuamente con bastante cordialidad. El enano deja sus armas y sigue a los demás. Indra podría haberles invitado también a comer, pensó Randall negando con la cabeza. De todos modos, pidió vino caliente especiado para beber. Dejó que fuesen sus compañeros quienes hablasen; la locuacidad no era una de sus virtudes. En vez de eso, pasó la mirada por la taberna, buscando a aquellas camareras que, además de servir a los clientes, también se procuraban alguna moneda extra trabajando como rameras. En cuanto pudiese levantarse de la mesa sin parecer grosero, abordaría a alguna que fuese decentemente guapa.

- Tiradas (1)
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27/11/2017, 18:50
Director

Desde tu posición no puedes ver ninguna "presa" que sea mínimamente apetecible. Aparte de ya ser bajo, estás sentado así que no puedes tener ninguna perspectiva salvo la hija del tabernero, pero esa está fuera de tu alcance, y de cualquiera de los parroquianos del Dragón Cocido, en realidad. Tendrás que esperar a más tarde si quieres saciar tus más bajos vicios. Algo que te llama poderosamente la atención, aunque no fuera lo que buscas, es una mesa no muy lejos de la vuestra, donde hay cuatro personas con no muy buena pinta. Pero aunque te llamen la atención tampoco es algo de lo que debas preocuparte. Al fin y al cabo, esta posada, siendo si no la mejor sí una de las mejores de la ciudad, no es de las más caras, no es raro que se junte la gente más variopinta en ella.

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29/11/2017, 00:19
Leo

A pesar de ser uno de los más culpables del ruido del que nos acusan, estallo en una sonora carcajada y trato de exculpar a mis compañeros quitándole importancia ya que "son cosas de la juventud" y "siempre con prisas". Antes de cruzar las puertas, agradezco el árduo trabajo de los guardas y les aseguro que me haré responsable de "estos críos".

Cuando por fin llegamos a nuestro destino, al ver que nuestro contacto es Indra se me erizan los pelos de la nuca y si no fuera porque no estaría bien visto, haría que Randall se ocupara de terminar la misión con la enana. ¿Por qué? Porque incluso yo, con mi fuerza y resistencia, creo que he perdido dos años de vida con esa palmada en la espalda. Me da miedo que en una de éstas mande a volar a uno de los elfos.

Nos sentamos alrededor de la mesa junto a Indra por puro protocolo, ya que me parece que no soy el único que desea invertir su tiempo en otros quehaceres. Pido otro vino especiado e inmediatamente saco el pago de la misión y se lo entrego.

Miro a Elyon cuando Indra hace su petición de escuchar algo de música y, conociendo a nuestro bardo, le dirijo una mirada severa para que no actúe sin prudencia. Por si acaso, me apresuro a responder:

— No ha habido ningún percance en absoluto, no hay de qué preocuparse. A medio camino recogimos a unos mercaderes por el camino, eso es todo.

Pensándolo mejor, antes de que alguno provoque algún problema con Indra, les doy permiso a todos para irse con la condición de que no causen problemas.

— No iré a sacaros del calabozo a ninguno. —advierto en vano, porque no es cierto.

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03/12/2017, 00:01
Ethaara Lunemrir

Con una sonrisa amplia en el rostro, le doy un codazo a Elyon cuando los guardias se quejan del ruido que tanto Leo como el enano venían armando, aunque luego no puedo evitar indignarme un poco cuando Leo nos intenta echar al culpa al resto.

- Vaya huevos...Ni los cojones te pesan tanto como la armadura. -Le espeto clavandole una mirada poco amistosa. Aunque no llegaba a ser amenazante ni mucho menos. Ya estaría muerto de ser así. 

Una vez en la taberna y dejandome llevar por el grupo, tomo asiento con la mesa que compartíamos con la enana lampiña. Al igual que mis compañeros, pido un vino especiado. Y qué narices, algo para comer. Carnaza. 
Luego, a pesar de que Leo nos deja irnos a nuestras anchas, me quedo en el sitio. Por la comida, y porque si, porque me apetece...
Lo cierto es que me resultaba curioso que nos dejase libres y sentía curiosidad por si tenía que hablar algo en especial con aquella enana.

Mientras espero a que me traigan la comida y la bebida, me acomodo, dejandome caer ligeramente en la silla, y estirando las piernas por debajo de la mesa, aprovechando la postura para acariciar con mi pie la pierna del paladín.

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04/12/2017, 20:03
Elyon Iarnala

Elyon pone su sonrisa picarona de chiquillo inocente e inofensivo cuando los guardias se los quedan mirando con cara de malas pulgas. Por suerte Leo parece calmar las aguas y acaban pudiendo llegar a tiempo al punto de encuentro y destino final del trabajo encomendado. Al llegar al Dragón Cocido (Elyon no puede evitar sonreír maliciosamente cada vez que leía el letrero del local, siempre le había parecido gracioso y descarado, como él, vamos). En la entrada les esperaba otra enana, Indra. A su mitad élfica debería fastidiarle tanto enano junto, pero a Elyon le caía bien Indra, era graciosa y claramente apreciaba su talento musical, cosa que otros no. El muchacho entró con sus compañeros en la taberna, aunque el calor de su interior era agradable, el estar encerrado entre paredes de piedra no le hacía especial gracia. Pero se le olvida igual de rápido que vino su paranoia cuando la mujer enana le pide que toque.

-Por supuesto, todo es mejor con música, eso lo saben todas las personas inteligentes y con gusto- responde alegremente Elyon, que se descarga su laúd, una pipa china, que llevaba colgando de sus hombros y se sienta en lo que él valora como el mejor sitio para que su público pueda disfrutar perfectamente de sus melodías. Primero se dedica a revisar las cuerdas y ajustarlas para que no desafinen y luego pide una jarra de hidromiel para calentar la "voz". Tras asegurarse de que todo está bien, inicia su primera canción.

-Pregonadas son las guerras de los Francos para los Argentes,

¡Cómo las haré yo, triste, viejo y cano, pecador!

¡No reventaras, condesa, por medio del corazón,

que me diste siete hijas, y entre ellas ningún varón!

Allí habló la más chiquita, en razones la mayor:

-No maldigáis a mi madre, que a la guerra me iré yo;

me daréis las vuestras armas, vuestro caballo trotón.

-Conocerante en los pechos, que asoman bajo el jubón.

-Yo los apretaré, padre, al par de mi corazón.

-Tienes las manos muy blancas, hija no son de varón.

-Yo les quitaré los guantes para que las queme el sol...

A pesar de la letra, Elyon pone su voz más dulce y armoniosa.

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06/12/2017, 13:20
Elyon Iarnala
- Tiradas (1)
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08/12/2017, 20:22
Indra

Indra coge la bolsa del botín con chirivitas en los ojos —al fin y al cabo es enana, y por tanto no se le puede quitar la codicia inherente a la raza por más cosmopolita que sea— y la sopesa. No parece tener demasiada dificultad, porque de hecho ni se molesta en abrir la bolsa, para saber que no falta nada de dinero; parece que tenga tan calculado el peso de cada moneda que sea imposible engañarla con el dinero, o al menos esa es la sensación que da cuando ni siquiera se detiene a contar las monedas, ni abre la bolsa para ver si lo que hay en la misma es oro.

También puede que confíe en que vosotros las habéis contado antes de aceptar el pago como bueno. El caso es que si falta algo seguramente haya consecuencias. E Indra juega con eso.
¡Dos mil reales de oro contantes y sonantes! Buen trabajo, chicos — dice, alegre, dándole una segunda y abrumadora palmada en la espalda a un Leo que ahora que está sentado no peligra con caer, pero sí con estamparse contra la mesa, y abre su escote para guardársela mientras desata otra bolsa, más pequeña, y se la tiende al paladín —. Este es vuestro pago: setecientos cincuenta, tal como acordamos. ¡Ahora escuchemos la canción de nuestro amigo Elyon!

Parece que la actuación de Elyon está empezando a atraer algo de público, que empieza mirar hacia vosotros. Esto puede ser malo... O no, según lo veáis. La cosa es que, aun no estando precisamente al cien por cien, está gustando a la gente., tanto que incluso hay personas que aplauden después de la canción. A quien no parece gustarle demasiado, como cualquier tipo de música que sale de la pipa china de Elyon, es a Randall, que parece incómodo mientras mira a su alrededor buscando algo que llevarse a la cama. Quizá ahora que hay gente centrada en vuestra mesa pueda tener algo más de éxito en su búsqueda...

— ¡Yo les quitaré los guantes para que les queme el sol...! — canturrea Indra —. ¡Me encanta ese poema! Pero bueno, hay otra cosa que os quería decir... — parece que ahora se pone más confidencial, porque se acerca a la mesa y le hace un gesto a Leo para que haga lo propio —. ¿Sois vosotros los de la caravana Tarosana? Procurad meteros en cuantos menos líos con los Catos mejor, ¿vale? Y cuidado con los comerciantes. Son agradecidos, pero también, cómo decirlo... son complicados de tratar — baja un poco la voz, aunque tanto Ethaara como Elyon pueden escucharlo claramente desde sus posiciones —. Probablemente mañana os busquen para agradeceros el favor: dad la cara, pero intentad implicaros lo menos posible con ellos, ¿vale? — aunque su tono es bastante amistoso, no parece ser una orden expresa, sino más bien un consejo de alguien con más experiencia que vosotros. Ahora es vuestra decisión seguirlo o no.