Partida Rol por web

Margeryth asiente una última vez y se despide con la mano antes de que Undine cierra la puerta tras de sí. 

Con toda está información y tensión en el cuerpo, Undine emprende el camino en pos de encontrarse con Fran. Sale al exterior de la mansión por la puerta principal y recorre el camino hasta la salida a pie. En el pasado, Undine había llegado a ir con chófer a los sitios o acompañada de PABOTs para aumentar su seguridad, pero había descubierto por el mal camino que eso sólo aumentaba la atención que le prestaba la gente y el riesgo de que la reconocieran. Claro que serían unas medidas estándares para cuando llegara el día de la celebración... Si iba a entrar en la Sala de Eventos, tenía que ser por la puerta grande. 

Sin demasiado percances, a pesar de que Undine juraría que más de una vez se la quedaban observando algunos de los ciudadanos al pasar a su lado, acaba por llegar a la estación del monorail, el método más rápido para llegar hasta el distrito comercial. Eventualmente el monorail llega y ella se sube, intentando colocarse en un rincón disimulado y buscar un vagón sin demasiados ocupantes. 

Undine estaba distraída mirando fuentes de inspiración en el caso de que tuviera que crear una nueva canción, cuando de pronto siente un escalofrío y la presión de una mirada (Aunque era una sensación difícil de describir). Sin embargo, mira a su alrededor y no descubre nadie observándola o de aspecto sospechoso. ¿Sería la presión que se le había metido en el cuerpo tras el anuncio de Margeryth? Aunque lo peor es que no era la primera vez que le pasaba. 

De nuevo esa sensación... Cele era segura, no iba a pasarle nada. Se repetía a ella misma mientras se tapa un poco con su pañuelo.

Saca su dispositivo para ir hablando con Francisco y así no pensar en ello. Así tenía justificación para tener la cabeza agachada.

-"Ya voy de camino. De nuevo tengo esta horrible sensación de que me espian..."

-" Pero cuando llegue tengo una noticia fantástica que contarte! " - Escribe al final para no preocuparle.

Al cabo de un rato Undine recibe su respuesta, Fran no era muy amante de tener el móvil a mano. 

"Genial, ya tengo ganas de escucharla. Yo estoy ya aquí, ¿Te espero o te voy pidiendo algo?"

" Como prefieras. Si puedes ir pidiendo la infusión que suelo pedir. Así cuando llegue ya estará templada."

Ya no quedaba mucho para llegar a la parada. Saldría con paso rápido. Quizás podía sacarse esa sensación de encima.

El tren llega hasta el distrito comercial y gran parte de los pasajeros bajan allí por lo que Undine no le cuesta demasiado mezclarse entre la multitud. Toma el camino directo hacía una de las calles menos transitadas, oculta entre altos edificios, y tarda poco menos en llegar al café-restaurante. 

En su interior, un PABOT le hace las preguntas estándares de cortesía, pero se lo quita de en medio rápido al decir que ya la estaban esperando dentro. En una mesita del fondo del establecimiento estaba Fran, dándole vueltas con la cuchara distraído a la bolsita de la infusión que se había pedido él también. A su lado estaba su teléfono, parecía un tanto decaído. 

Undine se acerca silenciosa por detras y le abraza por la espalda pasando los brazos por su cuello. - ¿Qué le ocurre a mi querido lince? - Pregunta con voz afectuosa con una sonrisa cariñosa. Su cabello cae suavemente, pasando por la mejilla de Fran en una delicada caricia.

Con el paso de los años su relación se iba haciendo más fuerte. Su amistad le había dado fuerzas cuando recibió el ataque. Solía ser dulce con él. Sin tener ningún reparo en mostrarle afecto. También le solía contar sus problemas, extrañas situaciones en las que se encontraba en el trabajo, aunque sin revelar nunca la identidad del cliente. Le contaba sus temores y sus sueños. Esperando que él hiciese lo mismo.

Por supuesto no le había contado que sacaba información. Su segundo trabajo era un secreto que, ni siquiera a él, podía revelar. 

- ¡Oh! ¡Blue! - Exclama Fran, sorprendido por el repentino abrazo. De hecho había estado a punto de tirar su infusión pues había movido la cuchara sin querer.

Una que vez que Undine lo libera, él se levanta y la vuelve a abrazar, ahora de frente. Para ser un simple ingeniero, Fran tenía musculatura suficiente cómo para trabajar cómo soldado, de hecho a veces incluso le costaba controlar la fuerza con la que daba los abrazos (A los que era especialmente aficionado).

- No te había visto llegar, tranquila, solamente me aburría. Sientate, sientate. - Dice animado. Todo rastro de pesadumbres que hubiera tenido segundos antes había desaparecido por completo tras la intervención de Undine. 

Al otro lado de dónde estaba sentado Fran, había ya una infusión tapada. Fran se vuelve a sentar y rodea la taza en la que estaba su bebida con ambas manos, entonces mira a Undine expectante. 

- Va, no te haré esperar más de la cuenta. ¿Cuál es la noticia? 

Undine se ríe dulcemente, divertida por su interés. Se sienta y destapa su infusión.

- Bueno.. - Empieza a decir aún con su amable sonrisa.- Pero es un secreto, así que no puede enterarse nadie. - Le brillaban los de ilusión. - Me lo acaba de confirmar Margeryth esta mañana. 

Se queda en siléncio, remueve con suavidad el té, aumentando su expectación. Se acerca más y habla en voz baja. -Digamos que me he enterado de qué artista va a hacer cierta actuación para cierta fiesta privada anual. - Le miraba expectante por si adivinaba.

- ¡No! ¿En serio? - Dice Fran, emocionado con la noticia. - ¡Es una gran noticia! - La coge de los brazos con cariño y la zarandea ligeramente, entusiasmado. - Enhorabuena Blue, te lo mereces. - La suelta y vuelve a agarrar su taza. - Lo llego a saber si te invito a comer a un lugar más elegante. Al fin y al cabo, quizás pronto tenga que pedir cita con antelación de semanas para poder verte. - Bromea divertido. 

- Shhh. - Se ríe feliz. - Gracias.

- No te preocupes. Prefiero estar aquí contigo que en un restaurante caro. Después de la gran actuación lo celebramos a lo grande. - Dice con una sonrisa.

- Hoy por la tarde tengo actuación, por la noche..- Sonríe en poco.- el noble misterioso. Pero a partir de mañana tocará practicar duro para que la actuación sea perfecta.

Fran sonríe, comprensivo. 

- Tú tranquila, tienes un talento natural para esto Blue. No te va a costar camelarte a esos nobles. - Entonces su sonrisa se vuelve más pícara, con segundas intenciones. - Pero dejemos ese punto de lado. Así queeee el noble misterioso, ¿Eh? - Levanta las cejas arriba y abajo varias veces. 

Aoi le había hablado del cliente misterioso antes. Al igual que Margeryth Fran había notado cierto interés de Undine por él. Ya que solía decirle siempre cuando quedaban. Le había contado que era apuesto, muy misterioso, y que nunca hablaba, solo quería verla bailar y cantar para al final quedarse dormido. También conocía el deseo de Undine de poder hablar con él, poder conocerle, pero no sabía cómo hacerlo sin molestarle.

Al ver la cara de Fran Undine se encoge un poco avergonzada. - Si... Por qué me pones esa cara? - Se ríe un poco, aunque aún un poco incómoda porqué sabía porqué le ponía esa cara.

- Ya sabes porque. - Dice sonriente. - Me lo has vendido tan bien que a veces te tengo hasta envidia. - Ahora su sonrisa deja ver sus dientes. - Vas a tener que ir con cuidado de que no lo encuentre, no vaya a ser que yo me lance a por él antes que tú. - Se ríe. 

Undine le mira con cierto reproche poniéndole morritos. - No voy a abalanzarme sobre él... Es un cliente. - Dice una leve sonrisa algo incómoda. - Me parece atractivo pero ya. - Mira a su té un poco avergonzada.

- Ya, seguro que es sólo eso. - Su sonrisa se ensancha. - ¿Y que me dices de ese extraña aura de misterio que le rodea? Sus motivaciones, el hecho de que sólo use un nombre en clave... Va, sabes que eso también te gusta. - Fran le da codazos al aire cómo si se los diera a Undine. 

Undine le mira con una leve sonrisa.

- Aunque fuese como dices... Sigue siendo un cliente. - Dice con cierta seriedad.

- Y no se nada de él. Prácticamente es un desconocido. No se que le gusta, ni sus aficiones, ni que tipo de persona es... Solo que se duerme cuando bebe. - Suelta un pequeño bufido por la nariz, divertida por ese hecho. 

- Eh, lo que dices suena todo a ventajas. - Comenta Fran, divertido. - Al final, cuanto más conoces una persona más peligro hay de que te pueda decepcionar. Es divertido mantener un poco de misterio para hacer las cosas interesantes, ¿No crees? 

Era irónico que Francisco dijera algo así sin saber cuál era el segundo "oficio" de Undine, y el hecho de que ella lo había investigado a fondo el mismo día que lo había conocido por tal de saber si se podía fiar de él o no. Tenía datos sobre su familia, su vida escolar, su trabajo e incluso podría acceder a sus cuentas bancarias si se esforzaba lo suficiente. Resultaba aterrador a veces tener el poder sobre la vida de una persona de esa forma. 

Y pese a toda esa información no conocía lo que a ella le interesaba conocer. Seguía sin saber cómo acercarse a él, cómo hacer que quisiera hablar con ella, que le contase esas cosas por él mismo. Sus pensamientos, sus opiniones.

Aún así sabía que no era recomendado interesarse por un cliente. No era conveniente. Su relación debía quedarse como estaba.

- Aún así me gustaría que me contase sobre él y poder conocerle. Me gusta poder hablar con mis clientes, así podría atenderle mejor si se lo que le gusta. - Hace una pausa.

- A mi lo que me divierte del mistério es ir destapándolo y descubriendo lo que esconde.- Dice con una leve sonrisa, luego le da un sorbo a su té. - Pero me lo pone muy difícil y no quiero incomodarle con preguntas si realmente no desea hablar. Tu qué harías?

Fran parece plantearse la pregunta seriamente. Incluso cierra los ojos y asiente para sí mientras que parece que baraja varias ideas mentalmente. Undine no tarda en descubrir que aquella sólo era su forma de hacer el payaso cuando añade a este proceso un movimiento de su mano acariciándose el mentón. Y justo cuando Undine iba a protestar, él abre los ojos y habla sonriente. 

- Es una pregunta complicada, pero supongo que optaría por hacer una única pregunta durante cada encuentro. Está claro que a veces no querrá responderlas, pero si haces la misma pregunta cada vez que lo ves, al final le resultara injusto no responder a una misera pregunta. - Levanta un dedo, en señal de advertencia. -  Eso si, si no responde a tu pregunta, no hagas otra. Los hombres nos podemos volver un poco intratables si nos someten a un interrogatorio. 

Undine le miraba con cierto agotamiento con ese teatro, aunque no puede evitar reírse un poco al final. Mientras habla escucha con atención y al final se queda pensando en ello hasta que asiente decidida. - Probaré a ver. Gracias. - Le dice con una amable sonrisa.

- Ya te contaré si funciona.- Sonríe algo más traviesa. 

Mirando alrededor llama la atención para que les atendieran y pudiesen pedir la comida. Una vez ya les han atendido y cada uno empieza a comer Undine se dirige a él de nuevo, esperando a los momentos en que podía hablar.

- ¿Y qué hay de tí?