Partida Rol por web

Miro la cámara e intento hacer otra foto, para asegurar que el tapiz esté bien retratado. Aunque tenía la sensación de que estaba haciendo algo que no debería.

Fui a inspeccionar los utensilios para hacerl el Yeye-ga.

-Fonçi, hazlo tú que tienes la escopeta.

Esperé a ver que hacían los dos.

-¿Qué tal tienes la pierna, Jack? Intenta ponerla en alto en una de esas mesas.

Me preocupaba el estado de Jack y que tuviéramos que estar con la selva mientras él estaba en ese estado. Parecía una mujer embarazada; no paraba de quejarse.

- Señor ven- dice Fonçinho a Nathan

Me puse en tensión. Respiré lentamente, yendo junto a Fonçinho.

-¿Qué ocurre?

Fonçinho te saca de la cabaña, anda unos 60 metros y te enseña lo que parece la entrada de una cueva, pero solo que hay que entrar desde arriba, como en la boca de un volcan

- El señor Jack no puede ir, pero usted si, ¿tienen cuerda? Yo puedo agarrarla mientras usted baja, el liquen está ahí- al ver tu cara de extrañeza- La sustancia con la que se hace la Yeye-ga

Asentí, pensativo. Es lo que tocaba. Jack estaba con la pierna mal para ser más concreto, por mi culpa. Así que me tocaba.

-De acuerdo. Voy a por la cuerda.

-Rota, la tengo rota -contesté molesto- , y no voy a apoyarla en ningún lado para que acabe teniendo una forma extraña. -al cabo de unos segundos se escuchó como decía- Quiero irme a casa.

Vuelvo a la cabaña y cojo la cuerda.

-Jack, ahora vuelvo. Hemos encontrado una cueva y me toca hacer espeleología. Estate atento, ¿de acuerdo? -sonrío y le revuelvo el pelo.- Pronto volveremos a casa.

Vuelvo junto a Fonçinho.

-¡Eso, buena idea, dejadme aquí solo! -les grite mientras se iban-

Me quedé un momento junto a la cueva, suspiré, volví, agarré a Jack, le levanté, le arrastré junto a nosotros y le dejé en el suelo.

-¿Está mejor la señora embarazada?

Voy colocando la cuerda.

A medida que desciendes al fondo de la sima, el aire se hace más húmedo y frío, a la vez que el olor más nauseabundo. Cuando llegas al suelo, el agua fangosa te llega al cuello y ves miembros humanos medio corruptos. Sobre una  capa de barro arcilloso de color gris, reposan los cadáveres de varios Yamirogami algunos aún no se han podrido lo suficiente y todavía puede verse en ellos alguna de las plumas de los rituales. Ese lugar es el cementerio en que reposan los miembros de los Yamirogami más importantes, incluido por supuesto, los bruxos que en la historia de la tribu han habido.

Sobre esos cráneos pelados, sobre esos torsos entre cuyas costillas aún roen la carne pútrida los gusanos, sobre esas burbujas formadas por la fermentación de las vísceras de los cuerpos muertos, quien sabe cuanto tiempo atrás, crece una curiosa pelusilla, de unos cinco centimetros de longitud. Su color la delata, es el liquien con el que se elabora la Yeye-ga

Aguanté las ganas de vomitar, cubriéndome la nariz con la manga. Cuando toco el suelo, cubierto del liquen, y miro los cadáveres pudriéndose a mis ojos. Suspiro lentamente, elevando un rezo a su Diosa para que... ¿Estuvieran a su lado estaría bien? Había muchas cosas que no sabía de esa religión. Comencé a recolectar el líquen.

-No, no estoy mejor, sigo igual, pero al menos tengo compañía y no me dejas como un perro abandonado en casa como siempre haces.

Coges el liquen y vuelves hacia arriba, ya teníais todo lo que la Merrick quería, una muestra de la Yeye-ga y las fotos de los dibujos, era hora de volver

Salgo respirando con alivio,  guardando el liquen. Llené los pulmones, después del aire pútrido.

-Listo... Volvamos a la civilización... -de repente me vino un escalofrío y temblé un poco... Uuuuuh...- Esto ha sido demasiado fácil...

Respiré lentamente y agarro a Jack para irnos.

Miro a Nathan y lo mal que huele y le digo.

-Si, busquemos una cabina de teléfono y llamemos a un "taxicóptero". Si no lo notas, es sarcasmo.

Solté un gruñido y le espeté:

-¿Puedes dejar de soltar gilipolleces por la boca y hacer que salga algo útil? -estaba quemado.- ¿Es que no te das cuenta que tienes la pierna mal? ¿O es que no te duele lo suficiente? No quiero que te pase algo, así que ya puedes ir pensando.

Encaré a Fonçinho, con un tono molesto gracias a Jack.

-¿Podemos irnos ya?

Volveis sobre vuestros pasos aunque ahora era más fácil ya que era cuesta abajo, cuando llegais a donde estaba la flor, veis que vuelve a estar en pie, como si nunca la hubiéseis matado

Nos quedamos desde una distancia prudencial.

-¿Qué coño? Pero si.... Si le metí más tiros que los que le daría un soldado a Bin Laden... Ese bicho no puede seguir con vida.