Partida Rol por web

Apocalipsis

La Plaga

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06/02/2010, 19:47
Jennifer Green

Jennifer estaba sentada, mirando aquellas escenas con un rostro triste.

Su nerviosismo inicial se había trocado por otra cosa. Y no es que hubiera dejado de estar tensa, sino que la visión de aquel caos le había hecho entender lo que había sucedido en el hospital. De momento, la luz apagada les daba algo de ventaja, aunque los faros atraían las miradas de los vivos. No obstante, la mayoría no parecía tener ganas de huir, y si el ejército controlaba las salidas de la ciudad el motivo era harto comprensible: tan solo acelerarían su muerte. Así que se dedicaban a hacer lo que siempre quisieron, sin ley ni moralidad que valiera.

-¿Donde vamos a ir ahora, David? -preguntó ella, mirándole.

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06/02/2010, 20:01
Yomara Doumbouya

Hizo todo cuan rápido pudo. Puso el agua hervir y mientras esperaba que el agua hirviera exprimió los limones. Puso todo en una jarra, le añadió azúcar y lo revolvió. Con celeridad regresó portando la bandeja a la habitación de sus padres, pero lo que vio hizo que se le cayera la bandeja al suelo. Si el contenido de la jarra la salpicó, quemándola de paso, es algo de lo que ni siquiera se dio cuenta y algo que se convirtió en el menor de sus pesares tras lo que ocurrió después.

No lo creía. No podía creerlo. Meneaba la cabeza en una eterna negación. Su madre estaba muerta, su padre arrodillado junto a ella y Yomara observándolos con el corazón destrozado.

-Mamá -dijo en un susurro, quizá esperando, anhelando que al llamarla ella abriese los ojos pero aquello no ocurrió. Yomara sentía un nudo en el pecho, un dolor profundo, como si algo se lo atravesase al punto que era como si además de oprimirle el corazón le estuvieran oprimiendo los pulmones.

Dio dos, tres grandes pasos y se arrodilló junto a su padre, llorando y sintiendo que el pecho se le desgarraba al hacerlo. Alcanzó a sujetarlo y evitar que cayera al suelo. Su padre le hablaba no sin esfuerzo, los accesos de tos eran cada vez más violentos. Ella trataba de callarlo, decirle que no se esforzara, que descansara, pero sabía, sentía que nada conseguiría. Su madre había muerto y ante su pérdida su padre carecería de fuerzas para luchar contra esa enfermedad.

-Huye, hija mia... huye. Busca a Oluchi, y sácala de este infierno.

-Nos vamos a ir juntos, papá, no te voy a dejar aquí -respondía ella con voz cortada.

-Estoy... tan orgulloso de ti.

El mentón de Yomara temblaba, las lágrimas no dejaban de caer. Acariciaba el rostro de su padre con infinita ternura. El ya no se movía, no respiraba, también se había muerto pero ella se negaba a creerlo.

-Están durmiendo, están cansados… -se decía mientras que como pudo volvió a subir el cuerpo ya inerte de su padre a la cama, acomodándolo junto al de su madre.

Limpió el rostro de ambos, tarareando una de las canciones favoritas de sus padres, la misma que ellos les cantaban a Delmar y ella cuando eran niños. Ordenó sus ropas, les puso crema y los perfumó para que cuando Oluchi llegara los viera bonitos.

Estuvo largo rato cepillando el cabello de su madre, cantándoles una canción de cuna como si de niños se tratase. Se negaba a aceptar lo evidente. Se negaba a aceptar que sus padres habían muerto.

Se quedó largo rato tumbada a los pies de la cama, en posición fetal, con la cabeza entre los cuerpos de sus padres, como si esperara que en cualquier momento despertaran y le acariciaran la cabeza de ese modo que sólo ellos sabían. Se durmió. ¿Cuánto rato durmió? Posiblemente no más de un par de minutos, puede que tan sólo unos segundos, pero aún cuando volvió a abrir los ojos y se pasó las manos por el rostro para limpiarse las lágrimas, se quedó allí, quieta, pensando en qué hacer, pensando en cuál habría de ser el siguiente paso.

-Tengo que escribir una nota -pensó y se puso a la tarea.

La nota iba dirigida para Delmar y Lance, en ella les explicaba que había ido a buscar a Oluchi. La última vez que ambas hablaron la joven venía por la interestatal, confiaba en que si conducía lo suficientemente rápido podría interceptarla y evitar que ingresara a la ciudad... confiaba en que su hija estaría viva.

-Tengo que serenarme, tengo que serenarme -se repetía hasta el cansancio mientras buscaba las llaves del coche y metía en un bolso algo de ropa, dinero y medicinas. Si tenía que huir aquello iba a ser necesario. También buscó dónde llevar agua y un poco de comida, en el camino compraría más.

Regresó a la habitación de sus padres, parecía que ambos dormían. Los arropó y dejó sobre la cama algunas flores que sacó del florero que había sobre la mesa del comedor. No podía hacer más. Nadie respondía a sus llamadas y no tenía forma de conseguir una funeraria para que los sepultaran, mucho menos sería capaz ella sola de bajarlos por las escaleras. Saldría por esa puerta y quién sabe si alguna vez regresaría. Por lo mismo dejó bien cerrada la puerta de la habitación, dejó eso sí la ventana abierta, no había peligro al hacerlo porque no existían escaleras de ese lado del edificio así que no se corría riesgo de que un ladrón se metiera.

La nota que escribió la dejó sobre el arrimo que se veía nada más entrar a la casa. Si Lance o Delmar entraban a la casa sería lo primero que vieran y, dadas las indicaciones que dejo en ésta, sabrían qué dirección ella había tomado, podrían seguirla.

La llave de la casa la dejó en el dintel de la puerta. Lance de seguro iba a buscar all, aunque puede que ni siquiera tuviera que buscar porque él debiera también tener una copia, al menos recordaba que habían hablado de ello, lo que no recordaba era si esa copia se llegó a sacar.

Bajó las escaleras con el bolso a cuestas. Abrió el maletero del auto y metió el bolso allí, lo mismo hizo con el agua y la poca comida que decidió llevar. Ya no lloraba, aún cuando el dolor que sentía era el mismo de antes, pero estaba pensando en su hija, en su amada hija, en que tenía, que debía ir por ella, en que si Oluchi también había enfermado necesitaba a su madre al lado y eso... eso la impulsaba a seguir, a sacar fuerzas de su flaqueza.

Notas de juego

Bueno, lo dejo hasta ahí. Yomara debería comenzar a conducir e ir hacia la carretera (interestatal) intentando salir al encuentro de Oluchi y sus amigos. Lance se supone viene en avión, no se si su vuelo vendrá en camino ya, si ya llegó o si al final optó por viajar en coche sin comunicárselo a ella.

De todos modos Yomara lleva consigo su móvil y un cargador de auto para éste.

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06/02/2010, 22:29
David Green

Estaba conduciendo por las oscuras calles de una ciudad moribunda. La escena dantesca del hospital, con sus salas de urgencias abarrotadas de cadáveres y de personas enfermas exhalando su último aliento tomaba dimensiones bíblicas al contemplar la urbe. Miles de personas estaban muriendo, habían muerto o morirían en breve. A la luz de los faros, alguna silueta demabulaba perdida, sin rumbo ni esperanza; algunos contorsionándose por la sensación de ahogo acompañda de tos incoercible, otros sintiendo que la vida se les escurría como el agua por un colador. Numerosos vehiculos habian sido abandonados con las puertas abiertas, otros habían colisionado con sus ocupantes muertos en su interior. El caos se había adueñado de la ciudad.

La radio anuncia que lo que están viendo nuestros ojos no es un hecho aislado. Quizá eso es lo que más temor me causa, ya que otorga una dimensión catastrófica a esta epidemia.

Desde nuestra milagrosa huída del hospital no había cruzado ni una palabra con Jenny. Tampoco ella había dicho nada. Imagino que lo que estábamos viendo bloqueaba nuestra mente y poco podiamos decir. Sin embargo, tras unos minutos de tenso silencio, Jenny me pregunta adónde iremos....

"-A casa - le respondo devolviéndole la mirada, pero sin dejar de vigilar el asfalto - Lo que sabemos es que esto parece ser el efecto de una enfermedad infecciosa. Teniendo en cuenta que en estos días previos no habiamos notado mayor afluencia de pacientes consultando en urgencias por síntomas gripales, deduzco que el periodo entre la manifestación de los primeros síntomas y la muerte es extraordinariamente rápido - le aclaro a Jenny - y si a eso añadimos que hemos visto morir de forma súbita a docenas de personas, intuyo que se trata de una infección con una tasa de contagio muy elevada y una mortalidad también elevada. La gente caía prácticamente fulminada - añado mirándola de nuevo."

Con cuidado, conduzco sin arriesgrame a colisionar con cualqueir otro vehiculo que haya quedado en plena vía.

"-Todo esto - digo tras un instante pensando - tiene una parte buena y otra mala. Lo malo es lo evidente. Estamos ante una enfermedad altamente contagiosa, probablemente por aire a juzgar por la rápida y amplia extensión; y además es extraordinariamente mortal y de curso muy rápido. Enfermas y en poco tiempo mueres. - hago una mueca de resignación - Pero todas esas características nefastas constituyen una ventaja para los supervivientes. Al ser tan contagiosa, tan mortífera y de curso tan rápido, hace que la progresión de la enfermedad termine en poco tiempo. Se contagia un altísimo porcentaje de población y además muere rápidamente, por lo que la vía de contagio se autolimita.- le aclaro."

"-Es una suposición, ya que no sé con exactitud cómo se transmite la enfermedad. Quizá los cadáveres tengan potencial de contagio y eso se transmita al aire o al agua. No lo sé.... - le confieso a Jenny - Pero la lógica indica que ante una enfermedad tan contagiosa y tan mortal, si no estamos contagiados, lo mejor es aislarnos del resto del mundo. Creo que en tres o cuatro días los potenciales enfermos estarán todos muertos, y si esta infección se transmite entre personas vivas, los focos de infección desaparecerán al haber fallecido todos. - acabo por añadir, sabiendo que suena cruel, pero con aplastante certeza - Ya lo veremos. Por eso, lo mejor que se me ocurre es encerrarnos en casa y dar algo de tiempo. Nos va la vida en ello. - digo en tono más tímido y mirándola a los ojos."

Notas de juego

Máster, no sé si querías referirte a Chicago (donde se supone que estamos) con el pasaje de las noticias que escucho por la radio. De todos modos, saber que en Boston también está ocurriendo lo mismo me ayuda a comprender la dimensión de la epidemia.

Mis hipótesis sobre la progresión de la enfermedad y suscaracterísticas las hago en base a lo que he visto hasta ahora. Me fundamento en los rasgos epidemiologicamente importantes, aunque puede que tengas algo guardado en la manga. Pero hasta que no pase un poco de tiempo y vea qué ocurre, no poré saber a qué nos enfrentamos con certeza. Espero que hayas comprendido mi lección gratuita de Epidemiología. :)

Otra cosa. Quizá no tenga mayor importancia, pero quizá deberiamos determinar dónde vivo (o donde vive Jenny; iremos al lugar más seguro) y qué vehículo tengo.

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07/02/2010, 07:51
Howard Keenan

Se equivocó. La puerta estaba cerrada. Le costaba confiar en el juicio de Travis, pero supuso que no era como para tratarlo de idiota. La palanqueta le fue arrancada de la mano, y vio al hombre que volvía con ella a la parte de atrás. "¡Premio!" fue lo que oyó, y se recriminó su soberbia.

Lo admito. Soy un bastardo, pensó, mientras seguía al tipo a la parte trasera de la camioneta. Apenas apareció, atajó una botella de cerveza. Risueñó, se ayudó del paragolpes para abrirla y darle un trago que la dejó media vacía. -Ahhh- espiró, como si estuviera en un comercial. Estaba tibia, pero era una jodida cerveza, ¿y es que importaba otra cosa? Luego alzó la vista para ver el cargamento de comida. Pero seré un bastardo con el estómago lleno.

Trepó a la camioneta, aún sonriente y botella en mano, mientras se le hacía agua la boca. Había comido no hace demasiado, pero según calculaba por las palabras de Travis, habían sido semanas desde que lo había puesto en esa camilla. Se acomodó allí, entre los víveres, como pudo, para seguir hablando.

-Ley marcial...- repitió, imaginando la milicia marchando por las calles y la gente aterrorizada, escondiendose debajo de las sábanas. Jodidos militares... Salió de su ensueño para voltear bruscamente y mirar al vagabundo -¿Dijiste que todo el país se vino abajo por este virus? Pero, ¿cómo es que tu sobreviviste?-

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07/02/2010, 22:22
Debbie Scott

Las calles eran un auténtico cataclismo, aun no daba crédito a lo que estaba sucediendo, en cuestión de minutos el caos era ya total, una autentica pesadilla para alguien como yo.

Los últimos metros hasta el puente tuve que hacerlos a pie, el crimen y la violencia eran totalmente insostenibles, al menos en mi situación, no podía hacer nada, tan solo intentar llegar hasta la barricada militar; avancé hacia ella, atravesando con rapidez la zona conflictiva e intentando pasar lo mas inadvertida posible.

En esta zona la proximidad militar ya empezaba a ser evidente, eran pocos los que tentaban a su suerte acercándose al puente y yo no era menos, también me jugaba la vida estando allí si no lograba identificarme correctamente. Cogí mi placa y la trabé en la solapa izquierda de mi chaquetón, también dejé de correr, tendría que avanzar lentamente.

Mientras lo hacía, de forma repentina, unos gritos llamaron mi atención; unos tipos estaban intentando violar a una mujer que de momento lograba resistirse a duras penas. Otros dos individuos se sumaban para intentar socorrer a la mujer, pero estaban en gran desventaja. Esta vez si podía intervenir, me acerque de forma prudente y apunté con mi pistola a los tipos armados.

-FBI, ¡arriba las manos!

Esperaba simplemente que se amedrentaran, pero no dudaría en dispararles ante cualquier acto hostil, evitando no obstante los puntos vitales, simplemente quería inutilizarles.

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08/02/2010, 00:53
Brick Hayes

Dentro de la jodida situación, Hayes no podía quejarse de su suerte, había conseguido aguantar el envite, y su situación no había empeorado desde el comienzo del combate, pero aún era muy pronto para ni siquiera intentar cantar victoria.

Se sorprendió pensando con frialdad, siendo capaz de evaluar la situación, los peligros que podía causarle los asaltantes, todo lo veía con una meridiana claridad, la sangre que le había salpicado proveniente del rostro del primer tipo, el sonido del hueso roto al impactar con el bate del segundo, su posterior mala suerte y su golpe en la cabeza, todo se le iba quedando grabado a fuego en su mente.

Nunca antes había tenido que luchar por su vida, y le pareció cruel, salvaje, y extrañamente placentero cuando armó de nuevo el brazo, saboreando el instante en el que el bate volviera a encontrar a su objetivo, era como una sensación de fortaleza difícil de describir.

Tenía que librarse del hijo puta que intenta alcanzar la pistola, que había cometido el error de agacharse, buscó empalarlo de abajo arriba…

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+11)
Motivo: Strike III
Resultados: 10(+11)=21, 7(+11)=18, 3(+11)=14

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08/02/2010, 07:07
Stanley Westen

El panorama de ahí dentro, si bien desagradable, no le sorprende a Stanley. Es increíble lo rápido que se puede acostumbrar uno a ver tantos cadáveres... o al menos, a superar esa sorpresa, asco y terror que le invade a uno la primera vez... o por lo menos la sorpresa. Stanley da unos pasos con cuidado, se acerca al policía y le quita el arma, la cual guarda en uno de los bolsillos del abrigo, como puede, y luego toma la linterna, con la cual ilumina su paso.

Continúan hasta llegar a la cocina... el lugar por lo menos parece estar “vacío”, algo que agradece, al menos para dejar descansar la vista.

Todo parece estar en orden. Se acerca a una de las cocinas y la enciende. Todo normal, dentro de lo que se puede llamar “normal” en medio de todo aquello.

- Tienen que tener velas, o lamparas de emergencia... algo – dice luego de quedarse unos segundos mirando la flama de la hornilla, sin reaccionar al consejo de su nueva compañera, aunque la escucha y tiene en cuenta. Tras decir eso se da media vuelta y comienza a revisar el lugar en búsqueda de algo que les de luz, después de todo aquella linterna no hace maravillas, y no sabe cuanto mas pueda durar la batería – tomaremos todo lo necesario antes de salir – dice en voz alta mientras revisa – y luego de comer algo rápido – añade – después de todo me imagino que tendrás el mismo interés que yo en demorarnos demasiado tiempo en este lugar...

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08/02/2010, 13:52
Alex Silverstone

Desde luego me sorprendió una reacción tan fría por parte del hombre, pero suponía que yo acabaría igual o sino lo que acabaría es mal de la cabeza debido a alguna clase de depresión como poco. Al final, tendríamos que acabar mirando todo eso con indiferencia, pero no sabía cuánto tiempo podría tardar en hacerlo, me costaba no tomarme las cosas como me las tomaba y llevaba muchos años siendo así, cambiar nunca era fácil.

- Me aperece que no habrá demasiada diferencia entre este lugar y otro. - Respondí encogiéndome de hombros mientras miraba cómo la sartén se salentaba y el aceite comenzaba a dibujar figuritas en el fondo.

Entonces volví a recordar aquel campo de maiz, la mirada de aquella mujer, y el hombre de la puerta del hospital.

- ¿ Puedo contarte algo sin que pienses que estoy loca? ¿ Crees que la gente pueda tener visiones que estás segura de que tienes que seguir pero no saber el cómo ni el por qué?

No, en realidad no le hubiera contado nada de esto a él y posiblemente a nadie, pero quizás esto era el comienzo del cambio de mi actitud, además, debía saber si me acompañaría en mi camino y bueno, advertirle como hicieron conmigo.

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08/02/2010, 18:37
Director

Un atasco infernal a tres calles de allí.

Pitidos, neoyorquinos cabreados, y lo peor: los primeros cadáveres. Enfermos tosiendo en las paradas de autobús, confiando en el transporte urbano totalmente colapsado. Había colas que salían fuera de las bocas del metro. Yomara intentó llamar a su hija, pero esta no le cogía el móvil.

Entonces, vió a un grupo de tipos de color, con armas de fuego y contundentes, que se acercaron al otro lado de la calle para robar una tienda de electrodomésticos. Cogieron una papelera, arrancándola del poste de señalización, y reventaron con ella el escaparate. El tipo del establecimiento se defendió a escopetazos, dejando malherido a uno de los asaltantes.

Yomara se quedó paralizada, sin poder avanzar a causa del tráfico. Agachó la cabeza y miró por el retrovisor, viendo como aquellos hombres disparaban numerosas veces contra el dependiente, y luego comenzaban a llevarse los aparatos. Un traseunte enloquecido, con gafas de sol y una gabardina, disparaba un escopeta de la galga 12, matando a los que se cruzaban en su camino. Hubo gritos y carreras.

Y entonces, apareció doblando la esquina un tanque, aplastando los coches a su paso. En menos de dos minutos pasaría por encima del suyo, si no se detenía o nadie se lo impedía. Y las simples balas no parecían capaces de impedírselo.

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08/02/2010, 18:50
Jennifer Green

Jennifer asintió, escuchándole.

Él era el médico, y ella solo la enfermera. David había sido siempre un hubo más culto e inteligente que ella, y ella lo aceptaba con normalidad. Hubo una época en que llegó a admirarlo por ello, de hecho, y era una de las cosas que más le gustaban de él. Es cierto que David tenía sus defectos, y estos eran bastante graves cuando se convivía día a día con él, pero tras la experiencia que tuvo con Patrick, y lo que acababan de vivir, no le cabía ninguna duda de que él seguía amándola.

Iba a decirle algo, cuando hubo un atasco de repente, y al final del mismo se vió un control con unos vehículos blindados grandes, con camuflaje militar y ametralladoras.

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08/02/2010, 18:57
Director

David pitó, y otro coche se puso al lado de él.

Un militar que estaba a un lado de la avenida, con su M16 y el traje NBQ completo, se acercó a su coche y tocó al cristal para que lo bajara. Llevaba una mascarilla con el respirador hacia la izquierda, y parecía un stormtrooper de la guerra de las galaxias.

-El cinturón está cortado. Hay atasco debido a los accidentes y los muertos. Den la vuelta y sigan por las áreas descontaminadas.

David se fijó en el detalle de que su rango era sargento de personal. Algo se aprende en Annapolis, además de hacer flexiones como un cabrón.

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08/02/2010, 19:04
Director

Travis comenzó a abrir cajas. Lo que hizo a continuación, o al menos eso parecía, fue hacer una selección de alimentos y meterlos todos en una misma caja, para llevárselos a donde cojones tuviera su escondite. Estaba concentrado, pero escuchó a Howard. Había comprendido que se había pasado aquellos dias en hibernación, o en la trena.

-Ay peña que es inmune. No se po que, pero e así. Somos mu pocos, y odavía quedan fermos. On gente peligroxa, ucho.

Señaló fuera.

-Ero la mayoría muetos tos. A pasao igual en tol mundo, chacho.

Acabó de coger sus víveres y salió de la furgoneta, cargando la caja en un carrito de la compra que estaba entre unos coches más allá, y que parecía su "módulo de transporte" en aquel mundo postapocalíptico.

Comenzó a alejarse caminando, sin despedirse de él. Después de todo, no dejaba de ser un pordiosero loco en un mundo en descomposición.

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08/02/2010, 19:13
Director

Los asaltantes miraron a la mujer que se identificaba como agente del FBI.

Uno de ellos, el que se había encarado a James, se dió la vuelta con una sonrisa, mirándola a ella como si fuera un trozo de carne. Entonces tosió un par de veces, indicando que estaba contagiado con aquella mierda, y no tenía absolutamente nada que perder.

-Mirad, chicos... un chocho rubio y blanquito.

Los mentados "chicos" comenzaron a caminar hacia ella, con intención de rodearla. El hombre del centro sonrió, lascivo.

-Seguro que alguna vez has soñado con cuatro tios metiéndote la polla por turno.

Entonces sonó un disparo que alteró a todos. Una banda de locos apareció, con sombreros de cowboy y armas automáticas, disparando indiscriminadamente sobre los desesperados transeuntes. Debbie se distrajo una fracción de segundo, lo necesario para que el hombre dijera a sus compañeros:

-A por ella.

Y cuatro personas se abatieron sobre ella desde diferentes ángulos, alzando sus armas para golpearla. Tal vez podría matar a uno o dos, pero en aquel momento estaba jodida. Ni el puto Bruce Lee podía pelear con tantos a la vez.

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08/02/2010, 19:22
Director

El bate volvió a caer, esta vez sobre la cabeza del incauto. La madera se hundió con un sonido seco, parecido a la cáscara de una nuez al partirse. Cuando retiró el bate, se dió cuenta que se habían partido dos cosas: la cabeza del negro y el bate por su extremo.

El cuarto asaltante, al ver aquello, no se lo pensó más y echó a correr escaleras abajo, alejándose de aquella locura. Pero dos de los cabrones todavía estaban vivos, aunque contusionados. El de la nariz rota se arrastró hacia la pistola, mientras el segundo intentaba infructuosamente cogerle las piernas para derribarle.

-Hijo de puta... -le oyó mascullar.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+10)
Motivo: Pelea desde el suelo
Dificultad: 15+
Resultados: 7(+10)=17, 3(+10)=13, 10(+10)=20
Exitos: 2

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08/02/2010, 19:27
Director

Notas de juego

Tira por advertir/notar para encontrar lo que buscas.

Seguid hablando entre vosotros.

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08/02/2010, 20:24
Howard Keenan

Howard observó al hombre mientras se iba. Travis no se había molestado en saludar, pero esto no le molestaba. Tenía mayores preocupaciones, y después de todo, no parecía la mejor compañía para estos momentos. Se quedó sentado en la camioneta, pensando en lo que le había dicho el vagabundo. Claramente, el formaba parte de la peña inmune. De otra manera, estaría al volante del coche de David, probablemente estrellado contra alguna vidriera. Pero también había dicho que quedaba gente... ¿enferma?... y sumamente peligrosa. Se preguntó que diablos los podía hacer peligrosos, y comenzó a dejarse llevar por su imaginación. ¿Se habrían convertido en deformes, caníbales, asesinos descerebrados?

-Ja ja- rió para sí mismo, descartando todas esas ideas estúpidas y descabelladas. Lo mejor en ese momento era pensar con objetividad, en vez de especular. Todos estaban muertos a su alrededor, y eso era todo. No es que fuera una minucia, pero era lo peor que podía pasar. De repente, las palabras de Travis volvieron a surgir en su mente, y salió de la camioneta de un salto. -¡Espera! ¡Espera un segundo!- comenzó a gritar, buscando al pordiosero con la vista.

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08/02/2010, 23:02
David Green

Era cuestión de tiempo. Con todo sumiéndose en el caos, ya echaba de menos la presencia de los militares. Y en esta ciudad absolutamente puesta patas arriba, entre los centenares de muertos y los evidentes signos de abandono prematuro, solamente faltaba el ejército con sus blindados y el personal ataviado con los trajes NBQ.

Un Sargento de personal, más parecido a uno de esos soldados que obedecían al tío ese de las películas con el casco negro y la espada láser roja, se detuvo al lado de mi coche. Me informa de que los accesos están cortados y que tenemos que dar la vuelta. Yo asiento con la cabeza mientras me hace las indicaciones pertienentes.

"-Está bien, Sargento - le digo cuando termina de hablar - Así lo haremos. Pero escuche - añado - ¿Hay más supervivientes? ¿Algún centro de cuarentena al que podamos ir?"

 

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09/02/2010, 00:37
Brick Hayes

El sonido de la cabeza de aquel desgraciado no alteró lo más mínimo la expresión de Hayes, respiración acelerada por el esfuerzo y la tensión, boca contraída en una mueca de furia, y los ojos entrecerrados, eligiendo una nueva víctima, como si llevara toda la vida haciéndolo.

Soltó el ahora inútil bate, y echó mano con rapidez a la parte trasera de su pantalón, del cual extrajo el cuchillo, antes destinado a cortar la carne del delicioso pavo relleno que preparaba Vivian.

Intentó esquivar al tipo que se arrastraba, más tarde se ocuparía de él, ahora tenía que detener al que pretendía conseguir el arma de fuego. Enarboló el cuchillo, y utilizándolo de manera punzante, buscó sin reparos el cuerpo del intruso.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+11)
Motivo: Cuchichada
Resultados: 1(+11)=12, 3(+11)=14, 4(+11)=15

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09/02/2010, 00:44
Director

El cuchillo bajó rápidamente, pero el que abrazaba sus piernas detuvo la mayor parte de la fuerza del golpe. La hoja entró en la espalda del tipo, al menos medio palmo, y este gritó de dolor. Giró la pistola como pudo, y disparó a ciegas, dando de nuevo a la pared. El otro tipo intentó hacerle una llave, pero resbaló en la sangre del suelo.

Aquello ya no era suerte. Atacaba a dos tios desmoralizados en el suelo y de espaldas, habiéndoles sorprendido con buenos golpes al principio. Sintió que quizá podía con ellos, pero primero tendría que cargarse al de la pipa, o quitársela. Si le daba por girarse entre puñalada y puñalada, lo tendría crudo.

- Tiradas (2)

Tirada: 3d10(+10)
Motivo: Disparo a ciegas
Dificultad: 15-
Resultados: 6(+10)=16, 8(+10)=18, 4(+10)=14
Exitos: 1

Tirada: 3d10(+5)
Motivo: Pelea en el suelo
Dificultad: 15+
Resultados: 2(+5)=7, 7(+5)=12, 6(+5)=11
Exitos: 0

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09/02/2010, 01:01
Brick Hayes

La sangre comenzó a resbalar por mis manos, hasta ahora solo habían sido alguna salpicadura suelta, pero ahora ya podía sentirla, la adrenalina ya estaba en su punto álgido, no había vuelta atrás, eran ellos o yo, ellos o Vivian, desde luego que había que ser autentico gilipollas para dudar.

Un gruñido sordo, un pequeño giro para terminar de apartarme del hijoputa del suelo, y las oportunidades no iban a abundar. Una vez, Carl, el tipo que manejaba la grúa, le contó que la mejor manera para matar a un hombre con un machete era clavárselo en los pulmones, ni siquiera llegaba a gritar. Decía que había combatido en el golfo, aunque probablemente lo había visto en alguna peli.

De todas formas, le pareció un buen punto para intentar el asalto a la vida de aquel hombre.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+11)
Motivo: Cuchillada al de la pistola
Resultados: 4(+11)=15, 8(+11)=19, 8(+11)=19