Partida Rol por web

Apocalipsis

La Plaga

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09/02/2010, 01:09
Director

El soldado le miró, parpadeando. Sabía que debía dar esas instrucciones, pero era bastante realista. Señaló a un coche que venía que se diera la vuelta, amenazando con disparar. Luego se volvió de nuevo al Doc.

-La versión oficial es que hemos montado un campo de refugiados para supervivientes en Indiana. Camp Atterbury, una instalación de la Guardia Nacional.

El coche dió la vuelta, porque su compañero le hizo unos disparos de advertencia. Entonces, el militar tosió un par de veces, dentro de su máscara.

-Pero si acepta un consejo, búsquese un escondite. Creo que la mayoría la vamos a cascar pronto, y no importa donde estemos.

Dió una palmada al marco de la puerta de su coche, y le indicó que diera media vuelta.

-Buena suerte, Doc. -sentenció.

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09/02/2010, 01:13
Director

El cuchillo entró limpiamente por la espalda, con tanta fortuna de que más que los pulmones, llegó hasta su corazón por detrás. El negro boqueó sangre, y apenas tardó unos segundos en exhalar su último suspiro.

Su compañero de la nariz rota estaba hecho un auténtico lio con la sangre del suelo, y se revolvió. Cuando vió que Brick había acabado con su "colega", levantó las manos y comenzó a toser. Parecía que se iba a morir allí mismo, pero al cabo se recuperó un poco, mirándole.

-Ey tio, ey tio. Dejame marcharme, dejame marcharme.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(-5)
Motivo: Pelea
Dificultad: 15+
Resultados: 1(-5)=-4, 7(-5)=2, 1(-5)=-4
Exitos: 0

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09/02/2010, 01:18
Director

Howard vió como el tipo se alejaba, y fue a llamarle.

De hecho tuvo que salir tras él, y solo cuando estaba a menos de 20 metros pareció reaccionar, dándose la vuelta. Le miró extrañado, como si no le esperara allí de nuevo. Detuvo el carrito y se frotó las manos, porque hacía algo de frio. Seguían estando entre cadáveres dentro de coches, que se pudrian lentamente.

-¿Que quiés hora? Quí es cá uno pa si mismo, tio.

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09/02/2010, 05:45
Howard Keenan

Howard detuvo su carrera cuando el vagabundo volteó, para acercarse más lentamente. Empezaría a jadear en cualquier momento.

-Uf. Lo se, lo se. Sólo tengo una pregunta más- dijo, tragando saliva. Joder, no estoy hecho para esto. -Dijiste que había más supervivientes. Dijiste... dijiste que eran muy pocos. Pero, ¿dónde están?- inquirió.

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09/02/2010, 16:32
Stanley Westen

- ¿Visiones? ¿A que te refieres? - pregunta con una interés fingido, desde la oscuridad, mientras revuelve el lugar en búsqueda de aquellas cosas. Lo cierto es que en medio de todo aquello la linea que separa la cordura de la locura se hace casi imperceptible como para pensar en lo descabellado de aquellas palabras. No puede saber como todo eso le esta afectando a la muchacha, pero de seguro que lo esta haciendo, como lo haría a cualquier otro, por lo que no se sorprende demasiado por aquellas palabras, aunque todavía su interés principal es conseguir algo con lo que iluminar el lugar.

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+11)
Motivo: Advertir/notar
Resultado: 3(+11)=14

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09/02/2010, 18:57
David Green

Escucho con atención las explicaciones del Sargento. Desde luego las cosas no parecen demasiado optimistas, y está claro que Indiana es un destino demasiado lejano y con pocas garantías para arriesgarse a un viaje en las actuales circunstancias, con la epidemia en un estadío tan temprano.

Veo toser al Sargento y no puedo evitar cierto pensamiento suspicaz, sobretodo cuando menciona que con toda seguridad todos vamos a morir. Hago un gesto de condesdencia y obedezco sus instrucciones.

"-Gracias, Sargento. Buscaremos un lugar en el que refugiarnos hasta que la situación se estabilice."

Doy la vuelta al vehículo y emprendo la marcha, buscando un itinerario alternativo para llegar a casa...

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09/02/2010, 23:43
Brick Hayes

El maldito cabrón psicópata de Carl tenía razón, sin proferir un solo grito. Uno menos, un hijo puta menos intentando acabar conmigo, como una fiera, extrajo el arma del cuerpo del negro, revolviéndose, ensangrentado, con los blancos dientes apretados y la mirada fija en ese que ahora suplicaba clemencia.

¿Y por qué habría de hacerlo? ¿acaso tú pensabas perdonarme la vida? ¿y la de mi mujer? el simple pensamiento de ese tío haciéndole daño a Vivian fue suficiente. En mi vida, me había visto en algunas situaciones complicadas, pero nunca como esta, y esperaba no estarlo nunca más, la suerte no te sonríe siempre, sobre todo si le das demasiadas oportunidades al azar.

No iba a pensar más, miré por un instante a los ojos de mi oponente, uno totalmente derrotado.

Avanzó rápido, enarbolando el cuchillo una vez más, buscando dar muerte, no sea que al darse la vuelta, fuera esta quien la sorprendiera a él, no había demasiada rabia en su rostro, ¿miedo? el desprecio ganaba el pulso a las demás emociones.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+11)
Motivo: Cuchillada traicionera
Resultados: 7(+11)=18, 5(+11)=16, 2(+11)=13

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10/02/2010, 00:56
Debbie Scott

La reacción de los tipos no fue la apropiada, aunque a estas alturas poco podría sorprenderme. No deje que sus amenazas me afectaran y revelé bastante indiferencia hacia ellas.

Ante su falta de cordura y amenazante actitud, tuve que intervenir, mostraban síntomas evidentes de contagio y no tendría ningún remordimiento si acababa con sus vidas pues también les libraría de su dolor. Cargaron sobre mí, yo contaba con el rango de tiro, pude disparar a dos de ellos, los más cercanos, mientras lo hacían, el ruido de mis balas se perdió en aquellas calles, sin destacar los mas mínimo en aquel ambiente a diferencia de cómo lo hubieran hecho en circunstancias normales. Pero parecian haberse multiplicado, eran demasiados y el resto se me echaba encima, la situación no me pintaba nada bien, sin embargo, al menos había llamado la atención de todos ellos y había conseguido que se alejaran de aquellos tres ciudadanos, que ahora eran libres.

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10/02/2010, 11:55
Erika Stevens
Sólo para el director

M-mierda... mierda, mierda, mierda...
Erika estaba asustada, no tenía ninguna intención de dejarse coger por esos tipos, desde luego. ¿Porqué la gente se habia vuelto loca de golpe? En vez de pensar en sobrevivir pensaban en abandonarse a cualquier instinto bajo.

Abuelo, ve a por el bate de Kevin! El corazón le iba a mil, la respiración acelerada. Cogió la dichosa pistola. Esperaba que esto no tuviera que llegar... o no tan pronto...

¡Largaos! ¡Aquí también tenemos armas! ¡Y dos rottweilers! ¡Buscad en otra parte, aquí vamos a defendernos! ¡Papá! ¡Abuelo! ¡Por aqui!

Esperaba que el bulo colase. Mucha gente en Estados Unidos tenía auténticos arsenales en casa, así que no era descabellado que se topasen con una resistencia 'hogareña' armada con fusiles de asalto.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Carisma + Labia? No se xD (En tal caso seria +11)
Resultados: 7, 10, 4

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10/02/2010, 15:13
Alex Silverstone

No era algo que me resultase fácil de explicar, al fin y al cabo, la primera vez que me pasó creí que me estaba quedando loca o que era una especie de " shock " post-traumático, pero ya tras la segunda casi me había convencido de que era algo más, y por qué no, si habíamos sobrevivido de momento a este desastre quizás..

Eché la carne a freir, aunque mirando al Stanley me di cuenta de que estaba buscando algo y no parecía estar prestándome demasiada atención. Como de todas formas yo iba a ir a donde tenía que ir, sólo se lo iba a contar por si quería venirse, ya que sino separaríamos nuestros caminos, aunque no sabía si ir sola por un mundo " acabado " era algo que me apeteciese mucho.

- Antes de que todo esto pasara, presencié la muerte de un hombre debido a esta enfermedad y claro, por si era algo contagioso, ironías de la vida, acabamos en hospital haciéndonos pruebas. Allí, en la entrada vi a un hombre, un vagabundo que me dijo que la gente moriría debido a la plaga y que debía huir del hombre de negro, no dejar que me cogiera, y bueno, luego el hombre desapareció y pensé que quizás había dormido poco o que el ver morir al hombre pues había hecho que imaginara cosas.. - Suspiré para luego tomar un poco de aire y seguir hablando. - El caso es que ni una hora después salió el presidente en la tele diciendo lo del atentado terrorista y que había una enfermedad que se extendía y eso..

Negué con la cabeza al recordar su aparición en la televisión.

- Cuando me tenían encerrada me quedé dormida, y desperté en un campo de trigo. Allí, en una granja había una mujer que me volvió a decir lo del hombre de negro y bueno, me dijo que debía ir a Nebraska y llevar allí a todos mis amigos, que ahora que lo pienso, quizás quiera decir a los supervivientes que me encuentre..

Me quedé en silencio mirando al hombre, a ver si me miraba como si estuviera totalmente loca..

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12/02/2010, 03:39
Director

Los hombres no se dejaron intimidar por Erika.

Estaban desesperados, estaban enfermos, estaban borrachos y armados. Se acercaron hacia la casa con paso seguro, efectuando unos disparos hacia la ventana por donde se asomaba Erika, obligándola a agacharse. Los disparos continuaron entonces, tal vez contra la casa, tal vez contra la puerta.

Pero cuando ella se asomó de nuevo, vió algo sorprendente. Uno de los asaltantes había muerto, y otro disparaba a alguien que ella no podía ver. Una fracción de segundo después, ese alguien le alcanzó con otro balazo.

Entonces, se hizo el silencio, y se escuchó a alguien arrastrándose hacia la casa. Erika apuntó, preparada para disparar al nuevo intruso. Pero lo que vió la dejó estupefacta.

Notas de juego

Cambiamos de escena para meter el catacrocker

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12/02/2010, 03:49
Director

Antes de que James pudiera agradecer a aquella agente su intervención, algo sucedió a parte de su voluntad, y de la de todos.

Sonó una explosión cerca de ellos, una explosión que levantó una columna de tierra y que les roció con la sangre y algunas vísceras reventadas de los asaltantes y la víctima a la que pretendían salvar. James cayó al suelo con Amanullah, pensando en que su accidentado día parecía ir a peor.

Debbie fue impulsada dos metros hacía atrás, aterrizando con un golpe seco en las nalgas y parte de la cadera, que la dejó tendida por el dolor, perdiendo el conocimiento. Se había dado contra el reborde de la acera.

Pero estar agachados fue lo mejor que podía haberles pasado, porque ahora los militares abrían fuego indiscriminadamente sobre la población que había intentado escapar de la ciudad, siguiendo Dios sabe qué órdenes. Las balas de fusil silbaban, y las granadas y proyectiles explotaban por doquier. El pánico generalizado cundió enseguida, y la masa corrió alejándose del lugar.

Aquello era un infierno, y James iba a levantarse, cuando alguien le empujó haciéndole caer de cabeza al suelo, junto a Amanullah, que estaba tendido y sin que supiera bien si estaba vivo o muerto. Pero aquello pronto dejó de importarle, porque el golpe hizo que su consciencia se apagara como un aparato eléctrico al que habían desenchufado en ese mismo momento.

Notas de juego

Cambiamos de escena

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12/02/2010, 03:59
Director

Travis miró a Howard con dureza, una dureza propia de quien habitaba en un mundo como aquel. Un mundo postapocalíptico. El pordiosero pronunció unas palabras que posiblemente Howard tardaría en olvidar.

-Ello están en tos laos, y en ninguno. No lo buscas, te encuentra. E mundo sa ido a la mieda, amigo, y ahora ca uno cuida de si mimo. Te cuidao con quié te topas.

Entonces siguió andando, sin derecho a réplica, y por algún extraño e inexplicable mecanismo de su mente, Howard se quedó con la mente en blanco el tiempo suficiente para que él desapareciera de su vista.

Notas de juego

Cambiamos de escena

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12/02/2010, 04:05
Director

Chicago era un caos.

De camino hacia el sur, hacia la tranquila "comunidad" de Riverdale, paraíso americano de casitas unifamiliares, parques y jardines con enanos de cerámica, ambos pudieron ver escenas que les helaron el corazón. Muertos y moribundos, enfermos que habían muerto en cuestión de segundos dentro de cafeterías y locales, bandas armadas que saqueaban, mataban y violaban a su antojo. Personas vejadas, personas muertas a tiros por militares, policías o simples locos que deseaban llevarse a la tumba al mayor número posible de sus congéneres antes de abandonar este mundo. Personas, en suma, que morían rápidamente, y otras que se preparaban para hacerlo del modo en que mejor les placía.

Ellos siempre siguieron al sur, huyendo de estas imágenes de destrucción, temblando para no acelerar, esquivando los obstáculos imprevisibles que se cruzaban en su camino. Y al final, llegaron a su destino, la casa de David. Un lugar elegante, razonablemente limpio y ordenado, y lo más importante: tranquilo.

Pasaron el resto del día sentados en el sofá, mirando la tele y las noticias. El mundo se iba al garete en cuestión de segundos, y las emisiones regulares cortaban, con alguna que otra muerte en directo. Mensajes del ejército, previamente grabados, llevaron a David a pensar en si sería lo correcto presentarse para ayudar. Pero el recuerdo de los muertos, del salvajismo, de los militares enfermos y enloquecidos que disparaban a los peatones infectados, contuvieron todo entusiasmo.

Al final, la luz se fue, simplemente. Quizá el ejército había apagado las centrales de energía, antes de que el mundo terminara de irse a la mierda aquella misma noche. Jennifer encendió velas, y preparó la cena, para distraerse y olvidarse. David no podía olvidar lo que había visto, y no podía evitar pensar en la muerte, su propia muerte. ¿Se contagiarían? ¿Morírían como el resto?

Entonces, después de que él apenas probara bocado, y de que ella le mimara en el sofá, Jennifer se sentó encima de él, y le dió un beso a medio camino entre la desesperación y la pasión. Ella le hizo el amor, hasta que se quedaron dormidos. Le hizo el amor, con el cariño y las sabias caricias de quien bien le conocía. Porque puestos a morir, ella no quería irse de su lado sin demostrarle que, a pesar de todo, siempre le había amado.

 

Notas de juego

Cambiamos de escena

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12/02/2010, 07:46
Stanley Westen

Stanley continua revisando el lugar, mientras escucha las palabras de Alex detrás de él, así como siente el olor de la carne que comienza a cocinarse, y su apetito se abre aun mas, si es que eso es posible en aquella situación.

Sin embargo, cuando escucha la ultima parte de aquellas palabras, el campo, la mujer y Nebraska, no puede evitar y darse media vuelta, quedándose completamente quieto, en seco, mirando a Alex a los ojos con mirada grave.

Aquella es una extraña coincidencia, demasiado extraña para ser una coincidencia. Pero Stanley, como siempre, se muestra un tanto escéptico al respecto, ¿Puede que sea un efecto secundario del virus? ¿Delirios tal vez? En todo caso, pese a que mira fijamente a Alex, como si estuviera a punto de decir algo, se contiene y no agrega nada, tal vez por la necesidad de de protegerla, de no darle falsas esperanzas... después de todo, no es mas que un sueño, por extraño que parezca esa coincidencia... y aun así, hay algo en él que le dice que tiene que pensar en ello de manera mas detenida, generándole ideas enfrentadas, pensando que es demasiado extraño como para darle mucha importancia, pero a la vez algo que se debe pensar en frio y por lo cual es mejor no guiarse de manera impulsiva.

- Eso... es un sueño bastante extraño – dice serio, aunque de manera un poco torpe, como si aquello no sea realmente lo que quiera decir. Tras esas palabras hace un silencio, en el que aun deja su mirada en Alex, para luego volver a dar media vuelta y seguir con la búsqueda, repasando todavía aquel sueño que había tenido varios días atrás, mientras habla a Alex, tratando de mantener la calma y de ocultar su preocupación – Creo que será mejor pasar la noche aquí y mañana ocuparnos de buscar provisiones y algún transporte... luego podremos ver el destino... un paso a la vez, decia mi padre – dice, tratando de aparentar calma y control.

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12/02/2010, 13:56
Alex Silverstone

Pude ver en su cara como por unos instantes estuvo a punto de decir algo, el problema residía en que al final no dijo nada y eso me hacía suponer que estaba pensando que estaba como para que me volvieran a encerrar, cosa que ya había pasado por mi cabeza en demasiadas ocasiones estos últimos días, aunque por otro lado.. la extraña certeza de que es lo que tenía que hacer me empujaba a tener una cierta esperanza.. Por mi parte, no tenía nada que perder ya, así que me lo jugaría todo a una carta y esa sería ir a mitad de la nada de Nebraska.

Cuando Stanley habló parecía un poco confuso, pero me costaba adivinar lo que pasaba por su cabeza, quizás por el comportamiento frío que mostraba y que me hacía sentir sola incluso estando acompañada, aunque no podía culparle por ello.

- Está bien, pasaremos aquí la noche, pero yo mañana parto a Nebraska, vengas o no.. - Sí, en aquel momento demostré lo terca que era y lo difícil que sería hacer que cambiara de opinión, pero todo lo que ahora no tenía, todo lo que había conseguido en la vida, ahora vacía, lo había logrado no dándome por vencida y esta vez, aunque fuera la única que siguiera respirando en todo el planeta, aunque tuviera que acabar viviendo en una cueva con un trozo de madera y hablando con un ser imaginario, no iba a ser diferente.

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12/02/2010, 14:52
Stanley Westen

Stanley admira lo decidida que es su compañera, y si bien es algo que normalmente valora, tambien sabe que es algo que le puede jugar a uno en contra.

- No creo que sea buena idea tomar decisiones en base a un sueño en una situación como esta – dice mientras continúa buscando con la linterna, con un tono, si se quiere, aun mas frío y serio que el que había usado antes, tratando no solo de justificar su decisión anterior, si no que también parece intentar persuadir a Alex de que al menos reconsidere la suya.

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12/02/2010, 16:43
Director

Notas de juego

Pasad a la siguiente escena cuando queráis.

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15/02/2010, 17:42
Yomara Doumbouya

Yomara había llorado, mucho, sus ojos estaban hinchados a causa de ello y la imagen de sus padres, tendidos sobre la cama, no se borraba de su mente. Autos, muchos autos, todo la ciudad de Nueva York parecía haber decidido coger sus vehículos ese día. El sonido de bocinazos y gritos de la gente resultaba ensordecedor. Yomara intentaba buscar alternativas, calles que se suponía eran menos transitadas y por tanto mucho más expeditas, pero no importaba hacia dónde girara, el panorama era el mismo, e incluso peor.

Intentaba llamar a su hija, a Lance, incluso a Delmar, pero nada, las comunicaciones estaban igual que antes. Observó horrorizada los cadáveres que fue encontrándose en el camino, algunos inclusive dentro de sus propios vehículos. Aquello resultaba repulsivo, se le revolvía el estómago, pero más que asco lo que sentía era terror. Terror de tan sólo pensar que Oluchi podría estar como alguno de ellos. Terror de imaginar a su hija sola, asustada, posiblemente llamándola, necesitándola y ella allí, lejos, demasiado lejos, sin siquiera saber dónde se encontraba. Pensaba en Oluchi, en Lance y se maldecía por no haber escuchado a éste cuando dijo que iría a buscar a su hija, que arrendaría un coche y la traería a ella y sus amigos a la ciudad. Incluso Delmar se había ofrecido a hacerlo, pero Yomara había dicho que Oluchi era grande y una muchacha responsable. Y lo era. No se equivocaba, pero no dejaba de ser su niña, su hija, su razón de ser. ¿Por qué no les hizo caso? Al menos podría sentirse un poco más tranquila de saber que Oluchi no estaba sola, que estaba o bien con su padre o bien con su tío, que estaba con su familia y no quien sabe dónde con un grupo de jovencitos asustados quizás tanto o más que ella.

Dio una brusca frenada, por poco y su auto queda estampado en el parachoques del vehículo que tenía delante. Un grupo de jóvenes, vándalos oportunistas, estaba saqueando una tienda y causando destrozos por doquier. Meneó la cabeza preguntándose qué clase de educación habían dado sus padres a esos chicos. Vio que portaban armas a través del espejo retrovisor, además que el dueño de la tienda se defendió de ellos a punta de escopetazos. Por mero instinto bajó la cabeza e intentó cubrirse de una posible bala perdida. No podía morir, no sin antes haber encontrado a Oluchi y Lance.

Pero lo que podría ser catalogado como “habitual” en las calles del Bronx, pasó de castaño a castaño obscuro cuando, salido de no se dónde, apareció un tanque que, sin la menor de las contemplaciones, comenzó a arrasar con todo lo que se cruzaba en su camino. Sintió un susto de muerte, tenía el cinturón de seguridad puesto e intentaba sacárselo, pero el miedo que estaba experimentando, consciente de que si no salía pronto de ese lugar terminaría aplastada por ese tanque, hacía que una acción tan simple se le antojara imposible. Sus dedos, torpes, no obedecían las órdenes que su cerebro, desesperado, les daba. Tiró del cinturón con fuerza, gritando incluso al hacerlo, hasta que por fin presionó el seguro del modo correcto y pudo liberarse. Abrió la puerta, estrelló su hombro contra ella pues costaba un poco abrirla. Cogió el móvil, alcanzó a cogerlo, pero el tanque ya estaba casi encima de ella, o al menos así le parecía. Salió del auto corriendo, tropezó incluso al hacerlo y el móvil se soltó de su mano. No tuvo tiempo de recogerlo, apenas y lo tuvo para ponerse de pie y reemprender la carrera.

El tanque aplastó su vehículo… se quedó con lo puesto.

 

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19/02/2010, 12:52
Ashton Northely

Lo que a Asthon Northely se le antojó como un breve segundo dormida, o muerta, podrían haber sido siglos.

 
Abrió los ojos pesadamente, sintió un profundo, demoledor e insondable dolor en el corazón que casi se lo partió… y entonces deseó con todas sus fuerzas no haber visto de nuevo la luz del día. La expresión de su cara no se inmutó. Ella sabía que no volvería a hacerlo nunca más.
 
Tras la rápida reestructuración del ambiente y una pequeña organización mental de la situación… sus ojos se oscurecieron mientras miraba a la mujer que le hablaba tan puerilmente, notando que le entraban unas enormes ganas de de darle un guantazo a la médico que se atrevía a sonreírle. Con un poquito de suerte le partiría la cara, bien que se lo merecía.
 
La parte de cordura que albergaba en su interior la obligó a quitarse con cuidado los aparatos que invadían su cuerpo sin atender esos deseos, y sin que sus labios se despegasen hasta que no creyó saber lo que la profesional se proponía hacer.
 
No quiero que me inyecte nada.- La voz fue tan dura como firme, la miró a los ojos sin parpadear. Quería dejarle claro que se encontraba perfectamente cuerda, y el tono no era ni minimamente cordial.
 
¿Cuánto tiempo tengo que estar aquí?