Partida Rol por web

Apocalipsis

Un nuevo hogar

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13/07/2010, 16:46
Director

David terminó de pintar el cartel en la empalizada, dejando al lado el bote de pintura. El invierno se había recrudecido, y aunque estaba trabajando, llevaba un chaquetón y un gorrito de lana. Se separó un poco, ajustándose las gafas y comprobando el resultado. "Bienvenidos a la Colonia del Lago Michigan", rezaba. Era una cálida bienvenida, quizá demasiado en un mundo como aquel, un mundo postapocalíptico lleno de locos.

En el interior de la empalizada, levantada con no poco esfuerzo por el puñado de colonos, se situaba el perímetro de un pueblecillo de Garden Island, cerca de Beaver, que antes tenía otro nombre. Un nombre que ya había quedado desterrado al recuerdo. El señor Woolsey, el viejo que había acompañado a la señorita Gray, estaba sentado en lo alto de la torre de observación, en una hamaca, cubierto con mantas y con una M-16 con mira telescópica apoyada cerca. Él era el vigia, o al menos así lo era durante el día de hoy.

El doctor Green se limpió las manos por un trapo, mirando el interior de la colonia. Tras las visitas de Andy a los pueblecillos cercanos en busca de víveres, se toparon con otros supervivientes. Ahora eran cuatro familias, ocupando cuatro casas de calles distintas, ya que cada azotea era un puesto de vigilancia potencial. Algunas familias, como en el caso de Amanda y Andy, se habían formado fruto de la necesidad, por la mera agrupación de supervivientes de sexo opuesto. De los allí presentes, los más útiles e importantes eran David, que era algo así como el jefe de la comunidad, y también su doctor, y Andy, que era el responsable de mantener las infraestructuras. El generador de electricidad autónomo había hecho el resto, devolviéndoles un poco la sensación de civilización.

Desde lo alto de la empalizada, David podía ver su casa, y como Jennifer había salido a tender la colada, despreocupada. La observó durante un momento. Hacía una semana escasa, había comenzado a tener náuseas matutinas. Y, a pesar de que habían discutido sobre el particular, ella se había cerrado en banda. Iba a tener ese niño, su niño.

Entonces, el señor Woolsey anunció algo desde la torre de vigilancia, todavía con los prismáticos en la mano.

-Es Andy, y vuelve con supervivientes.

El doctor miró en dirección a la carretera que venía desde el principal puerto y embarcadero de la isla, de donde, efectivamente, venía la camioneta de Andy, con dos pasajeros de raza negra a bordo. No tardaron mucho en llegar a las puertas de la colonia.

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13/07/2010, 17:10
Director

Pasaron días. Luego pasaron semanas. Y luego, ya casi habían pasado dos meses. Nadie llegó hasta las orillas del lago Eyre, nadie. La electricidad dejó de funcionar la primera semana, y con ella, las noticias de la civilización. Aunque, por las últimas que escucharon, pensaron que el mundo simplemente se había ido al carajo, para nunca más recuperarse. Habitaron una casita junto al lago, agotando los suministros del economato del pueblecillo, previamente saqueado durante los días de la infección. Brick creyó que, tarde o temprano, iban a enfermar y a morir como el resto. Pero eso, simplemente, no sucedió.

Vivian estaba triste, aunque por primera vez en mucho tiempo podían vivir juntos sin preocuparse de nada más. Estaba triste, quizá por sus padres, quizá porque eran los únicos seres vivos que quedaban en aquel lugar, o quizá en el mundo. Entonces, más o menos como una costumbre, solían planear un viaje, un viaje a otra área, de ida y vuelta, en busca de supervivientes. Y fue, al cabo de dos meses, cuando cerca del lago Michigan, en el supermercado de un pueblecillo costero, se encontraron con un hombre llamado Andy. Un hombre que, tras las sospechas iniciales, les habló de una nueva colonia, un lugar donde volver a empezar. La colonia de la isla Garden.

Sin nada que perder, y tras mucho darle vueltas, Brick decidió que aquello era más atractivo y firme que cruzar todo el país siguiendo el sueño de su mujer, sobre una vieja que vivía en Nebraska. Por eso, hicieron las maletas y se dejaron acompañar por el señor Andy en su barco a través del lago, hasta la pequeña isla de Garden. Allí, en el embarcadero, montaron en una vieja camioneta a su lado, y recorrieron los pocos kilómetros que separaban el muelle de algo que se alzaba en una meseta, más allá. Algo que hizo recuperar a Brick, aunque solo fuera un poco, la confianza en el género humano: una comunidad cerrada, un pueblo rodeado por una empalizada.

No tardaron mucho en llegar a la altura de las puertas, tras las cuales había una torre de guardia, donde un anciano con un gorro de lana, en una mecedora y tapado por mantas, les miraba desde arriba. A pie de calle, un hombre blanco, con gafas, vestido con un chaquetón de alpinista, les miraba y se acercaba. Andy levantó la mano, como saludándole. Luego, detuvo el vehículo, y se giró a mirar a Brick y a su mujer.

-Es el doctor Green, el alcalde de la colonia. Es un buen tipo, aunque algo desconfiado. Nunca dejamos entrar a nadie sin que él de su visto bueno -aclaró.

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13/07/2010, 17:24
Director

Hacía mucho frio allí, en el margen de la carretera.

Un macroaccidente, durante la infección, había taponado el acceso de aquella vía, y los guardaespaldas, sicarios, o quienes fueran sus captores, les habían enviado a hacer el trabajo sucio. Les enviaban a algún lugar de la costa este, o algo así, según habían creido entender. Parecía que el señor Flag estaba interesado en mantener pequeños puestos de observación en todos los Estados Unidos. Ya habían pasado varios días de viaje, recorriendo diferentes estados, y el abuelo tenía un golpe en la cabeza, un culatazo que le dieron con uno de los tipos intentó meter mano a Erika. El predicador, con el grueso de los sicarios, había vuelto a Las Vegas, tras desarmarles y quitarles el vehículo y casi todos los suministros.

Ahora, dos de los sicarios, un grandote pecoso y uno moreno bajito, como hispano, les miraban mientras retiraban los coches, apartando a sus antiguos y ya putefractos conductores. Era algo desagradable, muy desagradable, pero Erika no pensaba en eso. Estaba triste, triste porque aquellos hombres habían abandonado a Kando en aquel parque temático de California, y ahora, muy posiblemente, no volvería a verlo jamás.

Howard se secaba el sudor, después de ayudar a empujar el segundo coche, e intercambió una mirada con Kevin. El abuelo, que estaba sentado al volante, les dijo entonces algo que les hizo girar el rostro, incrédulos.

-Un vehículo, parece militar -dijo.

Efectivamente, acercándose a la cercana circunvalación del otro lado (el que pretendían despejar), un humvee con un militar de uniforme subido encima, a la ametralladora. No parecían hombres del señor Flag, porque siempre contactaban por radio al acercarse a alguno de sus coches. Es más, parecía que ni siquiera iban en aquella dirección. Rápidamente, el abuelo entendió que aquella era, quizá, su única oportunidad de escapar.

-Erika, Howard, id a ver, rápido. Yo y tu hermano les distraeremos.

Su tono no admitía reproches. Puso el freno de mano, parando el coche justo delante del ángulo de visión de los sicarios. Uno de ellos levantó una mano, protestando por la torpeza y la tardanza. El otro, hizo ademán de acercarse, tranquilamente, para comprobar si había algún problema. Era su oportunidad, su única oportunidad.

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13/07/2010, 17:39
Director

El viaje hacia Nebraska se había hecho lento, casi demasiado. Al final, por el humanitarismo de Alex, Stanley tuvo que tolerar con mucha desgana la presencia de Brown, el ex-sicario del señor Flag, ex-pandillero y tantas otras cosas. En su mente solo acudían las palabras "no es de fiar". Para terminar de hacer más ameno el viaje, las relaciones con el coronel Price habían pasado a lo mínimo imprescindible desde que le habían frenado en su intento de apalear al negro. Ahora se pasaba horas subido en aquella torreta de artillero, silencioso, surcando el horizonte.

Iban por Iowa, acercándose ya a Nebraska, siendo la desolación y la muerte la nota dominante. Silencio, accidentes de tráfico y muertos en descomposición en la cuneta de la carretera, una constante. Entonces, ese día, cuando se aproximaban a una circunvalación de la autopista, el coronel Price miró en dirección a un accidente de tráfico, en la carretera de la izquierda, cuando se percató de que los coches se movían, empujados por personas.

-Westen, aminore -dijo.

Luego, tomó los prismáticos y miró en esa dirección.

-Civiles desarmados, veo a dos varones en edad militar, una muchacha y creo que un anciano.

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13/07/2010, 18:46
Stanley Westen

El viaje se hacia largo, lento y monótono, aun siendo el paisaje montones de cadáveres y accidentes en todas partes, para Stanley ya es como conducir en una carretera en medio del desierto, una carretera que no lleva a ninguna parte. Como si fuera poco, no solo tiene que mirar al frente, tratando de no quedarse dormido frente al volante, pese a que trate de aparentar que todo esta bien y no dar muestras de flaqueo, si no que también lanza algún que otro vistazo por el retrovisor hacia su nuevo acompañante, el tal Brown, que había intentado matarlos tiempo atrás. Como para viajar aun mas tranquilo...

Y aun con todo eso, todavía ronda por su cabeza la idea del sueño, aquel delirio místico que parece estar moviendo a sus compañeros, aquel delirio, al menos para Stanley, que al contrario de lo que se podía pensar, se diluye a cada kilómetro que avanzan y siguen viendo desolación y muerte a ambos lados de la ruta. Así y todo, cuando el paisaje parece darle la razón a Stanley, este no se alegra por ello, como si en el fondo deseara que aquel delirio fuera real...

Price le hace despertar del trance en el cual se encuentra, mirando a la carretera y con las manos al volante. Mira de reojo al militar, para luego ver en la misma dirección que él y poder divisar a un grupo de personas, aunque a menor detalle que el uniformado. Después de lo sucedido en el ultimo pueblo, en su pueblo, la idea de ver a mas personas de pie no le alegra precisamente, aunque no puede recordar tampoco que si lo hizo desde el momento en el cual despertó en aquel hospital...

Sin dejar de mirar hacia aquellas personas, dirigiéndose aun hacia la circunvalación en la ruta, Stanley, haciendo caso a Price, aminora la marcha considerablemente, mientras se acercan a aquel grupo de personas, sin decir una sola palabra, aunque el silencio habla mucho mas por él.

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13/07/2010, 19:30
David Green

"-Parecía que había transcurrido una eternidad"- pensé mientras separaba la brocha y la dejaba reposar sobre el bote de pintura y observaba las letras plasmadas dando la bienvenida a aquellos que, como nosotros, eran supervivientes. El mundo ya no es el que era. Muerte y desolación reinaban por doquier, y la esperanza de seguir adelante en una tierra muerta nos había traído hasta el norte, a la región de los lagos.

En el recuerdo quedaba el desconcierto, las dudas y el miedo de un pirncipio no tan lejano en el tiempo. Quedaba también atrás la huída a ciegas, la necesidad de conseguir suministros, armas, aquel exraño encuentro con el Mesías de Las Vegas y el cuervo. Aquél cuervo de plumaje negro, ojos oscuros y metafórico mensaje que presagiaba una muerte que podiamos ver a nuestro alrededor. Quedaba atrás, pero no en el olvido.

Luego llegó Andy, llegó Amanda y, en pleno caos, surgió una idea para empezar de nuevo. Juntos quizá tendriamos una oportunidad, y ese deseo se ha plasmado en esta Colonia. Cuatro familias en busca de un destino mejor, alejadas de sus vidas, alejadas de un mundo moribundo y con la firme esperanza de econtrar a otros para evitar la soledad.

Desde la empalizada miré a Jenny, junto a un cesto de mimbre lleno de ropa mojada, a punto para ser tendida. Sin embargo, el aviso del señor Woolsey me hizo volverme para contemplar como aquella camioneta se acercaba. Era Andy, y traía compañía.

Miré mis manos, manchadas por la pintura, y tras secarme como pude con un trozo de paño de algodón, me dirigí a recibirlos levantando la mano a modo de saludo. Ante todo cordialidad. Y desde luego, precaución; fundamentalmente la que aportaba nuestro vigía y su M-16. En un mundo quebrado, bien sabiamos que también existían las malas personas.

Notas de juego

Bienvenido de nuevo. El post me ha pillado un poco fuera de juego, ya que detecto un salto argumental. Por eso no quiero profundizar demasiado por el momento hasta acabar de ubicarme.

¿Jenny embarazada? :)

¿Colonia del Lago Michigan? Pues sí que me fueron bien los mapas y libros sobre la zona que buscaba en los últimos posts de la escena pasada... A eso le llamo yo no perder el tiempo. Bien, supongo que poco a poco me irás aclarando quiénes son mis acompañantes y cuánto tiempo ha pasado.

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13/07/2010, 20:07
Director

Notas de juego

Si, basicamente, siguiendo una teoría, llamemosla "gandalfiana", le he dado a la cosa "un pequeño empujoncito". Ya ha estado lo suficientemente parada durante demasiado tiempo como para no plantear nuevas situaciones de roleo, que por otra parte ya tenía claras.

Basicamente, han pasado un par de meses, o algo así. Comienzos de febrero, todavía mucho frio por esos nortes, y durante ese tiempo os habéis dedicado a buscar un buen sitio, hacer pequeñas raids para buscar y atesorar provisiones y cacharros útiles, y de paso os habéis topado con más personas.

A estas alturas, la "pequeña comunidad" ya está funcionando. Hubo una reunión de familias, en una comilona, por ejemplo, y como eras el fundador y el tio con más estudios de los presentes, decidieron que fueras "el alcalde". Y ahí se ha quedado el asunto.

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13/07/2010, 22:24
Alex Silverstone

Lo poco que hablé en aquel viaje fue con Tom, y porque tenía la sensación de que el muchacho necesitaba de vez en cuando sentir que iba con personas amigas y no con extraños que ni siquiera tenían demasiado claro por qué iban juntos a ninguna parte.

Tuve mucho tiempo para pensar, quizás, incluso demasiado más del que me gustaría y aunque me hubiera gustado que hiciéramos un desvío en nuestro camino para intentar llegar a mi antiguo estado, a mi antigua casa, no dije nada, pues estaba convencida de que la idea no recibiría mucho apoyo y no me parecía demasiada buena idea marcharme sola, pues había comprobado en primera persona que no todos los supervivientes tenían las mismas ganas de descansar o de empezar de nuevo..

Llevaba una como media hora mirando por la ventanilla, en silencio, casi hundida en el asiento pensando en si quedaría alguien de mi familia con vida. Tenía muchos hermanos, así que si las matemáticas no fallaban, eso debía sognificar que tenía más posibilidades que el resto de encontrarme a alguien con vida, pero las estadísticas no nos iban a ayudar a nada.

Al escuchar las palabras del idiota del militar miré hacia delante con curiosidad, pero no tenía del todo claro si me parecía ya una buena idea encontrarme o no con nadie cuando ni siquiera sabía si tenía ganas ni de seguir adelante con todo aquello, aunque llevara todo el viaje pareciendo algo así como la reina de la esperanza, pues mis ánimos estabas más mermados a cada momento y no sabía cuanto podría resistir con la situación con la que tenía que cargar con aquella gente en aquel coche..

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19/07/2010, 15:41
Erika Stevens

La vida de una persona es un conjunto de momentos buenos y malos, de personas, de situaciones, de recuerdos. De toda aquella vida, solo quedaban ya dos personas: Su hermano y su abuelo. Si por alguna razón los perdía, perdía todo loq ue le quedaba de vida. Todo lo que le daba sentido a latir y respirar.

La posibilidad de mantenerles a salvo, de mantenerles vivos... de mantener lo que daba sentido a su vida le dio a Erika más sangre fría de la que necesitaba para hacer lo que hizo.

Ahora o nunca. Corrió agachada entre los coches tan rápido como podía, ignorando el hedor a muerte y los ocasionales golpes que se daba con retrovisores y cosas tiradas. No recordaba haber corrido tanto en su vida. El humvee era la salvación de los suyos si lograba convencerles de que salvasen a su abuelo y hermano.

También cabia la posibilidad de que la ametrallasen por ser una "posible portadora" así que no se acercaría tanto como para ser una "amenaza"

Cuando estuvo a la vista siguió agachada pero movió las manos con histeria.

¡Aqui! ¡Aqui soldado! ¡Socorro! Dos tipos armados nos tienen secuestrados ayudennos por favor

A punto estaba de llorar. Podrían responder, podrían dispararle, o... podrían hacerles caso y aún así su familia recibir una rociada de balas, o salir todo bien. Eran demasiados nervios para cómo tenia el pulso en ese momento.

Por favor...!

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10(+12)
Motivo: Advertir
Resultados: 5(+12)=17, 4(+12)=16, 3(+12)=15

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19/07/2010, 16:08
Erika Stevens

De entre un montón de coches accidentados salió corriendo agachada una chica, de unos veintipicos años. Moderadamente agraciada, desmelenada y sudada de haber estado haciendo considerable esfuerzo recientemente. Se paró a una distancia que el artillero no fuera a considerar amenazante, unos siete metros, y gesticuló con los brazos, llamando la atención y al tiempo señalando hacia atrás, al lugar de donde venía, más allá del montón de coches abandonados y estrellados.

¡Aqui! ¡Aqui soldado! ¡Socorro! Dos tipos armados nos tienen secuestrados ayudennos por favor...

Tragó algo de saliva y pareció suplicar desesperada.

Por favor...!

No levantó demasiado la voz, esos hombres no debían estar demasiado lejos después de todo.

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20/07/2010, 13:52
Alex Silverstone

Moví la cabeza cuando escuché la voz de mujer, aunque apenas había entendido lo que decía, pero llevaba algo bajada la ventanilla porque después de tanto tiempo en el coche, ya me parecía que incluso necesitaba oxígeno.

Me agarré el asiento donde se sentaba nuestro más reciente compañero y asomé la cabeza entre ambos asientos, queriendo ver qué era lo que sucedía, cuando vi como asomaba la cabeza una mujer y parecía necesitar ayuda.

Ya iba a abrir la boca para que pararan el coche, pero entonces, por unos momentos, pensé que podía tratarse de una trampa y que tan sólo querían hacernos bajar, gente como la que ya nos habíamos encontrado, pero rápidamente negué con la cabeza, si tan sólo podíamos desconfiar de todo el mundo, aquello ni sería vida ni sería nada y eso que de vida ya tenía únicamente el que estuviéramos respirando y que necesitáramos comer..

- Dame un arma.. - Pedí al hombre que iba de copiloto. - Debemos parar ¿ no? No podemos dejarles ahí si necesitan ayuda, pero eso no quiere decir que no tengamos que tener cautela. Y sí, se usarla.. - Eso último lo añadí porque seguramente con mi apariencia nadie se imaginaría que como toda persona de campo, había aprendido a usar armas de fuego justo después de aprender a andar en bicicleta.

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20/07/2010, 23:42
Stanley Westen

Stanley aprieta el freno con fuerza al ver a aquella muchacha salir de entre un montón de chatarra. Por suerte la velocidad a la que venían hace que la frenada sea bastante mas suave de la esperada.

Mira por el espejo del parabrisas a quienes van sentados atrás, como si esperara que alguien le dijera que hacer, aunque la mismo tiempo lanza un grito al militar – ¡Price! - le llama, aunque mas que atraer su atención, cosa que no espera, pues ve difícil que no haya visto a la joven, lo que pretende es que le diga que diablos hacer, después de todo el es el militar, el hombre entrenado para eso, le guste o no.

De todas formas, cuando Stanley vuelve la vista al frente, mirando a la joven, cuyo aspecto parece confirmar lo que dice, aunque no por eso borra las dudas de su mente, se agacha para tomar el fusil que le había acompañado hasta entonces y que llevaba escondido bajo el asiento de la camioneta, esperando a no tener que usarlo de nuevo.

- Esperen aquí – dice sin dejar de mirar hacia fuera, mientras abre la puerta y asoma un poco el cuerpo, sin siquiera revisar el arma, ya que, después de todo, no es que sea un experto en ellas, y menos en el oficio de ir por ahí disparando a la gente, para eso esta Price, pero de todas formas decide a salir, ya sea por que no confía en los que cree capaces de manejar la situación, o por que no quiere arriesgarlos. Después de todo, ¿que mas le da si recibe un tiro?

Asoma parte del cuerpo fuera del vehículo, dejando todavía una pierna dentro de él, y usando la puerta como escudo, sin apuntar con el arma, aunque sosteniéndola con fuerza entre sus manos.

- ¿Quien eres? - dice desde la distancia, pregunta a la joven, aunque rápidamente cae en la cuenta de lo tonta que es la pregunta en esa situación- ¿En donde se encuentran? - vuelve a preguntar rápidamente, olvidando su pregunta anterior, refiriéndose a los supuestos secuestradores, aunque realmente no sabe que hacer en esa situación, y la idea de que todo eso se trate de una trampa es cada vez mas fuerte dentro de su cabeza.

 

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21/07/2010, 14:05
Alex Silverstone
Sólo para el director

Prácticamente bufé como un gato cuando Stanley volvió a ese independentismo suyo o a esa forma que tenía de no hacer ni caso al resto y volví a apoyar la espalda en el asiento del coché, haciendo exactamente lo mismo que hacía él, como si todo lo que pasara a mi alrededor no fuera cosa mía.

- Me estoy empezando a cansar de todo esto..

Me crucé de brazos y me quedé allí quieta y en silencio, con gesto de enfado y unas ganas tremendas de abrir la puerta y antes de preguntar nada a aquella chica mandar a aquel hombre a la mismísima mierda.

- Por dios!! ¿ Es que se ha muerto toda la gente normal? Pues yo no soy psiquiatra y aunque no lo parezca también me enfado de vez en cuando..

Empezama a creer que quizás lo mejor sería dejarlos a todos a los suyo e irme yo sola, por mucho miedo que me diera o por muhca gente mala que pudiera encontrar, pero seguro que al menos así no tendría que soportar las tonterías de nadie.

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22/07/2010, 15:45
Brick Hayes

Dentro del coche, en los asientos traseros, había un hombre de color y una mujer, más o menos de la misma edad (unos 30 y pocos), vestidos invernalmente con jerseys y chaquetones. No parecían ir armados, al menos a simple vista, y al parecer Andy se sentía agusto con ellos, confiado. Cuando David se acercó a saludar, el hombre sonrió, mostrando unos dientes muy blancos.

-Señor David, encantando de conocerle. Soy Brick Hayes, de Philadelphia, y esta es mi mujer Vivian. Soy obrero, o lo era. He escuchado que aquí aceptan a gente decente, y sabe Dios el tiempo que llevamos de pueblo en pueblo, nada más que viendo muertos y gente pirada que te dispara con fusiles de francotirador al pasar con el coche. Fuimos al lago Eyre, pero allí no hay nadie. Luego fuimos a Milwaukee, y nos encontremos al señor Andy en un economato, buscando provisiones.

Hizo una pausa, como dándole tiempo a responder. No dejaba de ser inquietante, estar delante de un tipo así, blanco, calvo y con gafas. Era el tipo de persona que no hace mucho era definida como "gente de bien", mientras que él solo era poco más que currito, un negro más en un barrio lleno de ellos.

Notas de juego

Lamentablemente, Gica me dijo que estará un par de meses con el tiempo muy justito, y me ha pedido que lo pnjotice.

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23/07/2010, 11:27
Howard Keenan

El olor a putrefacción ya era cosa de todos los días. También lo eran el silencio de las ciudades, los coches abandonados y estrellados, los cadáveres desperdigados por todos lados. Ya no había lugar para el asco, no después de que se asentara la costumbre. Por eso, en aquel momento, Howard se sentía más furioso e impotente que asqueado al hacer el trabajo sucio. No obstante, muchas cosas habían sucedido desde que se había topado con Erika y su familia, y aquella no era de las peores.

Mientras intercambiaba una mirada con Kevin, que en ese instante parecía compartir, por primera vez, sus sentimientos, el abuelo les llamó la atención. Howard alzó la vista, sin dar crédito a sus ojos. Un vehículo se acercaba a lo lejos, y aún no había sido avistado por el resto. Las indicaciones del viejo fueron concisas, e hicieron que su corazón comenzara a bombear con rapidez. Erika no tardó en reaccionar. Él intentó atajarla, pero ya se alejaba a las corridas. Se volvió hacia los otros dos, con la duda en el rostro.

-Vamos a volver- fue todo lo que pudo decir antes de apurar sus pasos detrás de los de Erika, agazapado y buscando cobertura entre la multitud de autos destruidos. De repente, la idea de correr hacia el humvee no le parecía tan buena. Tenía una ametralladora, y aunque fuera un militar el que estaba al  mando de la misma, las viejas reglas del mundo medianamente en orden ya no aplicaban. Se sintió vulnerable, más que antes, pero ya no podía detenerse. La muchacha frente a él agitaba los brazos y rogaba con histeria, y Howard no pudo más que imitarla.

Un tipo armado no tardó en acercárseles, pero al ver que el rifle apuntaba hacia el suelo, Howard asumió que no quería matarlos, por el momento. -Allí, detrás de ese bloqueo- dijo con la voz entrecortada, sin aparentar mucha valentía. -Hay dos más de nosotros, ¡tenemos que volver ya!-

Notas de juego

Perdón por tardar en postear, pero no estuve muy activo en estas vacaciones de invierno. Ya estoy de vuelta.

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23/07/2010, 19:41
Stanley Westen

Stanley se sobresalta ligeramente al ver aparecer a otro tipo de entre la chatarra que se agolpa en la ruta. El tsujeto parece tener el mismo aspecto que la muchacha, se puede ver la misma desesperación en ambos, aunque eso no tranquiliza a Stanley. No, al contrario, al ver que el tipo se acerca, Stanley da un paso al costado, acortando la distancia entre el y la camioneta, usando la puerta aun como escudo, y levantando el arma, apuntando a ambos, como si esperara que eso no les hiciera avanzar mas, aunque aun mantiene el dedo lejos del gatillo.

La aparición de aquel tipo le pone mas nervioso, no dice nada, no le responde, tan solo lo observa. ¿Una trampa? No es muy descabellada la idea, les hacen detenerse y haciéndose pasar por victimas los llevan directo a una emboscada. De hecho, hasta eso siquiera es necesario, la muchacha ya les hizo parar el vehículo, y la salida del otro tipo es la prueba de que en cualquier momento alguien mas puede salir a su encuentro. Nada de esto tranquiliza a Stanley, estas ideas dan vueltas en su cabeza cada vez con mas fuerza mientras comienza a ponerse mas nervioso, a su manera, manteniéndose igual que siempre, aunque realizando movimientos mas bruscos... y tiene razón para desconfiar y estar tan nervioso, aunque intente ocultarlo - ¡Price! - vuelve a gritar al militar, esperando que diga algo, que es quien esta entrenado, mientras se maldice a si mismo por haber caído en aquella supuesta trampa, ya que no puede responsabilizar a nadie mas.

Sin embargo, una parte de él le impide convencerse completamente acerca de la hostilidad de aquellas dos personas, una parte pequeña y que actúa de manera involuntaria, pero que hace que Stanley mantenga el dedo alejado del gatillo y aun permanezca en el mismo lugar, esperando a tener un panorama mas claro antes de actuar, como si en el fondo, y de manera inconsciente, confiara en esas personas, aunque ni el mismo lo sepa.

De reojo mira hacia dentro del vehículo, y es entonces cuando, tras una fugaz ojeada, su vista se vuelve a posar en su nuevo acompañante, el tal Brown – Oiga, usted, ¡hey! - le llama la atención mientras le mira de reojo, sin dejar de apuntar a aquellos dos desconocidos a través de la ventana de la puerta del vehículo, la cual usa todavía como escudo - ¿Los conoce? ¿Son de los suyos? - le pregunta a Brown, esperando que le aclare la imagen antes de tomar cualquier decisión, y espera que sea rápido, ya que, digan la verdad o no aquellas personas que se paran a mitad de su camino, parece que están en una situación muy comprometida, y no es bueno demorarse mucho tiempo en el lugar. Stanley también tiene en cuenta eso.

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24/07/2010, 19:26
David Green

Esta pequeña comunidad trataba de salir adelante en un mundo que ya no era el mismo que todos habíamos conocido. Ese hombre, Brick, definió su pasado en pocas palabras; pero también relató lo que este mundo yermo y dehumanizado podía ofrecer a los supervivientes: muerte y locos armados dispuestos a matar por quién sabe qué razón.

Con un gesto saludé a los recién llegados.

"-Sean todos bienvenidos. Somos gente de paz.... supervivientes tratando de reconstruir una vida con las cenizas de lo que el mundo nos ha dejado - les digo a modo de recibiemiento - Desgraciadamente, como bien indica usted, señor Hayes, no toda la gente que uno puede encontrar tiene buenas intenciones. Por eso tenemos una empalizada y vigías - añado a modo de explicación ante lo que resulta evidente al llegar a nuestra pequeña comunidad."

Me doy la vuelta y con el brazo les invito a adentrarse hacia el interior del complejo.

"-Andy, por favor, acompaña a estas personas y que vean dónde vivimos. Sin duda agradecerán un lugar de reposo, poder tomar un baño y algo de comida.... - digo con una tímida sonrisa."

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31/07/2010, 15:17
Director

El militar de la torreta les apuntó a ellos, pero poco después apuntó a otras dos figuras que corrían en su dirección: Kevin y el abuelo, que venían desarmados y con las manos en alto. Pero detrás de ellos, los mercenarios dispararon, y sus balas silbaron en el aire, haciéndoles agacharse institivamente. El abuelo se tiró al suelo, y Kevin se parapetó tras un coche. Entonces, como si hubiera estado aguantándose las ganas, el militar de la torreta amartilló la calibre 50, y comenzó a vomitar fuego contra los hombres de Flag.

El tiroteo fue muy breve, porque con la primera descarga, uno de ellos cayó al suelo como si fuera un fardo. El otro, herido, se parapetó tras un coche, arrastrando la pierna como pudo. Eso no detuvo al militar, que puesto a gastar balas, comenzó a disparar contra el coche, ráfaga tras ráfaga, hasta que al final este saltó por los aires.

Luego, se hizo el silencio, dejando a los rescatados y a los rescatadores con un silencio sepulcral. Eso les dió tiempo para ver a las personas que habían rescatado: una chica pelirroja, dos hombres, uno calvo y otro con el pelo corto, moreno, y un abuelo, que se levantaba renqueante.

- Tiradas (3)

Tirada: 1d10(+10)
Motivo: Ráfaga Price
Dificultad: 15+
Resultado: 5(+10)=15 (Exito)

Tirada: 2d10(+10)
Motivo: Ráfaga Price
Dificultad: 15+
Resultados: 5(+10)=15, 8(+10)=18
Exitos: 2

Tirada: 3d10(+10)
Motivo: Ráfaga Price 2
Dificultad: 15+
Resultados: 7(+10)=17, 2(+10)=12, 5(+10)=15
Exitos: 2

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31/07/2010, 15:32
Director

La furgoneta de Andy reemprendió su camino hacia el interior de la comunidad, bajo la mirada de Green. David entró de nuevo en la comunidad, con paso tranquilo. Entonces, el señor Woolsey anunció algo preocupante, algo que hizo volver la cabeza a los que en ese momento estaban en la calle.

-¡Una avioneta aproximándose!

Efectivamente, una avioneta salida de las nubes estaba alabeando para hacer una pasada sobre el lugar. ¿Amigos o enemigos? Dificil de precisar. Sea como fuere, no tenían el armamento preciso para derribarla, a no ser que volara muy bajo. Los colonos estaban petrificados, y algunos estaban quietos, como esperando algo. Esperando, sin duda, las órdenes de su alcalde.

Muy pronto se habían acostumbrado a las comodidades y el relajo de una vida socialmente organizada.