Partida Rol por web

La carretera, solitaria y descuidada, es vuestra compañera fiel. Duna os ha traído y llevado a lo largo de ella durante mucho tiempo, y casi siempre habéis salido bien parados de ese viaje. Es un privilegio contar con él que se conoce los caminos tan bien... igual que tener a Coronas entre vosotros, un buen remiendo a tiempo evita problemas y todos en mayor o menor medida habéis precisado de sus servicio. Rex es la fuerza bruta del grupo, cuando las palabras no son suficientes para saliros con la vuestra es él quien ejerce "la otra voz". Y también esta con vosotros Pesar, un jodido psíquico con el que es mejor no darle demasiadas confianzas, pero que ha demostrado ser útil cuando se le necesita.

En conjunto funcionáis bastante bien, no sois amigos sino compañeros de trabajo. Fue Kwan Kwen (doble K) quien os recluto para proteger su fortín oculto entre la vegetación debido a la fuerte presencia de unos caníbales que rondan la zona. Los cuales vienen detrás vuestra, ya ni recordáis porque os persiguen, pero algo les impulsa a ir tras vosotros una y otra vez. ¿Por qué será? Pesar acostumbra a volver la cabeza cuando se formula la pregunta como si supiera algo más del tema pero no quisiera comentarlo.

En este momento habéis parado en la carretera a descansar, vais bien de tiempo (faltan tres horas para la cita y estáis a 15 minutos en coche) para hacer una entrega que os ha encomendado doble K a unos clientes habituales. Duna aprovecha la pausa para revisar su vehículo, rex revisa la zona con desconfianza, mientras pesar y coronas se quedan a solas en un silencio incomodo para coronas. El día ha amanecido soleado, y hace bastante calor, lo único que se oye a vuestro alrededor es el ruido que hace rex al vaciar su vejiga.
Estáis cerca los unos de los otros, no parece que haya ningún peligro a vuestro alrededor y es un buen momento para conversar un poco mientras esperáis a que sea la hora de presentaros en la reunión.

Rex ha estado recientemente preguntándote sobre la vorágine psíquica. Parece que esta interesado en intentar entrar y busca tu ayuda, ¿Por qué se muestra ahora tan interesado en este tema?
Esta podría ser una buena oportunidad para ti, tendrías que intentar sacarle partido en tu beneficio.

El único sonido que se escucha es el rasgueo de la cremallera de Rex. Los amaneceres son silenciosos desde que se produjo el desastre. Cuando se sube la cremallera, parece que esté levantando una bola de cien kilos por los gestos sobreactuados que hace.

Duna, espero que tu y tus cojones nos lleves de nuevo a casa a la misma velocidad a la que nos trajiste hasta aquí. -Rex carraspea ruidosamente y escupe al suelo.- Doble mierda amarilla K no me ha dado ninguna confianza. Si ese gilipollas quiere que llevemos mercancía de un sitio para otro y contrata para ello a gente como nosotros, es porque ni siquiera los jodidos kung fus se sienten capaces de realizar la tarea.

Rex lleva su rifle de francotirador al hombro. No se separa de él ni para ir a mear. Con un giro de hombro lo mueve hacia adelante y se asegura que el silenciador esté puesto. Se sube sobre el coche y apoya el rifle en la parte superior. Luego revisa los alrededores con su mira telescópica.

Nunca os fiéis de un chinorris que no se sienta capaz de reventar a ostias a quien quiera robarle. Me lo decía mi abuelita. ¿No os da qué pensar? Mi abuelita era la reina de la filosofía de la vida.

Cuando REX hace sus cosas puede apreciar como el liquido que sale de su cuerpo se vuelve de color oscuro al tocar el suelo, desprendiendo un molesto olor a podredumbre. Incluso cuando se aleja del pequeño charco que ha dejado en el suelo, el olor le persigue y debe arrastrar sus botas por el suelo para eliminar los restos que se han quedado adheridos a su calzado. ¿De que se alimenta este hombre para estar así de podrido por dentro?

El lugar se muestra triste y seco, como si hiciera mucho tiempo que no hubiera caído agua aunque estáis seguros que ayer llovió. ¿Donde fue a parar todo ese agua de la lluvia? Porque esta claro que no parece que se haya quedado por aquí. La zona se ve realmente desértica.

Coronas sonríe al escuchar refunfuñando a Rex. Es como si se hubieran repartido el mundo entre los dos, la paranoia para el pistolero y la esperanza para el ángel, y no está mal que así sea: eso le da tiempo para disfrutar del amanecer, mucho más fresco que el resto del día.

Lo único que siente es haber tenido que dejar a atrás el remolque con la barca ambulancia, pero era lo lógico: no te traes todo lo que tienes a un posible tiroteo. Al menos Miranda estará a salvo: compañera, maestra, paciente y amiga, está demasiado mayor y enferma para enfrentarse de nuevo a los problemas del camino. Coronas solo espera que la jovencita del pueblo, Pomelo, sepa atenderla.

De momento es un buen momento para respirar un viento no muy viciado por la jungla y echar un ojo a las plantas del lugar, aunque sólo sea para dar nuevos sabores a las infusiones.

Rex recuerda a Coronas llorando como una nenaza cuando dejaba atrás a sus amiguitas Miranda y Pomelo. Como si dejarlas solas fuera dejarlas indefensas. Aun recuerda la noche de despedida con Pomelo. Fue una noche sexualmente activa para Rex y la jovencita. Sonrió pensando en cómo se lo tomaría Coronas si supiera lo que había sucedido.

Qué jodida mierda! Como si no fuera suficiente tener que estar mirando por encima del hombro día tras día, aquí estamos, en medio de la nada, esperando sin una puta protección. Solo nos falta la diana pintada en el capó y seremos el blanco perfecto. Puto Duna y su manía de llegar temprano.

Pesar caminaba de un lado a otro, con los nervios a flor de piel. No le gustaba nada aquello. ¿Qué carajos estaba pensando el conductor para haberlos llevado allí con tanta anticipación? Los caníbales estaban cerca, podía sentirlos aunque hubiera preferido evitarlo. Y aquello olía a mierda. Peor que la cosa líquida que salía de Rex.

-Hey Rex -una voz neutra, demasiado ronca para ser femenina, demasiado aflautada para tratarse de un hombre. Otro rasgo más de la ambigüedad de Pesar, un secreto que guardaba con celo-. Deberías dejar de follar con Pomelo o no sólo se te pudrirá la polla. Consejo entre amigos.

¿Era realmente su amigo? Pesar dudaba de que alguien pudiera considerarlo así. No tenía amigos, no gustaba a la gente y la gente no le gustaba. Pura reciprocidad. Pero con Rex tenía una especie de conexión que lo acercaba un poco más que al resto. Y con las últimas charlas, había empezado a considerar que se podía sacar algo potable de él... Siempre que se lo guiara sabiamente en sus incursiones por la vorágine, algo que Pesar aún no había decidido si valía la pena.

Mierda! dónde están los malditos amarillos?

Su incesante ir y venir se detuvo.

-¿Alguno quiere follar? -la malicia teñía su voz. Y tal vez, un asomo de sonrisa que su pasamontañas eterno no dejaba vislumbrar.

Duna sonríe al escuchar a Rex exasperado.

Tu tranquilo que yo los llevo de vuelta; eso si, tratemos de volver todos en una pieza. Cuando termines de mear podrías revisar los alrededores con tu rifle por si acaso. Todavía falta un buen rato para el encuentro y no quiero estar en el lugar acordado demasiado antes...

Dice mientras estira las piernas caminando alrededor de la camioneta. Luego se dirige a la parte trasera a revisar el motor y asegurarse de que va a responder cuando tenga que hacerlo.

Rex mira al grupo con desprecio.

Panda de mariconas. Ya me encargo de que estéis seguras, señoritas. Voy a vigilar que no haya otra cosa aparte de cadáveres en el horizonte.

Rex saca su arma. Mide casi lo mismo que él. Siempre la lleva cargada, si se disparara lo único que haría es su función. Sube a lo alto del montículo más cercano y mira a su alrededor.

Esto no es la jungla. Aquí no es fácil ocultarse.

La situación parece estar tranquila pero apenas se oye sonido alguno a vuestro alrededor, y hace mucho calor estando aquí al sol. Pronto empezáis a sudar mientras meditáis quitaros algo de ropa para estar más cómodos.

Posiblemente hayas parado aquí para dejar descansar a tu coche. Es un viaje corto pero hace mucho calor y no quieres forzarlo por si luego tienes que apretarle de verdad. Así que mientras esperas a que se enfríe harás como que lo revisas.

Vamos, que tú coche esta bien por mucho que lo revises :)

Rex abre sus ojos del todo por primera vez. Su piel cuarteada y repleta de heridas parecía impedirle poder hacer dicha acción. Sorprendentemente sus ojos azules son capaces de ver muy lejos cuando hace un poco de sol. Como ahora.

Claramente puede ver que la mejor vía de escape está tras ellos. Lleva directo hacia un cañón situado entre dos montañas. Hay multitud de pequeños caminos y bifurcaciones por las que es fácil desaparecer.

A lo lejos puede ver un grupo de gilipollas. Llevan crestas y palos de golf como armas. El cabecilla es el gordo del pelo rojo y es el único con un rifle en la mano. Tiene un enorme pecho, será el más vulnerable para mi porque le puedo reventar los pulmones de un solo tiro. Hay mucha carne en donde impactar.

Pero la verdadera posición del enemigo está en una colina cercana. Hay una pequeña torre improvisada, construida con restos de vehículos y chatarra. Sobre ella hay dos hombres armados con ballestas y asoma lo que parece ser una ametralladora de cilindro. Aunque esos mamones no tienen aspecto de saber usarla. Tras ellos está el campamento a donde se dirigen.

El gilipollas de Kwan Kwen Kwun Kwon tiene amigos con ganas de ostias. Enfrente tenemos un grupo de inadaptados sociales y al lado otra panda de subnormales a punto de caerse de una torreta. Tienen toda la pinta que creen que son los más duros del barrio de arena que les rodea. Vamos para allá, serán los que vigilan al subnormal al que venimos a darle este cargamento.
Duna, he visto que por allí -Rex señala la posible ruta de escape- podemos irnos a tomar por culo con facilidad. Si las cosas se ponen feas, más vales que aprietes tus cojones contra el acelerador y desaparezcamos en ese cañón. Podría volar en pedazos al gordo con mi amiguita, -acaricia su enorme arma- pero quedarían un montón de gilipollas por abatir.

La situación no parece ser buena, pero tampoco tan mala, lo único es que no tenéis claro si el jodido "doble K" os ha enviado directamente a una trampa o es que esta gente no son trigo limpio. Bueno, trigo limpio hoy en día ya no hay, ya es bastante complicado encontrar gente que respete los tratos y tal.

Sobre la colina podéis ver a los dos vigías que parecen estar esperando vuestra llegada, y por los alrededores varios de ellos deambulan aburridos. La mayoría son gente muy joven pero el tipo del pelo en pecho, el que lleva un rifle, parece ser un tipo de mayor edad. Además, los demás parecen tratarle con miedo y/o respeto, puede que sea el cabecilla de este grupo.

-¡Rex, atento!-.

No es que haga falta decírselo, ya que este tipo bien parece que tiene ojos en la nuca, pero es algo que a mí me infunde valor.

Doy un pequeño rodeo para alejarme de la posición del coche de Duna mientras elevo la parte superior de mi peto acorazado para brindarle su protección a la panza morena.

-¡Shh, Pesar!-, susurro, esperando que aparezca junto a mí, amenazador y extraño, o extraña, quién sabe, y salgo a mitad del camino.

-¡Eh, tíos!¡Estamos aquí!-, grito a los gilipollas. Espero que mi tamaño, el machete y la presencia del psíquico sean suficientes para mantener las cosas en relativa calma y hacer la entrega. Si no es así, Rex y Duna desencadenaran el infierno..

Rex, este podría ser un buen momento para abrir tu mente a la vorágine psíquica y hacer una tirada de bizarro. Total, a estas alturas es complicado que puedas empeorar más las cosas.

Al ver la acción de Coronas, Duna se acercó a la cabina del vehículo distraidamente, pero listo para arrancar en cualquier momento si algo salía mal.

HIJOS DE LA GRAN PUTA. VOY A DEVORAR VUESTRAS ENTRAÑAS Y SABOREAR VUESTROS INTESTINOS.

Rex ha perdido por completo todo control. No es que pueda pillar a los demás de sorpresa, pero tal vez resulta agotador ver como este animal de bellota se lanza de cabeza al peligro siempre que hay la menor posibilidad de bronca.

Corre como un salvaje del desierto/jungla con los brazos extendidos a la posición de los vigías. No es una cuestión de llamar la atención para que los demás pasen desapercibidos. Lo hace porque es un total y completo subnormal.

Agarra su ENORME arma y empieza a disparar. Aunque parece que pasa algo raro en el interior de su cabeza. La puñetera vorágine.