Partida Rol por web

Aquelarre et confidentis

* Víctor Fernández, cristiano del Reino de Portugal, Herrero, hijo de un soldado

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20/01/2014, 04:52
Aquelarre

Introducción

Principios de Siglo XV. Ciertos asuntos te han llevado a viajar cerca de la frontera con el reino de Granada; tierra peligrosa donde las haya, pues en ella moros y cristianos luchan continuamente por adelantar sus fronteras y hacerse con las fortalezas que custodian los siervos del rey nazarí y del monarca castellano. Además, te han contado que este lugar es especialmente propicio para el pillaje, por lo que te alegras cuando, al caer la noche, divisas a lo lejos un caserío dominado por una imponente forteleza que se erige en la ladera de la sierra.

Al llegar al pueblo compruebas que sus gentes, a pesar de vivir casi en constante peligro, son amigables y hospitalarias con los forasteros que comparten su fe; no te cuesta demasiado convencer a una familia de campesinos para que te alojen en su establo junto a los bueyes y te ofrezcan algo de comida (aunque en realidad quien les convence es tu tintineante bolsa, pues vive Dios que no hay mejor argumento ni más universal que el del vil metal).

La familia se compone de un matrimonio y cuatro críos pequeños. El padre, de nombre Tobías, se acerca al establo y te avisa de que su mujer pronto servirá la comida. Entras en la humilde casita hecha de adobe, que solamente cuenta con una habitación. En un rincón hay un gran jergón de paja donde presumiblemente duerme toda la familia, y apoyada en la pared hay una plancha de madera, la cual, llegado el momento, es transportada por la mujer y dispuesta sobre unos caballetes, haciendo las veces de mesa. Es entonces cuando notas en sus rostros una sombra de miedo y preocupación.

Durante la cena, que consiste en unas insípidas gachas, Tobías te informa de que te encuentras en el señorío de Zuheros. Su Señor es el conde Don Pedro, de la casa de Aguilar, que obtuvo hace poco la fortaleza gracias a una merced del rey. Según te cuenta el campesino, los vecinos no vieron con buenos ojos la llegada de don Pedro, pues nadie desea convertirse en vasallo de ningún señor cuando antes ha tenido gozo de no sufrir ese tipo de ataduras.

Y no es que antes estuvieran mucho mejor, pues el concejo de Córdoba, propietario de la villa, les agobiaba con sus cuantiosas rentas, destinadas a costear una guerra interminable contra Granada que ya duraba más de un siglo, sin que ello sirviera para asegurar su bienestar, pues no pocas veces habían sido víctimas los zuherenses de las terribles cabalgadas de los nazaríes. Pero basta con que la figura de autoridad se concrete en una persona palpable para que todas las quejas afluyan en un mismo cauce y puedan concentrarse al unísono en un único culpable.

Notas de juego

Durante este post podrás incluir la historia de tu personaje, indicar cómo y por qué has llegado hasta allí y narrar tus impresiones.

¡Has sido el segundo en terminar la ficha! ¡Enhorabuena y espero que te guste el sistema!

Como ya dije soy novato, así que espero que sepas comprender mis dudas y mis desconocimientos.

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09/02/2014, 12:12
Victor Fernández

Victor iba maldiciendo en su interior el viaje. En las tierras de la frontera de Granada se necesitaba un herrero experto y su maestro no había querido acudir, así que le había tocado a él. Llevaba su martillo, ese que había heredado de su padre, del cual no se separaba casi ni para dormir. Iba lento, su cojera no le permitía avanzar con mayor velocidad. Se maldijo así mismo. Recordó cuando era joven y se había atravesado la pierna con una bala cuando intentaba cazar. ¡Qué estúpido fue! Recordaba perfectamente cómo, después del disparo, su padre le había dado con la cuerda que hacía las funciones de cinturón; llegó sangrando por todas partes a casa. Era un alivio que el médico del lugar no le tuviera que cortar la pierna.

Aunque seguro que, si yo hubiese sido médico, ahora podría estar caminando sin problema pensó, irritado, sabiendo que la profesión más difícil del mundo era la del herrero, tal y como mostraba su cuerpo musculoso lleno de cicatrices por las chispas del ardiente acero cuando le martilleaba.

Caminó un poco más y un cosquilleo le recorrió la mano. Aún estaba roja del guantazo que le había tenido que soltar a su retoño. ¡Le había visto bailando! Y no iba a permitir que alguien de su estirpe siguiera el camino de esos "raritos deformes". Si quería bailar, serían los bailes de la corte, pero como dudaba que él algún día pudiera ir en esa calidad, pues no era necesario que aprendiera si quiera.

La noche va cayendo y maldijo su mala suerte una vez más. No veía ni a un alma, y eso era muy malo. Todos sabían lo que pasaba en aquellos parajes, y más aún al caer la noche. El Señor Dios le había protegido durante el día, haciendo que los ladrones y bandidos no le atacaran, pero seguro que esa suerte se le acababa en pocas horas.

Pero estaba equivocado, al dar la vuelta a un recodo del camino, divisó unas pequeñas casa y se sintió alegrado. Seguro que le daban cobijo. ¡No sólo era forasteros, si no que era un tullido! Así que, avanzando aún con la mayor velocidad que le permitía su coja pierna, llegó al poblado. Consiguió que una familia de aspecto humilde le aceptara (tras un pequeño cobro, por supuesto) y hasta le dejaron cenar con ellos.

En la mesa, escuchó las explicaciones del hombre. La mujer y los niños no habían abierto la boca ¿Cuál será su secreto? Mi mujer, por mucho que la golpeé, siempre tiene algo que decir. A lo mejor le ha arrancado la lengua. Poco después, se dio cuenta de que no era así, ya que la mujer le preguntó si prefería leche de vaca o de oveja.

El señor le puso al día de los señores de las tierras. Asintió con educación, escuchando y apuntando en su mente de herrero todos esos detalles, ya que no sabía si allí podía estar penado el no saber a quién dirigirse.

Muchas gracias, amigo, por tanta información. Estoy convencido de que en estos parajes me servirá de mucho bebió un trago sin dejar de observar la cara del hombre, que no podía disimular.

¿Qué le aflige, mi buen señor? No soy muy diestro en las sutilezas, sólo se detectar un buen acero de uno malo. Pero me temo que usted teme algo que no puede ocultar. ¡Adelante, cuente! Al fin y al cabo, ustedes me han acogido de buen agrado en su maravillosa casa.

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11/02/2014, 06:25
Aquelarre

El odio entre señor y los vasallos fue creciendo; don Pedro castigaba a los campesinos con el pago de fuertes impuestos y la imposición de nuevas responsabilidades, y muchas veces éstos se resistían a cumplir sus obligaciones. Pero fue hace un par de semanas cuando la cosa se complicó. El hijo de don Pedro fue asesinado misteriosamente, y desde entonces cualquiera queja por parte de sus vasallos se castigaba con torturas y encierros en las mazmorras de su castillo. Algunas familias incluso han optado por huir debido al temor, a la vista de lo que está sucediendo.

Terminada la cena, te marchas al establo y reflexionas sobre lo que te ha contado Tobías. Tal vez sea una buena oportunidad para ganarte el favor de una persona poderosa e influyente como don Pedro, o de probar suerte e intentar encontrar trabajo ahora que se acercan tiempos difíciles y empiezan a faltar manos.

Decidas lo que decidas al día siguiente decidirás presentarte ante el castillo de don Pedro y presentarte a él.

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15/02/2014, 17:57
Victor Fernández

La situación era muy peligrosa y había que andarse con cuidado. Victor lo asemejó como el peor hierro a pulir. Pero él era un experto, sabía como tratar y manejar ese tipo de aceros. Y no le suponía ningún problema. Se acercaría a ver a don Pedro, quizá se inventara un par de cosas, ¡o puede que no! Quizá simplemente llegaría, se pondría a su servicio e, incluso, le diría que podría ayudar a resolver el asesinato. Porque le habían enviado por allí y, si tenía que ganarse las monedas, tendría que haber gente que le pagara. Pero, si todos huían del lugar, no habría nada ni nadie. Y eso Victor no lo podía permitir.

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10/03/2014, 04:29
Aquelarre

(1) - Capítulo I

Te despiertas temprano a la mañana siguiente, desalojando el establo antes de que comience la jornada laboral. Asciendes por la pendiente que conduce a la fortaleza mientras la contemplas extasiada. Excavada en la roca, dispone de varias torres rectangulares y una central aún más grande que las otras.

El portón de entrada se mantiene abierto, puesto que los campesinos acuden temprano al castillo para cocer el pan en los hornos del señor. Un escalofrío te recorre el cuerpo al ver varias horcas cerca de la puerta, una de ellas ocupada por un cuerpo en descomposición que oscila levemente mecido por el viento.

Un soldado, armado con una lanza y protegido con un peto de cuero, se mantiene erguido a duras penas a un lado de la puerta. No obstante, su cara de aburrimiento se despabila al ver en ti un rostro desconocido. Se yergue cuando le preguntas por su señor.

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10/03/2014, 04:30
Francisco, el Soldado

- Estará en la torre del homenaje, como siempre. Te contesta. ¿Para qué quieres verle?

Le dices que deseas ponerte a su servicio. El soldado frunce el ceño y te examina de arriba abajo, pero tras un instante de profundo escrutinio, te franquea el paso.

- Ve a la torre del homenaje y avisa al capitán. Añade.

Notas de juego

Opciones a tomar en cuenta en este momento, debes rolearlo y en tu post dejar claro una de las tres:

a) Le haces caso. (35)
b) Prefieres seguir hablando (58)
c) Quieres dar antes un paseo por el patio de armas. (76)

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16/03/2014, 16:51
Victor Fernández

Victor asintió a las palabras del guardia, pero no le hizo caso inmediatamente. Decidió que lo mejor sería ir a dar una vuelta por el patio de armas. Era muy probable que allí ya tuvieran un herrero (aunque, indudablemente, ninguno tan versado como él), así que le apetecía ver el tipo de armas. Si eran de peor calidad, no sería muy complicado convencer al señor de que le tomara bajo su poder para crearlas él. Si eran buenas... Bueno, nunca estaba de más tener más de un herrero.

Con paso ligero, aunque siempre cojeando, empezó a caminar por el patio, echando alguna que otra mirada hacia atrás, por si el guardia se lo tomaba mal y le exigía que volviera.
 

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17/03/2014, 03:10
Aquelarre

El patio de armas se abre en tormo a la imponente torre del homenaje. Alrededor del patio, adosados a los muros del castillo, se erigen pequeños edificios destinados a la caballerizas, bodegas y almacenes. Hay además una pequeña herrería y una cocina justo al lado de un gran edificio que debe ser el salón donde el señor organiza sus banquetes.

En otra zona del castillo, algo alejado de los demás edificios hay un gran poste de madera clavado en el suelo con restos de sangre reseca.

Por último, puedes ver, al otro lado, una pequeña capilla y un pozo, y cerca de las cocinas un gran horno. Observas a algunos criados que afanan en sus tareas, cuidando de los caballos, transportando leña al horno y ordenando los almacenes.

Notas de juego

a) Quieres intentar hablar con alguno de ellos (47)

b) Prefieres dirigirte a la torre del homenaje (35)

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25/03/2014, 21:11
Victor Fernández

El herrero Victor decidió que lo mejor era acercarse y hablar con alguno de los que parecían criados. ¿Qué mejor manera de averiguar si seguía la estrategia correcta ofreciéndose como herrero que preguntando a los que ya vivían allí?

Buenos días nos de el Señor dijo al acercarse. Si me pueden dedicar unos segundos de su tiempo, voy a ir a hablar con don Pedro para ofrecerme como herrero en estas tierras o aquí mismo. ¿Saben si lo necesita?

Notas de juego

Opción a)

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07/04/2014, 05:06
Aquelarre

Fijas tu atención en dos de los criados: un mozo que limpia sillas y arreos de monta en las cuadras y en una muchacha que acaba de salir de la torre del homenaje y se dirige hacia la cocina.

Notas de juego

a) Eliges hablar con el mozo (8)
b) Eliges hablar con la muchacha (63)

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07/04/2014, 19:37
Victor Fernández

Victor se acercó cojeando al mozo en primer lugar. No es que tuviera problema con las mujeres, pero de toda la vida un hombre siempre era más de fiar.

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14/04/2014, 03:57
Aquelarre

Saludas al mozo mientas te diriges a él. Éste te devuelve el saludo, y viendo que deseas preguntarle algo, deja lo que está haciendo y se levanta. Le dices que acabas de llegar a Zuheros y que quieres entrar al servicio del señor del castillo, pero que antes te gustaría saber la opinión que le merece como criado suyo. El semblante del mozo cambia repentinamente. Se niega a contarte nada, evidentemente por miedo.

Notas de juego

a) Puedes ofrecerle unas monedas para ver si así se le suelta la lengua. Para ello, elige cuántas monedas le vas a ofrecer y haz una tirada de Comerciar en oculto.
b) Si no quieres hacerlo, tal vez prefieras ir en busca de la muchacha. (28)
c) Si no quieres hacerlo, tal vez prefieras ir a la torre del homenaje (35)

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17/04/2014, 18:27
Victor Fernández

Tranquilo chico, yo también he trabajado para señores un poco duros... dijo Victor, llevándose la mano al bolsillo y sacando dos monedas.
 

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Comerciar

Tirada: 1d100

Dificultad: 35-

Resultado: 91 (Fracaso)

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22/04/2014, 02:21
Aquelarre

El muchacho no acepta tu dinero, sólo quiere que le dejes en paz para que pueda seguir trabajando. Está claro que no está dispuesto a arriesgarse a que llegue a oídos de su señor lo que le cuente a un desconocido, y mucho menos a exponerse a su ira.

Notas de juego

a) Si no lo has hecho ya puedes hablar con la muchacha (63)
b) Quizá prefieras dirigirte a la torre del homenaje (35)

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22/04/2014, 22:59
Victor Fernández

Victor negó con la cabeza. Qué cazurro... pensó, girando para dirigirse a la criada con la mejor de sus mejores sonrisas.
 

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27/04/2014, 23:05
Aquelarre

Entras en la cocina y encuentras allá a la muchacha, que se dispone a recoger algunos utensilios para lavarlos con el agua de una cuba extraída del pozo. Está sola, pero no se sobresalta cuando requieres su atención, sino que te observa con cierta indiferencia. Sus pequeños ojillos negros y sus dientes desiguales no le confieren un rostro muy agraciado.

Notas de juego

Tienes que conseguir información de ella, para ello, en este post puedes narrar impresiones, pero solo elige una de estas opciones, nada más, quiero decir, no uses las estratagemas, solo narra tus intenciones:

a) Convencerla mediante mentiras (54)
b) Seducirla para que te cuente alguna confidencia (69)
 

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07/05/2014, 21:16
Victor Fernández

Se acercó cojeando a la joven. Si Dios le había castigado con una cojera, no quería saber qué había hecho la joven. Se mantuvo a una distancia prudente, para que ella no pensara que le iba a atacar o algo por el estilo. Hizo una leve inclinación, pues ese tipo de tonterías siempre le gustaba a las mujeres.
 

Notas de juego

Elijo convencerla mediante mentiras

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19/05/2014, 03:34
Aquelarre

Le dices que eres un nuevo siervo que ha entrado al servicio del señor del castillo y que por boca de los campesinos has oído que es un señor cruel. Le preguntas si es así.

Notas de juego

a) Si eres burgués o noble: Elige la habilidad mejor (es decir la más baja) entre Disfrazarse o de Elocuencia.
b) Si eres villano o campesino: Haz una prueba de Elocuencia.

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21/05/2014, 08:16
Victor Fernández

Victor, tras soltar aquellas mentiras, se planteó seguir haciendolo. Si se pasaba por un burgues, era posible que le reconocieran facilmente. Por muchos que hubiera visto en su vida, ¿quién se iba a presentar con esas ropas, y más aún, hablar con una criada? Lo desechó de su cabeza. Lo mejor era estar a su mismo nivel.

- Tiradas (2)

Motivo: Elocuencia

Tirada: 1d100

Resultado: 81

Tirada oculta

Motivo: Elocuencia

Tirada: 1d100

Resultado: 27

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26/05/2014, 00:11
Aquelarre

La criada se huele algo extraño y no suelta prenda. Se limita a decirte que su señor es virtuoso y de moral intachable, lo cual es evidentemente falso.

Notas de juego

Recuerda poner en la tirada la dificultad de la misma. Que es el valor que tienes en dicha habilidad.


a) Si aún no hablaste con el mozo, puedes hacerlo ahora (8)
b) Si prefieres dirigirte a la torre del homenaje (35)