Partida Rol por web

Como demonios hemos llegado aquí???

Caes, caes y caes...

Pronto el brillo de las antorchas de la sala anterior desaparece, pero antes puedes ver como la abominación que te ha arrojado al vacío,ahora te sigue.

A oscuras puedes escuchar como los bramidos de la bestia, descompasados y desafinados de cada una de las cabezas se mezclan con el rugido del fondo del pozo, que antes eran casi imperceptible desde la habitación superior, ahora son mas fuertes y claros. Aun por el silbido del aire que rezumba en tus oídos por la velocidad.

Pronto alcanzas la velocidad de caída máxima, y das tus huesos por perdidos tras la caída, y tu vida por terminada. Además, aun que sobrevivas, la bestia está contigo, y no crees que ella vaya a morir por la caída.

Por suerte la bestia no te ataca mientras cáes, puede que sea por que no te ve, o por que no le pareces peligroso ahora mismo.

Tu pulso está tan acelerado que el corazón podría salirte por la boca en cualquier momento. Ha llegado ya el momento de reunirse con el linaje de tu pueblo en Valhala?

Entonces ves un tenue fulgor al final de la caída. Es una luz verdosa, puede que sea la bestia que hay al final del tunel, o puede que no...

Todo es muy rápido y apenas te das cuenta de nada. Puedes ver como caes sobes.. Agua? Un mar embravecido amortigua tu caída, que bien seguro hubiera sido mortal.

Te empiezas a undir rápidamente, por el impacto y por el peso de tu armadura, pero puedes ver como la aberración con cuerpo de toro que ha descendido contigo se unde mucho mas rápido que tu, y la pierdes de vista.

Tras el golpe todo se vuelve negro.

Puedes notar como el agua salada te entra por los oídos, las fosas nasales, y la boca.

Estás muy aturdido por el golpe, y solo eres consciente de como las olas te zarandean bajo el agua  mientras te undes rápidamente.

Te falta el aliento. Tampoco tendrías fuerza para respirar después del golpe. Tu armadura se ha aplastado y te oprime el diafragma.

Ya no recuerdas nada.

De pronto, un golpe en el pecho.

La garganta te escuece como ningún alcohol que hayas probado jamas.

Vomitas. Comienzas a abrir los ojos, pero está todo muy borroso. Y mas inquietante aun.

Por que lo ves todo de color verde??

-He!! Vamos, despierta....

Tus ojos se acostumbran a esta sutil luz verde, que permite ver algo en estas profundidades.

Es Vizarro.

Te encuentras tentido en el suelo, y el Zíngaro está sentado a tu lado, empapado, igual que tu. Ni tu armadura ni tu espadón están contigo.

Abre los ojos poco a poco hasta que se acostumbran de nuevo a la luz. Al parecer no ha muerto, aunque su último recuerdo indica lo contrario. La caída había sido larga y peligrosa, pero al parecer su enorme cuerpo norteño había conseguido resistir. La voz que le habla es inconfundible, por lo que abre los ojos de par en par.

- Mierda, pero qué cojones ha pasado? - Se incorpora un poco sujetándose la cabeza con la mano. El dolor es fuerte, incluso para un Aesir - Cómo hemos sobrevivido?

Y yo que se...?

No entiendo nada. No se ni donde estamos...

Por suerte el amiguito que vino contigo no sabe nadar.

Ese monstruo se ha undido como una piedra. Igual que tu, si no te hubiese cortado las juntas de la armadura. Creo que no la vas a volver a ver. Pero tio, estás vivo! jajajaj

Vizarro parece que se encuentra perfectamente, a diferencia que tu. Tienes muchos huesos que si no se han roto, les ha faltado poco, pero ves como Vizarro se levanta facilmente y camina un poco.

No tienes nada mas encima que tu ropa empapada.

-Siempre deberías llevar una de estas encima, colega... Dice mientras te pasa una daga, que mas bien parece un cuchillo por el mango de madera, pero está bien tallada y el filo es bueno.

-Tengo mas, no te preocupes, Pero cuidamela, Va muy bien cuando estás en un barco. Flota.

...

-Este sitio es muy grande, vete a saber que hay aquí.... Y esas piedras tan raras no me dan buena espina. Brillan mucho...

Tiene que haber alguna salida por aquí...

Vizarro se dirije a la pared deesta extraña gruta, donde las enormes piedras que emiten este fulgor verdoso están incrustadas y busca alguna salida. Pero parece que no la encuentra de momento.

Toma la daga y la examina arqueando una ceja. En otra ocasión hubiese hecho alguna broma al respecto, pero su condición física parece haberle borrado el sentido del humor.

- Espera, deja que te ayude - Se levanta con dificultad y se acerca a la pared para echar una mano a Vizarro con su búsqueda - Y por cierto... gracias

Tras unos minutos examinando la pared encuentras una grieta por la que seguramente quepáis los dos. Puede que tenga salida.

Os introducís por la grieta avanzando de lado, poco a poco a penas cabéis y la luz es muy tenue, pues en la roca de la grieta no hay piedras brillantes.

apenas habéis avanzado unos cinco metros cuando oís un fuerte golpe sobre el mar.

CHOF!! Algo grande y pesdo ha caido por el pozo hasta el mar subterranio y agitado.

Mejor no qedarse a ver que ha sido.

Apretáis el paso y os rajáis con algunas de las rocas, pequeños arañazos, nada importante.

Entonces la grieta lega a un final. Una Enorme avitación oscura, no logras ver nada, pues la oscuridad es total aquí.

-Vaaaaaya...

La madre del cordero! Quien iba a decir que habría un sitio así aqui abajo?

Estás perdido en la oscuridad, no ves nada, y el único punto de referencia que tienes es la pared que estás tocando.

Oyes como la voz y los pasos de Vizarro se alejan.

De pronto unas chispas y una llama lejana.

Vizarro ha encendido una antorcha que tu no sabías ni que estuviese ahí.

La luz de la antorcha reveló para ti una gran sala. De paredes lisas y esculpidas, de suelo empedrado. Está claro que no era una gruta natural sino fabricada por alguien, a juzgar por su estado, hace mucho tiempo.

Las paredes tienen restos de antiguas pinturas que ya están descoloridas y escamadas, algunos muebles rotos y carcomidos de los cuales no eres capaz de adivinar la utilidad y muchas telarañas y polvo en todas direcciones.

Examina la sala durante un segundo pero poco parece importarle el pedazo de historia que parece encerrar. Sin duda hace años que nadie pisa aquel suelo, pero el Aesir tiene otras prioridades.

- Vamos, busquemos la salida. Tener tanta tierra encima comienza a agobiarme.

Sin perder más tiempo, comienza a buscar un lugar por el que poder escapar, sin alejarse demasiado de la luz de Vizarro.

Pues no se como lo vamos a hacer para salir de aquí, por que la verdad... No se donde estamos.

Se acerca a ti y te entrega la antorcha

A ti te hace mas falta que a mi.

Y se separa para buscar una salida, introduciéndose en las sombras.

Mientras los dos recorréis las paredes en busca de una puerta oyes la voz del pirata que te llama.

Grandullón, qué es lo que ha pasado ahí arriba?

Hernandez... está muerto??

La pregunta de Vizarro solo se contesta por un silencio incomodísimo. Estás muy ocupado buscando la salida de este lugar.

Es en ese silencio largo cuando escuchas como algunas piedrecillas a lo lejos en la oscuridad se mueven.

No ha sido Vizarro, y él también lo ha oído.

Os quedáis en silencio, esperando algún indicio de que lo que habéis oído no es fruto de vuestra imaginación y los nervios.

Ese indicio llega, un muy sutil tintineo metálico, lejos, pero tus salvajes sentidos lo detectan. Está muy claro. Hay alguien mas en esa sala precataclísmica.

Aunque la búsqueda de una salida ocupa casi todos sus sentidos, algo le distrae de su tarea. No están solos en aquella enorme sala. El problema es que está prácticamente desnudo, con la única protección de un simple cuchillo. Aún así, intenta averiguar de qué se trata. Si ha de morir, lo hará con honor, y no huyendo como una rata.

- Eh! seas lo que seas, muéstrate!

Logras ver una silueta en la oscuridad.

Solo ves uno, pero estás casi seguro que son mas.

La escasa luz de la antorcha muestra una silueta que poco a poco se acerca hasta la zona iluminada. El enorme Aesir aprieta con fuerza la empuñadura del chuchillo que blande en la otra mano, preparado para defenderse hasta morir.

- Es que no sabes hablar? Da la cara de una vez!

(...) Salgo a la luz y observo lo que ocurre.

- Aqui estoy - digo con voz clara- ¿Quienes sois?

De entre las sombras y por detrás de Valenso se acerca un hombre enorme, norteño también, que no tienes ningún problema en reconocer como un Cimmerio por sus facciones y su melena salvaje y negra.

Es muy musculoso, únicamente ataviado con un taparrabo, casualmente, igual que Halgar ahora mismo, pero el Cimmerio porta un espadón que Halgar ya no tiene.

Su cuerpo está lleno de heridas, muchas leves y alguna severa, peor no parece que le importe en lo mas mínimo.

Abre los ojos de par en par y dibuja una sonrisa en el rostro

- Pero qué...! Que Ymir me arranque los ojos si no es cierto lo que veo! Valenso!!

Se acerca hasta el noble con toda la rapidez que su maltrecho cuerpo le permite, preparado para obsequiarle con un cordial abrazo parecido al de un oso.

- Nunca pensé que podría alegrarme tanto de verte!

- ¿Halgar?, por todos los diablos, esto si que no me lo esperaba... cuando te vi caer en el foso con esa enorme bestia estaba seguro que no iba a volver a verte vivo. ¿Cómo has logrado sobrevivir? Reconozco que estoy impresionado - respondo con una amplia sonrisa mientras respondo al abrazo del bárbaro.

Luego recuerdo que hay mas gente en la estancia.
- Debes contarme. ¿Qué ocurrió?, ¿y quienes te acompañan? Este - digo girándome en dirección a Amra- Es Amra. Entre ambos combatimos y vencimos al último de los monstruos del brujo.

Su sonrisa se amplía aún más al escuchar al noble.

- No es tan fácil acabar con un Aesir. Aunque admito que esta vez han estado cerca. De no ser por - gira la cabeza mirando hacia la oscuridad - Eh, Vizarro, ya puedes salir! Es Valenso! - vuelve la cabeza a su sitio - por ese perro viejo, estaría en el fondo del mar compartiendo tumba con aquella criatura.

En ese momento echa un vistazo al maltrecho acompañante de Valenso y le asiente a modo de saludo. Sin duda los duros Cimmerios son de los pocos que tienen el respeto de Halgar.

- Y los demás? Nadie más sobrevivió?