Partida Rol por web

Todos os encontrais nerviosos. Tras la sesión en los vestuarios generales ahora dais con algo que os trastoca respecto a la sala anterior. Una sala vaciía se muestra a vuestros ojos. Solamente un espejo enorme cubre una de las paredes.

En una esquina un enorme letrero especifica las reglas.

Se maravillaba al encontrar un espejo de ese tamaño. Observaba cúan hermoso reflejaba toda la sala, haciendo que pareciese mayor de lo que era, pues parecía que el fondo se quería estirar hasta el infinito. En su reconocimiento observó un letrero que quizás le informara de algo más, se acercó con curiosidad a leerlo esbozando una seriedad impropia a sus sentimientos.

Me acercó al letrero para leer las reglas del encuentro. Mientras me aproximo arrastrando mis cansados pies, miro a mis competidores de arriba a abajo.

Comenzareis en una habitación. Cuya salida esta al norte. El objetivo es moveros y seguir avanzando.

No se puede correr. Esto es, vuestro movimiento base (sea cual sea) es el mayor que se puede hacer. Esto es para simular que los mapas son mucho mayores de lo que son ya que no voy a meter mapas gigantescos.

Al final de cada uno de vuestros movimientos hareis una tirada de iniciativa ya que esta cambiará cada turno.

Los obstaculos tienen 10' de alto por defecto, en caso contrario se especificará en la escena correspondiente.

Abrir (o cerrar) puertas cuenta como una acción de movimiento.

El objetivo es llegar primero, no importa el como, pero recordar que matar o dejar inconsciente no es el objetivo.

Cualquier movimiento que hagais si no lo especificais lo considero hecho por el camino más corto aunque eso os perjudique. Si habeis realizado otra ruta especificarlo.

Quiero que todos os describais fisicamente. Vestimenta y equipo visible.

Me despojo de mi habito rojo y negro. Abro y cierro mis puños dando sangre a mi cuerpo en donde empiezo a sentir la adrenalina fluir.

llevo el torso desnudo y unos pantalones negros abonbachados, estan gastados y a buen seguro que hace tiempo que no se lavan. pies descalzos con dos anillas en cada uno de mis tobillos. tengo el brazo derecho vendado desde la muñeca hasta el hombro.

Por todo mi cuerpo tengo signos de quemaduras, algunas tan horribles que la carne parece chamuscada y ennegrecida. Lo peor es mi rostro, donde la mitad de la cara esta quemada y el cuero cabelludo me cae desordenado intentando taparla sin resultado. Incluso los ojos parecen distintos siendo el de la "parte mala" casi negro y el otro mucho más claro. A algunos le cuesta reconocer que soy humano. O lo quizas lo fui algun dia.

Hago unos ejercicios de estiramiento por mantenerme ocupado.

En la sala entra un humano vestido con ropas de montaraz, bajo de la cual suena el tintineo de una armadura de malla y protege su brazo un pequeño rodela. En su cinto cuelga una espada torneada de acero blanco, dos aljabas de flechas y varios utensilios. En su espalda una mochila y un arco largo compuesto.

Al parecer no era el único en elegir este tipo de enfrentamiento... menos mal, ya creía que estaría solo. La mayor parte de los participantes quería jugarse la vida por algún objeto de gran valor.

Saludos y como se suele decir en estos casos que gane el mejor.

Los obstaculos o los trepas o los saltas o los derribas o los rodeas... tu eliges, pero miden 10'.

Claro, una acción estandar puede usarse como una de movimiento.

Cita:

Lo que quiere decir es que al ser una carrera doy por sentado que todo el mundo se va a mover corriendo. Por lo que en vez de usar multiplicadores de movimiento todos a la vez lo haremos con el movimiento base. Los mapas más grandes estan bien pero se ve muy pequeña la cuadricula. Es la primera temporada, prefiero hacerlo asi y luego pulirlo. Retirada expeditiva suma 30`al base y los monjes suman 10`al base. Eso si se puede lo que no se puede es decir corro x2 o x3... ¿¿entendeis??

Cita:

Los hechizos de teletransporte en general son muy buenos en este tipo de pruebas. El resto de personajes deben estar alertas para detener a los magos o buscarse la vida... que se le va a hacer. Sin embargo en el caso de la puerta dimensional sin ver el destino, un master creativo (y yo lo soy mucho) te puede putear de lo lindo.

Su vestimenta ya de por sí mostraba su dedicación en la vida. Un monje del este, totalmente rapado, con un cuerpo equilibrado a pesar de mostrar un rostro que parecía engendrar un profundo odio.  Su entrenamiento era más que apreciable cuando comenzó a realizar movimientos propios de su arte marcial, pero los hacía con menos velocidad a la que alguien estaría acostumbrado a observar.

Elaelyan es una mujer baja y repleta de curvas con cara de pocos amigos. Sus dorados y vigorosos cabellos ondulados caen en cascada desde el interior de su capucha hasta su pecho, protegido por un reluciente corpiño metálico que deja a la vista su torso desnudo hasta la altura de la cintura, donde lleva una falda de tela marrón que le queda un poco por debajo de la mitad de los muslos. Lleva unas vistosas hombreras de metal de gran tamaño y una especie de antifaz de plata, que combinado con las diversas piedras preciosas incrustadas en el interior de su tez y un tatuaje en la nariz le dan un aspecto amenazador y distante. De su cuello, como contrapunto, cuelga un collar repleto de colmillos de diversas formas y tamaños, coronado por uno central de un palmo o más. En el vientre, alrededor del ombligo, tiene una abultada e inconfundible cicatriz. A sus espaldas, carga una mochila repleta de objetos.

Tras entrar en la sala y observarse en el espejo junto con su hijo, se retiran un momento para pedirle un favor a uno de los guardias que vigilaban la entrada al vacío vestuario. Apenas unos instantes después, uno de ellos trae un biombo que colocan en uno de los rincones de la habitación, donde entra la mujer con su mochila para cambiarse. Unos instantes después, la sinuosa sombra sale de su escondrijo de tela gruesa, sin sus hombreras metálicas, reemplazando su corpiño metálico por otro de cómoda tela, combinado con unos pantalones anchos y unas sandalias de cáñamo.

Bajo la atenta mirada de algunos, se agacha y saca un guante metálico de uno de los bolsillos de la pesada mochila, del que cuelgan una serie de anillas y cadenas que tintinean cuando se lo enfunda en la mano derecha. Ajena a cualquier otra distracción, la mujer de rubios cabellos extrae de un pequeño arcón una pesada y exótica ballesta, en la que introduce una especie de cargador de madera, que coloca lentamente con precaución, disfrutando del sonido que produce el roce de las maderas. A continuación, sujeta la pesada arma con su mano enguantada, mientras se ayuda de la otra para ajustar todos los arneses concienzudamente.

- ¡Iiiiiaaaah! -grita con rabia pegando un puñetazo al aire con el arma enganchada en sus asideros, que apenas tiembla un poco a pesar del potente movimiento. Con una sonrisa en la boca, se ayuda de su otra mano para sujetar la ballesta, poniéndola a la altura de sus ojos y apuntando a su propio reflejo en el espejo, realizando rápidos giros hacia cada dirección. Entonces escucha las palabras de Lucian, que le sacan de su ensimismamiento y ritual concentración- Gracias. Suerte a ti también... aunque sin pasarse, ¿eh?-le responde, con una sonrisa amable.

¡Machácales mamá! -grita el pequeño semiorco, que se abraza a la cintura de su madre mientras se apoya sobre ella- ¿Te podré ver?

- Pues no lo sé, he hablado con los guardias y parece que va a ser bastante difícil con esto de que es una habitación... Me dijeron que harían lo que pudieran. Supongo que de alguna manera nos tendrá que ver el público.-le responde sinceramente su madre, que continúa sacando de la mochila diversas barras, viales y bolsas que distribuye por su cinturón, metiendo algunos de ellos en pequeños compartimentos y atando el resto con pequeños trozos de cuerda. Cuando termina, se agacha un poco y le da un beso en la frente a su desarrollado hijo, mientras le sujeta por los hombros- Sobre todo... Cuida de Fauagu, ¿quieres? Y no te separes de los guardias ni te acerques a desconocidos, ¿vale? ¡Anda, ve con ellos! Que no puedes estar aquí... -tras ver cómo su hijo asiente con la cabeza con un pequeño gruñido, Elaelyan le abraza fuerte y se despide con la mano de él- ¡Luego nos vemos! ¡Y hazles caso de lo que te digan!

La visión de la ¿humana? podría alegrar la vista del cualquiera que no tuviera mucho aprecio a la vida, aunque Lucian había visto mucho mundo y sabía que era de las personas con las que merecía la pena hacer amistad.

Espero que no necesites eso que llevas anclado al brazo, creo que priman el dejar vivo al contrincante.

La mirada de Lucian pasó rápidamente al pequeño al que llamaba hijo y los otros dos participantes.

He oido que los monjes tienen una zancada rápida, así que tendremos que esforzarnos el doble para tener alguna oportunidad.

- ¡Mira mamá ese hombre está quem...! -dice el inevitablemente curioso y sorprendido retoño, señalando con el dedo a Assa, aunque baja la mano y se calla rápidamente tras una mirada cortante de su madre, que le hace recordar lo que le había enseñado sobre cómo referirse a otras personas- Lo... lo siento señor. ¡Te quiero mamá!-se despide, de todos los presentes agitando la mano, aunque para algunos es realmente extraño escuchar palabras de afecto por parte de un ser de su raza. A fin de cuentas, era tan contrastada la combinación de su habla curiosa y dulce con una voz gutural a medio desarrollar...

Bien bien... asi me gusta... planeando... jaja... eso es lo que os hara sobrevivir.

Tras él entran un par de guardas con mantas, unos odres y algunos trozos de pan y queso.

Hoy dormireis aqui. Y por supuesto nada de comodidades hoy. Teneis que estar hambrientos antes de entrar en combate. Os sugiero que aprovecheis las horas para rezar, discutir o simplemente recordar. Porque puede que esta sea vuestra última noche.

En uno de los movimientos hace un reverencia, para contestar al curioso montaraz. No debes preocuparte, el entrenamiento es lo suficientemente gratificante, ¿cómo es que os decantásteis por este evento? Sus manos se juntaron en señal de respeto mientras mantenía la conversación.

Cojo un poco de queso y me dirigo a la mujer del antifaz mientras mastico sonoramente.

-vaya, vaya mira que tenemos aqui- ladeo un poco la cabeza mientras me acerco- que bonito antifaz llevas-chasqueo la lengua- ¿crees que tendrias uno para mi? jajaja.

al estar mas o menos cerca señalo la cicatriz del ombligo-

-¿como te hicistes eso?- chasqueo.

Me quedo de pie mirandola fijamente.