Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad 6: Almas Primitivas (Preludio)

[PRELUDIO-ADELA Y ÚLFUR] Parte-2: Hambre

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12/02/2021, 20:47
Raedrik

Agradecí la compañía del explorador pero también pude ponerme en su pellejo. Miré al Sureste -La atalaya destruida está por ahí, ¿verdad?- señalé en la dirección. Gunborg aún estaba cerca y asintió -El Torreón de las Moscas. Sí.- Tras esa afirmación cambió los ojos con los que me miraba. Habríamos llegado si no nos hubieran capturado -¿Cuántos años tenías, 20?- me preguntó -Cumplí dieciocho durante el asedio. Estaba bajo el mando del capitán Alequiez- Gunborg asintió -Su grupo fue el único que no aplastamos como babosas bajo nuestras botas. Fue el único que mostró...- Esta vez yo asentí -No sobrevivió al regreso.- Confesé terminando la frase. Aquello pareció impresionar a Gunborg y nos envolvió un silencio respetuoso, extraño. -Si soy capaz de llegar a la Torre de las Moscas encontraré el camino de regreso- dije a Úlfur liberándolo de la responsabilidad de acompañarme -En esos caminos me hice hombre de batalla-

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12/02/2021, 20:54
[Narrador]

Con todo, Úlfur compañó a Raedrick hasta que el Torreón se hizo visible a lo lejos. Marcó el momento en que se despidieron. -Espero que nos volvamos a ver en paz- había dicho Raedrick con el peso de la esperanza en cada palabra.

Mientras tanto, Gunborg, Brendr y Adela habían reunido un buen número de guerreros que se dirigían al norte.

Los pastos verdes dominio de Elfström el Grande, hogar de Gunborg y los suyos, quedan a la espalda de la comitiva. Se dirigían al lago Kjerulf. Allí se dividirían, un grupo pasaría una tarde en el bosque Stokken, entre sus totems y figuras de animales se pondrían en paz con sus dioses y antepasados. Otros pasarían la tarde aprovisionándose en el lago con pescado fresco. Esos días previos al ascenso al Reino Argenum comerían bien.

Fue allí cuando Úlfur se les unió. Hacía una hora que el grupo del bosque había regresado y el olor del pescado en espetones al fuego impregnaba el aire e hizo rugir las tripas del explorador que, por instinto, se acercó a la hoguera de mayor tamaño.

-He recibido noticias de Gjelten- Decía a voz en grito Gunborg. Gjelten era Hold (nobleza inferior de los Jarls) dueño de buena parte de las tierras hogar de Adela. El propio Lokbar es uno de sus Hersir (comandante militar noble encargado de comandar las leidang (milicas) en las exploraciones). Pero esta vez Lokbar no estaba allí. -Con el respaldo de Borjlind y Kejerulf nos llaman la Leidang Punta de Flecha y quieren que yo la dirija- guarda unos minutos de silencio mirando las llamas -un viejo cascarrabias- añade -No. ¿Yo, Hersir?- ríe y varios de los suyos ríen con él -Con el respaldo que me da esta carta, por los nombres de Gjelten, Kejerulf y Borjlind, por su respeto, creo que Adela Stornborn está más cualificada que yo para esa tarea por tres motivos. El primero, es hija de Locbar y en el tiempo que he pasado con ella sé que ha heredado su sabiduría y posee la temeridad de la juventud. La mejor de las combinaciones. El segundo, conoce esas tierras mejor que yo. Y el tercero, tiene a su lado el hombre con más huevos de todas las Leidangs: ¡Brendr!- Las risas tronaron mientras la oscuridad de la noche se extendía. Brendr, con sus imponentes brazos cruzados sobre su musculoso pecho, también rió -Ésta será la Leidang de La Tormenta y los presentes sus miembros. Yo estaré al lado de ella brindándole consejo y sabiduría- eso era habitual, Gunborg había delegado la responsabilidad y el honor de dirigir a aquellos hombres y tenía el derecho de ponerse en el lugar que quería, nadie lo discutió. -Y espero que respetando mi decisión, que es la de Gjelten, Kejerulf y Borjlind y, por extensión, la del propio Undset el Mejorado, Jarl del Norte, sigáis formando parte de los primeros que alzarán sus armas contra el enemigo que se ha atrevido...  ¡A AMENAZAR NUESTRAS TIERRAS!- Los vítores delataban que todos estaban de acuerdo.

Sobre una pequeña elevación, en el extremo noreste del círculo formado por la hoguera más grande, Gunborg habló a los suyos con Adela a su diestra y Brendr al lado de ésta. Al otro lado había un tipo alto, de pelo rubio y músculos definidos aunque no voluminosos. Úlfu fue llevado hasta estar junto a él, con un pie sobre el montículo y el otro sobre el llano. Éste respondía al nombre de Engil (el mejor explorador).

Durante el viaje, la leidang de la tormenta era una serpiente sigilosa y atenta. Todos fueron conscientes de las virtudes de sus compañeros.

Brendr, era una guerrera caótica y brutal acostumbrada a usar dos hachas. Su salvaje amor por el combate, acosando constantemente al rival con una combinación de movimientos brutales y una incansable resistencia le valieron su reputación y respeto. No parece importarle su propia seguridad, se preocupa poco o nada por su propia defensa y se concentra únicamente en liquidar al mayor número de enemigos posibles.

Gunborg no es el típico nórdico que ansía la batalla. Alianzas antiguas y otras obligaciones lo empujaron a la guerra contra las babosas, cuando en otras circunstancias se habrían mantenido protegiendo su hogar. Pueden mantener una postura defensiva y enfrentar cara a cara a los guerreros más feroces, desgastando la oleada de ataques deteniéndolos con su enorme espada a dos manos hasta que encuentra un instante de debilidad para contraatacar.

Las hermanas Gavarasdóttir intercambiaban movimientos brutales en manejo de ese arma. Deseosos de estar al frente en la batalla que se avecina, abriéndose paso entre los enemigos que se le pongan en frente con barridos de sus imponentes armas.

Los Dundarson, Huscarles se han ganado el respeto con sudor, sangre y acero. También llamados guerreros jabalí por su profundo conocimiento en la formación conocida como svinfylking («cabeza de jabalí»). Que formaban una cuña con dos guerreros en el rani u hocico. Cuando combinan esta formación con las Gavarasdóttir resultan aterradores y muy efectivos.

Y, las que se mantenían siempre con la vista en Adela, eran las apodadas Valkyrias. Darla y Virla tenían una forma de luchar versátil y compleja. Muy adaptable para combatir en equipo el resto admira cómo siempre consiguen tener al enemigo mal situado o desbalanceado. Se dice que las apodadas valkirias (Darla y Virla no son las únicas) hicieron un trato con los dioses. Ellas pelearán y conseguirán la gloria para que aquellos que no pueden hacerlo sean admitidos en los salones del Valhalla.


Uniones en el camino que mantienen la distancia.

La primera en ser vista fue Arne (La Chamán). La chamán lleva una vida solitaria en los bosques que rodean el lago Kjerulf. Este aislamiento la ha privado de toda civilidad y tiene la apariencia de ser totalmente salvaje. Realiza profecías y comulga con los dioses, practicando rituales que solamente ella conoce. Las disputas entre las facciones no le interesan, pese a que la sangre y los huesos son lo suyo. Pero tras leer las entrañas de un invasor explorador, supo que su destino está ligado a la Leidang de la Tormenta. Nadie se lo discutió pero los Dundarson y Horeg el Oso la miran con desconfianza e incluso odio. Pero cuando iban a por ella para expulsarla no la encontraban hasta llegar a la base de la sierra Argentea. Entonces, antes de que le dieran alcance para expulsarla (o matarla) apareció la otra sorpresa en el camino que se interpuso entre ella y los Dundarson: Rørj, el desterrado. Aquel que, supuestamente, había liderado a los bandidos. Éste siempre mantenía la distancia pero al dejarse ver los rumores se extendieron por la Leidang. Apareció con los tatuajes sobre el pecho que lo identificaban como Jormungandr. No era de extrañar, en la historia del norte los Jormungandr siempre consiguieron miembros a partir de aquellos rechazados por los vikingos. Éstos se alzaron para la gran batalla del Ragnarok que se avecina. Fanáticos hasta la médula son temibles guerreros especialmente buenos menoscabando la estamina del oponente al que dan fin empuñando su mítico mazo de guerra.

Sin embargo, por mucho que a algunos les pese, Arne y Rørj son los que más se han adentrado en las filas enemigas y más información tienen sobre el enemigo. Una noche de acampada ambos tuvieron la osadía de acercarse a la cabeza de la serpiente entre armas desenvainadas y miradas de odio. Parecía que iban a ser destrozados por la mayoría de los presentes, hasta que comenzaron a hablar...

Notas de juego

La Leidang de la Tormenta y sus líderes
Hersir Adela Storn Born hija de Lokbar
Estrategas (junto al Hersir)
Hacha a dos manos Gunborg (El viejo lobo)
Lanza Larga Finmir Serpiente de Hielo (El Trampero)
Hachas de batalla Brendr (la extranjera)
Mazo de Guerra Rørj (el desterrado)
Exploradores
Explorador Engil (el certero)
Explorador Úlfur (el extranjero, el extraño)
Huscarles - (Armas cortas y escudos)
Espada y Escudo Einar Dundarson (El primogénito)
Espada y Escudo Jens Dundarson (El agricultor)
Espada y Escudo Gerd Dundarson (Escudo de Runas)
Espada y Escudo Haakon Dundarson (El diestro)
Espada y Escudo Gisli Dundarson (El rápido)
Espada y Escudo Harald Dundarson (El generoso, ahora el benjamín)
(Armas Largas)
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros)
Martillo de Guerra Garados (El impresionante, Martillo Cazador Ferisiano)
Hacha a dos manos Dahlia Gavarasdóttir (La cicatriz)
Hacha a dos manos Elmi Gavarasdóttir (Parte babosas)
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro)
Hacha corta y daga Arne (La Chamán)
Úlfhéðnar - Guerreros Lobo (Cazadores)
Arquero Cazador Diederik Vanerland (El mayor) [tío]
Arquero Cazador Absjörn Vanerland (Señor de Osos) [padre]
Arquero Cazador Fulker Vanerland [hijo de Absjörn]
Arquero Cazador Gred Vanerland (El Duro) [padre]
Arquero Cazador Gredsen (El pequeño) Vanerland [hijo de Gred]

Creo que no me he dejado ninguno. Falta los grupos que siguen a cada uno de ellos.

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13/02/2021, 08:33
† Rørj †

-Originalmente desde una tierra alejada de los mares, cuentan una historia de un emperador y una patria perdida en el mar y el fuego.- Empezó a decir La Chamán pero las miradas se endurecieron. Le hice un gesto para que guardara silencio y miré directamente a Gunborg, luego a Adela, a Brendr, al extranjero Úlfur al que ya conocía. Di un paso al frente y empecé a hablar.

-Disciplinados en la batalla parecen bailar cuando luchan. Una danza mortal. Están entrenados desde la niñez para luchar y morir por su emperador o por el compañero que tienen al lado. Llevan armaduras pesadas y pelean con... normalmente con espadas o armas extrañas- Dibujo su forma en el barro provocado por las primeras nieves -Como nosotros se pasan la vida luchando y entrenando para alcanzar un nivel de perfección con el que sólo pocos guerreros pueden soñar. Peor no son los únicos. Hay otros peores a los que llamaréis fantasmas- inspiré -Deambulan por el campo de batalla como eso, fantasmas, aterrorizando y asesinando a los desafortunados que se cruzan en su camino. Los distinguiréis porque su silueta es más fina más...- me agacho y la dibujo -Son maestros del sigilo y del engaño. Matan de muchas formas, lanzando cuchillos letales, bombas de humo o espadas envenenadas. Si os lo encontráis usarán una táctica de intimidación y de contraataque valiéndose de sus trucos para distraeros. Estos no son los más comunes pero son los más peligrosos.- Hice una pausa para ver que atendían mis palabras y entonces dí el mensaje que quería dar -La principal diferencia que he visto entre éstos y las babosas es... recuerdo las cargas contra las babosas y la duda en sus ojos. Esa clase de duda no la hay en estos invasores. Son más disciplinados que los sureños y tienen nuestra determinación-

Volví a hacer una pausa

-Nos enfrentaremos a su vanguardia.- Me agaché a la tierra y dibujé a medida que seguí hablando -Siguen a algo llamado Hitokiri. Una palabra que significa "homicida sin corazón". Pero ese no es...- inspiré hondo -Son... se han aliado con... Babosas de la Susurradora- Miré al cielo como lanzando una disculpa por lo que acababa de decir pero tenía que decirlo para que el mensaje calara rápido.

-Siguen a Kuarik Kung. Y en la vanguardia está Siu. Lidera la Leidang de vanguardia y sus luchadores serán lo primero que encontremos tras esa sierra.

Siu fue entrenada toda su vida para ser una verdugo.- Me encogí de hombros, no entendía todos los matices de la cultura de los invasores -Viajó de pueblo en pueblo despachando criminales y ladrones con su hacha. Era una asesina limpia y eficiente. La mayoría de los verdugos se dedican a un año a lo sumo por lo desagradable que es matar a hombres y mujeres con las manos atadas. Pero Siu no. Ella encontró su verdadera vocación. La muerte fue su regalo al mundo. Con cada ejecución se sintió transformada y creciendo.- Vi el intercambio de miradas sumidos en el silencio y, para quitar toda sospecha añadí -Ella creía que estaba poseída por el Espíritu de la Muerte con una tarea.- La tarea era evidente. -Una noche Siu llegó a una aldea remota que se rumoreaba era su hogar natal. Un pescador campesino llamado Ryoshi iba a ser ejecutado por asesinato. Todo el pueblo se reunió para dar testimonio. Siu levantó su hacha y sintió que el Espíritu de la Muerte agarraba su alma. Cuando terminó la escritura, miró fijamente la cabeza cortada del campesino. Volviéndose hacia los aldeanos, vio sangre, miembros cortados, un pueblo entero asesinado por su hacha. Y, sin embargo, no encontró vergüenza en sus actos. Sintio poder. Su verdadero propósito le había sido revelado. Abandonó sus deberes formales y comenzó su viaje sangriento entregando la muerte a todos. Hombre, mujer, niño, cualquiera que se cruzara en su camino recibió su hacha. Dicen que su cabello se volvió blanco y su corazón se enfrió. Ella es el Espíritu de la Muerte y cuando Kuarik Kung se cruzó con ella, le mostró una forma de aprovechar su propósito. Le mostró esta tierra y Siu desató su hacha al servicio del invasor. Ese es el líder de nuestro enemigo tras esas montañas.- Y terminé diciendo -Los jinetes de perros están ahora detrás. Ya cumplieron su cometido que es cazar y matar todo lo que pudiéramos usar de alimento y llevarlo para satisfacer a sus huestes para la batalla-

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21/02/2021, 21:42
Úlfur

    Al oír las palabras del mercenario justo antes de que nuestros caminos se separasen, no pude evitar dedicarle una última sonrisa. Seguía sin despertarme una especial simpatía pero no se podía negar el ligero sentimiento de hermandad que había logrado despertar en mi tras compartir tantos momentos al límite. Si, era cierto, seguía sin olvidar que pese a ello, si en aquel momento descubriera quién o que era yo en realidad, lo más seguro es que alguien terminaría por manchar el suelo de rojo, pero para que ensuciar una buena despedida entre dos hermanos de sangre, ahora había asuntos mucho más importantes en juego y su papel, sin duda, podría ser crítico en el desarrollo de todo aquello, así que le tendí mi brazo y le correspondí como merecía.

    -Que los dioses te otorguen filo en la espada, firmeza en el brazo y sabiduría para saber cuando usarlos.- Juraría que aquel dicho provenía de una de las órdenes de caballería del sur y por ello no era raro que la mayor parte de los hombres de armas y demás lo usasen como saludo o despedida cuando se referían a un igual, y si no, poco iba a importar, mi intención era la de mostrarle un poco de respeto a ese hombre.

    Por unos minutos me quedé detenido en aquel paraje helado hasta ver desaparecer en el horizonte a Raedrik, en verdad le deseaba la mejor de las suertes, seguía considerando poco menos que imposible el éxito en su labor pero me negaba en perder la esperanza en que lo lograse. Tras ello me di la vuelta, era la hora de rendir cuentas a la promesa hecha a la hija de Adela, reí como un idiota por unos minutos pensando en lo mucho que había pensado en las dificultades de Raedrik para así ignorar las que nos iban a tocar afrontar a nosotros.

*****

    Para cuando alcancé la leidang, sus guerreros se encontraban reunidos en torno al fuego, al parecer se encontraban a la espera de que Gunborg les compartiese el mensaje que acababa de recibir, para mi sorpresa, este le había sido entregado de un modo un tanto inesperado "¿En serio, una carta? Joder, para lo que se ríen de las babosas que formales se han vuelto" arqueé la ceja con incredulidad carraspeando como un idiota para evitar llamar la atención al contener la risa por el mal chiste que solo a mi me había hecho gracia, además, tampoco quería interrumpir, presentar mis armas ante el viejo lobo y la hija de Lokbar era algo que podría esperar, así que afiné el oído y esperé.

    Desde luego Gunborg era listo o sino, cuanto menos, pragmático, echarse a un lado para dejar paso a la sangre joven, que en este caso estaba encarnada en alguien que disfrutaba de tanto reconocimiento entre los suyos, daría un buen empujón a la moral delas tropas, cosa que iban a necesitar, sin duda, y además se guardaba el derecho a quedarse de consejero para compartir su experiencia, nada mal para empezar. Ahora bien, que podría esperarse de Adela, hasta el momento solo había sido testigo de su resolución durante la reunión y las miradas de júbilo que le lanzaban sus camaradas pero si esa era su primera confrontación seria, aún la quedaba mucho por demostrar en lo que sería su bautismo de fuego.

    Durante la celebración que sucedió al nombramiento preferí mantenerme ligeramente alejado del grueso del grupo, no era que me sintiese incómodo por desconocer a la mayor parte de los presentes, a fin de cuentas aquello era demasiado común en la vida de un mercenario, pero prefería asegurarme de mantener la vista atenta en los alrededores durante los festejos y esperar a que estos terminaran para presentarme de nuevo ante Adela, aunque evité darle solemnidad de cualquier tipo al acto, a fin de cuentas no era más que un hacha más entre las demás allí reunidas y la clase de respuesta que pudiera recibir, a poca hidromiel que hubieran podido juntar, también sería algo interesante de ver. Así que, llegado el momento, me decidí a atravesar el campo sembrado por los primeros en rendirse a la extenuación hasta llegar recién nombrada nueva líder de la leidang de la Tormenta.

    -Me alegra ver que disfrutáis de tan buena aprobación entre los vuestros.- Realicé un saludo marcial un tanto informal levantando el antebrazo derecho ante mi llevando la mano izquierda al cinturón, dudaba que correspondiera con el choque de su antebrazo por su parte, así que me adelante a terminar. -Tal y como os dije, cumplí con mi promesa, así que pongo mis armas y talentos como rastreador a vuestro servicio, señora de la Tormenta.- Zanjé con ligera socarronería antes de volver a las lindes del campamento.

*****

    Los siguientes días la marcha transcurrió con ciertas sorpresas, al igual que la mayoría de los soldados, tuve mis reservas cuando la chamán se sumó a nuestras filas, no me eran del todo ajenas las practicante de magia, tanto las reales como las de boquilla, pero había aprendido a temer a quienes hacían uso de ella para tratar de escudriñar los entresijos del destino, en mi tierra natal aquello era algo siempre rodeado de oscurantismo por lo que quienes nacían con ese don eran más fácilmente vistos como personas aquejadas por una maldición a quienes había que alejar del grueso. No me sentía especialmente orgulloso de no haber sido del todo capaz de dejar atrás aquellos miedos, por lo que en la medida de lo posible procuré poner toda la tierra disponible de distancia entre la anciana y yo.

    Pero aquella no fue el único de los imprevistos, poco después un viejo conocido se decidió a hacer igualmente acto de presencia, Rørj. El exiliado no me despertaba tampoco grandes simpatías, por un lado era el único presente que conocía mi secreto y, por otro, no dejaba de seguir considerándolo culpable de lo sucedido con Pandora y Aya. Además, aunque desconocía los detalles, sospechaba que había cierto nivel de colaboración con los invasores, algo que no dejó de hacer que me resultase tan desconcertante el que ahora quisiera unirse a las filas de Adela. 

    Lo que más me molestaba de todo aquello es que Rørj y Arne compartieran la mayor parte del camino juntos, no quería perder de vista al primero a la vez que odiaba estar cerca de la segunda. Pero poco importaron aquellos pesares una vez estos decidieron compartir lo que sabían del enemigo con el resto.

    El relato me resultó de lo más inquietante, de entrada porque venía a confirmar de manera definitiva las sospechas acerca del origen de aquellos invasores y lo segundo por el problema que podrían llegar a suponer aquellos "fantasmas", dudaba que una manera de combate tan poco ortodoxa pudiera alcanzar a suponer un problema contra un muro de escudos firmemente formado, pero para el cuerpo de exploradores o en las emboscadas, la cosa cambiaba, además, a diferencia de sus tropas de choque, no había visto ninguno guerrero de ese tipo antes. Aunque tampoco había pasado por alto los grandes nombres, no dejaba de pensar en lo que supondría combatir contra una fuerza mixta de aquellos extranjeros sumados a los hombres del este. La estrategia a seguir para derrotar aquel adversario no iba a ser algo fácil de obtener.

Notas de juego

Vale, pido un poco de disculpas por haber alargado tanto un turno en el que en el fondo tampoco vengo a hacer nada XD, además casi no había caído en ello hasta llegar a la última línea porque al final Ulfur poco tiene que pintar de manera directa en lo sucedido hasta el momento.

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22/02/2021, 20:27
[Narrador]

Notas de juego

En algún momento Egil os muestra su mapa sobre piel y os explica cómo está la situación en El Norte

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22/02/2021, 21:12
Adela

Adela se había sentido insegura al principio, cuando eligió a sus hombres. Había seleccionado a todos los de mayor confianza y a los que menos probable era que cayesen ante los susurros de la Serpiente, pero siempre estaba la duda de si debería haber confiado en más. ¿Había sido demasiado selectiva? 

Sin embargo, las dudas se desvanecieron tan rápidas como habían aparecido. No podían correr ningún riesgo, y el tiempo de marcha con ellos no hizo sino confirmar la confianza que tenía en ellos como compañeros y guerreros. Adela les amaba a todos, no como el marido ama a la mujer, sino algo mucho más profundo. Módirbjorn, lo llamaban en el norte, una antigua palabra que se traducía literalmente por "madre oso". No hay amor más fiero y salvaje que el de una osa por sus oseznos, y por ellos pasará hambre, frío, enfermedad, dolor, cargará y romperá un millar de lanzas si es necesario para ponerles a salvo. Así era como los compañeros de armas se amaban, y así era como Adela les quería a todos, y así era como quería y amaba su tierra. Aunque pudieran tener defectos, eran perfectos a ojos de Adela, el orgullo del Norte.

Paseó la mirada por todos, mientras se reunían todos en las faldas de la montaña, con la brillante y rizada extensión del Kjerulf frente a ellos, repleta de peces y bendiciones para el Norte. 

Gunborg, podía ser mayor, pero su sabiduría y experiencia no eran superados por nadie, y llevaba combatiendo desde que algunos de los allí presentes, incluida Adela, aún andaban en pañales. Finmir, pequeño y nervudo, pero astuto como un zorro viejo e insuperable con las trampas, Engil, poco experto en combate cuerpo a cuerpo, pero certero como un halcón de montaña, insuperable como explorador y arquero. Los Dundarson, podían no ser mejores que los demás por separado, pero juntos eran insuperables y su muro de escudos más sólido que la mole del Rey Blanco. Horeg y Garados, no los mejores estrategas pero gigantescos como osos enjoyados, insuperables en su fuerza y valor. Las gemelas hijas de Garados, bebedoras insaciables, pero huracanes de acero y furia con sus hachas largas en las manos, las hermanas Darla y Vinla, siempre rígidas con los rituales a su diosa, pero devotas como ninguna, virtuosas y honradas como ningún hombre vivo, imparables con sus lanzas. Los Vanerland, siempre revoltosos, siempre metidos en líos y haciendo travesuras, pero implacables, indetectables en la caza y mortales con sus arcos. 

Y, por supuesto, Brendr, siempre a su lado. Brendr la salvaje, Brendr la del hacha de sangre, Brendr la del frenesí de acero. Indesmoralizable, imparable, brutal. En su primera incursión mató a una babosa de la miel solo con las manos, y desde entonces Adela ha perdido la cuenta. Una de las pocas personas allí que podía decir que había matado a uno de las bestias invasoras. 

Módirbjorn. Adela lo sentía en su interior, profundo y salvaje. 

Esperaba que la campaña fuese como era habitual: Gunborg sería el jefe de la expedición, les anunciaría allí la estrategia y partirían a cumplir sus órdenes, a la batalla. Los que estaban allí serían la punta de lanza y tras ellos el resto de la leidang entraría y destrozaría todo a su paso. 

Pero los dioses tenían otros planes, y reservaban varias sorpresas para ella. Sin duda la primera fue la aparición de Arne y Rørj, el que había sido desterrado. En origen Arne, se suponía, era una chamán, como las druidas de Hilkra y su magia provenía de la naturaleza y los dioses de ella, pero había ciertas suspicacias al respecto, suspicacias de que había susurros detrás de su magia, que no era enteramente blanca. Adela esperaba que no, pero era posible que la mataran si la tenían a mano. Tampoco podía decir que no lo entendiera, más con el enorme desterrado rondando por ahí, poniéndoles nerviosos a todos. Adela había combatido contra las babosas que él había comandado, y no le tenía simpatía. 

Pero la segunda sorpresa fue mucho mayor. Gunbrog no se puso al mando, sino que, con toda la autoridad de los jarls, le legó esa responsabilidad a Adela, frente a todos, nombrando incluso a su leidang con su apellido. Tormenta. Y así, con la falta de burocracia y preámbulos propia de los nórdicos, Adela se convirtió en Hersir, de pleno derecho. Se situó junto a Gunborg, acompañada de Brendr (el comentario de Gunborg había sido cierto: nadie tenía sus huevos, ninguno de ellos) y paseó de nuevo la mirada por todos, por los que ahora eran sus guerreros, su leidang. Y en vez de dudas, en vez de verse superada, en vez de miedo, solo sintió orgullo, orgullo, valor y ante todo Módirbjorn. Moriría por ellos, pero no haría falta. Lucharían y ganarían, como siempre habían hecho. 

-Y por la autoridad de Gjelten, Kejerulf y Borjlind y, por extensión, la del propio Undset el Mejorado, yo acepto el cargo y me honra tenerte como asesor y consejero, pues nadie puede serlo mejor que tú. 

No había coronas ni cetros, ni broches ni capas de marta como los sureños. Los norteños sabían que el poder no provenía de esos ornatos, sino del orgullo y la confianza que veía en los ojos de todos los guerreros. Del puro y salvaje Módirbjorn.

Ulfur, fiel a su palabra, había llegado también y se presentó a su mando como los demás, realizando un extraño saludo. Pero aunque Adela no supiera qué significaba aquel saludo, sí entendía sus palabras, y con un golpe a su escudo le aceptó como a los demás. 

-Y tus talentos se aprovecharán bien, compañero. -le respondió. 

No fue hasta la noche siguiente, ya al pie de las montañas, cuando el desterrado y la chamana se acercaron a la cabeza de la comitiva. Adela tuvo que hacer un gesto a sus hombres para que no les atacaran y mataran allí mismo, y aún así ella misma mantuvo la mano cerca de la espada. Pero no habían venido a causar problemas, o eso parecía, sino a darles información, y había que reconocer que ellos eran los únicos que la tenían. 

Adela escuchó todo aquello con gravedad, frunciendo el ceño según hablaban. Coincidía con lo poco que había visto de aquellas bestias, y sabía que no eran un enemigo corriente, que eran la mayor amenaza a la que el Norte se hubiera enfrentado nunca. Kuarik Kung. Siu. Grabó esos extraños nombres en su mente, eran sus enemigos, y por las descripciones no parecían enemigos fáciles. Siu parecía haberse entregado a la muerte de tal manera que se había fundido con ella, era su heraldo, su extensión en la tierra. Debía ser eliminada. 

Adela se levantó de donde estaba, y carraspeó para tomar aire y usar la potente voz de mando que su padre le había enseñado. 

-Leidang de la Tormenta, escuchadme. Esta es una hora aciaga, con los animales muertos, nuestras granjas arrasadas y nuestra tierra invadida, el Norte sangrando y ardiendo bajo las botas de las bestias. Pero los norteños no nos dejamos amilanar por las horas aciagas, son nuestro día a día, nuestra vida, nuestro corazón. ¿Nos retiramos en Cien Nevadas cuando el rey babosa envió su caballería tras nosotros? ¿Nos amilanamos ante la tormenta de Rey Blanco que devastó cien hectáreas de granjas? ¿Nos rendimos ante el fenrisiano de Elfsang? ¿Retrocedimos ante la manada de dracosaurios en el Paso de la Tundra?

-¡No! ¡Somos hijos de Hrutgar, y en la hora del Juicio, el Padre de Todos guía nuestras espadas! ¡Mientras caemos, nos levantamos hacia sus estancias doradas, donde beberemos y festejaremos para siempre en su salón, un lugar tan amplio que toda la Cordillera de Dientes de Sierra cabría en su interior! Cada uno de los nuestros que cae, lo hace incendiando el cielo en aurora, pues cae con el arma en la mano y el valor en el corazón. Hrtugar, creador y protector del Norte, Hrutgar el de la espada matadragones, Hrutgar el del escudo impenetrable, vela por nosotros, y nosotros le correspondemos con la fuerza de nuestro brazo y la artesanía de nuestras armas. 

El día que el Lobo complete su caza y el Sol y la Luna se extingan se acabará el Norte y nuestro hogar, pero ni un minuto antes, ni un solo segundo antes. Y desde luego, no por una raza de bestias extranjeras que solo saben devorar, servidoras de la Susurradora, perversas con sus trucos y sus engaños. Solo el acero y el hielo encontrarán en nuestros campos, solo la muerte y la ruina. ¡Les mandaremos de vuelta a los Abismos de la Serpiente con los filos de nuestras hachas!

Ahora escuchadme, pues la leidang de la Tormenta se pone en movimiento. No debéis subestimar a estas criaturas, ya lo habéis oído. Llevan armaduras muy resistentes, no como las de las babosas, duras y de gran manufactura, y sus armas no son menos. Os quiero a todos con armadura de pies a cabeza, nada de ostentación. Los arqueros, cargad flechas largas, poned las puntas de perforación de armadura, dejad las de caza y las de bordes serrados, cargad las diseñadas para atravesar. Revisad todas las lanzas y que tengan la punta de acero reforzado para perforar, las que usamos contra las babosas que llevan armadura completa. 

No iremos a ciegas de nuevo, necesitamos información. Engil, te confío esta tarea, pues sé que no me fallarás. Coge a cuatro exploradores de tu elección y adelantaos, dividíos y revisad toda la zona antes de que pasemos, tomad nota de todo, defensas, número, animales que haya por la zona, puntos de trampas o emboscadas. Ante todo y a toda costa permaneced ocultos, que no os detecten, y no iniciéis combate de no ser extrema necesidad. No deben saber lo que sabemos. 

Ya habéis oído que estos traicioneros usan trucos, engaños y venenos. Les demostraremos que no caemos fácilmente en sus triquiñuelas. Finmir, coge a cuatro hombres, cruza el lago en barca y ve al bosque de los conejos. Llenad allí un saco de orejas de ratón orejudo y plantas medicinales, cuantas veáis. Podemos preparar antídotos muy eficaces con eso, y en ese bosque crecen plantas que, puestas bajo la nariz, anulan los humos y los gases que hacen toser o ahogan. Traedlas, las necesitaremos. Capturad también animales pequeños como los conejos, son útiles para crear distracciones y confundir al enemigo. 

Familia Vanerland, necesito que hagáis una batida e informéis de todos los animales grandes que haya por la zona, incluso si podéis capturad alguno. Por muchos trucos que empleen, nadie puede librarse de una estampida de dracosaurios directa a su campamento, de un rompepiedras entre sus líneas o de una manada de lobos del hielo en su retaguardia. El mismo Norte será nuestra arma. Buscad también en las montañas, grandes piedras sueltas que emplear o yacimientos de metal de chispas o gas de fuego. Todo será útil, y no despreciaré ningún recurso en esta lucha, ni el más remoto y pequeño. 

Por supuesto, Darla y Vinla, confío en vosotras para que todo se haga de acuerdo a los designios de Hilkra y observando sus rituales y tradiciones. 

Los demás: mientras se realizan estas tareas, entrenaos junto a los Dundarson en el bloqueo y desvío de cuchillos arrojadizos y flechas. Las babosas no suelen usar cuchillos arrojadizos y sus flechas dan lástima, pero no es así con estos enemigos. Más nos vale estar preparados. 

En cuanto todo esto esté hecho, venid a mí e informad. Mientras tanto, revisaré los planos y decidiré nuestro avance junto con Gunborg. Ahora id a dormir, mañana antes del alba quiero que se inicien todas esas tareas. Sé que nadie me decepcionará, sois el orgullo del Norte, y en vosotros confío más que en mi propio brazo. ¡Por Hrutgar, hermanos!

Notas de juego

Vale, este es el pre-plan, es decir, los preparativos. Mientras escribía este post has subido ya lo del plano de Engil, una de tus maravillas interactivas, así que lo revisaré y veré qué hacemos xD

Por cierto, en un principio a Horeg le puse con gran hacha de dos manos, pero a lo mejor lo has cambiado porque había demasiadas hachas jajaj

Ya te lo he dicho por el off pero maravillosa tabla y maravillosos posts, me han encantado de verdad. Y Ulfur, aquí nos gustan los tochoposts así que nada que disculpar xD

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26/02/2021, 14:43
Úlfur

    Tan pronto como las órdenes terminaron me dirigí hacia el que parecía ser que iba a liderar el grupo de exploradores, necesitaba tratar algo con él antes de que se decidiera a formar las unidades y abandonase el campamento.

    -Engil, disculpa, antes de que partáis hay algo que me gustaría hablar contigo, tal vez ya conozcas los detalles pero prefiero que me odien por ser pesado que tener que arrepentirme más adelante.- Le sonreí mientras terminaba de aproximarme a él aunque sin esperar mucho en terminar, de lo poco que había visto, me daba la sensación de que se trataba de alguien parco en palabras, algo que esperaba igualmente del resto hacia él tal y como dictaba el pragmatismo imperante en aquellos momentos. -Al igual que tú soy un explorador, tranquilo, no te voy a pedir que me escojas, se que aunque esta no sea mi primera vez en el norte, mi conocimiento de vuestras tierras es limitado, pero si que te pediría que conforme os aproximéis al enemigo tengáis en todo momento presentes los vientos dominantes de la zona y que procuréis tenerlos en contra siempre que os sea posible. Se que no es algo cómodo pero estos extranjeros poseen jinetes de lobo entre sus filas y, a poco que sus bestias se asemejen a las de aquí, si os olvidáis de ese detalle podrían detectaros sin veros a más de quinientos metros de distancia. Bueno, espero que os sirva y si puedo servirte de ayuda de cualquier otro modo, házmelo saber.-

    Incliné la cabeza como gesto de respeto y para indicar que eso era todo lo que tenía que decirle por el momento, así que con aquella parte cumplida me tocaba ir a otra no tan agradable pero que necesitaba aclarar antes de nada, así que me fui a buscar al desterrado, partí en busca de Rørj.

    El porqué se había decidido a regresar y ayudar a Adela y su nexo de unión a la chamán me seguían resultando un misterio pero no uno que necesitase resolver, ese requería de una respuesta a una pregunta surgida de nuestra última conversación. Al amparo del revuelo formado mientras el resto del campamento se pretrechaba fui en su encuentro.

    -Rørj.- Estaba seguro de que pese a que solo nos habíamos visto dos veces sabría quien era. -Necesito preguntarte algo acerca de lo que dijiste la última vez que nos vimos en el puesto fronterizo.- Ignoraba la clase de reacción que recibiría, estaba claro que era fuerte y que no tenía miedo alguno en hacer uso de la violencia, de lo contrario no habría logrado mantener alejados a tantos disidentes de él y la bruja desde el día que aparecieron en nuestro camino hasta hoy, por ello hablé con decisión pero evitando mostrar cualquier rastro de amenaza relajando los hombros y manteniendo un rostro serio e inexpresivo. -Me dijiste que ellos buscaban a Pandora y a otras como ella ¿Sabes a que clase de sitios llevan a esa clase de prisioneros o que es lo que hacen con ellos?- Sentí como se me formaba una bola en el estomago que me dificultaba tragar pero hice lo mejor que pude para mantener la compostura, no era ningún ingenuo pero prefería tener una respuesta clara antes de suponer nada y sobretodo saber si esta me podría abrir alguna clase de puerta que me permitiera traerlas de vuelta.

    -Y esos chamanes de los que hablabas ¿Vinieron con los extranjeros o están relacionados con los hombres de Édedro al servicio de la Susurradora?- Confiaba en que Rørj no se alteraría en exceso por mi impertinente pregunta, lo que me preocupaba era si aquello llegaba a oídos de  Arne, sabía que mentar tan abiertamente un nombre como ese cerca de la chamán no era lo más inteligente y si esta se llegaba a alterar, terminaría por atraer miradas indeseadas, peso a todo, decidí correr el riesgo.

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27/02/2021, 10:20
[Montañas de Plata]

Engil se mostró ofendido ante la sugerencia de Úlfur. -¡Claro que tendría en cuenta la dirección del viento!- pero, en contra de lo que el resto esperaba, Engil no mostró sus pensamientos sino que asintió, pues Úlfur le había recordado algo importante. -"...sus bestias se asemejen a las de aquí..."-. El explorador miró hacia el cielo del norte -¿Qué otras criaturas o trucos se habrán traído de sus tierras?- Debían extremar las precauciones y Engil, más astuto que la media, sabía que el fracaso estaba en subestimar al enemigo. Cualquier consejo, por evidente que fuera, sería bien recibido. Agarró el brazo de su compañero extranjero y asintió. -Se mandan señales con banderas- le respondió revelando un conocimiento que hasta ahora nadie había mencionado. -Los grupos de exploradores enemigos que siempre van por delante usan posiciones elevadas para transmitir información al grueso de sus filas agitando estandartes de colores chillones que contrastan con el blanco de la nieve- volvió a mirar el cielo -No habrá ventiscas en unos días- sentenció con gravedad. Dudaba que aquello fuera coincidencia.

Las órdenes de Adela fueron claras. La Leidang se puso en marcha. Engel y Úlfur se adelantaron. Su intención no era llegar al otro lado del Monte Blanco, no era necesario. Sólo unos kilómetros por delante para reconocer el terreno más cercano y volver a informar. Con Engel Úlfur aprendió que aquellas tierras tenían su propia forma de pasar información entre unos y otros. El ejército invasor era una enorme piedra que hacía ondular la paz del norte. Aquellas alteraciones eran más evidentes en lugares de clima extremo, donde las zonas resguardadas del frío escasean.

Poco después, cuando la leidang dejaba atrás las Kjerem los exploradores llegaron con la información de la situación1. Salvo pequeñas escaramuzas, el grueso del ejército invasor aún se encontraba más cerca del Mar de Hielo que de los asentamientos. Los exploradores informaron que los hobgoblins habían iniciado la marcha. Al menos, una buena parte de ellos se acercaba al Yunque Blanco pero aún no podías saber si cogerían el camino Sur, pasando por el valle de los Yak Muertos o, por otro lado, hacia el Oeste cruzando el Descenso de Jorunn. La primera opción evidenciaría el descenso en línea recta hacia el asentamiento Audhid. En cambio, la segunda opción los acercaría a Helvang.

Adela sabía que un grupo reducido podría llegar a la Cima de Nind cruzando el puente de kjör para conocer la intención del grueso del ejército y sabrían el rumbo escogido. El tiempo era crucial. Gunborg sugería que el grueso de la Leidang esperara en el sendero de paso de las manadas de Yaks, a la altura de las Runas de los antepasados (Runas del Yak) o a la falda del Yunque Blanco. La cuestión era decidir quién.

En cuanto supieran el rumbo del ejército podrán planificar la estrategia de ataque durante todo el camino hacia el sur.


Pero antes de tomar una decisión, Adela pasó la vista por su Leidang. Finmir tenía un saco de arpillera de tamaño medio junto a él. Se le había dado bien la caza de ratón orejudo. También mostró un par de fardos de cuero enrollados de los que asomaban brotes verdes y alguna que otra raíz. Seguramente también habría tallos y corteza. Estaba repartiendo hojas de buen tamaño y un verde intenso, de esas que anulan los humos. Sin embargo, no vio las jaulas con conejos vivos pero poco después supo que había capturado siete y los tenía atados con cordeles en su tienda.

Sin embargo, la familia Vanerland no tuvo tanta suerte. Los animales grandes se habían desplazado. Los Dracosaurios estaban algo más al norte, por las huellas se dirigieron al bosque de Axajas cruzando el Valle del Viento Gélido. No tuvieron suerte con los rompepiedras pero sí había lobos en la Meseta de Lobos de Hielo. Confirmaron los avistamientos. Tras la búsqueda de los animales, su tarea de hallar accidentes en el terreno (piedras sueltas, bolsas de gas...) siguió vigente y las usarán a medida que las vayan localizando.

Darla y Vinla no estaban allí. Uno de los Dundarson dijo que estaban rezando con la chamana y, tras ello, dio detalles sobre el entrenamiento en el bloqueo y desvío de armas arrojadizas y flechas. Seguirán con ellos todo el tiempo que puedan.

Por último, cuando las lanzas la punta brilló con acero reforzado.

Engel permaneció junto a Adela y el viejo Gunborj dispuesto a señalar los mejores lugares para emboscadas. Lo mismo hizo Diederik Vanerland (el viejo) para apuntar los posibles accidentes geográficos que pudieran jugar a nuestro favor o en contra.

Notas de juego

1Estáis en el punto azul. A medida que surjan acontecimientos actualizaré el mapa.

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01/03/2021, 20:39
† Rørj †

 -Rørj.- Había terminado de limpiar el enrome mazo y estaba haciendo ajustes en la empuñadura de cuero. Dejé el arma en el suelo y me levanté -Necesito preguntarte algo acerca de lo que dijiste la última vez que nos vimos en el puesto fronterizo.- Vacilé y fruncí el ceño. No era un gesto demasiado marcado, solo un adelgazamiento de los labios y la aparición de una fina arruga entre mis cejas. -Me dijiste que ellos buscaban a Pandora y a otras como ella ¿Sabes a que clase de sitios llevan a esa clase de prisioneros o que es lo que hacen con ellos?- Esa noche maté tres gruesos conejos y Arne "La Chamán" desenterró unas raíces y recogió unas hierbas lo que presagiaba una cena estupenda, rematada por dos grandes hogazas de pan duro, mantequilla y un quedo de textura quebradiza y tan local que ni siquiera tenía un nombre concreto.

Guardé silencio.

-Y esos chamanes de los que hablabas ¿Vinieron con los extranjeros o están relacionados con los hombres de Édedro al servicio de la Susurradora?- 

-Haces muchas preguntas- respondí aunque no había recelo por mi parte. Estaba de buen humor tras un día de buen tiempo -Cena con nosotros, explorador- le invité. Aquella noche demostré a Úlfur que tenía labia, y era de ingenio agudo cuando me daba la gana de utilizarlo.

-Mujeres del sur- dije en tono seco tras llenar el estómago -Las almas del norte no se pueden corromper con promesas- corté un buen pedazo de queso y se lo pasé a Úlfur. Mientras tanto, Arne comía en silencio. -Las llevan y jamás vuelven a ser las mismas. Les meten dentro un veneno del alma que las cambia.- Me corto otro trozo que se rompe en varios pedazos. Mientras los recojo del suelo es Arne quien por primera vez habla con Úlfur -La Susurradora tiene esbirros en todas partes y lo que hacen allí es la combinación de conocimiento de las estrellas de los invasores y de los secretos del este.- Dijo, pero lo que realmente me llamó la atención fue la forma en la que pronunció sus palabras y al verla, la forma con la que miraba a Úlfur me llenó de curiosidad. Aquella expresión desentonó tanto en su cara que me quedé mirándola perplejo.

Tras unos segundos en los que parecía desnudar el alma de Úlfur con su mirada, Arne volvió a ser la ensimismada inexpresiva de siempre y yo desvié la conversación hacia el terreno y el clima que nos aguardaba.

En un momento de nuestra charla miré más atrás del corpulento explorador. Allí estaba Adela quien, como cada anochecer, paseaba por la linde del campamento que improvisábamos (esa noche nosotros estábamos en la linde Suroeste). Pero había algo más, de más allá de aquel límite, una sombra llamó mi atención y de la oscuridad, delante de ella, surgió un perro grueso de espeso pelaje largo y pardo. Era un sabueso lanudo que se acercó por el olor de la cena. Tenía cicatrices en el hocico, la parte posterior del cráneo y le faltaba media oreja. Era un guerrero.

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01/03/2021, 20:58
[Narrador]

Como de costumbre, paseabas al anochecer recogiendo la información que tus hombres te daban cuando viste a lo lejos que Úlfur estaba cenando en esa ocasión con Rørj y, algo más distante del fuego, Arne la chamán. Estaban conversando

Mujeres del sur- decía el desterrado -Las almas del norte no se pueden corromper con promesas- cortó un buen pedazo de queso y se lo pasó a Úlfur. Mientras tanto, Arne comía en silencio. Rørj siguió hablando -Las llevan y que jamás vuelven a ser las mismas. Les meten dentro un veneno del alma que las cambia.- Se corta otro trozo que se rompe en varios pedazos. Mientras los recoje es Arne quien por primera vez habla con Úlfur -La Susurradora tiene esbirros en todas partes y lo que hacen allí es la combinación de conocimiento de las estrellas de los invasores y de los secretos del este.- Dijo, atrayendo la atención del desterrado por la forma en que pronunció sus palabras y la manera con la que miraba a Úlfur. Aquella expresión desentonó tanto en su cara que se quedó mirándola perplejo.

Tras unos segundos en los que parecía desnudar el alma de Úlfur con su mirada, Arne volvió a ser la ensimismada inexpresiva de siempre y Rørj desvió la conversación hacia el terreno y el clima que nos aguardaba.

Aquel curioso trío se encontraba en la linde suroeste del campamento de aquella noche. En aquel límite, una sombra llamó tu atención y de la oscuridad surgió un perro grueso de espeso pelaje largo. Era un sabueso lanudo que se acercó por el olor. Tenía cicatrices en el hocico, la parte posterior del cráneo y le faltaba media oreja. Era un guerrero.

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01/03/2021, 21:53
Adela

Ante sus ojos, la leidang funcionaba como un solo hombre, con la efectividad y la lealtad que tenían todas sus tropas. Adela estaba orgullosa de servir y dirigir a tan buenos hombres y mujeres. Se dedicó a participar en el entrenamiento de los Dundarson tanto como pudo, ya que ella no era ninguna excepción a las órdenes ni era uno de los líderes babosa que se dedicaban a mirar las batallas desde lejos. 

Pero tenía también otras cosas que hacer. En la tienda de mando, Gunborg y ella se inclinaban sobre un mapa de la zona, pensando. En realidad el mapa era innecesario, veía aquellas tierras en su mente como si fuese un águila sobrevolándolas. Había decisiones difíciles allí, sobre aquel mapa: había dos asentamientos en peligro, Audhid y Helvang, y aunque aún estaban lejos, el ejército era disciplinado y podían llegar allí en cuestión de días si no se les detenía. Todo dependía de la ruta de los invasores. 

Engil y Ulfur hablaban sobre los invasores, y Adela escuchó. 

-Los grupos de exploradores enemigos que siempre van por delante usan posiciones elevadas para transmitir información al grueso de sus filas agitando estandartes de colores chillones que contrastan con el blanco de la nieve- volvió a mirar el cielo -No habrá ventiscas en unos días- sentenció con gravedad. Dudaba que aquello fuera coincidencia.

Adela murmuró una plegaria a Uldun, ahora mismo una ventisca les habría venido maravillosamente, pero tampoco podían confiar en aquello. 

-Engil, corre la voz de eso. Quiero que todo el mundo sepa que los invasores con banderas son objetivos prioritarios. En cuanto se vea uno, si cabe la posibilidad sin alertar al resto, se le debe abatir. Sin comunicaciones, están ciegos. 

Ellos no tenían sabuesos lanudos, y sus comunicaciones se basaban en aquel sistema de banderas. Cuanto más lo desbarataran, peor podrían organizarse. Adela recibió al poco los informes de cada uno de los grupos, viendo cómo todas sus órdenes se cumplían con presteza. Las lanzas y flechas fueron sustituidas por puntas perforadoras y reforzadas, todos se entrenaron con los Dundarson, y Finmir volvió con todas las plantas y las orejas que necesitaban. Tenía unos cuantos conejos, esperaba que con esos bastara. 

Los Vanerland no tuvieron mucha suerte, pero aún así era algo. Un fenrisiano o un oso enjoyado habrían sido una bendición de Hilkra, pero ahora mismo había que trabajar con lo que se tenía. Los dracosaurios estaban lejos, pero no tanto como para no ser útiles. Si el enemigo decidía ir por la ruta de Jorunn hacia Helvang, estaban lo suficientemente cerca del bosque como para intentar lanzarles una estampida. Lo interesante en el otro caso eran los lobos de hielo. Había manadas de sabuesos en el campo, los suficientes como para hostigar a las manadas y hacer que abandonaran la montaña, tal vez con la ayuda de los conejos como cebo. Si lograban bajarlos al valle por la ruta de los yaks, los invasores se encontrarían con una sorpresa que no olvidarían. 

Adela estudió aquellas opciones junto con sus estrategas. Le preguntó a Finmir sobre la viabilidad de los planes de los lobos de hielo y los dracosaurios, y preparó sus planes. Al final, todo dependía de la ruta que tomaran los invasores: hacia Helvang o hacia Audhid. 

-Bien, los planes son los siguientes -dijo al fin- Si los invasores van hacia Helvang, trataremos por todos los medios de llegar antes que ellos a la ruta que tienen que seguir. Prepararemos una emboscada en el descenso de Jorunn si es posible, para ir desgastándolos, y los exploradores se adelantarán a por los dracosaurios en la llanura. Estableceremos la base cerca del bosque de Helvang, y trataremos por todos los medios, con desprendimientos o árboles cortados, de forzarles a pasar la noche en el Valle del Viento Gélido, donde el propio valle se cobrará su precio. Cuando estén desgastados y amanezcan helados y con pérdidas, les lanzaremos la estampida de dracosaurios desde el norte, desde Axajas, y las manadas de lobos desde el templo de Akan. El valle se convertirá en una trampa mortal, y los que consigan escapar serán emboscados por grupos de arqueros dispuestos en los pasos de montaña. 

Miró a sus estrategas. Si había algún problema con alguna de aquellas ideas, era el momento de decirlas. 

-Y si por el contrario deciden bajar por aquí, hacia Audhid -dijo señalando- Tendrán que cruzar la arboleda. Llegaremos antes que ellos y la llenaremos de trampas -miró a Finmir- Haremos que su paso se vea obsaculizado, ralentizado, que cada árbol caído sobre los hombres mine la moral. Eso nos dará tiempo. En la meseta trataremos de atraer a los lobos de hielo, empleando a los sabuesos que encontremos por el valle, y a los conejos como cebo. Prepararemos la emboscada en la Ruta de Yaks, en el camino al sur. Cuando crucen, ya desgastados por el bosque, los lobos caerán sobre ellos. Haremos como en la batalla en la que luchó Svar el anciano hace tantos años: los conejos saldrán de improviso del bosque, y mientras se cuelan entre las piernas de los soldados, distrayéndoles, los lobos caerán sobre ellos, persiguiéndoles. El caos será total en las líneas, y eso nos dará opción a atacar con flechas, piedras o lo que tengamos, retirándonos para dejarles luchando contra los lobos. 

Después habrá que ver lo que hacen, pueden retirarse o seguir. Si son lo suficientemente estúpidos para seguir, el camino al asentamiento pasa por un túnel, lugar ideal para derrumbar la montaña sobre sus cabezas. 

Levantó la mirada del mapa por fin. Todo aquello dependía de una sola cosa. 

-Engil, tu misión es la más importante y el tiempo y el sigilo son cruciales en ella. Coge a los Vanerland que quieras y a otros exploradores de tu elección, los más rápidos y sigilosos. Coged los caballos más rápidos y corred a Puente de Kjör. Dejad los caballos antes, que nadie os vea llegar, y continuad a pie. Necesitamos sí o sí conocer la ruta de los invasores, pero no deben veros bajo ninguna circunstancia. No deben saber que lo sabemos. Parte inmediatamente, que el Lobo sea contigo en la caza. 

Adela se volvió hacia Gunborg mientras Engil salía de la tienda. 

-Gunborg, tu consejo es sabio. Ir por el valle nos hará ganar terreno sea a donde sea donde tengamos que ir al final. Dad la orden, levantamos campamento inmediatamente. Que los hombres recojan todo, nos dirigimos a Runas del Yak inmediatamente. Allí esperaremos al grupo de Engil, si se retrasaran o no volvieran, tendremos que organizar otras batidas, pero confiemos en que Hrutgar y el Lobo nos sonrían y no haga falta. Paso ligero. El tiempo es crucial. 

Que los Dundarson y sus hombres vayan en el exterior de la formación, con los escudos preparados. No quiero sorpresas. 

Sin embargo, había algo más que quería hacer, lo único que le preocupaba de los informes recibidos: las hermanas, que seguían rezando en el bosque. Las necesitaban allí, asegurándose de que todo se hiciera de acuerdo a las tradiciones y mandatos de la diosa, no allí. Salió de la tienda y se dirigió a uno de los mensajeros de la leidang. 

-Coge un caballo y ve al bosque de Hilkra, rápido. Busca allí a las hermanas y a la chamana. No interrumpas sus oraciones, por todos los dioses, pero en cuanto puedas infórmalas de los planes y de que trasladamos campamento a Runas del Yak. Diles que se reúnan con nosotros cuanto antes. 

Ahora sí, volvió a la tienda y comenzó a recogerlo todo. Había que predicar con el ejemplo. 

Notas de juego

Uh, me has pisado, master. Ahora respondo al otro post. 

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01/03/2021, 22:03
Adela
Sólo para el director

Adela paseaba por el campamento, sintiendo el pulso de la leidang, el humor de sus hombres, lo que comentaban sus guerreros y guerreras. Era muy necesario, era imprescindible. Si no, se convertiría en un líder babosa al que sus hombres ni siquiera ven, pero en el Norte no eran así las cosas. Ella era una más de la leidang, no ningún enviado divino. Los hombres tenían que tener claro a quién seguían, y que era por experiencia y adecuación, no por títulos viejos en papeles. 

En la linde ya del campamento, mientras descansaba junto a un tronco apartado, pudo oír a lo lejos al trío junto a la hoguera: la chamana, el desterrado y el extranjero. Extraño grupo, aunque sin duda eran útiles y de valor, tampoco había que descuidarlos, pues eran los únicos de los que no tenía suficientes referencias para fiarse plenamente. Hablaban del sur, de lo que las babosas hacían con las mujeres, cómo metían su veneno en el alma. Casi tuvo que contener una arcada, y su gesto se torció en asco. 

La chamana miró a Úlfur de una forma que le dio escalofríos. Definitivamente aquella mujer bordeaba demasiado la frontera entre la magia natural y la brujería de la Serpiente. Tal vez debería haberle pedido a una de las hermanas devotas que la vigilara, pero no quería empezar a sembrar la desconfianza en sus filas. 

-La Susurradora tiene esbirros en todas partes y lo que hacen allí es la combinación de conocimiento de las estrellas de los invasores y de los secretos del este.- 

Secretos y susurros. La marca de la Serpiente. Era necesario destruirles a todos, hasta el último de ellos, quemar sus templos y sus escondrijos e incinerar sus cadáveres. Nunca se era demasiado precavido con aquellos perversos adoradores. 

Adela aún estaba pensado en la extraña chamana cuando algo llamó la atención entre la oscuridad, donde acababa el campamento, una sombra. Inmediatamente llevó la mano a la espada, lista para un enemigo, o para un lobo, comunes en aquellas tierras. Pero la apartó al ver que no era un lobo, sino un sabueso negro, grande, fuerte y lleno de cicatrices, un verdadero guerrero. 

Adela relajó la postura de inmediato. Si de algo podía fiarse un nórdico, era de un sabueso, así decía el dicho. 

Cuando el hombre no puede fiarse de nadie, aún puede fiarse de su sabueso.

Además, ningún nórdico con una pizca de decencia en el cuerpo sería desagradable con un sabueso, sus amigos más antiguos. Adela se acercó a él despacio, tendió una mano para que se la oliera y buscó si tenía algo de comida encima para darle. 

-Hola, amigo -le dijo con tono amable- Veo que eres uno de los nuestros, un guerrero. Eres bienvenido entre los tuyos. 

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01/03/2021, 23:30
Úlfur

    Justo cuando pensé que mi conversación con el líder de exploradores se había dado por concluida este me frenó por un momento tomán dome por el brazo queriendo añadir algo a lo que  le había comunicado por mi parte. Preste atención al mensaje y reflexioné sobre ello.

    Banderas, no era la primera vez que veía algo así, tenía entendido que no era un método de comunicaciones raro entre los marinos pero para la inteligencia militar no dejaba de ser un poco arriesgado, desde luego que me resultaba difícil de creer que pudiésemos llegar a descifrar el código de los mensajes antes de que acabase la campaña pero desde luego, en cuanto las nevadas se hicieran presentes, se iban a convertir en la manera perfecta de colocar dianas andantes en puntos elevados. Incluso para mi iba a ser sencillo dar con ellos.

    Adela no tardó mucho en intervenir en la conversación para dar la orden de convertirlos en objetivos prioritarios nada más verlos, eso no me hacía mucha gracia, podría entorpecer el avance, aunque apreciaba el valor estratégico de cargarnos de su vía de comunicaciones y se me daba mejor la caza que el reconocimiento. Bueno, eso dando por hecho que Engil me pudiera tener en consideración.

     Poco después otros mandos empezaron a llegar y con ellos avances en los encargos que habían recibido y el nuevo repaso de las instrucciones de Adela, desde una distancia prudencial oí todo aquello, no disponía del rango para intervenir ni nadie me había pedido la opinión acerca de lo que se decía, así que por el momento, atender era todo lo que podía, y debía, hacer. Seguía sorprendido por tanta insistencia en usar algo tan poco fiable como la fauna local y sabía que aquellas dudas seguirían ahí hasta que fueran rebatidas por resultados prácticos, no obstante, la parte de las trampas ya me parecía otra cosa, forzar al enemigo a luchar en tus términos siempre era una de las claves de la victoria.

    Finalmente pude escabullirme y, con ello, encontrar mi ocasión de hablar cara a cara con Rørj.

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02/03/2021, 01:26
Úlfur

    -Haces muchas preguntas- La respuesta de Rørj me cogió de improviso, no tanto por su contenido si no por el modo en el que la expresó, especialmente cuando tras ella añadió -Cena con nosotros, explorador- No pude evitar que ahora fuese yo el que pasase a fruncir el ceño, no es que pensase que el desterrado me odiase, aunque no le ataque en la cueva directamente desde luego no le dejé las cosas fáciles, por ello aquel trato extrañamente cordial me resultó de lo más inesperado, no obstante accedí a la oferta, tenía algo de hambre y además no se había mostrado reacio a darme una respuesta a mis preguntas, al menos por el momento.

    Los pelos de la nuca se me erizaron al tener tan cerca a Arne, no me gustaba ceder a viejas supersticiones ni cuentos de viejas para asustar infantes pero, de algún modo, aquello aún me superaba. Me mostré agradecido ante todo lo que me fue ofrecido para poco después ver que Rørj era algo más de lo que aparentaba. Su labia y simpatía eran demasiado honestas para ser fingidas, desconocía lo que pudiera haber provocado que tales rasgos de su personalidad salieran a flote ¿El ansia de batalla tal vez? En cualquier caso aquello me reconfortó incluso más que poder sentir lleno el buche logrando llevarme a un punto de mi pasado que llevaba mucho tiempo enterrado 

    "Lo piensas como si fueses un viejo arrugado como esa chamana que te pone los pelos de punta, cachorro." Härelf, sin apenas esfuerzo su voz me hizo presente como si se tratase de otro más de los comensales, cuánto tiempo habría pasado ya. Mire al cielo, Engel tenía razón, las nubes no parecían propias de nieve, más bien finas, con formas similares a plumas, no estaba seguro de que aquella clase de tregua nos favoreciera ahora, pero en verdad no había desviado mi vista por aquello. "Al menos tres o cuatro años han pasado desde la última vez que nos vimos, tu fuerza nos vendría bien ahora, viejo lobo, si es que sigues con vida." Una bocanada de vahó surgió se condensó frente a mi emborronándome la visión por unos instantes. "¿Sabes que en verdad no estoy aquí, cierto? Solo soy producto de tu mente, pero no te preocupes, llegará el día en que nuestras sendas se crucen de nuevo, cachorro."

    -Mujeres del sur- La voz de Rørj arrastro de vuelta a la realidad. -Las almas del norte no se pueden corromper con promesas- "¿Ya estamos con metáforas? Por eso odio la maldita magia." No me atreví a interrumpirlo, menos cuando estaba claro que aún no había terminado. -Las llevan y jamás vuelven a ser las mismas. Les meten dentro un veneno del alma que las cambia.- Aquello me provocó sudores fríos, había oído de torturas acompañadas de drogas y venenos capaces de doblegar las voluntades más férreas, que clase de enemigos eran aquellos que se atrevían a usar medios tan viles contra unas simples chiquillas.

    -La Susurradora tiene esbirros en todas partes y lo que hacen allí es la combinación de conocimiento de las estrellas de los invasores y de los secretos del este.- Ahora fue la chamán quien respondió, los ojos de Arne habían comenzado a velarse pero eso no hacía menos penetrante su mirada, me estremecí por un momento, llegando a estar tentado de apartarme de ella, finalmente decidí no hacerlo. No temía que descubriera lo que era, no había motivo alguno, Rørj podría habérselo dicho ya o, si en verdad tenía poder, haberlo descubierto por si misma, y yo no tenía vergüenza por ello. El norte no era de quien me había tenido que ocultar, mi única duda sería si serían capaces de comprender o aceptar a quien ahora caminaba entre ellos. Cuando la anciana se apartó sentí necesario formular algo.

    -Siento no haber sido sincero con vosotros ya que mi intención no fue nunca la de mentiros, simplemente se trató de seguir usando el manto que me había servido hasta ahora para sobrevivir en el Este y el Sur durante estos años. De todos modos, aunque este no sea mi nombre de nacimiento, representa lo que soy ahora ya que fue el último regalo de un amigo.- Ulfur, el lobo, un nombre del norte dado a un hijo de los shatria, supongo que más de uno de mis ancestros se retorcería de dolor en su trono si supiera la facilidad con la que renuncié al nombre de nacimiento años atrás. Sonreí antes de levantarme, de algún modo mi miedo por la anciana había desaparecido, al menos por el momento. -He hablado demasiado, espero no haberos importunado, aunque no se que hago disculpándome tanto, se que eso no es algo que se lleve muy bien en el norte. Lo que si que quiero es agradeceros el haber compartido conmigo una cena como esta, supongo que el haberme llevado al pasado me ha soltado un poco la lengua, y también gracias por vuestras respuestas, Rørj y Arne.-

    Esperaba que aquello no fuese un aviso de muerte, siempre era conocido que antes del final violento precedía la calma o incluso la paz. Me encogí de hombros tontamente sin tener a nadie enfrente, qué más daría, una vez sobrevives a un fin del mundo, el siguiente se te hace menos sorprendente, así que ahora tocaba ir a descansar. Aquella noche, antes de cerrar los ojos, dediqué una oración por Pandora y Aya para que Rahassa velase por ellas, que Kheal condenase a sus captores y que Paral'Hai me diera el conocimiento para dar con ellas, ni siquiera me preocupé en recapacitar de la utilidad de rezar a un panteón que posiblemente habría muerto con su pueblo, ahora prefería tener fe y creer en el éxito de Adela y la tormenta del mismo modo que lo hacían sus hombres

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04/03/2021, 13:13
[Montañas de Plata]

Muy temprano, Engel te sacude suavemente. -Úlfur, nos vamos- anuncia en susurros. Muchos de los miembros de la Leidang aún dormitaban. No era el caso de Rørj que ya se encontraba junto a los caballos. Gunborg y Adela los miraron marchas y asintieron.

Engel (el certero), Úlfur (el extranjero), Finmir Serpiente de Hielo (el trampero), Rørj (El desterrado), Diederik Vanerland (El mayor) y Darla (la rápida). Un pequeño grupo de seis.

-El plan es sencillo. En cuanto sepamos qué rumbo toma el ejército invasor Úlfur, Rørj y Darla regresaran para avisaros. Finmir, Diederik y yo nos quedaremos preparando el terreno y los animales.- Así lo hizo saber Engel al resto de la leidang. Aquel era su plan. Contaba con la experiencia del mayor de los Vanerland y Finmir. Si se daban prisa llegarán a la cima de Nind al anochecer y las luces del ejército invasor delatarán su posición y orientación en la oscuridad.

Notas de juego

La Leidang de la Tormenta y sus líderes
Hersir Adela Storn Born hija de Lokbar
Estrategas (junto al Hersir)
Hacha a dos manos Gunborg (El viejo lobo)
   
Hachas de batalla Brendr (la extranjera)
   
Exploradores
   
   
Huscarles - (Armas cortas y escudos)
Espada y Escudo Einar Dundarson (El primogénito)
Espada y Escudo Jens Dundarson (El agricultor)
Espada y Escudo Gerd Dundarson (Escudo de Runas)
Espada y Escudo Haakon Dundarson (El diestro)
Espada y Escudo Gisli Dundarson (El rápido)
Espada y Escudo Harald Dundarson (El generoso, ahora el benjamín)
(Armas Largas)
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros)
Martillo de Guerra Garados (El impresionante, Martillo Cazador Ferisiano)
Hacha a dos manos Dahlia Gavarasdóttir (La cicatriz)
Hacha a dos manos Elmi Gavarasdóttir (Parte babosas)
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
   
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro)
Hacha corta y daga Arne (La Chamán)
Úlfhéðnar - Guerreros Lobo (Cazadores)
   
Arquero Cazador Absjörn Vanerland (Señor de Osos) [padre]
Arquero Cazador Fulker Vanerland [hijo de Absjörn]
Arquero Cazador Gred Vanerland (El Duro) [padre]
Arquero Cazador Gredsen (El pequeño) Vanerland [hijo de Gred]

 

Avanzada de Exploración
Explorador Engil (el certero)
Explorador Úlfur (el extranjero, el extraño)
Lanza Larga Finmir Serpiente de Hielo (El Trampero)
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Arquero Cazador Diederik Vanerland (El mayor) [tío]
Mazo de Guerra Rørj (el desterrado)

 

Úlfur. Seguiremos aquí: [PRELUDIO-EL NORTE] Parte-2: Invasión 

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04/03/2021, 18:56
[Montañas de Plata]

RUNAS DEL YAK
(Sendero de paso de las manadas de Yaks)
Primer día

Últimas luces de la tarde

Por fin Adela pisó el sendero y una parte de su ser se tranquilizó. A aquella hora el grupo de avanzada ya debía estar en la cima de Nind con suerte, observando al ejército invasor. Era el final del primer día en sus tierras, el primer día de ofensiva. Habían parado a comer y hacer recuento de los hombres que formaban la Leidang. Un total de setenta y siete almas del norte habían acudido allí siguiendo a los hombres de confianza de Adela. 102 guerreros formaban la Leidang de la Tormenta y, allí, se unieron tres manadas de sabuesos lanudos como si supieran qué estaba ocurriendo. Una les alcanzó desde la retaguardia a mediodía, integrándose con los hombres como si siempre hubieran sido amigos. Ahora, en el camino de Yaks, un grupo se acercaba del este y otro del norte. Se intuían que esos dos nuevos grupos eran en realidad una misma manada.

En ese momento, el sabueso negro que Adela había visto la noche anterior se colocó junto a ella y emitió un sonido bajo. Un saludo que el resto de sabuesos reconocieron. Entre ellos, si decidían acercarse, él estaba al mando allí. Junto a Adela. Todos los perros lo aceptaron.

Al ponerse el sol el sabueso negro (al que aún no se le ha puesto nombre) te observó hasta que vuestras miradas se cruzaron. Entonces empezó a gruñir. Poco después guardó silencio, alzó las orejas y miró hacia la Meseta de los Lobos. Lejanos, pero la brisa nocturna trajo aullidos. La Meseta de los Lobos estaba habitada.

Notas de juego

Diario de Batalla

 

CLIMA: Brisas del norte traen las primeras nieves invernales. Despejado
NIVEL DE FRÍO: 4 de 6
EVENTO DEL DÍA: Frío de un día despejado + Sabuesos Lanudos

Adela, nosotros continuamos en este mismo tema. Voy a ir incluyendo nociones que nos servirán después como el nivel de frío (también habrá un nivel de ventisca llegado el momento que influirá en la visibilidad).

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08/03/2021, 22:05
Adela

Si bien era Adela misma quien le había dicho a Engil que eligiera a sus compañeros (siempre era mejor que imponerlos, cada uno sabía con quién trabajaba mejor) la falta de alguno de ellos le ponía algo incómoda y nerviosa. No tener el ingenio y la astucia de Finmir a su lado, y el hecho de separar a las hermanas de Hilkra, perdiendo una de las dos reconfortantes presencias, resultaba algo intranquilizador. Murmuró una plegaria a todos los dioses para que les mantuvieran a salvo, y para que su misión fuese rápida. 

La leidang avanzó a buen ritmo, como solía hacer. Paso ligero y pocos descansos eran la firma del avance de una leidang, y el motivo por el que siempre se adelantaban a las babosas. Además, por el camino se encontraron con aliados muy bienvenidos, manadas de sabuesos lanudos, con su pelaje espeso y lustroso ondeando al viento que comenzaba a traer nieve. Ojalá trajera una buena ventisca, ojalá Uldun escuchara sus plegarias. Eso detendría al ejército invasor y anularía sus comunicaciones, mientras que ellos sabían moverse en ella. Los sabuesos eran tan numerosos casi como los propios nórdicos, como debía de ser. Eran sus compañeros más antiguos e inseparables, y nunca tenía uno suficientes a su lado. 

Puso la mano cerca del gran sabueso de las cicatrices, que parecía ser el líder, y, si se encontraba receptivo, le acariciaría. Reconocía en él a un igual, un líder, y le trataría con la deferencia que se merecía. Aún no le habían puesto nombre, así que se inclinó hacia él y dijo: 

-Hamarr-"el martillo". Un nombre apropiado para un animal de su fuerza. 

A continuación, con el sabueso a su lado, se dirigió a la leidang que comenzaba a desplegarse por la zona. 

-Montaremos campamento provisional en Runas del Yak. Como sabéis, ahora tenemos que esperar a la vuelta y al informe de la avanzada de exploración, pero eso no significa que tengamos que permanecer ociosos. Quiero que todos los que no hagan otra cosa continúen el entrenamiento con los Dúndarson sobre los cuchillos y las flechas. Repartid las hojas y plantas medicinales que ha conseguido Finmir entre todos los guerreros, quiero que todo el mundo tenga una forma de contrarrestar el humo y los venenos. Si no hay suficientes puntas de lanza o de flecha de perforación de armadura, ahora es el momento de hacerlas. Horeg, llévate a un grupo fuerte y comienza a despejar un desfiladero en la cara este de la meseta de los lobos de hielo, sin llegar a la cima ni provocar a los lobos. Si al final vienen por aquí, necesitaremos un corredor que solo les deje bajar hacia el camino de la ruta de yaks. Puede que al final no vengan por aquí pero si lo hacen será un trabajo que habremos adelantado. Que alguien alimente a los conejos de Finmir, los quiero en forma para cuando tengan que correr. 

Familia Vanerland, continúan vuestras órdenes: seguid con la batida y buscad rocas, bolsas de gas, animales o cualquier cosa que pueda ser útil. 

Adela terminó sus órdenes y se dirigió a ayudar en las tareas de montar campamento. Ayudaría en todo lo posible y predicaría con el ejemplo. 

Notas de juego

Master, ve poniendo el enlace al mapa en los posts porque si no se pierde bajo todos nuestros tochoposts xDD

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14/03/2021, 18:03
[Montañas de Plata]

El sabueso aceptó el nombre. Hamarr ladró y a los presentes les pareció que lo hacía con orgullo.

Para cuando Adela terminó el discurso Brendr estaba con la mirada fija en algo o, mejor dicho, en alguien. Vinla estaba con la mirada fija en la cumbre de Nind y una fina arruga se había dibujado entre sus ojos, producto del ceño fruncido. Fue sólo un segundo antes de ayudar a montar el campamento. -Mañana regresarán- aseguró Gunborg a vuestra espalda. Era lo que estaba planeado pero todos sabían que ninguno descansaría bien hasta que vieran a sus compañeros en el horizonte. Además, había algo aún más acuciante. Sabían que el frío y el hambre será el otro enemigo, siempre presente, al que tendrán que hacer frente durante los días que dure esta contienda.

Absjörn Vanerland llegó junto a Adela esa misma noche. Cuando los sabuesos ya habían alertado de la presencia de otros animales cercanos. -Lobos de hielo- aseguró y señaló hacia el noroeste, a la meseta que tiene su nombre. -He encontrado huellas de una manada de catorce ejemplares que se dirigían a la meseta desde el Oeste. Gred y Gredsen han localizado otra que llegó desde el sur con nueve ejemplares y sabemos que hay como mínimo una tercera manada cerca, al norte de la meseta, por los aullidos.- Decía esto con cierta preocupación y tras unos segundos añadió -Están acabando con la poca caza que queda en la zona.- Lo cual indicaba que, si el hambre aprieta, no tarden en dejarse ver por el campamento o ataquen a algún explorador aislado.

Notas de juego

Diario de Batalla

CLIMA: Brisas del norte traen las primeras nieves invernales. Despejado
NIVEL DE FRÍO: 4 de 6
EVENTO DEL DÍA: Frío de un día despejado + Sabuesos Lanudos
LUGAR: El Norte

La Leidang de la Tormenta Hambre Heridas Enfermedad Tristeza Fatiga ???
Hersir Adela Storn Born hija de Lokbar 0 0 0 0 0 3
Estrategas (junto al Hersir)
Hacha a dos manos Gunborg (El viejo lobo) 0 0 0 0 0 1
Hachas de batalla Brendr (la extranjera) 0 0 0 0 0 2
Exploradores
Huscarles - (Armas cortas y escudos)
Espada y Escudo Einar Dundarson (El primogénito) 0 0 0 0 0 1
Espada y Escudo Jens Dundarson (El agricultor) 0 0 0 0 0 1
Espada y Escudo Gerd Dundarson (Escudo de Runas) 0 0 0 0 0 3
Espada y Escudo Haakon Dundarson (El diestro) 0 0 0 0 0 1
Espada y Escudo Gisli Dundarson (El rápido) 0 0 0 0 0 1
Espada y Escudo Harald Dundarson (El generoso, ahora el benjamín) 0 0 0 0 0 1
(Armas Largas)
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros) 0 0 0 0 0 2
Martillo de Guerra Garados (El impresionante, Martillo Cazador Ferisiano) 0 0 0 0 0 1
Hacha a dos manos Dahlia Gavarasdóttir (La cicatriz) 0 0 0 0 0 1
Hacha a dos manos Elmi Gavarasdóttir (Parte babosas) 0 0 0 0 0 1
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro) 0 0 0 0 0 3
Hacha corta y daga Arne (La Chamán) 0 0 0 0 0 5
Úlfhéðnar - Guerreros Lobo (Cazadores)
Arquero Cazador Absjörn Vanerland (Señor de Osos) [padre] 0 0 0 0 0 1
Arquero Cazador Fulker Vanerland [hijo de Absjörn] 0 0 0 0 0 1
Arquero Cazador Gred Vanerland (El Duro) [padre] 0 0 0 0 0 1
Arquero Cazador Gredsen (El pequeño) Vanerland [hijo de Gred] 0 0 0 0 0 1
Guerreros y Seguidores Soldados (x61) 0 0 0 0 0 -

 

Avanzada de Exploración
Explorador Engil (el certero)
Explorador Úlfur (el extranjero, el extraño)
Lanza Larga Finmir Serpiente de Hielo (El Trampero)
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Arquero Cazador Diederik Vanerland (El mayor) [tío]
Mazo de Guerra Rørj (el desterrado)

Una Leidang de 83 almas por ahora. 6 caballos de tiro, 15 ligeros (7 se los llevó Engel y los suyos, a disposición os quedan 8) y 3 de guerra pesados. Tres águilas de las nieves (de cazadores), 17 sabuesos lanudos y 6 aves (pueden ser cuervos a lo GoT): 3 para Kjerem y 3 a Elseir.

 

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23/03/2021, 18:39
Adela

La espera estaba matando a Adela, la espera y la consciencia de haber cometido algunos errores. Sí, es verdad que le había dicho a Engil que eligiera a sus acompañantes, pero separar a las hermanas de Hilkra había sido una idea pésima, porque ahora Vinla estaba muy preocupada por ella, y no estaría a pleno rendimiento, por no mencionar cómo se sentiría si le pasaba algo. Engil debería habérselas llevado a las dos o no haberse llevado a ninguna, pero ya era tarde y no valía lamentarse. 

Además, deberían haberse aprovisionado mejor. Las malditas bestias habían acabado con la caza y la leidang no tenía suficientes suministros. Las dos ciudades más próximas estaban demasiado lejos, y no había nada que no hubiesen cazado ya los lobos de hielo. Y al igual que ellos pasaban hambre, también lo pasarían los lobos, tal y como le confirmaron los Vanerland. Aquellos animales debían de estar reuniéndose desde todas partes del Norte: catorce eran muchos para una manada de lobos del hielo, y además acompañados de otra de nueve y una tercera de número indeterminado. 

Adela escuchó a los Vanerland dar su informe y frunció el ceño mientras miraba el mapa de las tierras desplegado sobre la mesa de la tienda de mando. 

-En parte son buenas noticias. Hay muchos lobos de hielo que usar en nuestro plan, pero no nos servirán si nos atacan y tenemos que matarlos...-podían encargarse de ellos sin problema, pero les necesitaban vivos. Tampoco podían prender hogueras para alejarlos, porque el humo y el fuego delatarían la posición de la leidang a kilómetros. -Familia Vanerland, ¿creéis posible retenerles en la cima? Desplegándoos a su alrededor, usando flechas de fuego, o similar. Solo necesitamos que se queden ahí un poco más, solo hasta que las bestias pasen por el camino. 

También necesitamos solucionar el problema de la comida antes de que empiece a faltarnos. Que los que tengan águilas de las nieves intenten cazar animales pequeños como conejos o ratones que se habrán pasado a los lobos de hielo, que buscan presas grandes. Y que una partida salga a reunir raíces comestibles y otras plantas por los alrededores. No es lo mejor, pero siempre es mejor que nada. Que nadie se coma a los conejos de Finmir, les necesitamos para el plan. 

En esos momentos agradecería cualquier consejo, especialmente de Gunborg, que tenía más sabiduría que ella. 

Una vez se marcharon a cumplir las órdenes, Adela buscó a Vinla, y la encontró, como era de esperar, rezando. Como solían hacer los devotos de Hilkra, estaba arrodillada, con las manos en el suelo y los dedos metidos en tierra. La arruga no había desaparecido de su hermoso ceño, y Adela no tuvo duda de qué pedía en sus oraciones. Esperó a que abriera los ojos y se levantara. 

-Hola, Vinla-saludo, haciendo una inclinación de cabeza-Dime, ¿hay algo de lo que quieras hablar? Sé que estás preocupada por tu hermana, pero tiene a grandes guerreros a su lado, y al mejor explorador. He visto que mirabas con preocupación a la montaña. ¿Has visto algo?

Notas de juego

Te he puesto la info sobre los búhos rúnicos en la escena de creación. 

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25/03/2021, 20:04
[Narrador]

Los Vanerland escucharon las palabras de su líder frunciendo el ceño. -Podremos mantener a los lobos a ralla. Es cuestión de tiempo que el viento cambie y nos detecten así que empezaremos ya. Los sabuesos lanudos nos serán de gran ayuda y, como medida extrema, siempre queda sacrificar algún lobo para que sus congéneres se alimenten de sus restos.- Eran todo lo que podían ofrecer. Sin embargo, en cuanto al alimento asintieron pero todos percibieron el silencio tenso que les rodeaba.

Vinla alzó los ojos. Sus ojos azules, profundos y brillantes sostuvieron tu mirada. Su cabello rubio trenzado hacia atrás y adornado con pequeñas esferas de madera pintadas de azul en sus extremos, a la altura de la nuca. -Normalmente- te responde -cuando mis palabras se alzan al cielo mi corazón se tranquiliza pero desde hace dos noches... nada. Sólo silencio en una atmósfera cargada de tensión.- Bajó la vista pero sabes que hay algo que no te cuenta. Tras una muestra de tu paciencia, alza la vista -Ayer soñé que mi lanza se rompía en plena batalla. Intenté luchar con mis puños pero el enemigo se esfumó y caí por mi propia inercia. Ese hombre estaba junto a mí, tenía una espada como la descrita por La Chaman pero completamente blanca, como tallada en hueso pulido toda ella. Cuando fui a levantarme me di cuenta que estaba sobre su filo, lo tenía hundido por aquí- se señala justo debajo de la armadura, en el bajo vientre -Tira con tanta fuerza que me hace girar y me deja ahí, sobre la nieve, desangrándome. El vientre me arde y la nieve se tiñe de rojo. Su espada blanca se deshace, desaparece. Pero lo que más miedo me da es bajar la vista y ver mi cuerpo mutilado, mis entrañas... fuera- aprieta las mandíbulas haciéndose de valor. -Sólo es un sueño producto de mis temores. Hilkra me dará fuerzas, nos las dará a todos.-