Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad 6: Almas Primitivas (Preludio)

[PRELUDIO-ADELA Y ÚLFUR] Parte-2: Hambre

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29/03/2021, 11:44
Adela

Adela se relajó un tanto al oír a los Vanerland. Era posible mantener a los lobos allí, eso significaba que el plan seguía en marcha. Eso, siempre que vinieran por aquella zona, pero eso no lo podían saber. Espera lo mejor, prepárate para lo peor. Adela aplicaba siempre aquella frase que le dijera su padre. 

-Gracias, familia. Cuento con vosotros, sé que no me fallaréis. Hice bien en traeros, no sé qué haríamos si no estuvieseis. No os expongáis a riesgos, os necesitamos de una pieza. 

Lo de la comida fue percibido con mayor gravedad y caras largas, era inevitable. No podían hacer otra cosa, las bestias les habían arrebatado la mayoría de su comida. Pero no se rendirían. Había recursos en el norte que ningún invasor ni ninguna babosa conocían y que no podían quitarles. 

-Sé que lo de la comida es un problema y que no estáis acostumbrados a vivir a base de ratas, conejos y raíces. Pero es temporal, echaremos a estos invasores y volveremos a comer filetes de yak a la lumbre de las rugientes hogueras. Por ahora, que los que tengan águilas se centren en animales pequeños y los demás en raíces y otras plantas comestibles. Las primeras nieves ocultan los túneles de los ratoncillos, seguid a las lechuzas para saber dónde están. 

Tras eso, fue a hablar con Vinla. Era muy distinta al resto de los hombres y mujeres de la leindang: ella era meditativa, paciente. Con ella había que tener tacto y paciencia. Miró a sus ojos claros, brillantes y azules como un lago invernal, pozos en los que perderse. Siempre había admirado a Vinla, alta, hermosa como un ángel de Hilkra, una valkiria rápida, fuerte, feroz, tranquila. Era como el mar: tanto sosegado como feroz, tanto liso como encrespado, tanto hermoso como terrible. 

Su sueño, que al fin reveló, encogió el corazón de Adela. Aquel era un mal presagio, y solo pensar en aquella escena le puso un nudo en las tripas. Pero no era hora de compartir su dolor, sino de consolar. Y Adela estaba segura de que Vinla nunca se quebraría sin luchar, sin llevarse a trescientos por delante en un torbellino de gloria y acero. Aunque tenía que estirarse (Vinla era más alta que ella), puso la mano en el hombro de la mujer.

-Si llega el día en el que se quiebre tu lanza, estoy seguro de que será de tanta sangre enemiga que tenga encima. E incluso sin ella sé que podrías acabar con un ejército, solo con tus puños y tu fe. No tomemos a la ligera tus sueños, pero tampoco debemos resignarnos ante ellos. Recuerda siempre llevar las plantas contra los humos y las sustancias alucinógenas que recogió Finmir. Y tranquila-dijo, tocando brevemente el punto en el bajo vientre que había señalado-Iremos ahora mismo al taller y ampliaremos tu armadura. Que cubra esa parte también. Los nórdicos siempre hemos sido de soluciones prácticas a los problemas, ¿no es así?

Sonrió. Si con aquello podía levantar aunque fuese un gramo del peso que aplastaba a la mujer, bienvenido fuese. 

-Hilkra siempre ha estado de vuestro lado, y no será ahora cuando lo deje. La Madre de Ciervos vela por todos sus hijos. 

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31/03/2021, 11:42
[Narrador]

Vinla te sonríe y asiente.

Poco después, esa misma tarde, paseas como de costumbre, rodeando el perímetro del campamento. Comienza a anochecer y sabes que el grupo de Engel estará de regreso, por ello tus paseos se centran sobre todo por la linde noreste. Te hubiera gustado recibirlos con un buen espetón de carne y jarras rebosantes. Escuchas los aullidos de los lobos en la lejanía y eso te reconforta en parte. Por un lado, siguen lejos pero, por otro, esperas que no capten el olor del grupo de Engel.

Demasiadas preocupaciones te impiden disfrutar de aquella tarde tan espléndida. Decides bordear hacia el sur de la Leidang, siempre acompañada por Hamarr, el sabueso lanudo parece percibir tu estado de ánimo y más de una vez aprieta su hocico contra tu mano.

Ya en la linde sur, ves una situación extraña. Vinla está hablando con un tipo de ropas viejas, raídas y pelo largo y sucio que fuma en pipa. Tiene el rostro enrojecido, quemado por el reflejo del sol en la nieve. Él da caladas a su pipa y, en un momento de la conversación, posa su mano sobre el hombro derecho de Vinla y, por primera vez en varios días, ella sonríe.

Al acercarte, te das cuenta que es el vagabundo que de vez en cuando os visita: Locligan de Ïluf

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31/03/2021, 11:48
Locligan de Ïluf

Sonrío tras haber quitado parte del pesar del corazón de aquella guerrera justo cuando giro la cabeza para mirar a Adela acercándose. Doy una calada a la pipa y asiento con respeto identificando el mapa de preocupación que es su rostro. -Necesitas respuestas- afirmo rebajando la gravedad que empuja estas palabras. -Lo sé, sé que eres la responsable de estas almas. Puedo verlo en tu rostro y en el suyo. Un mal perverso se acerca desde el norte.-

Notas de juego

Sabes que Locligan conoce algunos trucos que escapan a tu comprensión "sabe cosas". No sigue a ninguno de tus dioses pero tampoco es siervo de la susurradora.

Si le cuentas tus preocupaciones quizá te ayude a identificar dónde se encuentra el grupo de Engel, si llegarán pronto o si han tenido algún contratiempo. También tiene información de aquellos que se acercan del norte, los invasores. Si le preguntas te mostrará las cicatrices recientes de los grilletes. Él viene de allí.

Pero es un tipo peculiar y enigmático. Tiene sus propias "manías" y sabes que una mala frase podría hacer que se cierre en banda sin soltar prenda o que una petición tuya implique una petición de él.

Tú decides.

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07/04/2021, 19:03
Adela

¿Dónde demonios están?

La preocupación por esa sola pregunta estaba comiendo a Adela por dentro. Sus hombres se impacientaban, no estaban acostumbrados a esperar sin hacer nada, y aunque todos tenían tareas, sabían que no eran más que preparativos, que en realidad esperaban al grupo de Engil. No sabía cuánto tiempo podrían los Vanerland retener a tantos lobos de hielo en la cima, y cualquier baja entre ellos supondría una grave pérdida. No podía hacer nada, tan solo mirar al horizonte. ¿Cuánto se suponía que debía esperar antes de dar por supuesto que les había pasado algo? ¿Antes de darles por perdidos y atacar sin más, a ciegas? 

Por todas las joyas del oso. 

Ni siquiera podía hacer bien su paseo de revista del campamento, demasiadas preocupaciones en la cabeza. Trató de mostrarse segura y confiada ante sus soldados, pero no era una gran actriz, nunca lo había sido. Los norteños no solían serlo. 

Hamarr lo notaba, aquel enorme y fuerte sabueso lanudo reconfortaba su corazón. Adela le acarició cuando presionó su hocico contra su mano, agradeciendo su compañía. Y entonces vio algo en la linde del campamento: Vinla hablando con un hombre extraño. Al acercase más, musitó una oración a Saktar: era Locligan de Ïluf, el vagabundo que bien conocía y que siempre traía conocimientos de tierras lejanas, o incluso de la suya propia. Decía no servir a ninguno de sus dioses, pero pocas veces había visto a alguien siguiendo con tan fidelidad las enseñanzas de Saktar, el dios viajero. 

Caminó hacia él acelerando el paso. Vinla había sonreído y parecía estar menos preocupada, y solo por ello Adela sintió calor en el corazón y un enorme agradecimiento hacia el viajero. 

Necesitas respuestas- dijo cuando llegó hasta él -Lo sé, sé que eres la responsable de estas almas. Puedo verlo en tu rostro y en el suyo. Un mal perverso se acerca desde el norte.-

Adela sabía que aquel no era un hombre de fácil trato, que cualquier petición de ayuda podía acarrear que pidiera cosas a su vez, y que había que tener cuidado con lo que se decía, pero aquellos tiempos eran desesperados y Adela y todo el Norte necesitaban información como un sediento necesita agua. No había posibilidad de desperdiciar aquel regalo de Saktar, aquella visita. 

-Locligan-dijo Adela, inclinándose con una mano en el corazón, con el respeto que los nórdicos dan a los sirvientes de los dioses-Bienvenido a nuestro campamento. No tenemos demasiada comida en estos momentos, pero si deseas descansar, te daremos lo que tengamos y no te faltará un catre y una tienda, si es tu deseo. 

Es como dices. Un mal terrible, uno como nunca nos hemos enfrentado. Tenemos en nuestras manos el destino de todo el Norte. De todo mi pueblo, de toda nuestra tierra, desde los niños hasta los animales. Veo que ya los has conocido... esas marcas de grilletes son recientes. Si no conseguimos algo, una ventaja, todo el Norte, todos los hombres y mujeres que ves, tendrán cicatrices como las tuyas. 

Así que, te lo suplico, viajero. Necesitamos tu conocimiento. Necesitamos saber más de los invasores, y ante todo... ya lo habrás imaginado. Espero a mis exploradores, y no sé qué ha sido de ellos. Por favor... cualquier cosa que puedas contarnos de ellos, será fundamental para todo mi pueblo. La propia hermana de Vinla estaba con ellos. Haré cuanto esté en mi mano, pero necesitamos esa información. 

La suerte estaba echada. Ahora, la decisión del hombre podía salvarles o acercarles un paso más a la ruina. 

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14/04/2021, 20:35
Locligan de Ïluf

Miro a Adela. Veo la preocupación en sus ojos. Frunzo el ceño. Mis labios dibujan una fina línea. Asiento.

-¿Hacia dónde han ido?- pregunto acuclillándome para dibujar círculos, formas geométricas y extraños símbolos en la nieve con un palo. Tras indicarme la dirección, saco un bote de tinta espesa y la hago gotear en vértices. Ésta se filtra lentamente haciendo más visibles los trazos. Desato una pequeña bolsita del cinto y vuelco su contenido dentro del círculo central.

Cierro los ojos, me concentro. Primero cojo el cráneo de un gorrión, lo suelto. Agarro un cordel hecho de tripa. Lo aparto a un lado. Paso las manos sobre los símbolos, sintiendo los objetos hasta que, en un acto reflejo, cojo un matojo de pelo sucio, grueso y negro. Éste se deshace entre mis dedos y tengo que abrir la mano. Siento la suavidad de una esfera entre mis dedos. Su textura es como una lágrima cristalizada, del tamaño de una canica grande. La lanzo al cielo. Me siento, coloco las manos sobre mis rodillas y aguardo con la mirada perdida en algún punto del espacio entre Adela y yo.

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14/04/2021, 20:48
[Narrador]

Locligan se queda quieto. Como si se hubiera desconectado de la realidad. Mira sin ver. Al menos no es consciente de lo que tiene al rededor. Muchos se han agrupado en torno a vosotros esperando alguna noticia del anciano.

-¿Ha dicho algo?- niegan los más cercanos. Reina el silencio.

Los minutos se escurren eternos y a cada segundo aquello más te parece una prueba de fuerza, de voluntad, de templanza. Como si el viajero estuviera midiendo cuánto puedes aguantar. Aguantas. Esperas. Aguardas con un nudo en el pecho. Los segundos se convierten en minutos, decenas de minutos que dan paso a una hora, dos horas...

El círculo de curiosos se ha ido disolviendo. Sólo La Chamán, Vinla y Gred Vanerland siguen ahí. Impasibles. Brendr estuvo, se marchó, volvió sólo para intercambiar una mirada contigo. No dijiste nada pero no hizo falta. La próxima vez que viste a Brendr supiste que había hecho tus tareas durante esa hora. Volver a contar municiones, recorrer el límite del improvisado campamento. Brendr miraba a Locligan con fuego en los ojos. Contuvo las ganas de sacar la sabiduría del viejo a golpes y cuando estaba a punto de girarse e irse Locligan habló.

-Un grupo de invasores les han atacado cuando regresaban obligándolos a dividirse. Dos mujeres menudas y delgadas con un hombre corpulento son los más cercanos, ninguno de ellos son del norte. Luchan contra un solo invasor. El resto, son más, son norteños encabezados por Engel pero están más lejos, van a caballo hacia el noreste desde la arboleda. Son la presa, alejan al grueso de los cazadores pero éstos son más rápidos.-

El viajero abre los ojos, sacude su cuerpo entumecido y se incorpora: -Les han dado alcance...- sentencia -...jinetes de murciélagos-.

La noticia cae como una losa sobre el campamento. No sólo por el hecho de que sus compañeros han sido interceptados sino porque el enemigo cuenta con monturas haladas. Algo que nadie esperaba.

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17/04/2021, 15:03
Adela

Adela había aguardado, con el cuchillo entre los dientes, en una garganta del Norte a que pasara la estampida de dracosaurios. Había aguardado a un oso enjoyado en su propia cueva, había rastreado a un fénix del hielo por las montañas bajo el frío helador de las cimas. Había esperado con el frío de la madrugada a partidas de bandidos, había aguardado, con el arco en la mano, en los desfiladeros a que pasase la caballería de las babosas para caer sobre ellos. 

Y sin embargo, ninguna espera fue tan tensa y tan terrible como aquella a la que le sometió el viajero, Locligan. Como si Saktar le hiciese pasar por una prueba de templanza, los minutos parecían escurrirse con la densidad y la lentitud de la miel derramándose sobre una mesa. Parecía que el tiempo se hubiese dilatado y un solo segundo contuviese horas, días. Mientras el viajero obraba su magia, empleando extraños materiales y creando con ellos un mapa de la zona, Adela esperó. Esperó mientras los hombres de la leidang miraban y se iban, volvían y se iban de nuevo. Tan solo Vinla, la chamana y Gred estuvieron con ella todo el tiempo: Vinla estaba con el corazón en un puño como ella, y Gred, además de poseer la paciencia de un cazador, no estaba menos preocupado, ya que el mayor de los Vanerland estaba con ellos. Brendr se ocupó mientras tanto de las tareas de Adela, cosa que ella le agradeció en el alma, dando gracias a los dioses por tenerla a su lado. Parecía que iba a saltar sobre Locligan y a sacarle las respuestas a golpes, pero por fortuna no lo hizo. 

Adela se sentó allí lo que pareció un año entero, pero finalmente, cuando ya sentía que iba a vomitar de la tensión, el anciano habló. Adela escuchó mirando el mapa que había dibujado en el suelo, y fue frunciendo más el ceño según hablaba. ¿Qué les había pasado? ¿Cómo les habían detectado y seguido? ¿Monturas aéreas, murciélagos gigantes? Un hombre corpulento y extranjero, sin duda era Úlfur, pero, ¿quiénes eran las otras dos mujeres? Darla era tan norteña como el mismo Norte, aquello no tenía sentido. 

En cuanto Locligan terminó de hablar, Adela se levantó de un salto. Eran terribles noticias, pero eran noticias, y eso significaba que, por fin, podrían actuar, podrían hacer algo. El fuego volvió a los ojos de Adela, y el miedo se escurrió de ella como agua de lluvia. Si podía actuar, podía solucionarlo. Y eso haría. Echó a correr hacia el interior del campamento, y señaló a un soldado al azar de entre los que había allí.

-¡Tú! ¡Envía un búho a Kjerem! ¡Infórmales de lo de las monturas aéreas y de lo que sabemos de los venenos y lo demás! -señaló a otro soldado-¡Ocúpate de que no le falte de nada a nuestro invitado, que sea bien atendido y le curen!

Siguió corriendo hacia el interior del campamento, buscando a la enorme figura de Horeg. Por fortuna, siempre era fácil de localizar con su estatura y su hacha de dos manos. Rápidamente le llevó a que viera el mapa que señalaba la ubicación de Úlfur, o quien suponían que debía ser él, con sus dos nuevas amigas.  

-¡Horeg! ¡Llévate a las hermanas Gavarasdóttir y a dos soldados de tu elección, corred a rescatarles! Dice que solo hay un enemigo, pero tened cuidado. Traed a Úlfur y a quien sea que le acompaña. 

Si solo era un invasor pero estaba resistiendo contra tres, había dos opciones: o bien era un gran guerrero, fuerte y bien armado, o bien usaba trucos de la Susurradora. En ambos casos, Horeg el Oso, el inmune a los susurros, sería el adecuado para acabar con él, más si le acompañaban las gemelas. 

-La información que tienen es vital. Protegedles a toda costa. 

En cuanto Horeg se marchó a cumplir las órdenes, Adela se volvió hacia Gred y Vinla, que la seguían. Los dos tenían un familiar en el grupo de Engil, el mayor de los Vanerland y la hermana de Vinla, así que estaba claro lo que debían hacer. Además, si las bestias estaban usando monturas aéreas, los Vanerland eran los más indicados para ir a por ellos y rescatar a Engil, sus arcos podían derribar a cualquier criatura del cielo si se lo proponían. 

-Gred, Vinla, no hace falta ni que os ordene esto. Venid conmigo a rescatar a Engil y a vuestros familiares, no dejaremos que les ocurra nada malo. 

Gred, os había ordenado ir a retener a los lobos de hielo en la meseta, pero esto tiene prioridad. ¿Es posible dejarle la tarea a alguno de vuestros hombres que sepa lo que hace, o a los Dundarson? Si es así, corred a decírselo. También necesitaré que reunáis vuestros arcos y mucha munición y que elijáis al mejor arquero entre vuestros hombres, se viene con nosotros. 

Vinla, coge tu lanza y ve a por los caballos. El tiempo es vital, partiremos en cuanto hayáis terminado. 

Cuando se marcharon, Adela miró a Brendr: no hizo falta más. La guerrera también iría en la expedición, Adela no tenía intención de separarse de ella. Adela corrió hacia la tienda de mando, y se dirigió a Gunborg. 

-Gunborg, quedas al mando de la leidang mientras yo no esté. Ya conoces los planes tanto si el enemigo viene por aquí como si viene por la otra ruta. Conoces las órdenes y los planes, así que actúa sin esperarme. Que Hrutgar te acompañe. 

Adela sabía bien que tal vez irse y dejar a la leidang sin su mando no era la mejor idea, pero Gunborg era sabio y competente, y por todos los dioses que no iba a quedarse sentada mientras todos corrían peligro por ella. 

Notas de juego

Pues ese es el plan: los Vanerland, Vinla, y el mejor arquero que tengamos entre los soldados, se vienen conmigo a por Engil, y por supuesto Brendr a mi lado. Cogemos un caballo ligero para cada uno, tenemos 8 así que justo da. Vamos a toda la velocidad que den los caballos, no nos paramos por nada. 

Mientras tanto que los hombres sigan reteniendo a los lobos en la meseta y que Horeg, las gemelas y dos soldados vayan a por Úlfur y sus nuevas amigas, si está muy lejos para ir a pie que cojan los caballos pesados. 

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21/04/2021, 09:48
[Narrador]

Rápidamente, con el descenso de la temperatura en el anochecer invernal, la agitación se extiende por el campamento. Las órdenes comienzan a ser ejecutadas al momento de pronunciarlas. No tardáis en coger los caballos y salir al galope. Primero todos juntos, después os dividís en dos grupos: Horeg el Oso (el inmune a los susurros), las gemelas Dahlia (la cicatriz) y Elmi (parte babosas) Gavarasdóttir y dos soldados de estas últimas se separan. 

Adela y Brendr encabezan a los restantes: los cuatro parientes de Diederik Vanerland, Vinla (voluntad de hierro) y el discípulo más aventajado en el uso del arco de Engil.

El trayecto se hace largo, terriblemente largo. Al menos, en la lejanía, os llega el rumor de un combate muy breve y, segundos después, el terreno elevado que cruzáis al galope os permite ver que el grupo encabezado por Horeg regresa a la Leidang. -Han tenido éxito-

Escuchas el fragor de la batalla, los gritos. Distingues el grito de Darla. Las órdenes de Engil. Pero aún estáis demasiado lejos. El galope de las monturas es frenético.

Para cuando llegáis los murciélagos se alejan, sólo 4 con jinetes, perdiéndose en la oscuridad de la noche. Rørj se tambalea y cae de espaldas junto al cuerpo inconsciente del capitán hobgoblin que presenta el pecho aplastado por la maza del desterrado.

Darla, sucia pero ilesa, lanza un grito aterrador. Está algo más lejos, junto al cuerpo de Engil. La elegida corre ahora hacia Rørj de cuyo cuerpo sobresale una flecha y presenta la herida de una jabalina en el abdomen.

Finmir Serpiente de Hielo está inconsciente sobre la nieve, herido con una flecha en la espalda, pero su estado no corre peligro. Diéderik (ileso) está junto a él y ya ha empezado a estabilizarlo.

Engil, con tres proyectiles saliendo de su cuerpo, ha caído. El último fue el del capitán hobgoblin, directo al corazón.

Dos invasores más yacen muertos sobre el frío y enrojecido campo de batalla. La noche cae y la oscuridad os rodea. Pese a que el capitán hobgoblin tiene parte de la armadura hundida en la zona derecha del pecho, está vivo. Respira con dificultad.

-Quédate conmigo, Desterrado. ¡Rørj!- Darla presiona la herida de la jabalina en el abdomen del corpulento soldado que, de forma heroica, se mantuvo de pie, consciente y luchando hasta el final. Pero el esfuerzo que terminó con el Capitán Hobgoblin en la nieve ha sido demasiado para él. Lo hizo con la jabalina aún clavada en el abdomen y su cuerpo herido no pudo aguantar más.

Darla acaricia su mejilla. -Que Hrutgar os acoja en el salón de los héroes, dejad que Daraya os guíe- mira hacia Engil... es entonces cuando vuestros caballos llegan. Darla sostiene tu mirada, baja la vista hacia Rørj y le cierra los ojos.

Las monturas del grupo están desperdigadas pero cerca. No os cuesta recuperarlas. Engil y el resto intentaron usar los peñascos del terreno como cobertura y, en gran medida, eso les dio cierta ventaja.

- Tiradas (42)

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 5 [5]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 16(+3)=19 (Exito) [16]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Resultado: 5(+1)=6 [5]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 4 [4]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 18+

Resultado: 1(+3)=4 (Fracaso) [1]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 6 [6]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 17(+3)=20 (Exito) [17]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Resultado: 2(+1)=3 [2]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 1 [1]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 3(+3)=6 (Fracaso) [3]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 3 [3]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 2 [2]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 1(+4)=5 (Fracaso) [1]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 2(+4)=6 (Fracaso) [2]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 17+

Resultado: 10(+6)=16 (Fracaso) [10]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 17+

Resultado: 12(+4)=16 (Fracaso) [12]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 12(+3)=15 (Exito) [12]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Resultado: 5(+1)=6 [5]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 15(+4)=19 (Exito) [15]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 6(+2)=8 [6]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 2 [2]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 14(+3)=17 (Exito) [14]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Dificultad: 1+

Resultado: 6(+3)=9 (Exito) [6]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 3 [3]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 16(+3)=19 (Exito) [16]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Resultado: 8(+1)=9 [8]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 6 [6]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 7(+3)=10 (Fracaso) [7]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 3 [3]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 4(+3)=7 (Fracaso) [4]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 2(+3)=5 (Fracaso) [2]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 14(+3)=17 (Exito) [14]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d8

Resultado: 1(+1)=2 [1]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d6

Resultado: 1 [1]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 1d20

Resultado: 20(+9)=29 [20]

Tirada oculta

Motivo: Combate en la nieve

Tirada: 2d8

Resultado: 16(+3)=19 [8, 8]

Motivo: TS de Muerte (Engil) 01

Tirada: 1d20

Resultado: 5 [5]

Motivo: TS de Muerte (Engil) 02

Tirada: 1d20

Resultado: 2 [2]

Motivo: TS de Muerte (Engil) 03

Tirada: 1d20

Resultado: 4 [4]

Motivo: TS de Muerte (Rørj) 01

Tirada: 1d20

Resultado: 3 [3]

Motivo: TS de Muerte (Rørj) 02

Tirada: 1d20

Resultado: 9 [9]

Motivo: TS de Muerte (Rørj) 02

Tirada: 1d20

Resultado: 5 [5]

Notas de juego

    Alcance de jinetes (Turno 0) Turno 1 Turno 2
Explorador Engil (el certero) [-16 Pg]   Ataca Capitán (Fall) Muerto
Lanza Larga Finmir Serpiente de Hielo (El Trampero) [-9 Pg]   Ataca Lanc02 (Fall) Inconsciente (quedan 2 pg)
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)   Ataca Arquero02 (Ex-5 pg) Ataca Cap (Fall)
Arquero Cazador Diederik Vanerland (El mayor)   Ataca Lancero01 (Ex-5pg) Ataca Cap (Éx- 2)
Mazo de Guerra Rørj (el desterrado) [-14 Pg]   Derriba Arquero02 (-7pg) Atac Cap (Crítico-19Pg)
Capitán Jinetes [-2][-19] Atac Engil (Éx-5) Atac Engil (Éx-8) Inconsciente
Arquero (01)   Ataca a Rørj (Éx-5) Ataca a Finmir (Éx-9) Regresa
Arquero (02)   Ataca a Diéderik (pifia) Muerto Muerto
Arquero (03)   Ataca a Engil (Éx-3) Ataca a Rørj (Éx-9) Regresa
Arquero (04)   Ataca a Engil (Fall) Ataca a Rørj (Fall) Regresa
Lancero (01)   Ataca a Darla (pifia) Muerto Muerto
Lancero (02)   Ataca a Finmir (Fall) Ataca a Rørj (Fall Regresa

 

He dejado al azar la dirección de los ataques de los jinetes de murciélagos. Tenía planes para Engil y, sobre todo, para Rørj. Joder con los TS de Salvación de Muerte.

Te dejo la tabla del combate visible porque eso te puede dar una idea del combate que Adela o sus compañeros, pueden ver en el terreno o les puede contar los supervivientes.

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21/04/2021, 10:55
† Rørj †

-Adela- la veo junto a mi cuerpo -Darla- vela por mí. Sonrío pues he caído defendiendo mi tierra. Pese a mi destierro en estas últimas noches he vuelto a sentir la grandeza de mi tierra, he vuelto a ser parte de la gloria del norte. Me marcho orgulloso. -Daraya. Acompañemos a Engel, luego me entrego a ti-

-Ha sido un combate magnífico-

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21/04/2021, 19:09
Adela

Los caballos volaban sobre la llanura, y aun así iban lentos, demasiado lentos, imposiblemente lentos. Parecía que la llanura se extendiera ante ellos, que pasaran siete veces por el mismo lugar, como si avanzaran en círculos, como si el tiempo se hubiera estirado o congelado de repente y fuese imposible del todo avanzar, por mucho que los cascos de los caballos reventaran el suelo bajo ellos lanzados al galope. Los caballos soltaban ya espumarajos por los bocados, sus ollares dilatados y los ojos entrecerrados de cansancio, sus músculos tensos bajo la silla. 

Ni siquiera la visión del grupo de Horeg de vuelta, victorioso, le trajo ninguna distracción o reconfortó a Adela. Solo pensaba en ellos, en sus soldados, en sus hombres, en su leidang, a los que quería, quería con locura, por los que cruzaría el infierno nueve veces y de vuelta para salvar. Módirbjorn. Adela lo sentía en su interior, profundo y salvaje. Solo podía pensar en ellos. 

Sentía que su alma se separaba de su cuerpo, que avanzaba delante de ella en el ímpetu de llegar antes, un minuto antes, un segundo antes a la batalla. Pero no llegaban, no llegaban. Los sonidos de la lucha comenzaron a oírse cuando hubo pasado una eternidad de cabalgar, gritos confusos que solo estrechaban el puño que estrangulaba el corazón de Adela. A riesgo de desmayar a los caballos, todos aceleraron, y por fin llegaron a la batalla, a los últimos segundos de la batalla. 

Y llegaron tarde. Terriblemente tarde, horas, días, años tarde. Adela derrapó sobre la hierba al frenar al desfallecido caballo, y saltó de la silla inmediatamente, como disparada por un arco. El desterrado había asesinado al capitán con un golpe de la maza digno de una canción, pero lo había pagado caro, lo más caro que un hombre puede pagar. Las alas de Daraya agitaban ya el viento sobre la llanura, el sonido del Argung caía implacable sobre él. Darla se inclinaba ante él, pero poco más que desearle un buen viaje al salón de Hrutgar era lo que podía hacer ya. Su expresión era feliz, de redención. Había muerto haciendo lo que debía hacer, había muerto como un verdadero Hijo del Norte, como un verdadero héroe de canciones. Su pasado poco importaba ya, y nada importaría en las altas estancias de Hrutgar, allí donde sería feliz por siempre. 

La mirada de Adela, en un parpadeo, se dirigió hacia las rocas, hacia Engil. Corrió hacia él todo lo que le dieron las piernas, saltó prácticamente sobre él. 

-¡No, Engil! ¡Resiste, maldito cabezadura! ¡Aguanta conmigo, tienes cacerías que hacer aún! 

Le dio la vuelta, tres astiles, clavados hasta las plumas, salían de su cuerpo. Toda la hierba estaba inundada de su sangre, pero ya no salía más. Su expresión era de paz, los ojos abiertos solo contemplaban ya la grandeza de Daraya. 

-¡No, maldita sea, aún no!-dijo, agitándole. Las lágrimas asomaban y se desbordaban de sus ojos, caían unas sobre otras empapando la ropa del explorador, ya empapada de sangre. Había pasado tantas cosas con él, tantas aventuras, con él estaba cuando descubrieron a los invasores por primera vez, con él estaba en casi todas sus partidas de guerra-¡No me dejes, Engil, no me dejes aún!

Pero Engil estaba muerto, muerto desde hacía ya demasiado, antes incluso que el desterrado. Su alma había sido recogida ya, no quedaba alma en aquel cuerpo. Ni la mejor de las sanadoras de Hilkra podía hacer ya nada por él. Ya no estaba allí: recorría el universo con Daraya, le llevaban ya al salón de Hrutgar. 

Tal y como había dicho, le quedaban aún muchas cacerías, pero no serían allí. No en aquella tierra, que él había amado tanto como ella. No en aquel plano, sino lejos, en un mundo fuera del dolor y del pesar. 

Adela se levantó a tiempo de ir con Rørj, de sostener su fuerte mano mientras decía su última frase.

-Ha sido un combate magnífico-

Y su vida se fue, Daraya reclamó lo que le correspondía, y abandonó la llanura con Engil. La mano se quedó sin fuerza en la de Adela, quien cogió el martillo enorme que blandía y se lo puso sobre el pecho, con ambas manos sobre él. Había sido un héroe del Norte al final, al igual que Engil. El trueno de sus corazones resonaría para siempre en el Norte y en sus canciones. Las lágrimas no dejaban de manar de sus ojos. 

-Rørj-dijo, entre lágrimas, pero solemne-Yo, Adela Stormborn, como líder de la leidang Punta de Flecha oficialmente levanto tu destierro y lavo tu deshonor. Sé siempre bienvenido en nuestros salones, sírvete de nuestra cerveza y bebe de nuestra hidromiel, sin que hombre ni mujer puedan poner tu nombre en duda ni en mancha por nada pasado. -Y en tono más suave, acercándose a él-Que los salones de Hrutgar te sean felices por siempre, bravo guerrero. 

Con paso pesado, abatido, que poco tenía ya que ver con su carrera anterior, recogió el arco y las flechas de Engil y se los puso en el pecho, al igual que a Rørj. 

-Adiós, compañero, soldado, amigo. Ve en paz, ve tranquilo. Que tus flechas sigan siendo tan certeras en el más allá, Engil, mejor explorador de la leidang. Aunque el Norte llore entero hoy, en el salón de Hrutgar no hay más que regocijo por héroes como tú. 

Adela se limpió las lágrimas y pareció volver a la realidad, a ver el campo de batalla de verdad. Se dio cuenta de que Finmir estaba herido muy grave, pero estabilizado, y de que el capitán, aquel monstruo asqueroso, aquella alimaña inmunda, aún respiraba. Su primer impulso, de muy dentro de su alma, fue llevarle al campamento, curarle y luego torturarle durante días, hacer que sintiera las muertes de sus compañeros un centenar de veces, matarle cien mil veces durante cien mil días y noches. Pero sabía que podía ser útil. Tenía información que podía ser relevante, y se la sacarían. 

Los ojos de Adela ardieron. Oh, ya lo creo que se la sacarían. Se lo contaría todo, todo. Hasta la última coma. Hasta el último detalle. Sabrían cómo hacerle hablar. Y luego, sería la primera víctima de los lobos de hielo. 

Se dio cuenta de que todos la miraban. Seguía siendo la líder, y no podía regodearse en su dolor. Inmediatamente, comenzó a ladrar órdenes, secas y cortas. Quienes la conocieran podrían ver a las claras que no estaba para tonterías, ahora no. 

-Tú-dijo al arquero que les había acompañado-Quita las armaduras y las ropas de esos invasores y clávalos en lanzas. Los dejamos aquí empalados, para los animales. Diéderik-dijo, quitándose su propio manto-coge mi manto y átalo bien sobre dos lanzas, nos llevamos a Finmir en camilla, no quiero más bajas hoy. Los demás, montad las armaduras y armas de las bestias en los caballos, y a ese engendro-dijo señalando al capitán-Que sobreviva, tiene mucho que contarnos. Echadlo sobre un caballo. 

Nos llevamos a Engil y a Rørj. En el campamento les daremos el funeral merecido. 

Y dadas las órdenes, como era su costumbre, Adela se dispuso a cumplirlas ella la primera, ayudando en todo lo que podía. 

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25/04/2021, 11:36
[Narrador]

La llegada al campamento de Adela fue acogida bajo un silencio sepulcral. Sólo roto por los cascos de los caballos. Sin que fuera necesario, los miembros de la Leidang de la Tormenta atendieron los cuerpos de sus compañeros caídos con una delicadeza impropia para los músculos y manazas del norte. No tuvieron tantos miramientos con el capitán cautivo.

De la jaima principal del campamento salieron Gunborg, Úlfur y una joven (Pandora) baja, delgada vestida con pieles del norte que le quedan grandes y peinada con dos grandes moños, uno a cada lado de su cabeza. Sus rasgos delataban su origen sureño. Locligan salió de otra tienda cercana. Tenía la frente perlada de un sudor frío y profundas ojeras en una palidez enfermiza. Se tambaleaba visiblemente debilitado. Tras él apareció otra chica del sur, algo más alta que la primera, con cabellos castaños. Parecía visiblemente aliviada. Nada más sentir el frío cerró los ojos e inspiró profundamente la brisa del norte como si aquello la deleitara.

Poco a poco el color volvía a la tez del viejo Loc aunque fueron muy pocos los que lo notaron. Todas las atenciones pasaron de Rorj y Engil a Adela y, por último y con un odio apenas contenido, miraron al capitán de los jinetes de murciélagos que atacaron al grupo de exploradores.

Arne La Chamana salió tras Gunborg de la tienda y corrió hasta el cuerpo de Rorj. Emitió un sonido extraño entre un gruñido y un lamento y acarició sus heridas. Darla abrazó a Vinla y fueron con ella. Las tres se encargarán de Rorj y Engil tras echar un ojo a Finmir.

-Adela- llamó Gunborg, cabeceó hacia Úlfur e hizo un gesto hacia el interior de la tienda para que entraran a discutir lo que el extranjero había descubierto y que el viejo norteño ya sabía.

-¿Qué hacemos con él?- preguntó Horeg señalando el cuerpo del hobgoblin.

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26/04/2021, 22:01
Adela

El camino de vuelta al campamento resultó mucho más lento y mucho más triste, sin el apremiante impulso de la ida, sin la presión y la angustia, que habían hecho que el trayecto quedase en su memoria solo como unos instantes de praderas desdibujadas por la velocidad. Ahora, cada paso parecía eterno, y la falta de los muertos dolía como una puñalada en el corazón. Atrás dejaban varios invasores muertos, empalados y desnudos para las bestias, pero a un precio terrible. Su amigo, su compañero y el mejor explorador de la leidang muerto, y Rørj, bravo guerrero que con la muerte había ganado la redención, ambos viajando ya con Daraya. 

Adela sacudió la cabeza y las lágrimas salieron despedidas. No era la hora aún de llorarlos apropiadamente, era la hora de asegurarse de que no hubieran muerto en vano, y de devolver el golpe. Cuando las bestias perecieran aplastadas bajo las patas de los dracosaurios y destripadas por las mandíbulas de los lobos de hielo, se lo dedicaría a ellos. 

Llegaron al campamento por fin, y les recibieron en un silencio sepulcral, con Arne y los demás lamentando la muerte de los guerreros. Adela estaba bramando órdenes desde antes de saltar del caballo. Incluso para quienes no la conocieran, resultaba evidente que no estaba para ningún tipo de tonterías, que no era el momento para hacer nada que no fuese obedecerla con rapidez. Adela tenía los ojos enrojecidos de haber llorado, y fuego en la mirada. Parecía a punto de echarse a llorar, o de golpear a alguien hasta la muerte. Tal vez ambas cosas. 

-Llevaos a Finmir y atendedle inmediatamente. Le necesitamos, y no habrá más bajas hoy. -bajó del caballo de un salto, y siguió gritando órdenes con su voz de mando, aún más implacable que de costumbre-Dadle a nuestros compañeros el final que merecen. -se dirigió entonces a los soldados-coged a los caballos y dadles agua y comida, están reventados. Les quiero bien cuidados. 

Hamarr llegó corriendo, y apretó su morro contra la pierna de Adela. La nórdica le dedicó una palmadita, y agradeció su presencia en aquel momento. El sabueso la siguió mientras avanzaba por el campamento. 

Adela vio a Gunborg, que la llamaba, y a Ulfur y a dos desconocidas, claramente las dos extranjeras de las que el viajero había hablado. El vagabundo salió de la tienda con mala cara, esperaba que no porque no se le hubiera atendido como había ordenado. 

-Locligan, en nombre de toda la leidang, te doy las gracias por tu ayuda. Si necesitas cualquier cosa, solo tienes que pedirla. Te doy mi palabra de que te ayudaremos en lo que podamos. 

Antes de llegar a la tienda, la voz de Horeg hizo volverse a Adela. Habló con ira en la voz, mordiendo las palabras. 

-Quitadle la armadura, las ropas y todo lo que lleve encima. Aseguraos de no dejar ningún arma oculta. Curadle lo suficiente como para que sobreviva, y encadenadle en una tienda. A conciencia, estas bestias son fuertes. Cuando despierte, que nos lo cuente todo. TODO. Usad los medios que sean necesarios. 

Adela se volvió, y con Hamarr a la zaga, llegó hasta la tienda de mando. Miró a Gunborg, a Ulfur, a las dos desconocidas, con las manos en las caderas. Su cara era la de un lobo del hielo hambriento, y sus ojos ardían. No tenía nada contra ellos, pero aquellos momentos la diplomacia no le iba a salir. 

-Úlfur, ¿qué demonios pasó? ¿Qué habéis visto? Y, por el escudo de Hrutgar, ¿Quiénes sois vosotras y qué hacéis aquí?

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28/04/2021, 18:55
Aya

Adela no me reconoció en ese momento. -¿Me recordaría del asalto al campamento de los bandidos?¿Qué pensará al darse cuenta que aún estamos en el norte desde entonces?¿Qué pensará cuando sepa que la horda conquistadora nos cogió prisioneras?- Mi mirada se deslizó hacia Úlfur y sin el velo del mal que me causaron era como si mis ojos lo vieran por primera vez. Mi corazón sonrió, no sólo por él sino porque podía sentir de nuevo.

En cualquier caso, fue el norteño más anciano el que habló. El que se hacía llamar Gunborg. Yo agaché la cabeza cuando la atención de Adela pasó por mí de camino al guerrero.

-Úlfur vio claramente al enemigo. Tenemos poco tiempo.- Aclaró resumiendo las palabras que poco antes había dicho el explorador. -Se han dividido en cuatro. Cien de ellos se dirigen al suroeste hacia el Descenso de Jorunn. Coincido con el Éxtranjero (Úlfur) en que el grupo más peligroso va hacia el sur, el que debe encontrarse en el valle de Yaks Muertos formado por unos trescientos.- Miró a Úlfur -El explorador nos insta a preparar un grupo para emboscarlos y diezmarlos con arqueros bien posicionados en la arboleda de la ruta de los yaks.- Asiente mostrando aceptación a su propuesta -Yo incluiría trampas- añadió.

Inspiré hondo -Adela- siguió Gunborg y ambos sostuvieron la mirada -El grueso del ejército avanza en dirección suroeste desde el mar de hielo hacia el Blanco Cegador, entre mil quinientos a mil setecientos o más con unidades de caballería. Tres días a lo sumo antes de alcanzar el Asentamiento Helvang.- Omitió por el momento al cuarto grupo quizá porque Úlfur sólo llego a ver pistas de éste y, por lo que entendí, aún están lejos.

Quedaba pendiente la presentación de "las mujeres". Pensé que nos pasarían por alto pero entonces -Ellas fueron rescatadas por Engil y los suyos- dijo aquello con orgullo -Esa venía enferma- me señaló con el mentón pero en su rostro vi claro el rechazo. Empecé a negar con la cabeza -Locligan sacó el mal de mi interior- aclaré rápidamente -Me habían metido dentro... voces...- agaché la mirada -voces y corrupción que mi cuerpo luchaba por expulsar. Habría muerto de no ser por él- aclaré -Pero ese mal no provenía del ejército invasor- dije apretando los dientes y mi mirada se deslizó hasta el anciano -Sino de personas como nosotros. No funciona con los soldados de la Horda Conquistadora-

Miré a Úlfur -Ese cuarto grupo va al Oeste. Buscan un poder oculto en nieve antigua- lo llamé tal y como lo nombraban los soldados.

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28/04/2021, 19:59
Úlfur

    Atendí concentrando todos mis sentidos a la escena que se desarrolló en el exterior tan pronto como pude avistar a Adela, la presión en mi pecho se acrecentó en cuanto me percaté de que no habían regresado los mismos jinetes que habían partido y esta me resultó sobrecogedora en el instante en que discerní de quienes se trataban. "Mierda, joder, Rørj y Engil, de todos los que podían haber caído tenían que haber sido precisamente ellos..." Seguí maldiciendo para mis adentros tratando de mantener el estoicismo de cara al exterior, el desterrado era el único que realmente me había mostrado simpatía de todo el grupo y por un momento desee poder unirme a la chamana. Y eso no era todo, desde el punto de vista táctico era quien mejor conocía al enemigo y eso por no hablar de Engil, perder tan pronto al líder del grupo de exploradores no solo supondría un duro golpe a la moral si no que también dañaría al desarrollo de las futuras expediciones.

    Sacudí la cabeza, era un gesto que no podía evitar hacer cuando me sentía frustrado por una situación a la que no lograba encontrar remedio, tras ello me eché el pelo hacia atrás y fue cuando caí en la cuenta de que Aya se nos había unido, la sonreí sutilmente como gesto de bienvenida tratando de aliviar un poco lo que estaba teniendo lugar frente a nosotros aunque mis preocupaciones sobre como se tomaría Adela su presencia y la de Pandora en el campamente en cuanto las reconociese era otra piedra más en la suela de mi bota.

    -Úlfur, ¿qué demonios pasó? ¿Qué habéis visto? Y, por el escudo de Hrutgar, ¿Quiénes sois vosotras y qué hacéis aquí?- La voz de Adela me sacó del ensimismamiento lo justo para hacer que me decidiese a dar un paso al frente para contestarla pero el viejo lobo, quien sabe si anticipándose por mi falta de reflejos, me cortó en seco para dar una breve explicación del mensaje que acababa de transmitirle. Por otro lado, no ignoré que Gunborg tampoco había aceptado mi petición de concederlas salvoconducto, así que ante una Adela en aquel estado solo me quedaría rezar porque Pandora y Aya fuesen capaces de demostrar por si mismas su valía.

    -Ese cuarto grupo va al Oeste. Buscan un poder oculto en nieve antiguaLas palabras de Aya hicieron saltar mis alarmas, aquello sumado a lo que Raedrik había dicho empezaba a hacer que las piezas del puzle encajasen y supiera mejor de que algo en mi pasado se ligaba con aquel otro grupo de invasores, apreté los dientes para reprimir la rabia "Definitivamente esta si es mi guerra después de todo".

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29/04/2021, 00:13
Pandora Eagle

A esas alturas ya solo era un adorno. Al principio pensó en que serían recibidas con atenciones y cortesías, para percatarse que solo era un grupo más, que negaran el calor de la hoguera a alguien que se suponía estar con ellos, incluso con dudas de su fidelidad si la hacían a un lado no eran diferentes que quienes habían perseguido a Pandora desde que recordaba.

Cuando vio salir a Aya y le vio tomar aire, se sintió sumamente aliviada, que algo saliera bien era alentador, pero el peso en su pecho no se aligeró por mucho tiempo, al ver a Rorj sin vida. No era que le debiera nada ni que lo conociera en exceso, pero había decidido confiar en él y eso para alguien como Pandora que solo quería vivir tranquila cansada de tantas persecuciones era mucho.

Vio a aquella a la que negaron el calor del fuego acercarse al desterrado, de una manera bastante cercana. Aquella mujer había perdido posición y... "Algo más". Pandora por su parte se acercó a él y susurró a la mujer quien parecía la más cercana al guerrero - lo lamento, lo conocí muy poco tiempo, pero puedo decir que era un tipo interesante, prometió llevarme a los bosques en los que vivía, y aunque no pueda hacerlo, sin duda lo intentó... Pero ayudarme empiezo a sospechar que no era lo único que se traía entre manos - miró a la chica haciendo un movimiento de cabeza a modo de pésame.

Ignoró por otro lado las preguntas sobre ellas que ya estaban respondidas, ella sabía que era un poco egocéntrica, y sus intenciones giraban en torno a su propia paz mental. Solo quería vivir en calma, tratar y sanar a algunas personas por algunos recursos a modo de trueque, Aya era un pilar firme en esa vida, su unión con el mundo y quien a parte de su madre antes, le ayudó a conocer la naturaleza. No sabía que planes tenía Rorj para ella antes de devolverla a su refugio, pero fue el primero que no pretendió dañarla o atarla, ayudarle un poco antes de ser libre no le habría molestado - dímelo si puedo ayudarte en algo.

Tras dejar sus palabras con la chamán volvió a dónde se le llamaba, no sabía si estaba incluida en el llamado pero quedarse de brazos cruzados no le aportaría nada.

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01/05/2021, 17:00
Adela

Ni Úlfur ni aquella nueva mujer sureña respondieron a sus preguntas, y Adela entrecerró los ojos. La ignoraron como si no la hubieran oído, o tal vez las bestias les habían arrancado la lengua. Adela apretó los puños, no era el momento adecuado para ignorarla de esa manera. 

Por suerte para todos, Gunborg intervino respondiendo a sus preguntas, antes de que Adela se lanzara a puñetazos contra cualquiera de los sureños allí presentes. Adela apartó la vista de ellos y la centró en el mapa desplegado sobre la mesa de la tienda de mando, aunque no le hacía falta: podía ver las tierras como si volara con la capa de Hilkra sobre ellas. Aya tomó el relevo de Gunborg, explicando lo que habían hecho aquellos salvajes con los prisioneros y el cuarto grupo. Adela la miró, le sonaba de algo aquella mujer, como si la hubiese conocido hacía años, pero tenía otras cosas de las que preocuparse.

Al final, no habían tomado una de las dos opciones, sino las dos. Adela gruñó mientras miraba el mapa. Aquello no era bueno, iban a tener que dividir las fuerzas, no podían dejar ninguno de los frentes desatendido. Inmediatamente llamó a algunos de los soldados que había fuera, para que cumpliesen sus órdenes. No había tiempo que perder, el enemigo se movía y ellos debían hacerlo también. Apenas contaba con ochenta hombres, y su enemigo tenía al menos dos mil, pero habían salido de peores situaciones. 

-Lo primero es informar. Enviad un búho a Kjerem y otro a Elseir, explicando detalladamente los cuatro grupos y su localización y destino. Decidles que necesitamos refuerzos, ya. 

-Uno de vosotros, el que mejor cabalgue, que coja un caballo ligero y corra a toda velocidad a Helvang. Infórmales de todo y del grupo de cien guerreros que va por Descenso de Jorunn. Diles que no tenemos hombres para encargarnos de ese grupo, que necesitamos sus guerreros. Reúne tantos como puedas entre la población y ve a interceptarles. Confiamos en ellos. 

-Para esos trescientos que bajan hacia aquí, el plan que ya teníamos. En cuanto Finmir se recupere, que ayude con las trampas, nadie las conoce ni las sabe hacer como él. Corred a la arboleda y llenadla por completo de trampas, ni un solo centímetro sin un foso, un árbol dispuesto para caer, unos abrojos en el suelo entre la hierba. Pondremos arqueros en los árboles, les acosaremos desde que entren en el bosque. Una vez estén mermados, usad los conejos que capturó Finmir para conducir a los lobos de hielo hacia ellos, están hambrientos y harán una masacre. Este grupo estará liderado por dos de los Vanerland, con Finmir, y compuesto por nuestros arqueros y cazadores. 

El resto partiremos hacia Valle del Viento Gélido. Allí montaremos un campamento falso, con hogueras y tiendas, y buscaremos a los dracosaurios de Axajas. Montaremos trampas y emboscadas en todas las salidas del Valle del Viento Gélido, y lanzaremos a los animales en estampida cuando vayan a atacar al falso campamento. Se dispersarán y tratarán de huir directos a nuestras emboscadas y trampas. Ese grupo estará liderado por ti, Gunborg, y te acompañarán el resto de los Vanerland para ayudarte con los animales y las emboscadas. Además hay lobos de hielo en el templo de Akan, podríais usarlos también. Que los Vanerland se adelanten con caballos hacia Axajas y vayan reuniendo las manadas de dracosaurios, ellos saben manejarlas. 

Aquel era un arte difícil, ya que los dracosaurios no se podían domar, pero sí controlar si se les conocía. Pastorearlos para que fueran a donde uno quería era complicado, pero los nórdicos eran expertos, y particularmente los Vanerland. 

Por último, no pienso permitir que los invasores encuentren lo que sea que buscan aquí, y no voy a ignorar ese cuarto grupo. No me gusta nada eso del poder oculto en nieve antigua.-miró a las dos mujeres-¿Sabéis algo más de eso? 

Cuando lleguemos a Valle del Viento Gélido me separaré de la leidang, me llevo a Brendr, a Horeg, a Darla y Vinla y a la chamana. Iremos a interceptar ese cuarto grupo e impedir que consigan lo que sea que buscan. 

Que cada uno de los líderes elija a quien quiera que le acompañe para su misión, quiero a todo el mundo asignado a uno de los cuatro grupos, levantamos este campamento del todo. Úlfur, y vosotras dos, sois libres de ir con quien queráis o de iros de esta tierra del todo, por supuesto. Si os quedáis, no puedo garantizar vuestra seguridad.

De estas misiones depende el destino de todo el Norte. Si alguien tiene algo que añadir o alguna idea, que hable ahora. 

Si nadie decía nada, Adela se marcharía de la tienda mientras se cumplían las órdenes y se empezaba a recoger. Con paso rápidos, acompañada de Hamarr, iría a la tienda donde tenían preso al líder de los invasores, tenía un par de preguntas para él. 

Notas de juego

No entiendo muy bien cómo es que el grupo de los mil quinientos puede alcanzar Helvang en tres días. En el mapa pone que desde donde están hay 4 días hasta el Valle del Viento Gélido y otros 4 hasta Helvang, así que deberían estar al menos a 8 días XD

Pues el plan sería ese.

1) Para ocuparse del grupo de cien que va a Jorunn, mando mensajero a Helvang para que reúna hombres del pueblo y vaya a por ellos.

2) Para los 300 que van hacia el sur, el plan original: emboscada en la arboleda con arqueros, piedras y todas las trampas que se puedan poner, y luego lanzarles a los lobos de hielo cuando estén dispersos y diezmados. Este grupo liderado por dos de los Vanerland y Finmir. 

3) Para los 1500 que van por el otro lado, les atraemos hacia el Valle del Viento Gélido con el campamento falso, y cuando estén ahí les lanzamos los dracosaurios en estampida y los lobos si es posible, y cuando huyan que caigan en nuestras emboscadas. Este grupo liderado por Gunborg, asesorado por los otros tres Vanerland. 

4) Y para los que van a buscar eso en la nieve, voy yo misma (por supuesto, con Brendr), y me llevo a Horeg, a Darla y Vinla y a Arne. 

Cada uno de los líderes de los grupos 2 y 3 que escoja a quien quiera que le acompañe, pero nadie se queda sin asignar a uno de los grupos. Y Ulfur y Pandora, id con quien queráis de los cuatro grupos xD

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04/05/2021, 08:26
[Narrador]

La caída de dos compañeros entristeció, atemorizó y alzó la Leidang por igual. Rápidamente se ejecutaban las órdenes de Adela. La situación parecía frenética en el campamento. Las tiendas caían, se recogían las lonas, los caballos eran ensillados... hasta que el grupo entró en la tienda donde estaba el capitán contrario.

Al reducido grupo encabezado por Adela se le unió Úlfur, ahora el único explorador que había analizado la situación desde la cima de Nind. También se unió Brendr que quería escuchar lo que aquel desgraciado tenía que decir. Por último, las supervivientes corroborarían la historia y podrían incluir detalles que el capitán de los jinetes de murciélagos quisiera omitir.

Junto a él estaba Arne untando una pasta verde oscuro en el antebrazo desnudo del preso, extendiéndola ceremoniosamente -No quiere hablar- comenta la mujer desenvainando ahora su daga, coloca el filo y hace un rápido corte. La pasta verdosa se oscurece por la sangre y la Chaman la acaricia asegurándose de que penetra en la herida1.

Rápidamente las pupilas del preso se dilatan y su boca queda entreabierta Arne mira a Adela -Sabes nuestra lengua- el preso asiente -¿Quiénes sois?- pregunta -El Ejército Invasor, La Horda Conquistadora- responde -¿Cuántos sois?- Arne se acerca y analiza al tipo más pendiente de su estado que de sus palabras -Demasiados- responde. Ella tuerce el gesto y realiza la misma operación, haciendo otro corte en el antebrazo que masajea. El preso se relaja aún más. Sus ojos ya no enfocan y empieza a caérsele la baba. Tras ello, Arne asiente -Olus Veritis- dice mirando a Adela y señalando el antebrazo. La Olus Veritis es una planta extraña que crece en climas fríos junto a ríos y afecta a la mente cuando entra en contacto con la sangre -Ahora está listo. ¿Cuántos sois...?

El tipo, visiblemente confundido, frunce el ceño -No lo sé...- aquello no llevaba a ningún lado pero la chamán, al detectar la impaciencia alzó una mano y pidió silencio. -...7 capitanes, 2 generales y Nuestro Señor de la Guerra que hará la voluntad de Maglubiyet. Más o menos dos millares. Pero también están los Osgos, son valiosos en el campo de batal...la, la banda de Jarzo abren ... agujeros en las formaciones enemigas con sus armas haciendo grandes molinetes. La banda ... Roja de ... Zaskir y la banda de púas negras se lanzan por los agujeros de la formación cargando y usando sus escudos con púas como arado, apartando hacia un lado cualquier cosa que encuentren... y la banda de Khul, nuestra tropa de asalto sigilosa, ...a matar a los centinelas enemigos. Es impresionante la cantidad de lanzas ...y jablinas que llevvvan ncima y sempre apntan al cuelo parrinterrumpir ... gritos.- Arné le da un sonoro bofetón -¡Pequeños tiranos reacios! Son un escándalo, a cuál pero. Las tres tribus de trasgos, la de Fef, la de Jacor, y la de los Caracueros que hay que respetar y aguantar todas sus acciones porque tienen un Nilbog. Je, jeje, se meó en el casco del capitán de... fasiw... wejfsafaañ...- otro sonoro bofetón que lo despertó.

El ejército de hobgoblins ha venido acompañado de cuatro bandas de osgos (Jarro, Roja de Zaskir, Púas Negras y Khul) y tres tribus distintas de trasgos (Fef, Jacor, Caracueros).

-¿Qué es un Nilbog?- pregunta Aya en voz lo suficientemente alta como para que el capitán drogado lo oiga -El dios trasgo Maglubiyet mató ... a toddioses goblins para ser él ... único... pero el pantón goblin ... una deidad embaucadora ... decidida a reírse ... Aunque su esencia fue destrozada por Maglubiyet, este dios del engaño sobrevive en forma fragmentada ... poseedor que emerge cuando los trasgos forman una horda ...casando desorden las filas. Los trasgos no nombre para deidad, sin nombre Maglubiyet no pode atrpalo... al poseído lo llamas g.o.b.l.i.n al revés, Nilgob y se dleitan en el temor que smre... siembran... la ploshibilidd dlaparición de un nilbog ... ahora cada horda nombra un bufón goblin. Puede ir a cualquier parte y hacer lo que le plazca aunque no sea un nilbog real... todos permiten su cmprtmento maníaco...-

Las respuestas del preso provocan el intercambio de miradas. Cada vez arrastra más las palabras y le cuesta más enfocar los pensamientos, no obstante, permanece consciente. Arne alza la daga -Si se aplican más de tres dosis en un día morirá en menos de 3 horas, al instante si se administran cinco o más. Pero, por ahora, responderá con sinceridad a todo.-

- Tiradas (1)

Motivo: Jinete de Murciélagos TS contra el veneno (por INTELIGENCIA)

Tirada: 1d20

Dificultad: 13+

Resultado: 2(+1)=3 (Fracaso) [2]

Notas de juego

Diario de Batalla

CLIMA: Brisas del norte traen las primeras nieves invernales. Despejado
NIVEL DE FRÍO: 4 de 6
EVENTO DEL DÍA: Frío de un día despejado + Órdenes de Adela + Interrogatorio
LUGAR: El Norte

 Un primer acercamiento al reparto inicial:

Al Valle del Viento Gélido y Bosque Axajas
Hacha a dos manos Gunborg (El viejo lobo)
Mazo de Guerra Rørj (el desterrado)
Exploradores
Explorador Engil (el certero)
Huscarles - (Armas cortas y escudos)
Espada y Escudo Einar Dundarson (El primogénito)
Espada y Escudo Jens Dundarson (El agricultor)
Espada y Escudo Gerd Dundarson (Escudo de Runas)
Espada y Escudo Haakon Dundarson (El diestro)
Espada y Escudo Gisli Dundarson (El rápido)
Espada y Escudo Harald Dundarson (El generoso, ahora el benjamín)
(Armas Largas)
Martillo de Guerra Garados (El impresionante, Martillo Cazador Ferisiano)
Hacha a dos manos Dahlia Gavarasdóttir (La cicatriz)
Hacha a dos manos Elmi Gavarasdóttir (Parte babosas)
 
Arquero Cazador Gred Vanerland (El Duro) [padre]
Arquero Cazador Gredsen (El pequeño) Vanerland [hijo de Gred]
   

Un total de 44 almas por ahora. 6 caballos de tiro, 2 ligeros y 3 de guerra pesados.  14 sabuesos lanudos y 5 búhos rúnicos: 2 para Kjerem (enviado 1) y 2 a Elseir (enviado 1).

Mensajero a Helvang
Jinete Hombre de confianza de Gunborg

+1 Caballo ligero: Va a Helvang

 

A por los 300 que cruzan el Valle del Yak Muerto (A la Arboleda)
Arquero Cazador Diederik Vanerland (El mayor) [tío]
Arquero Cazador Absjörn Vanerland (Señor de Osos) [padre]
Arquero Cazador Fulker Vanerland [hijo de Absjörn]
Lanza Larga Finmir Serpiente de Hielo (El Trampero)

 +3 Caballos ligeros; Tres águilas de las nieves (de los cazadores) y 20 soldados (arqueros y cazadores) [24 norteños]
Estrategia: Los 5, cazadores y trampero, se adelantan en los caballos para preparar trampas y puntos estratégicos.

 

*Poder en Nieve Vieja
Hersir Adela Storn Born hija de Lokbar
Hachas de batalla Brendr (la extranjera)
Arquero Cazador Fulker Vanerland [hijo de Absjörn]
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros)
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro)
Hacha corta y daga Arne (La Chamán)

 +7 Caballos Ligeros y +3 Sabuesos Lanudos

 

Los Extranjeros Sureños
Explorador Úlfur (el extranjero, el extraño)
Superviviente Pandora (la herbolaria)
Superviviente Aya (Chamán del Sur)

¿Qué harán? 


INTERROGATORIO

1El capitán falla en el TS por lo que el veneno de Arne empieza a surtir efecto rápidamente.

 


Edit: Correcciones Adela realizadas y El Norte actualizado tres días (más o menos) en adelante (y si pincháis en el mapa podéis escuchar lo que ocurre en La Arboleda.

No lo tengo del todo claro pero sospecho que Úlfur irá con Adela a por el 4º batallón.

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05/05/2021, 20:24
Adela

Adela se dirigió con paso rápido y enérgico a la tienda, mientras a su alrededor las órdenes eran ejecutadas con la rapidez y efectividad propia de verdaderos guerreros del Norte. A su paso las tiendas se desmontaban, las armas se guardaban y se ensillaban los caballos. Incluso llegó a ver las pequeñas figuras de los búhos saliendo hacia Kjerem y Elseir, llevando la información sobre la invasión. Esperaba que su súplica de refuerzos fuese escuchada. Eran ochenta contra al menos dos mil, necesitaban más hombres si querían expulsarles por completo. Y después de lo que había pasado, Adela quería a cada uno de los malditos invasores muerto y empalado. 

Solo se detuvo en su camino para dar un par de órdenes más, sobre la marcha*. 

Apartó la tela de la tienda de un manotazo, la única tienda que nadie estaba recogiendo. En su interior estaba el único invasor al que no iba a matar en cuanto viese: el capitán de los jinetes de murciélago, capturado con el sacrificio de Rorj y Engil. No iba a dejar que sus muertes fuesen en vano. 

Adela se esperaba una tortura en la tienda, unos cuantos norteños golpeando a la bestia y marcándole con hierros al rojo, pero en su interior solo estaba Arne, la chamana. Dijo que no quería hablar, y Adela dio un paso al frente, tocando las tachuelas de sus guantes. Pero entonces vio que la chamana estaba extendiendo una sustancia en el brazo del invasor, y que con un corte la introducía en su sangre. 

Adela la conocía. Olus Veritis, la planta de la mente. Se decía que en una edad pasada, hacía miles de años, la Serpiente había surgido del Abismo para librar una colosal batalla. Su cabeza había surgido del mar, tras atravesar las abrumadoras distancias que separaban su hogar abismal de la superficie, y dufante la batalla había escupido su letal veneno, derramándolo por el Norte como lluvia. 

Allí donde había caído cada una de las gotas, se había formado una planta, una planta extraña y retorcida que llevaba en su interior la magia negra de la mente, producto de la Susurradora. Aunque solo era una leyenda, muchos norteños tenían reparos en usarla, e incluso la quemaban si la veían. En otras circunstancias, Adela habría fruncido el ceño ante aquel método también: pero en aquel momento, no le importaba. No le importaba nada con tal de conseguir la información que necesitaban. Asintió a la chamana y escuchó sus preguntas y respuestas. 

Mucha de aquella información la tenían ya, sobre todo en lo referente al sigilo, aunque no sabían que hubiese más especies de bestias en el ejército. Parecía que todas las criaturas de pesadilla del otro lado del mar habían decidido acosarles de repente. Por suerte, el Norte contaba con su propia ración de criaturas también. Ahora más que nunca estaba claro que aquella horda no iba allí solo a conquistar, era una confederación de muchas especies con un objetivo claro, buscaban algo, y eso era lo que había que impedir a toda costa. 

Lo de su número era, en realidad, una buena noticia. Sumando los grupos estaba claro que eran al menos dos mil guerreros, pero Adela había temido que hubiese más en reserva, o una segunda flota con otro ejército preparado. Pero parecía que no, que aquellos dos mil eran todos. Eran muchos, pero se habían dividido y tenían una oportunidad. Al fin y al cabo, no hacía tantos años de la invasión de Roca Rota, cuando uno de los reyes babosa quiso atacarles con un ejército de cuatro mil hombres de caballería, y todos fueron aplastados. 

Adela se acercó al invasor y habló taladrándole con la mirada. 

-Escúchame. Tus generales buscan algo, un "poder enterrado en nieve antigua". ¿Qué es eso? ¿Por qué l buscáis? Responde, dime todo lo que sepas- Adela aguantó las ganas de golpearle, no haría más que empeorar su estado y le necesitaban consciente. 

Notas de juego

*Voy a mandar a otro mensajero a caballo a Audhid para que les avise por si acaso no logran acabar con los 300 del bosque, y para que reúna refuerzos entre la gente. El plan es que llegue al asentamiento, les cuente toda la situación y salga con todos los que pueda reunir a apoyar al grupo del bosque o al de Valle del Viento Gélido. 

Además le digo al mensajero que va a Helvang que si logran derrotar a los 100 a por los que van medianamente rápido y sin muchas bajas, que vayan a apoyar a los del Valle del Viento Gélido. 

También recuerdo a todos que lleven las hierbas que recogió el grupo de Finmir, las que anulan los humos y los venenos, y las cojo yo también. 

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06/05/2021, 02:15
Pandora Eagle

Pandora en realidad no sabía qué hacer, hablaban de guerras, combates y emboscadas como si fuera lo más normal del mundo, cuando para ella lo normal era "huir". Huir para vivir otro día se podría haber vuelto su frase estándar, pero se preguntaba a esas alturas si se estaba cansando de vivir... Por su cabeza pasaban intenciones de meterse de cabeza en un combate, buscar salvaguardar el futuro de gente inocente en lugar de tan solo cuidar y tratar a los heridos, lamentando los muertos.

Cogió aire, tratar de salvar a quienes mañana le tirarían piedras cuando descubrieran que era diferente, como ya le había pasado varias veces. No había paz para la "bruja del bosque", unos la rehuían hasta que desesperados necesitaban sus tratamientos, otros simplemente se mantenían alejados, y unos pocos "valientes" más cobardes por su ineptitud de consciencia le intentarían atacar mientras estuviera distraída... Salvar a sus futuros atacantes; sonaba a broma de mal gusto de la que los titiriteros harían Marionetas con las que entretener y hacer reír a los niños, tocándole a ella el papel del títere humillado.

En su cabeza como en su corazón había una disputa de pensamientos y sentimientos contradictorios, asustada no por su futuro, si no por sentirse encadenada a su propia bondad, su intención sincera de ayudar y salvar a otros, contraporada con el dilema de no querer ver ira en su contra en los rostros de quienes recibían su ayuda.

Miró a Aya, y miró a la chamán que acababa de perder a Rorj. Ese hombre era el único que no le había prejuzgado por sus cuernos ahora ocultos en un par de grandes moños, incluso Ulfur le miró con cierto hastío pese a que parecía acudir en su ayuda. Miró los arcos y asintió más para si misma que para los demás.

- Puede que os sea útil alguien cubriendo vuestra retaguardia - dijo caminando hacia Adela - puedo cabalgar, os cubriré dentro de lo posible con algunas flechas... ¿Puedo ver que plantas poseéis? - aunque su intención era claramente honrar a Rorj y cubrir a la chamán, sin duda ello implicaba cubrir a todos.

Si le permitían ver las plantas, prepararía un veneno y lo incluiría en las puntas de las flechas, mostrar un poco de conocimiento sobre venenos no le molestaría, y menos si con ello sus flechas eran más efectivas.

Notas de juego

1. Si me dan arco y flechas, cubro lo que pueda (por ahora tengo estoque y daga)
2. Si hay tiempo de descanso recargo mi hechizo posible (1)
3. Si me dan acceso a hierbas y puedo, preparo algunas flechas envenenadas

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06/05/2021, 20:41
Úlfur

    Escuché prestando atención a las órdenes de Adela sorprendido en que ahora decidiera dejar de contarme entre sus soldados después de haberme incluido entre el grupo de exploradores. Estaba demasiado alejado de sentirme molesto por algo así pero tampoco me resulto del todo cómodo por la sensación de ser descartado tan pronto. En cualquier caso aproveché en cuanto la atención se fijó en otro punto para aproximarme a Aya y Pandora susurrándolas un breve mensaje destinado en exclusiva a ellas.

    -En cuanto esto termine necesito hablar con las dos, Pandora, ya has notado la mirada de Gunborg, cuida tus palabras por el momento.- No quise decir más, suficiente con que aún siguieran tratándonos como sureños para añadir el que pudiesen sospechar que les andábamos ocultando algo.

    Dicho aquello me adentré en la tienda, todo lo que sabía acerca de los trasgos se reducía a lejanas leyendas y habría seguido siendo así de no ser por la criatura que teníamos frente a nosotros. No obstante, ahora solo podía rendirme ante la evidencia de lo equivocado que había estado, no solo eran reales si no además mucho más grandes y peligrosos de lo que me imaginaba, además ¿Eran capaces de hablar en nuestra misma lengua? No perdí detalle de los pasos seguidos por Arne, no sería un chamán ni tenía intención de dar aquel giro a mi carrera profesional pero solo de ver la efectividad de aquella extraña cataplasma...

    Suficiente, me estaba distrayendo para evitar confrontar la gravedad de la situación que se estaba desarrollando ante nosotros y eso no era bueno, menos ante un ejército del volumen que manejaban los extranjeros aunque no podía dejar de preguntarme algo, solo estaban hablando de ellos mismo, que había de las fuerzas del oeste, realmente el reino de Édedro, incluso Rørj le había mentado algo al respecto la última noche que habían pasado junto al fuego. No quise adelantarme a Adela, ella tenía el mando y ya había formulado una pregunta así que en cuanto esa parte fuera respondida seguiría.

    -Vosotros no llegasteis aquí solos, el reino del Oeste de Édedro os apoyó ¿Hay humanos entre los vuestros o planea enviaros apoyo?- Su mente estaba alienada por eso preferí que al menos la primera parte fuera fácil de entender, sabía por Adela y el desterrado que Aya y Pandora no eran las primeras mujeres a las que habían secuestrado pero nada indicaba que no pudieran haber también soldados o incluso que esperasen que estos se les unieran más adelante si se atrevían a cruzar las fronteras ahora que la atención se había puesto en el este.